Por la valiente arremetida que al empezar el combate dio al enemigo el buque insignia, no fuimos en un principio tan castigados de sus proyectiles, pues solamente dos de sus buques acorazados nos hacían fuego; pero en la segunda hora, ya fuimos el blanco de cuatro: el Brooklyn por babor, Oregón por la aleta de la misma banda, Iowa por la popa y el New York por la aleta de estribor, pero muy cerrado á la popa, de modo que solamente con el cañón de 28 cm. de esta extremidad se podía responder Iowa y New York. Los cañones de reductos de estribor pudieron disparar contra el New York cuatro ó cinco tiros el de proa y popa; pero como aquel buque, después de hacer fuego por su banda de babor, guiñaba á la popa, resultaron muy inciertos.

Eran las 9 horas 35 minutos cuando ya fuera del puerto y arrumbados á montar Punta Cabrera, recibimos el primer tiro del enemigo, y á las 11 horas 50 minutos, cuando ya sin poder hacer fuego con ninguna de las piezas de babor, traté de probar si el Brooklyn, que era el que más nos acosaba por babor y el que estaba más cerca, nos esperaría para arremeterle, y con dicho objeto se guiñó á dicha banda; pero aquel barco hizo lo mismo, indicando que no quería emplear más que su artillería. El que suscribe, herido en la cabeza y espalda, fue obligado á retirarse, para ser curado, en estado casi exánime por la pérdida de sangre, pero resignando el mando por el momento en el segundo Comandante, con instrucciones claras y concretas para no rendir el barco y vararlo ó incendiarlo antes que aquello pudiera suceder. En la enfermería me encontré al Alférez de Navío D. Luis Fajardo, que le estaban curando de una herida muy grave en un brazo, y al preguntarle qué tenía, me dijo «que le habían herido un brazo, pero que aún le quedaba uno para la Patria.»

Ya estancada la sangre de mis heridas, subí de nuevo al puente y vi que el segundo Comandante había ordenado arrumbar á la tierra para varar, pues no solamente no había cañones que pudiesen disparar y un incendio en la popa había tomado tal incremento que era imposible pensar en dominarlo, sino que vino á complicar más esta triste situación la iniciación de otro incendio en la plataforma de proa, producido por haber reventado un tubo de vapor y la explosión de una ó varias calderas del grupo de proa. A pesar de que el segundo Comandante, Capitán de Fragata D. Manuel Roldan y Torres, había obrado con arreglo á las instrucciones y si cabe sin haberse excedido, reuní inmediatamente á los Oficiales que estaban más próximos, entre ellos al Teniente de Navío de primera D. Enrique Capriles, y les pregunté si había alguno entre ellos que creyera se podía hacer algo más en defensa de la Patria y de nuestro honor y unánimemente respondieron que no cabía hacer más. Inmediatamente, para impedir que la bandera de combate pudiera servir de trofeo al enemigo, ordené al Alférez de Navío D. Luis Castro que izara otra y arriara aquélla para ser quemada, operación que se efectuó con toda diligencia. A las 12 horas 15 minutos y bajo un fuego nutridísimo de los cuatro acorazados ya dichos, varó el que fue crucero Vizcaya en los bajos del Aserradero y en condiciones que era imposible su salvamento, no sólo por la disposición del buque sobre los bajos y la índole de éstos, sino que también sabía habían de explotar todos los pañoles, si bien dando tiempo para el salvamento, como sucedió. Varados, ordené al segundo Comandante que dispusiera todo para un salvamento inmediato, y éste, con algunos Oficiales, fueron á tratar de arriar botes, pero como me diese cuenta de que sólo había uno útil, dispuse que éste fuese empleado con preferencia en trasportar heridos, y autoricé para que todo el que supiese nadar y tuviese salvavidas ó algo que flotase lo suficiente para mantenerlo, pudiera echarse al agua y tratar de tomar los arrecifes del bajo que estaba á unos 90 metros de la proa. Este salvamento se hizo con todo orden á pesar del espectáculo imponente que presentaba el buque ardiendo, explotando los repuestos de artillería y fusil y elevándose las llamas por encima de las cofas y chimeneas y con las planchas del costado al rojo. En el último bote de heridos fui embarcado por el tercer Comandante y Oficiales y trasportado á tierra, y allí me recogió un bote americano, que me condujo al Iowa, dándome cuenta después el segundo Comandante de que á bordo no habían quedado más que los muertos, pues él "había dirigido el salvamento á popa de los que allí se habían refugiado á última hora y á quienes mandó tirar al agua agarrados á cabos que preventivamente se amarraron con toda seguridad, y en esta disposición esperaron él y los demás á ser recogidos y que efectivamente lo fueron por el bote de á bordo. Excelentísimo señor: el comportamiento del Comandante, Oficiales y dotación del Iowa, que fue el barco á que nos condujeron los botes americanos, fue en extremo delicado. Fui recibido con la guardia formada: al querer entregar mi sable y revólver á su Comandante, no los quiso recibir porque no me había rendido á su barco sino á cuatro acorazados y que no tenía derecho á él.

