Don Mateo García de los Reyes, primer jefe y organizador del Arma submarina Española, fue en vida un personaje muy querido por todo el personal que tuvo a sus órdenes en el ámbito de la gran familia submarinista durante los muchos años que estuvo ligado a ella. En su día, supo organizar y hacer, en un tiempo récord, una flotilla eficaz y operativa, perfectamente apoyada en tierra por unas instalaciones de mantenimiento que las crónicas de la época calificaban de inmejorables. A este hombre, que llegó al Almirantazgo ocupando cargos tan importantes como el de ministro de Marina, la Armada le dedicó en su día varios homenajes, como bautizar con su nombre el primer submarino recibido de la “ayuda americana” de los años sesenta, nombre que ha quedado perpetuado en la Armada al causar baja en la Lista Oficial de Buques el citado submarino, y heredarlo desde entonces la escuela que él mismo fundó, y cuya entrada, en una zona ajardinada, está presidida por su busto en bronce.


El día 6 de febrero de 1872, y en el seno de una familia aristocrática, viene al mundo al otro lado del Atlántico, pues nace a orillas del Río de la Plata, en la ciudad uruguaya de Montevideo, donde estaba destinado su padre como cónsul de España.


De regreso con su familia a España, decide hacer de la Armada su profesión, así que con el permiso de su progenitor, por ser menor de edad, es nombrado “aspirante” el 5 de enero de 1886, y unos días después, el 1 de febrero, cuando sólo contaba con 14 años de edad, ingresa en la Escuela Naval, por aquel entonces denominada Escuela Naval Flotante, por estar habilitada para ello la antigua fragata Asturias, fondeada a tal efecto en el Ferrol.


En el “Estado General de la Armada” del año 1888 (pág. 127), aparece su nombre por primera vez, y curiosamente lo hace de una manera en la que no vuelve a aparecer ya más en los años posteriores, pues figura como aspirante don Mateo García Anguiano y de los Reyes.


Con fecha 7 de diciembre de 1888 es promovido al empleo de guardiamarina, y el 7 de diciembre de 1891, concluidos sus estudios, es ascendido a alférez de navío. Al verano siguiente, embarca en su primer gran viaje a bordo de la corbeta Nautilus, ex clíper británico Carrick Castle, reconvertido en buque escuela, al mando del capitán de fragata Villaamil. En este buque, durante 20 largos meses surcó los mares de Europa, África, Asia, América y Oceanía, dando la vuelta al mundo.

Tras el famoso viaje de circunnavegación, y para hacerse cargo del que sería su primer mando a flote, fue destinado al archipiélago de Filipinas como comandante del Basco, una lancha cañonera de casco de hierro, 42 toneladas de desplazamiento, construido en Hong-Kong, y que iba armada con un cañón Hontoria de 7 cm y una ametralladora de 25 mm. Con él había de tomar parte activa en la denominada Campaña de Filipinas contra los nativos insurrectos.


El 5 de marzo de 1895, don Vicente Montojo Trillo es nombrado comandante general del apostadero de Filipinas y, con esa misma fecha, el alférez de navío García de los Reyes es nombrado su ayudante personal, cargo que desempeñaría hasta el 13 de mayo del año siguiente, en que es nombrado segundo comandante de otro cañonero de mucho mayor porte, el General Lezo, de 540 toneladas.


Con fecha 21 de abril de 1897 es ascendido al empleo de teniente de navío, y en septiembre de 1899 es nombrado ayudante personal del General Marenco.


Un año después, el 16 de septiembre de 1900, pasa a la situación de excedencia voluntaria en Madrid para cursar estudios diversos.


El 24 de enero de 1908 pasa a la situación de excedente forzoso en Madrid. Con fecha 3 de septiembre de 1911 es nombrado oficial de derrota del Infanta Isabel, un pequeño crucero de casco de hierro superviviente del desastre de la contienda hispano-norteamericana de 1898, reconvertido en cañonero y que habría de participar en operaciones de guerra en el norte de África y golfo de Guinea.

De su faceta de hombre de letras bien pronto comenzó a dar muestras, publicando diversos trabajos, destacando entre otros libros uno editado en Madrid en 1902 y titulado “Teoría práctica de las conmutatrices”. En las páginas de la Revista General de Marina también publicó trabajos sobre temas diversos, tales como radiotelegrafía, electricidad, navegación y, cómo no, submarinos, su tema preferido por antonomasia.


