CSS ALABAMA

I. EL NACIMIENTO DE UNA LEYENDA

El CSS Alabama, fue el segundo buque construido en Inglaterra por encargo de James D. Bulloch para la marina confederada tras el CSS Florida. El buque se construyó en Birkenhead (Liverpool) para la marina rebelde por John Lair Sons and Company en 1862. Su “vida” duró dos años, en los cuales atacó tanto a mercantes como a buques de la armada yankee . Desde su botadura hasta el día de su hundimiento nunca atracó en un puerto de la confederación.

El CSS Alabama fue construido en secreto en 1862 por los británicos John Laird Sons and Company en el noroeste de Inglaterra, en sus astilleros de Birkenhead, Merseyside Liverpool. Por aquella época considerados como uno de los mejores del mundo. El secretismo de la operación era debido a tratar de evitar que las autoridades británicas supieran el auténtico propósito de la nave ya que de ser así esta transgrediría la ley británica de neutralidad. Aunque es más que probable que los constructores supiesen para que y para quien estaban trabajando.

La construcción fue supervisada por la Confederación a través del agente de enlace en Europa James Dunwoody Bulloch, a quien le fue encomendada la adquisición de buques para la incipiente Marina de los Estados Confederados. Se arregló el contrato a través de Fraser, Trenholm Company, un corredor de algodón en Liverpool, con vínculos con la Confederación.

El barco se construyó siguiendo las normas del Almirantazgo Británico, siendo el coste total de 42.500 libras.

Se decidió que se construyera con el mejor roble inglés, con fijaciones de hierro y el fondo de cobre, la decisión de construirlo en madera fue debida a que de esa manera podría ser reparado en casi cualquier puerto, no ocurriendo lo mismo si era construido y hierro.

Inicialmente conocido como número 290, el barco fue botado el 15 de mayo de 1862 con el nombre de Enrica. El barco tenía 1.050 toneladas de desplazamiento, una eslora de 67 metros, 9.65 metros de manga y un caldo de 5.38 metros.

Tras su botadura se le llevó inmediatamente al muelle nº 4 para continuar con el trabajo, siendo el 15 de junio el día en que hizo su primera travesía, concretamente desde el muelle nº 4 hasta el faro de Formby y volver.

La artilleríal del Alabama era de fabricación británica estaba compuesta por seis piezas en los costados de, 32 libras, y dos más grandes. Ambos cañones fueron colocados en medio del barco a lo largo de la línea central de la cubierta, a proa y popa del palo mayor. Uno era un 178 m.m. Blakely rayado, el otro era de 203 m.m. de anima lisa.

El crucero de la Confederación era propulsado por velas y por dos motores, John Laird Sons and Company de 300 caballos de fuerza, el Alabama podría alcanzar hasta 10 nudos a vela y 13,25 nudos cuando se utilizaban juntos la vela y el vapor. Podía almacenar en su interior 350 toneladas de carbón, lo cual le permitía una navegación de 18 días continuados sólo a vapor.

Ni que decir tiene, el cónsul de los Estados Unidos, Thomas Haines Dudley era el más preocupado por lo que estaba ocurriendo en Liverpool, llegando incluso a obtener una descripción detallada del interior del buque.

Hay también un informe de los espías de Dudley (Matthew Maguire) que conocian a algunos de los tripulantes y obreros de Laird, los cuales mientras caminaban por la calle Canning, hacia la terminal de ferry de Liverpool en Birkenhead, tocaban instrumentos musicales riendo y cantando la canción "Dixie". Esto fue el 26 de julio de 1862, pocos días antes de la fuga.

En la mañana del 29 de julio de 1862, alrededor de las 10:30 a.m. salió el “Enrica” (alias Alabama) muy adornado, con banderas y guirnaldas, para un viaje de prueba, arriba y abajo del Mersey. A bordo se desarrollaba una fiesta con varias damas y caballeros muy bien vestidos relacionados con los constructores de la nave. También se encontraba a bordo el señor Bulloch acompañado de los tenientes North y Sinclair. El capitán Butcher tenía mando de la nave, el primer oficial era John Low, George T Fullam el segundo oficial y David Herbert Llewellyn como asistente de cirujano. En ese momento Bulloch ya había comentado al capitán Butcher su plan de escape, por lo que el capitán ya sabía que no volvería a Liverpool.

En un punto previamente acordado en medio del río Bulloch declaró que le gustaría que el barco hiciese unas pruebas nocturnas, por lo que las personalidades que le acompañaban dejaron el “Enrica” en el remolcador de vapor Hércules. Una vez que el Hércules se había alejado del Enrica el capitán Burcher puso proa al escondite previsto para su barco, la Bahía de Moelfre, en la Isla de Anglesey.

Hacia las 03:00 de la mañana Bulloch estaba en el embarcadero de Woodside donde se reunió con su agente Mr. S. G. Porter y 40 hombres para la tripulación del Enrica. Bulloch se quedó muy sorprendido al ver que los marineros venían con sus esposas y novias. Al parecer era costumbre en el Merseyside que durante su estancia en tierra, las bebidas y el alojamiento fuesen gratis para ellos, que sus primeros meses de paga serían por adelantado y que este dinero les sería entregado a las mujeres en mano por el propietario. Por lo que todos embarcaron en el Hércules y pusieron rumbo a Moelfre donde llegaron a media tarde. Bulloch estaba descontento de que las mujeres quisieran subir a bordo, pero cedió, dando instrucciones de que tanto a ellas como a los marineros se les diese de comer y de beber, una vez alimentados todos y las mujeres tuviesen su dinero en mano retornaron al Hercules y volvieron a tierra. Varias de ellas comentaron lo magnífico que era el Enrica.

Bulloch parecía tener una gran confianza en el capitán Matthew J. Butcher, más de la que tenía en ningún otro “forastero” por lo que se sintió lo bastante seguro de decirle el verdadero propósito del viaje del Enrica. Bulloch había ordenado a John Low, que acababa de llegar de prestar servicios en el Fingal y en el Florida unirse al capitán Butcher como segundo oficial. El segundo era George Townley Fullam. Había otros tres oficiales a bordo, David H. Llewellyn como asistente de cirujano, Clarence R. Yonge como pagador y J. McNair como jefe de máquinas. Con excepción de Yonge, que luego resultaría ser un traidor, todos eran británicos, realmente no sólo los oficiales y la tripulación eran británicos, todo en el buque era británico.

