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Vino al mundo el día 22 de abril del año 1656 en la Villa y Corte, siendo sus padres, don Pedro Fernández del Campo y Angulo, I marqués de Mejorada, Caballero trece de la Militar Orden de Santiago y Secretario Universal de los reyes don Felipe IV y don Carlos II, y doña Teresa Salvatierra Blasco y Adanza.
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En el año 1663 don Felipe IV le concedió la encomienda de Paraleva en la Orden de Alcántara, comenzando a prestar sus servicios como Gentil Hombre de la boca. Solo contaba con ocho años de edad.


En el año 1676 don Carlos II lo envió como Embajador Extraordinario al Sacro Imperio, para felicitar por el nacimiento de la Archiduquesa de Austria, llevando las mantillas a su Emperador Leopoldo I, cumplida su comisión regresó a Madrid.


Poco más tarde fue nombrado Ministro de los Consejos de Guerra y Hacienda, y Acemilero Mayor del Rey, en el año 1688 se le añadió la Secretaría de Cámara del Real Patronato, distinguiéndose por clasificar mejor su archivo, lo que le llevo no poco tiempo y trabajo para poder encontrar la documentación cuando el Rey la requería.


Al llegar don Felipe V fue de los que le juró fidelidad, por ello en el año 1705 le nombro Secretario del Despacho Universal, demostrando su experiencia en todos sus trabajos sobre la guerra, ahorrando grandes cantidades a la Real Hacienda.
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Al ser tomada Madrid en el año 1706 por las tropas del pretendiente austriaco don Carlos III propuso en el gabinete su fácil recuperación, ninguno de los presentes le dió crédito, por ello pidió a S. M. le permitiera ponerse al frente de trescientos caballos y demostraría sus palabras con hechos, se le dió el mando de lo solicitado y entró en la capital el día 4 de agosto deshaciendo a las tropas portuguesas, volvió grupas y se dirigió al Ayuntamiento, desmontó seguido por sus hombres entrando, haciendo entrega de una carta de don Felipe V y dejando con parte de sus fuerzas al Corregidor conde de la Jarosa, regresó a su caballo seguido por sus fuerzas, encaminándose al Palacio Real, donde se había hecho fuertes unos pocos de los poderosos, al entrar, el fuego mató a su caballo, hiriendo a otro, continuo su avance pie a tierra entrando y desalojándolo de enemigos.


Nadie en la Corte de S. M. quería creerse lo conseguido con tan pequeño esfuerzo, (hay que tener en cuenta que la mayoría de ellos eran cortesanos franceses) pero eso sí, se deshicieron en elogios al presentarse a don Felipe V.


Cuando se firmaron los tratados de paz con los diferentes reinos al concluir la guerra de sucesión, no se anduvo con contemplaciones, pues ante la atenta mirada del Rey se negó a firmar el que entregaba al Duque de Savoya el reino de las Dos Sicilias diciendo: « Permito que se me corte la mano antes que formalizarlo con mi firma, si fuera para adquirirlo mi soberano el Reino, lo haría con mi sangre. »
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Continuo en las Secretarias del Despacho Universal de Estado, de Indias, de Marina y de Justicia hasta el año 1714, porque el Rey lo llamó como Consejero de Estado, poco después fue nombrado Embajador extraordinario y primer Plenipotenciario en el Congreso de Cambray, pero pidió a S. M. le exonerara de tal puesto, haciéndole caso.


Falleció en el palacio de la Villa y Dehesa de Biñuelas propiedad de su mujer el día 16 de mayo del año 1721, siendo sepultado en el Convento de Recoletos Agustinos de la Villa y Corte, por petición en su testamento, por tener sus padres el patronato de dicho claustro desde el año 1673.



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