El 21 de abril de 1913 pasa a la situación de supernumerario, donde permanecería también durante 1914. Pero pronto habría de cambiar su vida radicalmente, porque el 17 de febrero de 1915, S.M. el rey don Alfonso XIII estampaba su firma al pie de la ley que ha pasado a la historia como “Ley Miranda” y que suponía el nacimiento del Arma Submarina Española.


La ley, publicada el día siguiente en el Diario Oficial de Marina (núm. 39/15), autorizaba al Ministerio de Marina a adquirir, en principio, cuatro sumergibles (el primero a Estados Unidos y los restantes en Italia), siendo el entonces capitán de corbeta García de los Reyes designado por el gobierno de la nación a instancias del almirante Miranda para marchar a los dos países a inspeccionar la construcción de los submarinos: “Se autoriza al Ministro de Marina para adquirir, por gestión directa con cargo a los créditos concedidos por esta ley, hasta cuatro sumergibles y el material necesario para las enseñanzas y prácticas del personal que ha de dotarlos y un buque especial de salvamento. Se le autoriza, asimismo, para organizar el servicio en los submarinos con oficiales del Cuerpo General de la Armada, y para reorganizar el Cuerpo de Maquinistas y los de Contramaestres, Condestables y demás subalternos, ajustando sus servicios y sus plantillas a las necesidades del nuevo material, dentro de los créditos consignados para personal en el actual presupuesto”.


La orden de efectuar la comisión, de fecha 27 de abril de 1915, rezaba que el motivo de la misma era “… para que se especialice en submarinos, y estudie sus métodos de construcción y vea la forma de que esta nueva arma pueda interesarle a España, proponiendo las medidas adoptadas a la vista de las necesidades de la industria nacional”.

Demorado en unos meses el inicio de sus primeros contactos con esa nueva y desconocida arma que España quería implantar en la Armada, con fecha 22 de diciembre de 1915 es destinado a la llamada “Comisión de Marina de América del Norte”, emprendiendo viaje a Qincy, Massachusetts, donde se habría de construir en los astilleros Fore River & Co el que sería nuestro primer submarino operativo. A su vuelta de los Estados Unidos pasa destinado a la Comisión de Marina de Italia, viajando a la Spezia en calidad de presidente de la Comisión Inspectora de la Construcción de Submarinos, para seguir de cerca la construcción de las tres unidades del tipo Laurenti que España había encargado construir a los afamados astilleros de Fiat-San Giorgio.


Con posterioridad, la comisión le fue prorrogada a Suiza para el estudio en la casa Sulzer de los motores de combustión interna que allí se fabricaban.


A principios del año 1917 es nombrado comandante de quilla del primero de los sumergibles de fabricación italiana, el Narciso Monturiol (A-1), que es botado al agua en solemne ceremonia presidida por el embajador de España en Roma el día 15 de abril, y del que toma el mando efectivo el 25 de agosto del mismo año, fecha de alta del citado submarino en la Lista Oficial de Buques de la Armada.


También en esa misma fecha es nombrado jefe de División de Submarinos, cargo que le asignan por ser el comandante más antiguo de los cuatro submarinos con que cuenta la Armada en ese momento en su recién nacida flotilla, y que además simultanea con el de director de las escuelas de Radiotelegrafía y Buzos, establecidas también en Cartagena.


El 4 de septiembre de 1917, al mando de la flamante flotilla de submarinos de fabricación italiana, de la que ejerce el mando, además, como queda dicho, del primero de ellos, hace su entrada por primera vez en un puerto español, Tarragona, al que llegan acompañados por el crucero Extremadura, que les viene dando escolta desde La Spezia.


El 28 de enero de 1919, el submarino de su mando (A-1), que se encuentra abarloado al acorazado Alfonso XIII en el muelle de La Paz de Barcelona, recibe la bandera de combate que había sido donada por el ayuntamiento de la Ciudad Condal. Esta bandera, de 1,80 m de ancho por 2,40 de largo, se conserva hoy en el Museo Naval de Madrid.


El 5 de julio de 1919 es ascendido al empleo de capitán de fragata. Ese mismo verano, los submarinos, a los que acompañaban otros buques de superficie, realizarían su primer crucero de larga duración. Tras salir de Cartagena, recalaron en Cádiz, Vigo, Ferrol, Gijón, Santander, Bilbao, Gijón de nuevo y Lisboa, para desde la capital lusa arribar a Cartagena, donde rendirían viaje.

Aprovechando la estancia de la flotilla en Santander, y puesto que la capital cántabra era lugar de veraneo de la familia real, el 22 de agosto tiene el honor de hacer inmersión llevando a bordo del submarino de su mando a S.M. el rey don Alfonso XIII.


