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Biografía de don Francisco de Orozco.


Teniente general de la Real Armada Española.


Se desconoce su año y lugar de nacimiento, aunque por su entrada en la recién creada Compañía de Guardiamarinas, debió de ser por 1700 ó 1701.


Ya que se sabe, que sentó plaza en la Compañía el día veintitrés de marzo del año de 1717.


Al terminar sus estudios preliminares, se le ordenó el embarcar en el navío San Pedro, el día quince de junio del mismo año, con el que navegó hasta la ciudad de Barcelona, para quedar incorporado a la escuadra del mando del marqués de Mari.


Donde se estaba formando la expedición para la reconquista de la isla de Cerdeña, por lo que zarpó la escuadra y participó en todas las operaciones que en ella tuvieron lugar, hasta la finalización de la operaciones militares.


Al término de ellas, regresó con la escuadra al puerto de partida, y desde aquí de nuevo a la bahía de Cádiz, donde arribó el día diez de enero del año de 1718, desembarco e incorporándose a la disciplina de la Compañía, para proseguir sus estudios.


De nuevo con fecha del día quince de junio del mismo año, se le destinó a la fragata Sorpresa, con la que volvió al Mediterráneo, poniendo rumbo a Messina, estando su buque integrado en la escuadra a las órdenes del general don Gabriel de Alderete.
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En las operaciones llevadas a cabo en la defensa y conquista de esta plaza, al desembarcar y formar parte de los efectivos de tierra, resultó herido, por lo que fue evacuado a la ciudad de Palermo, de donde en una barca, fueron transportados los heridos al puerto de Alicante, donde ya por vía terrestre se le trasladó a la ciudad de Cádiz, donde permaneció hospitalizado hasta su total recuperación, presentándose de nuevo en la Compañía el día diez de marzo del año de 1720.


El día diecinueve de octubre de este año, se le ordena volver a embarcar, esta vez en el navío Carmen, con el que realizó unos cruceros de prácticas, al término de los cuales desembarcó y se reincorporó a la Compañía, el día diecisiete de abril del año de 1721.


A principios del año de 1726, embarcó de nuevo, esta vez en el navío Conquistador, donde al término de su embarque, en el mes de noviembre se le otorgaron los galones de alférez de fragata.


Con este grado, se le destinó al astillero de Guarnizo, para familiarizarse con la construcción naval, para sí perfeccionar su formación naval.


Al recibir la orden de incorporarse al navío San Antonio, como oficial subordinado, zarpo del puerto de Santander, con rumbo al de Cádiz, permaneciendo en este navío, hasta recibir el ascenso a alférez de navío, en el año de 1728, por lo que desembarcó.


Fue destinado a formar parte de las dotaciones disponibles, por ello se quedó en el arsenal, pasando posteriormente al destino de brigadas, permaneciendo en estos lugares hasta el año de 1733, en el que se le promovió al grado de teniente de fragata, pero por la falta de oficiales, y siendo uno de los distinguidos durante todo su tiempo en la Compañía, en el mismo año se le ascendió al grado de teniente de navío.
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Llegándole la orden de embarcarse, el día uno de julio del año de 1734, en el navío Europa, siendo destinado al mando de la guarnición del buque, que junto a los navíos Constante y África, formaban una división, que cumplió varias comisiones y servicios, así como ejercer las soberanía de aguas en el norte de África, por lo que mantuvieron varios combates parciales contra buques, pertenecientes a estas regencias y por ello fueron comisionados, para realizar una visita de cortesía a la de Argel.


Permaneció en este buque, por espacio de tres años, hasta que le llegó la orden de desembarcar, al estar fondeados en la bahía de Cádiz, en el año de 1737.


En el mes de agosto de este mismo año, recibió la notificación de su ascenso a capitán de fragata, quedando disponible en el Arsenal.


A mediados del años siguiente, 1738, recibió la orden de embarcase de segundo comandante de la fragata Incendio, buque destinado por la superioridad a realizar el corso en aguas del Mediterráneo, por lo que mantuvo varios combates con los de las regencias norteafricanas, y realizando algunas presas, siendo tan distinguida su actuación, que recibió de sus superiores las más laudables palabras de agradecimiento por sus servicios, arribando a la bahía de Cádiz en el año de 1740.


Por los méritos contraídos, no se le dejó en tierra y trasbordo al navío Real Familia, zarpando de esta bahía con rumbo al Ferrol, con la orden de incorporarse el navío a la escuadra de general don Rodrigo de Torres, que zarpó de este puerto con destino a las aguas de América septentrional.


