.

Queridos amigos:

Aquí les traigo una semblanza de tres de los protagonistas de aquella tragedia.

CARLOS IV

Adjunto:

Carlos_IV_de_rojo.jpg

Segundo hijo varón de la numerosa prole que tuvo Carlos III con María Amalia de Sajonia. La incapacidad de su hermano (que, de haber reinado, hubiese sido Felipe VI) le convirtió en Príncipe de Asturias .

De profunda fé religiosa, aficionado a la caza y a los oficios manuales (entonces, de moda, debido a los filósofos de la época), era físicamente robusto. Galdós le describe de mediana estatura, grueso, de rostro pequeño y encendido...

<<...sin rastro alguno en su semblante que mostrase las diferencias fisonómicas establecidas por la Naturaleza entre un rey de pura sangre y un buen almacenista de ultramarinos...>>

Hombre abúlico, de corta inteligencia, falto de interés por los asuntos de Estado, con cierto sentido de la dignidad real, pero sin recursos personales que le permitieran conservar la fabulosa herencia que recibía de sus mayores: Él fue el último rey que, desde Madrid, podía nombrar gobernadores para Tejas, California, Luisiana, Florida, Méjico, Perú, Cuba, Argentina, Centroamérica y Filipinas, por ejemplo.


MARIA LUISA DE PARMA

Adjunto:

maria luisa de parma.jpg

Hija del infante de España, Don Felipe, hermano menor de Carlos III y de la hija menor de Luis XV, Luisa Isabel de Francia.

Educada en la corte de Parma, bajo la influencia de los filósofos a los que protegía su padre.

De continente relativamente agraciado en su primera juventud, pronta y aceleradamente venido a menos. Es éste último el que se conserva en la vigorosa iconografía que nos ha llegado de su persona.

Descrita, en sus años de relativa belleza como

<<...Mujer de buen talle, presencia graciosa, modales elegantes y ojos vivos, aunque no demasiado hermosa..>>,

su semblante era desvirtuado por una boca no muy bien dibujada. De ahí, a las terribles caricaturas de los caprichos goyescos, no media más que un paso.

Imprudente en su conducta como princesa, en la corte de su suegro, donde (parece ser) se aburría, debido al orden reinante, llegó a oidos del rey Carlos III la denuncia de que María Luisa recibía en sus aposentos privados a un guardia de corps, guitarrista y cantante.

Su figura ha quedado acreditada como la empresaria y protagonista femenina de la gran tragedia nacional de aquellos días.

Intrigante de primer orden en la política española de la época, manifestó una notoria inclinación en favor del conde de Aranda y contra el de Floridablanca e, incluso, ha llegado a hablarse de una conjura contra su suegro Carlos III, de la que supo retirarse a tiempo.

Su apoyo al conde de Aranda no era por considerarle mejor que el de Floridablanca, sino porque veía en éste un obstáculo para sus futuros planes entre los que figuraba un muchacho extremeño, hasta entonces desconocido y del que hablaremos en seguida.

MANUEL GODOY Y ALVAREZ DE FARIA

Adjunto:

Manuel_Godoy.jpg

Hombre que, soñando altos destinos, lo hizo a favor de la corriente, logrando alcanzarlos prontamente, para perder el norte en el torbellino de acontecimientos que se desarrollaron entre 1789 y 1808.

Figura enormemente interesante, extraordinariamente simple en su personalidad, pero teriblemente compleja, en cuanto a proyección histórica. Juguete de las circunstancias, más que director del escenario histórico, en el que le había tocado moverse.

Aparece en la corte con dieciocho años, caballero jóven, culto y de amena conversación.

Encaprichada la reina por su figura, terminará imponiéndole como todopoderoso primer ministro (o valido), con el visto bueno de Carlos IV:
A los veinticinco años y, sin haber salido de palacio, era Comendador de la Orden Militar de Santiago, mariscal de campo, gentilhombre de cámara, teniente general (en 1791, con veinticuatro años), condecorado con la Gran Cruz de Carlos III y el Toisón de Oro, nombrado duque de Alcudia, investido Grande de España, llegando a Capitán General en 1792.

Un saludo cordial, amigos.

Tres, eran tres, las hijas de Elena...

'

Amigo Jovellanos


Para hacer más creíble todo esto de la Santísima Trinidad, el trío de la bencina que formaban estos ejemplares único y gracias a Dios se extinguieron, aunque para nuestra desgracia vinieron de peores.


Ya que yo he mantenido siempre una posición al respecto, que salvo raras y honrosas excepciones: El posterior hace bueno al anterior. O sea que vamos mejoran, pero al revés.


Me recordó una palabras de don Carlos III a su hijo entonces Príncipe de Asturias, en la que éste se dirige a su padre con motivo de haberse concertado su casamiento con María Luisa de Parma y dejan muy claro, lo que debió de sufrir el padre viendo y conociendo en manos de quien quedaba el aún entonces Gran Reino de España; pero vayamos a ello.


Le dice el hijo al padre: <<me caso con alguien que jamás cometerá adulterio>>.


El padre asombrado de la estupidez del hijo, demostrando sus cortos alcances, le pregunta la razón.


El hijo dice: <<Porque yo soy príncipe y, por lo tanto, diferente de los demás hombres, que no pueden casarse con princesas, sino con mujeres corrientes que le engañan>>.


El padre le dije: <<¡Carlos, hijo mío, pero que imbécil eres!. . . .¡Las princesas también pueden ser p. t .s!>>


Y desde luego el padre don Carlos III, parece que en esta ocasión lo acertó de pleno.


Pero lo que no se, es si el hijo se llegó a enterar de lo que ocurría y siguió pensando toda su vida, que su esposa le era fiel.


En fin una muestra más del dicho: dime de que presumes y te diré de que careces.


Un cordial saludo
.

Amigo Ensenada, esa anécdota que citas ¿¿¿no es del último número de "Historia de Iberia Vieja"???



Amigo sanpifer, te contesto en el foro de libros, que si nos mezclamos los temas, pero no es de donde tu mencionas.

Ensenada

Yo la anécdota la leí en su día, creo recordar, en "La historia encadenada", del difunto Luis Rodríguez Vázquez...

El razonamiento que el Príncipe de Asturias, futuro Carlos IV, hizo a su padre se basaba en que “una princesa no podía liarse con una persona de inferior categoría a la de su marido, por lo que era imposible que a un rey le pusieran los cuernos otras personas que no fuesen reyes”.

Un entretenido resumen de "La Santísima Trinidad" es el de Pablo Molina en "Libertad Digital":

MEMORIA HISTÉRICA
La divertida corte de Carlos IV
https://findesemana.libertaddigital.com/ ... 32732.html