El comportamiento de los Oficiales y dotación fue brillantísimo, y muchos hechos heroicos que se registraron serán motivo de recomendación especial si V. E. en su día lo ordenase.

De los heridos conducidos al Iowa, murieron cinco al poco tiempo de llegar, y se hizo su entierro con los mismos honores que emplean los americanos con los suyos, formando la guardia y haciendo tres descargas de fusilería, entierro al que asistieron todos los prisioneros y que fue dirigido por el capellán del que fue Vizcaya.

Es todo cuanto tengo el honor de participar á V. E. al notificarle la pérdida de mi buque, en combate con cuatro muy superiores, sin que se haya arriado la bandera y sin que el enemigo haya posado su planta en él, ni aún para el salvamento, faltando á su dotación en el día de hoy 98 individuos.

Dios guarde á V. E. muchos años. En la mar, á bordo del vapor San Luis, prisionero de guerra, á 6 de Julio de 1898. Antonio Eulate.

El tributo de sangre pagado en defensa de España por la tripulación del Vizcaya, fue generoso. De una tripulación formada por 498 hombres, 68 resultaron muertos (8 más perecerían en el transcurso de su cautiverio en EE.UU.), e incontables los heridos. Los episodios de valor, de constancia, de sacrificio y de determinación de nuestros marinos fueron la nota predominante en el tiempo en el que el Vizcaya combatió al enemigo. Hombres como Damián Niebla, Francisco Zaragoza, Enrique Chereguini, Ricardo Orjales (u Orjates), José Ramón Pajares…., escribieron una de las páginas más trágicas y sin embargo más gloriosas, de la historia de la Armada Española.

La mayor parte de los náufragos del Vizcaya fueron recogidos por los botes del acorazado Iowa. Poco después del episodio que narra su comandante, entregando la espada al comandante enemigo, una tremenda explosión sacudió el destrozado casco de nuestro barco. Vuelta la vista hacia su buque, con las lagrimas corriéndole por las mejillas y con la mano alzada en señal de adiós, D. Antonio Eulate exclamó: ¡Adiós Vizcaya, adiós……..!


(Explosión en el Vizcaya. Fotografía tomada desde uno de los buques USA el 3 de julio de 1898)

Según el reconocido historiador naval D. Agustín R. Rodríguez (amigo, maestro y guía) el crucero Vizcaya encajo en el transcurso del combate 4 impactos de 203 milímetros, 9 medios y 12 ligeros. A su vez, informo de haber hecho 150 disparos con las piezas de 14 centímetros contra el enemigo.


(Plano del Vizcaya en el que se señalan los impactos recibidos por nuestro crucero en el transcurso del combate)

Dos teorías circulan acerca del tremendo agujero que el Vizcaya presenta en su proa. La primera, proveniente de los EE.UU., nos indica que pudo producirse por un proyectil (probablemente del Brooklyn) que impacto en la cámara de torpedos de proa, poniendo fín a la carrera de nuestro buque. La otra, bajo mi punto de vista más real, es que este tremendo destrozo fuera producido por la explosión que sacudió al Vizcaya cuando este ya estaba embarrancado, producto, probablemente también, de los incendios en la cámara de torpedos de proa.


