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 Los Portaaviones III 
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Nuevo mensaje Los Portaaviones III
El Nacimiento de una Nueva Era


Durante el primer año de la guerra en Europa la aviación naval se había mostrado desilusionante en cuanto a su capacidad de ataque contra la flota enemiga.

En las zonas próximas a la costa, las oportunidades de probarlo habían sido pocas, si bien aviones navales Skuas de las escuadrillas números 800 y 803 que operaban desde una base terrestre en las islas Oreadas habían logrado brillantemente la oportunidad de bombardear en picado y hundir al crucero alemán Konigsberg en el puerto de Bergen, siendo ésta la primera vez en que se registra el hundimiento de un buque de guerra por ataque aéreo en acción de guerra.

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Konigsberg


En el Mediterráneo, el único encuentro con la huidiza flota italiana había servido solamente para remachar las dificultades de obtener éxitos decisivos con un corto número de aviones torpederos lentos y sin coordinar con el bombardeo en picado, a pesar incluso de la falta de protección de cazas.

El Swordfish era demasiado lento y demasiado débil como avión de ataque por aquel entonces. Sus características de vuelo, sin embargo, le hacían ideal para operaciones nocturnas desde portaaviones y por ello las prácticas de toma de cubierta de noche con él y con sus predecesores, habían sido una rutina característica en la flota de portaviones ingleses.

Pero había llegado el momento de sacar provecho de este entrenamiento y de la llegada del Illustrious (el cual, por cierto, había traído tanques suplementarios de gasolina para los Swordfish) para atacar a la flota italiana en el puerto de Tarento.

Condición esencial para el éxito de esta operación era el conocimiento fidedigno y exacto de que la flota italiana estuviese realmente en Tarento en la fecha escogida para el ataque.

Se consiguió este extremo con la llegada a Malta de varios aviones Glenn Martin para el reconocimiento fotográfico.

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Glenn Martin


En una fuerza que crecía rápidamente como la flota aérea británica lo había hecho desde 1938, había habido pocas oportunidades para el entrenamiento de los pilotos en tomas de cubierta nocturnas.

La primera medida, por tanto, fue dotar a los pilotos de los Swordfish en el Illustrious y en el Eagle de la debida práctica.

Estuvieron listos para poderse lanzar en ataque 30 aviones el 21 de octubre de 1940, primera fecha elegida para la acción, pero sobrevino un serio contratiempo.

Pocos días antes de esta fecha estalló un incendio en el hangar del Illustrious que destruyó varios aviones y otros varios quedaron dañados y estropeados por los equipos contra incendios del hangar.

Las reparaciones retrasaron por tanto la operación hasta la próxima fase favorable de la luna, que sería a mediados de noviembre.

El retraso en sí no resultó malo del todo, porque permitió al reconocimiento fotográfico construir un puzle más exacto con la situación de Tarento y con ello se descubrió la existencia localización de las redes anti-torpedo y de una barrera de globos.

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Tarento

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14 Nov 2010 22:42
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Nuevo mensaje Re: Los Portaaviones III
Entre tanto el efecto acumulativo en el viejo casco del Eagle de los repetidos impac¬os próximos de metralla de las bombas italianas produjeron defectos en el sistema de alimentación de combustible que aconsejaron descartar a este buque para tomar parte en la operación.

Cinco de sus Swordfish y ocho tripulantes fueron transferidos al Illustrious por tanto, antes de que la flota zarpase de Alejandría el 6 de noviembre.

La operación Judgment, que es como se llamo al ataque de Tarento, iba a ser la fase final de una más compleja que incluía el raso de refuerzos para la flota del Mediterráneo desde el Oeste a través del Estrecho le Sicilia y la protección de varios convoyes militares entre Malta, Alejandría y Grecia.

El 8 de noviembre la flota estaba en el mar Jónico siendo localizada por la aviación de reconocimiento italiana, pero el ataque aéreo que siguió a este reconocimiento no fue recibido pasivamente, como en anteriores ocasiones.

