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 En el fondo del Mar del Este de China 
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Nuevo mensaje En el fondo del Mar del Este de China
En la revista Naval History del mes de diciembre de 2009 apareció un artículo con este título, firmado por Robert Schultz y James Shell. Lo he traducido, y pongo un resumen de su historia. Disculpad si detectáis algún gazapo, puede que haya algún término técnico mal traducido, no sé todo lo que quisiera sobre submarinos.




***********************************************************************************

En su décima patrulla de guerra, el USS Tambor sobrevivió a uno de los peores ataques de cargas de profundidad experimentados por un submarino americano durante la Segunda Guerra Mundial.


Robert Hunt, veterano de 12 patrullas consecutivas de guerra como torpedista en el USS Tambor (SS-198), no esperaba sobrevivir a la Segunda Guerra Mundial. “Estaba seguro de que iba a morir,” contaba cuando se acercaba su 90 cumpleaños. “Muchos de nuestros submarinos se estaban perdiendo, y muchos amigos se iban. Yo me iría, también, más pronto o más tarde. Pero sabía que sería rápido. Y me parecía bien, no quería volver a casa malherido.”


Los análisis posteriores a la guerra confirmaron su afirmación. 52 submarinos americanos – un 18 % de los que combatieron – fueron destruidos, la mayoría con pérdida de toda su tripulación, 75-85 hombres.


El Tambor estuvo cerca de reunirse con ellos. Sobrevivió 17 horas sumergido al ataque de un habilidoso comandante de destructor que localizó al submarino en el fondo del Mar del Este de China a causa de fugas de aire y aceite. Esta es su historia…

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26 May 2011 21:02
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Nuevo mensaje Re: En el fondo del Mar del Este de China
Durante la décima patrulla de guerra del Tambor, a las 20:35 h del 28 de enero de 1944, se avistó un convoy con rumbo norte. Había poca visibilidad, y era difícil fijar su rumbo y posición para planear un ataque. Pero finalmente, a medianoche, su capitán, Russell Kefauver, se pegó al convoy y se acercó en superficie desde popa hacia babor.


Había siete barcos – tres grandes transportes escoltados por cuatro patrulleros –. Mientras el Tambor maniobraba para atacar al maru más cercano – un carguero de 10.000 t –, el tripulante Tom Lampley permanecía de serviola, con el artillero Carlos Clifton asignado a la ametralladora de 20 mm, en caso de “batalla de superficie”. Bob Hunt manejaba los teléfonos en la sala proel de torpedos, preparado para disparar una salva de tres torpedos cuando llegara la orden desde el puente. En la torreta, el capitán permanecía cerca de Bob Dye, mientras el oficial radarista controlaba la distancia al blanco. Kefauver pidió al oficial ejecutivo, Ed Spruance, hijo del Almirante Raymond Spruance, que se ocupara del puente, explicando más tarde: “no quería asustarme viendo los barcos tan cerca.”


Sería un ataque cerrado – más cercano de lo que incluso Kefauver pretendía. Llevó el submarino a menos de 1.650 yardas del blanco cuando el carguero zigzagueaba 45º a la izquierda, acercándose sin darse cuenta al Tambor. Cuando el capitán dio la orden de fuego, la distancia era de 600 yardas, cerca del mínimo necesario para el armado de los torpedos antes de que impactaran en el blanco. Muy poco después de que saliera el primer pez, uno de los escoltas encendió su proyector, aumentando la velocidad y gobernando hacia el Tambor. Kefauver ordenó disparar el segundo torpedo y luego viró bruscamente a babor para evitar a los escoltas. En la sala proel de torpedos el agua fluía cuando los tubos venteaban en los pantoques, aspirando las burbujas de aire y agua para impedir la detección y mantener el trimado del submarino. Luego comenzó el proceso de recarga, pero Bob Hunt sabía que algo estaba pasando arriba cuando el Tambor viró todo el timón a la izquierda y se puso avante toda.

