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 Combate Naval de los Santos, 9 a 12/ IV/ 1782. 
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Combate Naval de los Santos.




Este gran combate naval, seguramente el de mayor importancia a lo largo de todo el siglo XVIII, se produjo entre los días nueve a doce de abril del año de 1782, en el canal que existe entre las islas Dominica, Guadalupe y Marigalante, del grupo de las Antillas francesas, entre una escuadra británica al mando del almirante George Rodney y otra francesa al mando del almirante conde De Grasse.



El nombre lo recibe por haberse librado en las proximidades del pequeño grupo de islotes denominados <<Les Saintes>> [Las Santas], que emergen en el canal ya descrito al norte de la isla de Dominica.



Después del combate naval de San Cristóbal, el vicealmirante Hood, que permanecía al mando de la escuadra británica destacada en las Antillas, por ausencia del almirante George Rodney, puso rumbo a la isla de la Antigua, llegando a ella el día diecinueve de febrero del año de 1782.



En este mismo día, el esperado almirante Rodney, llegaba a Barbados, con los refuerzos que traía procedentes de las aguas europeas y que consistía en doce navíos de línea; al ponerse en su conocimiento que Hood, estaba en la isla de la Antigua, se hizo a la vela con rumbo a ésta, para reunir todas sus fuerzas, lo que se produjo el día veinticinco, tomando a su llegada el mando supremo de la ahora gran escuadra, pues quedaba compuesta por treinta y cuatro navíos, haciéndose a la vela inmediatamente toda la escuadra con rumbo al fondeadero de Santa Lucía, lugar elegido por el propio Rodney, como base de sus operaciones en contra de los franceses.



Mientras tanto De Grasse, que seguía al mando de la escuadra francesa de la Antillas y habiendo perdido una magnifica ocasión de derrotar a Hood en el combate de San Cristóbal, fondeaba el día veintiséis de febrero en Fort Royal, la gran base francesa en la isla de la Martinica, situada a poco más de treinta millas del fondeadero escogido por el almirante Rodney.


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En Santa Lucía, Rodney fue reforzado por tres navíos más, que habían cruzado el Atlántico, con lo que su escuadra pasaba a componerse de treinta y siete navíos.



Ordenó cruzar a parte de su escuadra, con el propósito de apoderarse de un gran convoy francés, que el capitán de navío Mitón que lo mandaba, supo esquivar a los británicos, yéndose muy al norte de Guadalupe, hasta cuya altura cruzaban los enemigos, por lo que llegó sano y salvo a Fort-Royal, el día veinte de marzo.



Los aliados hispano-franceses, tenían el proyecto de efectuar una gran concentración de fuerzas navales y terrestres en Haití, con destino a la toma o conquista de la isla de Jamaica, por lo que se habían de reunir en ella, de cincuenta a sesenta navíos y de quince mil a veinte mil hombres de tropas de tierra.



El conde De Grasse, asumiría el mando de la poderosa flota coaligada, pero antes debía encargarse de concentrar en la Martinica, todas las fuerzas y recursos disponibles en el resto, de islas francesas de las pequeñas Antillas, para lograr esto, debía formar un gran convoy, acompañarlo y protegerlo con su escuadra y hacerlo llegar al punto de concentración de las dos escuadra coaligadas.



Rodney, debía de esforzarse en impedir que la escuadra y el convoy llegasen a Haití, pues si De Grasse conseguía llegar al punto de encuentro y se le unían los españoles, más los refuerzos franceses que acababan de llegar de Europa, nada ni nadie podría ser capaz de evitar la conquista de Jamaica y con ello arrojar a los británicos de las Antillas.



En previsión de ello el almirante británico George Rodney, había dispuesto un servicio de vigilancia a cargo de buques exploradores, que de inmediato le informaran, mediante una cadena de señales, de la partida de la escuadra francesa y el convoy al que debía proteger.