(Vista por babor del Vizcaya tras el combate. Se aprecia perfectamente el tremendo agujero en su proa. Esta fotografía fue tomada en los días posteriores al combate)

Con la pérdida del crucero acorazado Vizcaya en aguas de Santiago de Cuba, se perdía también, para la Armada Española su nombre. Ningún buque (por lo menos de cierto nivel) de la Armada recogía el testigo, ninguno se encargaría de guardar su historia, ninguno reconocería su sacrificio. Una despreciable casta política, unos intereses viles, una cobardía que raya en lo despreciable, han impedido que el nombre de Vizcaya sea portado por los buques de la Armada Española desde aquel fatídico 3 de julio de 1898. Pero parafraseando a nuestro insigne D. Casto Méndez Núñez:

¡Prefiero barcos con honra, a políticos sin ella!

El Vizcaya hoy.



Los restos del Vizcaya aún reposan frente a las playas del Aserradero, a unas 16 millas de la bocana del puerto de Santiago. Desde el aire son perfectamente reconocibles y desde tierra puede verse su torre de proa, con la pieza de 28 centímetros apuntando al cielo, también es visible parte del cañón de 28 centímetros de popa.

Parte de la artillería del Vizcaya se encuentra diseminada por varios puntos de los Estados Unidos, a saber:

Un cañón sistema González Hontoria de 14 centímetros en el campus de la Academia Naval de los Estados Unidos, en Annapolis, Maryland.

Un cañón sistema González Hontoria de 14 centímetros en el Tennessee Municipal Building, Columbia.

Un cañón sistema González Hontoria de 14 centímetros en la Academia Militar de Estados Unidos en West Point, Nueva York.

Un cañón sistema Nordenfelt de 57 milímetros en el Pollard Memorial Library, Lowell, Massachusetts. Sobre esta pieza existen dudas de si perteneció al Vizcaya o al insignia Infanta María Teresa.

La bandera de combate

La ilustración Española y Americana. Madrid. 8 de Enero de 1899.

Trozos de la bandera de combate del crucero Vizcaya.



El trabajo caligráfico del cuadro en que están colocados los trozos de la bandera del crucero Vizcaya sirve de auténtica á la interesante reliquia. Nuestros lectores verán en su inscripción lo que el capellán del vapor certifica, él que asistió á la triste jornada y encaminó al cielo las almas de los que en tan tremendo día murieron como cristianos y caballeros.

El cuadro fue enviado á una ilustre persona, cuya modestia nos veda publicar su nombre, y á cuya bondad debemos la reproducción fotográfica con la siguiente carta:

<<Excmo. Sr. D…… Yo, que deseo con todo mi corazón la prosperidad de mi querida España, quisiera no se olvidasen jamás las causas de la tremenda catástrofe de 3 de Julio último en aguas de Santiago de Cuba, ni el heroísmo de cientos de marinos que murieron serenos, en lucha diez veces desigual, por amor á su Patria, vitoreando á su Nación, a su Rey y á su bandera.

Parte de ésta, Excmo. Sr., se salvó de las llamas por un rasgo de ternísimo amor del tercer condestable Zaragoza: herido gravísimamente, pidió con lágrimas en sus ojos se le vendaran con la gloriosa enseña las heridas causantes de su muerte. De ella, pues, le envió dos pequeños residuos, teniendo la satisfacción de asegurar á V.E. que fue defendida hasta el último momento con heroísmo y entusiasmo sin par por todos los tripulantes del Vizcaya, y, cual había prometido el dignísimo comandante que la recibiera de la Diputación de Vizcaya, se utilizó para envolver los cuerpos y restañar la sangre de sus valerosos y heroicos defensores.

Conocido su amor y entusiasmo, en mejores manos no pueden caer estas pequeñas reliquias, que tantos sentimientos nobles y tanta significación encierran. Al enseñarla, publique V.E. que cien murieron bendiciéndola, y los sobrevivientes estaban dispuestos á imitarlos.

