Asalto anfibio sobre la costa llamada de Morla para operar sobre el eje Palos de la Frontera - Moguer - Niebla.

( colocado en el apartado de gacetas, en disquisiciones)

La expedición que salio de este puerto en la noche del 22 del corriente a las ordenes del mariscal de campo D Luis Lacy, se componía de cuatro compañías de granaderos y cuatro de cazadores de guardias españolas, una de granaderos de guardias Walonas, y de los regimientos de infantería de Murcia, Canarias, voluntarios de Valencia, Campo mayor, y provincial de Ciudad Real. Escoltaban el convoy una división sutil española al mando del capitán de navío D Francisco Maurelle, y otra inglesa al del capitán D Jorge Cockburn. El día siguiente 23 a las 8 de la noche abordo la expedición el punto de la costa que llaman de Morla, dos leguas de la barra de Huelva, entre las torres del Oro y la de Arenilla, donde el general Lacy determino se hiciese el desembarco. Así se verifico con el mayor orden y celeridad desde las 10 hasta la una de al noche en que la división se hallaba ya caminando para Moguer, donde según noticias seguras, se hallaba la división francesa mandada por un nombrado duque de Aremberg, y compuesta de 1100 hombres, en gran parte caballería, con la artillería correspondiente. El capitán Cockburn adelanto 11 lanchas planas a las ordenes del teniente Westphall, para que introduciéndose por el rio proporcionase a las tropas el paso de un brazo de el que corta el camino que seguían.

De este modo se consiguió que la división continuase sin detención alguna su marcha y llegase a las inmediaciones de Moguer a las 11 del día 24. Mientras se ejecutaba esta marcha, el capitán D francisco Maurelle había destinado al teniente de navío D Manuel Torrontegui con una división de faluchos al desembarcadero de Moguer con el objetivo de de llamar la atención del enemigo por aquella parte, como lo hizo rompiendo el fuego contra las tropas francesas apostadas en la cañada y caída del Cristo. Dispuso también Maurelle, que las divisiones de los capitanes de Fragata D Andrés Caballero y D Pedro Lázaro se formasen en linea contra las avenidas del pueblo de Palos, y paso con 6 faluchos a reunirse con Torrontegui. A pesar del fuego de un obus y 2 cañones con que tiraban los franceses, hizo desembarcar un destacamento de 25 hombres, entreteniendo con estas diferentes operaciones al enemigo hasta el mediodía, en que aparecieron de improvisto la cabeza de nuestra columna, y sorprendidos los franceses, huyeron estos precipitadamente a Moguer. La división de nuestras tropas con el general Lacy a su frente entro en el pueblo revuelta con los enemigos, quienes a la voz de adelantar, dada por nuestro general, huyeron vergonzosamente, dejando en nuestro poder algunos prisioneros. Por la tarde reunió Arembreg sus soldados, y haciendo venir el resto de sus fuerzas de San Juan del Puerto, ataco a las tres con impetuosidad a nuestra división, que aunque sin artillería ni caballería rechazo al enemigo provisto ventajosamente de ambas armas. Repitiéndose los ataques durante la tarde, pero siempre con igual éxito, hasta que al ponerse el sol los enemigos escarmentados abandonaron el campo de batalla. Su pérdida en todo el día no baja por un cálculo prudencial de 300 hombres entre muertos heridos y prisioneros, creyéndose con mucho fundamento que entre los segundos la esta de gravedad el mismo Aremberg.

Por nuestra parte hubo 9 muertos y 33 heridos, entre estos el sargento mayor D Joaquín Moreau. El valor y constancia con que nuestra división después de haber pasado 3 noches a bordo sin comodidad ni descanso, emprendió y ejecuto en 10 horas una marcha de 22 millas que hay desde el punto de su desembarco a Moguer, entrando consecutivamente en acción y continuando en ella hasta la noche siguiente, son superiores a todo elogio, y prueban de lo que es capaz el soldado español.

La noche siguiente se desembarcaron cañones, municiones y otros efectos, y se tomaron varias medidas dirigidas todas a perseguir al enemigo, combinando el movimiento con el general Copons. Con efecto, la división avanzo el día inmediato hasta Niebla; pero habiéndose sabido que los franceses huían a toda prisa a Sevilla , perdidas las esperanzas de alcanzarlos, establecido ya el general Copons con las tropas de su mando en la expresada villa de Niebla, y desempeñando completamente el objetivo de la expedición; juzgo conveniente el general Lacy que volviesen a embarcar sus tropas, y se restituyesen a este puerto de Cádiz, donde ha fondeado felizmente anoche el convoy que las conducía.

Maniobra de distraccion sobre Moguer para ocultar al enemigo las operaciones del general Copona

El teniente de navío D Manuel Torrontegui, ha dado parte desde la ria de Huelva con fecha de 14 de diciembre de que con arreglo a las instrucciones que le dio el general Copona, y auxiliado con 250 hombres del regimiento de infantería de Sevilla, se presento en el desembarcadero de Moguer la mañana del 12, y ahuyentados los enemigos por el acertado fuego de bala y granada que hicieron los faluchos de su mando, no solo entre en aquel pueblo, sino que los persiguió hasta las alturas de la Xara, caudsandoloes la perdida de 5 hombres y un caballo muerto, y dos de aquellos prisioneros con dos caballos, recogiendo gran cantidad de granos y raciones que habían acopiado , que a todo quedo en nuestro poder. Luego que la marea comienza a bajar, reembarco la tropa, y durante la noche tuvo a los enemigos en una continua alarma. Reforzados estos se presentaron al día siguiente, mas habiéndolo sido también Torrontegui con 200 hombres del regimiento de Guadix al mando de su sargento mayor, los entretuvo sin cesa causándoles bastante perdida, y cuando tenia dispuesto un segundo desembarco, conoció que las fuerzas enemigas eran muy superiores, por cuyo motivo y no por faltar a las instrucciones, desisto de su empresa; pero no de incomodarlos y de tenerlos en expectación, amenazándolos por varios puntos a fin de que no se desmembrasen contra dicho general, que al parecer obraba por otro paraje, y a cuyo fin se dirigían sus operaciones. Hace Torrontegui elogios de valor de toda la tropa; recomienda a los comandantes de los faluchos y a sus tripulaciones y guarniciones, pues con el mejor orden fueron los primeros a someter al enemigo, pegando fuego a un repuesto de paja que tenia, y quitándoles las balas de canon y raciones que no pudieron libertar en el Río de San Juan del Puerto