Clase: Aquila

Tipo: exploradores

Astillero: Pattison de Nápoles

Desplazamiento en lastre: 1.431 t.

Desplazamiento máximo: 1.820 t.

Eslora total: 94,70 m.

Eslora pp: 94,36 m.

Manga:9,40 m.

Calado medio: 3,40 m.

Calado máximo: 3,60 m.

Propulsión: 5 calderas Thornycroft // 2 turbinas Tossi // 2 hélices

Potencia: 40.000 cv.

Velocidad:34 nudos

Autonomía: 1.700 millas a 15 nudos. // 500 millas a 30 nudos.

Combustible: petróleo.

Capacidad: 270 t.

Armamento: 3 cañones Armstrong de 152/40 mm en montajes simples // 4 antiaéreos de 76,2/40 Breda // 4 tubos lanzatorpedos de 450 mm.// capacidad para 44 minas.

Dotación:145 hombres.

En septiembre de 1937, Italia decidía acceder al fin a las peticiones, insistentemente formuladas por el Gobierno de la España nacional, para que le fueran vendidos algunos destructores con que reforzar su menguada escuadra.


Se llegaba a tal decisión tras prolongadas negociaciones, entorpecidas extraordinariamente por el hecho de que tal cesión, imposible de encubrir, contravenía flagrantemente los acuerdos internacionales de No Intervención.


Pese a ello, la insistencia española logró que se autorizara la venta de los "exploradores" "Aquila" y "Falco" y los cazatorpederos "Guglielmo Pepe" y "Alessandro Poerio" cuya incorporación a la flota nacional, pese a que no colmaba sus aspiraciones, por tratarse de buques viejos y fatigados, supondría un alivio para sus escasas unidades, sobrecargadas de misiones, y la única posibilidad de refuerzo a que de hecho podía aspirar, pues la Regia Marina no estaba dispuesta a desprenderse de otras unidades más modernas y eficientes.



El «Aquila y "Falco», formaban parte de una serie de cuatro ''exploradores" encargada por la Marina Rumana a los astilleros Pattison, de Nápoles, en 1913.


En aquellos años, eran se les denominaban "exploradores" una especie de superdestructores que debían servir tanto como conductores de las flotillas de torpederos y contra-torpederos, como poder desempeñar misiones de escuadra, especialmente las de reconocimiento en las que estaban llamados a sustituir a los cruceros.

La razón de que Rumania se interesara en esta clase de buque no era otra que la poder contrarrestar a los de tipo similar de la serie "Pobeditel" que Rusia estaba construyendo para su flota del Mar Negro.


El astillero napolitano dio los numerales de obra E1, E2, E3 y E4 a las cuatro unidades que en la Marina rumana habrían de llamarse "Vifor", "Vigelie", "Vartez" y "Visco".


Sin embargo, nunca llegaron a ostentar tales nombres, pues al entrar Italia en la I G.M., a favor de la Entente, en mayo de 1915, incautó los buques en construcción los incorporó a su Regia Marina, bautizados como "Aquila". "Sparviero", "Nibbio" y "Falco".


Se hallaban entonces en grada solamente los tres primeros, cuyas quillas se habían puesto colocado en 1914.


El "Aquila" fue botado en 1916 y entregado en febrero del siguiente año; el "Sparviero", entró en servicio en julio de 1917, y el "Nibbio" no quedó alistado hasta mayo del 1918, por lo que apenas tuvo tiempo de participar en las últimas operaciones del conflicto.


La puesta de quilla del "Falco", tuvo lugar en agosto de 1916 por lo que no estuvo listo hasta enero de 1920, mucho después de que finalizara la Guerra Europea.

Descripciones Generales


Los "exploradores" ex rumanos eran buques con un desplazamiento en rosca de 1.524 toneladas y 1.820 a plena carga, de las cuales 732 correspondían al casco y equipo, 626 a las máquinas, 100 al armamento y sus municiones, 270 al combustible, 43 a la reserva de agua para las calderas, 27 al agua potable y 22 a la dotación, víveres y pertrechos.


Sus cascos de proa recta y popa de crucero eran de construcción muy robusta, merced a la solidez longitudinal que le proporcionaban las sobrequilias y la transversal obtenida por la proximidad de las cuadernas; tenían además 21 mamparos estancos transversales de ellos, once completos y dos longitudinales que flanqueaban las salas de máquinas y calderas.