Llegado a aquellas aguas, fueron visitando los principales puertos de ellas, por lo que hicieron entrada en el de Veracruz y posteriormente en el de La Habana, desde donde recogieron caudales y regresaron a la Península, arribando a la bahía de Cádiz, ya entrado el año de 1744, habiendo burlado la tan ineficaz, por demostrada, vigilancia de los buques británicos, que siempre se encontraban al acecho de cualquier posible captura y con ella su botín, pero que en esta ocasión como en otras muchas, no pudieron impedir el llegar los caudales transportados.


En el mes de junio del año de 1745, recibió la notificación de su ascenso a capitán de navío, estando al mando de varios de ellos, con los que navegó por las aguas del Cantábrico, Galicia, Portugal y una incursión al Canal de la Mancha.
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Estando al mando del navío Castilla, se le ordenó zarpar del puerto de Ferrol, haciéndolo el día doce de septiembre del año de 1747, con destino al Río de la Plata, para prestar su protección y dar escolta, al navío Europa, que se encontraba en aquel lugar, pero solo a mitad de tripulación y al mando del capitán de fragata don Ventura Oruño, lo que le impedía el hacer solo el viaje de vuelta; zarparon los dos y lograron arribar sin contratiempos al puerto de Ferrol, al desembarcar, fue llamado por el capitán general del departamento, con la buena nueva de entregarle la orden de ascenso a jefe de escuadra, que llevaba fecha del día veintisiete de octubre del año de 1747.


Permaneció un tiempo sin mando, hasta que en el año de 1749, se le dio el mando de un división, formada por los navíos Castilla y Europa, eligiendo el primero para enarbolar su insignia, con la orden de zarpar con rumbo a los mares del Sur, realizando la salida el día doce de septiembre de este mismo año.


En esta navegación, demostró sus dotes de buen navegante, ya que no eran habituales esas travesías Atlánticas en esa época, pues prácticamente alcanzó el estrecho de Magallanes, directamente desde el puerto de Ferrol; luego fue subiendo el océano y haciendo las entradas pertinentes, en los puertos ya previstos, fue recogiendo caudales, zarpando desde el puerto de La Habana, hasta alcanzar la Península y arribar al puerto de Cádiz, donde desembarcó y se arrió su insignia, siendo esto hecho el día veintitrés de junio del año de 1750.


Estando en este Arsenal, se recibió una Real Orden, para que pasara a la Corte a prestar sus servicios, realizando el viaje por tierra, en éste permaneció por espacio de dos años, hasta que de nuevo en el mes de febrero del año de 1753, se le destinó a Cartagena.


Al llegar a la ciudad departamental, se le notificó el cargo de jefe de las fuerzas navales del Mediterráneo, siendo al mismo tiempo en calidad de interino el Comandante General del Departamento, hasta que llegará el designado para el cargo en propiedad el marqués de Espínola.


Al mando de sus fuerzas, permaneció durante largos meses en la mar, logrando hacer sentir el peso de la armas de España, sobre las regencias norteafricanas, especialmente sobre las de Túnez y Trípoli, ya que consiguió el que ambas y por un tiempo, no se atrevieran a que sus buques zarparan de sus seguros refugios, ya que siempre se encontraban con su escuadra, resultando apresados ó hundidos.
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Cesó en el cargo, por demandar una licencia para restablecer su salud, siendo el día once de enero del año de 1755, cuando dejó el mando y se puso en camino a tierras de Andalucía.


Estando en estas tierras (no se especifica ciudad o lugar), recibió una Real Orden con fecha del día treinta de mayo del mismo año, en la que se le notificaba su ascenso a teniente general, pero permaneciendo en su lugar de residencia y tratando de recuperar su salud.


Hasta que con fecha del día dieciocho de octubre, recibió otra Real Orden, que le comunicaba, que se le había otorgado el nombramiento de Comandante General del Departamento de Ferrol, pasando por tierra esta capital, tomando el mando efectivo el día cuatro de noviembre del mismo año.


Donde permaneció desempeñando sus funciones, hasta que por Real Orden del día uno de abril del año de 1760, se le nombraba, con plaza de Consejero del Supremo de Guerra, por lo que con fecha del día catorce de mayo, entregó el mando a su sucesor en él y se desplazó a Madrid.


Al llegar a la capital, se personó para tomar posesión de nuevo puesto, donde permaneció hasta que le sobrevino el óbito, estando en ejercicio de su cargo.


Por lo que se supone que le sorprendió en la capital, pero sin saberlo con certeza, ni siquiera la fecha de su fallecimiento, cosa que no deja de sorprender, por ser una persona que a lo largo de su carrera, fue distinguido en varias ocasiones por sus superiores y al faltar, estar ocupando unos de los cargos más relevantes dentro de la Corporación, pero no hay más que lo escrito.





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