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 1898. Hasta el último hombre... 
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CAPÍTULO XLII

EL “MAINE”.

Hotel Inglaterra, La Habana. 21 de Enero de 1898.

Era demasiado tarde, sólo la simpatía que se había granjeado por parte de los empleados del Hotel Inglaterra, conseguida a base de buenos duros, le había abierto las puertas del reservado en el señorial comedor.

Osborne acaba de regresar de de un viaje de inspección. Dos eran los asuntos que le ocupaban.

El primero el puerto de Matanzas, al que se le estaba adaptando para poder ser aprovechado como alternativo al de La Habana en caso de que este último estuviese bloqueado. Consecuentemente también se le había artillado, minado y dotado de una poderosa grúa flotante, la cual serviría para desembarcar objetos de gran peso.

El segundo de los asuntos fue el visitar al pseudo secuestrado doctor Finlay. Después del notable éxito obtenido con su suero, como “recompensa”, la Oficina le había apartado del mundo para que no pudiera difundir el valioso secreto. Había que reconocer que su jaula era de plata y que Osborne se había desplazado para infundirle ánimos sobre la cercanía al fin de su cautiverio, prometiéndole de manera cierta un futuro de abundancia para él y su familia.

Nuestro hombre había regresado a La Habana sucio y cansado, pero sobre todo hambriento. El moreno camarero Jacinto le sirvió con una amplia sonrisa un suculento plato, consistente éste en un gran solomillo de ternera, patatas y pimientos; después, descorchó un vino de Rioja vertiendo su rojo contenido en una copa de fino cristal y esperó el visto bueno de su siempre generoso comensal.

Cuando más disfrutaba el extenuado agente de su manjar fue interrumpido de nuevo por Jacinto.
“Don Alejandro un tal Gustavo Escoto desea verle.”

No le gustaba aquella visita, pero le era de obligado el recibirlo; al fin y al cabo, él le había colocado como secretario del señor Canalejas. Acto seguido hizo entrada aquél hombre a quién Alejandro despreciaba y consideraba un ladino traidor.

Escoto “Buenas noches y buen apetito”

Alejandro “No creo que sea lo más apropiado ni conveniente que se nos vean juntos.”

Gustavo Escoto hizo un gesto pidiendo permiso para sentarse, Alejandro sorbió un poco de vino y asintió con la cabeza.

Escoto “No es por mi gusto, he recibido instrucciones de don Gonzalo Quesada a través de un agente, quien por si usted quisiera entrevistarlo, espera fuera del Hotel en persona, y además tengo esta carta con instrucciones.”

Alejandro “Está bien, le agradecería que sea directo, no tengo la cabeza para muchas complicaciones.”

Osborne ofreció una copa de vino a Escoto llenándosela de líquido a continuación, parte del mismo se derramó sobre el blanco mantel.

Escoto encendió un pequeño purito y comenzó a hablar “Habrá de tener paciencia, el tema es complicado y de máxima trascendencia.
>>En primer lugar le diré que hoy de madrugada parto para Nueva York en un buque de carga. Por fin he conseguido hacerme con un documento importante de la correspondencia del señor Canalejas.”

Alejandro “Se puede saber de que se trata.”

Escoto “Muy simple pero demoledor. Una carta del Embajador español en Washington donde pone a caer de un burro al Presidente Mckinley. Creo que esto será un buen aperitivo para encolerizar a los yanquis en contra sus paisanos españoles.”

Alejandro sonrió para sus adentros, Escoto había mordido el anzuelo; sin embargo, algo no encajaba “¡Aperitivo dice usted! ¿Cuál es el plato principal?”

Osborne continuó dando buena cuenta de su bistec.

Escoto “Iré despacio, lo que tengo que contarle es un tanto increíble.
>>Un par de buques de guerra americanos realizaran una “visita de cortesía” no anunciada a puertos cubanos. Uno de ellos, el acorazado de segunda clase “USS Maine” tiene prevista la entrada dentro de unos días en La Habana. ¡Sin previo aviso ni autorización!
>>Por increíble que parezca, la ONI(Office of Naval Intelligent) del Commander Clover se ha dirigido por medio de su segundo a la Junta Cubana de Nueva York haciendo una propuesta que en principio podía parecer descabellada.
>>La Inteligencia Naval ha urdido un sabotaje en contra de sí mismos y para ello ha pedido la ayuda de las fuerzas rebeldes cubanas en La Habana a través de la Junta de Nueva York, el Presidente Masó ya ha dado su autorización.”

Alejandro no dejaba de estar algo perplejo “Como usted dice, ¡ increíble!”

Escoto “Pues con todo eso no es nada.
>>Como Mr Hearst nos facilitaría el dinero necesario y nos prestaría su yate “Buccaneer” a modo de plataforma de operaciones, los de la Junta al más alto nivel mantuvieron una entrevista con un hombre de confianza del magnate y éste hizo una propuesta todavía más extraordinaria que la primera -a la que llamaremos trama oficial- y que consistiría en una acción más o menos controlada- .

Escoto explicó la primera de las operaciones a Osborne.

>>La nueva acción -a la que nombraremos como acción radical- consiste en poner un torpedo debajo del “Maine” y mandarlo al fondo de la bahía.
>>Donde comienza la acción radical y termina la trama oficial, donde conocen unos y desconocen otros, es algo que escapa a mi entendimiento.”

Alejandro “¿por qué sí a la acción radical y no a la trama oficial?”

Escoto “A los cubanos se nos acaba el tiempo, es ahora o nunca y terminamos por pactar con los españoles. No nos quedan más fuerzas, dentro de uno o dos años debíamos ponernos por completo en manos de los vecinos del norte. Desde el lado norteamericano, a la prensa lo único que le vale para aumentar sus tiradas es la guerra y por último, los políticos y capitalistas quieren sacar partido a sus apuestas de manera rápida. Aunque los españoles puedan hacer medianamente frente a los americanos ¿qué más les da a los yanquis?, al final ganarán y habrá más dinero para todos en forma de gastos militares.”

Alejandro “¿Qué pinto yo en todo esto?”

Escoto “Quesada, con el visto bueno de Masó, piensa que usted como representante de la Presidencia del Gobierno español en asuntos de Marina, nos podría facilitar el acceso a las proximidades del “Maine”; tanto al “Buccaneer” para los trabajos previos, como posteriormente a otro barco menos sospechoso para dirigir operación. Por otra parte, sería conveniente que el torpedo fijo fuera de procedencia española y quizás usted nos lo podría facilitar.”

Osborne era normalmente un hombre de rápidos reflejos mentales, pero ahora necesitaba tiempo para pensar; por eso masticaba despacio, dejaba pasar interminables segundos entre bocado y bocado, entre sorbo y sorbo. Al fin, cuando Escoto empezaba a ponerse nervioso enviando insistentes e interrogantes miradas, Alejandro se limpió la boca parsimoniosamente con la servilleta, encendió un cigarrillo y sentenció:
“Esta bien entro en el juego, pero pongo condiciones innegociables. Una será que yo dirijo el operativo y dos que se me facilitará la suma de dinero precisa para comprar voluntades y el material necesario. No admito regateos.”

Escoto “Bien expondré sus demandas y le prometo rápida respuesta. Ahora le deseo buenas noches y que descanse, debo partir para Nueva York.”

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19 Jul 2010 19:24
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En las calles de La Habana. 17:30 horas del 12 de febrero de 1898.
El Teniente Andrew Rowan se dio cuenta con rapidez que alguien le seguía. A pesar de que estaba oscureciendo, las céntricas calles de La Habana vieja estaban muy concurridas todavía. No obstante, y como consecuencia de su severo entrenamiento en el MID (Military Intelligent Division) tomaba precauciones, pudo detectar con facilidad como desde que saliera del consulado un sujeto desconocido de aspecto bronco y mal encarado iba tras sus pasos. Mejor abordarle por sorpresa y delante de todo el mundo anticipándose a los acontecimientos.

Rowan esperó a tenerlo cercano detrás de sí y dio un giro de 180 grados de manera súbita para encararse con su perseguidor “¿Qué quiere usted de mí, señor?”

“No se asuste mister. -El acento tenía el tono grave de los españoles peninsulares- Sólo intercambiar unas palabras por el momento. Continuemos andando juntos, como si fuéramos viejos amigos”.

El desconocido le entregó una insignia con el escudo americano grabada con una clave alfanumérica.

Rowan “De acuerdo, esto le identifica como un colaborador de una estación europea de la ONI; pero creo que se equivoca de persona, porque yo no pertenezco a esa agencia, además necesitaría volver al consulado para comprobar su identidad. Aún así, si lo hiciese de inmediato tardaría un par de días en averiguarla.”

Desconocido “No sé a que agencia pertenece usted mister; ahora bien, conozco con seguridad que es un agente secreto norteamericano y no he podido encontrar un contacto mejor en La Habana -La información se la había dado un agente local del principal enlace de la Oficina en la ciudad (Pedro Calatrava) presumiendo de sus hazañas detrás de una botella de ron- , ya me entenderá después. Puede hacer cuantas comprobaciones considere oportunas sobre mí persona más tarde, aunque le recomiendo la máxima discreción con las autoridades españolas.”

Rowan “En todo caso ¿Qué diablos quiere?” Inquirió en tono altivo el engreído oficial.

Desconocido. “Querer lo que es querer, quiero dinero; aunque supongo que eso no me lo dará por nada.”

Rowan. “¿Por qué habría de darle unos dólares?”

Desconocido. “Yo trabajo para un oficial de la Marina Norteamérica en España, un tal Willians Sims. El me da dinero y yo le paso información.
>>El caso es que por asuntos de trabajo me encuentro en esta ciudad y tengo algo más que una valiosa información, pero no a quién vendérsela. Quiero 15.000 $ ahora y 15.000$ después de que ocurra lo que ha de ocurrir.”

Rowan “¿Y que ha de suceder?”

Desconocido “Un atentado contra una propiedad de los EEUU y las vidas de muchos de sus ciudadanos. Yo puedo pararlo o no según convenga, ya que soy uno de los encargados de ponerlo en marcha y juego un papel fundamental para que la acción tenga éxito.”

Rowan “Aclárese, sólo por un acertijo no le voy a dar unos miles de dólares.”

Desconocido “Voy a volar en mil pedazos el “USS Maine”. Ahora déme su conformidad a entregarme mañana quince mil dólares o me voy como he venido.”

Rowan “Admitiendo que sea cierto, que le hace pensar que no puedo ir al Maine y poner en sobre aviso a su Capitán.”

Desconocido “Vaya y cuénteselo ¿Qué conseguiría con eso? ¿Qué es lo que le va decir? : un extraño me paró en la calle y me dijo que iba a destruir su acorazado, no se ni cómo ni cuando. Ahora levante anclas y váyase del puerto. No diga tonterías Teniente.
>>Además no creo que sea tan fácil, yo en realidad pensaba que usted ya sabría algo de todo esto y me daría dinero para que no fallase, me explico:
>>Desde que el día nueve entró el yate “Buccaneer” en La Habana, mi grupo ha estado trabajando apoyados por ese buque para preparar la operación. Lo más interesante del asunto, es que a bordo del yate han estado varios senadores de los Estados Unidos, el propio Cónsul americano Mr Fitzhugh Lee e importantes periodistas de su país. Para colmo de coincidencias, debemos esperar a que haya primero una explosión menor dentro del Maine para provocar la nuestra desde fuera y rematando lo rebuscado del asunto en cuestión, con nosotros trabajan varios rebeldes cubanos entre ellos un conocido buzo local.
>>Le cuento todo esto, porque como intuirá hay varías cosas que resultan cuanto menos extrañas.
>>En resumen los servicios secretos españoles están preparando un atentado contra el “Maine” con colaboración norteamericana y cubana. No tengo ni idea como se ha generado todo esto y en verdad me importa un carajo. Ahora sí tiene cojones vaya a contárselo al Capitán Sigsbee o al Cónsul Lee.”

Rowan “¿Debe decirme cuando y cómo?”

Desconocido “Una mierda para usted, eso ni lo sueñe. Primero el dinero y después me dice si quieren que el atentado se lleve a efecto o no.”

Rowan “Debo hacer mis averiguaciones ¿Cómo le puedo encontrar?”

Desconocido “Yo le encontraré a usted, pero tenga en cuenta que de tiempo anda justito.”

Rowan “Por cierto, ¿cómo justifica su versión? hoy las autoridades españolas han expulsado al “Buccaneer” de La Habana.”

Desconocido “Que coño se piensa mister, allá su conciencia si me cree o no poniéndome a prueba. Ya me estoy empezando a cansar y me juego mucho.
>>Le voy a dar una última información. Todo va según lo previsto, Hearst no quería a su yate en La Habana en el momento del atentado. Cómo se realizará la acción es cosa mía.”

