La Ilustración Española y Americana. Madrid, 8 de mayo de 1887.

Acorazado protegido por luz eléctrica.

La convicción de que un pequeño torpedero submarino puede destruir en pocos momentos al más poderoso acorazado, ha hecho pensar á los hombres de ciencia en la manera de resolver el difícil problema de proteger esas fortalezas flotantes que tantos millones cuestan; y un ingeniero de Los Ángeles, California (Estados Unidos de Norte-América), Mr. E. F. De Celis, parece que le ha resuelto satisfactoriamente.

Por bajo de la línea de flotación establece en los buques una serie de ojos de buey (hull’eyes), ó sea ventanas circulares cerradas herméticamente con cristal convexo y muy claro, y a la par de ellos, otras ventanas cuadrangulares para vigías.

Situando un foco de intensa luz eléctrica en cada una de dichas ventanas circulares, el fondo del mar aparece iluminado á gran distancia, y los vigías pueden acusar en tiempo oportuno la aproximación de los torpederos, para que los tripulantes del acorazado se aperciban á la defensa.

A este ingenioso sistema de proteger los acorazados contra la explosión de los torpedos se refiere nuestro primer grabado de la página 300.

Los ensayos oficiales se verificaran próximamente, en presencia de comisionados del Gobierno de Washington, en la bahía de Nueva York, según leemos en nuestro ilustrado colega The Scientific American.



Lamentablemente la Ilustración no nos dice que son esos artefactos en forma de cono, situados bajo la línea de flotación y que cuelgan de los costados del buque. Es posible que se trate de algún ingenio explosivo tipo mina o torpedo.