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20 Sep 2006 10:26
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En la amanecida del día ocho de abril, el almirante Rodney fue avisado de que la escuadra del conde De Grasse, se había hecho a la vela con toda su flota, e inmediatamente el conjunto de la británica levó anclas, arboló sus buques y se lanzó en persecución de la francesa, que le llevaba unas cuantas horas de ventaja.



La gran escuadra al mando del almirante Rodney, estaba compuesta por treinta y seis navíos, de ellos cinco de tres puentes, tres de 98 cañones y dos de 90 y treinta y uno de dos puentes, de ellos veintiuno de 74 cañones, uno de 70 y nueve de 64; con un total de 2.674 cañones, divididos en vanguardia, centro y retaguardia, cada una con doce navíos y mandados respectivamente por el vicealmirante Samuel Hood, el almirante George Rodney y el contralmirante Drake.



La escuadra al mando del conde De Grasse, estaba compuesta por treinta y tres navíos, pero sólo uno de tres puentes, aunque era el ingente Ville de Paris, con sus 104 cañones y uno de los más poderosos en esos momentos, el resto eran treinta y dos de dos puentes, de los que uno era de 84 cañones, cuatro de 80, veinte de 74, uno de 70 y seis de 64, por lo que en total sumaban 2.442 cañones, cifra algo inferior a la de sus enemigos, pero esta desventaja era aún mayor si se tienen en cuenta, los últimos perfeccionamientos introducidos por los británicos, en la artillería de sus navíos, ya que, en primer lugar, sus cañones estaban montados sobre cureñas de nuevas, que les permitían mayor campo de tiro, por lo cual podían batir a los franceses, durante mucho más tiempo, que éstos a ellos, y cada navío, además de sus cañones, contaban con cierto número de la novísima arma llamada <<carronada>>, una especie de obús o cañón corto de cubierta, llamado así por estar fundido en las factorías escocesas de Carron, el cual aumentaba considerablemente la potencia artillera en combates a corta distancia, pues esta nueva arma, aunque de corto alcance, disparaba proyectiles muy gruesos, de a 36 a 68 libras.



También habría que añadir, que la mayoría de sus navíos llevaban ya el famoso forro de cobre, lo que les permitía alcanzar mayor velocidad.


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20 Sep 2006 10:28
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Pero todo lo expuesto, hay quien afirma que la superioridad de los británicos era más aparente que real, pues los navíos franceses, tenían mayor tamaño y el grosor del calibre de su artillería, tenían más resistencia y poder ofensivo que el de sus similares británicos.



Por esto, los dos puentes franceses de 80 cañones podrían ser comparados incluso con ventaja en desplazamiento y peso de andanada a los de tres puentes y 90 cañones de los británicos y en igualdad de condiciones eran más veleros y por tanto más rápidos, que los navíos británicos.



Pero la situación del conde De Grasse era siempre de inferioridad, pues a pesar de todas estas consideraciones no hay que olvidar, que él debía proteger al convoy, que era unas ciento cincuenta velas de carga y mercantes, que transportaban las tropas, armas, víveres y municiones, siendo conducidas por los dos pequeños navíos de 50 cañones, que era todo lo reunido en la Martinica para la expedición contra Jamaica.



De Grasse, con previsión, en lugar de tomar un rumbo directo a cabo Haití, se desvió por una derrota más apartada, que describía una amplia curva sobre el mar Caribe, bordeando de cerca las islas Dominica y Guadalupe, con el fin de que si era atacado por los británicos, los mercantes pudieran encontrar refugio en ellas.



Rodney, ganando distancia hacía el norte, dejó atrás la isla Martinica, en las últimas horas del día ocho y al amanecer del día nueve daba a la vista a la Dominica, pero cuando se hizo de día advino la calma, por lo que se encontró frente a la costa occidental de la isla en tanto, que parte de la escuadra francesa, una quincena de navíos, había conseguido despegarse de la isla y llegar al canal que se extiende entre ella y la de Guadalupe, llamado <<Pas des Sintes>>, porque a unas diez millas al sur de ésta última isla emergen tres islotes rocosos denominados <<Les Saintes>>, que son los que darían nombre al combate.


