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De casualidad, pero aquí está y cada cual saque sus conclusiones.
La desmemoria del 98.
Esta España, capaz siempre de lo mejor y de lo peor, mantiene una deuda con la memoria de todos los españoles que fueron enviados a dejar lo mejor de sí, su vida, en los restos del imperio. Cualquier nación del mundo, aún a pesar de haber perdido una guerra, habría inmortalizado a sus protagonistas y dado a conocer sus gestas con total normalidad y orgullo.
Comprender la evolución de nuestra historia contemporánea de manera global no sería posible sin echar un vistazo a aquellos meses fatídicos de 1898.
La derrota de España en la breve guerra con los EEUU (the Splendid Little War la denominaron los infames usurpadores) no sólo marcó los destinos y la historia de España, EEUU, Cuba, Filipinas, Puerto Rico, Guam y las islas de la Oceanía española.
Aquel episodio impuso el destino manifiesto, el principio de la hegemonía mundial de los EEUU y el peso de su intervención, directa o indirecta, en los asuntos mundiales.
A pesar de todo lo que se vivió como tragedia en la antigua Metrópoli, supuso para España el fin de una tremenda sangría económica y humana al finalizar de una vez por todas el estado de guerra que desde largos años se mantenía.
Lo que se quiere ocultar es la indignidad, las traiciones y la cobardía de nuestros dirigentes, las traiciones a España, a su pueblo, a sus militares y los hermanos del Caribe y del Pacífico.
Es vergonzoso que en la conmemoración del centenario, en medios públicos de comunicación, se insistiera en "que Cánovas fue asesinado exclusivamente debido a una venganza anarquista", afirmación que resuena oficialmente aún.
Hace 65 años que Melchor Fernández Almagro en su Historia Política de la España Contemporánea, publicó en una de sus notas, que el asesino Angiolillo, había sido pagado por el dirigente de la liga antillana en París, Ramón Emeterio Betances, a espaldas del gobierno revolucionario cubano, para que asesinara a Cánovas después de indicarle que “ni la Reina María Cristina ni el niño Rey Alfonso XIII, tenían el verdadero poder y además su muerte sería perjudicial para la causa cubana”. Posteriormente, el catedrático de la Universidad de Lérida Julián Companys Moncl ?s (1973), publicó “A los 75 años de la muerte de Cánovas”, con todo tipo de datos sobe este magnicidio y la implicación de Betances. En 1994 el historiador cubano Frank Fernández en La Sangre de Santa Águeda, Angiolillo, Betances y Cánovas, daba una serie de datos cruciales, e incluso testigos, de la verdadera razón del asesinato de Canovas: Cesar al General Weyler que iba ganando la guerra y conseguir el nombramiento del débil, anciano y muy enfermo Mateo Sagasta.
El Académico de la Historia y catedrático de Historia de América, Demetrio Ramos (1997), desarrolla este tema en “Cómo se rompió la historia con el asesinato de Cánovas”. El que tan importantes trabajos resulten desconocidos, para quienes redactan los en medios de comunicación, indican el gravísimo desconocimiento existente en nuestro país, sobre los temas del 98. Y de ello son responsables principales algunas instituciones, por dejadez o desconocimiento. Para unos ha sido un tema desagradable de recordar y para otros un tema secundario. Yo insisto, a día de hoy, en una gran editorial es capítulo vetado……
Cuando el Embajador en misión oficial para el 98, D. Fernando González Carnino pronunció, el 9 de diciembre del 1997 su brillante conferencia “Cien años después”, en el ciclo El 98 desde España, se sorprendió mucho en el coloquio, pues a su interesante visión de futuro, la respuesta que encontró fue que todas las preguntas hacían referencia a la guerra 1895-98. Pues bien, la historiografía hispano-cubana ha dado un paso de gigante en los ?ltimos cuatro arios y sorprendentemente, no se está haciendo eco en Esparia de los sensacionales descubrimientos hechos recientemente, ni se han divulgado suficientemente, y han quedado reducidos a pequerios ámbitos en la conmemoración, como los catálogos de las exposiciones El sueño de Ultramar o El Ejército y la Armada en el 98, las mesas redondas de la Biblioteca Nacional, el seminario del Museo de América y las actividades de la Casa de Puerto Rico en la Casa de América. Esta ?ltima institución, que yo sepa, no ha organizado ningún ciclo sobre este importantísimo conjunto de hechos de la historia com?n hispano-antillana. Cuando ha cedido su sede a la Casa de Puerto Rico para tratar los centenarios de Cánovas y Betances, (la implicación del ?ltimo en el asesinato del primero es un hecho hoy incontrovertible), el éxito ha sido total y la sala abarrotada. Luego existe un verdadero interés de los españoles en estos temas.
Todo esto es hace 18 años y el activismo histórico de muchos, ha continuado y han seguido viendo La Luz numerosos datos e incluso nuevas paradojas y enigmáticas situaciones que mi compañero Enrique Rovira, como descendiente de exiliados Cubanos y Puertorriqueños del 99, lo conoce, lo lleva en la sangre, ha estudiado y comprobado, por eso, lo que se puede leer en sus maravillosos libros, te puede dejar mudo. Especialmente, un delicado asunto, el de la masonería, el Capitán Blanco y otros, es brillante….
