15. Trayectorias Elípticas
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KEPLER(
1571 –1630)
Astrónomo y matemático alemán,
Johannes Kepler nació en el seno de una familia de religión protestante luterana, instalada en la ciudad de
Weil-der-Stadt en Alemania (
Baden-Württemberg).
Su abuelo había sido el alcalde de la ciudad, pero cuando nació
Kepler, la familia se encontraba en decadencia.
Su padre,
Heinrich Kepler, era mercenario en el ejército del
Duque de Württemberg y, siempre en campaña, raramente estaba presente en su domicilio. Su madre,
Catherine, que llevaba una casa de huéspedes, era curandera y herbalista, más tarde acusada de brujería.
Kepler, nacido prematuramente a los siete meses de embarazo e hipocondríaco de naturaleza endeble, sufrió toda su vida una salud frágil.
A la edad de tres años, contrae la viruela, lo que, entre otras secuelas, debilitará su vista severamente. A pesar de su salud, fue un niño brillante que gustaba impresionar a los viajeros en el hospedaje de su madre con sus fenomenales facultades matemáticas.
En 1584, entra en el
Seminario protestante de Adelberg y dos años más tarde, en el
Seminario superior de Maulbronn. Obtiene allí su diploma de fin de estudios y entra en 1589 en la
universidad de Tubinga.
Allí, comienza primeramente por estudiar ética, dialéctica, retórica, griego, hebreo, astronomía y física, y, más tarde, teología y ciencias humanas.
Mientras
Kepler planeaba hacerse ministro luterano, la escuela protestante de
Graz busca a un profesor de matemáticas. Abandona entonces sus estudios en teología para tomar el puesto dejando
Tubinga en 1594.
En el año 1600, desde
Graz, se trasladó a
Praga, invitado por
Tycho Brahe, quien había leído algunos trabajos de
Kepler. Al año siguiente,
Tycho Brahe falleció y
Kepler lo sustituyó en el cargo de
matemático imperial de
Rodolfo II trabajando frecuentemente como
consejero astrológico.
Kepler muere en 1630 en
Ratisbona,
Baviera, Alemania, a la edad de 59 años.
En su visión cosmológica no era casualidad que
el número de planetas conocidos en su época fuera uno más que el número de poliedros perfectos.
En la esfera interior estaba
Mercurio mientras que los otros cinco planetas (
Venus,
Tierra,
Marte,
Júpiter y
Saturno) estarían situados en el interior de los cinco sólidos platónicos correspondientes también a los cinco elementos clásicos.
Tycho Brahe disponía de los que (entonces) eran los mejores datos de observaciones planetarias pero la relación entre ambos fue compleja y marcada por la desconfianza: No será hasta 1602, a la muerte de
Tycho, cuando
Kepler consiga el acceso a todos los datos recopilados por aquél, mucho más precisos que los manejados por
Copérnico.
Kepler, hombre profundamente religioso,
incapaz de aceptar que Dios no hubiera dispuesto que los planetas describieran figuras geométricas simples, se dedicó con tesón ilimitado a probar con toda suerte de combinaciones de círculos.
Cuando se convenció de la imposibilidad de lograrlo con círculos, usó óvalos. Al fracasar también con ellos empleó
elipses.
Sin embargo, tres siglos después, su intuición se vio confirmada cuando
Einstein mostró (en su
Teoría de la Relatividad general) que en la
geometría tetradimensional del espacio-tiempo los cuerpos celestes siguen líneas rectas. Y es que aún había
una figura más simple que el círculo: La recta.
Nos ha legado sus
leyes sobre el movimiento de los planetas sobre su orbita alrededor del sol:
1)
Los planetas tienen movimientos elípticos alrededor del Sol, estando éste situado en uno de los focos de la elipse.
2)
Los planetas, en su trayectoria elíptica, barren áreas iguales en el mismo tiempo.
3)
El cuadrado de los períodos de los planetas es proporcional al cubo de la distancia media al Sol.