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20 Sep 2006 10:29
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El resto de la escuadra francesa se encontraba próximo al extremo septentrional de la isla Dominica y al igual que la británica, inmóvil por la calma reinante sobrevenida al amanecer, y en cuanto al convoy permanecía algo más alejado, en dirección a Guadalupe.



No obstante, los navíos franceses que aún no habían rebasado el extremo norte de la isla, pudieron aprovechar una leve brisa que venía de tierra, que a su vez no les llegaba a los británicos, que estaban situados más a fuera, por lo que salieron al canal uno tras otro, y fueron uniéndose lentamente al resto de su escuadra.



Al poco tiempo se levantó un viento del sudoeste, que puso en movimiento a los navíos de la vanguardia británica al mando de Samuel Hood, impulsándolos hacía el norte, con lo que se quedaron separados del resto de su escuadra, pero más adelantados.



Dos de los navíos de los franceses, se habían quedado zagueros por haberse sotaventado mucho durante la noche, y estaban siendo amenazados por los navíos de Hood, que continuaba su avance a favor del viento.



Sobre las 0900 horas, De Grasse, ordenó al convoy, que buscase refugio en la isla de Guadalupe, aprovechando el viento que les era favorable, a la vez que ordenó se formara la línea de combate a toda su escuadra y por la amura de estribor, media hora después y temiendo por sus dos buques retrasados, ordenó a la vanguardia, que estaba al mando del marqués de Vaudreuil, que arribase sobre el almirante Hood, al que no le seguían nada más que nueve de sus navíos, ya que el resto de la vanguardia británica, se había quedado unida al centro y la retaguardia, por seguir en la calma de la zona occidental de la isla de la Dominica.



Vió Hood, que la vanguardia francesa, quedaba a su vez reforzada por tres navíos más, que se habían salido de sus puestos y componían con ella un conjunto de quince unidades, que se le venía encima, por lo que acortó la vela y se detuvo, para no aumentar demasiado la distancia que le separaba del resto de su escuadra.


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Vaudreuil llegó a estar a tiro de cañón de los navíos de Hood, por lo que comenzó a batirlos, pasando a lo largo de la línea que formaban, por la parte de barlovento, con un intenso y continuo cañoneo.



Es evidente que De Grasse, aquel día pudo obtener una ventaja decisiva sobre el almirante Rodney, si en lugar de limitarse a enviar contra los nueve navíos de Hood a su vanguardia al mando de Vaudreuil, hubiera caído sobre el británico con todo el peso de su escuadra, lo podía haber aplastado, antes de que el almirante Rodney pudiera salir de la zona de calmas, a occidente de la isla Dominica, para intentar socorrerle, pero el conde De Grasse, estaba con la obsesión, que le producía la idea de alcanzar el cabo de Haití y unirse a los españoles, y ello coartaba sus facultades de mando, constriñéndole, además, el evitar el combate siempre que estuviera en su mano.



Sobre las 1100 horas, ocho navíos más, el resto de la vanguardia y parte del centro, entre los que se encontraba el Formidable, insignia del almirante Rodney, lograron salir de la zona de calmas y alcanzar el canal, amenazando coger entre dos fuegos a los navíos franceses que estaban empeñados, en el bombardeo de los navíos de Hood, por lo que Vaudreuil cesó en su ataque, poniendo rumbo en dirección sur, para unirse a su escuadra.



Reunida de nuevo su escuadra, De Grasse, ordenó formar la línea otra vez sobre la banda de estribor y se lanzó contra, ahora con mayor número de navíos, contra Hood y Rodney.



Aunque hubiera podido conseguir una victoria, por segunda vez la desperdició, pues si hubiera atacado con sus treinta y tres navíos, a los diecisiete enemigos, no habría sido difícil.