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26 May 2011 21:03
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Nuevo mensaje Re: En el fondo del Mar del Este de China
Ambos torpedos fueron bien, y cuando impactaron en el blanco, humo y fuego brotaron del carguero. A distancia tan corta, el impacto hizo que los serviolas del Tambor se dieran contra las camisas del periscopio. Tom Lampley, el serviola de estribor, vio cuerpos y restos volando en un destello. El patrullero, sin embargo, continuó, con su proa hacia el Tambor, buscando al submarino con el proyector. Según se acercaba, el artillero Howard vio marineros japoneses con uniformes blancos a bordo corriendo hacia los cañones de cubierta. Kefauver, que había pasado al puente para disparar los torpedos, puso en su informe, “Todos… estaban convencidos que la embestida era inevitable.”


Tom Lampley, desde su posición de vigía, se preparó para el impacto. “Consideré que el patrullero estaba a 12-15 pies de impactarnos,” recordaba. “Cuando sus reflectores me alcanzaron pensé que eran balas, pero realmente no me estaban matando, después de todo.” Las balas, sin embargo, volaban en otra dirección. Disparando una ráfaga continua, Nip Howard barrió la cubierta del patrullero, enviando una lluvia de fuego al puente, y deteniendo a los hombres que corrían hacia los cañones. Mientras la ametralladora de 20 mm echaba humo, el escolta estaba tan cerca que Kefauver leyó el numeral en su proa por la luz de las trazadoras. Las balas debieron alcanzar al timonel japonés, porque el patrullero cambió de rumbo y pasó a 20 yardas escasas de la popa del Tambor. Lampley, con una visión privilegiada desde su posición, declaró más tarde: “creo que cuando Nip estaba disparando a los proyectores y barriendo el puente, el timonel fue alcanzado mientras sujetaba el timón, y cuando cayó puso el timón todo a estribor.”


Bob había escuchado los disparos desde la sala proel, y una vez se anuló la navegación silenciosa se enteró de toda la historia del encuentro. “Tuvimos mucha suerte de salir bien de esta,” escribió en su diario. “El tipo de la ametralladora obtendrá seguramente una medalla, pues ciertamente nos salvó de ser embestidos.”

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26 May 2011 21:05
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Nuevo mensaje Re: En el fondo del Mar del Este de China
Cuando se hizo de día, el Tambor se sumergió y patrulló en dirección sur a lo largo de las islas Ryuku, emergiendo al atardecer y dirigiéndose hacia el oeste para interceptar convoyes en la entrada del estrecho de Formosa. Al amanecer del 2 de febrero, el radar detectó varios barcos que resultaron ser un carguero y un petrolero escoltados por lo que parecía ser un nuevo y flamante destructor. Cronometrando y trazando sus maniobras, Kefauver y su equipo de rastreo planearon un acercamiento que permitiría al Tambor disparar al carguero y al petrolero dejando al destructor en el lado más alejado. “Claro que estábamos nerviosos navegando con este perro [el destructor] toda la noche,” escribía Bob en su diario, “pero él todavía no sabía que estábamos ahí.”


A las 04:00 del 3 de febrero, se hizo por fin la aproximación. Bill Reynolds, el serviola de babor, tenía los buques japoneses delante. “Como siempre, la sensación de estómago revuelto y piernas y manos temblando volvió a aparecer cuando escuché que las distancias a los blancos se acortaban y finalmente fueron visibles,” recordaba. En la sala proel, Bob y sus ayudantes habían preparado los seis tubos. A las 04:16 Bob oyó a través de sus auriculares la orden de disparar una salva de tres torpedos. Todos en el submarino sintieron el familiar y suave ruido cuando una ráfaga de aire comprimido expulsó a cada pez de su tubo. Tan pronto como se hallaron camino del carguero, Kefauver viró y disparó una salva de otros tres torpedos al petrolero.