Tres Fulmar del portaviones interceptaron a los bombarderos derribando a dos de ellos y obligando al resto a arrojar sus bombas y huir.

Nuevos intentos para bombardear la flota se llevaron a cabo de forma similar durante los dos días siguientes, en los cuales los Fulmars derribaron ocho aviones enemigos averiando a otros varios y sin pérdidas propias.

El encuentro con los refuerzos, previsto para el día 11, se efectuó felizmente y los diversos convoyes continuaron su rumbo sin novedad escoltados por unidades de la flota.

A las 18-00 horas el Illustrious con su escolta de cuatro cruceros y cuatro destructores abandonó la formación y se dirigió al punto previsto para el lanzamiento del ataque, a unas 170 millas de Tarento y a las 20-00 horas.

Sin embargo la operación Judgment había tenido otro contratiempo durante los tres días precedentes.

Tres de los Swordfish del Eagle volando en misiones de exploración y patrulla se habían visto forzados a amerizar.

Efectuada una información se descubrió que la gasolina estaba contaminada en sus depósitos.

El número de aviones disponibles había quedado reducido, pues, a 21. Otras modificaciones posteriores al plan original de ataque hubieron también de hacerse como consecuencia del revelado de las fotografías de reconocimiento.

Tarento, la mejor base naval de Italia, consta de un puerto exterior y otro interior.

El primero (Mar Grande) es una bahía semicircular de siete kilómetros de ancha, abierta al Oeste, donde la isla de San Pietro y la de San Paulo unidas por rompeolas la cierran casi por completo, dejando una entrada entre San Paulo y el rompeolas (Dique de San Vito) que arranca de la orilla Sur.

Otro rompeolas (Dique de Tarantela) un poco más al Este penetra desde la orilla Sur unos dos kilómetros y medio cerrando parcialmente el principal fondeadero de la flota.

Desde la margen Nordeste de Mar Grande, un canal estrecho que cruza a través de la ciudad de Tarento conduce al puerto interior, esto es, al Mar Piccolo.

En la noche del 11 de noviembre de 1940 toda la flota de acorazados italianos, es decir los flamantes Littorio y Vittorio Véneto y los cuatro modernizados Giulio Cesare, Caio Duilio, Andrea Doria y Conté di Cavour estaban fondeados en el Mar Grande detrás del dique; de Tarantela, desde cuya punta partía una doble línea de redes antitorpedos.

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Littorio


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Vittorio Véneto


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Giulio Cesare


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Caio Duilio


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Andrea Doria


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Conté di Cavour

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14 Nov 2010 23:43
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Nuevo mensaje Re: Los Portaaviones III
Junto al rompeolas había tres destructores y entre las dos líneas de redes estaban los cruceros Gorizia, Zara y Fiume. Cuatro destructores más permanecían fuera de las redes.

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Gorizia


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Zara


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Fiume


En el Mar Piccolo los cruceros Trieste, Bolzano y cuatro destructores permanecían, amarrados a boyas y el resto de los destructores y los cruceros Trento y Pola estaban atracados de punta con la popa junto al muelle en la margen Sur.

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Trieste


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Bolzano


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Trento


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Pola


Los italianos estaban perfectamente alertados frente a la posibilidad de un ataque tal y como el que se planeaba y las últimas visitas diarias de los aviones de reconocimiento les habían puesto sobre aviso.

Sin embargo de los 12.000 metros de redes anti-torpedo previstas solamente 4.200 habían sido fondeadas.

Una barrera de globos estaba situada junto a la margen Oeste del dique de Tarento extendiéndose hasta el Noroeste del fondeadero de la flota y a lo largo de la orilla Sudeste de la bahía.

Otros 60 globos más hubieran de haber sido situados si no hubieran sido destruidos en una reciente tormenta.