Dudley y sus espías no habían estado ociosos durante este periodo, ejerciendo una gran presión sobre los funcionarios británicos, entre ellos Price Edwards haciendo ver una postura unionista firme sobre el tema del Enrica. Como resultado de esta presión los funcionarios de aduanas británicos examinaron el Enrica en junio pero no encontraron ni rastro de armas, ni siquiera una pistola de señales.

No se dio por vencido el Sr. Dudley que al parecer presentó en julio pruebas sobre el Enrica ante las autoridades británicas. Bulloch “fue informado” por una “fuente fiable y bien informada” de que no sería seguro mantener el barco en Liverpool por otras 48 horas. Se le “advirtió” de que el USS Tuscaloosa estaba rondando las costas inglesas buscando el barco de la confederación.

Mucho se ha especulado sobre quien pudo ser esa “fuente fiable” que advirtió a los confederados, incluso se especula que pudiera haber sido algún importante funcionario de Su Graciosa Majestad Británica con intereses en el algodón confederado el que les ayudara. Posteriormente Bulloch defendería a Pirce Edwards de las acusaciones que se le hicieron sobre la fuga de los cruceros.

Por su parte el Enrica bajo el mando del capitán Butcher navegó hacia el norte desde la Bahía de Moelfre, su ruta pasaría por todo el norte de Irlanda para mantenerse alejado del USS Tuscaloosa barco que le estaba buscando por aguas británicas. A la altura de Gigant´s Causeway (Calzada de los Gigantes, Irlanda del Norte) Butcher detuvo un pesquero en el que Bulloch y su agente dejaron el Enriqa para que este continuara su viaje.

Mientras tanto el USS Tuscaloosa llegó a la Bahía de Moelfre pero su presa ya había desaparecido mucho tiempo antes. Esta sería una de las muchas veces que en corsario confederado burlaría a los barcos de guerra de los Estados Unidos.

Podría ser interesante especular sobre que hubiese ocurrido si el USS Tuscaloosa hubiese encontrado y hundido al Enrica, un barco registrado como británico, con tripulación y capitán británico. ¿ Sería considerado esto por Gran Bretaña como un acto de guerra contra ella?

Bulloch retornó a Liverpool el 3 de agosto para esperar la llegada de Raphael Semmes el nuevo capitán del Enrica, cuando este tomase posesión del buque pasaría a llamarse CSS Alabama, crucero en servicio en la armada de los Estados Confederados. Semmes finalmente llegó a Liverpool el 8 de agosto de 1862 junto con el teniente John McIntosh Kell y otros oficiales procedentes de Nassau. Semmes había sido forzado a abandonar su primer barco y probablemente uno de los mejores de la confederación, el CSS Sumter en Gibraltar, tras su paso por Cádiz, donde había fondeado el 4 de enero de 1862, siendo luego obligado a refugiarse en La Roca.

Pasados unos días en Liverpool Semmes había conseguido reunir algunos de sus antiguos tripulantes del Suéter y a través de Bulloch hizo los arreglos financieros para el crucero que estaba por venir con la firma Fraser, Trenholm & Co.

El 13 de agosto de 1862 Bulloch, Semmes, sus oficiles y la tripulación salieron en el vapor Bahama de Liverpool. El Bahama estaba capitaneado por un hombre de Savannah llamado Tessier con quien Semmes había viajado de Nassau a Liverpool. Como recordaremos el Enrica había dejado Liverpool como un buque desarmado para satisfacer los requerimientos legales ingleses, por lo que su armamento y equipo bélico debería ser enviado a un punto predeterminado. Hacia allí era donde se dirigía todos los protagonistas de esta historia.

Hacia finales de mayo de 1862 Bulloch había contratado a un agente para que localizara un buen barco de vela, que pudiera transportar grandes cargas, enseguida apareció uno que costó alrededor de 1.400 libras, este no era otro que el Agrippina. Su capitán era un escocés jactancioso y gran bebedor llamado Alexander Moqueen. La Agrippina fue enviada a los muelles de Londres para que cargara todo el material necesario para el nuevo crucero que la Confederación tenía previsto empezar. Armas de fuego, suministros y grandes cantidades de ropa para los hombres, así como 350 toneladas de carbón fueron cargadas sin levantar ningún tipo de sospecha.

Por fin después de muchos esfuerzos los tres buques con todos los protagonistas de esta historia se encontraban en camino hacia ese punto de encuentro, donde tenían una cita con la historia. Ese punto no era otro que … La Isla Terceira en las Azores.

Después de un viajes de 7 dias el Enrica y el Agrippina fueron vistos en el puerto de Terceira hacia el 20 de agosto. De inmediato se procedió a los preparativos para transferir las armas y bagajes para el Enrica. El 21 de agosto de 1862 se reunieron a sotavento de las Azores el Enrica, el Argippina y el Bahama, en aguas internacionales para proceder a la transferencia de todo los necesario al Enrica, en una zona relativamente segura y tranquila.

Siguieron tres días de intenso y agotador trabajo al final de los cuales el buque confederado se encontraba totalmente listo para cumplir la misión para la que había sido concebido. Era 24 de agosto de 1862.

Con los tres barcos en la mar para desplegar por primera vez la bandera de los Estados Confederados de América en un barco de guerra construido como tal. Con excepción del personal de servicio en los barcos todos los hombres fueron transferidos a la cubierta del Enrica, todos los oficiales estaban en uniforme de gala.

El Capitán Raphael Semmes montado en la cureña de un cañón procedió a leer el nombramiento del presidente Jefferson Davies que le autorizaba a tomar el mando de la nave.

Al término de la lectura se procedió a izar la bandera de la joven nación en guerra, en ese momento un cañón retumbó y el intendente procedió a arriar la bandera inglesa.

Por último Semmes pronunció un discurso en el que preguntó a los hombres allí reunidos si querían firmar para un crucero del que no se sabía lo que duraría. Firmaron 85 hombres, de los cuales completarían todo el crucero hasta junio de 1864 donde frente a las costas de Cherburgo tuvo su ultima batalla. Pero eso será otra historia.