Pero volvió a vacilar y mientras tanto, el resto de la escuadra británica, navío tras navío, iban saliendo de la zona de calma y uniéndose al almirante Rodney y al vicealmirante Hood.


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Al producirse el reagrupamiento de la escuadra británica, logrando unírseles los últimos navíos que faltaban, sobre las 1400 horas, el con De Grasse, ordenó cargar velas y se alejó del lugar.



No cabe la menor duda que la verdadera oportunidad del almirante francés, estuvo en haber aniquilado a los nueve navíos de la vanguardia británica al mando de Hood, sin los cuales Rodney, ya no hubiera estado en situación de interponerse en su derrota, como acertadamente opina Mahan.



De la acción de este día, nueve, que quedó reducida en suma a un intenso cañoneo, salieron dos navíos británicos bastante mal parados, pero otro francés de 64 cañones, quedó tan maltrecho, que hubo de dirigirse a la isla de Guadalupe, para intentar repararlo lo antes posible.



Durante los dos días siguiente, la escuadra francesa maniobró en el canal, con la intención de ganar barlovento, mientras tanto los británicos, se afanaban en repara a sus dos navíos, lo cual les permitió el día once, emprender de nuevo la persecución de los franceses, cuando De Grasse se encontraba con el grueso de su escuadra a barlovento de los islotes de Los Santos, después de adelantarse bastante a sus perseguidores, pero dos de sus navíos durante la noche anterior se habían abordado, por lo que resultaron muy averiados, por esta razón se iban quedando rezagados peligrosamente, lo que obligó al conde francés a ordenar una arribada, para evitar que los dos navíos quedaran a merced de los británicos, por lo que la escuadra francesa abandonó el canal de popa, a pesar de que la escuadra británica aún no estaba lo bastante cerca para atacarlos.



Por esta maniobra De Grasse perdió buena parte de la ventaja ganada y al llegar el ocaso del día once, ambas escuadras se encontraban al oeste del canal, la británica ganando aguas en dirección norte, con la idea de hacerse con el viento, orden que había dado su almirante en jefe Rodney, cosa que se consiguió esa misma noche.


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20 Sep 2006 10:33
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En la amanecida del día doce de abril del año de 1782, se encontraban las dos escuadra a muy corta distancia, en aguas a unas quince millas al suroeste de Los Santos.



Frente a los treinta y seis navíos del almirante Rodney, De Grasse, sólo contaba con treinta y uno y uno de ellos el Zélé, había entrado en colisión con el navío insignia durante la noche, a consecuencia de este encontronazo, se encontraba muy seriamente dañado, que viéndolo su almirante, le ordeno a una fragata le diera remolque, y se dirigieran con rumbo a Guadalupe.



Por otra parte, De Grasse no estaba, como en el combate del día nueve, pues su situación no era tan ventajosa, sino más bien todo lo contrario, ya que sus navíos se habían desordenado durante la noche, por lo que se encontraban muy distantes unos de los otros, escalonados a lo largo de nueve millas, y para proteger en lo posible al Zélé, se mantenía con el rumbo en dirección sur, navegando con poca vela y viento por babor.



Rodney, que durante la noche había conseguido mantener la formación casi inalterable, navegaba de la amura opuesta, proa al nordeste, y como era su deseo a toda costa entablar combate general, destacó cuatro navíos para amenazar al Zélé.



Al percatarse De Grasse, de las intenciones del británico, reaccionó como Rodney esperaba, ordenando arribar hacía el suroeste para proteger al navío, aún a riesgo de verse obligado a presentar combate, tras lo que formó su línea de combate por la amura de babor; eran las 0700 horas



Entonces y ya conseguido su propósito, Rodney ordenó a sus cuatro navíos que regresaran a la línea y ocuparan sus puestos, que quedo en orden invertido o sea el contralmirante Drake, en vanguardia y el vicealmirante Hood en retaguardia, al igual que estaban formados los franceses con Bougainville en vanguardia y Vaudreuil en retaguardia y convergiendo ambas líneas, una sobre la otra.