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19 Jul 2010 19:57
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Casa de los Heros, Madrid. 21:00 horas (16:00 de La Habana y Washington), 13 de febrero de 1898.

“Por favor dense prisa excelencias. El Presidente, el ministro Moret y el señor Silvela les esperan desde hace una rato.”

Don Julio, el omnipresente secretario de Presidencia apremió a Maura y Galindo.

Tras las cortesías de rigor, don Antonio Maura y Francisco Galindo tomaron asiento, sacando a continuación unos sobres de sus carteras.

Fue Maura el primero en tomar la palabra.

Maura “Señor Presidente, ayer por la tarde llegó a Cádiz procedente de La Habana con el propósito de limpiar fondos el crucero acorazado “Vizcaya”. En el venían dos sobres lacrados con correspondencia, uno para el señor Galindo y otro para mí. Como teníamos conocimiento mediante cable cifrado de la llegada de tan importante documentación y de la urgencia de la misma, nos desplazamos los dos de mutuo acuerdo para poderla leer nada más llegar a España y estudiarla en el camino de regreso a Madrid en ferrocarril para que no hubiese dilaciones”

Moret “Disculpe ¿Quién la envía y por qué no la telegrafió entera, si era tan urgente?”

Maura “El remitente de la mía es el señor Canalejas y la de don Francisco el agente de la Oficina, Alejandro Osborne”

Moret “¡Qué Dios nos coja confesados!”

Maura “En cuanto al método de envío, advierto que aunque la documentación sea muy urgente, también es de extrema gravedad y no podemos confiar ni en la compañía de telégrafos de la Habana -“La Oceam”- ni en la confidencialidad de nuestras claves antiguas. De todas formas, algo nos adelantaron en el telegrama de anticipo.
>>El señor Galindo entrará en materia a continuación, les ruego que le dejen terminar de un tirón y después daremos todas las explicaciones”

Galindo “Voy a empezar por el final. Pasado mañana 15 de febrero, sobre las diez menos cuarto de la noche hora local, el acorazado de segunda clase de la Marina de los Estados Unidos “USS Maine” será volado por los aires en el puerto de la Habana -Ante la sorpresa de los presentes y la intención de intervenir todos al tiempo, el señor Maura demandó calma- . El atentado o atentados, porque según hemos podido entender confluyen al menos dos actuaciones ligadas pero diferentes, esta organizado por los servicios secretos norteamericanos con el apoyo de los rebeldes cubanos. Lo más excepcional del caso, es que el éxito del sabotaje depende de un agente español.”

Moret “Lo sabía, con Osborne por medio no podía ser nada bueno”

Sagasta “Todo de lo que me están hablando me resulta indignante. Estoy seguro que no se ha gestado en dos días y yo no sabía nada.
>> ¿Qué hubiera pasado si el “Vizcaya” no hubiese llegado a tiempo o naufragara camino a España?”.

Maura “Nada, la orden de abortar el sabotaje ya está dada y si no reciben contraorden no actuaran; aunque por el momento, nuestro agentes continuarán con la ejecución como si tal cosa hasta última hora.
>> Nosotros conocíamos la posibilidad del atentado -sin exactitud alguna- desde primeros de mes por el anticipo del telegrama. Creo no equivocarme al decir que el señor Galindo se lo contó a su Excelencia entonces, aunque como es normal se lo tomó como un rumor más de los muchos que corren por ahí”

Sagasta “Me quieren explicar entonces ¿cuál es el problema?, se evita el atentado y quedamos bien con los yanquis, cerrando una puerta a la guerra. Después de la cartita que publicó el Journal anteayer escrita por el Embajador Dupuy, no nos vendría mal esa ayuda”

Maura “Eso no es tan fácil ni a lo mejor muy inteligente, además de ir en contra de lo previsto en El Protocolo Santiago”

Moret “Ya le veo venir, ante lo cual le diré que los presupuestos del Protocolo no se han cumplido.
>>La guerra en Cuba sigue activa y en Hong-kong los rebeldes esperan una señal para volver a saltar sobre Filipinas. Del Plan Naval del 95 faltan un acorazado y un crucero acorazado, y dudo que los cuatro -en enero se pusiera la quilla al “Puerto Rico” en la Carraca, gemelo del Río de la Plata- cruceros protegidos en construcción estén listos en poco tiempo, por no hablar del retraso de los tres últimos destructores. Con respecto a las defensas de costa, se ha conseguido poca cosa a pesar de los esfuerzos del Ministerio de Ultramar. De la artillería de campaña y ametralladoras para el Ejército mejor ni hablar.
>> En cuanto a los enemigos interiores, el señor Pi i Margall continua por ahí sembrando la discordia por donde pasa. Y lo más importante: no hemos logrado firmar pacto, tratado o convenio alguno con ninguna potencia que nos pueda ayudar”

Maura “Mire señor Ministro de Ultramar, usted sólo ve el vaso medio vacío cuando las tres cuartas partes están llenas.
>>La guerra de Cuba está prácticamente finiquitada, con un gran sacrificio propio es cierto, pero no tiene otro fin posible que la victoria española. En las Filipinas apenas hay quién se atreva a dar un paso sin nuestro permiso. Respecto a la Armada, no niego que el Plan Beránger haya fracasado parcialmente, pero a pesar de eso estamos infinitamente mejor que hace tres años. Lo mismo ocurre con el Ejército, aunque últimamente parece que se le están boicoteando sus planes a cosa hecha.
>> En cuanto política internacional se refiere, como dice usted no tenemos aliado sólido alguno; sin embargo, hemos logrado algo que ni tan siquiera esperábamos. Al mover el saco de los ratones, el conflicto entre España y los EEUU ha dejado de ser un hecho aislado, con lo que hay intereses contrapuestos en juego y basta que unas potencias se posicionen en un bando, para que las otras se vean obligadas a situarse en el contrario. Con eso y algunas pequeñas concesiones -reconozco que conseguidas a base de ceder nosotros mucho- estamos en mejor posición que cuando empezó todo esto.
>> Por último, lo de Pi desconozco si lleva arreglo todavía; no obstante, en las últimas elecciones apenas obtuvo mil votos.”

Galindo “Bueno lo de Pi i Margall no tiene mucha solución, no encontramos nadie de su confianza dispuesto a traicionarlo ni por dinero o chantaje a cuenta de vicios de terceros -cosa extraña en este país-, con lo que no podemos llevar a cabo la operación diseñada en su contra.

Maura “En definitiva señor Presidente, quiero decir que provocar una guerra con los EEUU era una posibilidad prevista en el Protocolo del 95 y además nunca nos volveremos a acercar tanto militarmente a los yanquis. Añada, como se habrán dado cuenta, que existe el firme propósito por la parte norteamericana de ir a la guerra. ¿No es cierto que el mismísimo Mckinley ha rechazado una sincera oferta de paz expuesta lealmente por don José Canalejas? y acto seguido nos ha hecho tragar con la “visita de cortesía” del “Maine””

Sagasta “En eso tiene razón. Con respecto a lo demás, debo aclarar que el Protocolo del 95 o los posteriores planes militares por lo que a mi respeta -y estoy seguro que para el señor Cánovas que EPD también- eran tan sólo un estimulo para conseguir cosas que de otra manera no se hubiesen alcanzado y así llegado el momento presentarse ante los yanquis teniendo alguna fuerza para negociar.
>>En otro caso, yo hubiese preferido no construir una escuadra ni grandes ejércitos, sino presentar una corta resistencia salvando el honor y la monarquía, para después rendirse ante la abrumadora superioridad yanqui. Lo que menos deseo es una guerra larga y sangrienta, la cual nos costará una gran cantidad de vidas y que en definitiva no podemos ganar.”

Silvela que no había intervenido hasta ahora “No creo yo que don Antonio Cánovas estuviese conforme. ¿Jura usted que le oyó decir tal cosa alguna vez?”

Sagasta “¡Hombre tal cual, no! Pero conociendo su falta de confianza hacía los españoles ¿Qué podía usted esperar?”

Silvela “Cumplir con su lema, hasta el último hombre y la última peseta. Lo que no me creo es que barajase una posibilidad tan poco decente como la suya”

Sagasta taladró con la mirada a Silvela, conteniéndose para no entrar en un debate personal.

La intervención de Galindo salvó la situación momentáneamente “Vamos a ver, ¿Cómo paramos el atentado? ¿Quién va y le dice a Mckinley?: un agente secreto español ha colocado un gran petardo debajo del Maine, pero el atentado lo han preparado ustedes con ayuda de los mambises.
>>Dupuy ha dimitido, su sustituto Bernabé de Soto es un novato, la comunicación creo que sería complicada por no decir imposible.
>> Con suerte podríamos evitar la explosión a nivel operativo quemando un agente de campo de suma importancia. Ahora bien, esta claro que los americanos lo seguirán intentando de cualquier forma y yo pienso que la mejor manera de empezar una guerra contra ellos es hundiéndoles un barco de guerra principal.”

Sagasta “Bueno, yo estoy legitimado por las urnas para tomar la decisión, déjenme reflexionar y en breve les daré una solución.”

Maura “Pues cuando la tome debe tener en mente un par aspectos: su legitimidad democrática es cuanto menos dudosa mientras Romero Robledo siga manipulando las elecciones y en caso de ordenar la paralización del atentado cuente con mi dimisión y la del señor Canalejas -Silvela puntualizo que le retiraría su apoyo personal y el del Partido Conservador-. Además piense que quizás lo mejor sea dejar que los acontecimientos sigan su curso, al fin y al cabo la acción no la hemos planeado nosotros.”

Galindo “Por si a alguien le sirve de consuelo, les diré que en la operación participarán algunos rebeldes cubanos y que creemos que uno de nuestros agentes puede ser doble. Por lo tanto, aunque lo pretendiésemos no sería tan fácil abortarla a última hora, cuando todo este preparando y se pueda demostrar que lo que decimos es cierto. Si lo hiciésemos antes, el Gobierno americano a lo mejor ni nos creía, pensando que les estamos vendiendo un falso favor e indisponiéndoles a caso hecho con sus propios compatriotas y aliados con un montaje.

Moret “De Osborne me creería muchas cosas pero que fuera un traidor, nunca”

Galindo “No se preocupe, el traidor no es Alejandro por supuesto.”

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19 Jul 2010 19:58
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Secretaría de Guerra, Washington. 07:30 locales del 14 de febrero de 1898.

El Mayor Arthur Wagner lo tenía claro, debía hacer volver a toda prisa al Teniente Rowan de La Habana para tenerlo bajo control.

El telegrama de su subordinado no era muy preciso y de hecho no podía serlo ante la falta de garantías en las comunicaciones. El breve texto criptado se prestaba por tanto a elucubraciones, pero no había duda que su hombre sabía algo sobre lo que iba a ocurrirle al “Maine”. En el cable que había llegado Rowan le pedía la identidad de una clave personal de la ONI y preguntaba si los “dos Dólares” se perderían el fondo del puerto”.

La clave personal alfanumérica sabía que correspondía a un colaborador que dependía de un agente de cierto nivel del ONI en España. Si quería profundizar en la identidad del mismo, debía pedírselo a su colega de la inteligencia naval el Capitán Barlett o lo que es peor al jefe del anterior, Richarson Clover. Eso era lo último que pensaba hacer, sino les tendría que dar demasiadas explicaciones y consideraba a la ONI más como adversario que como componentes de un mismo equipo.

Los “dos Dólares” se referían al “Maine” ¿Qué sí se iba a perder en el fondo del puerto de La Habana?, eso lo sabía con seguridad. En realidad, el Director de la MID lo había planeado a conciencia, sólo un par de personas conocían este hecho. El periodista Karl Decker, quien bajo su dirección personal había estimulado a Hearst para llevar a cabo la acción radical, tras conocer la apuesta llamada trama oficial de la ONI de Clover a través de los de la Junta Cubana de Nueva York, cuando estos últimos fueron a pedirle dinero y el apoyo del yate privado de su jefe.

Decker era el infiltrado del Mayor Wagner en el Journal y una persona lo leal al mismo, todo leal que puede ser alguien a quién se le conocen sus múltiples vicios y necesita mucho dinero.

El viejo estúpido que para Wagner era su Secretario de Guerra, Russell Alger, no se enteraba de nada. Un licenciado de West Point como era él, que con 45 años sólo había alcanzado la categoría de Mayor se valdría de ello para medrar.

Una vez se cometieran los atentados se presentaría ante los políticos, banqueros, periodistas y rebeldes cubanos diciéndoles: “Sé lo que han hecho y tengo las pruebas. Si no quieren que destape todo cuiden de mi carrera militar y preocúpense que reciba el suficiente dinero para que mi familia y yo tengamos las espaldas cubiertas de por vida si las cosas salen mal”.