Bulloch volvió a Liverpool en el Bahama a continuar su misión, en ese momento nacía el viaje de uno de los mayores corsarios contra el comercio de todos los tiempos.

Nacía el CSS Alabama. Una leyenda comenzaba su carrera.

Continuará...

II. DE CÓMO IR DE VICTORIA EN VICTORIA HASTA …

II.A) La Campaña del Atlántico Oriental. Cazando Balleneros.

La primera campaña del Alabama, comenzó justo cuando se apagaron los ecos de su “puesta de largo” como corsario de la Confederación el 24 de agosto de 1862, esta primera campaña duró hasta aproximadamente el 30 de septiembre de 1862, su primera zona de caza fue alrededor del paralelo 39 de latitud, en la zona oriental de las Azores, entre las islas de Pico y Faial.

Esta zona no fue escogida al azar, por cercanía o por cualquier otra causa que no fuese razonada. En esta zona desde hacía años se encontraba faenando la flota ballenera de la Unión, por lo que era un lugar ideal para el Alabama, allí podría empezar a hacer daño a la economía yankee.

Hay que tener en cuenta que los balleneros pasaban mucho, mucho tiempo en el mar, para que sus salidas les fueran rentables, por lo que un barco que estuviera cerca de finalizar su periplo podría tener en sus bodegas carga por valor de 50.000 dólares, una más que interesante cantidad, sobre todo para el que las perdiese.

El 5 de septiembre el vigía avistó un bergantín de la flota ballenera y como era de esperar comenzó la persecución. Esta le llevó hasta el Ocmulgee, capitaneado por Abraham Osborn, un barco de 454 toneladas de Massachussets, que aún tenía en un cachalote en su costado del que estaban extrayendo todo lo aprovechable los marineros de la desdichada presa.

Fueron tomados un poco por sorpresa ya que el Alabama se acercó enarbolando pabellón yankee para en el último momento arriarlo e izar el confederado. El propio capitán del Ocmulgee pensó en un principio que se trataba de un nuevo barco de la Unión que el secretario de marina enviaba para protegerlos. Una vez apresado el ballenero se envió el cutter con el Teniente Armstrong para recoger al Capitán Osborn y sus papeles. Los 37 marineros fueron trasladados al corsario, así como otra serie de cosas útiles entre las que se encontraban barriles con carne de cerdo. Se estima que el valor de la carga del ballenero era de unos 50.000 dolares.

A la mañana siguiente se le prendió fuego al barco, esto no se había realizado durante la noche para no atraer la atención sobre el lugar y evitar poner en alerta al resto de barcos que pudieran encontrarse en la zona.

Los tripulantes del ballenero fueron puestos en libertad bajo palabra, dejándoles 3 de los botes que utilizaban en la caza de ballenas, en los que remaron hasta la cercana Isla de Las Flores. Semmes, que estaba muy familiarizado con los problemas que acarreaba el cuidado de prisioneros, se sintió muy complacido de deshacerse de ellos.

A continuación fue avistada otra vela, enarbolando bandera británica, Semmes salió en su persecución, teniendo la necesidad de realizar varios disparos, alcanzando uno de ellos en el palo mayor. Todo eso hizo de la presa orzara e izara la bandera americana. Era la Starlight una goleta de Boston. Su tripulación y tres pasajeras fueron desembarcados en la cercana Santa Cruz.

Antes de disparar a la Starlight un bergantín, ballenero portugués apareció en el horizonte, era algo inusual, ya que esa era una zona habitual sólo de los balleneros americanos. Viendo que sus papeles estaban en regla, el bergantín portugués fue puesto en libertad.

En ese momento otro ballenero americano, engañado por la bandera “americana” fue directamente hacia Semmes. Era el Ocean Rover de New Bedford de 313 toneladas. La nave llevaba 40 meses en el mar y estaba en su ruta de vuelta a casa con 1.100 barriles de aceite, buscando un lugar en Las Azores para reabastecer sus barriles de agua, para ellos fue un gran error.

Una vez más la tripulación y la mayoría de sus pertenencias fueron puestos en 6 botes balleneros y enviados a la Isla de las Flores.

El Alabama esperó nuevamente hasta la mañana siguiente para destruir sus dos nuevas capturas.

El barco confederado estaba en una zona en la que sería fácil encontrar más presas y más si tenemos en cuenta que navegaba bajo pabellón inglés. Esto ocurrió el mismo día 9 cuando vieron otra vela que correspondía al Alert, otro ballenero de 313 toneladas, el cual pertenecía a la zona ballenera del Pacífico Sur y se encontraba excesivamente desviado de su ruta de vuelta.

Un cañonazo de aviso con un 32 libras hizo que se detuviera, de este barco se consiguió obtener también varios suministros útiles entre los que se encontraba algo de Virginia Twist (tabaco de mascar muy apreciado entre los marineros e inventado por estos) lo cual fue muy bienvenido ya que el tabaco era algo bastante escaso. Una vez más, tras dar su palabra, los oficiales y tripulantes del barco fueron llevados a sus botes balleneros con sus pertenencias y pudieron llegar a la Isla de las Flores. Otra víctima más del implacable Alabama fue quemada.

Viendo el humo e interpretando que estaba producido por grasa de ballena procedente de un ballenero amigo se acercó la goleta Weathergauge, su curiosidad sería su final y su tripulación pronto sería puesta camino de la Isla de las Flores como sus, cada vez más numerosos, compatriotas en esa zona. Una vez más los desdichados balleneros vieron quemarse la que fuera su casa mientras remaban en el océano.

Después de eso, Semmes y su hasta ese momento ocupadísima tripulación tuvieron un tiempo de descanso, hasta que, el 13 de septiembre, apareció en el horizonte otro bergantín llamado Altahama, de 119 toneladas, también perteneciente a New Bedford , que llevaba cinco meses de periplo ballenero y no había tenido demasiado suerte en sus capturas. Ahora su suerte acababa de empeorar. Sufrió la misma suerte que sus antecesores, siendo quemado.