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20 Sep 2006 10:35
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Pero el viento roló una vez más y se puso de dirección este, lo que favoreció a los franceses, que a no ser por el retraso del Zélé hubieran podido haber logrado una gran ventaja sobre los británicos, escapando así al combate general que los británicos venían buscando.



Los navíos franceses de cabeza, consiguieron adelantarse a los británicos y pasar ante ellos, con lo que ganaron barlovento, pero los británicos estaban forzando de vela todo lo que les era posible, y su navío delantero, el Marborough, del porte de 64 cañones, consiguió arribar sobre la línea francesa a la altura del Brave, de 74 cañones, que era el séptimo navío de su línea, contando desde la cabeza, por lo que en este momento comenzó el combate.



Todos los navíos británicos que seguían al cabeza el Marlborough, al alcanzar la línea de los franceses, enmendaban el rumbo y a continuación navegaban en paralelo a ella.



El cañoneo parecía un continuo tronar, que iba aumentando en intensidad a medida que los navíos se iban colocando en paralelo con su enemigo, entrando con ello en contacto.



Bien pronto los navíos franceses experimentaron la eficacia y dureza del fuego enemigo, ya que como el combate se desarrollaba a escasa distancia, a menos de medio tiro de cañón, los británicos ponían en juego, aprovechando la ventaja que les proporcionaba el uso de sus gruesas carronadas, así como el mayor campo de tiro de las piezas, por sus nuevas cureñas.



Las bajas eran muy cuantiosas a bordo de los navíos franceses, como consecuencia de su sobrecarga de las tropas del ejército, con destino a la concentración en Haití.

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Como las líneas eran divergentes, desde el punto en que el Marlborough, había arribado, a la línea de los franceses.



De Grasse, hizo la señal, ordenando a su vanguardia, que no había entrado en fuego, por estar adelantada a la británica, por el corte en el punto de contacto del navío enemigo Marlborough, para que arribara al sudoeste, y atacase a la retaguardia británica, impidiendo con esta acción, que los enemigos llegasen indemnes al combate y el cañoneo de la retaguardia francesa.



Pero el conde, advirtió que después de efectuada esta maniobra, que si se seguía en aquel rumbo, entrarían en la zona de calmas del norte de la isla de Dominica, para tratar de evitar aquella mala situación, en que se podía ver envuelto, un tiempo después de las 0830 horas, dio la orden a toda su escuadra de virar por redondo y simultáneamente, a fin de tomar la misma vuelta que la británica.



Pero era tanta la proximidad entre las dos líneas, que fue materialmente imposible el realizarla.



Sobre las 0900, roló de pronto el viento con dirección del sursureste, cambio que tuvo desastrosas consecuencias para la escuadra francesa, hasta el punto de constituir, sin duda, la causa de que perdieran el combate.



Pues varios navíos franceses, que aún no habían arribado sobre la línea británica y se encontraban todavía a cierta distancia de ella, tomaron por avante, desordenándose por su consecuencia, el extremo de la línea francesa, o sea la retaguardia, en tanto que en el resto, a pesar de los esfuerzos que se hacían para mantenerse en ella, el viento, contrario arrojó a varios navíos fuera de la misma, aumentando así los huecos existentes, momento éste que fue el decisivo y culminante del combate.

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El navío Diadéme, de 74 cañones francés, primero de la retaguardia, tomó por avante y cayó de la otra amura, produciéndose un amplio hueco en la línea francesa, entre él y el Glorieux, también de 74 cañones, que le precedía y último de la división del centro de los franceses.



Entonces Rodney, con su navío, el gran tres puentes Formidable, se encontraba precisamente enfrente de aquel claro, que se vislumbraba a través de la espesa humareda, producida por el intenso cañoneo de entre ambas líneas.