Queda de V.E. muy obligado servidor, q.b.s.m.- Matías Biesa, presbítero>>.

Lo escrito en el cuadro dice así:

Deshecho el Vizcaya, presa de horrible incendio y próximo a desaparecer por la explosión de calderas y proyectiles, no quisieron los heroicos tripulantes del crucero, que la sagrada enseña de la patria pudiera servir de trofeo al enemigo. Asidos a ella los oficiales Magaz y Castro, y entregada á las llamas bajo el mortífero fuego de los acorazados yankis, á tiempo que un casco de granada destrozaba al Condestable Zaragoza, pidió este que le vendaran con los girones de la bandera por cuya honra moría. Satisfecho su postrer deseo, aún quedaron pequeños trozos, tintos en sangre y ennegrecidos por el humo, que el Capellán del Vizcaya, D. Matías Biesa, recogió y guardo cuidadosamente durante su cautiverio, para devolverlos á la patria, en donde han sido repartidos entre varios admiradores del deber cumplido.

Fuentes:

Libros

• Buques de la Armada Española a través de la fotografía (1849-1900). Juan Luís Coello y Agustín R. Rodríguez.
• La Guerra del 98. Las campañas de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Agustín R. Rodríguez.
• Política Naval de la Restauración (1875-1898). Agustín R. Rodríguez.
• La Escuadra del Almirante Cercera. Alberto Risco.
• La Escuadra del Almirante Cervera. Victor María Concas y Palau.
• Apuntes Biográficos del Excmo. Sr. D. Pascual Cervera y Topete. Alberto Risco.

Periódicos

• La Ilustración Española y Americana.
• El Imparcial.
• La Dinastía.
• Nuevo Mundo.
• La Revista Moderna.
• La Correspondencia.
• El Mundo Naval Ilustrado.

Internet

• http://www.eldesastredel98.com/
• http://1898.mforos.com/
• http://www.spanamwar.com/index.htm

Planos

• Los planos del Vizcaya insertados al inicio del trabajo son obra de nuestro compañero Julio Pillet, quien en su día, y de manera generosa, me autorizo a publicarlos en este foro.

Fotografías

• Todas las fotografías publicadas en este trabajo provienen de diferentes fuentes de Internet, estando las mismas abiertas a su libre divulgación.

Intendente General, compañeros.

Supongo que habréis comprobado que parte de esta historia ya la publique en el hilo “Cruceros clase Vizcaya-Guerra de Cuba” (Época Moderna, de 1834 a 1957. Buques, 1834 a 1957), en concreto el tema de la bandera de combate del Vizcaya y el tema de las piezas de artillería de nuestro buque diseminadas por los EE.UU, así como sus correspondientes fotografías. El asunto es, que esta historia del Vizcaya, forma parte de un trabajo mucho más ambicioso que narra la historia de los tres cruceros del Nervión y los tres de la clase “Princesa de Asturias”, de una manera conjunta.

He pensado, que si dejaba fuera de la historia de nuestro barco estos asuntos, el trabajo no quedaría perfectamente completado. También he supuesto que tener todos los datos agrupados en un solo hilo, ayudara y facilitara a todos los miembros del foro a tener una idea más clara de lo que fue el hermoso crucero acorazado Vizcaya.

Por tanto, pido disculpas de antemano por este desdoblamiento de datos, y en todo caso quedo a disposición de lo que nuestro Intendente General y Estado Mayor, consideren más oportuno.

Un saludo.

Magnífico y muy completo trabajo y aunque alguna parte esté repetida, como dices, se agradece que se encuentre todo junto.

Poco más se puede añadir

Al igual que se muestran enlaces en la bibliografía podrían añadirse los del propio foro que traten aspectos de este buque sin tener que reescribir su contenido.

Un cordial saludo y gracias por las horas dedicadas que supongo abundantes.

Antonio

Tendré en cuenta los enlaces del foro amigo Orfebre, pero un poco más adelante. Descansare un rato, han sido casi dos horas de publicar mensajes.