Un día después, en la tarde del 14 de septiembre, apareció un barco por barlovento, el cual después de una persecución de tres horas y gracias a las superiores cualidades de navegación del Alabama cayó en su poder una vez más. Esta vez se trataba del Benjamín Tucker, otro ballenero de 349 toneladas con una tripulación de 30 hombres que se sabe fueron desembarcados, aunque en este caso no sabemos donde y posteriormente la nueva presa fue quemada como sus antecesoras.

Dos días después de estos hechos la cacería continuó, ahora fue el turno de la goleta ballenera Courser de 121 toneladas, el departamento artillero del Alabama volvió a tener trabajo y una vez más cuando el barco fue apresado sus 68 tripulantes fueron desembarcados en la Isla de las Flores y posteriormente fue quemado.

El mismo día trajo para el Alabama su novena presa. Era el Virginia, otro ballenero de 346 toneladas, también perteneciente a la zona de New Bedford y que tenía su zona de caza en el Pacífico Sur. Su captura fue como las anteriores, acabando quemado. Su capitán Shadrach R. Tilton se quedó asombrado de la velocidad del corsario navegando a la vela. Tras su captura dijo: “Era como un conejo tratando de huir de un galgo”.

Llegamos al día 18 de septiembre, en el que el tiempo seguía empeorando y el Alabama navegaba con pabellón inglés, durante ese día otro barco fue perseguido, capturado y quemado, resultando ser el Elisha Dunbar de 257 toneladas. El desdichado velero llevaba fuera de casa cuatro años cazando ballenas.

En unos 13 días el corsario confederado que había costado 228.000 dólares había destruido 10 barcos por un valor de 232.000 dólares. Semmes ya había pagado su nuevo mando.

En ese momento como la temporada de ballenas en las Azores se estaba terminando Semmes decidió poner rumbo a los caladeros de Terranova y Nueva Inglaterra. El Alabama había terminado con rotundo éxito su campaña en el Atlántico Oriental.

RESUMEN CAMPAÑA ATLANTICO ORIENTAL CSS ALABAMA

5-9-1862 Ocmulgee 454 toneladas. Ballenero. Quemado.

7-9-1862 Starlight ¿Toneladas? Goleta. Quemado.

8-9-1862 Ocean Rover. 313 toneladas. Ballenero. Quemado.

9-9-1862 Alert 398 toneladas. Bricbarca Ballenera. Quemado.

9-9-1862 Weathergauge ¿Toneladas? Goleta Ballenera. Quemado.

13-9-1862 Altahama 119 toneladas. Ballenero Bergantín. Quemado

14-9-1862 Benjamin Tucker 349 toneladas. Ballenero. Quemado.

16-9-1862 Courser 121 toneladas. Goleta Ballenera. Quemado.

16-9-1862 Virginia 346 toneladas. Ballenero. Quemado

18-9-1862 Elisha Dunbar 257 toneladas. Bricbarca Ballenera. Quemado.

Aquí debería ir un bonito cuadro que tengo en word, pero como soy un inútil pues no lo puedo poner, así que esto es lo que he puesto de momento para parchear, pero el cuadro trataré de que aparezca.

Un saludo a todos y gracias por la atención.

P.D. Por cierto, continuará...

II. B) La Campaña de Nueva Inglaterra. Una transición tranquila.

A primeros de octubre de 1862 Semmes y su tripulación establecieron su nuevo coto de caza en la zona de Nueva Inglaterra, Virginia y Bermuda. Su objetivo eran los barcos que llevarían grano de la recién recolectada cosecha de trigo, con destino a las panaderías de Gran Bretaña y otros lugares de Europa. Lo único que el CSS Alabama tenía que hacer era esperar.

No tuvieron que esperar mucho, el 3 de octubre fueron avistados tres barcos con destino a Europa, dos fueron apresados , pudiendo escapar el tercero, que estaba a barlovento.

El Emily Farnum, un mercante de 1.119 toneladas, que transportaba trigo y cereales, era uno de ellos. El problema era que sus carga estaba protegida por papeles que decían que era una propiedad neutral. Así que tras acomodar en el barco 68 prisioneros que habían dado su palabra fue dejado ir, confiando Semmes en la palabra del Capitán de que continuaría directamente su viaje a Liverpool. Pero en cuanto el Alabama se perdió de vista viró rápidamente en dirección a Boston para alertar a los unionistas.

El segundo barco era el Brilliant, otro mercante de 839 toneladas, de carga similar al anterior y aunque su Capitán, George Hagar, insistía en que también era neutral no tenía papeles para demostrarlo, lo cual supuso que fuese quemado. Su valor fue tasado en 164.000 dólares por Kell (Primer Oficial del Alabama) el cual fue uno de los valores más altos de los capturados por el Alabama.

Cuando el Capitán del Brilliant regresó a Boston empezó a contar historias espeluznantes sobre su captura y poco después se trasladó a Nueva York, donde continuó haciéndolo, para acabar contándolas en un periódico de la urbe yankee.

Las compañías de seguros, que estaban teniendo que hacer grandes desembolsos, debido a las actividades de Semmes, se aprovecharon y unieron sus fuerzas a Hagar para que el Secretario de Estado Seward protestara en Inglaterra contra el programa de construcción de barcos que los confederados estaban llevando a cabo en ese país. Lo siguiente que podemos imaginarnos es a Charles Adams, el representante nordista en Inglaterra, “dando golpes” ante el Foreing Office para que se pusiera fin a todas esas actividades.

El Secretario de Marina Welles, también se vio afectado, como era de esperar, debido al constante goteo que llegaba a Washington sobre la destrucción que se estaba llevando a cabo sobre la flota ballenera en las Azores. Realmente aún no tenía ni idea de cuantos corsarios estaban participando en la acción y mucho menos que planes poner en marcha para combatirlos. Todo era confusión en el norte por esa época. Además no sería sencillo cazar a Semmes, era un experto en camuflar su barco y hay que tener en cuenta que su tripulación y casi todos sus oficiales eran ingleses en su mayoría, esto hacía que pudieran acercarse con “facilidad” a sus presas.

Mientras tanto en el Atlántico el Alabama seguía a lo suyo, que era diezmar el comercio unionista en lo posible y se puede dar fe que lo hacía bien.