El doble fondo se elevaba a partir de las sobrequillas laterales, ungiéndose a las cuadernas, que se prolongaban hasta el doble fondo, dando lugar a unos compartimientos laterales que podían usarse como tanques de combustible, pero tal uso se reveló no conveniente por alterar su estabilidad en la mar.


La cubierta era corrida, excepto en el cuarto proel en que se alzaba el castillo, donde iba emplazada la artillería "de caza".


Las superestructuras se reducían al puente de mando, sobre el cual estaban dispuestos un telémetro de dos metros de base y un proyector; un palo simple con cofa; tres chimeneas, con una toldilla en torno a la primera de ellas; un segundo palo; una torrecilla para el telémetro auxiliar, de un metro de base, y una toldilla a popa sobre la que se asentaba la artillería "de retirada".


Componían la planta motriz dos grupos de turbinas «Tosí», de acoplamiento directo, instalados en una única sala, cada una de los cuales accionaba una de las dos hélices de que disponían, alcanzando una potencia conjunta de 40.000 caballos.


Las calderas Thornycroft a petróleo, de tubos de agua en tres cuerpos para una presión de trabajo de 18.5 kgs./cm2, en número de cinco, se hallaban ubicadas en tres salas: dos y dos en las situadas más a proa, que desahogaban los humos por la primera y segunda chimenea, respectivamente, y una sola en la cámara colindante con la de turbinas, que lo hacía por la tercera chimenea.

Pese a ello, hicieron la guerra con ese armamento, hasta finalizada esta, se decidió ensayar con el "Falco", aún en fase de alistamiento, los mucho menos pesados "Canet-Schneider-Armstrong" de 120/45 Mod. 1918/19 que demostraron adecuarse perfectamente a estas unidades por lo que seguidamente fueron instalados en los restantes buques de la serie.


Se trataba de piezas de recientísimo proyecto, desarrolladas a finales de la I Guerra Mundial en dos variantes: el Modelo 1918, sobre un afuste simple de plataforma, y el 1918/19, que ahora nos ocupa, en montaje doble, aunque de cuna única, circunstancia que impedía la puntería independiente de las piezas.


Los Aquila embarcaron dos de estos montajes dobles que fueron emplazados a proa y popa respectivamente, al tiempo que se suprimían los dos antiaéreos de 76.2/40 de proa, de los cuales solamente quedaba una pieza por banda, completando el armamento cuatro ametralladoras "Colt" de 6,5 mm.


Igualmente fueron objeto de otras modificaciones, como la elevación de la parte superior del puente para proteger la dirección de tiro, transfiriéndose el reflector al mástil proel, al tiempo que se unían la toldilla de popa y la torrecilla de la estación de tiro secundaria.

Historial en la Regia Marina Italiana y Rumana


Las operaciones efectuadas en el mar Adriático durante la I G.M., se caracterizaron por la ausencia de encuentros navales entre los buques de de las Marinas aliadas y la del Imperio austro-húngaro.


Especialmente, los austríacos que se limitaron a preservar sus buques mayores, dejando el peso de las operaciones a torpederos, exploradores y submarinos.


La guerra se convirtió así en una especie de guerrilla naval entre unidades menores, cruceros ligeros como máximo.


El «Aquila» fue el primero de su clase en incorporarse, participando en el más importante de los encuentros a que dio lugar, el llamado del canal de Otranto, que se produjo el 15 de mayo de 1917.


Lo hizo, sin embargo, con escasa fortuna pues apenas establecido contacto con el enemigo fue alcanzado en las calderas por una granada de 100 milímetros del contra-torpedero austríaco «Csepel» que le dejó inmovilizado.


Posteriormente, tanto este buque, como el <<Sparviero» y el «Nibbio», en el escaso tiempo de operaciones en que este último pudo intervenir, tomaron parte en ese tipo de guerra, tan extenuante como poco lucida, sin que sus nombres volvieran a sonar en relación a hecho alguno de relieve.


En 1920, el Sparviero y el Nibbio, fueron cedidos a la Marina rumana que los denomino como "Marasesti" y "Marasti", participando en la II Guerra Mundial hasta su rendición, en 1944 que pasaron a poder de los rusos.


Estos devolvieron los buques en 1946 a Rumanía, donde fueron rebautizados con los nombres de "Lyogky" y "Lovky" que ostentaron hasta su baja.


En cuanto a los dos exploradores que permanecieron en las listas de la Marina Italiana, desarrollaron una intensa actividad especialmente, el "Aquila" durante la Guerra civil Española.


Ambos fueron destacados, junto con otras unidades, a finales de 1936 a Tánger para "preservar la neutralidad " de la zona.