Su jefe de Estado Mayor, el comodoro Douglas, le hizo comprender, que si lograba penetrar por el hueco, seguido de todos los navíos que le seguían, que eran parte de los del centro y la retaguardia, podría cogerlos entre dos fuegos y aniquilar a la retaguardia enemiga.



El almirante británico, aceptó de muy buen grado la sugerencia de su jefe de Estado Mayor, por considerarla muy apropiada, por lo que sin dudarlo un instante y rompiendo con todas las normas de la táctica naval tradicionalmente existentes y aceptadas por todos, hasta ese instante, dio la orden a su navío y se precipitó con él, seguido de otros cinco más que, ciñendo el viento cuanto podían, desfilaron sucesivamente ante el Glorieux, que fue cañoneado tan intensamente por todos los enemigos, que el infortunado navío francés resultó completamente deshecho.



El resto de los navíos a popa de Rodney, no le siguieron en su movimiento, a causa de que, en su precipitación por ejecutar la atrevida maniobra, se le olvido dar la orden de que fuera cambiada la señal, que ordenaba combatir al enemigo a sotavento, por la correspondiente a su nueva decisión.

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Pero poco después Hood le imitaba, aún sin tener una orden expresa de su jefe, porque se había producido otro claro en la línea francesa, y en su centro, un poco más adelante del lugar que ocupaba el buque insignia francés y atravesó la línea francesa, siendo seguido este movimiento por toda la retaguardia británica, que la componían trece navíos, que en columna cerradísima desfilaron, entre el los navíos franceses César y el Héctor, los dos de 74 cañones, los cuales quedaron en muy poco tiempo destrozados materialmente, por el terrible fuego concentrado de toda la retaguardia británica.



Mientras tanto, Rodney, después de atravesar la línea francesa, había llevado su esfuerzo principalmente contra los tres navíos franceses que seguían al casi destrozado Glorieux.



Los navíos de tres puentes Formidable del porte de 98 cañones y el Namur, de 90, concentraron su fuego sobre ellos desde barlovento, mientras que desde sotavento lo realizaba el tres puentes y 98 cañones Duke, al que se añadía algún otro de dos puentes.



Mientras se combatía así en torno al centro y la retaguardia francesa, desarticulados por las audaces maniobras de Rodney y Hood, la vanguardia francesa que estaba al mando de Bougainville, continuaba con su rumbo al sur, guardando la perfecta formación, hasta que a medio día sobrevino la calma.



En esos momentos la escuadra francesa se encontró dividida en tres grupos, pero muy separados entre ellos.



El centro, o más bien, parte de él, ya que varios de sus navíos se habían dispersado, se hallaba a no menos de dos millas al noroeste y a sotavento de su vanguardia, y era cañoneado desde lejos por la vanguardia británica, que gran parte de sus navíos habían intentado maniobrar, hasta que cesó el viento, por lo que se dedicaron a rodear al navío insignia francés Ville de Paris, quien realizaba grandes esfuerzos, para reconstituir la formación, pero no lo consiguió.

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La retaguardia se encontraba todavía a mayor distancia de su centro, y también sotaventada respecto a la vanguardia, a ella se habían unido varios navíos del centro, por la maniobra de Rodney y se encontraban amenazados por la retaguardia británica que mandaba Hood, y desde el otro lado, por los seis navíos que habían seguido a su jefe, Rodney.



Solamente la vanguardia francesa, se encontraba fuera del alcance de los cañones británicos, pero encalmados muy al sur.



Sobre las 1400 horas, se volvió a levantar un viento flojo del este.



Bougainville, pudo en ese momento haber virado con la vanguardia francesa de su mando y acudir en socorro de su centro, pero ni tan siquiera lo intentó, mientras tanto las tres divisiones británicas, se esforzaban por ganar barlovento, para después converger luego sobre el grupo del central francés, en el que se encontraba el gran navío de tres puentes francés Ville de Paris, con la evidente intención de apoderarse de él y de su comandante en jefe el conde De Grasse.