Dólares habría todos los del mundo con los contratos de guerra que se avecinaban y las concesiones a las empresas americanas en Cuba. En cuanto a los ascensos, éstos eran cuestión del dedo político de turno y él iba a colocarse en la mejor de las situaciones.

No debía preocuparse de la Marina ni de la poco diligente inteligencia naval, ya que al fin al cabo no les permitiría investigar mucho. Se regodeaba sólo pensado en la cara de susto que iba a poner el estirado de Barlett, cuando le dijese que sabía que el atentado del Maine era cosa suya y que se le había escapado de las manos. Con todas estas premisas, Wagner no dudaba que en breve sería el favorito de Roosevelt y con ello la persona más cercana a quién tenía más posibilidades de ser el futuro Presidente de los EEUU. Hearst le había confiado que el Subsecretario era el candidato jingoista.

Decidió por fin llamar a su ayudante de confianza -Teniente Van Deman- para ordenarle poner un cable cifrado a La Habana para Rowan con el siguiente texto “Asunto Marina. No entrometerse. No comentar NADIE. Regrese hoy continente. Sin dilación continúe Washington”. Si más tarde Rowan daba problemas, le mandaría a alguna misión peligrosa.

Muelle de Caballería, puerto de La Habana. 10:00 horas locales del 14 de febrero de 1898.

Alejandro acudió raudo en respuesta al mensaje recibido personalmente por un propio al despacho de la consignataria de Perico “El Vista” -para otros, don Pedro Calatrava-. El aviso había partido por la mitad el furtivo desayuno que en compañía de una mulata estaba disfrutando en la habitación de su Hotel.

Don Pedro era un joven técnico de la Aduana en Matanzas, cuando por el 73 empezó a hacer alguna cosilla para los servicios secretos de Presidencia. La Oficina tenía una organización poco común, agentes propiamente dichos con dedicación en exclusiva y carácter permanente sólo los había en Madrid -con independencia que estos pasaran largas temporadas desarrollando sus funciones fuera de la capital-. En el resto del mundo -provincias, ultramar o extranjero- a los agentes se le llamaba enlaces, quienes no eran otra cosa que personas con mayor o menor implicación al servicio de la Oficina, pero que oficialmente desempeñaban sus cometidos en instituciones públicas o privadas distintas de aquella. Para los enlaces trabajaban los mal llamados agentes locales o lo que es lo mismo, personal subalterno contratado y que en algunas ocasiones ni tan siquiera sabían en realidad a que intereses reales servían.

Pues bien, Perico -“El Vista”- era uno de los enlaces de la Oficina en La Habana y aunque la organización a ese nivel no estaba jerarquizada, sí se le podía considerar como el más importante de esa ciudad y aún de toda Cuba. Llevaba mucho tiempo dentro de la organización; primero desde Aduanas, más tarde fundó una consignataria constituida al efecto de servir a La Oficina.

Su Compañía con independencia de ser una tapadera, le dejaba pingues beneficios. En su persona se reunían la experiencia aduanera y los contactos que le brindaba el trabajar para la Presidencia del Gobierno, lo cual le hacía captar las voluntades de las autoridades que lo sabían y las influencias de estas para poner la mayor de las diligencias en la gestión de los barcos y mercancías relacionadas con la consignataria de don Pedro Calatrava.

El empleado de Calatrava condujo a Alejandro hasta una terraza cubierta por una carpa de tela, desde la misma se podía observar la bahía. Fondeado a la boya cuatro y en primer plano, el acorazado norteamericano de blanco casco y ocres chimeneas nombrado como “Maine”. El buque yanqui estaba tan cerca del muelle como su calado le permitía y a menos de trescientos metros del fondeadero -ahora vacío- donde normalmente permanecía el buque de guerra español principal en la Habana.

Hasta hace unos días estuviera allí el crucero acorazado “Vizcaya” 1 , el cual había regresado a la península precipitadamente sin ser relevado. El Almirantazgo siguiendo los requerimientos del Protocolo Santiago se había propuesto tener todos sus buques de guerra en las mejores condiciones para el combate en el segundo trimestre del 98. Pese a las presiones recibidas para enviar al “Vizcaya” a Nueva York y el “Oquendo” a Nueva Orleáns 2 en respuesta a la abierta provocación yanqui, el Contralmirante Butler -a la sazón jefe del Estado Mayor del Almirantazgo- no había cedido a esos deseos como el mismísimo Ministro Bermejo hubiese deseado.

Cuando don Pedro accedió a la terraza, Alejandro miraba por un catalejo en dirección al “Maine”.

“Interesante, aunque ni con mucho el mejor de los buques yanquis, por lo menos tienen seis superiores a ese”
Alejandro “Hola Perico. Tienes razón, pero es un trofeo de caza interesante.”

Calatrava “Visto así desde luego. Don Pedro vestía un caro traje de lino blanco que lejos de disimular, aumentaba su obesidad. Tomó asiento el sudoroso empresario en una silla de metal, no sin antes servirse para él y su colega un generoso vaso del mejor ron añejo de Cuba. Exhaló de seguido una densa bocanada de humo salida de un gran cigarro puro y al mismo tiempo que se secaba la frente mojada de sudor con un pañuelo bordado continuó hablando.
>>Ha llegado el cable que esperabas, no lo he descifrado ya que no quiero saber lo que pone, pero querido amigo quiero hacerte un par de advertencias.
>>Sé que pasan cosas raras en La Habana, el ambiente está enrarecido, se respira tensión por todos lados. Las autoridades saben que algo importante va ocurrir y están sumamente irascibles.”

Alejandro “Muchas gracias por la información de ahora y por todo el apoyo que me estas dando para cumplir mi misión.”

Calatrava “No tienes que darme las gracias, para mi servir a España es un alto honor, por el cual además tengo todo lo que es mío que es mucho más de lo que esperaba en mi atolondrada juventud.”

Alejandro “De todas formas, te debo una explicación. No te lo voy a contar todo a fondo porque creo que es mejor para ti, aunque en un par de días atarás cabos y lo comprenderás. Para tu desgracia eres demasiado listo.
>>Las autoridades se han puesto nerviosas porque están alertadas de lo que va a pasar. Sólo unas pocas ellas por supuesto: Weyler, Manterola y ese Coronel tan presumido de nombre italiano, el jefe del Tercio de la Guardia Civil.”

Calatrava “Paglieri -Osborne asintió con la cabeza-, menudo pedazo de cabrón esta hecho ese. Como todos los guardias antepone los reglamentos a su propia familia, sería capaz de detener a su propia madre por desacato si se tira un pedo en un acto oficial.”

Alejandro “Bueno en realidad a Weyler no pudimos informarle personalmente, ya que anda en la campaña de Oriente; lo hicimos con su Segundo Cabo, el General González Parrado.
>>El señor Canalejas y yo mismo les hemos contado todo al detalle con la finalidad de que nos proporcionaran algunos apoyos. Estos consisten principalmente en extremar la vigilancia en unos puntos y en distraerla en otros, en permitir circular a unas personas con total libertad y tener a otras bajo control, en admitir a libre práctica a algunas embarcaciones y en expulsar a otras; por último, en facilitarme material de difícil adquisición por otros cauces.
>>Claro que todo ello ha implicado que se den órdenes aparentemente absurdas e irregulares a sus subordinados y así se trasladen éstas por la cadena de mando, terminando por estar todo el mundo desconcertado y por lo tanto en tensión. Están nerviosos porque saben que ocurre algo fuera de lo normal.
>> ¿Cuál es tu segunda advertencia?

Calatrava “No te lo tomes como falta de confianza, Madrid me ordena que te diga lo que previamente les había comunicado a ellos por telegrama. Uno de tus hombres: el que tiene cara permanente de mala leche, acento grave de sierra andaluza de interior y es peor hablado que tú, se ha entrevistado con un agente americano al que seguíamos la pista aquí en La Habana.
>> Lo que es más importante, poco después del encuentro el agente Rowan -así se llama el espía en cuestión- puso un telegrama a Washington y a continuación ha tomado un barco para el continente. Por lo que sabemos de sus claves, entre otras cosas pedía la confirmación de la identidad de un colaborador español. A lo mejor no es nada, pero ten cuidado.”




1 Antes de que el “Alfonso XII” marchase para Las Filipinas su punto de fondeo estaba igualmente muy cercano.
2 Y en respuesta a la visita de “cortesía” del “Maine” y el “Montgomery” a La Habana y Santiago respectivamente

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Cámara del Comandante del acorazado de segunda clase “USS Maine”, Puerto de La Habana.15:30 horas locales del 15 de Febrero de 1898.

El Teniente Jenkins se dirigió a la cámara del Comandante donde había sido llamado por estar de guardia. Siempre le había impresionado la solemnidad de tales estancias, las cuales dotaban a algunos Capitanes de un respeto y autoridad que por su sola personalidad nunca obtendrían.

“¿Da su permiso? Señor”

Cap Sigsbee “Pase Jenkins, por favor.”

El Capitán Sigsbee cerró el sobre de la carta que estaba escribiendo a su mujer. El Comandante del “Maine” tenía una reputación mediocre, las tripulaciones de sus barcos no solían estar muy bien adiestradas, con lo cual los buques bajo su mando resultaban un tanto sucios y desordenados. Sin embargo, era querido por sus hombres dado que su carácter apacible y bonachón hacía la vida en la nave bastante llevadera. En el fondo, a Jenkins le daba algo de pena hacerle aquella faena que estropearía posiblemente su ansiado y cercano retiro. La elección de aquél buque para el sabotaje no había sido al azar, necesitaban al mando un Capitán poco meticuloso.

Tampoco le podían acusar de deslealtad, él verdaderamente trabajaba para la ONI de Clover. Sigsbee debía saber por su experiencia que en todos los buques de cierta entidad de la Navy había una agente de inteligencia, lo que ocurría es que como él era bastante acomodaticio no protestaba como los demás.

Jenkins permaneció en posición de firme después de saludar.

Cap. Sigsbee. “Teniente como sabrá hoy por la tarde todos los oficiales francos de servicio bajaremos a tierra.
>> La actuación no es muy reglamentaria, pero las autoridades españolas nos han invitado al Teatro Albizu y después a varias fiestas privadas de despedida en diferentes lugares de La Habana. Como no quiero desairarles he aceptado; aunque como entenderá, ni en el diario del buque ni por lo tanto en su parte de relevo deberá figurar que nos hemos ausentado de abordo casi todos los mandos al mismo tiempo.
>> Esto es lo que suele ocurrir cuando a los marinos se nos ponen a jugar a diplomáticos, que no podemos cumplir fielmente las ordenanzas.
>>Aunque los españoles insistieron con denuedo que la tripulación asistiese también, la prefiero tener bajo control en el barco, con lo cual usted deberá nombrar una pequeña comisión de representación. No vaya a ser que pase algo y con todos los oficiales fuera sería muy difícil reagrupar a la marinería.
>>Ahora, si no tiene ninguna novedad retírese y extreme las medidas de vigilancia durante toda la tarde y noche.”

“Señor, sí señor”.Contestó Jenkins

El joven Oficial dio un taconazo y giró sobre si mismo retirándose, pensando al mismo tiempo para sus adentros:
“¡Fiestas privadas! lo que se iban era de putas y a jugar a las cartas. ¡Novedades! sí que las había y alguna importante, como la que investigaba su colega de la ONI -el maquinista Jacob- acerca de la posible combustión espontánea de una carbonera de proa y como consecuencia de ello el calentamiento excesivo de uno de los mamparos que daba a un pañol de pólvora nueva para los cañones pesados.”

Si le decía eso al Capitán, éste pondría a todos los hombres a buscar el supuesto fuego de la carbonera y a estibar en otro lugar la pólvora, con lo que difícilmente podría llevar a cabo la acción prevista para las diez menos veinte minutos de la noche.

Los incendios espontáneos en las carboneras estaban al orden del día y se tardaba tiempo en encontrarlos. Los mamparos de los pañoles de pólvora estaban teóricamente preparados para resistir altas temperaturas. A poco bien que estuviese estibada la munición y si no se habían mezclado -por ejemplo- con los detonadores de los torpedos, aquello no tenía porque estallar; ahora bien, en la desorganización del “Maine” del incompetente Capitán Sigsbee podía pasar cualquier cosa.

Jenkins repasó los pasos a dar: a media tarde el torpedero “USS Cushing” se abarloaría al acorazado para traspasarle la provisiones que traía desde los EEUU, un agente de la ONI que venía a bordo del mismo le entregaría la bomba que debían hacer explotar poco tiempo después; sobre las 21:00 horas, el Contramaestre de primera Boyle emplearía a la guardia de proa en algún cometido secundario para cuando llegase el bote con los rebeldes cubanos tirando cartuchos de dinamita, les pillase en otro sitio; a las 21:40, el Contramaestre de tercera Harris accionaría el mecanismo de ignición del dispositivo que previamente habrían adosado en un doble forro del casco a la altura del sollado de proa, donde estaría durmiendo parte de la tripulación.