El 7 de octubre otras dos presas pasaron a engordar sus estadísticas, la primera una bricbarca llamada Wave Crest de 409 toneladas y la segunda un bergantín llamado Dunkirk de 293. La carga del Dunkirk, que había salido hacía poco de Nueva York con destino a Lisboa, eran unas cajas que contenían bíblias y libros religiosos en portugués de la Sociedad Bíblica de Nueva York.

Semmes que no tenía muy buena opinión de esta sociedad, quemó el barco, además consideraba que estaba haciendo un favor al gobierno portugués ya que era ilegal el importar material religioso a ese país.

Quiso la casualidad que uno de los marineros del Dunkirk fuera George Forrest, el cual había desertado en Cadiz del Sumter. Una vez apresado, fue alistado forzosamente y con deshonor, por una corte marcial, en el Alabama y condenado a trabajar durante el resto del crucero sin paga ni ningún otro premio en metálico.

El siguiente barco en caer en las redes del corsario, el 9 de noviembre, fue el Tonawanda, un paquebote de 1.300 toneladas que pertenecía a la Cop Line de Liverpool (línea regular establecida en 1821 por Thomas P. Cope entre Philadelphia y Liverpool , siendo la única que operó durante la Guerra Civil) traía un cargamento de grano junto con 75 pasajeros, entre ellos 30 mujeres y niños.

Durante varios días el Capitán Semmes se vio obligado a cargar con el Tonawanda hasta que no encontrara una embarcación apropiada para los pasajeros recientemente capturados, en particular por las mujeres y los niños.

En este tiempo se encontraron con un velero cargado de grano, el día 11 de octubre, era el Manchester de 1062 toneladas, cuyo Capitán adujo que era neutral, pero no aportó documentos que así lo acreditaran, por lo cual fue quemado.

Después de esto y debido a los problemas que se le planteaban a Semmes , sobre todo por la cantidad de prisioneros que tenía que manejar, se vio forzado a dejar ir al Tonawanda cargado con todos los prisioneros y pasajeros de sus últimas capturas, previo pago de una fianza de 80.000 dólares.

Cabe destacar una última cosa sobre el Tonawanda. Dos tripulantes de este barco se alistaron en el Alabama. Por un lado, un simple marinero llamado William Halford y (aquí el dato curioso, tratándose de un buque confederado) un esclavo de 17 años llamado David White, el cual viajaba a Europa con su dueño. Semmes consideró al joven David como “una propiedad del enemigo y se incautó de ella”, para a continuación darle la libertad convirtiéndose en mayordomo de la plantilla del Alabama, teniendo un sueldo como tal y ser miembro de pleno derecho de la tripulación. White agradeció esta acción con un fiel servicio al Alabama.

Tenemos que llegar hasta el día 15 de octubre para encontrar la siguiente presa del corsario rebelde. Fue el Lamplighter, un bergantín o bricbarca (no lo puedo asegurar, tengo varias versiones) de 365 toneladas, cargado de tabaco, el cual cambió rápidamente de manos, los prisioneros llevado a bordo y el barco quemado.

Cuando el Manchester fue capturado, el botín incluía varios periódicos recientes, después de la lectura de los cuales podemos citar una interesante reflexión del Capitan Semmes: “He aprendido de ellos donde se encuentran los barcos armados enemigos y lo que están haciendo… Quizás esta sea la única guerra en la que los periódicos explicarán de antemano todos los movimientos de los ejércitos y flotas al enemigo… Lo cual me permitirá tener un mejor cuidado del Alabama.”

En la parte nordista, viendo los últimos sucesos que estaban desarrollándose, el Secretario de Marina Welles decidió poner fin al asunto y decidió mandar en busca del corsario rebelde a USS Tuscarora. La zona donde le dijeron que buscara eran… ¡Las Azores!

Mientras tanto por esa época el Alabama tuvo que hacer frente a unas condiciones del mar muy cercanas a las de un huracán. Esto tuvo como consecuencia que varios de sus botes, palos y velas resultasen dañados, Semmes necesitaba capturar otro barco que le permitiera reunir pertrechos para reparar su, en este momento, dañado barco.

Esto no ocurrió hasta el 23 de octubre en la que se divisó una vela que correspondía a la bricbarca norteamericana Lafayette 945 toneladas, que venía en ruta desde Nueva York hacia Belfast, cargada con maíz, trigo y manteca de cerdo. Según los paples el maíz era propiedad de intereses sitos en Belfast, pero a Semmes no le convencieron, pensaba que eran falsos, lo cual llevó a la quema del barco.

Pasaron tres días y entonces fue el turno de la goleta Crenshaw de 279 toneladas, en ruta desde Nueva York a Escocia, la historia fue como las anteriores, los papeles no convencieron a Semmes lo cual equivalía a la quema inmediata de la nave capturada.

Los periódicos que se incautaron en la reciente presa revelaban a Semmes que el Secretario de Marina Welles seguía tomando decisiones erróneas. Este estaba mandando sus barcos de guerra tras el Alabama a los Bancos de Terranova, lo cual complacía a Semmes: “ Mientras él (Welles) manda sus barcos lejos de Nueva York, yo me dirijo hacia allí.”

El amanecer del 28 de octubre trajo la siguiente presa de nuestro amigo. Era la bricbarca de 284 toneladas Lauretta. Una vez más el Capitán protestó aduciendo que su carga era neutral y que pertenecía a intereses de Gibraltar y Messina, lo cual no convenció al Capitán confederado, por lo que una vez más las antorchas tuvieron trabajo.

Al día siguiente fue capturado el bergantín unionista Baron de Castine de 267 toneladas, cargado con madera, el cual no fue considerado digno ni de destruirse, por lo que se le dejó irse después de pagar una fianza de 4.000 dólares y alojarle 44 prisioneros. Rápidamente huyó a Boston llevándose consigo un relato de todas las capturas del Alabama desde este había sido comisionado. Este relato apareció en el Harper´s Weekly el 15 de noviembre de 1862. Semmes provocadoramente envió sus respetos al Abiel Abbot Low, presidente de la Cámara de Comercio de Nueva York, indicándole que cuando estuviera leyendo ese informe el estaría navegando frente a ese puerto…

Cuando esa falsa información llegó a la mesa del Secretario de Marina Welles, Semmes se encontraba navegando hacia el sureste, poniendo millas de océano de por medio entre el y los barcos de guerra nordistas que tenían que capturarle.