En el puente, tan pronto como el primer torpedo salió del tubo, Kefauver vio al destructor virar, y Red Mayo escuchó el cambio de su sónar a corta escala. Lo siguiente que pasó lo recordaba lacónicamente el capitán en su informe de patrulla: “Vimos y oímos dos impactos a mitad del carguero seguidos inmediatamente por otro justo delante de la chimenea del petrolero. Viramos todo a estribor y aumentamos a velocidad de flanco. Pasamos a 400 yardas de la proa del petrolero. Vimos hombres en el petrolero gracias a la luz de un gigantesco incendio, al que siguió la explosión del buque. Una intensa luz hizo visible la silueta del Tambor, y el destructor comenzó a recortar distancias.”

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26 May 2011 21:06
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Nuevo mensaje Re: En el fondo del Mar del Este de China
Los serviolas recordaban que la explosión del petrolero fue algo que jamás habían visto antes. Bill Reynolds tenía sus prismáticos enfocados sobre el carguero, el Ariake Maru, cuando los torpedos impactaron. Se levantó una columna de agua, seguida por el estruendo de la explosión que lo enviaría al fondo. Luego movió la vista hacia el petrolero:


“… el mismo géiser, la misma historia. El resplandor de las llamas en la chimenea se extinguió completamente. Luego, vi algo que nunca olvidaré. De repente, la noche se volvió día. El petrolero explotó y pareció como si el sol de mediodía estuviese brillando en el Mar del Este de China… En medio de aquella luz infernal me sentí como una persona desnuda en medio de una calle atestada de gente sin poder esconderse. ¡Inmersión! ¡Inmersión! ¡Todo el mundo a proa! Sonaron las alarmas, y fui el último en bajar y cerrar la escotilla. Se abrieron las ventilaciones, todos pusieron sus ojos en los indicadores de profundidad, por último el ángulo de bajada en la proa, y a partir de ahí mi memoria está borrosa. Creo que estaba en los planos de popa hasta que chocamos con el fondo. Honestamente, no puedo recordarlo.”

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26 May 2011 21:06
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Nuevo mensaje Re: En el fondo del Mar del Este de China
El primer ataque


Cuando el Tambor se sumergió, el destructor pasó directamente por encima, y la tripulación escuchó el chapoteo de las cargas de profundidad al caer al agua. Tres explotaron cerca, aplastando indicadores y haciendo saltar los revestimientos de corcho. Después, tres más explotaron aún más cerca, y luego dos más. Reynolds recordaba un pánico momentáneo en la sala de control – las explosiones fueron más próximas que cualquier otra cosa que hubiesen experimentado. Pero Kefauver dio órdenes con calma, y gracias a su comportamiento, Reynolds comentó, “La disciplina volvió y fuimos de nuevo una tripulación.” Kefauver llevó el submarino al fondo, a 268 pies, y el buque permaneció en silencio.


El capitán japonés que atacaba al Tambor conocía bien su oficio. Metódicamente, el destructor hacía pasada tras pasada, soltando dos cargas a la vez, que explotaban extremadamente cerca. Cada vez, la tripulación oía al destructor acercarse, un estruendo que iba creciendo hasta que bramaba como una locomotora de vapor arrasándolo todo directamente encima de sus cabezas. Luego, a través del casco, oían el chapoteo de las cargas, esperaban mientras caían, luego escuchaban y sentían la explosión. El impacto era como si un enorme martillo golpease el casco. Rompía cristales, hacía saltar fragmentos de pintura y corcho, y aflojaba tuberías, provocando pérdidas en todo el buque. Una de ellas en la torreta inundó los pantoques de la sala de control y fue llenando los de la sala de bombeo debajo.


Los maquinistas Ray Bouffard y Warren Link, en la zona de regulación de la sala de máquinas, sintieron una explosión y vieron una tromba de agua. Su primer pensamiento fue que se había abierto una brecha en el casco y que todo había acabado. Jack Semmelrath y John Scaduto también estaban allí, pero el muro de agua, en vez de inundarlos, seguía inquietante en la sala. Sus brazos habían atravesado el velo de agua iluminado por un farol. La cabeza de una junta de uno de los motores se había soltado, enviando una corriente de agua por toda la sala. Tan pronto como los hombres comprendieron lo que había sucedido, Ray Bouffard apretó la conexión y detuvo la pérdida – pero había un problema más serio. Oyeron el inconfundible sonido del aire escapando del buque y concluyeron que había una pérdida por una rotura en un tanque de lastre cercano. Sabían que las burbujas que subieran delatarían su posición al implacable destructor.