Así, pues, quedaban estos claros en la cortina hacia el Oeste, Norte y Este del fondeadero.

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15 Nov 2010 20:03
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Nuevo mensaje Re: Los Portaaviones III
Las defensas antiaéreas consistían en 21 baterías de 90/53 mm. y unas doscientas ametralladoras de diverso calibre emplazadas a bordo y en tierra, situadas especialmente para abrir fuego frente a un posible ataque torpedero a baja altura.

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Cañón AA 90/53


Veintidós reflectores estaban emplazados en tierra y en pontones además de los que poseían los propios buques todos ellos estaban perfectamente listos para entrar en acción.

Cuando los reconocimientos fotográficos aéreos revelaron que la completa extensión de red y la obstrucción de globos limitaban el espacio de planeo preciso para los aviones torpederos se decidió limitar el número de dos a seis en cada una de las dos oleadas de doce y nueve en las cuales iban a atacar los 21 aviones disponibles.

A los restantes se les asignó la misión de lanzamiento de bengalas al Este del Mar Grande contra cuyo resplandor quedarían silueteados los buques a la gira y en cualquier caso muy nítidos para el bombardeo de los buques en Mar Picolo.

Poco después de las 20-00 horas el Illustrious alcanzó la posición de despegue y con la primera oleada de doce Swordish en cubierta con los motores puestos, el buque puso proa al viento.

Imagen

HMS Illustrious


La señal de despegue se dio; el motor del primer avión rugió y el Swordish recorrió su pista despegando al aire en el preciso momento en que dejaba la cubierta con su pesada carga de un torpedo y combustible extra.

Para las 20-40 horas todos estaban en el aire tomando altura lentamente había un cielo casi despejado con la luz de la luna, brillando en sus alas plateadas.

Iban conducidos por el jefe de la escuadrilla capitán de corbeta Kenneth Williamson, que llevaba como observador al teniente al navío N. Scarlett.

Pusieron rumbo para un vuelo de dos horas y media hasta su codiciado objetivo.

Cuando aún faltaban más de 50 kilómetros el resplandor del fuego antiaéreo se percibió porque las baterías de la parte Sur del puerto habían abierto fuego de barrera tan pronto como el aviso de la aproximación de los aviones hubo sido dado, gracias a los eficaces sistemas de escucha.

En ese momento el rumbo de los aviones torpederos se separó del de los restantes que se dirigieron hacia el lado Oeste del Mar Grande para lanzar sus bengalas, mientras que los aviones torpederos iniciaban la curva de descenso para buscar su aproximación final desde el Oeste.

Eran exactamente las 23-00 horas cuando la primera bengala iluminó el cielo, seguida de una línea de otras más.

Era la señal para que los aviones torpederos comenzaran su larga carga dentro de la tormenta de fuego que al momento se abrió desde todos los rincones del puerto.

Tres de ellos siguieron la línea del jefe de escuadrilla que conducía directamente sobre la isla de San Pietro y desde allí, atravesando la línea Sur de globos hasta el dique de Tarantela, volando a una altura de unos 10 metros.

Los cables de amarre de los globos fueron salvados milagrosamente; los torpedos lanzados apuntaron al acorazado más próximo, el Cavour.

Dos de estos aeroplanos viraron en redondo para escapar por el pasillo por donde habían entrado desafiando el intenso fuego de los buques fondeados y pasando junto a ellos a tiro de piedra.

Imagen

Conte di Cavour


Todos resultaron indemnes; pero el avión de Williamson, el primero en atacar, había sido centrado por el fuego de muchas piezas, por lo que tuvo que lanzar apresuradamente su torpedo que pasó rozando al destructor Fulmine y alcanzó el Cavour, mientras que el avión se estrellaba en el agua; Williamson y Scarlett fueron hechos prisioneros.