El corsario sudista estaba quedándose sin carbón por lo que se dirigió a Martinica donde el Agrippina (barco comprado por Bulloch para abastecer al Alabama) estaba esperándole. En esa ruta se encontró el Alabama con el ballenero Levi Starbuck de 376 toneladas, el cual llevaba treinta meses en el mar pero no pudo llevar su preciada carga a buen puerto, como casi todos los anteriores fue quemado.

Pasado Bermuda, el 8 de noviembre, se encontraron con un carguero de 599 toneladas, el Thomas B. Wales. Su carga era yute, lino y 1.704 sacos de salitre de Calcuta. Semmes pensó que esos sacos eran para la producción de pólvora para la unión, por lo que una vez más ordenó quemarlo.

Por otra parte varios de los palos de esta última presa, sustituyeron a los que habían sido afectados tras el último huracán. También se alistaron 11 marineros de la presa como nuevos tripulantes del Alabama.

El Almirante de la Unión David Porter, el cual estaba al tanto de toda la distinguida carrera de Semmes, era el encargado de perseguirlo, y aunque no le gustaba, nunca dejó de reconocer que lo respetaba. Después de la guerra escribió:

“¿Hubo alguna vez un hombre tan afortunado como el Capitán del Alabama? Si quería un cargamento de provisiones, este caía en sus mano. Si era necesario visitar un muelle para equipar su barco, un barco aparecía lleno de cabos, lonas y anclajes. Si necesitaba madera un barco lleno de madera de Maine llegaba derecho hacia el y si necesitaba reforzar su tripulación los renegados de los barcos capturados ponían sus nombres en los papeles del barco, después de escuchar las emocionantes historias de los ¿normandos? Sobre barcos quemados y el dinero abundante de los botines.”

El 17 de noviembre encuentra a Semmes anclado en la seguridad de Fort de France ( Martinica ) junto al Agrippina que estaba cargado de carbón de Cardiff y lo esperaba.

Los prisioneros fueron desembarcados. Varias embarcaciones locales empezaron a dar vueltas alrededor del Alabama y no se pudo impedir que realizara contrabando de grog.

Esto llevó a que estallara una pelea de borrachos y alguna mención a un motín pero todo fue sofocado al dictar la ley marcial el Capitán haciendo que prevaleciera la disciplina que había inculcado.

Esto tuvo que ser llevado a cabo por oficiales armados los cuales restablecieron el orden deteniendo a los borrachos chorreándoles con una manguera hasta que quedaron sin aliento, así como se sofocó cualquier intento de motín.

Por otra parte, mientras esperaba la llegada del corsario rebelde, el Capitán del Agrippina, McQueen, había estado durante ocho días hablando más de la cuenta en tabernas locales con la lengua muy suelta por el alcohol sobre su relación con el afamado corsario rebelde.

Esto había traído como consecuencia que la siempre alerta inteligencia unionista notificase lo que pasaba a Whashinton . La respuesta no se hizo esperar. El día 19 de noviembre el USS San Jacinto bajo el mando de William Ronckendorff se encontraba anclado a la salida del puerto bloqueándolo.

El Capitán McQueen después de una reprimenda de Semmes fue despachado en dirección a una pequeña isla venezolana llamada Blanquilla.

Mientras tanto el San Jacinto estaba esperando tranquilamente la salida del Alabama y había mandado a espiar sus movimientos al bergantín Hampton.

Aún así el Alabama consiguió escapar ante sus enemigos ya que estos no estuvieron demasiado atentos a sus maniobras.

El día 21 Semmes y su tripulación habían alcanzado al mucho más lento Agrippina y juntos anclaron en la isla de Blanquilla.

Al llegar se encontraron en la playa a la tripulación del ballenero Clara L. Sparks, los cuales estaban llenándolo todo de humo procedente de la extracción de aceite de ballena.

Cuando vio al Alabama, en el que ondeaba la bandera yankee, se sintió muy orgulloso ante tan fuerte y poderoso buque de guerra de la Unión, por lo que se apresuró a ir a presentar sus respetos al barco, cuando subió a bordo se dio cuenta de su error. Siendo su sorpresa total (en inglés dice literalmente “como se le debió caer la mandíbula al suelo” creo que es bastante expresivo).

Semmes al ver la cara de su invitado le tranquilizó enseguida diciéndole que no tenía nada que temer, que en el área de Venezuela no quemaría su barco.

El trabajo fue duro y abundante durante los siguientes cinco días, se hizo el trasvase del carbón del Agrippina al Alabama, se juzgó y condenó por incitar a la rebelión al desertor Forrest (el antiguo tripulante del Sumter que había sido capturado entre los marineros del Dunkirk) tuvo mucha suerte ya que sólo fue condenado a ser desembarcado en tierra y dejado allí con sus escasas pertenencias. Evidentemente enseguida se unió a la tripulación del ballenero. Desde luego fue muy afortunado (no entiendo que fuesen tan benévolos con el en esa situación).

Cuando el Agrippina fue aligerado de la mitad de su carga de carbón se le dio la orden de volver a encontrarse con el Alabama en la Isla Arcas, en el Golfo de Mejico.

El día 26 nos ofrece a Semmes ya en movimiento. Después de dos meses y medio había capturado más de 20 barcos por valor de 1.184.311 dólares, cuatro veces más del costo de la nave que mandaba.

Pero no sólo se puede poner el valor en dólares del éxito que habían tenido sus andanzas por el Atlántico, había conseguido algo más importante que no se puede cuantificar. Eso era el miedo que había conseguido infundir en los corazones y las mentes de los armadores y sus aseguradores.

Podemos verlo claramente en algo escrito en el periódico neoyorquino The New York Shipping and Comerciall List:

“Los barcos bajo pabellón extranjero tienen tarifas mucho más altas para asegurarlos debido a las noticias recibidas de la incautación y destrucción de los barcos americanos por el vapor rebelde 290”.

