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1702 Desdén francés y honor español

Don Felipe V tuvo que viajar a Saboya, dada la escasez de medios navales, su abuelo el Rey de Francia Luis XIV, le envió una escuadra en ella por orden se le había cambiado el nombre por el del Monarca español a uno de los navíos más importantes, esto no restaba para permanecer al mando del francés conde D’Estrées.


Mientras la reina doña María Luisa de Saboya, tuvo que viajar a España a bordo de las galeras del conde de Tursis, pues las españolas estaban vigilando las costas norteafricanas.


La llegada de la escuadra francesa causó sensación, pero a don Manrique de Lara fue desazón, pues demandó se pusiera a sus órdenes por ser empleada en el transporte de su Rey, ante ello el conde francés se negó.


Todo esto hirió profundamente los sentimientos de don Manrique de Lara, tomando la decisión de presentar al Rey la renuncia de todos sus cargos, para lo cual se tomó su tiempo esperando a que la escuadra llegara a tierra española y el Monarca también lo hiciera, una vez asegurado de no volver a embarcar, le dirigió el documento fechado el 2 de julio de 1701, pues en ningún momento quiso que la decisión se tomara en las cubiertas de buques no españoles, pues consideró no era pertinente.


Pero como las cosas de Palacio van despacio la contaduría de la escuadra de las Galeras de España al mes siguiente le remitió su correspondiente salario, no se entretuvo en nada a excepción de que al devolverlo, lo hizo añadiendo una nota ológrafa rubricada con su sello, para se supiese a ciencia cierta haberlo recibido, pero lo devolvía, en la mencionada nota escribió:

«Un Grande de Castilla no percibía haber sino cuando real y positivamente servía.»




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Es una paradoja que también por honor de aquellos grandes hombres como Gravina, Churruca y Alcalá Galiano, y por culpa del francés, sufriéramos el desastre de Trafalgar por un almirante inepto cobarde, un nefasto rey y unos propicios cortesanos.