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 Las aventuras de los Submarinos clase K 
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Sargento
Sargento

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Nuevo mensaje Las aventuras de los Submarinos K
La Epopeya de la clase K

No trata este relato de una batalla naval histórica. No obstante las bajas sufridas fueron de tal calibre que bien pueden ser consideradas como derivadas de una desastrosa batalla.

Una vez más. Sonrían, por favor, que es gratis.

Al inicio de la IGM pronto tuvieron Churchill y Fisher la certeza de que la construcción de submarinos por parte de Inglaterra se había quedado muy rezagada respecto a la de los alemanes y había que poner remedio a semejante atraso. Debía ser desarrollada una revolucionaria clase de submarinos más grande, poderosa y como no, la más rápida del mundo. A ello se pusieron con denuedo los mejores “thinkers” de las islas.

La mejor idea fue la “clase K” propuesta por el Director de Construcciones Navales, Sir Eustace Tennyson-d’Eyncourt. Estos submarinos serían tres veces mayores (unas 2600 Tn) que los ya existentes, la clase E, ser capaces de dar al menos 20 nudos en superficie y con poderoso armamento artillero, para el tipo de buque considerado, cañones de 3 y 4 pulgadas. Para conseguir tan alta velocidad serían propulsados por turbinas de vapor y llevarían incorporadas dos pequeñas chimeneas que debían ser selladas de forma estanca en el momento de sumergirse. Fisher ordenó la construcción de al menos 14 submarinos de la clase K. La idea era que fueran capaces de operar en compañía de la flota de superficie.

De los submarinistas bien podemos decir que no estuvieron particularmente encantados con los nuevos sumergibles, pensaban que tenían “demasiados malditos agujeros”, las citadas chimeneas y demasiadas portas de ventilación, más que submarinos eran destructores, y esto tirando a “cutres”, la verdad. Veamos las aventuras de esta bizarra clase de submarinos.

1916, el K3 en fase de pruebas con el futuro rey Jorge VI a bordo; el noble aristócrata tuvo que comprobar personalmente y soportar con la reconocida flema británica como iba literalmente cocidita la tripulación por mor de las calderas, como un patrullero disparó sobre él, ignoramos el motivo de ese saludo al cañón. Y lo peor, al sumergirse apoyó la proa sobre el fondo poco profundo de la bahía mientras las hélices giraban al aire. No hubo que lamentar desgracias personales y el K3 fue reflotado. El K3 en 1917 en el Mar del Norte enfrentado a la mala mar vio como ésta lo era de verdad; entró agua por las chimeneas, se apagaron las calderas y se inundó parcialmente esa sala. La cosa se pudo arreglar gracias un motor diesel auxiliar y se mantuvo el andar. Motor diesel, por cierto instalado ante la insistencia de Fisher, como vemos no todas sus ideas eran malas.

No tuvo la misma suerte el K13, se le inundó la sala de calderas, afortunadamente se hundió sobre una zona poco profunda y parte de la tripulación fue rescatada con vida.
En la fase de pruebas todos, ojo, he dicho ¡todos! los buques de la clase K tuvieron diversos problemas, a destacar el K2, que sufrió un incendio a consecuencia de una explosión interna, como no estaba dotado de sistema contra incendios el comandante subió a la superficie y estoy seguro que se arremangó la camisa para ayudar, como uno más, en el trajín de cubos de agua de mar para conseguir sofocar el fuego. El K6 sufrió averías en el sistema de aire comprimido y quedó en el fondo hasta que fue reflotado, otro varó...

Con los habituales ánimo y buen hacer de la aguerrida Real Marina de su Majestad, tras ser reparados se les envió al servicio activo, para evitar nuevas sorpresas se procuró que fuera en sitio donde la mar fuera más benevolente, esto es fueron enviados a Scapa Flow, una piscinilla. No fueron atendidas las quejas de algunos oficiales pusilánimes al Almirantazgo, aducían, naturalmente sin criterio, que un submarino en acción debía ser capaz de sumergirse en un tiempo, digamos prudente, de unos 30 seg, y no en 5 minutos como lo hacían los K. Alguno, particularmente protestón, casi se enfrenta a una corte marcial por cobardía al alegar que las calderas tardaban de 15 a 20 minutos en dar la suficiente presión para moverse y que durante la espera serían blancos fijos para los alemanes.