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26 May 2011 21:07
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Nuevo mensaje Re: En el fondo del Mar del Este de China
Volviendo a la sala de control, Nip Howard y Bill Reynolds estaban sentados en el suelo, con el corcho desprendido a su alrededor. “Oye, Bill,” dijo Nip, “¿tienes miedo?”


“No”, mintió Bill.


“Yo tampoco,” replicó Nip…


Tras una hora oyendo al destructor batiéndolos y encajando los golpes de sus cargas de profundidad, la tripulación escuchó un nuevo sonido a través del casco. Era un ruido como de crujidos, que los veteranos reconocieron como el del casco de un buque haciéndose pedazos. Uno de los blancos había implosionado cuando se hundía. Luego, el destructor pasó de nuevo, y dos cargas más abofetearon al Tambor. Cuando una de ellas explotó, a Bob Hunt la vibración le quemó los pies como si estuviese pisando carbones encendidos.


Después de dos horas hubo una pausa en el ataque, y no se escuchó ningún sonido de las hélices del destructor a través del casco o del equipo sónar. Kefauver decidió hacer un movimiento. Pero eso implicaba arrancar la bomba de desagüe para limpiar los pantoques inundados de la sala de bombeo para que el buque pudiera ser nivelado correctamente. En cinco minutos el destructor estaba sobre ellos otra vez – se había detenido para ocultar su presencia y escuchar. Red Mayo, en el equipo sónar en la sala proel, exclamó: “Este tío nos sigue bien el rastro y viene como si fuera el infierno.” Cuando el ruido de las hélices se oía a través del casco, Bob sintió como si estuvieran taladrándole la cabeza. “Un momento muy malo para todos, sabíamos que venía a por nosotros en ese momento,” escribió. A 268 pies bajo el agua, las cargas de profundidad se hundían durante 30 agonizantes segundos mientras la tripulación esperaba las inevitables explosiones. Dos cayeron cerca del Tambor, y minutos después otro par explotó aún más cerca a estribor, haciendo que el submarino se zarandease y se hundiese. El diario de Bob dice, “Este viejo cascarón estaba a punto de partirse por la mitad y parecía que nunca iba a dejar de menearse.” Kefauver ordenó rápidamente al Tambor volver al fondo.

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26 May 2011 21:08
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Nuevo mensaje Re: En el fondo del Mar del Este de China
Durante esta acción, Claude Brown, que había celebrado su 16º cumpleaños en la patrulla, se encontró con Johnny Scaduto en la sala de máquinas. Brown recordaba: “Nos detuvimos, mirándonos uno al otro, él tenía su mano derecha sobre la tapa del evaporador Kleinschmidt de agua salada, mientras yo sujetaba con firmeza el enrejado al lado de los motores. El destructor rugió encima de nosotros y soltó dos… Vi un rayo de fuego azul que comenzó en el mamparo delantero, corrió por todo el cableado eléctrico y deshizo la bombilla que había sobre la cabeza de Scaduto, lloviendo trozos de cristal sobre su pelo – luego corrió a popa cuando las placas del suelo se abrieron bajo nuestros pies, y yo salí disparado hacia la sala de baterías de popa.”


Dos horas


Eran ahora las 06:55, y el Tambor había estado bajo ataque durante más de dos horas. Como las cargas de profundidad continuaban explotando a su alrededor, uno de los marinos meneó la cabeza, y muchos se preguntaban cuánto tiempo más podría aguantar su buque. El Tambor era el primero de su clase, un viejo “piel delgada de 250”, lo que significaba que su casco de presión de acero estaba diseñado para un máximo de 250 pies de profundidad, comparado con los de 400 pies que aguantaban los últimos de la clase. Posado en el fondo a 268 pies, encajando golpe tras golpe, el Tambor había recibido daños en todos los compartimentos.

