Re: Los hidrodeslizadores.
Así comenta al respecto la revista de Obras Públicas, publicación técnica del cuerpo de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, en junio de 1920:
“El principio fundamental de los hidrodeslizadores en su origen es el de levantarse en cierto grado sobre el agua, al avanzar, apoyándose en ella, con el fin de reducir al mínimo la resistencia que ofrece siempre a la marcha de lo que flota.
Siendo la superficie externa del fondo del deslizador para su apoyo sobre el agua, solo dos planos inclinados, uno situado en la cola de la proa y otro al final de la popa, es fácil comprender que a la velocidad de régimen la embarcación disminuya mucho de calado, si al efecto está debidamente calculada la inclinación que hacia arriba presenten ambos planos, mirados en el sentido en que se avanza.
La estabilidad del deslizador está asegurada longitudinalmente por la separación de sus planos inclinados de apoyo, y la lateral por la anchura de estos. Resulta máxima en marcha con agua tranquila, pero mínima en mar agitado, sobre el cual la embarcación salta de cresta en cresta de las olas.
Los motores son de explosión con multiplicador de velocidad y el propulsor una hélice aérea.
Los deslizadores de hélice aérea tipo Lambert, empleados por los ingleses durante la guerra en el Tigris y Eufrates, tienen aspecto de una artesa y están formados por cajones yuxtapuestos, separados unos de otros un tanto. Estos compartimentos de madera, recubiertos por una tela, van sujetos por una chapa protectora de aluminio, latón o acero. Así pueden transportarse fácilmente desarmados y la reparación de las averías es sencilla.
El espacio hueco que separa los cajones tiene la forma y orientación convenientes al aumento de velocidad, de modo que cuando esta sobrepasa de cierto límite, 30 Km/h por ejemplo, con desarrollo de 120 caballos de vapor, cabe llegar a 60 Km/h con 130.
El timón es delantero, y se maneja con una guía de volante, como los autos, y un pedal sirve para acelerar o parar el motor.
Estas canoas realizan el ideal en cuanto al mínimo calado, empleándose por ello en ríos de fondo desconocido, cual ocurre en las Colonias, habiendo hecho en una jornada los 600 km entre Basora y Bagdad, que requería antes doce días.”
En el XII Concurso de Mónaco, celebrado del 8 al 18 de abril de 1920 ya se hizo una gran exhibición de modelos de hidrodeslizadores:
Adjunto:
Concurso de Mónaco.jpg
Adjunto:
hidrodeslizador Lambert en Mónaco 1920.jpg