Pero hay mucho más, el profesor Cardona escribió, en colaboración con su discípulo Losada, una biografía del Capitán General Valeriano Weyler Nicolau. Este prestigioso profesor de la Universidad de Barcelona y brillante historiador militar, pese a algunos fallos sobre el conflicto cubano ( que va a corregir en próximas ediciones), ha salvado y descubierto esta gran figura militar, al que el profesor Artola atribuye la invención aprendida en la campaña dominicana del combate contra guerrilla, imitado después por los británicos en la guerra de los boers, los norteamericanos en Vietnam y los propios cubanos en Angola y Mozambique. Pero no solo esto, es sabido hoy en día, 18 años después, de sus comportamiento heroico en esa campaña. Ese libro 3, se convirtió en uno de los más vendidos, pero el profesor Cardona a?n no había participado en ningún acto cultural del “98” en Madrid, ( afirmación escrita en junio- 1998).
En 1993, la viuda del escritor José de la Luz Caballero, perteneciente a la prestigiosa familia cubana Sanguily, entregó, cumpliendo la voluntad testamentaria de su esposo, al historiador de la ciudad de La Habana Eusebio Leal, el diario, perdido en 1873, del primer autoproclamado presidente de Cuba, Carlos Manuel de Céspedes. Este hecho conmocionó la historiografía, pues Céspedes poco antes de morir atribuía al que sería el primer presidente de la Cuba independiente, Estrada Palma, violaciones de nirias, robo de dinero y todo tipo de traiciones a la causa independista. Esto no debería escandalizar a nadie si es conocedor de la brutal represión y salvajismo ejercidos por los mambises.
El revuelo fue tan grande que fue necesaria la autorización del entonces secretario de la Conferencia Episcopal, Monseñor Carlos Manuel de Céspedes, su descendiente directo y del propio Fidel Castro para su publicación. Posteriormente, también se supo que gran parte de los congresistas norteamericanos querían la guerra con Esparia, no por “imperialismo” sino como única posibilidad de recuperar el dinero, que corruptamente habían invertido o recibido de Estrada Palma en bonos cubanos, y que perderían si España vencía en la guerra de Cuba, antes de la intervención norteamericana. Igualmente el biógrafo de Maceo, José Luciano Franco, y la intelectual mulata Leyda Oquendo, mantienen la tesis hoy aceptada, que Estrada Palma dolosamente negó la ayuda a Maceo y lo dejó morir ante las tropas españolas, para evitar la posibilidad de que un negro fuera el primer presidente de una Cuba independiente.
Es muy desconocido por el gran público espariol, que con las ofensivas de Weyler-Nicolau murieron Antonio Maceo y su hermano José ante el Coronel Vara del Rey (el gran Vara del Rey i Rubio, héroe ibicenco completamente olvidado que en un país normal, estaría elevado a los altares), que Juan Rius Rivera, el sustituto como jefe del llamado “ejército invasor”, fue tomado prisionero y trasladado a la prisión de Montjuich, y que también murieron los más prestigiosos caudillos manbises como Socarrás, Bruno Zayas (llamado por Máximo Gómez “el insustituible Zayas”), Serafín Sánchez, Salazar, etc. Como antes habían muerto José Martí, Flor Crombet y Guillermo Moncada, los cubanos se consideraron derrotados, y empezaron a rendirse masivamente y presentarse a Weyler. Tras una reunión entre Máximo Gómez, Calixto García y Bartolomé Masó, se decide la retirada del “ejército invasor” de la zona occidental de la isla, pues sus pocos y ?ltimos integrantes, que no eran mas de 1.800, están heridos o enfermos y harapientos, y sus cuatro sucesivos jefes habían muerto en combate o sido hechos prisioneros por los españoles. Precisamente, porque la guerra estaba ganada y pacificadas las provincias occidentales, en las que se encontraba el ochenta por ciento de la riqueza de Cuba, la prensa amarilla norteamericana fustigó al general Weyler Nicolau, y Betances en París, preparó el asesinato de Cánovas.
De la infame propaganda norteamericana, formarán parte el periodista Reparaz, quizás no tan involuntariamente el periodista Ciges Aparicio y el joven José Canalejas, que en su deseo de acabar con el gobierno conservador resultó instrumento involuntario de la leyenda negra contra Esparia, y de la caída del embajador Dupuy de Lòme.
Otra fuente extraordinaria han resultado los archivos del Palacio Real, sagazmente investigados por Juan Pando, comisario de la exposición El sueño de ultramar, que descubrió cómo el jefe del cuarto militar de la Reina, el General Ramón Blanco, se ofrecía reiteradamente a la Reina regente por todos los medios, no reparando en halagos, para conseguir la Capitanía General de Cuba, con el fin de paliar su cese y fracaso en Filipinas, por cierto un mando mucho más fácil que el de Cuba. Weyler (1910), manifiesta que Blanco le dijo “que venía él a sustituirle, para evitar que se nombrara un civil”, y como dice Juan Pando, “se nombró un mal político vestido de militar”.
Hasta aquí, este repaso que continuaré en breve.
Dejo una foto del gran héroe Don Joaquín Vara del Rey i Rubio, el que a su vez sirve para dar imagen a mi avatar. Caído en el Caney, vilmente rematado, junto a sus sanitarios por los malnacidos Rough Riders, cuando se hallaba postrado en una camilla herido en las dos piernas. Sus hijos siguieron la misma suerte.
Adjunto:
JoaVaradelRey.jpg
https://rafasanstuff.tumblr.com/post/151 ... ria-del-98Un saludo.
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