Sobre las 1500, una treintena de navíos británicos, había logrado tras grandes esfuerzos, ganar barlovento, formándose en ángulo muy abierto y cuyos extremos se iban cerrando poco a poco, sobre el grupo del centro francés, mientras combatían a su paso a todos los navíos franceses, que habían quedado aislados y desamparados.



De este modo fueron sucumbiendo ante la superioridad numérica y tras una heroica resistencia, cinco de ellos, los César, Héctor, Ardent, Glorieux y Diadème, que en su mayor parte ya estaban muy dañados desde la primera fase del combate.



Mientras tanto, De Grasse, ordenaba a su vanguardia y a su retaguardia, que hicieran lo imposible por socorrer al grupo del centro, que formasen la línea de combate, por la amura de estribor y por orden de velocidad de sus buques.

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Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño. Marco Tulio Cicerón.


Hay criterios cerrados, de ásperas molleras, con los cuales es inútil argumentar. Miguel de Cervantes Saavedra.


Cuando soplan vientos de cambio, unos construyen muros, otros, molinos.

Sorpresa y Concentración.


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20 Sep 2006 10:49
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Pero esta maniobra era realmente imposible de realizar, dada la disposición en que se encontraban, por lo que sobre las 1700, el navío Ville de Paris, era alcanzado y poco después rodeado por cinco o seis navíos británicos.



Durante más de una hora De Grasse, soportó un violentísimo cañoneo, pero sobre las 1830 horas, ya con el navío totalmente desarbolado y acribillado, con enorme número de bajas y sin posibilidad de ser socorrido, se rindió al Barfleur, el tres puentes y 90 cañones, e insignia de Hood.



Con esto terminó el combate, que le había costado a los franceses, la pérdida de seis navíos uno de ellos de tres puentes, una considerable cantidad de bajas y la captura de su comandante en jefe el almirante y conde De Grasse.



Considera Mahan, que el combate de Los Santos, fue el mayor encuentro naval y de mayores consecuencias del siglo, pues señala el comienzo de una nueva era en la táctica naval, considerada de locos por los tradicionalistas, pero sería el primero de los combates navales de vela, en el que después se impondría con esta táctica, la figura señera de Horatio Nelson, principal caudillo que recoge esta doctrina, consagrada en este combate de Los Santos, la cual le proporcionó sus mayores éxitos marítimos, para su persona y para su país.



Por mi parte añadir que, si bien la decisión fue tomada, por quien debía, o sea George B. Rodney, como almirante y jefe de las fuerzas navales británicas en las Antillas, no debemos olvidar, que quien realmente vió la posibilidad del éxito, fue su jefe de Estado Mayor, el comodoro Douglas, que si no es por él, quizás a Rodney, no se le hubiera ocurrido realizar la famosa maniobra, que le dio el triunfo a los británicos y a los oficiales, jefes y almirantes que les siguieron.



Luego entonces y como siempre, el mérito se lo llevó Rodney, pero la idea de cortar la línea fue de su jefe de estado mayor Douglas, siendo esto olvidado; por lo que poco cambian las cosas. ¡Así se escribe la Historia!.



Y Boungaiville, debió ser el profesor de Dumanoir.







Citar:
Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. por Ángel Dotor.

Thayer Mahan, Alfred. Influencia del Poder Naval en la Historia. Partenón. Buenos Aires. Argentina. 1946.






Citar:
Éste es el último combate naval de la saga de los producidos por la Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica, entre franceses y británicos, y en los dos océanos, Pacífico y Atlántico.

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20 Sep 2006 11:01
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Como siempre, un estupendo trabajo que se agradece en todo lo que vale.