De los tres restantes aviones torpederos uno que había puesto rumbo entre las dos barreras de globos colocó un torpedo en la aleta de babor del Littorio, y los otros dos habían hecho un rodeo para pasar por el Norte de la barrera de globos y atacar desde allí el mismo objetivo, consiguiendo uno de ellos un impacto directo en la amarra de estribor del acorazado.

Los tres aviones sobrevivieron al fuego apuntado hacia ellos desde todos los ángulos escapando hacia la mar y poniendo rumbo de regreso al portaaviones.

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15 Nov 2010 20:58
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Nuevo mensaje Re: Los Portaaviones III
Mientras tanto, los otros seis Swordfish de la primera oleada habían dejado caer sus bombas sobre los barcos e instalaciones en el Mar Picolo, aun cuando este ataque no tuvo éxito porque muchas de las bombas no hicieron explosión.

No obstante consiguieron dañar los depósitos de petróleo de la estación de hidros, poniéndolos en llamas, lo que resultó una eficaz diversión del ataque principal.

La segunda oleada de aviones que había despegado una hora después de la primera estaba ya aproximándose conducida por el capitán de corbeta W. Hale.

Eran sólo ocho aviones, cinco de ellos torpederos y tres bombarderos, porque uno había tenido que volver al portaviones al habérsele desprendido uno de los depósitos suplementarios de gasolina.

Finalmente, quedaron reducidos a siete, porque uno de los bombarderos había resultado averiado al izarle a cubierta y tuvo que ser retirado para reparar. A petición de sus tripulantes los tenientes de navío Clifford y Going, se les permitió despegar 24 minutos después de sus compañeros y llegaron a su destino cuando el ataque estaba ya desarrollándole.

Todos los aviones torpederos de este segundo ataque irrumpieron desde la parte Norte.

Uno atacó al Duilio, alcanzándolo; otros dos eligieron al Littorio, que también resultó alcanzado por un torpedo en el costado de estribor; un cuarto después de recobrarse de una avería que le había dejado momentáneamente sin gobierno, atacó con sus torpedos al Véneto, pero erró el blanco.

La sorprendente buena suerte que permitió a todos los aviones pasar libremente a través del violento fuego cruzado antiaéreo dirigido contra ellos, falló cuando el quinto avión pilotado por el teniente de navio G. W. Bayley con el observador H. J. Slaughter comenzó su ataque.

Alcanzado y materialmente hecho pedazos se estrelló cerca del crucero Gorizia, resultando muertos sus dos tripulantes.

Los bombarderos después de facilitar la iluminación prevista en el plan, atacaron el puerto interior para lograr tan sólo el mismo fallo que una gran parte de su propia carga de bombas, de la que una tan sólo alcanzó al crucero Trento y ni siquiera explotó.

Cuando el último de estos aviones concluyó su ataque y viraba para escapar el primer avión de la primera oleada estaba ya planeando en torno al portaviones, quedando posado en su cubierta aproximadamente a las 01-20 horas.

En la siguiente hora y media, mientras todo el mundo a bordo esperaba ansiosamente la llegada fueron apareciendo uno a uno los Swordfish restantes en medio del cielo nocturno para ser recogidos a bordo. Solamente dos faltaron al final, y dos de los restantes presentaban averías increíblemente ligeras.

A este bajo precio la flota italiana había sido acribillada de tal forma que si el ataque hubiera ocurrido entre buques de superficie en un combate naval clásico, el resultado habría constituido una gran victoria para la Royal Navy.

El magnífico Littorio, alcanzado por tres torpedos, tenía el agua a la altura de la cubierta a proa y quedaba fuera de servicio por más de cuatro meses. El Duilio y el Cavour tuvieron que ser reparados. El primero quedó fuera de servicio hasta mayo de 1941 y el otro hasta el fin de la guerra.