Gracias colega.

Un saludo.

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Amigo Cervera


No importa que al separar buque por buque, se diga algo ya escrito que en general les alude a ellos, ese es un problema de la Historia, el separar datos, ya que al hacerlo la dejan coja, por eso este foro y mi humilde persona, no se limitó a que fuera una época concreta de la Historia, ya que aún abarcándola toda se queda cosas en el tintero.


Gracias por tu trabajo.


Una cosa.

En un mensaje donde incluyes una foto debajo de este comentario:

El 13 de abril en el ministerio de Ultramar se recibe un telegrama comunicando que el Vizcaya y el Oquendo han zarpado de Puerto Rico con destino a Cabo Verde. El 14, otro telegrama informa que ambos buques llegaran a Cabo Verde el sábado día 16. Finalmente los dos buques arriban a San Vicente el día 18.


En la foto no están esos dos buques, ya que el primero seguro es un Teresa, pero el que está en segundo plano, es el Colón. Foto que por cierto no tenía. Gracias.


Un abrazo.
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Durante todo el siglo XIX la situación de industrialización española es simplemente patética. Hasta los años 50 de la centuria no aparecen fundiciones capaces de unos trabajos mínimos para la época por ejemplo. Ciertamente que al lado de esa falta de capacidad industrial, el país adolece de falta de personas con conocimientos. No hay conocimientos teóricos en técnicos superiores, ni conocimientos mecánicos en técnicos intermedios.

Todo, absolutamente todo, industria, conocimientos superiores y conocimientos intermedios, debe de traerse de fuera, principalmente de Inglaterra. (Como coletilla, ya tenemos aquí algo bueno que hicieron los ingleses).

En el conjunto del caos tan lamentable que adolece España, surgen una serie de hombres emprendedores que no se resignan al estado general y, a trancas y barrancas, con esfuerzo ímprobo y desde una perspectiva de iniciativa privada, van formando una red de industrialización. Esta red, buena en general para el conjunto español, se hace también muchas veces con intereses marcadamente regionales y obstaculización del desarrollo de otras regiones, lo que repercutirá en el futuro de una forma grave en la política y la demografía del país.

Martinez de las Rivas (que se da la circunstancia que es el bisabuelo de un gran amigo mío) es uno de esos hombres emprendedores que hizo mucho para la industrialización de España, favoreciendo enormemente la industrialización vasca.

Pudo hacerlo, gracias a sus amistades y contactos con los ingleses, y tuvo que traerse ingenieros de aquel país.

Las dificultades constructoras fueron ímprobas, pues no se puede pasar de la cueva de Altamira a la industrialización de un conjunto social de técnicos y artesanos sin esfuerzo y de la noche a la mañana. La influencia de los técnicos ingleses y de las enseñanzas inglesas, fue la clave de este paso (Otra cosa buena más que hicieron los ingleses).

Sobre las cualidades morales del señor Martínez de la Riva, solo decir que le echaron de un grupo de industriales vascos porque en una huelga de obreros, Martínez de las Rivas apoyó a sus obreros.

Estimado Ensenada, la foto a la que aludes está tomada cuando los buques de la escuadra, ya reunidos todos, están fondeados en San Vicente. El primero es el Vizcaya, a su popa, efectivamente, el Cristóbal Colón.

Un saludo.

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Amigo Cervera


Totalmente de acuerdo, pero al no escribir un pie de foto, lleva a error el comentario que le precede.


Y aquí no se nos escapa casi nada, pero hay muchos otros que les puede llevar a confusión.


Por lo que te ruego, que lo mismo que me has escrito a mi, lo pases al pie de la foto, así no hay errores. ¿Te parece?, Eso si descansa que se lo pesadito que es subir todo esto en una mañana.


Un abrazo.
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Estupendo y gran trabajo de investigación !!!!!

A propósito, en la foto desde babor del Vizcaya después del combate, por debajo del segundo escobén, el metal parece doblado hacia afuera, lo que indicaría que la explosión fue interna y no a causa de un impacto yanki.