En ella, y mientras la quilla del submarino descansaba sobre las finas arenas de la playa santanderina, posados en el fondo de la bahía, García de los Reyes ofreció al Monarca un brindis por el engrandecimiento de la nueva arma. Esta singladura, a cuyo término se realizó una parada naval seguida con entusiasmo por el público, ha pasado a la historia del Arma Submarina española por ser la primera vez que el Rey de España se sumergía en un submarino de la Armada.


Dos meses después, el 24 de octubre de 1919, deja el mando del Monturiol, entregándoselo al teniente de navío Antonio Alonso Riverón.


En abril de 1922, dirige personalmente la primera acción de guerra de nuestros submarinos, que culmina la evacuación del personal civil que habitaba el peñón de Vélez de la Gomera, asediado varios días bajo fuego enemigo. Por esta acción, efectuada por el B-1 y el Isaac Peral, a bordo del cual se encuentra don Mateo como jefe de flotilla, recibe la Medalla Naval, máxima condecoración que se otorgaba entonces.


En 1923 fue designado para acompañar a los Reyes de España y al infante don Jaime durante un viaje a Italia.


El 25 de agosto de 1924 es promovido al empleo de capitán de navío, categoría que ostentaría hasta el 30 de octubre de 1928 en que, como merecido premio a su labor al frente de cuantos destinos había desempeñado hasta ese momento, en especial el mando del Arma Submarina a la que se había entregado en cuerpo y alma, es ascendido al empleo de contralmirante.


Con motivo de su ascenso, deja el mando de la flotilla entregándoselo al capitán de corbeta Alonso, que unos años antes había recibido también de manos de don Mateo el mando del A-1.


Nada más ser relevado marcha a Madrid, pues le han notificado que S.M. el rey don Alfonso XIII ha mostrado su beneplácito para que se haga cargo de la cartera de Marina en el gobierno que preside el general Primo de Rivera, en sustitución de don Honorio Cornejo y Carvajos, en el directorio civil; así que el 5 de noviembre jura su cargo como nuevo ministro de Marina.


Durante los 15 meses que estuvo al frente de su ministerio acometió numerosas e importantes reformas, tanto en los asuntos de material como de personal en la Armada, aunque nada más tomar posesión de su cargo ya se encontró de frente con el primer problema: las asignaciones económicas estaban comprometidas lo que quedaba de década, con lo que no pudo distribuir el dinero como hubiese deseado.


Como innovaciones más significativas de cuantas introdujo, se pueden citar las siguientes:


Con fecha 9 de enero de 1929, S.M. el rey don Alfonso XIII firma el primer real decreto que le presenta don Mateo (publicado en el Diario Oficial nº 11/29 de fecha 14 de enero). El fin que persigue es rejuvenecer la cúpula de mando, pues el real decreto es referente a rebajar en cuatro años el pase a situación de reserva de los altos cargos de la Armada, que en aquella época estaba establecido en 72, 68 y 66 años, para los cargos de vicealmirante, contralmirante y capitán de navío, respectivamente. En cumplimiento a este real decreto se eliminó de un plumazo a los cinco capitanes de navío más antiguos de la Armada, los cuales tenían más de 62 años y estaban clasificados para ser ascendidos en fecha próxima al Almirantazgo, lo que le valió no pocas críticas de los perjudicados.


Tan sólo unos días más tarde (el 14 de enero), otro real decreto ley (publicado en el D.O. nº 14 de fecha 17 de enero) establece en la Armada los ascensos a ciertas categorías “por elección”, como venía siendo habitual en otras marinas modernas.


Reestructuró asimismo los cuerpos patentados, a los que incluso cambió las denominaciones (por ejemplo, el de Ingenieros pasó a llamarse de Ingenieros Navales de la Armada, el de Artillería pasó a ser Ingenieros Artilleros de la Armada, el de Administración se renombraría Contaduría e Intervención de la Armada, etc.), dividiéndolos en cuerpos políticos y “político-militares”, a la vez que suprimió un aumento de las plantillas e hizo reaparecer la Escala de Tierra.

Por lo que respecta a material, como hechos más significativos de su gestión es de reseñar, por ejemplo, el que redistribuyó la base de estacionamiento de algunos buques para mejor aprovechamiento de la fuerza, sobre todo en lo referente a unidades de escaso porte, como torpederos y guardacostas, tanto en los destinos en aguas peninsulares como en los de las posesiones africanas de río Muni y Fernando Poo. Obtuvo asimismo del gobierno de la nación los créditos necesarios para construir otros siete destructores clase Churruca, superados respecto a los de la primera serie, pues éstos llevarían mejoras importantes, así como una línea más moderna. Los siete destructores que debieron su existencia a don Mateo fueron, por orden cronológico de entrada en servicio: Almirante Antequera, Almirante Miranda, Gravina, Escaño, Ulloa, Jorge Juan y Císcar.