Él hubiese preferido que el Capitán permitiera salir del buque a la mayoría de los hombres, por lo menos hasta las diez como otros días; en fin, órdenes eran órdenes y no creía que hubiera muchas bajas. En todo caso cerca del explosivo sólo dormirían desechos humanos prescindibles a todos los efectos.

A esa hora, él estaría entreteniendo con historias de aventuras fantasiosas al imberbe Subteniente Blandis -tambien de guardia- para que dejase de husmear por todos los sitios.

600 metros al Este del Castillo de Las Cabañas, La Habana. 21:15 horas, 15 de Febrero de 1898.

El embarcadero rodeado por un bosquecillo de pinos era el mejor lugar de todos para la acción que pretendían llevar a cabo. El material que tenían resultaba bastante abundante y de difícil ocultación, sobre todo el de buceo. Desde la marcha del “Buccaneer” no lo podían trasladar a diario de un sitio para otro como si tal cosa sin levantar sospechas.

Claro está que contaban con la disimulada colaboración de las autoridades. Ninguna patrulla pasaba por ese punto preciso, al que accedían mediante una barca desde el otro lado de bahía. Esas mismas patrullas que no pasaban por allí, en realidad rodeaban a cierta distancia el lugar para que nadie extraño molestase.

Aquella noche, de forma poco habitual, todas las embarcaciones menores de la Armada -en disposición de hacerlo- habían salido a buscar dos expediciones de filibusteros, quienes casualmente alijarían armas de manera cierta en aguas cercanas a La Habana; con lo cual, ni escampavías ni cañoneras vigilaban el puerto hoy. Sólo los cañoneros de primera “Conde Venadito” e “Infanta Isabel” permanecían en las aguas de la tranquila dársena, afuera extrañamente del Arsenal. Como curiosidad, sus botes auxiliares descansaban en el agua como previendo un uso urgente.

Desde su lugar de observación y a pesar de la oscuridad en la calurosa noche habanera, Alejandro distinguía inconfundiblemente al “Maine”; un poco más lejos, se intuían los cascos del vapor “City of Washington” y del transporte de guerra “Legazpi”.

Miró hacia abajo del muro de piedra donde estaba apostado, allí se encontraban sus dos hombres. En esos momentos Castaños estaba ayudando a Vargas a desembarazarse del narguile y zafarse de la escafandra del traje de buzo de fabricación francesa.

El segundo de ellos había tenido que introducirse sólo al agua. Su compañero de buceo, un rebelde cubano llamado Pepe Tuco, había sido detenido con anterioridad por los hombres del Coronel Paglieri a petición de Osborne y a esas horas permanecía en un calabozo del castillo el Morro en compañía de dos secuaces. Más tarde desaparecerían todos para siempre.

Su subordinado había sacado del fondo los cables que salían del torpedo fijo fondeado a la altura de la cuaderna dieciocho del acorazado “Maine”.

Alejandro rozó el suelo con los extremos de los citados cables para a continuación rodear con ellos los bornes del detonador, apretando unas tuercas sobre los mismos. Para terminar, extrajo de la funda de cuero una pequeña manivela y la depositó en las cercanías a la espera de la explosión que debería provenir del interior del “Maine” y que sería la señal esperada. Las instrucciones de Madrid decían que si había trama oficial daban vía libre a la acción radical.

El personalmente no estaba seguro de aquella aventura, las cosas muchas veces se torcían respeto a lo planeado. Para ejemplo la carta de Dupuy, la cual por haber salido publicada en los periódicos anticipadamente anuló totalmente el efecto que pretendía producir sobre el presidente Mckinley.

Para más incertidumbre, Alejandro ahora desconfiaba de Vargas.

Vapor City of Washington, Bahía de La Habana. 21:35 horas del 15 de febrero de 1898.

El periodista Decker tuvo el descaro de sacar una fotografía del momento en que los dos agentes de la ONI -Capitán Whitney y Teniente Blue- pasaban unos paquetes con cartuchos de dinamita a los tres rebeldes cubanos embarcados en la pequeña y rápida embarcación abarloada al “City of Washington”.

Dos minutos más tarde partían a toda máquina rumbo al “Maine”

Bahía de La Habana. 21:38 horas del 15 de febrero de 1898.

Las vicisitudes por las que había pasado el artefacto explosivo antes de embarcar en el “Maine” habían sido varias. El torpedero “Cushing” -¿un buque de tan sólo 116 tons?- zarpó el día 11 desde Key West destino La Habana con el propósito teórico de aprovisionar al “Maine”.

El Subteniente Powelson -ingeniero naval perteneciente al ONI, casualmente a bordo- fue descubierto manipulando un extraño objeto por el joven Subteniente J.Breckinridge, oficial perteneciente a la tripulación del torpedero, quien casualmente se cayó por la borda poco después, no pudiendo ser rescatado. Al día siguiente, ya en el puerto de La Habana, el Tenientes Jenkis había recogido en sus propias manos el paquete y se lo había entregado al Contramaestre Harris, quien ahora se disponía a accionar el interruptor que haría explosionar el dispositivo adosado al falso doble casco del buque.

En mitad de la bahía, la rápida lancha con los rebeldes cubanos se acercaba a menos de 100 yardas del “Maine”.

Al Este de Las Caballas, Alejandro Osborne introdujo la manivela en el detonador y se dispuso a darle vueltas.

Vargas pensaba en la oportunidad que había perdido de ganar unos buenos dólares a costa de los americanos. Al no recibir respuesta de Rowan continúo con la operación, él al fin y al cabo no tenía nada en contra de España ni mucho menos de su jefe don Alejandro -de hecho nunca le había hablado a Sims sobre él-. Si no tuviera el vicio del juego, tampoco debería tanto dinero; como las deudas de juego eran de honor, no le quedaba otra que pagarlas como fuera. Los norteamericanos constituían hasta la fecha una fuente de ingresos extra.

Se produjo una especie de vacío en el ambiente -como si el aire hubiese retirado-, seguido de un resplandor cegador y para terminar: un estallido seco y brutal, acompañado de otras muchas detonaciones más pequeñas.

Del acorazado de 6.682 toneladas “USS Maine” se hundió primero la proa, levantándose al tiempo de popa, la cual se fue introduciendo en el agua a medida que se sucederían el resto de las explosiones. Cientos de cuerpos retorcidos flotaban en la bahía; otro número menor, profería gritos de dolor, angustia y miedo, eran del escaso centenar de supervivientes del acorazado con terribles quemaduras en sus cuerpos.

Fin del Capítulo XLII y la 1ª PARTE

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SEGUNDA PARTE
Del 16 de Febrero hasta el…

CAPÍTULO I
NO IMPORTA QUIEN FUE. War-Room, La Casa Blanca, Washington. 09:30 horas del 16 de Febrero de 1898.

El Presidente Mckinley ordenó a George Cortelyou -Secretario de la Oficina del Presidente- organizar en el primer piso una especie de sala de situación para los casos de crisis.

La residencia presidencial empezaba a quedarse un tanto pequeña en la planta baja, habría que ir pensando en una ampliación hacia el ala oeste. Por el momento, lo único que necesitaba su titular era un lugar discreto donde reunirse con sus asesores persomales de mayor confianza, esto no incluía a los miembros del gabinete. Allí además de tomar decisiones y transmitir órdenes, se desplegarían mapas, planos, fotografías, croquis, etc…; haría también las veces de centro de comunicaciones dotándolo para ello de las correspondientes estaciones de telégrafo y teléfono.

Los muebles de la habitación habían sido acopiados durante la madrugada en diferentes lugares de la casa por el eficiente Cortelyou, con lo cual la estancia ofrecía cierta estampa de precariedad; no obstante, todo estaba orientado por la mejor virtud yanqui: el sentido de lo práctico y cómodo.

Un miembro del Servicio Secreto franqueó la puerta de la estancia, breves segundos después hizo su entrada el Presidente, todos se pusieron de pie.

“Por favor amigos tomar asiento”

Mckinley trataba con familiaridad a los presentes, la mayoría eran amigos personales y si él no fuera el Presidente de los EEUU lo harían a la recíproca.

Mckinley “Como sabéis ayer por la noche ha ocurrido un hecho trágico y de extrema gravedad en La Habana con un barco de nuestra Marina de Guerra.
>> A primera hora de esta mañana me he reunido con los miembros del Gabinete de mayor implicación, ellos me han dado novedades y sus primeras impresiones. Los he emplazado para dentro de tres días con la finalidad de completar la información y empezar a tomar decisiones importantes. Antes quiero escuchar de vuestros propios labios lo que pensáis de estos sucesos y agradeceré los sabios consejos que podáis darme.
>>George hará primero un breve resumen de la situación.”

El secretario del Presidente era un hombre relativamente joven, había nacido en el 62. Siendo un ejecutivo de alto nivel de la Oficina Postal de los EEUU y debido a sus dotes organizativas fue recomendado por su jefe al Presidente Cleveland para dar un vuelco al arcaico funcionamiento interno de la Casa Blanca. Mckinley solamente lo heredó, pero por ningún motivo le gustaría prescindir de él. Su aspecto era cuidado aunque discreto, como la mayoría de los varones de la época tenía bigote, el cual llevaba tan arreglado como su tupido cabello peinado hacia atrás. Del otro lado de sus pequeñas lentes redondas se adivinaban unos oscuros ojos de mirada firme que denotaban la fuerte personalidad de su propietario.

Cortelyou “Señores, sobre las 21:40 horas de ayer en el puerto de la ciudad de La Habana, hubo varias explosiones en el acorazado “USS Maine” y/o en las cercanías del mismo.
>>Como consecuencia de ellas o de parte de ellas, el mencionado buque se hundió poco tiempo después en las aguas de la bahía, perdiéndose sin remisión. Aunque todavía no se ha podido hacer el recuento de las víctimas, de una tripulación de 355 hombres unos 150 han fallecido, otros tienen heridas tan graves que si Dios no lo remedia perecerán en breve, además hay bastantes desaparecidos. El número total de víctimas mortales al final, posiblemente este más cerca de las 300 que de 200.
>>Debo precisar que el trato dado por las autoridades locales a la tripulación desde que el buque entró en La Habana ha sido exquisito, incluso el Capitán acompañó a los toros al jefe naval español. Una vez ocurrido el presunto accidente, los botes de la Armada de ese país han sido los primeros en socorrer a los nuestros que se habían tirado o caído al agua. Los españoles han puesto a disposición del Cónsul Lee y del Capitán Sigsbee -Comandante del “Maine”- cuantos recursos tienen para aliviar a los supervivientes y recuperar los cadáveres.
>>Por último, aclarar que el acorazado tenía previsto regresar a los EEUU pasado mañana.”

McKinley “Gracias George. Como habréis podido entender entre los supervivientes está el mismo Capitán, al igual que la mayoría de sus oficiales.
>>Independientemente que me alegro por el comandante y por el resto de los supervivientes del buque, corresponderá a la Comisión que se nombre al efecto el determinar los aspectos técnicos y las posibles responsabilidades del suceso, incluidos donde estaban el Capitán y sus oficiales a la hora de trágico accidente o lo que sea. Yo quiero que vosotros analicéis exclusivamente las consecuencias e implicaciones políticas.
>>Por favor Mark continua tú.”

Tomó la palabra Mark Hanna: industrial, financiero y Senador de 60 años, él había sido el responsable de la exitosa campaña electoral de Mckinley a la Presidencia; por lo anterior, el Presidente le tenía en gran estima y respeto. Cuando uno le observaba no debía dejarse influenciar por la primera impresión que causaba su poco afortunado físico: algo orondo y bastante calvo, no tenía barba ni bigote -lo cual en aquella época parecía restarle seriedad al individuo que no dispusiese de esos atributos, incluidas a todas las mujeres-. Mark Hanna era uno de los cerebros más competentes del Partido Republicano, teniendo un especial olfato para el análisis en las situaciones de crisis.

