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"El día que España derrotó a Inglaterra" del escritor colombiano nacionalizado español Pablo Victoria, ha sido publicado por Editorial Altera, 2005.

Se trata de un libro de fácil lectura que describe la Batalla de Cartagena de Indias de 1741 en la que una invasión británica en toda regla fue detenida por la acción de Don Blas de Lezo a pesar de la aplastante inferioridad numérica de los españoles.

Tiene un preámbulo delicioso que describe la vida en las colonias neogranadinas y una breve semplanza de la vida del marino.

Una reseña de la crítica dice:

<< La vida y obra de Blas de Lezo —nacido en Pasajes, Guipúzcoa, en 1689— constituye una de las carreras militares más fulgurantes y menos conocidas de España. Herido en combates, perdió una pierna, un brazo lo tenía inutilizado y había quedado tuerto.
Este “medio hombre”, como le apodaron sus contemporáneos, fue quien derrotó a Inglaterra y a una nueva “Armada Invencible”, inglesa esa vez, de 180 navíos frente a la costas de Cartagena de Indias en 1741.

La derrota fue la mayor humillación que nación alguna hubiese sufrido: las pérdidas humanas y materiales de los ingleses fueron inmensas y por ello Inglaterra escondió su derrota; ocultó monedas y medallas grabadas con anterioridad y enterró en el olvido a su desmantelada Armada.

España olvidó a Lezo y lo destituyó del mando por intrigas del Virrey Eslava. Esta historia es un esfuerzo para rescatar su nombre, hacer justicia histórica y mostrar a los españoles cómo este marino manco, tuerto y cojo dio buena cuenta de Inglaterra. >>
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Esta tarde he terminado de leer el libro, y puedo decir que sentí todo un caleidoscopio de emociones encontradas: rabia, impotencia, dolor, ternura, emoción, angustia, compasión, curiosidad, admiración, incluso hay momentos para el humor.

Curiosidad: cuando se describen con fluidez y acierto las costumbres y la vida en la ciudad.

Angustia: con la descripción del avistamiento paulatino de la imponente escuadra inglesa.

Emoción: con el relato de las vicisitudes de Don Blas a lo largo de su vida, sus miedos, temores, amoríos, preocupaciones, sus victorias y su amor sincero y puro por Doña Josefa Pacheco de Bustos.

Compasión: ante el terrible relato de la amputación de su pierna a los 15 años de edad.

Humor: como cuando se presentó en Génova con sus buques para reclamar el pago de 2.000.000 de pesos que el banco de San Jorge debía al rey de España, e hizo desfilar a las tropas genovesas ante la bandera de España que Don Blas mandó izar en el puerto a la vista de todos.

Impotencia: cuando el virrey Eslava desoye los acertadísimos consejos del general para el apresto de la defensa de la colonia.

Dolor: ante los miles de soldados anónimos que dejaron su vida en aquellos parajes, muchos de ellos tras sufrir grandes tormentos.

Ternura: ante las últimas horas de vida de nuestro General.

Rabia: ante la traición del virrey para con quien le había salvado la ciudad, el honor y la vida...

Admiración: por la entereza e integridad de alguien que no vaciló en decir las cosas a la cara a un superior por el bien de la defensa de la patria, y que murió abandonado, mancillado y reclamado a volver a esa patria (que con tanto sufrimiento defendió) para ser sometido a un juicio de responsabilidades. Afortunadamente, la muerte le hizo escapar de este último viaje de ultraje y vejación.
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Totalmente de acuerdo, algo así sentí yo también, y lo he leído dos veces.

Tan solo dos particularidades: mucha rabia por el desenlace personal de Don Blas y el despotismo (por llamarlo de alguna manera educada) del virrey y su poco amor a la Patria al no condecorar, promocionar y alentar un trono para el Gran Don Blas de Lezo.