Sobre temas de interés general se pueden citar el de la creación del premio “Alvaro de Bazán”, instituido para estimular a que se escribieran artículos en la Revista General de Marina (Real Orden de fecha 31 de agosto de 1929), de la que él mismo había sido un eficaz colaborador en sus años jóvenes.


Como representante del gobierno en actos fuera de nuestro país también tuvo ocasión de actuar, pues en 1929 marchó a Cuba en misión extraordinaria para representar a España en los actos solemnes que se celebraron en La Habana con motivo de la renovación del mandato del presidente de la República, General Machado. Este viaje lo realizó a bordo del crucero Almirante Cervera, con el que partió de Cádiz el día 29 de abril, precisamente el día que acababa de recibir su bandera de combate. El Cervera, tras iniciar la travesía Atlántica, atracó en la capital de la isla caribeña el 16 de junio.


Como dato anecdóticamente triste de este viaje, según contaron las crónicas de la época, cuando la dotación preparaba la maniobra de atraque en La Habana unos marineros cayeron al mar al fallar las trincas de uno de los botes del crucero que estaban comenzando a arriar, siendo devorados junto al costado del buque por una manada de tiburones en presencia del ministro y del resto de la dotación, que nada pudo hacer ante lo imprevisto de la situación.


El mismo año 1929, en otoño, dirigió personalmente las importantes maniobras navales que protagonizó la flota en aguas mediterráneas, y que fueron presenciadas con gran expectación por S.M. el rey don Alfonso XIII, gran entusiasta de la Armada. Estas maniobras, en las que tomó parte la práctica totalidad de los buques en servicio en ese momento, más unidades del ejército, e incluso gran cantidad de aviones, eran las primeras de esa envergadura que se hacían en muchos años.

Las maniobras tuvieron tres fases, aunque entre la primera y la segunda, concretamente el día 6 de octubre, tuvo lugar una gran revista naval ante S.M Alfonso XIII, al que acompañaba la práctica totalidad de su gobierno. Todos ellos la presenciaron desde la Infanta Cristina, una motonave de 4600 toneladas de la compañía Transmediterránea, que la cedió para el evento.


Pese a no haber participado obviamente en las maniobras, dada su calidad de buque-escuela, la parada naval la abrió el flamante Juan Sebastián de Elcano, por aquellos tiempos con apenas un par de años de vida.


A don Mateo se le debe en gran parte la conservación del submarino de don Isaac. Durante cuarenta años, el submarino de Peral fue “carne de desguace” en el gaditano Arsenal de La Carraca. Ese hubiera sido su fin, de no ser por D. Mateo García de los Reyes y D. Pedro Mercader Zufía, Capitán General del Departamento Marítimo de Cartagena. Éste advirtió a D. Mateo de la suerte que corría el viejo prototipo y la conveniencia de trasladarlo y conservarlo para la historia en Cartagena, donde ya descansaban los restos de su inventor, Isaac Peral. Remolcado por el Cíclope, llegó al Arsenal de Cartagena en 1929, donde se retocó la obra viva y quedó instalado sobre una base de azulejos sevillanos en la explanada de la Base de Submarinos (allí permaneció hasta que, en 1965, siendo alcalde de la ciudad D. Federico Trillo-Figueroa y Vázquez, y Ministro de Marina el Almirante Nieto Antúnez, se trasladó al paseo del muelle de Alfonso XII para ser admirado por todos los cartageneros y visitantes).


A finales de 1929, con la caída de Primo de Rivera y la llegada del “Gabinete Berenguer”, es relevado en el cargo de ministro de Marina el 30 de enero de 1930, siendo sustituido por el también contralmirante don Salvador Carvia y Caravaca, otro gran marino de la época de mentalidad moderna.


Con fecha del día siguiente al de su cese pasa destinado a Eventualidades.


Poco después habría de retirarse de toda actividad pública, hasta que el 29 de octubre de 1931 pasó a la situación de Reserva, fijando su residencia en Madrid.


Llegó a ser nombrado “Gentilhombre de Cámara de Su Majestad el Rey”, y se encontraba en posesión de un gran número de condecoraciones, tanto nacionales como extranjeras. Entre éstas últimas, se pueden citar las siguientes:

Gran Cruz de la orden de Avis, de Portugal.
Gran Cruz de la orden de la Espada, de Suecia.
Gran Cruz de la orden de San Saba, de Yugoslavia.
Gran Cruz de la orden de Céspedes, de Cuba.
Encomienda de la Corona de Italia, con título de comendador.
Orden de San Mauricio y San Lázaro, también italiana y con título asimismo de comendador.