Veintitrés años después de la proposición del almirante Beaty de lanzar los aviones torpederos Cuckoo del Argus en un ataque contra la flota de alta mar enemiga refugiada en puerto y cuya idea fue desechada por el Almirantazgo, en la nueva era de la guerra naval se había llevado a cabo.

Los aconteci¬mientos de aquella noche sobre Tarento fueron contemplados con interés desde el otro extremo del mundo, en el Japón, donde el astuto y previsor almirante Isoroku Yamamoto estudiaba el minimizar los riesgos inherentes a las intenciones de su gobierno de atacar a Norteamérica e Inglaterra.

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15 Nov 2010 21:41
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Nuevo mensaje Re: Los Portaaviones III
Aunque la aviación torpedera se había acreditado como la más efectiva en sus ataques contra los buques de línea, que en principio se les había considerado inmunes por razón de su poderoso blindaje frente a las mayores bombas que por entonces existían, quedaba por probar esta misma efectividad cuando los buques se hallaron en condiciones de libre maniobra.

La primera oportunidad se presentó en junio de 1940, cuando el crucero de batalla alemán Scharnhorst con una cortina de destructores fue localizado frente a la costa de Noruega.

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Scharnhorst


Los únicos aviones navales inmediatamente disponibles eran seis Swordfish que habían estado operando desde la base aérea de Hatston en las islas Horcadas desarrollando misiones de patrulla antisubmarina.

Evidentemente eran muy pocos aviones para llevar a cabo un ataque masivo, tal como exigían las experiencias de las maniobras efectuadas antes de la guerra y además sus tripulaciones no estaban experimentadas en esta clase de operaciones.

Sin embargo, fueron lanzados al aire y localizaron al Scharnhorst tras efectuar un vuelo de 350 kilómetros.

Pero la falta de sorpresa y su errónea táctica redujeron considerablemente las posibilidades de éxito; sus torpedos quedaron muy dispersos y dos de los aviones fueron derribados.

La siguiente oportunidad tuvo lugar durante el encuentro con la flota italiana en el de junio, mencionado anteriormente, cuando unos cuantos aviones del Eagle llevaron a cabo un ataque igualmente infructuoso.

Las posibilidades de los aviones torpederos lentos, en ataques sin protección, rara conseguir blancos se estaba demostrando que eran muy escasas, y esta idea fue confirmada de nuevo precisamente en el mismo en que se llevó a cabo el ataque a Tarento.

Ocurrió cuando los aviones del Ark Royal de la Fuerza "H" participaron en un nuevo episodio.

Esta Fuerza "H", con base en Gibraltar, bajo el mando del almirante sir James Somerville, había sido destinada a proteger un convoy de suministros que pasaba por el Mediterráneo Central y se hallaba el 27 de noviembre al Sudeste de Cerdeña, en donde habría de encontrarse con el viejo acorazado Ramillies y dos cruceros procedentes del Este, cuando el reconocimiento aéreo del Ark Royal señaló la presencia de la flota italiana al Norte.

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Almirante Sir James Somerville


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HMS Ramillies


Somerville desvió su convoy hacia el Sur para evitar el encuentro con la fuerza enemiga, que era superior en todo a la suya propia, excepto en aviación.

Los cruceros de ambas formaciones rompieron fuego al máximo alcance sin conseguir resultados cuando el almirante italiano Campioni se apercibió de la presencia del Ark Royal y de dos acorazados ingleses.

Inmediatamente viró para romper el contacto, lo cual era sencillo para él dada la superior velocidad de sus buques.

Este movimiento se ajustaba a las instrucciones que tenía de su propio Ministerio de Marina. Después del desastre de Tarento solamente quedaban dos acorazados italianos en servicio y no cabía por tanto el arriesgarse a una nueva reducción.

Además, Campioni temía mucho a la capacidad de ataque de la aviación naval inglesa y desconfiaba de la propia capacidad de la Regia Aeronáutica. "Los aviones ingleses alcanzarán nuestros barcos", apuntó tristemente, "en cambio los aviones italianos no alcanzarán a los de ellos".

