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Vino al mundo en la ciudad de Cádiz, el día 9 de septiembre del año de 1724.


Llevaba en sus venas la mar, por lo que muy pronto acudió a su llamada. Su primera entrada en acción la realizó con su participación en la reconquista de la plaza de Orán; en el año de 1732, es decir cuando contaba tan sólo con ocho años de edad; estando a bordo de la bombardera N.º 1, comandada por su padre, el cual había accedido a llevarlo embarcado ante sus persistentes demandas.


En el año de 1734, se trasladó a Nápoles, ya habiendo sentado plaza en la compañía de guardiamarinas del Departamento de Cádiz. En la obra de Válgoma no figura, quizás porque viajó a Nápoles y ya no regresó.
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Para ello había elevado una petición a don Felipe V, quien le otorgó la autorización, solicitando prestar sus servicios en esta marina. Pero hay que recordar que la expedición a las órdenes de don Miguel de Sada, conde de Clavijo; con las tropas al mando del conde de Montemar, el día 10 de mayo del año de 1734; ya había conseguido el trono de Las Dos Sicilias para el Infante de España don Carlos, coronado en Nápoles como Carlos VII, por lo que en realidad puede considerarse que no salía de España, de ahí que Felipe V no se opusiera a que su hijo contara con un buen marino.


Quedó así en estas tierras, pasando poco después a la marina de Sicilia, pero solo cuando esta isla pasó a formar parte del Reino de Nápoles, bajo el reinado de don Carlos VII.


Tras haber participado en misiones contra la piratería berberisca, comenzó su carrera política y en 1779 ya era gobernador de Calabria y como tal, organizó las medidas de aislamiento marítimo para impedir que un brote de peste, surgido en Mesina, alcanzase a la península.


En esta misma localidad siciliana se produjo, el 5 de febrero de 1783, un terremoto de devastadores consecuencias y fue Danero el responsable de organizar las tareas de auxilio a la población.
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No debió de hacerlo mal, pues en el año de 1788, fue nombrado gobernador de Mesina. Y allí, desempeñando estas funciones, recibió la visita de un joven aristócrata británico, Sir Richard Colt Hoare, arqueólogo y artista, que habla del gobernador en su libro “A classical tour through Italy and Sicily” en los siguientes términos:


« El gobernador, Don Gionvanni Danero es un hombre sencillo, universalmente estimado que se distingue por su celo en procurar la prosperidad de la ciudad que le ha sido confiada a su gobierno. Su mesa está siempre abierta a aquellos viajeros que le son recomendados y yo mismo, habiendo sido favorecido con carta de uno de sus cercanos conocidos, tengo que agradecerle todas sus atenciones y hospitalidad. »


El 22 de diciembre de 1798 el rey Fernando IV dejaba Nápoles en manos de las tropas de Napoleón y se refugiaba en Sicilia, protegida por la flota de Horacio Nelson.


Danero encontró fuerzas para, con sus 86 años, rechazar; al lado de los « Voluntarios de Sicilia » y los campesinos, con ayuda del ejército inglés, los intentos franceses de entrar en la isla.
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En el año de 1815, ya recuperado su trono, el rey le otorgó el título de Capitán General de su Armada y Comandante General de la misma, cargos que dada la edad del afortunado, 91 años, deben considerarse más bien honoríficos.


Al cumplir los 101 años recibió en su domicilio la visita de la familia real.


Falleció en la ciudad de Nápoles el día 5 de enero del año de 1826, a consecuencia de una gripe de la que había enfermado el mes anterior, unos meses antes de ver cumplidos sus ciento dos años de edad.


Estaba en posesión de las condecoraciones siguientes: Gran Cruz de San Genaro, Nápoles; Gran Cruz de San Fernando, Nápoles.; Cruz de Justicia de la Sagrada Orden Militar Constantiniana de San Jorge, cuyo origen legendario se remonta al siglo IV, como creación del emperador Constantino, siendo Roma quien la entregaba a partir del siglo XII y luego el ducado de Parma y Nápoles, bajo el reinado de don Carlos VII; también la Orden Militar de San Jorge de la Reunión; y la Gran Cruz de la Real y Muy Distinguida Orden de Carlos III.



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