Asimismo, sobre su uniforme lucía también los distintivos de profesorado, de especialidad de Submarinos, de diplomado de Guerra Naval, de ingeniero Electricista y el del viaje de circunnavegación a bordo de la corbeta Nautilus.

Pero cuando contaba 64 años de edad, llevando ya varios años retirado de cualquier actividad pública, llega el verano de 1936 y con él el estallido de la guerra civil española. Al poco de iniciada la contienda, es apresado y encarcelado, hasta que el día 7 de noviembre de 1936 y junto con otros muchos jefes y oficiales del Ejército y de la Armada, es fusilado en Paracuellos del Jarama. Sus restos, que no pudieron ser identificados, reposan en una fosa común.


En febrero de 1943, el entonces jefe de la Flotilla de Submarinos, capitán de fragata Rafael Fernández de Bobadilla y Ragel, elevó un escrito al Estado Mayor de la Armada a través del capitán general del Departamento Marítimo de Cartagena, en el que se proponía nominar como Almirante García de los Reyes al submarino ex alemán U-573, que se había internado en Cartagena nueve meses antes (el 2 de mayo de 1942) y que por esas fechas estaba siendo reparado en Cartagena, paso previo a su alta en la Lista Oficial de Buques de la Armada, pero la propuesta fue desestimada.


Tres años más tarde, en 1946, ostentando la jefatura de la Flotilla el mismo jefe, aunque ahora con la categoría de capitán de navío, volvió a reiterar el escrito insistiendo en que el submarino citado era sólo conocido por lo escueto de las siglas de su numeral asignada, esto es, G-7, y consideraba oportuno darle un nombre propio, pero el Estado Mayor de la Armada volvió a desestimar la petición. Uno de los puntos del escrito de denegación de la solicitud, remitido a la jefatura de la Flotilla, y que se conserva en el Archivo Histórico de la Base de Submarinos decía así:


“Cuando después de la Guerra Civil hubo necesidad de tener que dar nombre a los barcos de nueva construcción o adquisición, se ha tenido por norma al asignarlo que lo fueran no solamente personajes históricos, sino de cierta antigüedad. Con este criterio, además de que el tiempo fortalece las figuras de las personas de relieve, se evita, si éstas son contemporáneas, posibles criterios y apreciaciones personales sobre orden de predilección en la elección, que no conducirán más que a desdorar a la figura que se quiere realzar…”


A la vista de los motivos expuestos, el jefe de la Flotilla recordó al almirante que dos de nuestros submarinos en servicio entonces ostentaban los nombres de General Mola y General Sanjurjo, personajes tan contemporáneos como don Mateo, siendo además los dos únicos submarinos de la Flotilla que poseían el privilegio de tener “nombre propio”; pero aún así la nueva propuesta resultó infructuosa.


Habrían de transcurrir otros siete años, y de nuevo un jefe de flotilla, el capitán de navío Melchor Ordoñez Mapelli, volvió a insistir en el tema, en otro escrito razonado de fecha 15 de junio de 1953, pensando en que a la tercera iría la vencida, pero tampoco se tomó en consideración, desestimándose como los anteriores, hasta que por fin, seis años después, el AJEMA autorizó a que el nombre del creador del Arma Submarina lo luciese orgulloso en las aletas un submarino que luego resultó ser el más operativo durante muchos años.


Este submarino no era otro que el ex norteamericano Kraken (SS-370). Se trataba de una excelente unidad que había sido botada a orillas del lago Michigan el 30 de abril de 1944. Tras una intensa actividad fue finalmente transferido a la Armada española en la base naval de Pearl Harbour, en Hawai, el 25 de octubre de 1959, incorporándose a la Lista Oficial de Buques con el numeral E-1, aunque de forma breve, ya que al poco la trocaría por la de S-31, con la que llegó al final de su vida activa.

La orden ministerial por la que este submarino tomó la denominación de Almirante García de los Reyes era la número 1313/59 y fue publicada en el Diario Oficial nº98 de fecha 30 de abril de 1959.


