La llamada «Ley Miranda», de 17 de febrero de 1915 (D.O. n° 39) preveía la creación de una nueva fuerza a flote en la cual irían incluidos seis cazatorpederos por un montante total de 30 millones de pesetas.


En la ley no se especificaban sus características.


Esos seis cazatorpederos se convertirían en los tres destructores clase Alsedo y en los tres primeros destructores de la clase Churruca.


A los tres Alsedo se les darían, en 1922, los nombres de Alsedo, Lazaga y Velasco.


Eran buques de finas y elegantes líneas, muy similares a los británicos clase “Lightfoot”, aunque de mayor desplazamiento.


Eran buques muy rápidos, aunque su armamento era escaso (tres montajes sencillos) y de menor calibre (101 mm frente a 120 o 130 mm) que los que ya se estaban construyendo en su época en otras marinas europeas.


Además, apenas disponían de ningún tipo de protección antisubmarina.


Igualmente, su escaso desplazamiento y alta velocidad los hacía muy inestables con mares agitadas, a lo que había que sumar una escasa autonomía comparada con los buques a los que se suponía deberían de dar escolta.

Algunos analistas los califican más como grandes torpederos que como verdaderos buques de defensa del tráfico marítimo, como se supone que deben ser los destructores.


Todas estas carencias se corrigieren gracias a la previsión de la ley al construir la segunda serie de tres destructores de una clase mucho más avanzada.


Su planta propulsora estaba formada por cuatro calderas Yarrow, que quemaban petróleo y que evacuaban el humo a través de cuatro chimeneas, los únicos buques de la Armada con tantas chimeneas.


Su armamento estaba compuesto por tres cañones de 101,6/50 mm situados en el castillo, entre la segunda y tercera chimenea y en la toldilla.


Se trataba de Vickers con cierre de cuña y cuña horizontal.


Eran de tiro muy rápido, cargados manualmente y los proyectiles tenían unido el casquillo.


Como defensa contra aeronaves montaban dos antiaéreos de 47 mm, instalados sobre cubierta, a crujía y a popa de las chimeneas.


Llevaban además dos montajes dobles de tubos lanzatorpedos, que lanzaban mediante un cartucho de pólvora.


Los torpedos eran del tipo W-35, con carga explosiva de 300 kilos de trilita.

Se podían llevar sobre cubierta unas sesenta minas sobre unos raíles instalados al efecto.


Para dirigir el tiro de la artillería y los torpedos llevaban un telémetro de coincidencia, Rocord y reloj de alcances, así como un sencillo triángulo de puntería para los torpedos.


Cada pieza tenía receptores de distancia y deriva.


Con anterioridad a la guerra los buques llevaban en las amuras, una gran letra que se correspondía con la inicial de su nombre A (Alsedó), V (Velasco) y L (Lazaga), además, como señal identificativa, el Velasco llevaba una banda blanca en la 1a chimenea y el Lazaga dos, mientras que el Alsedó no portaba ninguna.


Durante la guerra el Velasco portó las clásicas bandas negras de los nacionales, suprimiendo la letra del casco, como hicieron sus gemelos del bando republicano, que sólo conservaron las bandas de la chimenea (el Lazaga)


Los tres destructores pasaron a depender de la Escuela de Guerra Naval, formando una División de Instrucción que trasladó a los alumnos en prácticas por diferentes puertos del mundo.


Sin embargo, antes de dedicarse a esos menesteres, se vieron envueltos, casi inmediatamente, en la guerra de Marruecos.


El 9 de agosto de 1926 a punto estuvieron de perderse el Velasco y el Lazaga en un incendio en el arsenal de Cartagena, salvándose por la intervención del remolcador Cíclope.


En febrero de 1927 se creó la División de Contratorpederos en la que se integrarían las tres unidades, pero conservando también las misiones de instrucción que tenían los destructores anteriormente, pues el mando de la División recaería en el Director de la Escuela Naval.


Con la llegada de la República, la Flotilla de destructores (con los tres Alsedo y los Churruca) quedó basada en Cartagena, integrándose los tres Alsedo, al año siguiente en la División de Submarinos de la misma base, alternándose entre los puertos, de Cartagena, El Ferrol y Mahón.