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26 May 2011 21:09
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Nuevo mensaje Re: En el fondo del Mar del Este de China
En la sala de maniobras, próxima a la popa del submarino, el agua goteaba a través de los prensaestopas alrededor de los ejes de las hélices. Cuando explotaron las cargas cerca de la popa, Rex Harvey y Robert Galloway juraron haber visto destellos alrededor de los ejes, seguidos por el olor a cordita. En un intento de contener la hemorragia, Roy “Foo” Rausher cogió una llave y apretó duro. Era el hombre más fuerte a bordo, pero no pudo detener las pérdidas en los ejes. Si el agua desbordase los pantoques de la sala de maniobras y creciera por encima de las placas del suelo en la sala de motores, los motores principales podrían mojarse. Por eso, entre la explosión de cargas, los hombres formaron una brigada de cubos, transfiriendo agua frenéticamente a los pantoques más profundos en la sala de torpedos de popa. Con cada aproximación del destructor, paraban, cerraban las puertas entre compartimentos, y se preparaban para el ataque.


Los ataques seguían llegando, a veces 30 minutos después, pero durante una terrible hora fueron llegando cada diez minutos. El destructor los cruzaba de babor a estribor, luego volvía otra vez, luego lo hacía por babor, luego por estribor. Tenía una fijación con el Tambor. Con el submarino perdiendo aire, y dada la buena profundidad y las cartas de que disponía, el capitán japonés podía determinar la posición del submarino. A las 08:40, Kefauver anotaba: “Destructor corriendo por babor, se acerca y suelta dos “mierdas”. Llevan el nombre del Tambor y están lo suficientemente cerca como para oírlas cayendo por el agua.” Algunos miembros de la tripulación recordaban oír estas cargas chocar en el suelo, girar y rebotar contra el costado del submarino.


Luego llegaba la explosión. Una de ellas rompió un par de pernos del techo y los proyectó como si fueran balas. Un perno con su tuerca aún pegada golpeó a Bob Dye.

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26 May 2011 21:10
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Nuevo mensaje Re: En el fondo del Mar del Este de China
Como el ataque seguía, Kefauver fue de sala en sala, evaluando la condición del Tambor. Hablaba con cada uno de los hombres. Y cuando salía de cada compartimento decía lo mismo, una y otra vez: “Es un honor servir con usted.”


La tripulación seguía trabajando, y gradualmente se fueron tomando bajo control las pérdidas de aire. Los maquinistas Gus Builder y William Wood hicieron un gran esfuerzo, al reptar por el fondo de las baterías del submarino para entrar en el casco de presión y apretar los herrajes del tanque de aire nº 1.


Hubo una tregua en el ataque de tres horas, lo que aumentó la esperanza de que el destructor se hubiera ido finalmente. Bob escribió en su diario:


“La mayoría de nosotros había descansado lo mejor que pudo en los puestos de zafarrancho, con agua y corcho por todas partes. Hacia el mediodía salimos de las literas. Parecía el final, por lo que pensamos que se había ido, y no entendíamos cómo nos pudo encontrar estando posados en el fondo. Sólo podía ser por una cosa – por los rastros de aceite…


Después viró y volvió a la carga – tan cerca que podíamos oír las hélices a través del casco. Otra vez encima nuestro, por un lado y por el otro dándonos una paliza de la que estábamos seguros que el buque no aguantaría. Simplemente permanecimos allí y esperamos”

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26 May 2011 21:11
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Nuevo mensaje Re: En el fondo del Mar del Este de China
Ocho horas

Había pasado el mediodía, con lo que el Tambor había estado bajo ataque durante ocho horas. Y todavía seguía el destructor soltando carga tras carga, todas bien apuntadas. Luego, en una pausa entre explosiones, el comandante Kefauver se volvió hacia su veterano ayudante, le miró a los ojos, y preguntó: “Bob, ¿habías oído alguna vez antes cargas de profundidad tan próximas?”


