El más emblemáticos de los "clippers" británicos fue diseñado por Hercules Linton y construído en Dumbarton (Escocia) en 1869.
El objeto de botar este gran velero, aparte de para el transporte del té, fue el de competir con el clipper más rápido hasta entonces: el Thermopylae (1868) que no tenía rival en el rápido transporte del té desde China hasta Inglaterra.
Su primer capitán fue George Moodie. Aparte de otras consideraciones más interesantes es de destacar que ha sido, de entre los grandes "clippers" (Sir Lancelot, Taeping, Black Prince, Windhover....), el único cuyo nombre ha servido para dar nombre a un whisky. Digo yo, con permiso, que más lógico habría sido que su nombre hubiera servido para bautizar a un té. Pero en fin, los británicos, como siempre saltándose la lógica... aparte de otras cosas.
Del singular nombre de este velero tal vez tenga la culpa algún exceso de consumo del destilado escocés de su propietario. Con un Cutty Sark (camisón ajustado) bailaba una bruja en un poema de Robert Burns. Al dueño del buque debió de gustarle, o bien el verso, o bien esa erótica prenda. La bruja, Nannie se llama, que no bailaba sola, sino en un grupo numeroso, está también representada en el mascarón de proa.
El caso es que otras fuentes dicen que esta Nannie es una sirena. Esas fuentes serán seguramente más proclives a darle "glamour" a este buque. Permitidme que me crea la versión de la bruja danzante.
El Cutty Sark fue botado el 22 de noviembre de 1869, precisamente ese día era el principio del fín de todos estos grandes veleros. Ese mismo día se inauguraba el Canal de Suez con lo que el viaje desde China se acorta para los competidores de los "clippers": los barcos de vapor. El maleficio de la bruja empieza a hacer efecto. Y como veremos más adelante no será la última vez que aquella se manifieste.
Pero la historia, si me permitís, seguirá mañana.

El Cutty Sark tiene 64,62 metros de eslora; 10,70 de manga; 6,40 de puntal y de arqueo neto tiene 921 toneladas.
El casco tenía el forro de teca y las cuadernas son de hierro. La quilla es de madera de olmo.
Con las bodegas a tope de té navegaba a 17.5 nudos. Era capaz de completar el viaje entre Australia e Inglaterra en 67 días.

El 18 de junio de 1872 será el día del gran duelo entre el Cutty Sark y su máximo rival, el Thermopylae. Zarparon de Shangai y enfilaron a todo trapo por el Mar de China. En Agosto el Cutty le sacaba a su competidor 400 millas de ventaja pero, de nuevo, el hechizo de Nannie, la bruja, hace que un temporal en el Índico haga añicos el timón.
El Thermopylae, de clasíco nombre evocador de grandes gestas, aprovecha la circunstancia y llega a Londres con una semana de ventaja. No hay que quitarle mérito al Cutty. Con un timón improvisado recorrió 800 millas en 60 días.

La penúltima "acción" de Nannie llega en 1880. Se produce una riña a bordo del Cutty Sark y un marinero negro es acuchillado y muerto. El capitán James Wallace, haciendo uso de la tradicional ecuanimidad británica ayuda al asesino, marinero blanco, a escapar. La tripulación monta en cólera y se enfrenta al capitán que no ve otra salida a la cisis que tirarse por la borda en un mar infestado de tiburones frente a Krakatoa. Los escualos, no sabemos si azuzados por el espíritu de Nannie, no respetan los galones y acaban con él.

El Canal de Suez y los barcos a vapor, ya lo vimos, acaban con los veleros como medios de transporte del té. EL Cutty Sark se reconvierte y comienza el comercio de la lana desde Australia.
En 1895 es comprado por portugueses y rápidamente lo rebautizan con el nombre de Ferreira. En 1922 Wilfred Downman, tras adquirirlo a los lusos le devuelve su nombre y su nacionalidad. El último viaje en mar abierto del mítico "clipper" es en 1938 y en 1954 es llevado a dique seco en Greenwich para convertirse en barco-museo.

Nannie no quería esta jubilación tranquila para el buque. Esperó hasta el mes pasado en el que el velero se convirtió en su propia pira funeraria.

No lo dicen las crónicas pero lo diré yo: algunos marineros que observaban al barco en llamas dicen que sobre él parceía que un grupo de brujas danzaban vestidas tan solo por ajustados camisones.

(Los datos y fechas de esta narración se han recogido de un artículo de JAcinto Antón publicado en El País el 4 de junio de 2007).