El año 1929 fue muy especial para estos destructores, ya que participaron en multitud de ejercicios y misiones especiales, entre los que destacamos la búsqueda del Dornier 16 perdido en aguas del Atlántico (el HMS EAGLE logro encontrarlos), maniobras y ejercicios en Bilbao para el manejo de cortinas fumígenas y las grandes maniobras navales en el Mediterráneo.


Con tantas actividades el viaje, al Norte de Europa, quedo para los españoles casi desapercibido, embarcando para las prácticas a los Jefes y Oficiales de la Escuela de Guerra Naval en estos buques.


A principios de aquel año, se vio la necesidad de dar el mando específico de esta Flotilla a un Capitán de Navío, quedando el mando del cabeza de flotilla en manos de un Capitán de Fragata.


Fue nombrado Jefe de la División al Capitán de Navío D. Miguel de Mier y del Río.

La experiencia de las últimas maniobras puso de manifiesto la dificultad de atender simultáneamente el manejo del buque propio y a la conducción de los que componen la flotilla, y esa dificultad se hará sentir con mayor fuerza a medida que aumente el número de unidades que entren a formar parte de aquélla.


En consecuencia de lo expuesto, el ministro que suscribe tiene el honor de someter a la sanción de Vuestra Majestad el siguiente proyecto de decreto.


A propuesta del ministro de Marina Vengo en decretar lo siguiente:

Artículo primero. La Jefatura de la Flotilla de contratorpederos, formada en la actualidad por el «SANCHEZ BARCAIZTEGUI» y los tres buques tipo «ALSEDO», continuarán siendo desempeñada por un Capitán de Navío pero con independencia del mando del buque insignia, el cual recaerá en un Capitán de Fragata.

Articulo segundo. Por el Ministerio de Marina se dictarán las órdenes convenientes para cumplimiento de este decreto.

Dado en Madrid a veinticuatro de enero de mil novecientos veintinueve.
Alfonso.- El ministro de Marina.- Mateo García y de los Reyes”


La Revista General de Marina, en su Nº de Septiembre de 1929: …
”Han fondeado en Ferrol, después de efectuado su crucero por el Norte de Europa, la División de destructores compuesta por el SANCHEZ BARCAIZTEGUI, ALSEDO, VELASCO y LAZAGA.

Durante este viaje de prácticas para los Jefes y Oficiales alumnos de la Escuela Superior de Guerra Naval, dichos buques visitaron los puertos de Ámsterdam, Cristansand, Oslo, Gotemburgo, Copenhague, Carlskrona, Swinemunde, Stetin Kill, Wilhenhsaven y Amberes, donde sus dotaciones han sido recibidas con efusivas muestras de afecto y agasajadas cariñosamente.


Lo verdaderamente emocionante fue la entrada en el puerto de Stetin, donde una muchedumbre de 60.000 a 70.000 almas le hizo a nuestra División de destructores un recibimiento afectuoso, pleno de cariño, rayano en veneración, que nunca podremos olvidar ni agradecer bastante a la noble nación alemana.


Y, por último, la prensa de aquel grandioso país, con motivo de esta visita, elogia al Gobierno español por la reorganización y refuerzo de nuestro poderío naval y recuerda las excelentes cualidades combativas y maniobreras de nuestros buques de guerra en las últimas maniobras en aguas mediterráneas”…

Los destructores "Alsedo " y "Juan Lazaga " se encontraban en Cartagena al término de la contienda en una condición lastimosa y de completo abandono, con su maquinaria en mal estado, lo que les había impedido navegar hasta Bizerta en compañía del resto de la flota republicana.


Tras una somera reparación a mediados de 1939, fueron enviados a la Factoría de Ferrol para ser objeto de importantes obras de casco y máquinas, siguiendo las mismas líneas que habían presidido la gran reparación efectuada en su compañero de clase "Velasco" durante los últimos meses de la Guerra Civil.


El 31 de enero de 1940 se ordenó a la DIC que redactase el proyecto y presupuesto completo y detallado de las obras a realizar en los "Alsedo" y "Juan Lazaga", a fin de unificarlos con el "Velasco" y permitir la utilización de todos ellos en cometidos de instrucción de artillería y de torpedos.