“No tan cercanas, capitán, “respondió Bob.


Entonces Kefauver dijo, “Tenemos que salir de aquí.”


Inmediatamente se dirigió a la sala de control. Una vez allí, ordenó al oficial Bill Blakenbaker que comenzara a bombear para que el Tambor pudiera ponerse en marcha. Advirtió a los hombres, “Podemos salir a la superficie y combatirlo.” Un destructor, atiborrado de cañones, tardaría poco en deshacerse del submarino, pero la alternativa que tenían era esperar la carga que quebrase el casco del Tambor.

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26 May 2011 21:12
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Nuevo mensaje Re: En el fondo del Mar del Este de China
Comprobando el indicador de profundidad, el oficial de inmersión Blakenbaker vio que el buque se había hundido 12 pies en el fondo del mar. Las explosiones habían revuelto la arena y el barro, y las vibraciones del buque le habían movido hacia abajo. Cuando dio las órdenes, la sala de control se convirtió en un hervidero de actividad para tratar de liberar al submarino. Los hombres de los colectores de trimado bombearon los pantoques para aligerar el buque, el encargado del colector hidráulico abrió y cerró válvulas para mover pesos de tanque a tanque, los de los colectores de soplado y ventilación hicieron lo mismo, y la tripulación de la sala de maniobra dio potencia a las hélices, moviéndolas hacia adelante e invirtiéndolas, una de ellas a un tiempo o ambas a la vez. La intención era mover el buque de lado a lado, hacia adelante y hacia atrás, como se agita un coche atascado en el barro.


Jack Semmelrath veía con preocupación cómo se atenuaban las luces con cada intento de liberar el submarino. Estaba encargado de vigilar la potencia de la batería. “Ese era el verdadero peligro en ese momento,” pensaba, “Sin baterías, no hay bombas.” El Tambor estaba enterrándose rápidamente con la escasez de aire y potencia, y haciendo mucho ruido que podría captar el destructor.


Metódicamente, Blakenbaker buscaba la combinación exacta en la distribución de pesos para liberar el buque. Bob recordaba la terrible experiencia de liberar al submarino del fondo, operación que duró casi dos horas. Clarence Erich pensaba que habían sido cinco.

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26 May 2011 21:12
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Nuevo mensaje Re: En el fondo del Mar del Este de China
Cuando al fin el submarino se liberó, la tripulación experimentó un viaje de infarto. Con las salas inundadas, el buque – gravemente descompensado – daba bandazos de un lado a otro e iba todo recto hacia arriba, fuera de control. Los indicadores de la sala de control ya no funcionaban o estaban fuera de calibración debido a los restos que volaban, por lo que Blakenbaker trabajaba por instinto, siguiendo con el bombeo de agua y aire entre varios tanques. El truco consistía en mantener al Tambor más o menos derecho y que no rompiera en superficie, donde el destructor acabaría con él a cañonazos. Blakenbaker dio toda la potencia a las hélices para equilibrar el buque, pero se hacía difícil trimarlo para estabilizarlo. Con gran pericia y reacciones rápidas en las salas de control y de maniobra, consiguió controlar gradualmente el buque y mantenerlo por debajo de la superficie. Una vez estabilizado, Kefauver maniobró navegando en aguas profundas.


El escape


Durante otras dos horas más, el Tambor hizo maniobras evasivas, escuchando al destructor y esperando en total oscuridad total. Finalmente, a las 21:00 h, Kefauver se atrevió a salir a la superficie mientras improvisaba una táctica para ocultar su posición. En la subida, el timonel luchaba para mantener la trayectoria dada, ya que había una fuerte corriente submarina.