Una semana más tarde se decía:

“Los envíos se están haciendo todos en fondos y barcos extranjeros, los buques americanos han caído en desgracia”

Semmes y su operación estaban empezando a poner de rodillas a la navegación yankee. El estaba verdaderamente sirviendo a la causa rebelde.

Como decíamos el 26 Semmes estaba en el mar y ya tenía en la cabeza un nuevo rumbo que le llevaría a su nueva zona de operaciones. Esta no era otra que la ruta marítima entre Haití y Cuba, lo cual daría lugar a la siguiente campaña del CSS Alabama, que sería la Campaña del Golfo de Méjico.

Fue una campaña corta y con apenas cuatro presas. Pero como dice un buen amigo “siempre hay un pero” una de ellas tendría una gran importancia en la historia de este barco.

RESUMEN CAMPAÑA DE NUEVA INGLATERRA CSS ALABAMA

3-10-1862 Emily Farnum 1.119 tons. Mercante. Nueva Inglaterra. Capturado y dejado ir.

3-10-1862 Brilliant 839 tons. Mercante. Nueva Inglaterra. Quemado.

7-10-1862 Wave Crest 409 tons. Bricbarca. Nueva Inglaterra. Quemado.

7-10-1862 Dunkirk 293 tons. Bergantín. Nueva Inglaterra. Quemado.

9-10-1862 Tonawanda 1.300 tons. Paquebote. Nueva Inglaterra. Capturado y dejado ir.

11-10-1862 Manchester 1.062 tons. ¿? Nueva Inglaterra. Quemado.

15-10-1862 Lamplighter 365 tons. ¿Bergantín o Bricbarca? Nueva Inglaterra. Quemado.

23-10-1862 Lafayette 945 tons. Bricbarca. Nueva Inglaterra. Quemado.

26-10-1862 Crenshaw 279 tons. Goleta. Nueva Inglaterra. Quemado.

28-10-1862 Lauretta 284 tons. Bricbarca. St. Georg´s Bank. Quemado.

29-10-1862 Baron de Castine 267 tons. Bergantín. Nueva York. Capturado y dejado ir.

2-11-1862 Levi Starbuck 376 tons. Ballenero. Virginia. Quemado.

8-11-1862 Thomas B. Wales 599 tons. Carguero. Bermuda. Quemado.


Continuara...

II. C) La Campaña del Golfo. Bautismo de Fuego.

Como hemos visto anteriormente el Almirante Porter consideraba a Semmes y a su barco muy afortunados. Por esa época el Alabama se estaba quedando sin provisiones y como para querer darle la razón al Almirante yankee la bricbarca Parker Cook de 136 toneladas, procedente de Boston, se cruzó en el camino del Alabama.

Su cargamento era carne de vacuno, carne de cerdo, mantequilla y queso… debió ser algo parecido a la llegada del maná del cielo (perdón por la irreverente comparación) no tardó el barco en arder en llamas, pasando sus necesarias provisiones a propiedad de los necesitados confederados.

Una pequeña goleta de Baltimore de 90 toneladas fue la siguiente embarcación en encontrarse con el corsario, esta se utilizó para descargar los prisioneros que se encontraban en el buque sureño y se le obligó a pagar 1.500 dólares “como rescate”.

El 7 de diciembre un vapor fue avistado. Resultó ser el Ariel. Su Capitán Albert Jones se quedó muy sorprendido cuando vio que un barco le perseguía, teniendo la bandera de la Unión, para luego izar la de la Confederación. Pero cuando sintió sobre su aparejo un cañonazo, entendió que debía detenerse y poner al pairo su barco. Una vez abordado el Capitán Jones fue llevado al corsario, haciéndose cargo de la nueva presa el Teniente Low.

Cuando Semmes se dio cuenta de que su nueva presa llevaba como pasajeros a varias damas, las cuales estaban asustadas porque creían haber sido capturadas por despiadados piratas, ordenó al Teniente Armstrong y al Guardiamarina William Sinclair que se pusieran sus mejores uniformes pasaran al Ariel para tranquilizar a las damas sobre sus intenciones.

Esta misión fue llevada a cabo con total aplomo y caballerosidad por los elegidos. Un informe posterior indica que los valientes soldados volvieron a su barco sin los botones de sus uniformes, los cuales habían servido a las, ya calmadas, señoras para tener un recuerdo de su inesperado encuentro con un corsario del sur.

Cuando en el corsario se tomó conciencia de la presa que habían conseguido se dieron cuenta que tenían un problema y no pequeño precisamente.

El pasaje del barco estaba compuesto por no menos de 500 mujeres y niños además de un batallón de 140 infantes de marina, los cuales fueron desarmados y dejados en libertad bajo palabra, que se dirigían al Pacífico.

Todo esto hizo que Semmes tuviese que llevar consigo el Ariel bajo estrecha vigilancia tratando de encontrar una manera de deshacerse de todos estos prisioneros. Como no hubo manera de hacer nada tuvo que dejar ir al barco previo pago de 216.000 dólares como fianza antes de dejarlo marchar.

Por esta época fallaron los motores del Alabama. Después de ver la avería se vio que necesitarían 24 horas para reparar la avería. Al final llevó dos días dejar todo en condiciones en la sala de máquinas.

Después de todo esto se recaló el 22 de diciembre en la Isla Arcas. Donde a la mañana siguiente llegó el Agrippina. Durante las dos siguientes semanas, se realizaron trabajos de carga de carbón en la bodegas del barco, carenado y calafateado del mismo para quitar toda la suciedad que había en su revestimiento de cobre. Una vez vacío, el Agrippina fue enviado de nuevo a Liverpool a buscar más carbón para la próxima vez que fuese necesario.

Durante ese tiempo el Capitán Semmes había leído en los periódicos capturados en sus recientes presas, que el General de División Nathaniel Banks estaba en camino a Galveston para atacar este puerto tejano desde el mar. Esto dio una idea a Semmes. El puesto se encontraba tras una barra de 12 pies, lo cual haría que los soldados tuvieran que ser trasladados a tierra en pequeñas embarcaciones para intentar el asalto, ahí el tendría algo que decir.