Ya por fin en orden operativo. En 1917 una flotilla compuesta por submarinos K, destructores y submarinos convencionales destacada en el Mar del Norte en misión de patrulla antisubmarina no fue capaz de hundir ni un solo navío alemán mientras los submarinos de éstos hundían casi en sus propias narices al menos 9 mercantes británicos. Y no fue por falta de arrojo, nada de eso. Sin ir más lejos el K7 fue perseguido y atacado con cargas de profundidad por destructores propios que lo identificaron como alemán, más adelante este mismo K7 avistó, esta vez correctamente, un submarino enemigo y lo torpedeó casi a quemarropa, acertó, pero el torpedo no explotó, menos mal que el alemán no atinó con los suyos y se sumergió con rapidez, el inglés no lo pudo hacer y se le escapó.
En esa misma acción el K2 fue declarado hundido por una mina por los fareros de Fair Isle, efectivamente los avezados fareros vieron una explosión, pero resultó ser la detonación de los cañones del K2 que disparaban sobre ellos y luego se sumergió, hecho este inexplicablemente silenciado por el Almirantazgo. De todas formas hay que alabar la prontitud con que fueron enviados los oportunos telegramas de condolencias a los familiares de los caídos en acción. Dos días después y como si de un buque fantasma se tratara el K2 apareció de noche en la rada de Scapa Flow causando la alarma general de la flota que casi hunde a su propio submarino para repeler la agresión, con el agravante de nocturnidad.

Incomprensiblemente blando fue el Almirantazgo cuando pidió cuentas al comandante del K1 que varó y alegó que fue debido a que su carta de navegación había sido parcialmente devorada por las ratas. El K1 fue puesto nuevamente en servicio, más que nada para dar la oportunidad al K4 de embestirlo y a decir verdad con notable acierto, ya que en esta ocasión el K1 resultó finalmente hundido.

Los oficiales de la clase K fueron elegidos, como no podía ser de otra manera entre lo más granado de los submarinistas de Inglaterra, toda vez que iban a mandar la mejor arma submarina de la Royal. Así, el primer oficial de un K telefoneaba a su segundo situado en proa para decirle “Le digo que mi extremo está yendo en inmersión, ¿qué diablos está haciendo el suyo?”

En 1918 nuevamente los K fueron incluidos, en una ambiciosa operación que incluiría cruceros de batalla y acorazados; la E.C.1. La disposición de la flota era la siguiente. En vanguardia el Courageous, más atrás, a su estela el crucero Ithuriel y poco después una primera flotilla de 5 K. Unas millas por detrás 4 cruceros de batalla, seguidos por el crucero Fearless a quien acompañaban otros 4 K y finalmente los acorazados con el coro de ángeles, los destructores. La travesía se desarrolló con buena mar. El problema es que por las cercanías había otra flotilla de pesqueros barreminas y ninguna de las dos flotas fue advertida de la presencia de la otra.

Como decía buena mar y noche clara. De pronto un súbito banco de niebla redujo sensiblemente la visibilidad, el Ithuriel perdió la estela del Courageous, detrás de él los K empezaron a sumirse en el caos, que fue aun más caótico si cabe al aparecer los barreminas por la niebla, los K ya no sabían a quien seguir. En una maniobra a estribor se trabó el timón del K14, para no navegar en círculos se pararon máquinas y quedó estacionario mientras se reparaba. Poco después apareció el K22 (antes K13, vid supra) y embistió al K14. No olvidamos que por detrás a buena marcha seguían los cruceros de batalla, quien pudo evitar la colisión lo hizo, no así el Inflexible que embistió al K22.
Ya se alejaron los cruceros de batalla, lo peor había pasado...

