El 1981, España se encontraba en pleno proceso de Tansición. Paralela a ésta, el cantautor Carlos Cano inició la suya personal en lo poético y en lo artístico. De hecho, pasó de una versión andaluza de la canción protesta "sesentera" hacia una recuperación y reivindicación de la copla tradicional española (de innegables y preponderantes raíces sureñas, y no exenta en algunos casos de una velada crítica social).

Sin embargo, como aquel año clave de 1981 marcaba en lo sociopolítico el culmen del período de la historia de España conocido como Transición; el artista, el cantante no podía ser menos y "transitaba" él también desde la protesta cantada de años inmediatamente anteriores hacia la reivindicación estética y social de la copla por la que sería reconocido y alabado en los últimos años de su vida artística y personal. Carlos Cano, murió prematuramente en el año 2000, a los 54 años, por complicaciones coronarias.

Es en ese término intermedio es en el que aparece su disco "El gallo de Morón", con elementos del período precedente y del que se va inaugurar poco depués. Y en ese contexto, el cantante y compositor granadino escribe y musica su poema "Canción de los marineros", dedicada a los pesqueros andaluces que faenaban habitualmente en el banco canario-sahariano y que eran objeto de arrestos sistemáticos por parte de patrulleras marroquíes

Se eluden alusiones explícitas, tanto a las penosas condiciones de vida y duro régimen laboral de los pescadores sureños de aquella época (elementos más propios de su canción protesta inmediatamente anterior: véase su "Pasadoble p'Almería", en su primer elepé "La murga de los currelantes" en el que describe con detalle la dura existencia del barrio pesquero de La Chana, en la capital almeriense) como tampoco a las circustancías político-diplomáticas que contribuían al acoso y arresto de los pesqueros españoles (a pesar de que Carlos Cano se pronunció a favor de la causa saharaui en conciertos benéficos, o denunció los abusos de dictaduras como la argentina, en "El tango de las madres locas").

En esta copla, más amable, se inclina más por la lírica y las consecuencias sentimentales de aquellos reiterados apresamientos -muchas veces arbitrarios y siempre, consecuencia de una interesada falta de acuerdo diplomático entre España y Marruecos-. Esas circustancias políticas están elípticas y seguramente, que en aquella época, muy presentes en el oyente; pero en cambio el drama personal estaba ausente de los noticiarios y mucho más los sentimientos profundos de pescadores y familias, que son precisamente los que refleja esta hermosa canción:

Ya se van los marineros cantando por alta mar,
Y ni la Virgen del Carmen sabe cuándo volverán.
Ya salen por el Estrecho las barquitas a faenar
“pa” las aguas de Marruecos en busca del calamar.
En busca del calamar. En busca del tiburón.
¡Marinero! ¡Marinero! ¡Qué vienen por estribor!....

En un barco trainero yo me quisiera enrolar
“pa” traerme en los anzuelos, ay madre, la Estrella Polar.
¡Qué bonita está la playa desde la gavia mayor,
llena de pañuelos blancos al viento, diciendo adiós!

Para los barcos de vela Sanlúcar tiene un camino.
Y yo “pa” volverme loco tengo tus ojos.
Tus ojos que me “camelan” en la orillita del río,
Que cuando los veo de cerca pierdo el sentío.

-¿Dónde estará el marinero que su barco no llegó?
En la taberna del puerto una niña preguntó.
En aguas de Casablanca los vieron desembarcar.
Y ni la Virgen del Carmen saben cuándo volverán.

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