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Biografía de don Pedro Fernández de Navarrete.



Almirante general de la Real Armada Española.



Caballero de la Orden de Santiago.



Gobernador de las Armas de la provincia de Guipúzcoa.



Nació en la población de Navarrete, provincia de Logroño, en el año de 1647.



Realizó sus primeros estudios en la universidad de Valladolid.



Al cumplir los veinte años de edad, se le nombró capitán del arma de infantería, ordenándosele su embarque en la expedición, que se condujo para la liberación del peñón de Gibraltar.



En el año de 1672, participó en la conquista de los fuertes del peñón de Alhucemas, así mismo tomo parte en el combate contra los franceses, frente al cabo de Rosocolmo, tratando de evitar la llegada de auxilios en la población de Messina.



En el año de 1675, siendo capitán de Caballos Corazas, se le ordenó embarcar en la armada, al mando del príncipe de Montesarcho, con la que estuvo cruzando sobre las costas de la isla de Sicilia, estando en ello, sobrevino un fuerte temporal, en el que sus acertadas disposiciones le hicieron distinguirse.



Estando de nuevo embarcado y al mando de la artillería del alcázar del buque en el que iba embarcado, mantuvo un duro combate contra fuerzas navales francesas, en el golfo de Catania, donde una vez más sus ordenes fueron merecedoras, de ser resaltadas por sus superiores.


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En los combates contra los franceses, en la zona del pirineo occidental, estuvo combatiendo contra ellos, como maestre de campo.



Al terminar estas acciones, se le destino con el mismo cargo al norte de África, donde se le nombró gobernador de Alarache.



En el año de 1688, durante el asedio de la plaza de Orán por los argelinos, se ofreció como voluntario con pérdida de su empleo y cargo, para ocupar un puesto de honor, en la defensa del castillo de Rosalcázar, ya que era la posición, que por su cercanía estaba siendo la más bombardeada por los enemigos.



Al romper el asedio y por los muchos méritos conseguidos, retorno a ocupar su puesto y empleo, pero no por ello dejó de combatir a los argelinos, que en los combates siguientes, puso su vida en peligro en todas las ocasiones que se le brindaban, hasta conseguir alejarlos lo suficiente, para dar como segura la plaza.



En el año de 1692, por la acumulación de buenos y meritorios servicios prestados a España y la corona, sobre todo de aquellos que tuvieron lugar sobre el líquido elemento, se le otorgó la dignidad de Almirante General honorario del mar Océano.



Poco después se le otorgó el mando de la Armada Naval de Flandes, pues ésta había venido a España y mientras permaneció en nuestras aguas, Navarrete estuvo al frente de ella.



En el año de 1699, se le otorgó el mando de una escuadra con destino a las aguas de América.



En el mes de septiembre del mismo año, fue nombrado Gobernador de Mar y Tierra, de la expedición formada para expulsar a los escoceses, que se habían establecido en el Darién.


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Al llegar se encontró, con que don Juan Pimienta, ya había realizado la misión de expulsión de los escoceses de aquellas tierras. (Siguieron siendo escoceses hasta la unificación total del Reino Unido, producida por conquista de Inglaterra en el año de 1703).



Fue confirmado en su puesto de Almirante General efectivo de la Real Armada, pero por su carácter al parecer muy meticuloso y con el genio duro, le granjeó muy pronto grandes enemigos, que le dieron múltiples, graves y serios disgustos.



A la llegada del cambio de dinastía y por más que lo intento, nunca pudo adaptarse al los nuevos tiempos y cambios, que se produjeron en la Real Armada, por la intromisión de los franceses en ella y a los que Navarrete, en tantas ocasiones había combatido, por lo que los tenía más como enemigos que como amigos.



A tanto llegó su desafección de ellos, que trataron los de la camarilla real de convencerlo por otros medios, siendo uno de ellos el negarse a pagar los sueldos a todo su departamento. También le negaron su petición de licencia, para intentar restablecer su delicada salud, tratando así de intimidarle y que no les causara problemas.



Un tiempo después y confirmando los que lo intentaban, que él no cedía un ápice, decidieron como mejor solución, el concedérsela y de paso lo apartaban de la corte.



En el año de 1707, por los méritos anteriores el rey Felipe V, se dignó a otorgarle el cargo de Gobernador de todas las armas de Guipúzcoa, porque así continuaría lejos de la corte.



Falleció en el año de 1711, en la misma casa en donde había nacido.











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