¡Pues no, que venía el Fearless y la otra flotilla de K!; estos, y es de justicia reconocerlo, con muy buen andar, nada menos que 21 nudos. El Fearless abordó al K17 que quedó hundiéndose.
El Ithuriel y el K11 del grupo anterior volvían a toda máquina a rescatar a los náufragos del K14 y K22, sólo consiguieron aumentar el caos y el desorden, ya no se sabía a quien rescatar primero; entre otras razones porque el K6 colisionó con el K4 que estaba detenido y sin luces de posición, el K4 se partió en dos y se hundió en un santiamén.
El mar repleto de náufragos pendientes de ser rescatados. Varios submarinos K hundidos o con serias averías y por detrás llegaba “el grueso del pelotón” por usar el símil ciclista, afortunadamente se ve que los acorazados estarían avisados porque no pasaron por la zona catastrófica, aunque si participaron en el fregado algunos de los destructores de escolta que dispersaron y despedazaron a los desdichados náufragos del K17.

El resultado de la aciaga operación E.C.1. fue: más de 100 marinos muertos, la flota de submarinos K diezmada y desde luego definitivamente desacreditada como buques de guerra. Os diré que esta clase de buques no hizo una sola baja a los alemanes, y sólo hizo fuego contra ellos en una ocasión (vid supra)
A pesar de todo lo expuesto al acabar la guerra se construyó algún K más. En 1921 el K5 se hundió con su dotación en unas maniobras. El K22, reparado tras 1918 fue a inmersión en 1921, con las chimeneas sin ser selladas...

Se dice que de forma coloquial la clase K era conocida como “el club de los suicidas”, ¿qué os parece?

Jejeje. Quiero pensar que los ingleses no han botado otra clase de submarinos tan nefasta como esta. Puedo entender que construidos los primeros y sin experiencia en combate se fueran botando los previstos, ya que sobre el papel eran barcos útiles. Pero construir los demás tras 1918... Hay que ser ceporro. Que cada lector extraiga las conclusiones que prefiera. En otra ocasión revisaremos a John Fisher y sus cruceros de batalla.

Saludos.
Mikuma


19 Nov 2007 16:48
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Nuevo mensaje Re: Las aventuras de los Submarinos clase K
Planos de los clase k

https://www.histarmar.com.ar/InfGral/Sub ... Planos.htm

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Nuevo mensaje Re: Las aventuras de los Submarinos clase K
Los historiadores ingleses lo llaman batalla "the battle of May island" o la "batalla de la isla May". Más que a los submarinos, que eran un logro técnico notable para la época, atribuyen el desastre a la errónea doctrina de intentar integrar submarinos en formación con buques de superficie. Precisamente los submarinos están pensados para no ser vistos y desde sus bajas torres la visibilidad es inevitablemente pobre, lo que multiplica el riesgo de abordajes accidentales.

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Comandante General de la escuadra de Instrucción. Insignia en el acorazado: Jaime I R. O. del 29 de septiembre de 2014.

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11 Nov 2012 14:38
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Nuevo mensaje Re: Las aventuras de los Submarinos clase K
He encontrado algo más. Lo cierto es que el cierre de los ventiladores podía resultar peligroso. Los ingleses, en cambio, no mencionan un tiempo excepcionalmente largo de inmersión. La maniobra de inmersión era más peligrosa por otro motivo. Si se partía de una velocidad alta en superfície, un buque tan largo podría sumergirse en exceso, al menos en la parte de proa. Un sumergible rápido y largo requiere un casco que aguante profundidades elevadas, mientras que en los K no llegaba a una eslora y media.

Lo cierto es que la clase buque figura en uno de los capítulos del libro de Antoni Preston (2002) "The world's worst warships", ed. Conway con los que el autor considera los peores buques de la historia.

Por otro lado, el k26 disfrutó de una larga carrera en la postguerra y entre sus logros se encuentra la circunnavegación del globo.

Otra fuente notable es Innes McCartney (2008) "British Submarines of World War I", de la ed. Osprey.

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12 Nov 2012 06:50
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Traducción al español por Huan Manwë para phpbb-es.com