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26 May 2011 21:13
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Nuevo mensaje Re: En el fondo del Mar del Este de China
Cuando el Tambor alcanzó la superficie, Kefauver no podía asegurar si habían perdido al enemigo, incluso abrir la escotilla de la torreta sería una aventura temeraria. Sin indicadores que funcionasen, nivelar la presión en el interior del buque con la exterior era cuestión de conjeturar, y cuando la escotilla reventara succionaría a un hombre por la escala hacia arriba. Al romper la descomprensión, el aire de la torreta se volvió humeante y azul. Cuando los serviolas se lanzaron hacia cubierta y otearon la zona, sin embargo, se aliviaron al ver que no iba a ser necesario entablar combate en superficie. El Mar del Este de China estaba oscuro a su alrededor. El Tambor había escapado.


Al romper el día siguiente, los trozos de reparación examinaron el submarino por encima y se sorprendieron de lo que encontraron. Jack Semmelrath se quedó atónito con los manchones blancos de la superestructura que olía como a TNT. Había trozos de metralla de las cargas de profundidad incrustados en la cubierta de madera. En la cubierta de popa, el cañón pesado de 5 pulgadas había sido arrancado de sus muñones, a pesar de las orejetas que sujetaban el tubo en su lugar. La torreta había sido desplazada hacia atrás tres pulgadas contra el casco, y estaba desalineada. Y, lo más alarmante, se veía una grieta de 21 pulgadas de longitud en el casco exterior. Por su abertura manaban miles de galones de combustible procedentes del tanque de babor.


El Tambor seguía dejando un rastro de aceite, su capacidad de inmersión estaba comprometida, no podía radiar su posición ni su condición y estaba casi ciego por el daño que sufría en periscopios y radar, y las únicas armas que le quedaban eran la ametralladora de 20 mm, las portátiles y los tubos delanteros. Pero con el Ordenador de Datos de Torpedo sin funcionar se hacía difícil disparar a algo con el pez restante. De nuevo, la tripulación siguió trabajando.

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26 May 2011 21:13
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Nuevo mensaje Re: En el fondo del Mar del Este de China
Para recolocar el turboventilador en su base, Gus Builder y Warren Link fabricaron pernos nuevos con el material sobrante en un torno. Chesty DeBay reconstruyó después el motor del ventilador. Builder y Art Strickle “canibalizaron” los restos de los dos compresores para construir uno decente, y el Tambor pudo de nuevo cargar aire.


Bill Shoop, Harvey Refensterf y Red Mayo trabajaban para restablecer la comunicación por radio, secando el transmisor y tendiendo un plomo por la sala de control y la escotilla de la torreta como antena. En caso de una inmersión de emergencia, se colocaría un hombre en la escotilla con un hacha para cortar el plomo. En este trabajo, Red Mayo se vio ligeramente obstaculizado por la sordera en un oído provocada por las explosiones que habían reventado en sus auriculares. Los radios trabajaban para obtener una señal de corto alcance, pero no fue lo suficientemente fuerte como alcanzar algún puesto fronterizo americano. No pudieron por tanto escuchar aquel mensaje de la Rosa de Tokio informando de la destrucción del Tambor, informe que llegó a la esposa del Oficial de Artillería Vito Vitucci, que trabajaba en el Naval Communications Station (Puesto de Comunicaciones Navales) en Washington D.C.

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26 May 2011 21:14
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Listos para el combate – o casi


Las reparaciones seguían. Bob Dye se sentó en la sala de control y examinó los plomos calcinados en el tubo que daba a las bobinas del radar SD. Sin radar, no tendrían alarma aérea temprana. Y sin Ordenador de Datos de Torpedo, la mayoría de su armamento pesado se veía comprometido, por lo que se pensó un plan para recuperar los diales del fondo del hueco del periscopio. Warren Link era el más delgado a bordo, y aceptó bajar por tan estrecho hueco. Walter Post y Elmer Atchison fabricaron un yugo con guías y una almohada, y Link bajó cabeza abajo, con cuerdas atadas a los tobillos y una linterna colgando del cuello. Estaba bastante encajado, y sólo la grasa untada en su piel le permitió deslizarse unos 35 pies. Cuando lo sacaron después de varios tensos minutos ya tenía los diales. Luego, después de 14 horas de continuo trabajo, Post consiguió que el TDC funcionase de nuevo.