Este submarino, que dio un excelente resultado en los muchos años en que permaneció operativo, protagonizó un caso realmente insólito y curioso en nuestra historia naval militar reciente, toda vez que por Orden Ministerial de fecha 10 de septiembre de 1974 sería inmovilizado, comenzando al poco su periodo de desarme para aprovechamiento del material útil en beneficio de otras unidades de la Armada, como es habitual en estos casos; pero un año después, una nueva Orden Ministerial, de fecha 13 de agosto de 1975, le devolvía a la vida activa (durante otros casi siete años más), debido a las graves averías que había sufrido otro submarino, el Narciso Monturiol (S-33), y que provocaron su baja en la Armada.


Posteriormente, el día 1 de febrero de 1980, y coincidiendo con los actos celebrados en la Base de Submarinos con motivo de la conmemoración del 65 aniversario de la creación del Arma Submarina, don Mateo García de los Reyes, hijo del fundador del Arma, inauguró un busto de su padre en la Base de Submarinos. Hoy día este busto, junto con el de Isaac Peral que también preside el “día a día” de la Flotilla, se reparten los honores de las fotografías que se hacen en grupo los alumnos de los diferentes cursos.


El 31 de diciembre de 1981, el Submarino S-31 salió de su base para realizar en aguas próximas a Cartagena su última inmersión, llevando a bordo a gran cantidad de submarinistas que en algún momento de sus vidas estuvieron embarcados en él, en un final que, ahora sí, se presentaba cercano y con carácter irreversible. Atrás quedaban miles de horas de inmersión e infinidad de submarinistas a los que curtió entre sus cuadernas y a los que enseñó “el noble arte de navegar por debajo del agua”.


Como durante más de 20 años este submarino paseó por la mar el nombre del creador del Arma, y su fin era inminente, se promulgó la Orden Ministerial Delegada número 414/124/82, de fecha 7 de enero de 1982 (publicada en el Diario Oficial del Ministerio de Defensa de fecha 11 de enero de 1982), del almirante en jefe del Estado Mayor de la Armada, Luis Arévalo Pelluz, submarinista también, por la que se disponía perpetuar en la Armada el nombre del Almirante García de los Reyes. La orden rezaba así:


“El almirante García de los reyes dedicó su vida a la organización y desarrollo del Arma Submarina, habiendo sido su memoria perpetuada con el submarino Almirante García de los Reyes (S-31). Al causar baja dicho submarino, desaparecería su nombre del Arma Submarina considerándose conveniente su conservación en la Armada.


En su virtud, en uso de las facultades que me concede la Orden Ministerial nº 1061/77 de 7 de septiembre, a propuesta del Capitán General de la Zona Marítima del Mediterráneo y de conformidad con el Estado Mayor de la Armada,

DISPONGO:

La Escuela de Submarinos se denominará oficialmente “Escuela de Submarinos Almirante García de los Reyes” a partir del día 1 de abril de 1982, fecha de la baja en la Lista Oficial de Buques de la Armada del submarino Almirante García de los Reyes (S-31).”


De este modo quedó perpetuado el nombre del fundador del Arma Submarina.


Fuentes:

Diego Quevedo Carmona (https://www.terra.es/personal6/u-boat/)
Buques de guerra españoles (Aguilera y Elías)
Diversos artículos de la Revista General de Marina

Sobre D. Mateo se cuenta una divertida anécdota. Cuando su padre era ayudante naval de Alfonso XII y Mateo tenia ocho años, se encontro cuando jugaba por los pasillos del Palacio Real a la Reina María Cristina, quien le preguntó: ¿Y tú, que quieres ser de mayor?. A lo que el niño respondió decidido; ¡Marino y Ayudante de Su Majestad!. Teniendo en cuenta su posterior carrera naval y su condición de Gentilhombre de Cámara del Rey, no se puede decir que hablara en broma.
Por cierto, ¿es verdad que su abuelo materno fué uno de los artífices de la independencia uruguaya?
Y otra pregunta ¿Es cierto que su asesinato en Paracuellos se debe a que un portero del Ministerio de Marina fué el que lo denunció?

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Sobre la primer pregunta, no se la respuesta, ya que habría que investigarla.


Pero en cuanto a la segunda, puedo dar fe de que fueron los porteros los más interesados en quedarse sin amos.


Por eso en los 60 si alguien te contaba una de sus historias, y siempre en contra del de siempre, la respuesta inmediata era: ¡No seas portera!


Un abrazo.
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Gracias por las respuestas y la celeridad de las mismas, Señor Intendente General.

Lo de no seas portera me lo contó mi madre una vez y algo parecido pude comprobarlo personalmente en un pais curiosamente del este.

Hola a todos. Soy primo carnal del nieto de Mateo Garcia de los Reyes, sabia parte de la historia de su abuelo pero no con tanto detalle.
Me pondre en contacto con el, y le voy a preguntar sobre el tema de la Independencia Uruguay y de paracuellos y saldremos de dudas.
Un Saludo.

