La Canoa del Emperador. (La caseta rematada por una corona imperial sostenida por cuatro angelotes, es notable por la riqueza de sus esculturas y su dotación)
Es esta canoa la única embarcación de este tipo que Francia ha podido conservar íntegramente.
Corría el año 1810 cuando el Emperador Napoleón I decidió ir, junto a la Emperatriz María Luisa de Austria, a Amberes, uno de los puertos bajo dominio francés que él modernizó años antes con la construcción del arsenal que ahora iba a visitar por razón de un evento naval.
Para dicho acontecimiento, y en el mayor de los secretos, en la primavera de 1810 se encargó la construcción de una canoa. Los planos de la misma fueron realizados por el ingeniero Guillemad, mientras que el maestro Théau, originario de Granville, supervisó el proceso constructivo. Las esculturas decorativas se confiaron al artista de Amberes Van Petersen. En veintiún días la embarcación estuvo terminada.
Su longitud era mayor de dieciocho metros. El tercio de esta longitud estaba dominado a popa por una caseta ricamente decorada, mientras que el espacio dedicado a los remeros ocupaba todo el resto hasta la majestuosa figura de Neptuno que decoraba la proa.
Canoa del Emperador en Amberes
El 30 de abril de 1810, la canoa, a cuyo bordo estaban Napoleón y la joven emperatriz María Luisa, junto con el mariscal Berthier, el ministro de marina Decrés y el almirante Missiessy, comandante de la escuadra de l´Escaut, hizo una entrada triunfal en Amberes rodeada de un verdadero cortejo naval.
Durante varios días, la canoa fue el vehículo de transporte en los desplazamientos del emperador, el cual , visitó el buque insignia Carlomagno e inspeccionó el conjunto de la flota. Así mismo, el 2 de mayo de 1810, asistió a la botadura del Friedland, un navío de 80 cañones.
Botadura del navío de 80 cañones Friedland
En 1814, la canoa es trasladada a Brest, no siendo utilizada hasta que se completa su ornamentación en 1858 poniéndose al gusto de la época. Es desde entonces que datan los elementos escultóricos actuales, notablemente la figura de proa, el grupo trasero con las armas imperiales, y sobremontando la caseta, la gran corona sostenida por cuatro angelotes. Igualmente los remos son adornados con suntuosos motivos pictóricos.
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