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15 Nov 2010 22:30
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Nuevo mensaje Re: Los Portaaviones III
La única esperanza de Somerville para obligar a los italianos a entrar en combate era reducir su velocidad por medio de ataques aéreos.

Una formación de once Swordfish cargados de torpedos, despegó del Ark Royal.

Descubrieron a los acorazados enemigos Vittorio Véneto y Giulio Cesare navegando en línea de fila al frente de una cortina de siete destructores.

Era un objetivo difícil de atacar en medio de un cielo azul totalmente despejado y más difícil aún por una doble inversión de rumbo de los buques que se llevó a cabo durante el ataque.

Campioni actuó con gran resolución frente a los acontecimientos, y a pesar de las dificultades que suponía la formación de los destructores tan próxima a los buques de línea.

Los torpedos, no obstante, cayeron al agua todos tras la línea de los destructores. La maniobra individual de los acorazados evitó ágilmente las trayectorias, aun cuando los pilotos ingleses creyeron entonces de buena fe que habían conseguido un impacto seguro.

El fuego de barrera de las piezas menores de los nueve barcos enemigos fue muy intenso, pero impreciso y los aviones escaparon indemnes.

La esperanza de forzar el contacto con el enemigo que se retiraba, evidentemente había desaparecido.

Pensando en su propio convoy y en la posibilidad de que éste sufriera un masivo ataque aéreo al atardecer, ya que para entonces los italianos disponían de avio¬nes torpederos propios, Somerville dio por terminada la caza y puso rumbo al Sur.

El Ark Royal quedó libre de la formación para emprender un ataque contra un crucero enemigo, averiado y parado, según informaban los servicios de reconocimiento.

Su comandante Holland ordenó que se preparase una nueva oleada de ataques, pero al no tener noticia del supuesto impacto en uno de los acorazados decidió cambiar el objetivo y di¬rigir los aviones torpederos contra este buque, mientras que una formación de siete Skuas armada con bombas era enviada tras el crucero.

Este cambio, sin duda, fue una equivocación de orden táctico. La experiencia de los ejercicios en tiempo de paz y el conocido principio de guerra sobre concentración de fuerzas, estaban exigiendo que la totalidad del poder ofensivo aéreo del portaviones se empleara de forma masiva sobre el objetivo principal.

Nueve Swordfish solamente estaban disponibles, una vez reagrupados los aviones al regresar las unidades de reconocimiento y de patrulla antisubmarina.

Sus tripulaciones estaban necesitadas de descanso después del largo vuelo de la mañana y además la mayor parte de ellos no estaban adecuadamente impuestos en la técnica del lanzamiento de torpedos.

En el momento en que despegaron, los acorazados enemigos pasaban cerca del Cabo Espartivento, en el extremo Sur de Cerdeña, bajo la protección de una sombrilla de cazas propios con base en tierra. Los Swordfish disponían solamente de unos 65 a 80 kilómetros de velocidad real para alcanzar la rápida formación naval enemiga.

El jefe de escuadrilla concedió a sus pilotos libertad para cambiar su objetivo a discreción; por ello cuando cayó bajo su alcance la formación de cruceros del vicealmirante Iachino, que fue la primera avistada decidió atacarla sin más.

Estos barcos de alta maniobrabilidad pudieron haber sido alcanzados en el ataque si los aviones se hubiesen lanzado sobre ellos de forma convergente, pero lo cierto es que lo mejor que supieron hacer aquellos pilotos bisóños fue atacar en línea desde la popa acercándose todos por la misma banda.

Un cambio de rumbo ejecutado con precisión por los cruceros hizo que se perdieran todos los torpedos. Una vez más los aviones escaparon todos, con daños menores únicamente en dos.