Con el permiso del Sr. Intendente, un modesto homenaje a D. Mateo.
Nacido en Montevideo (Uruguay) en 1872, era hijo del Comandante General accidental de la Escuadra española de América del Sur y de la hija de uno de los pròceres de la independencia del Uruguay. Cuando Mateo tenía ocho años su padre es nombrado ayudante de Alfonso XII y la familia se traslada a vivir al Palacio Real de Madrid. Cuentan que en una ocasión la reina Maria Cristina se encontró a Mateo jugando en los pasillos de Palacio y a su pregunta de que sería de mayor, el niño dijo: Marino y ayudante de Su Majestad.
En 1886 ingresa en la Escuela Naval de San Fernando, dos años después de que su padre muriese de tuberculosis. Su primer destino como oficial es la Corbeta "Nautilus", con la que da la vuelta al mundo durante veinte meses. En 1894 es destinado como ayudante del Comandante General de Filipinas, Almirante Montojo. Dos años mas tarde recibe su primer mando, el cañonero "Nuñez de Balboa" y despuès es destinado como segundo comandante del Crucero "General Lezo". Con ambos buques interviene en la guerra que termina con la independencia de Filipinas.
Vuelve a España y deja el servicio activo para estudiar ingeniería eléctrica en Bélgica. Tiene 35 años cuando contrae matrimonio con Maria de la Paz López Navarro, de origen filipino.
En 1911 embarca como ayudante de derrota en el cañonero "Infanta Isabel". Cuatro años después la Ley "Miranda" marcará su vida profesional para siempre. Se autoriza la compra de los cuatro primeros submarinos para la Armada. Se encarga de ello y de la organización del Arma Submarina al Capitán de Corbeta Garcia de Los Reyes. Para ello es enviado a los Estados Unidos e Italia para supervisar la construción de los sumergibles. Mateo es nombrado comandante del submarino A-1 y de la escuadrilla que llega a España en 1917. Al año siguiente se funda la Escuela de Submarinos y Garcia de los Reyes es nombrado su director. Dos años mas tarde es nombrado, en atención a sus servicios, Gentilhombre de Cámara del Rey ( en cierto modo cumplía el sueño confesado a Maria Cristina).
En la cumbre de su carrera Mateo no se acomoda y, al mando de su submarino, participa en la Guerra de Africa, evacuando, bajo fuego enemigo, al personal civil del Peñón de Velez. Se le concede la Medalla Naval. En 1924 es ascendido a Capitán de Navío y continúa como director de la Escuela de Submarinos.
Cuatro años mas tarde debe dejar su querida arma submarina al ser ascendido a contralmirante y ser nombrado por el General Primo de Rivera Ministro de Marina. Al caer el dictador el contralmirante presenta la dimisión.
En Octubre de 1931, ya en la II República deja el servicio activo. Tiene 59 años y es extrañado por el gobierno a Bilbao. Tres años después vuelve a Madrid. En el inicio de la Guerra uno de los conserjes del Ministerio de Marina le denuncia y es apresado por el frente popular y encarcelado. Forma parte de las miles de personas que en Noviembre de 1936 son sacadas de las cárceles y chekas de Madrid y asesinadas en Paracuellos del Jarama. Su cuerpo, enterrado en una fosa común, nunca pudo ser identificado. Después de la caida de la URSS documentos desclasificados de la KGB, entonces NKVD atribuyen la responsabilidad de esas matanzas al entonces Consejero de Orden Publico de la Junta de Defensa de Madrid, Santiago Carrillo.

Hola a todos, como ya he dicho soy primo carnal del nieto de Mateo Garcia de los Reyes por parte de madre.
Me he puesto en contacto con el , y me ha contestado que la biografia que le he remitido,y que es la que puso De la Rocha en el foro esta plagada de errores, entre ellos el de que su bisabuelo fue consul cuando en realidad fue marino de guerra. Estando destinado en la Flota Española de America del Sur, conocio y se caso con su bisabuela que era Uruguaya e hija de un General que participo en la guerra de secesion de la Corona Española. Sobre Paracuellos no me ha contestado, espero que conteste y Langara salga de dudas.
Me ha comentado que de los errores ya ha informado al que escribio la biografia, que ignoro si es De la Rocha, y que hace caso omiso de sus aclaraciones.
Un saludo.