Repito: muy buen trabajo y que hermoso buque era !!!!!!

El artículo es excelente, como acostumbra nuestro Cervera, (no el del 98) a realizar.

Solo un apunte, las noticias de los periódicos de la época hay que tomarlas con mucho cuidado y en lo que valen, ya que muchas veces nos tropezamos con la prosa decimonónica de un periodista ensalzando perfecciones que no se ajustan a la realidad.
Pasa lo mismo cuando por relato de un combate se toma la referencia del periódico y se transcribe literalmente. Donde el periodista ve el más alto gesto sublime y una victoria aplastante, falta por lo general un análisis más profundo y más sereno.

Con respecto a las maniobras de Santa Pola, tema que ya salió a la palestra en su momento, recordar:


“”Las maniobras de Santa Pola fueron las primeras desde 1884, en que “Santa Barbara” (de la que se acordaban cuando tronaba) las había aconsejado hacer por la cuestión de las Carolinas.

Empezaron un 27 de noviembre de 1897 saliendo de Cádiz, el Vizcaya (insignia) el Oquendo, el Maria Teresa y el Colon. Al poco, una avería en el condensador de estribor hizo al Oquendo disgregarse de la escuadra y al pasar por Cartagena se quedó el Colón para ver si arreglaba lo de sus cañones.

En el teatro de prácticas sólo participaron pues dos barcos. Pero el ministro había aconsejado encarecidamente que se ahorrasen disparos (era hasta hacía poco el jefe de esa escuadra. Él sabría por qué) y no se fiaban de los disparos de los cañones de 14 centímetros, por lo que no se realizó al parecer tiro con ellos. Se realizaron DOS (sic) disparos de calibre grueso por pieza.


Así que este es el tremendo bagaje de entrenamiento de la parte más favorecida de los artilleros españoles. Eso explica el “efecto nada de nada” que su uso ocasionó al enemigo.””


Un saludo

Estimado Ensenada. Solucionado el asunto de los pies de foto.

A propósito del último post de nuestro vicealmirante espaldar.

Tengo que darte toda la razón acerca de las fuentes del trabajo. Ya con el tema de los cruceros de la clase “Princesa de Asturias” me plantee explicar cuál es la “metodología” que empleo a la hora de realizar los mismos y de esta manera conseguir que nuestra tripulación tenga claras las cosas a la hora de valorar lo publicado.

No soy historiador (algo que me pesa en el alma como una losa, ya se sabe, eso de las oportunidades desperdiciadas) y desconozco completamente su forma de trabajar. Lo mío es más simple.

Desde que descubrí el periódico El Imparcial, baso todos mis trabajos en él y en los libros de D. Agustín Rodríguez. La cuestión es simple, el trabajo empieza siempre con los libros de D. Agustín, y continúa leyendo todos los números de El Imparcial, desde la primera página hasta la última, día tras día, mes tras mes y año tras año. Con esto ya tengo la columna vertebral del trabajo, y a partir de de este momento, realizo incursiones por otros periódicos digitalizados (La Ilustración Española y Americana, La Correspondencia, La Vanguardia, Época, Mundo Moderno, El Mundo Naval Ilustrado etc.), Internet y otros libros de otros autores, para tratar de cotejar las noticias y al mismo tiempo ampliar los datos.

Os aseguro que la cosa es muy difícil y muy laboriosa. La sola acción de leer uno tras otro todos los números de El Imparcial, para la realización de este trabajo sobre el Vizcaya, me ha llevado más de un año, y tratar de cotejar con otras fuentes esta enorme cantidad de datos puede llegar a ser algo frustrante (es la ansiedad por ver publicado algo que me ha costado un mundo).

Por tanto, insisto, tiene razón nuestro colega espaldar. Hay que tomar con “pinzas” según que partes de lo escrito, lo relativo a la opinión de los articulistas. En todo caso, no es mi intención hacer juicios de valor, a mí lo que realmente me importa es la vida operativa de nuestros buques………, hoy fue botado, en esta fecha zarpo de este puerto, en esta otra arribo a otro, tal día se le limpiaron los fondos, tal día se dio un “mamporro” y tal día nos lo hundieron. Y en esto, estoy prácticamente seguro de que las cosas fueron como fueron, siendo posible que algunas de las fechas “bailen” de un día para otro.