Sin embargo, por estas fechas comenzaban a llegar a los puertos andaluces de la España nacional numerosos buques que transportaban desde Italia hombres y equipo para la constitución del "C.T.V.", siendo práctica habitual que estos transportes fueron escoltados por unidades de la Regia Marina desde su origen hasta la entrada del estrecho de Gibraltar, donde eran entregados a algunas de las mayores unidades estacionadas en Tánger, que les daban convoy hasta destino.


El «Aquila» participó en varias de estas misiones, escoltando el 15 de diciembre de 1936 a través del Estrecho al "Ernani'" en su regreso a Italia.


El 21 de diciembre, junto con el crucero "Quarto", al "Lombardía" hasta dejarlo en Cádiz.


El 1 de enero de 1937, al "Aniene" y al español "Ebro", hasta Sevilla.


El 20 de enero al "Marigola" desde el Norte de Cabo Blanco a Cádiz.


El 22 de febrero formó parte de la escolta a un convoy constituido por los transportes "Calabria", "Sardegna" y "Sicilia".


El "Falco" fue destacado desde Tánger a Málaga, tras la toma de esta ciudad por los nacionales, para prestar ayuda a los aviadores alemanes o italianos que pudieran caer al mar.


Permaneció en el puerto malagueño desde el 12 de abril al 3 de mayo de 1937, efectuando una misión en la noche del 24 al 25 de abril.


Tras unas indispensables obras de puesta a punto, el «Aquila», al mando del Capitán de Fragata Roberto Caruel, se incorporó a la patrullas de control de la No Intervención, llevando a cabo misiones de vigilancia en las zonas asignadas a Italia desde el 23 al 26 de abril y del 9 al 13 de mayo de 1937.


Posteriormente, participó, desde Mesina y bajo el mando del Capitán de Navío Giuseppe Fioravanzo, en la barrera establecida por la Regia Marina en el Canal de Sicilia y estrecho de Mesina para interceptar el suministro marítimo soviético a la República.


El 30 de agosto de 1937, señalaba la presencia en el estrecho de Mesina del petrolero «Burlington» (ex griego "Nausicaa") al crucero auxiliar "Río" que lo capturó, entregándoselo al también crucero auxiliar "Ciudad de Alicante" para que lo escoltara hasta Palma de Mallorca, donde le fue incautada la carga de fuel-oil.


Poco más tarde, el «Aquila» y el «Falco» eran vendidos a la marina nacional.

Adquisición por la Armada Española como "Velasco - Céuta y Melilla"


La República española disponía de una escuadra homogénea, con un acorazado, una división de cruceros y las correspondientes flotillas de destructores y submarinos, los nacionales se hallaban reducidos a una flota por completo desequilibrada, cuyo poder descansaba sobre una división de cruceros <Cervera, Canarias y Baleares>, en tanto carecía por completo de unidades de apoyo y escolta, ya que el pequeño destructor Velasco era el único que se alineaba en sus filas, apenas estaba en condiciones de desempeñar misiones de escuadra, por sus pobres características y su avanzado desgaste, ni mucho menos de enfrentarse a sus numerosos y muy superiores congéneres republicanos.


Contra todo pronóstico, la agresividad de los cruceros nacionales, en contraste con el retraimiento de la Marina republicana, fue consiguiendo el dominio del mar a lo largo del primer año de guerra.


Sin embargo, la falta de unidades menores seguía constituyendo un lastre que obligaba a emplear los cruceros en misiones que les eran impropias, asumiendo riesgos que en alguna ocasión tuvieron consecuencias catastróficas, sin hablar del alarmante desgaste que la incesante actividad provocaba en estos buques que habían entrado en servicio sin estar siquiera completamente alistados.


En consecuencia, las urgentes necesidades navales de la España Nacional se consagraron con insistencia a gestionar la cesión de buques de escolla por parte de las potencias simpatizantes con su causa; fundamentalmente de Italia, por ser de entre ellas la que poseía una flota más numerosa.


Sin embargo, las circunstancias eran muy poco propicias a tal cesión, pues los acuerdos de No Intervención vetaban expresamente la entrega a cualquiera de los dos bandos en guerra de unos buques, cuya presencia e identificación no era posible enmascarar; hasta tal punto que la Regia Marina Italiana, antes que acceder, prefirió, como ya se comentado, emplear sus buques en servicio; submarinos, primero, y unidades de superficie, más tarde, en acciones directas contra el tráfico republicano.


