Narcís Monturiol i Estarriol ,otro español , nacido en Figueres, 25 años antes (1859) efectuaba las primeras pruebas en el puerto de Barcelona"Inctineo I", con tanques interiores y exteriores para la flotaciónun, tanque que subministraba oxígeno para respirar y otro de hidrógeno para alimentar una lámpara y poder iluminar, con ella, las profundidades.

En 1864, el propio Monturiol hacía el primer submarino propulsado por vapor "Ictineo II". Desde la torreta se guiaba la nave mediante un sistema de tornillo sinfín.Cuatro compartimentos estancos de 8m3 situados en cada banda garantizaban su flotabilidad. Su eslora era de 17 metros

La maravilla del invento no radicaba solamente en que su nave fué el primer submarino conceptuado como tal. Lo mas meritorio fué su motor , que utilizaba un compuesto químico a base de Magnesio, Peróxido,zinc y clorato de Potasa, el cuál reaccionaba produciendo el calor suficiente para producir vapor soltando como residuo Oxígeno, que debidamente almacenado servía para respirar y alimentar las luces de abordo.

Por falta de financiación acabó vendido como chatarra en 1868. La propulsión Anaeróbica no se volvió a utilirar hasta 1940, en que los alemanes utilizaron un sistema similar (la turbina Walter) en el submarino experimental V 80 y con posterioridad con los U-791.

Monturiol es otro inventor que merece figurar de derecho en los anales españoles. Si no lo cité, fue por concretarme a los marinos propiamente, no por falta de mérito.


En la figura de Monturiol una cosa sobresale por encima de todas: Su tesón. Abogado, de humilde familia, fue capaz de trabajar esforzadamente en el proyecto y construcción de un navío sumergible. Seguramente, en la faceta de impulsión de su obra, llegó incluso más lejos que Peral, creando una sociedad que llegó a recaudar 300.000 pesetas ¡de las de entonces!

Su proyecto de submarino, no obstante, cae todavía en la categoría de artesanal o primitivo, por cuanto la propulsión era manual y todo el sistema muy sencillo, incluso la construcción de madera de olivo forrada de chapa de cobre. Dado que el artilugio se mostró muy lento y a merced de la corriente, intentó añadir una caldera de vapor (de combustión química) pero el entorno se hacía inhabitable. Juzgando los socios el problema irresoluble, la sociedad se cerró siendo vendido el prototipo (Ictineo II) como chatarra. A Monturiol le faltó, como a Peral, una sociedad a su altura, sociedad de la que se vieron favorecidos por el contrario los inventores americanos.

Un saludo