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Biografía de don Juan Martínez de Recalde.



Almirante español del siglo XVI.



Nació en Bilbao.



Se distinguió en los buques de la escuadra de Vizcaya, en los que por lo general navegó al servicio del rey.



También dirigió la construcción de las naves que se construían por cuenta de la corona en los astilleros de la costa cantábrica.



Con ocasión de estar dedicado a dar escolta a las flotas de Indias, sobre las islas Madera, salvó el rico cargamento de una que allí cerca naufragó.



Mandó una flota de cuarenta y cinco naves que se reunió en Laredo y que llevó a Flandes al duque de Medinaceli, Juan de la Cerda, que iba de gobernador general de los Países Bajos en relevo del Duque de Alba en 1572.



Llevaba también en sus buques el dinero destinado al pago de las tropas de los Países Bajos y a un tercio de infantería.



Esta armada encontró muy malos tiempos y puede decirse que llegó a Flandes gracias a la pericia marinera de Recalde.



En 1581 elevó al duque de Medinasidonia un valioso informe sobre ella opinando que ocho navíos que el rey mandó construir, debían hacerse en Vizcaya, Guipúzcoa o Cuatro Villas; diciendo: <<por la experiencia que tengo de mi tierra>>.
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Añade que la gente de mar se tome de la costa y no de Castilla o de tierra adentro y señala los sueldos que deben darse a cada clase de personal.



Con sus buques estaba destinado a formar parte de la armada preparada para la expedición de las islas Terceras de 1582, mandada por el marqués de Santa Cruz, más los ponientes duros dispersaron, ante las costas de Algarbe, al segundo cuerpo formado por veinte naos y doce galeras, armada en Cádiz, que era el que Recalde mandaba, impidiéndole de este modo llegar a tiempo.



Al año siguiente volvió la flota de don Álvaro de Bazán a las mismas islas y ya fue con ella Martínez de Recalde, que formó parte de la plana mayor general y del consejo del marqués, durante el desembarco.



Terminada esta campaña con la victoria de los españoles, fue Recalde encargado de ir a las costas de Irlanda con ocho naos y cuatro pataches; reconoció aquéllas y consiguió desembarcar 1.500 católicos.



En 1584 escribió una <<Relación de las medidas que han de tener los mástiles y vegas para los galeones de su mando>>.



En 1588, en la desgraciada expedición de la Gran Armada contra Inglaterra, mandaba Recalde directamente la escuadra de Vizcaya.



Iba en calidad de almirante general del duque de Medinasidonia, que era el capitán general y a su cargo estaba la dirección marinera, pero no se le hizo gran caso.
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Tanto Recalde como Miguel de Oquendo que iba también en la armada al mando de la escuadra de Guipúzcoa, con doce naos, aconsejaron al duque aprovechase un duro viento del sudoeste que a los ingleses hubiese sido contrario en todo punto; pero el duque, ateniéndose demasiado estrictamente a las instrucciones del rey, no quiso atacar, ya que aquéllas le prevenían no lo hiciese hasta reunirse con Farnesio, que había de salir de Flandes.



Esta dilación había de favorecer mucho a los enemigos y ser la perdición de los españoles.



En el orden de marcha mandaba Recalde el ala derecha de la Armada.



En el primero de los combates que se riñeron mandaba la retaguardia, lanzándose audazmente entre las dos columnas inglesas; su capitana el galeón Santiago, se vio rodeada de siete enemigos, pudiendo no obstante escapar, si bien quedó muy malparada.



Se distinguió notablemente en todos los combates que siguieron en aquella malhadada campaña, y cuando se disgregó la flotante los ataques enemigos y los elementos desencadenados, en medio de un duro temporal, entró en un puerto hostil de Irlanda y desembarcando a mano armada, hizo por fuerza la aguada.



Regresó a España, entrando en el puerto de La Coruña, donde se consagró al cuidado de los buques, enfermos y de las dotaciones en general; las fatigas y sinsabores de la campaña le causaron al cabo la muerte.



Falleciendo ese mismo año de 1588.



Martínez de Recalde no sólo se distinguió en la mar y en sus combates, sino en la construcción naval, a la que, como queda dicho, también se dedicó.







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