La nueva táctica, que parece nacer en esta batalla y por la que se haría famoso Nelson, ya era conocida por los almirantes británicos, aunque se aferraban a las viejas tácticas de las "Instrucciones de combate". Pocos años antes, un comerciante británico de Edimburgo, John Clerk había escrito "Un ensayo sobre tácticas navales" que rompía radicalmente con las viejas tácticas, pero el Almirantazgo lo vio con desinterés. Básicamente se trataba de atacar y rodear con toda la escuadra a una parte de la enemiga, es decir, concentrar la mayor potencia contra una parte de la escuadra, la vanguardia o la retaguardia, antes de que el resto de navíos enemigos pudieran acudir al rescate.

Estoy convencido que Rodney y muchos almirantes habrían leido el libro de Clerk, ¿pero quien se atrevería a ponerlo en práctica?

Se conocen datos de un guardiamarica que se encontraba en el puente del Formidable. Charles Dashwood, que años después contó lo sucedido. Según este guardiamarina, el capitán Charles Douglas, viendo el hueco dejado por los franceses, preguntó dónde se encontraba sir George Rodney. En ese momento apareció en cubierta y Douglas le instó a que rompiera la línea. Rodney constestó negativamente. Andaron en direcciones opuestas y dieron media vuelta para encontrarse de nuevo, provechando para insistir en la anterior petición. Dio su aprobación a Douglas y se marchó a su camarote.

El navío insignia no izó bandera de señales para romper la línea francesa, porque obviamente no llevaba, pero si arrió la bandera de "en línea" y mantuvo izada la de combatir de cerca. La cuestión es si el resto de su flota le seguiría. El resto, ya lo conocemos. Algunos historiadores dan poco crédito a las palabras de Dashwood, pero lo cierto es que antes de la batalla el propio Clerk había mostrado sus maniobras navales a Douglas en Londres.

Saludos a tod@s
Sangoca.

Estos datos están sacados de "La Aventura del Mar. Navíos de Guerra I", A. B. C. Whipple, Ediciones Folio


21 Sep 2006 21:17
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Pero yo creo que los ingleses rompen la línea muchos muchos años después que los dones, pues en realidad esto ya lo habían usado ellos primero.
En el siglo XVI y XVII, los españoles (fuese el que fuese el don de turno) no dudaban embestir y abordar cualquier barco, pues no dudaban de su superioridad, y de hecho, Drake tuvo mucho cuidado de mantenerse a distancia en el canal...
Pero por entonces, el fuego artillero era mucho más pobre en calibre y bocas. Cuando en el siglo XVIII son los ingleses los que no dudan de su superioridad, son ellos los que rompen las líneas, solo que para entonces la artillería si era potente, la inglesa muy buena y sus artilleros también.
Esa es la diferencia. Pero como tiene que haber un héroe, vamos a dárselo aNelson....


22 Sep 2006 19:56
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Registrado: 30 Jul 2006 20:54
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Estoy de acuerdo sólo en parte. Las "Instrucciones de combate" nacieron, por así decirlo, para que hubiera un cierto orden en las batallas navales, hasta entonces caóticas. Como bien sabemos, estas normas seguían vigentes hasta muy entrado el siglo XVIII. Los británicos no rompen las líneas por ser superiores a sus principales enemigos españoles y franceses. En la guerra anterior, que acaba en 1763 con la marina francesa casi destrozada, creo recordar que los británicos vencieron claramente en todas las batallas importantes a los franceses y en ninguna ocasión rompieron la línea, enfrentándose escuadras una frente a otra, como mandaban las "Instrucciones de combate". Pero en esta nueva guerra, los franceses habían aprendido la lección, usando nuevas tácticas navales, que los británicos, con sus férreas e inmovilistas tácticas, no supieron o no pudieron contrarrestar. Por lo tanto, los británicos comienzan a romper las líneas por necesidad imperiosa de ganar batallas. De poco les servía a sus intereses no perder esas batallas o quedar empatados en cuanto a pérdidas y bajas, había que destrozar al enemigo, así se lo pedía a sus almirantes el Almirantazgo, el Parlamento y el pueblo.

Saludos
BlasdeLezo


22 Sep 2006 23:01
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Traducción al español por Huan Manwë para phpbb-es.com