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La biografía parece que parte de don Diego Quevedo Cardona, no se si es un Suboficial de la Armada, pero si que sé que es colaborador de varias revistas y ha publicado libros con respecto al tema de los submarinos y también sé, que está destinado o estaba en Cartagena.


Un abrazo.
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¿Alguno de ustedes puede colgar alguna fotografía de don Mateo?

Gracias:

Un saludo Sotacómitre

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Cortesía del Museo Naval de Madrid.


Sacada de una fotografía.

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MuchasGracias Señor Intendente, creo que faltaba, en su biografía.

Un saludo Sotacómitre

me confirma Mateo Garcia de los Reyes, que es un suboficial de submarinos el que escribio la biografia, y que se puso en contacto con el para corregirle errores y que el suboficial lo ignoro.
Un saludo

Sobre el tema de Paracuellos, y para documentar el homenaje que le hago en mi blog a D. Mateo, y que transcribí más arriba, he encontrado una fuente que dice que D. Mateo se traslada a Madrid en 1.934 para vivir con su sobrino, el Capitán de corberta Mille Garcia y es a su casa a donde lo fueron a buscar, siendo detenidos los dos.
También da como fecha del asesinato el 7 de Noviembre, citando fuentes de Inteligencia Militar. Lo que no aclara es la suerte de su sobrino (submarinista e historiador naval).
la página eshttp://perso.wanadoo.es/pcursal/mateo.html.
Otras fuentes fijan su asesinato el 17 de Noviembre. En lo que todas coinciden es en que fué enterrado en una fosa común y que su cuerpo nunca fué encontrado.
Con respecto a la orden de las matanzas me remito al material desclasificado por la extinta URSS en sus últimos años y dado a conocer en España por César Vidal.
Por cierto, en la citada página viene abundante material gráfico sobre D. Mateo.(lo digo porque yo no se como se sube, por si alguien quiere hacerlo)

Perdonar todos, pero me he perdido. Entonces, ¿quien escribe la biografía que aparece en el artículo?, ¿Es de la Rocha? ¿Es de un suboficial? ¿De la Rocha y el suboficial son la misma persona?, o bien ¿de la Rocha ha transcrito textualmente lo escrito por el suboficial? Y si es así, ¿quien es el suboficial? (me he enterado después gracias a nuestro Intendente General, aunque parece que hay dudas).

Lo digo porque si el artículo está transcrito textualmente de otro escrito, ruego se cite que es así. Me gusta sabe cuando leo algo de quien es.

Así se evitarían malosentendidos como el que parece que se ha producido aquí, por lo menos para mí.

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Amigo langara


Mateo Mille, sobrino de don Mateo García de los Reyes, fue el mejor escritor sobre todo de la 1ª Guerra Mundial en español, primero porque tradujo los mejores libros escritos por extranjeros y segundo porque con ese bagaje él escribió otros, entre ellos y se ha vuelto a publicar ahora Historia Naval de la Gran Guerra 1914-1918, que es sin duda alguna la mejor sobre el tema en general, otra cosa es buscar especialidades o concreciones al tema, y por su puesto es uno más de los que está sepultado en el Gran Valle de los Caídos, como es Paracuellos, cuyo asesino, ya que firmaba todos los asesinatos, está viviendo con solo 12.000 € mensuales a costa del erario público y que yo sepa no aporta nada a ninguna ONG, eso siendo un gran Libertario y Comunista. ¡Aquellos de que todos somos iguales, menos yo!


Un abrazo.

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Amigo Mariner


De la Rocha sacó de la Red la biografía y como al parecer la mejor que hay es la de Quevedo suboficial de la Armada en Cartagena, pues la extrajo de allí, pero no es textual ni copiar y pegar, pero los errores que comete Quevedo y que aquí se han denunciado, como son datos fijos pues se trasladan de una a otra, cosa normal por desgracia.


En el Ágora está la orden de poner siempre las fuentes o bibliografía, si alguien no hace caso pues hay que indicárselo, pero solo eso. Y yo no puedo estar en todas parte, pues eso. Se le dice y punto.


Un abrazo.
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Edito:


Acabo de ver que De la Rocha pone las Fuentes, por lo tanto no incurre en ningún desafuero. ¡Ya me extrañaba!

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Pues, la verdad, es la primera noticia que tengo de que yo había pedido las fuentes sobre este tema (además, ya había visto las citadas por De la Rocha).

Es un tema en que poco puedo aportar (si acaso, algo sobre Paracuellos de Jarama -que es mi lugar de residencia- pero que no encajaba en este tema).

Por tanto, me he abstenido de aportar comentarios. Las aportaciones de los compañeros me han parecido muy bien, y no se me ocurría nada que añadir.