Al medio día del 11 de enero de 1863 Semmes y el Alabama se encontraban a unas 30 millas de Galveston con los ojos bien abiertos para localizar a la flota yankee. En ese momento uno de los vigías dio la voz de alarma. Habían descubierto los barcos de la Unión, pero no veía transportes sólo 5 barcos de guerra bombardeando Galveston. No parecían buenas noticias.

Por lo que se podía apreciar los confederados habían reconquistado la ciudad. En ese momento, aproximadamente las 15:00 horas, uno de los barcos de la Unión se dirigió a investigar esa extraña vela en el horizonte. Semmes atrajo poco a poco a ese barco, más o menos cuatro horas, lejos de su escuadrón hasta que se encontraron unas 20 millas mar a dentro. Entonces el yankee preguntó ¿Qué barco es ese? A lo que el sudista replicó “ Vapor de Su Majestad Petrel” a la vez que el preguntó que barco era ese teniendo como única respuesta que pertenecía a los Estado Unidos.

Una vez identificado positivamente como enemigo se le dijo al Teniente Kell que les dijera a ellos que este era el Vapor Alabama de los Estados Confederados y que abriese fuego inmediatamente. Los cañones de estribor del Alabama no tardaron en hablar. El vapor unionista respondió al fuego, con los dos barcos a no menos de 40 yardas el uno del otro. Todo lo anteriormente acontecido llevó a que el vapor nordista se incendiara, empezara a hundirse y tuviera que ser abandonado tras rendirse.

Las víctimas del bautismo de fuego del CSS Alabama como barco de guerra, había sido el cañonero USS Hatteras, vapor de ruedas laterales de 1.126 toneladas, 9 cañones y 140 tripulantes comandados por el Teniente Homer Blake.

Este encuentro tiene su importancia porque fue la única vez en que un corsario de la Confederación se enfrentó a un buque de guerra de la Unión y salió victorioso.

El Alabama había recibido 7 impactos de no mucha importancia con el resultado de sólo dos heridos leves.

Los supervivientes, entre los que estaba el Capitán Blake, del barco nordista fueron rescatados por el CSS Alabama, excepto dos que habían muerto durante la acción y otros seis que estaban en un bote que se había enviado a intentar identificar al corsario, estos huyeron en dirección a su flota.

El Alabama llegó a Port Royal en Jamaica el 20 de enero, donde los prisioneros fueron dejados marchar bajo palabra. Inmediatamente regresaron a Estados Unidos.

Por último hay que destacar una curiosidad sobre este combate. Como hemos visto el vapor había sido hundido por el Alabama. Pero no lo había sido del todo.

El combate había tenido lugar en un lugar de una profundidad de 58 pies, lo que tuvo una curiosa consecuencia. Cuando los nordistas echaron de menos al vapor enviaron a buscarlo al crucero Brooklyn el cual llegó al lugar del combate a la mañana siguiente de este. Pudo encontrar el lugar exacto del mismo debido a que el Hatteras estaba en posición vertical y una de las partes que sobresalía del agua era uno de sus mástiles en el que se encontraba su bandera ondeando al viento. Realmente el cañonero no se había rendido aunque hubiese sido hundido.

Semmes que por aquel entonces sufría mareos, se tomó cuatro días de descanso en Kingston para recuperarse. En ese tiempo dejó al Teniente Kell con la misión de carbonear, aprovisionar y cuidad de la nave en general.

Pasados los cuatro días Semmes regresó y se encontró con que muchos de los tripulantes a los que se les había concedido permiso para bajar a tierra eran bastante reacios a volver. Realmente eran gente muy apreciada en burdeles y bares. Al final todos volvieron, excepto nueve, los cuales, nunca más se supo de ellos y por tanto fueron declarados desertores.

Al final el día 25 de enero de 1863 el Capitán se encontraba contento de poder volver a navegar. Navegaba en dirección a Haití.

Al día siguiente continuo su carrera corsaria a costa de la bricbarca Golden Rule, de 255 toneladas. Su carga eran medicinas y comida consignada a las compañías Panamá Railway Company y Pacific Mail Steamship Company. También había entre la carga un juego completo de palos y velas para el USS Bainbridge (nombre del capitán de la Constitution cuando capturó la Java en la guerra de 1812) este fatal encuentro haría que dicho barco de la unión tuviese que esperar largo tiempo por estos esenciales elementos que probablemente necesitaría reemplazar.

Finalmente aunque alguna parte de la carga podría considerarse como neutral Semmes decidió que el barco fuese quemado, por lo que la sentencia del Golden Rule pronto fue ejecutada.

Justo un día después, el 27 de enero, cerca de Santo Domingo, junto a la Isla Alta Vela se encontró con el Chastelaine, ex Boston, un bergantín de 293 toneladas, que pronto fue despachado por el fuego. No tenía carga alguna, solo el lastre, aún así se le tomaron 700 dólares en oro. Después de esto los prisioneros de las dos últimas capturas fueron desembarcados en Santo Domingo.

Si recordamos el principio de esta parte se hablaba de la suerte del Capitán Semmes y su barco. Por lo visto en esta parte del crucero puede decirse que es así. Navegando muy cerca de la costa americana y con toda la flota de bloqueo de la Unión por la zona salio, no sólo bien librado de su combate contra el USS Hatteras, si no que también consiguió repararse, reabastecerse de carbón, carenarse, aprovisionarse y conseguir palos y velas. Todo ello podríamos decir que “viviendo del terreno”.

Ahora el corsario debía dirigirse hacia otro destino, empezaba a ser muy conocido en las inmediaciones de Norte América. Por lo tanto el Capitán Semmes decidió dirigirse hacia el sur, en concreto hacia la costa de Brasil.

Esto daría lugar a la Campaña del Atlántico Sur, probablemente la más exitosa del corsario confederado, en la cual apresará 29 barcos e incluso utilizará uno de ellos como nuevo corsario al servicio de la Confederación.

La leyenda empezaba a hacerse cada vez más y más grande, era un barco conocido y temido. Las consecuencias cada vez se dejaban sentir más en el comercio yankee. Desde luego estaba dando más que aceptables beneficios para la inversión que se había hecho con el.

Pero todo eso será otra historia.