El buque no tendría protección a popa, sin embargo. Ni el cañón de cubierta ni los torpedos de popa se podían reparar, y no importaba lo que Carl Johnson y sus hombres intentasen, las dos escotillas continuaban perdiendo. Pero más serio que las pérdidas en las escotillas era el tanque de combustible resquebrajado. Después de tres días reparándolo, el 7 de febrero, Bob escribió en su diario:


“Aún tenemos una pérdida de aceite y seguimos desparramándolo por todo el océano – intentamos enviar un mensaje pero no conseguimos comunicarlo… Hemos hecho todas las reparaciones en la sala proel y estamos buscando a los japos de nuevo – estamos en muy mala condición para operar, pero si podemos detener la pérdida de aceite no será tan peligroso”.


Dos días después, la pérdida fue localizada por fin y se trazó un plan para repararla. Después de que el combustible restante fuera trasvasado a otros tanques, el tanque dañado se tuvo que nivelar para detener completamente el rastro del aceite restante. Hubo que convertir sus bombas para extraer y expulsar el agua salada como en un tanque de lastre convencional. La tarea requirió que dos hombres fuesen por debajo de la cubierta principal, se arrastrasen entre un revoltijo de cables y quitasen un juego de platos. Esto sólo podía hacerse con el buque en superficie, con mucha luz solar. Warren Link y John Scaduto, apodado “el rey del aceite” por su trabajo con el suministro de combustible, se presentaron voluntarios. Kefauver les advirtió: no pondría en peligro el buque y a toda la tripulación si el Tambor era avistado. Tendría que sumergirse, incluso aunque dos de sus hombres no pudiesen arrastrarse y llegar a la escotilla a tiempo.


En espacios cerrados, con la luz de una linterna que alumbraba a través de las tablas de la cubierta superior, Scaduto y Link trabajaban rápida pero cuidadosamente, metiendo tuercas y tornillos en los bolsillos del pecho según avanzaban. En las profundidades de las aguas enemigas, a pocas millas de territorio japonés, podía parecer un avión en cualquier momento, especialmente al tener averiado el radar SD de alerta temprana. El dúo comprendía la situación y despachó finalmente su trabajo. Cuando, por fin, apretaron los últimos tornillos y se comprobaron las válvulas remodeladas, Scaduto salió del apretado recinto y voló hacia la escotilla, gritando mientras corría: “¡Quitaos de en medio!”

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26 May 2011 21:15
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El trabajo se había completado justo a tiempo. “Avistamos un periscopio bastante cerca y salimos de allí pitando,” escribía Bob en su diario. “Imaginamos que estaba listo para dispararnos cuando lo avistamos.” Aquel día – 8 de febrero – Kefauver escribió en su informe de patrulla: “Todas las reparaciones vitales completadas. Todos los tubos se dispararán a mano; continúan los trabajos eléctricos. Buque considerado de nuevo en buena forma. Comenzada patrulla con rumbo este.”


El Tambor y su tripulación habían estado en el mar durante 36 días, casi todo el tiempo en aguas enemigas. Después de haber estado cerca de la destrucción, primero por embestida y luego durante el larguísimo ataque con cargas de profundidad – y operando ahora con importantes daños, con una vista nublada a través del único periscopio que le quedaba – el Tambor reanudó su misión.


Cuatro días más tarde hundía al Ronsan Maru, un buque de carga y pasaje de 2.700 t, y luego sobrevivió a otras 17 cargas de profundidad.


Cuando el submarino regresó a Midway – diez días después – la tripulación comprobó que no habían remitido su correo desde Pearl Harbor. Se había supuesto que el Tambor se había perdido con todos sus tripulantes…


Pero tras grandes reparaciones, aún pudo completar tres misiones más.



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FIN

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26 May 2011 21:17
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Traducción al español por Huan Manwë para phpbb-es.com