Entre tanto los siete Skuas habían estado buscando en vano al crucero averiado, que al parecer, nunca existió. Localizaron, sin embargo, a la otra formación italiana de cruceros y la atacaron pero no consiguieron otra cosa que contornear al Trento con cinco impactos muy próximos.

Si se hubiesen coordinado debidamente con los Swordfish para atacar simultáneamente no es probable que hubiesen vuelto con las manos vacías.

Era en este momento cuando le correspondía al enemigo lanzar su fuerza aérea al aire para contraatacar.

Vino, como de costumbre, en formaciones impecables de bombarderos a gran altura cuyos ataques, al ser interceptados por los Fulmars y Skuas, quedaron desbaratados y cuatro bombarderos fueron derribados, mientras el resto dejaba caer sus bombas fuera del objetivo.

Las formaciones restantes concentraron sus esfuerzos sobre el Ark Royal con una precisión digna de mayor suerte de la que les acompañó realmente.

El portaaviones más de una vez desapareció materialmente en medio de un bosque de piques y explosiones, algunas de éstas a menos de diez metros de su costado, para resurgir de nuevo indemne.

Este fue el final de la batalla. Con el convoy ya a salvo, la Fuerza "H" regresó a Gibraltar.

FIN Portaaviones III



Fuentes: De Trafalgar a nuestros días Vol IV, Editorial Delta // Navíos & Veleros, Editorial Planeta –Agostini // Portaaviones, editorial San Martin por Donald Macintyre // La flota de alta mar Japonesa, editorial San Martin, por Richard Humble.//Brithis Aircraf 1939/45 Osprey.

Imágenes: fuentes anteriores, Wikipedia, Imperial Japanese Aircraft Carriers 1921-45, Profile Wars Ships, US Navy Aircrft 1923-45, Encyklopedia Okretov, Royal Navy, RAF Museun, Naval History, aircraftinformation, 24 flotilla,La Bancarella Aeronautica, Bundersarchiv, archivos personales

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15 Nov 2010 22:42
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Nuevo mensaje Re: Los Portaaviones III
Muy interesante y divertido su trabajo, mi estimado Sotacómitre. Y ameno, es fácil de leer, es casi como una escena de una "peli".

Una pregunta: la gasolina se contaminó con el agua del mar? O lo he entendido mal? Tendré que releerlo. Si así fuera, no hay medios técnicos en los buques para purificarla?

Es que hoy he estado leyendo mucho sobre combustibles (que es lo que me gusta a mí) y no he leído ni una sola referencia a este problema.

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«Mas madera, que es la guerra. Más aceite, que esto vuela»
(Don José Rodríguez Barba, fogonero maquinista del crucero Canarias, en pleno apresamiento del Mar Cantábrico, Guerra Civil Española 1936-1939)


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Nuevo mensaje Re: Los Portaaviones III
Estimado colega.

Un trabajo de fábula. Me imagino lo costoso del asunto.

Enhorabuena.

Un saludo. Ban-dera

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¡Yo no di más que un brazo a la Patria, si lo volviese a necesitar no le negaría vuestras vidas!. Cabo de cañón del Crucero Acorazado Vizcaya, Damián Niebla, a sus hijos, poco antes de morir.

Tu Regere Imperio Fluctus Hispane Memento


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Nuevo mensaje Re: Los Portaaviones III
Gracias por las felicitaciones Jefe y Cervera, me alegra que os agrade, pero quedan unas tres partes más para completar, lo más trabajoso el escaneo de las imágenes y la busqueda de ellas por la red y mucho Word para enlazar todo sacado de libros, no de San Google.

Abrazos

Sotacómitre

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16 Nov 2010 21:40
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Nuevo mensaje Re: Los Portaaviones III
Encima trabajo de artesanía! Ahí es ná! Y ese es mi "capi"! Bueno, pues esperaremos con la paciencia que haga falta el resto del trabajo. Da gusto mirarlo y remirarlo.

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Traducción al español por Huan Manwë para phpbb-es.com