Y como esto de explicar este asunto me ha llevado un buen rato, solicito al Estado Mayor, que sirva para todo lo que venga a partir de ahora.

Un saludo.

PD. Gracias por tu valoración “patrongabriel”, y sí, era una belleza nuestro Vizcaya.

Pues la verdad es que si no lo dices, no se te nota.

Yo creo que tu trabajo es un trabajo de historiador, sin paliativos.

La metodología de un historiador es diversa:

1.-Analizar las fuentes
2.-Analizar las opiniones que los distintos autores han vertido a partir de las fuentes, sin ver directamente las fuentes
3.-Analizar unos restos históricos materiales como fuente, y a partir de ahí sacar conclusiones.

Corrientemente la mayoría de los historiadores oficiales trabajan con los puntos 1 y 2. Los buenos, recurren a la propia fuente. Los más rápidos y prolíficos, se saltan las fuentes y acuden a las opiniones vertidas posteriormente en libros y artículos.

En tu caso, has ido directamente a fuentes, has sido exhaustivo y meticuloso y has hecho lo que se puede llamar un buen trabajo de síntesis. Has hecho un trabajo de historia y, como el que hace historia es historiador, historiador has sido.
Si Cambridge no te ha dado todavía un papel enmarcado importa menos. Lo que importa es lo bien hecho de tu trabajo.

A partir de ese punto, viene lo que comentaba pero a la hora de extraer conclusiones. Cuidado con el valor de las fuentes. Si un periodista dice que un barco es bueno, vale menos que si lo dice su propio comandante.

El punto tres de la forma de hacer historia, requiere conocimientos especializados en muchas disciplinas. Por ejemplo, si se habla de barcos, saber de arquitectura naval, si de cañones, saber de fundiciones y balística, si de pólvora, un poco de química y si de restos humanos, de anatomía y antropología.

Y lo bueno de este foro, es que hay mucha gente cuya suma sabe mucho de muchos temas.

Pero tu trabajo, es condición primera para seguir con lo segundo, de ahí su gran valor.

Sin paliativos.

Un saludo

Pues muchas gracias amigo espaldar, siempre es bueno saber que las cosas se hacen como Dios manda. Pero de eso, a historiador, va un mundo. Dejémoslo en “aficionado entusiasta”. Seguiremos buscando y rebuscando la historia de las “viejas cafeteras”.

En otro orden de cosas.

Siguiendo las recomendaciones de nuestro contralmirante Sr. Orfebre, adjunto algunos enlaces a páginas del foro, y que tienen que ver con este trabajo.

Cabo de cañón D. Damián Niebla.

http://www.todoavante.es/viewtopic.php?f=50&t=2581

Guardiamarina D. Enrique Chereguini.

http://www.todoavante.es/viewtopic.php?f=50&t=2004

Vicealmirante Antonio Magaz

http://www.todoavante.es/viewtopic.php?f=50&t=2198

Capitán de navío D. Antonio Eulate

http://www.todoavante.es/viewtopic.php?f=50&t=982

Escuadra de Operaciones de las Antillas 1898

http://www.todoavante.es/viewtopic.php?f=75&t=1535

Un saludo.

Por cierto amigo espaldar, como premio a tu fidelidad con mis escritos, prometo que serás el primero en recibir mi libro sobre los cruceros, eso sí, se paciente, tardara un rato largo. Y también te prometo que no te costara nada, que aunque afincado en Cataluña, todavía mantengo integro mi espíritu mesetario.

Un saludo.

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Amigo Cervera


Que pasa?, hay que lavarte la cara para recibir tu libro.


Eres el mejor, de lo mejor, lo mejor. ¿Ya me lo he ganado?


O tiene que ser más lago y argumentado.


Un abrazo.
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PD: Yo quiero uno, ahora que no oye nadie. ¡Y no miento, nadie me oye!
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