Mark Hanna “Señor Presidente, el problema planteado es más complejo de lo que parece. No basta con determinar las causas y los autores, sino que es necesario analizar que pasará si la causa es una u otra y si los autores son estos o aquellos.
>>Las causas y los autores podrían ser múltiples y diferentes. Vamos a las causas primeras, ¿accidente o atentado?
>> Dentro de los accidentes el más probable sería por negligencia de la tripulación, empezado por su Capitán. Pareciéndome posible -el Capitán Sigsbee no es el más brillante de nuestros oficiales, según me ha confirmado Alfred [fondo=]1[/fondo] -, es poco deseable. Si hubiera sido un pequeño incidente con una docena de muertos, se cesa y expedienta al Capitán, rendimos honores a los muertos y a otra cosa. Un acorazado hundido y centenares de cadáveres en un puerto extranjero exigen mayores responsabilidades, posiblemente llegarían hasta el mismo Secretario de Marina.
>> Si la comisión investigadora determinara que esa es la causa, deberá ser de una manera tajante, probada clara y meridianamente, que no deje lugar a dudas. Aún así, será un fastidio poner en entredicho las capacidades de la Navy en unos momentos que esa institución es de vital importancia para el futuro de la Unión.
>>Si por el contrario, la causa hubiese sido un sabotaje podríamos escoger entre miles de autores, tantos como personas había en La Habana ayer por la noche. Ahora bien, sospechosos con visos de realidad sólo hay tres posibles: los españoles, los rebeldes cubanos y nosotros mismos.

En la sala se exteriorizaron con vehemencia protestas y quejas, Mckinley puso orden.

>>Tranquilos compañeros -prosiguió Hanna-, lo último ni lo deseo ni lo creo; pero debemos tenerlo en cuenta, porque algunos pueden utilizar ese argumento en nuestra contra. Las consecuencias de ese supuesto serían funestas, entiendo que alcanzarían a casi todos los presentes, empezando por el Presidente y el resto del Gobierno. Una acción así, llevada a cabo por norteamericanos, sería imposible de realizar sin la participación o conocimiento de los aparatos del Estado; por lo tanto, alguno de los autores intelectuales o de los que hubiesen dado soporte material, con seguridad habrían sido como poco nombrados por esta Administración. Quiero decir con eso que no es posible para el futuro político del Presidente que haya sido alguien de los nuestros; en razón a ello y en caso de debate futuro sobre el tema, debemos negar siempre esa posibilidad. Aunque no nos guste, la desgracia se ha producido ya y no lleva arreglo; si se llegara a la conclusión que han sido los propios EEUU los autores, haríamos más daño al país que con el atentado en sí mismo.
>>Los rebeldes cubanos son otra posibilidad, pero tampoco sería demasiado positiva en el conjunto de fatalidad general. Repito, si los muertos hubiesen sido dos o tres, incluso una docena y más tarde se detuviesen a unos cuantos mambises, se podría argumentar que era el hecho aislado de unos exaltados sin apoyo de la Junta cubana de Nueva York que operaban gracias al caos reinante e ineptitud de las autoridades españolas en la Gran Antilla. Como ven dentro del desastre no sería tan malo; pero con la masacre que ha habido , tendríamos que ilegalizar a la Junta y poner a sus miembros en la cárcel, incluso debiéramos colaborar con las autoridades españolas para acabar con esos fanáticos. En definitiva, cualquier esperanza de echar a los españoles de la isla se habría esfumado, al menos por una larga temporada. Para concluir, debemos preferir que no sean los rebeldes cubanos los autores y si fueran ellos, las pruebas en su contra deben ser claras y concluyentes.
>>Lo mejor para nuestra Administración es que los españoles sean los culpables; no por mi propio deseo, sino porque es lo que quiere la prensa, parte del Congreso, el Senado y por lo tanto el pueblo. No es necesario recordar la reciente carta de su Embajador insultando al Presidente.
>>No digo que se falseen las investigaciones, pero la Comisión de la Marina encargada del trabajo y todos nosotros debemos adaptarnos al contesto. Da igual que los autores materiales sean el Gobierno español -cosa que personalmente no creo-, unos radicales españolistas o personas que quieran una guerra con los EEUU para que una vez supuestamente derrotado el Ejército y la Armada de ese país, echar a la Reina y a toda oligarquía, instaurando un régimen más democrático. Si los españoles son los responsables del atentado, fueran cuales fuesen, deberán abandonar Cuba. Se le podría intentar dar una salida pacífica y si no la hay a la guerra contra ellos.
>>En realidad, no importa demasiado quien fue, sino quienes no pueden ser”

Mckinley “Mark como siempre tus palabras están llenas de pragmatismo, pero hablas en cable de política interna pensando en las siguientes y aún lejanas elecciones. Hay que tener en cuenta otros aspectos como son el militar y el diplomático. Me opongo a pensar que la mejor solución para esta crisis es de principio una guerra contra España.
>>Es tu turno Alvey, creo que el conocimiento que tienes de España y de las relaciones internacionales nos pueden ser de gran utilidad para saber cual será la reacción del viejo país europeo y de las potencias ante un posible conflicto.”

1 Se refería al Capitán Alfred Thayer Mahan, presente en la reunión

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22 Jul 2010 16:57
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Alvey A. Adee era el tercero en el escalafón de la Secretaría de Estado; claro que esto era sólo en teoría, ya que tenía una gran antigüedad en ese departamento, todo el mundo respetaba su experiencia y admiraba su capacidad de trabajo. El relativamente pequeño y enjuto cincuentón permanecería soltero toda su vida; su familia era la Secretaría de Estado, su religión los Estados Unidos y su profeta el Presidente de turno. En esta ocasión otro matiz a valorar era el hecho que Adee había ejercido a principios de los 70 como secretario de la legación yanqui en Madrid, siendo el embajador entonces el General Daniel Sickles -curiosamente, el padre del actual Secretario de la embajada en la capital española-.

Adee estaba de pie esos momentos sirviéndose una taza de té. “Señor Presidente, usted como siempre me sobrestima y me halaga, pero mis conocimientos son parciales e incompletos. Empezaré tratando de ser lo más objetivo posible.
>>El Gobierno español no dejará nunca en manos de una potencia extranjera a Cuba sin luchar. Simplemente no puede permitírselo, bajo su punto de vista esa isla es tan española como para nosotros puede ser norteamericano el Estado de Maine. Por otra parte, entre sus muchos defectos está un orgullo desmedido que les hace volverse a veces tremendamente imprudentes; los españoles no alcanzan a comprender como una nación con un grandioso pasado imperial como el suyo, puede llegar a hincar la rodilla ante unos arrogantes jovencitos como somos nosotros. Cosa diferente es que si desde un principio le damos bien fuerte con la vara en el hocico, después de ladrar muy alto se retiren chillando como un perro chico; pero hay que estar seguro que les podamos dar contundentemente, porque como nos planten cara no nos arriendo las ganancias.
>>En cuanto a las potencias, pienso que todas sin excepción se declararan neutrales oficialmente. En la práctica, muchas no se atreverán a llevarnos la contraría y si les exigimos pequeños apoyos nos los darán. Parece que los únicos que no son conscientes de nuestro gran poderío económico e industrial y por lo tanto del potencial bélico que se deriva, son los españoles.
>>Hay que destacar que los ingleses son los más dispuestos a colaborar. Está muy reciente nuestro favorable arbitraje en la Guyana, el enfriamiento de relaciones con los republicanos irlandeses o el reconocimiento público a la supremacía británica en Canadá. Tampoco se olvidan de los enormes lazos económicos que nos unen.
>> Los países latinoamericanos se debatirán entre su pasado hispánico y su panamericanismo. Sus gobiernos se verán presionados por las colonias de emigrantes españoles o de los descendientes de éstos; pero si se ven entre la espada y la pared, siempre tendrán presente la preponderancia que están adquiriendo los EEUU en esta parte del globo. Para ello conviene que nuestros embajadores recuerden a las autoridades de esos países que nosotros podemos ser muy generosos con nuestros aliados; por el contrario, no olvidamos a quienes nos abandonan.
>>Una vez dicho esto, he de hacer una matización: lo que es por simpatía, las potencias europeas prefieren la causa española y les gustaría que nos dieran una lección que sirviera de escarmiento. Lo que ocurre, es que como ven poco probable tal cosa, no se quieren arriesgaran a ir en nuestra contra; pero debemos tener en cuenta, que si en un momento determinado pueden proporcionar a España alguna pequeña ayuda sin ser descubiertos, no dudo que se la darán. En todo esto hay un país que juega aparte, me refiero a Alemania, ella tiene sus propias ambiciones que chocan con nuestros intereses; no es que se vaya aliar con España, antes bien todo lo contrario, pero tampoco querrá que ganemos nosotros.
>>Una cosa más, una vez disparados los cañones y dado comienzo los bailes de soberanía sobre los territorios, aparecerán alianzas y convenios inesperados entre las potencias que pueden afectar al resultado final del conflicto. Por ejemplo: si parece que vamos ganado la partida en las Filipinas, se puede presentar un tercero y decir que si no les damos en suerte la parte del Sur del archipiélago se aliaran con los españoles para evitar nuestra nueva conquista.
>>Para terminar, debemos tener en cuenta que la guerra en caso de haberla, no la podemos circunscribir sólo a Cuba, seguro que se desbordará a Puerto Rico, las Filipinas e incluso posiblemente a Europa. Por esto último, las grandes potencias no permitirán que los combates se prolonguen en el tiempo indefinidamente, ya que las implicaciones económicas, comerciales y políticas serían impredecibles. Por lo anterior, o ganamos rápido o no conseguiremos casi nada.
>>Ahora voy a dar mi opinión personal. Aunque los españoles merecen mi aprecio desde mi estancia en Madrid, creo al igual que el Senador Hanna que debemos ir a la guerra. La permanente situación de tensión y inestabilidad en el Caribe con constantes incidentes de diversa índole -quiero recordar que empezaron hace más de veinte años con el affaire del “Virginius”- es insostenible, termina por afectar siempre a nuestra política interna. Así que si la comisión determina la culpabilidad española, aunque sea con dudas, adelante con la guerra; en definitiva si la lucha es corta, será una guerra de poder a poder sin que nadie se meta por medio de manera decisiva, nosotros tenemos la obligación de ganar por ser los más fuertes.”

Mckinley “Precisamente es nuestra capacidad militar la que me despierta más recelos para presionar a España con una guerra, no vaya ser que acepten el invite y no estemos preparados. Os dejo a vosotros, los militares de carrera, el análisis de la cuestión. Primero tu Henry, después continuará Alfred.”

EL Brigadier General Henry Clark Corbin era el Ayudante General del Departamento de Guerra. Dentro del desastre global que era esa Secretaría, él parecía ser el único que se salvaba de la quema. Su modestia le llevaba a ser consciente de sus propias limitaciones y como era persona consecuente, tomaba las medidas oportunas para cumplir con su deber. De esta forma, el larguirucho General era un hombre en extremo meticuloso; siendo su mejor virtud que el conociendo sus lagunas técnicas en algunas materias, no dudaba en escoger a los mejores especialistas como colaboradores, quienes normalmente lo apreciaban ya que no les hurtaba sus éxitos. Además, tenía una notable experiencia militar acreditada en la Contienda Civil y las Guerras Indias.

General Corbin “Dice Edith -mi santa esposa- que aunque no se tengan condimentos en casa, teniendo dinero se puede hacer un buen guiso comprándolos primeros en la tienda; lo único que hace falta es dinero, el cocinero y algo de tiempo.
>> En verdad el Ejército de los EEUU hoy por hoy apenas estaría preparado para enfrentarse a un nueva guerra con las tribus indias , menos mal que las hemos exterminado. El Ejército regular no llega a los 30.000 hombres, la Guardia Nacional son 100.000, pero estos no pueden luchar fuera de sus fronteras. Ante nosotros tenemos -sólo en Cuba- un ejército regular de más de 100.000 soldados -voluntarios aparte- con experiencia en combate y equipamiento suficiente.
>>Si se decide ir a la guerra contra España, habrá que aumentar los efectivos del Ejército y decretar la movilización de voluntarios, así como hacer una fuerte inversión en equipamiento y armamento. Sin olvidarnos que primero se requiere un periodo de instrucción.
>>Contamos con la ventaja que las fuerzas españolas -tanto en el Caribe como en las Filipinas en su caso- se encuentran a miles de kilómetros de la metrópoli; con lo cual si la Navy cumple con su deber, tendrán serios problemas de abastecimiento. Otro factor favorable, será que el punto de desembarco lo decidiremos nosotros mismos; si se conserva el secreto del lugar, ellos deberán desplegar fuerzas en todo el litoral, mientras nosotros podemos concentrar las propias en un punto con el apoyo de la Navy.
>>Las informaciones que tenemos sobre el estado de moral y salud de las tropas españolas debemos valorarlas como contradictorias. Mientras algunos de sus informes internos y las crónicas provenientes de periodistas extranjeros dicen que su campaña en Cuba es victoriosa , el estado de las tropas casi de euforia y que sus bajas por enfermedad han disminuidos a porcentajes muy aceptables; nuestros servicios secretos insisten que es todo fachada y que la sublevación tiene fuerza todavía , necesitando sólo un poco de aire fresco para reactivarse, que los españoles están casados de combatir durante más de tres años diezmados por la malaria y la fiebre amarilla.”
>> En todo caso, debemos tener presente que dado el estado de nuestro Ejército, sin el apoyo de los rebeldes cubanos lo tendríamos muy difícil.
>>Para resumir: decretando la movilización, con una fuerte inversión y teniendo como margen de tiempo hasta septiembre o mejor octubre, podría ser factible atacar Cuba y quizás las Filipinas”.

