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SALUDOS AL CAÑON
Era una rancia costumbre marinera el saludarse con disparos hechos sólo con pólvora como expresión de afecto, buenos deseos y sumisión. Lo que ocurre es que no siempre han sido bien interpretados ni bien recibidos. Por otra parte no dejaba de ser un gasto, que en no pocas ocasiones era excesivo. No sé si la expresión de “Disparar con pólvora del rey” pudiera tener su origen en tan extravagantes costumbres. Veamos unos ejemplos:
En el S. XVII, los saludos al cañón entre buques de guerra eran norma común. El problema radicaba en su abuso. A poco que bajase alguien principal del navío ya se disparaban algunos cañones. Si de una dama hablamos nada menos que 7 recios cañonzazos acompañaban a la “lady” en su periplo a tierra.
Nótese que me refiero a damas principales. Pues si de alguna otra “mujerzuela”, “ramera”, “colipoterra”, “pilingui”, “buscona”, “trotacalles”, “fulana”, “pelandusca” o “prostituta”. (Como el avispado lector ya se habrá dado cuenta nos referimos en general mujeres de moral distraída o vida alegre) era de esperar que no fueran despedidas a cañonazos, aunque más de un marinero se quedara con las ganas de hacerlo habida cuenta del buen rato pasado. Pero claro, no se podía exagerar que si el capitán se enteraba pues se le podía caer el pelo a algún cochinete. Por tanto, si cabían dudas acerca de la honorabilidad de la dama... mejor discreción y cautela.
Es de señalar que eran estos saludos eran tan frecuentes que incluso se cuenta el caso en que un mercante navegando por el Támesis en el que su despistado capitán no hizo el conveniente saludo a un buque de guerra. Desde éste último se disparó un cañonazo para detener al primero y le fue impuesta a su capitán una multa de 6 chelines y 6 peniques para no olvidar en lo sucesivo sus deberes de cortesía en esa ocasión omitidos. Suponemos que además el despistado sería la rechifla y la comodilla de los bares y tugurios de Londres, a ver que se había creído.
Tal era el consumo de pólvora incluso los lores debatieron largas horas y sostuvieron tensas deliberaciones sin llegar a soluciones concretas. Sin ir mas lejos los buques que llegaban desde las indias Orientales y se encontraban con los de guerra en el Canal de la Mancha saludaban con 7 tiros (es decir como si desembarcaran damas) Los navíos de guerra respondían con 5 tiros y “arreando”.
Más ejemplos, al castillo de Plymouth cada buque saludaba con 9 cañonazos, El castillo respondía gentilmente con otros 9 tiros. Desde el buque inicial se devolvía el detalle con otros 3 disparos.
De todas formas no parece que el número de tiros estuviera muy claro. (Parece que han faltado unas claras ordenanzas sobre el particular) Sin ir mas lejos en cierta ocasión fue invitado el Cpt. Holden por un colega en otro navío a compartir la cena y departir de asuntos varios tras lo cual fue despedido con una sentida salva de 5 disparos. Cuando Holden llegó a su buque respondió con sólo tres cañonazos, denotando, en primer lugar que había llegado bien a casa, en segundo lugar y no como algún malpensado podría creer no; no fue un desdeñoso saludo en protesta por un tinto peleón o una cena pobretona, sino que sencillamente entendía que entre ingleses y colegas se podía responder con dos tiros menos.
Menos considerados eran los britis de la Royal al saludar a buques de otras nacionalidades. Baste citar una ocasión en que un buque veneciano saludó con una muy considerada andanada de 11 disparos a un inglés y fue respondido con menosprecio y tacañería con otra salva de sólo 5 tiros.
Más saludos. El día de San Jorge, tras brindar por la salud del rey (cuya vida Dios guarde muchos años, parece ser que ya entonces se decía) se hacían 25 disparos como salva de honor (Y esto cada buque de la Armada) Por cierto: Nótese la importancia del protocolo, tras brindar a la salud del rey; nunca antes. El día de su cumpleaños se hacían 13 disparos, no sabemos si en esta efeméride se brindaba o no... Aunque conociendo a los ingleses y su gusto por los buenos caldos y cordiales, me extraña que quien más y quien menos no aprovechara para echarse un par de lingotazos al coleto.
No sabemos dónde se aprovisionarían, pero suponemos un dispendio importante por parte de los Caballeros de San Juan en Malta. Al entrar en el puerto de La Valletta un Almirante era saludado con una delicada salva de 45 disparos, a ella cada buque respondía con otra no menos emocionada andanada de 21 cañonazos. Se cuenta que el intercambio de saludos y parabienes duraba en torno a las 2 horas... Me dicen que no era a la hora de la siesta.
Era también costumbre entre los artilleros el despedir al capitán de su barco tras su fallecimiento. Entre 40 y 100 disparos se hacían. Como veis el rango es muy amplio y admite distintas interpretaciones; una de las más aceptadas era que el número de tiros dependía del aprecio que la tripulación tuviera a su difunto capitán. 100 tiros si en vida fue un tipo “enrollado”. Bastantes menos si acaso fuera un hueso.
Esto que cuento de forma divertida puede sonar de chiste y a decir verdad lo es. Pero no lo es menos que en asuntos de saludos al cañón había pocas bromas. No recuerdo los detalles. Pero esto que os resumo lo leí en el difunto foro de historia naval. Un combate entre el almirante Bonifacio Papachino y el francés Tourville por un quítame allá esos saludos a la bandera. Papachino que mandaba 2 buques fue derrotado, vio como el buque acompañante se rindió, y el suyo propio recibió bastantes averías, muertos y heridos. Sólo entonces aceptó y aun a regañadientes saludar al pabellón francés. Luego renqueando como pudo llegó a las costas levantinas y envió un informe al rey. Quien a pesar de la derrota quedó conforme con la actitud de Papachino a quien reconoció “el valor, tan a propósito como el que habéis demostrado en otras ocasiones”
Y en otra ocasión -también hablo de memoria- Blas de Lezo exigió de alguna ciudad el oportuno saludo a la enseña nacional amenazando con bombardearla en caso de negativa. Sí, lo de los ingleses suena a pitorreo, pero ojo, nosotros teníamos también en muy alto concepto los saludos al cañón.
“El libro Guiness de los desatinos navales”
Saludos.
mikuma
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