Por otra parte, sorpresa por la dedicatoria del autor, colombiano de origen, español de nacionalidad y cariño hacia la "Patria común". Me he dado cuenta que muchos descendientes de españoles en todo el mundo tienen a gala este sentimiento y eso resulta muy agradable.
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Un excelente análisis del libro, de la Rocha. Me ha gustado esa exposición.

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Te puedo decir, De la Rocha, que sólo por tu exposición del libro merece la pena comprarlo. Excelente. No dispongo de él, pero en breve espero hacerme con un ejemplar.
Saludos.

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Tal y como comenta nuestro compañero mtr es un libro de fácil lectura, ameno y entretenido.

Además, contiene varios mapas de la ciudad y el puerto, con las baterías y castillos, y se pueden ver trazados los planes de ataque y defensa. Yo me hice una fotocopia del mapa y coloreé los islotes y canales, y no veas qué gozada trazar las rutas y los movimientos.

En resumen: una obra muy recomendable.

Saludos...

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Estimado de la Rocha, siempre se ha dicho que el pecado capital de los españoles es la envidia.
Desde hace ya años llevo pensando esto y creo que es así. Y es que lo que nunca estará dispuesto a consentir un español (llámese pongamos por caso Virrey Eslava) es que su vecino (llámese pongamos por caso Blas de Lezo y Olavarrieta) sea mejor que él.
Decir simplemente que tengo la sana intención de comprar dicho ejemplar porque hace algún tiempo lo vi cuando curioseaba por internet.
Por cierto lo del caleidoscopio de emociones es glorioso. Te propondré para que seas incluido en el Siglo de Oro español, aunque hayas nacido en el siglo XX.-
Saludos de Ibero.-

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Ibero, va usarced a hacerme sonrojar con tales halagos, tan elevados como inmerecidos.

La relación Eslava-Don Blas de Lezo durante el ataque a Cartagena de Indias creo que resume a la perfección los defectos del carácter español. Y el libro es bastante ilustrativo en ese aspecto.

Un saludo a todos ... y a todas

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Estimado Tte. Col. de la Rocha: un favor.

En la lengua de D. Miguel de Cervantes Saavedra que es la que vos y yo compartimos lo correcto es decir: un saludo a todos (plural genérico, engloba al masculino y al femenino) lo otro sería ejercer el tristemente célebre "lenguaje inclusivo". Ya sabes: españoles y españolas que tal estais; buenos días a todos heranos y hermanas; queremos un proyesto común para todos los ciudadanos y todas las ciudadanas; y así. Esto es una barbaridad.

Como caso extremo que resulta ser el colmo del ridículo es la actuación de Carmen Romero la esposa de Felipe González cuando en ciertas elecciones fue elegida diputada al congreso y en un mitin o similar dijo aquello de: jóvenes y jóvenas. Excuso el decirte que el cachondeo que se montó en la prensa fue minino.-

Saludos afectuosos de Ibero.-
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Razón lleva Vuecencia, don Ibero, mi saludo quería referirse a toda la dotación, y hacer un guiño a nuestras queridas compañeras.

En cualquier caso les recuerdo el capítulo 4.582 de las Ordenanzas Navales en vigor en el presente navío de S.M.C.:

"El Sr. Mayor General, sobre cuyos hombros descansa gran parte de la gloria patria, tendrá a bien dirigirse a la tripulación en el momento que crea oportuno, debiendo descubrirse inmediatamente los paisanos como contestación a su saludo; aquellos que no tuvieren sombrero, gorro, pañoleta o cualquier otra prenda reglamentaria en la cabeza, harán una profunda reverencia y acudirán solícitos a besar la mano del Sr. Mayor General.

En el caso de existir mujeres entre la dotación, al recibir el saludo del Sr. Mayor General, elevarán la siguiente frase propagándola a los cuatro vientos: ¡Dios proteja a nuestro Mayor General! ¡Dios le dé salud y gloria!"
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Sencillamente eres genial.-


Saludos y buen descanso.- Ibero.-