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22 Jul 2010 16:59
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El Capitán Alfred Thayer Mahan se dispuso a tomar la palabra. Pausadamente encendió la pipa que descansaba entre las comisuras de sus labios, inundando la sala del especial aroma de ese tipo de tabaco. El marino retirado era ahora un distinguido ciudadano vestido de paisano que actuaba como asesor del Buró de Navegación de la Marina y del mismísimo Presidente. Su prestigio trascendía las fronteras de su país, debiéndose éste a su exitoso tratado -“LA INFLUENCIA DEL PODER NAVAL SOBRE LA HISTORIA”- y las conferencias que había impartido por medio mundo a raíz del mismo.

Capitán Mahan “La Navy está mejor prepara que el Ejército para afrontar una guerra contra España, sólo necesitaría una puesta a punto. Algunos de nuestros cruceros están en el dique seco modernizándose o reparándose, no tenemos suficientes transportes para las tropas ni barcos auxiliares para completar un bloqueo naval y las tripulaciones están incompletas; pero todo lo anterior es subsanable fácilmente, quizás irremediablemente alguno de los cruceros que se esta en proceso de transformación tardará bastantes meses en ser comisionados de nuevo.
>>Nuestra Navy es en todo caso superior a la Armada española y con el Plan del Teniente Kimbal ya tenemos la estrategia de conjunto desarrollada por el Colegio de Guerra Naval. El problema es la táctica, el conocimiento que poseemos de las capacidades españolas y de sus planes de guerra es parcial y confuso.
>>Me explico, tenemos informes relativamente modernos del ONI en los cuales se dice que los españoles todo lo más que podrían disponer para el combate a corto plazo son de cinco o seis buques de guerra dignos de tal consideración, apoyados por unos pocos torpederos. La veracidad de dichos informes viene refrendada a veces por las discusiones entre los partidos políticos dentro del parlamento de aquél país y otras por sus mismos diarios, en los que se critica abiertamente a la política naval de aquél Gobierno. Sin embargo, informes más antiguos del asesor naval en Francia -encargado hasta hace poco al mismo tiempo de la ayudantía en Madrid-, decían que el esfuerzo que estaban haciendo nuestros potenciales adversarios era ímprobo y que empezaban a obtener resultados sobresalientes; en verdad, leyendo la prensa española se pueden encontrar bastantes artículos de actos relacionados con la entrega de buques de guerra a la Armada. No debemos despreciar el hecho que los almirantazgos de terceros países nos advierten que la Marina de guerra española es mucho más importante de lo que quiere parecer, siendo una fuerza moderna y eficaz.
>>La hipótesis más probable será que ni una cosa ni la otra, sino una intermedia. En base a este pronóstico montaremos nuestro plan de operaciones; pero incluso, si el poderío naval español estuviera tan desarrollado como indica la hipótesis más peligrosa, nosotros seríamos superiores a ellos, aunque no con gran diferencia. En atención a esta segunda hipótesis debemos diseñar nuestros planes de reacción o de emergencias.
>>Creo poder concluir diciendo que navalmente tenemos la partida ganada, pero que debemos tomar precauciones y ser cautos; porque si nuestra ventaja es tan pequeña como se desprende de el segundo de los supuestos, ésta podría verse anulada si les atacamos en sus costas, ya que allí contarían con el apoyo de la artillería basada en tierra y con los torpedos fijos.”

Mckinley “¿Me podría aclarar alguien si los españoles siguen una estrategia o se mueven por impulsos según el día?”

Adee “Señor Presidente, existe un rumor que consiste en que el difunto Presidente Cánovas , el actual Sagasta y un grupo de notables se conjuraron hace tres años para afrontar de común acuerdo el problema que se les venía encima con la intromisión de nuestro país en los asuntos de Cuba. Yo en base a la experiencia adquirida durante mi estancia en España , me parece imposible que los políticos españoles antepongan los intereses de su Patria a los de su religión, partido, localidad , familia o persona; sencillamente no creo que sea posible una estrategia de conjunto.”

General Corbin “En la vertiente militar es un auténtico quebradero de cabeza. No existe como tal una doctrina como la del Capitán Mahan ni una estrategia como la del Teniente Kimbal. Sí hemos tenido acceso a una serie de documentos aparentemente inconexos en los cuales se marcan unas líneas de actuación que a nosotros nos sirven para poca cosa.”

Mahan confirmo lo que Corbin estaba exponiendo.“Lo que el General quiere expresar, es que lo único que tenemos son unas elucubraciones sobre lo que puede pasar. Es decir, los españoles han plasmado en unos escritos dispersos llamados Protocolo Santiago -de los que tan solo tenemos un conocimiento parcial- que si nosotros hacemos tal movimiento ellos pueden hacer A, B ó C, pero no concretan nada. La actuación específica corresponderá en cada momento a los mandos responsables”.

Mckinley “Con todo lo que he escuchado, pienso que todavía debemos buscar alguna solución pacifica. No sabemos quienes son lo verdaderos culpables de la tragedia del “Maine” y además una guerra contra España se puede volver en nuestra contra”

Mark Hanna “Señor Presidente, el problema no es si la guerra es conveniente o no, la clave radica en que muy difícilmente podremos evitarla sin afrontar un precio político de envergadura.”

Mckinley “Lo que dices está muy bien Mark, pero has llegado a pensar que si el atentado lo han organizado realmente los españoles, eso sería tanto como decir que desean la guerra con los EEUU ahora y que por lo tanto se consideran preparados para afrontarla.”

Mark Hanna “Los españoles son unos soñadores que viven de sus glorias pasadas, nadie en su sano juicio puede pensar que hagan frente a una potencia económica e industrial como nosotros.
>>Señor Presidente, yo no digo que les vayamos a ganar a la pata coja y con una mano atada a la espalada, supongo que la posible guerra exigirá algunos esfuerzos.
>>Los senadores, el Congreso, los periodistas y por fin el ignorante pueblo americano, nos presionara para ir a la guerra. Usted puede poner una dosis de prudencia, pero al final deberá consentir, justificándose si se quiere en que ha sido arrastrado por todos los demás. Nadie puede dudar que ganaremos, si es una guerrita espléndida o un conflicto con grandes sacrificios es otra cosa. Lo que esta claro que un Nación de más 72 millones de habitantes, la cual es sin duda la primera potencia industrial e económica del mundo, no puede ser derrotada por un imperio moribundo, cuya metrópoli no alcanza los 18 millones de personas pertenecientes a una raza inferior.”

Adee “Sé que el Senador Hanna tiene razón. A pesar de ello podemos intentar negociar con los españoles para evitar la guerra, ofrézcales un precio por Cuba con altas comisiones para los intermediarios; les dejamos Puerto Rico y Las Filipinas para ellos, estableciendo concesiones económicas para los EEUU en esos lugares con la posibilidad de establecer bases militares.
>>Si aceptaran, podríamos presentar ante la opinión pública un éxito sin bajas de jóvenes americanos en el combate; no obstante, dudo que los españoles sepan ver que esa sea su última oportunidad para salvar parte de su imperio y ganar bastante dinero a cambio”

Mckinley “La reunión ha sido de gran utilidad para mi, gracias a todos.
>>Adee me agrada tu propuesta, ponla en marcha; los dólares no son un problema.
>>Retrasaré la segunda reunión con el Gabinete; entre tanto, les haré llegar una serie de instrucciones a los Secretarios y Jefes militares, pidiéndoles propuestas concretas para dentro de unos días.
>>Alfred tengo claro que independientemente en lo que acabe esto, los miembros de la Comisión Naval de Investigación del “Maine” no pueden ser unos niñatos fácilmente manejables por cualquiera como pretende T. Roosevelt. Al frente quiero un oficial competente y responsable que sepa poner en equilibrio las cuestiones técnicas con las razones de Estado.
>>Además se deben tomar medidas militares de urgencia con la Marina, pero sobre todo en el Ejército, tal como si fuéramos entrar en guerra con seguridad en breve plazo de tiempo.

Cortelyou “Señores, deberán designar personal de confianza para esta sala, así como comunicarme cualquier necesidad que se les ocurra.”

El Presidente pidió u minuto de silencio por las víctimas del “Maine”, después estrechó la mano uno a uno a sus asesores mirándoles fijamente a los ojos. Seguidamente salió de la habitación tan rápidamente como había entrado.

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CAPÍTULO II
EL PLAN WEYLER. Palacio de los Capitanes Generales. La Habana 22 de febrero de 1898.

Entraron a Palacio por la fachada porticada que da a la Plaza de Armas, una vez traspasado el portalón de mármol de Carrara blasonado por la borbónica corona real fueron identificados por el Cabo de guardia; después de esto, atravesaron el patio que en forma de claustro está vigilado por la estatua de Cristóbal Colón rodeada de exuberante vegetación. Ya en el piso superior, llegaron a la antesala del despacho privado del Capitán General; no sin antes haberse cruzado en el camino a multitud personal civil y militar, con apariencia de prisas y cara de preocupación.

El Comandante ayudante les indicó de forma algo seca que debían esperar, señalándole para ello unos sillones.

Alejandro Osborne acompañaba a don José Canalejas con el propósito de despedirse del General Weyler. Mañana temprano regresarían a bordo del vapor “Santo Domingo” de la Trasatlántica a la Península y el Marqués de Tenerife enterado de ello les había hecho llamar.

Había pasado casi media hora, cuando una puerta se abrió, saliendo por ella varios Generales. Alejandro pudo reconocer a Ochando, González Parrado, Sabas Martín y Tejada. Sonó de inmediato una campanilla, levantándose presuroso el Comandante ayudante, cuando éste llegó al quicio de la puerta se pudo oír la voz de Weyler:

“Fondevieja si están ahí, haz pasar a los señores que estoy esperando”

Canalejas fue el primero en entrar en la habitación. Aunque de dimensiones más modestas que el despacho oficial, estaba decorado con gran clase. El General les esperaba sentado detrás de una mesa no muy grande de patas curvas y hecha en oscuras maderas nobles; rodeando a la citada mesa, había cuatro o cinco butacas con asiento y respaldo de cuero marrón repujado. Weyler permaneció sin moverse en su sillón, flanqueado a sus espaldas por dos antiguos bargueños castellanos adornados en sus topes por jarrones chinos; más alto todavía y colgadas de la pared, destacaban una amplia colección de armas blancas. En un lateral de la habitación el retrato del primer Capitán General que habitó el Palacio -Luis de las Casas - presidía la estancia. El conjunto se asentaba sobre suelos de mármol protegidos por una rica alfombra oriental.

Weyler “Muchas gracias por venir caballeros. Por si no se conocen, les presento al Contralmirante Manterola y al Coronel Escribano, Jefe de mi Estado Mayor personal.

Manterola continuó sentado e hizo una pequeña inclinación de cabeza a modo de saludo, el Coronel de pie, a la derecha del General, dio un leve taconazo.

>>Por favor tomen asiento y disculpen que no me levante, pero los días de campaña en Oriente se están cobrando su tributo en mi espalda. Uno ya no es un chaval.”

Weyler al conocer la explosión del “Maine” había regresado precipitadamente de Sierra Maestra, donde tenía arrinconado a Calixto García. Para ello había embarcado en Santiago a bordo el rápido cañonero-torpedero “Filipinas”.

Canalejas “Vuecencia dirá que es lo que quiere, nosotros estamos a sus órdenes.”

Weyler “Eso se acabó, ha sido usted un magnífico soldado aquí en Cuba, sepa que le he propuesto para un Cruz Roja al Mérito Militar. Ahora regresa a España y debe cumplir con obligaciones más elevadas, retomando su puesto como Alto Comisario del Protocolo Santiago.
>>La suerte está echada como preveía el documento y en breve entraremos en guerra con los EEUU de una santa vez.
>>Yo ya me he reunido con gran parte de mis Generales y discutido la orden de operaciones a seguir.
>>Quiero que ustedes lleven en mano la citada orden a España.

Canalejas “Mi General será un honor, pero no entiendo porque nos necesita a nosotros dos para eso, tiene miles de hombres bajo su mando.”