Estos hechos colmaron la paciencia de Inglaterra y Francia que convocaron a otros países mediterráneos a una conferencia en Nyon, donde llegaron a un acuerdo para la adopción de una serie de medidas que pusieron fin a estos actos de "piratería".


Sólo entonces, en septiembre de 1937, la Regia Marina accedió a desprenderse de algunas de sus unidades más veteranas, en consonancia con los designios del propio Mussolini que ya en junio habla dispuesto se entregara a la Marina de la España Nacional una lista de unidades próximas al final de su vida activa que podían serle vendidas, lista que incluía a los exploradores «Aquila» y «Falco>> junto con otros contra-torpederos y torpederos y al viejo crucero "Taranto".

No fue nada fácil para el Estado Mayor de la Marina Nacional tomar la decisión de adquirir algunos de estos buques, pues a su estado "terminal" había que sumar un precio nada barato y la exigencia de la Regia Marina de que su pago fuera al contado en divisas, de las el Gobierno de Burgos no disponía, negándose terminantemente a incluirlos en la cuenta de crédito que España tenía con Italia.


Al final, se optó por comprar los cuatro que parecían ser los mejores de la lista, una vez conseguido, tras arduas negociaciones, para que se admitiera el pago de un 60% de su valor en divisas a la entrega, y quedar aplazado el resto, que además podría liquidarse en chatarra, y aún así, para completar el lote con los dos contratorpederos menores, hubo de adelantar de su peculio particular el Teniente de Navío don Fausto Saavedra, Marqués de Viana, los 6.700.000 liras que constituían el primer pago de los mismos.


En resumen, los adquiridos fueron los "Aquila" (Céuta) y "Falco"(Melilla), por 7.440.740 liras cada uno.


Y los "Guglielmo Pepe" (Teruel) y «Alessandro Poerio" (Huesca), a un precio unitario de 5.382.450 de liras.


Los dos primeros en entregarse fueron el «Aquila» y el Falco» que, en septiembre, pasaron al astillero de Castellammare di Stabia, donde fueron sometidos a un breve recorrido , el «Aquila» había sido objeto de trabajos de mantenimiento en septiembre del 36 y abril del 37 y el «Falco» en marzo-abril del 36 y enero-febrero del 37, precediéndose a modificar su silueta para darles un aspecto lo más parecido posible al destructor Velasco, para lo cual les fue agregada una cuarta chimenea falsa a popa de las tres originales.


El enmascaramiento se completaba con la asignación de los nombres españoles «Velasco C y Velasco M».

Tras unos meses de servicio en España, les fue suprimida la chimenea simulada y se procedió a reforzar su armamento antiaéreo reemplazando las ametralladoras Breda de 13,2 mm., que montaban por cuatro Rheinmetall C/30 de 20 mm., emplazadas dos de ellas en plataformas sobreelevadas situadas entre la segunda y tercera chimenea, a ambos lados de las mismas, y las otras dos a popa, al tiempo que pasaban a denominarse con sus nombres completos: "Velasco Ceuta" y "Velasco Melilla".


El "Melilla" perdía a poco su mástil popel, en tanto que el del "Ceuta" se veía considerablemente reducido de tamaño.


Los cambios introducidos, especialmente e concerniente a la artillería, en los años "'veinte", determinaron algunas alteraciones de sus características respecto a las originales, que se recogen en el cuadro del principio.


Los comandantes españoles y algunos oficiales fueron directamente a Castellamare, en tanto el resto de las dotaciones viajaba en el «Mallorca» y el «Ciudad de Alicante" a Puerto Conté (Cerdeña), donde se harían cargo de los buques entre el 7 y el 9 de octubre.


En tan breve espacio hubieron de efectuar una labor ímproba, en que llegaron a efectuarse, incluso, ejercicios de tiro, que comprendía, entre otras muchas cosas, la traducción de toda la documentación al español.


Durante dos meses permanecerían a bordo como instructores un oficial de máquinas, un suboficial electricista, un mecánico, un radiotelegrafista y un artillero italianos en cada uno de los buques.


Estos zarparon en la tarde del 10 de octubre hacia Palma de Mallorca, donde izaron por fin bandera española.



Bibliografía: Destructores de Dionisio García // Buques de la Armada Española del siglo XX Alejandro Anca // Buques Españoles 1855-1971 de Alfredo Aguilera. // Revista Española de Historia Militar // Buques de la Armada Española, Historiales, 1700-2014 //Regia Marina Italiana.