Para hacer todo lo anteriormente descrito, un directivo debe pensar y actuar de manera estratégica. Es cierto que deberá en primer lugar, como ya se dijo anteriormente, asegurar la productividad y rentabilidad de la empresa en el momento actual, pero deberá también asegurar la rentabilidad futura de la misma y su supervivencia. Es decir, tiene que saber conjugar y equilibrar el corto plazo con el largo.

Para asegurar la supervivencia y rentabilidad futura de la empresa, el directivo deberá hacer una elección de futuro, esto es, decidir dónde quiere o desea ver a la empresa dentro de un tiempo determinado. Deberá definir la situación de futuro deseada, un lugar que, en su opinión, asegure la supervivencia y la rentabilidad futura buscadas y deseadas.

Para ello definirá la situación de futuro a la que desea llegar, establecer cómo se llegará hasta allí, en qué horizonte temporal se deberá hacer, elegir cuáles serán las claves de la empresa para competir y que aseguren no sólo que se llegará dónde se desea sino también su supervivencia y rentabilidad cuando ya se esté allí, cuáles serán las distintas etapas del camino, y cómo las irá supervisando para controlar adecuadamente el proceso de camino a seguir y cómo deberá corregir las desviaciones que indefectiblemente se van a producir a lo largo dicho camino.

Debe proceder a la creación de una estructura organizativa adecuada, elegir a las personas que se responsabilizarán de las distintas acciones y actuaciones a llevar a cabo, que serán encargadas a personas concretas, debe lograr que dichas personas trabajen en lo que tienen que hacer y se les ha encargado, de que se comprometan con ello y traten de alcanzar sus mejores resultados, y debe establecer y organizar los diferentes procesos y operaciones a realizar dentro de la organización.

Pero también debe organizar y estructurar las distintas relaciones dentro de la organización, lograr que las personas trabajen en aquello que tiene valor de verdad para la empresa, fomentar una mentalidad entre su gente de aportar soluciones y de dar valor a las distintas operaciones y procesos de la empresa, respetar la sensibilidad de las personas, practicar una convivencia y un clima positivos y constructivos.

Un directivo debe conocer en cada momento cuáles son los problemas esenciales con los que se enfrenta, tanto él mismo como su organización, en su día a día, debe ser capaz de entender que se puede y debe pensar de otras maneras además de las suyas propias, o de las que han sido costumbre hasta entonces en dicha organización, debe entender adecuadamente el negocio, tanto en clave del momento actual como en clave de futuro, y debe promover una sensibilidad y un compromiso tal para la convivencia, que fomente una relación constructiva, leal y firmemente comprometida entre la gente que interviene en la empresa.

Es decir, un directivo debe identificar y definir las operaciones y procesos que componen el negocio; identificar la base de éste, esto es, aquellas operaciones y procesos que son claves y relevantes para el mismo (los de mayor impacto económico tanto en términos de costes como de diferenciación frente a los competidores), comparar tales operaciones clave con las de los competidores, diseñar la base de negocio que considera más adecuada en el futuro para asegurar la supervivencia de la organización y su rentabilidad el día de mañana, diseñar e implantar las operaciones futuras de negocio y los procesos que sean más relevantes para ello, comparar todo ello con la evolución probable de los competidores, identificar las personas adecuadas para llevar todo eso a cabo, organizar y estructurar a todas estas personas y darles a cada una de ellas las tareas y los encargos concretos pertinentes, junto con el grado de autoridad y autonomía adecuados a cada caso, y crear, desarrollar y organizar una masa crítica de personas con iniciativa y compromiso para el futuro.

Para dirigir con eficacia no sólo se necesita un conocimiento preciso de las actividades y acciones, operaciones y procesos a desarrollar e implantar, sino también de las personas que intervienen. Para ello, un directivo debe conocer y saber manejar adecuadamente aquellos procesos de avance de las personas, esto es, aquello que impulsa a las personas al cumplimiento de los encargos, tareas, operaciones, procesos, actividades, acciones, responsabilidades, funciones, etc., de los que son responsables. Tales procesos de avance son principalmente, entre otros, los siguientes:

- La medición y valoración adecuada y justa de su desempeño.

- La motivación pertinente.

- Su desarrollo profesional.