Weyler “Es cierto, sería lo habitual y reglamentario designar a un oficial con escolta apropiada para ello.
>>Lo que ocurre es quiero darle otros cauces de distribución distintos a los normales. Hoy en día, la mayoría de las decisiones de los Ministros de Guerra y Marina han de tener el respaldo de sus Juntas Consultivas. Ministros como el General Correa o el Contralmirante Bermejo no tiene suficiente peso especifico; hecho que por una parte se corresponde con su falta de competencia, pero por otra con la imposición del Partido que esté en la oposición de la existencia de un contra-ministro, labor que ahora ejercen el General Azcárraga y el Vicealmirante Beránger.
>>Como saben, yo no soy la persona más popular ni en Palacio ni en Presidencia, relacionado con todo lo anterior existe un mundo de intrigas en los distintos ministerios para quedar bien con esas instituciones. Si enviara a uno de mis oficiales de confianza a Madrid con la orden de operaciones, el Ministro o peor aún alguno de sus aláteres se enteraría de ello antes de su llegada y le esperarían en el muelle a pie de escala, le exigirían la documentación incomunicándolo a continuación con la disculpa de la seguridad nacional. Podrían meter los papeles en un oscuro archivo por el mero hecho de boicotearme y desbaratar así mi estrategia.
>>Con ustedes -aunque deben tomar sus precauciones- no se atreverán a tanto, por ello el Coronel Escribano les dará varias copias de la orden de operaciones. Lo que quiero es que se la hagan llegar a distintas autoridades militares y sean ellos quien se las den a la Sección de Estado Mayor y Campaña, responsable del Protocolo Santiago en el Ejército. Francamente no fío ni un carajo de la competencia del General Correa, el documento lo deben conocer otros militares con suficiente personalidad e influencia para que no se olviden de él. Por lo tanto, deseo que usted señor Canalejas sepa de su existencia material directa, para que a nivel político no le puedan negar tal cosa y que el Comandante Osborne lo entregué a mi amigo don Francisco Galindo, para que éste a su vez lo haga llegar a otros amigos míos como los generales Azcárraga o Polavieja; siendo éstos, quienes los presenten a través de la Junta Consultiva de Guerra al Estado Mayor.
>>También les acompaño una importantísima petición de material y refuerzos para la Subsecretaría; en este caso, el cauce que siga me importa menos, el Subsecretario de Guerra -General de la Cerdá- es un militar sin ambiciones políticas y lo tramitará como mejor pueda y le dejen.
>>De quien deben cuidarse muy mucho es del General Pando, desde que lo cesé como jefe de mi Estado Mayor General e hice regresar a mi leal Ochando para sustituirlo, anda por España conspirando todo lo que puede en mi contra.”

Alejandro “Mi General no entiendo para que necesita al Estado Mayor ni al Ministro, si no me equivoco una orden de operaciones para las Antillas -refuerzos aparte- depende exclusivamente de Vuecencia.”

La altanería de Osborne menguaba en presencia de Weyler desde que el General le había recordado que cuando él todavía no había nacido, ya había ganado su laureada en el primer juicio contradictorio que se celebró por ese motivo.

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22 Jul 2010 17:03
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Weyler “Hombre Osborne, casi no me había percatado de su presencia. Ha permanecido muy callado, cosa rara en usted.
>>Respecto a lo que ha dicho en parte tiene razón y por eso ya he tomado algunas medidas : reagrupación de las fuerzas en unidades orgánicas; constitución formal de dos grandes Cuerpos de Ejercito -uno principal en Occidente y otro más pequeño en Oriente- y una Reserva General, con el consiguiente reparto del mejor armamento existente entre ellos; pase en breve a segunda situación del material flotante de la Armada poco útil para el combate convencional y el aprovechamiento de los recursos militares del mismo -hombres, armamento individual, cañones de tiro rápido, ametralladoras, focos, etc…-; instalación definitiva de las defensas de costa -artillería y torpedos-, refuerzo militar de Puerto Rico, censura de los cables submarinos, expulsión sin muchos miramientos del personal extranjero en la isla por leve sospecha de espionaje -sobre todo si es de nacionalidad norteamericana- etc…
>>Mi estrategia pasa por abandonar la mayor parte del territorio durante la guerra y centrarme en la zona de La Habana y Santiago, además secundariamente defenderé los puertos de Matanzas 1 y Cienfuegos . En el resto sólo dejaré protegida las capitales de provincia alejadas de la costa, para que se pueda resguardarse en ellas la población civil no beligerante frente a los rebeldes que queden por ahí sueltos. En ellas necesito poco más que la aportación de los voluntarios, guardias civiles y guardería rural.
>> El problema es que para llevar a cabo mi plan, debo fijar en un punto el desembarco de las tropas americanas y para eso necesito de la Armada, en concreto a la Escuadra de Instrucción. En la seguridad que donde vaya ella irá la flota americana y como no tienen buques suficientes para apoyar el desembarco de las tropas terrestres en sitio diferente, deberán hacerlo en el mismo lugar. Pudiendo así nosotros prever la concentración fuerzas en dicha zona.
>>No se me ha ocurrido ningún plan genial, sólo me he leído a fondo el Protocolo Santiago. Si no puedo prever el esfuerzo principal yanqui en tierra, tampoco podré reforzar ningún punto en concreto y ellos contarán con la ventaja de la iniciativa.
>>En resumen, no se les escapará que a la Escuadra de Instrucción no la puedo mover yo por antojo de mi autoridad, debo hacerlo a través de propuesta del Ministerio de Guerra al de Marina”.

Osborne “¿Se puede saber que sitio es?”

Weyler indicó al Coronel Escribano, quien había tomado asiento, que lo explicara.

Coronel Escribano “El General ya lo ha dejado sobrentender. En el fondo es muy sencillo y creo que ustedes podrán contestar a esa pregunta por sí mismos. ¿Qué preferirían un desembarco en Cuba o puerto Rico?”

Canalejas “En Cuba desde luego, nuestro poder militar es mucho mayor aquí.”

Escribano “Correcto. Una vez en Cuba ¿preferirían un sitio cerca o lejano a los EEUU?”

Canalejas “La lógica indica que cuanto más lejos mejor, ya que el apoyo logístico será más difícil para ellos. Por el contrario, La Habana queda cercana al continente, sin embargo tiene a su favor el ser sitio donde nuestro Ejército es más fuerte y que además es donde menos fuerza tienen los rebeldes.”

Escribano “Es cierto lo último que ha dicho, pero estamos seguros que no desembarcarían en ese caso en la misma Habana desafiando sus poderosas defensas artilleras, quizás lo harían en Pinar del Río o en Bahía Cochinos.
>>Si consentimos eso, estaríamos desaprovechando una ventaja. No ofrece duda que en la zona de occidente en general y en La Habana en particular, habrá un fuerte despliegue naval a modo de bloqueo, aumentado al tener que proteger los cercanos Key West y Tampa, donde establecerán con toda probabilidad sus bases logísticas principales . Quiero decir que en esa situación, si desembarcan en Occidente no les obligaríamos a un nuevo despliegue naval en otro punto diferente, haciéndoles dividir de esa manera su escuadra.”

Alejandro “Bueno esta claro donde quieren llegar. Pero si encierran la escuadra en un puerto, significaría su bloqueo en principio y el sacrificio al final. ¿Qué dice la Armada de todo esto?”

Manterola “El sacrificio de la Armada estaba previsto en el Protocolo Santiago. Siendo por el bien de España, los marinos iremos gustosos a donde se nos ordene. De todas formas, pienso que no hará falta enviar toda la escuadra, bastaría hacer entrar en un puerto suficientemente protegido a una de las Divisiones de la de Instrucción. Posiblemente con la mitad de nuestros buques conseguiríamos fijar la mayor parte de la flota yanqui en la zona elegida.
>>Ellos no pueden desembarcar a su fuerza principal sin un respaldo importante de la Navy. Si bien ésta es relativamente superior a la nuestra, tal circunstancia sólo sucede cuando todos sus buques de combate principales están reunidos. Por lo tanto, no se pueden permitir el lujo de tenerla dividirla durante un periodo de tiempo prolongado, sin el temor que podamos unir todos nuestros buques principales donde esté la escuadra de apoyo al desembarco y derrotar a los suyos estando separados.”

Canalejas “¿Tenemos algún puerto alternativo a La Habana suficientemente protegido?”

Escribano “No al mismo nivel, pero en efecto existe, a pesar de las múltiples trabas impuestas por nuestro propio Gobierno. El dinero se obtuvo de una subscrición popular -220.000 pesos-, en principio estaba destinada a la adquisición de un pequeño buque de guerra. De acuerdo con la Armada, decidimos cambiar su finalidad y dedicarlo a la artillería de costa, aunque al final no ha servido para nada por causas que escapan a nuestra razón. No obstante, hemos conseguido material artillero de diversa procedencia. Alguno estaba destinado a ser emplazado en diferentes lugares de la Península y Canarias 2 ; otro, permanecía almacenado en los parques de artillería. La Armada 3 también nos ha aportado un número importante de piezas y hemos hecho una redistribución interna en las Antillas 4.
>>En cuanto a los torpedos fijos 5 estamos procediendo a retirarlos de diferentes lugares que se dejaran indefensos en beneficio de los elegidos.
>>La zona tiene una particularidad positiva y negativa al mismo tiempo. La buena es que precisamente el lugar coincide donde estamos concentrando nuestras tropas y material por ser el último bastión rebelde de importancia, la mala que eso implica de igual modo que están presentes esos mismos rebeldes dispuestos a ayudar a los tocineros. Pero es cierto tambien, que si todo fuese negativo para los americanos no lo intentarían por ahí.”

No se llegó a pronunciar específicamente la ciudad a la que se estaban refiriéndose, pero todos dieron sentado cual era.
Ahora sí, Weyler y Manterola se levantaron con educación estrechando amistosamente la mano de Canalejas y Osborne para despedirse de ellos. Concluyendo el Capitán General:
“Señor Canalejas, políticos de su entereza es lo que necesitamos en España. No le quepa duda que cuando sea Presidente de Gobierno estaré orgulloso de estar a sus órdenes.”

Canalejas “Mi General su conducta en campaña compartiendo la suerte e incomodidades de sus tropas ha sido todo un ejemplo para mi actuación personal.”

Weyler “Comandante Osborne, aunque me resulta usted más altivo que una quinceañera malcriada y prepotente como un doctor diagnosticando a un enfermo de la beneficencia, reconozco que estuvo valiente en lo de Arroyo Blanco. Por cierto, ¿No recuperó el dinero que le dije?”

Ese elogio proveniente del “Tigre de la manigua” era toda una manifestación afecto.

Alejandro “Siempre a las órdenes de vuecencia mi General. Espero verlo y serle de utilidad en Oriente la próxima vez.”

Don Vicente Manterola quiso hacer una última observación de suma importancia antes de que se marcharan definitivamente.

Manterola “Mi Jefe de Estado Mayor, el CN don José Marenco, les hará llegar antes de zarpar una petición de material para la Armada. Es fundamental que se nos dote de carbón y munición para almacenarlo al servicio de la escuadra en los puertos principales; especialmente en San Juan, La Habana y Santiago.”

FIN Capítulo II




1 Matanzas lo solicitara la Armada como puerto alternativo y en Cienfuegos había un importante nudo telegráfico.

2 Material procedente de la Península o Canarias: 2 Ordóñez 305 (Cádiz y del polígono de experiencias de Trubia), 2 Ordóñez 254 mm de Canarias. Obuses: 3 Ordóñez de 305 mm (Barcelona, Canarias y Cartagena),2 Ordóñez 240 mm (Canarias). 18 Plasencia de bronce de 210mm.
Destinados a Santiago de Cuba: 2 Ordoñez 305, 2 cañones de 254 mm, 3 Obuses de 305 mm.
Destinado a las Filipinas 2 OHS 240 mm.
Algunos obuses Plasencia a Matanzas.
El resto a donde estaba previsto.
3 9 Hontoria mod. 1883 de 160 mm (6 a Santiago “Reina Mercedes, 3 a Matanzas del Alfonso XIII), 4 Hontoria mod. 1879 de 120 mm (cañoneros Magallanes y Alsedo) a Cienfuegos. 2 Nordenfelt de 57 mm, 24 Nordenfelt de 42 mm y 19 Maxim de 37 mm procedentes todas de cañoneras del servicio de guarda costas se distribuyeron para las defensas terrestres de Cuba y posiblemente Puerto Rico.
4 A San Juan llegaron los dos prometidos Kupp de 305 mm (Uno de Ceuta, otro de Cartagena), a última hora recibirían 4 Ordoñez de 240 mm (fabricados primer trimestre 98) y dos baterías Nordenfelt de 57 mm (ocho piezas/cuatro se montarían en cureñas de campaña para su posible uso en tierra). A cambio desde San Juan enviaron 6 piezas Ordoñez de 150 mm mod. 1883 y 4 OHS 240mm a Santiago. 3 Cañones 150 mm mod. 1878 a Matanzas.
De nueva adjudicación fueron tambien las 10 caponeras Nordenfelt de 57 mm para las defensas costeras de La Habana, que igualmente podían utilizarse para defensa en las fortificaciones terrestres.
5 Independientemente de las fondeadas en La Habana, había 13 minas en Santiago, 40 en Guantánamo, 20 en Cárdenas y 24 en Nipe. TOTAL 97 a repartir de nuevo entre el mismo Santiago, Matanzas y Cienfuegos.

