Abundando un poco en el tema, con permiso.
Parece ser, que la idea principal del inventor era construir un barco en el que el movimiento de las olas no afectara a la carga o pasaje, pensando en la reina Victoria, la cual era muy proclive a marearse en los viajes por mar, de manera que soñaba con que, una vez la reina se embarcase en la nave de su invención, quedaría tan grata que hasta podría nombrarle caballero.
También llegó a imaginar, para una vez conseguida la perfección de la nave, desplazamientos a gran velocidad, y el transporte de grandes cargas de material y soldados para la invasión de Cuba en la guerra contra España.
Técnicamente se trataba de una estructura interior fija, donde se situaba el peso de mercancías, pasajeros, y motores, y que se articulaba, a través de grandes rodaduras, manteniendo siempre la horizontalidad, en el interior de un rodillo externo, giratorio, flotante y provisto de aspas para la impulsión.
Los motores se situaban en ambos extremos sobre la parte interior, haciendo rodar al rodillo exterior para su avance sobre el agua.
Teóricamente el oleaje frontal era absorbido por el rodillo exterior mientras la estructura interior, rodando sobre este, buscaba siempre la horizontalidad debido a su peso y baja posición del c.d.g. El oleaje transversal se minimizaba por la gran manga que constituía la longitud del rodillo. Por tanto salvaba el balanceo y el cabeceo del barco, pero nunca la arfada.
Pero el prototipo de esa rara nave no llegó a alcanzar los cuatro nudos de velocidad máxima, ni aumentando la potencia, lo cual salta a la vista por las resistencias al desplazamiento y en los mecanismos. Evidentemente su maniobrabilidad tampoco era sencilla.
Hay que tener en cuenta, que la base principal de la idea, era el sistema articulado de la estructura interior sobre la exterior, de manera que todo dependía del perfecto funcionamiento de las rodaduras.
A este efecto, es jocoso pensar, en un hipotético viaje de la reina Victoria en esta singular nave, y que navegando, en cualquier momento se griparan las rodaduras. Entonces hubiera gustado del sumo placer de dar volteretas.