Para ello se les instalarían piezas de 101,6 mm del tipo montado en los acorazados "España", encamisadas de nuevo y dotadas de un mantelete de nuevo diseño; estos trabajos los llevó a cabo la SECN en sus Talleres de San Carlos.


En cuanto a los torpedos, al término de la guerra ambos destructores llevaban embarcados dos montajes dobles de 450 mm dispuestos en las bandas, del tipo antiguo portado por los torpederos de la serie "n° 1" a "n° 22", y desprovistos por tanto de transmisión mecánica para su movimiento en dirección.

Se decidió conservar los montajes, pero dotándolos de dispositivo mecánico para su puntería y de una dirección de lanzamiento similar a la de los destructores "Churruca" de la primera serie, con su calculador Vickers ajustado a las características del torpedo de 450 mm.


En cuanto a armas antiaéreas, debían disponerse cuatro emplazamientos para piezas de 20 mm y montar tres de éstas.


Los operarios ferrolanos habían puesto mientras tanto manos a la obra, procediendo a remover todas las superestructuras de los destructores, incluido el armamento y las chimeneas, tras lo cual se inició una exhaustiva labor de repaso, comprobación, limpieza, ajuste y recorrido de todos los servicios de a bordo, aprovechando para mejorar algunos en lo posible.


Las turbinas y calderas fueron levantadas y recorridas a fondo, así como todos los motores y mecanismos auxiliares, incluidos los equipos de navegación; los puentes fueron reconstruidos con mayor altura y amplitud; se instalaron nuevos palos trípodes y dos morteros y un varadero para el lanzamiento de cargas de profundidad; las chimeneas fueron recolocadas. dotando a la proel con una visera guíahumos y se montó a popa un aparato fumígeno para producir cortinas de humo.


Una vez reconstruidos se presentaron, sin armamento, a realizar las preceptivas pruebas de mar.


El "Alsedo" en julio de 1943 y el "Lazaga" en septiembre del mismo año, alcanzando nuevamente los 34 nudos de velocidad.


Seguidamente se les instaló el armamento antes señalado y se efectuaron los últimos ajustes y comprobaciones, tras lo cual fueron entregados formalmente por el astillero a la Armada el 11 de diciembre de 1943. El coste de la reconstrucción por buque, excluido el armamento militar, superó los ocho millones de pesetas de la época.



Bibliografía. Destructores de Dionisio García //Buques de la Armada Española del siglo XX Alejandro Anca // Buques Españoles 1855-1971 de Alfredo Aguilera. // Buques de la Armada Española, Los años de la Posguerra de Coello // Buques de la Armada Española, Historiales 1700-2014// Libro de obras del SECN // Colección Casaús // Revista General de Marina // archivos personales.

A mi modo de ver no hace falta ser tan modestos. Eran unos buques magníficos para su época. A mi modo de ver, la denominación propuesta por los analistas obedece a las dificultades de traducir de un idioma al otro, a fijarse en los usos y costumbres de un país determinado, o a los cambios en el uso del lenguaje a lo largo del tiempo. En la primera parte del decenio de 1920 y en el RU los Alsedo habrían sido destructores y los Churruca conductores de flotilla. En la Francia de la misma época habrían sido torpederos y contratorpederos respectivamente, y en Italia cazatorpederos y exploradores. Alemania en virtud de los tratados de paz no podía permitirse más que unidades comparables a los Alsedo, llamadas en esa marina torpederos. Los EEUU tenían tal excedente de unidades ligeras comparables a los Alsedo que tuvieron que interrumpir la construcción de ese tipo de buques, llamados allí destructores, hasta bien entrado el decenio de 1930.

El uso masivo de los destructores en la defensa del tráfico no llegaría hasta la II Guerra Mundial, y se empezó con destructores contemporáneos de los Alsedo o aun anteriores, pues los modernos se consideraban demasiado valiosos y se emplearon de escoltas de escuadra en tareas de ataque y defensa con torpedos. Para estos menesteres se les solía quitar alguna caldera, aumentar la reserva de combustible y dotar con más armamento antiaéreo y antisubmatino en detrimento de algún montaje artillero o lanzatorpedos. Todo esto como medida de urgencia hasta que estuvieran listas unidades especializadas: fragatas, corbetas y destructores de escolta.

Magnífico artículo, gracias, como lo fueron los buques.

Un saludo