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22 Jul 2010 17:13
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CAPÍTULO III
TAMBORES DE GUERRA. Edificio Ejecutivo de Oficinas, Washington. 23 de Febrero de 1898.

En la confluencia de la Avenida de Pensilvania y la Calle 17 se levanta un gran edificio de reciente construcción -en aquél entonces- hecho en granito estilo segundo imperio; dentro de él, tenían sus sedes los departamentos de Estado, Guerra y Marina.

Situada en el ala Este se encontraban las dependencias de la Secretaría de Marina, donde tenía lugar una reunión paritaria entre representantes de ese departamento y los de guerra con el propósito de presentar una estrategia conjunta al Presidente Mckinley.

T.Roosevelt. “Me permitirán que como anfitrión haga una pequeña introducción.
>>El Presidente ha pedido a nuestros respectivos Secretarios que preparen un Plan de Campaña para el caso de una más que posible guerra con España a corto plazo. Aunque la Comisión de Investigación del Capitán Sampson sobre el “Maine” está en sus comienzos, todo apunta a un sabotaje español.
>>A mi personalmente me gustaría saber que es lo que piensa hacer el Ejército y que necesitan ustedes de la Marina.”

Mayor General Nelson Appleton Miles Comandante en Jefe del Ejército de los EEUU. “Realmente nosotros somos los que tendremos que desembarcar y echar a los españoles. La cuestión es cuando y donde.
>> ¿Cuándo? depende de la envergadura de la operación, cuanto menor sea antes podríamos hacerlo. En estos momentos no tenemos capacidad, primero debemos decretar la movilización, entrenar a los voluntarios y dotarles de equipamiento.
>> Así digamos que para atacar Puerto Rico bastarán con unos 15.000 hombres y podríamos estar listos para mediados de Mayo, todo lo más Junio. Para desembarcar en el Occidente de Cuba harían falta al menos 70.000 soldados y no los tendríamos preparados hasta Septiembre u Octubre. Las cifras se refieren para las primeras semanas, después debían reforzarse en oleadas sucesivas.
>>En definitiva, el desembarco debe ser en Puerto Rico; sería factible practicarlo antes, ya que necesitamos menos fuerzas al ser el poder militar español infinitamente menor que en Cuba.”

El Contralmirante Montgomery Sicard era el Comandante en Jefe de la Escuadra del Atlántico. Lo endeble de su salud -malaria- hacia presagiar su pronto relevo. Se rumoreaba que su sustituto podía ser el Capitán Sampson, casualmente Presidente de la Comisión de Investigación del “Maine”. Sicard se temía que ese nombramiento dependiera de que el resultado de la citada investigación fuera políticamente correcto. Él por su parte esperaba pasar a desempeñar la presidencia del más tranquilo Buró de Navegación.

Contralmirante Sicard “¿Qué clase de apoyo necesitarían ustedes de la Marina para antes, durante y después del desembarco?”

El Mayor General William Shafter -a quien su obesidad apenas le permitía caber en la butaca que ocupaba- jugaba con ventaja sobre el más antiguo General Miles, ya que carecía de ambición política y eso había hecho que el Presidente lo designará personalmente para ponerse al frente del campamento de voluntarios cuando estos fuesen movilizados, dándole posiblemente el mando de las fuerzas expedicionarias más tarde.

Pecos Bill -que así le llamaban- coincidía con Miles en su animadversión hacia los marinos. Pensaba de ellos que habían sufrido muy poco durante la Guerra Civil y que desde aquella sólo se habían dedicado a pasearse por medio mundo en sus hoteles flotantes, enfundados dentro de sus bonitos uniformes azules o bancos. Mientras tanto, el rudo Ejército se había esforzado en ampliar las fronteras de su Patria mordiendo el polvo de las agrestes tierras del Oeste en las sucias, crueles y miserables guerras indias.

Shafter “El apoyo de la Navy debe ser importante y permanente. Primero antes del desembarco, bloqueado los posibles suministros desde España a sus colonias; durante el desembarco propiamente dicho, como apoyo artillero y transporte de tropas; y después del desembarco, para mantener abiertas nuestras líneas de abastecimiento y atacar sus defensas costeras.”

Cap. Mahan. “Para empezar, decir que si los españoles deciden trasladar sus destroyers y torpederos al Caribe pueden poner en riesgo el bloqueo inicial. Recomiendo tomar medidas para impedirlo.
>>En otro sentido, lo del apoyo permanente es un escollo importante para desembarcar en Puerto Rico.
>>Con la perdida del “Maine”, contamos sólo con seis buques auténticamente de combate en el Atlántico. Tres acorazados -dos clase “Iowa” y el “Indiana”-, dos cruceros acorazados y un acorazado de segunda clase.
>>No sabemos con exactitud cual es el estado actual de la escuadra española; pero en la hipótesis más desfavorable para nosotros, pueden contar con un acorazado y siete cruceros acorazados como buques propiamente de batalla. Nuestros seis buques principales -reforzados por algún crucero protegido- son superiores a ellos, pero debemos mantenerlos a todos juntos. Sería recomendable traer al “Oregon” desde la costa Oeste.
>>Quiero decir con ello que si se desembarcan nuestras tropas en un lugar diferente del Norte de Cuba -como Puerto Rico-, tendremos que seguirlas con la flota y dividir la escuadra corriendo un enorme peligro.”

N. Miles visiblemente irritado “¿Porque debemos dividir la escuadra?”

Mahan “Porque doy por hecho que desembarquemos donde desembarquemos, estamos obligados a mantener el bloqueo sobre Cuba -especialmente en la Habana- durante toda la campaña. Además, debemos defender nuestras bases en Florida, sin olvidarnos que se ha de reservar alguna capacidad para reaccionar ante un posible ataque a la costa Este y eso también es más fácil partiendo de Key West que desde Puerto Rico. Si desembarcamos en otro punto distinto que el Occidente de Cuba, hemos de hacer un nuevo despliegue naval en un lugar diferente debilitando nuestras fuerzas al dividirlas.”

El Contralmirante Sicard le dio la razón a Mahan, asintiendo con la cabeza.

George Mekeljhon Subsecretario de Guerra, 40 años. “No me voy a meter en estrategias militares, pero sí en política. En caso de declararse la guerra, debemos intervenir en un plazo no superior a dos o tres meses, no podemos permanecer hasta Septiembre u Octubre sin realizar ninguna operación militar naval o terrestre de cierta envergadura. La prensa y el populacho se nos echaría encima”.

T. Roosevelt. “Aquí hablamos el mismo idioma George. Para ello tengo preparadas un par de acciones secundarías de distracción, pero muy llamativas.
>>Atacaremos Manila y alguna pequeña isla del Pacífico, en esa parte los españoles son muy vulnerables.”

Sicard. “Puede ser cierto que los españoles sean más débiles allí, a cambio nosotros tampoco tenemos más que unos pocos cruceros protegidos y un par de cañoneros en el Pacifico.
>>Quiero precisar que el acorazado “Oregon” -de acuerdo con lo que ha dicho el Capitán Mahan- debe ser traspasado al Atlántico para reforzar el teatro principal de operaciones. Por otra parte, llevar hasta Asia los dos monitores de la estación del Pacífico es una temeridad.”

T.Roosevelt “Para atrapar peces hay que mojarse el culo señores, debemos tomar algunos riesgos. He logrado que nuestro Secretario nombre Comandante de la Escuadra de Asia al Comodoro Dewey; él que es un gran e intrépido marino, está seguro de derrotar a las defensas españoles en la Bahía de Manila. El golpe a la moral de esos soberbios fantoches sería definitiva.”

Sicard no salía de su asombro. No le extrañaba que de ese modo fuera Dewey intrépido, desempeñaba un cargo de Contraalmirante siendo un moderno Comodoro. Todo lo que le pidiera Tedy se lo daría, al fin al cabo le debía el empleo y el cargo saltándose a unos cuantos compañeros en el escalafón. A pesar de ello habló prudentemente, el nombramiento de Dewey parecía irreversible y prefería reservarse para batallas venideras.
“Muy competente el Capitán Dewey desde luego, pero solo dispone de tres o cuatro cruceros protegidos y un par de cañoneros.”

T.Roosevelt. “Bueno, no contaba con que el Buró de Navegación nos retirase el “Oregon”. No obstante, se están alistando dos cruceros protegidos más y en caso de necesidad podíamos desplazar a los monitores con el apoyo de algún remolcador.”

HC Corbín “Dice mi santa esposa Edith, que prefiere tener a todos los niños reunidos para vigilarlos. Creo que nos estamos dispersando bastante y debiéramos fijar un solo objetivo; ahora bien, si anteponemos los fines políticos a los militares me callo.
>>Haremos preparativos en la costa Oeste con la vista puesta en Las Filipinas, para una primera fuerza expedicionaria de unos 12.000 hombres, después la ampliaremos hasta 30.000.
>>La Ayudantía General ya ha tomado algunas medidas, como ordenar al General McArthur que cree un pequeño grupo de trabajo para en su caso adiestrar y equipar a los posibles movilizados.”

Capitán de Fragata Richarson Crover. Director de la ONI, hombre leal a Roosevelt “Me gustaría resaltar algo importante; aunque el objetivo sea liberar Cuba de la dominación española, sería muy interesante para la futura negociación en el potencial armisticio que seguirá a la guerra, que tanto las Filipinas como Puerto Rico entren en el teatro de operaciones para incluirlos como territorios en disputa. Por lo anterior, estoy de acuerdo con el General Miles y con el señor Roosevelt en cuanto a llevar acciones militares a esos escenarios.
>>En otro sentido, debo insistir que la escuadra española está sin perfeccionar y muchos de sus barcos de alta en las listas de la Armada no figuran más que sobre el papel; unido a esto, en Manila reina un desconcierto total por el retraso y descoordinación en las defensas de su bahía. Pienso que no son necesarios tantos remilgos como ponemos.”

T. Roosevelt “Voy a remarcar lo dicho por el Commander. Tenemos un magnífico informador en Manila y conocemos a fondo el despliegue de sus fuerzas marítimas y costeras. Sus barcos son meros transportes artillados o cañoneros para labores coloniales, las baterías de costa están sin instalar o sus cañones estaban ya desfasados hace 50 años y las minas no terminan de llegar.”

George Mekeljhon “Concluyendo: el desembarco debe ser cerca de La Habana, para ello debemos decretar una movilización de 70.000 soldados; si atacamos Puerto Rico, necesitamos otros 15.000 y 30.000 más para Filipinas.”

Corbin “Para cumplir con esas expectativas debiéramos ampliar las plantillas del Ejército Regular al doble, decretar una primera movilización de unos 125.000 hombres ampliables a 200.000 -contando con las bajas e imprevistos-, tampoco podemos olvidarnos de activar a la Guardia Nacional para una posible defensa del suelo americano. El problema no es sólo el de personal, sino convencer a nuestro vecino Secretario del Tesoro de la concesión de un generoso crédito de unos 50 millones de $.”

Sicard “La Marina necesitará comisionar a algunos buques que están sometidos a reformas o reparaciones en el plazo más breve posible, al menos tenemos en esas condiciones cinco cruceros protegidos. Así mismo debemos alistar un importante número de buques mercantes y yates como cruceros auxiliares, cañoneros o transportes de tropas. Estamos obligados también a suspender los licenciamientos, nuestros marineros ya no están de por si muy bien adiestrados y si además se nos van lo veteranos puede ser un grave problema.
>>Los agregados navales en el extranjeros deben realizar gestiones encaminadas a comprar cuanto buque de guerra puedan, máxime si se enteran de que alguno en concreto lo pretenden los españoles.”

Corbin “No se vayan todavía por favor. Dice mi esposa que para un baile los dos componentes de la pareja tienen que llevarse bien y gustarles la misma música.
>> Todos los planes son magníficos, pero sospecho que a los españoles no les gustamos demasiado y además sus marchas militares suenan diferentes. ¿Qué ocurre si se mueven primero con su escuadra? podría ser que todo lo que estamos planeando no sirva para nada, debemos tener planes alternativos.”

T.Roosevelt “Quizás debamos pedirle consejo a su señora esposa.
>>Lo que usted dice no va a pasar, los españoles son más débiles y no tienen la iniciativa”

Mahan “Si ocurre los que dice el General, entonces bailaremos la música que a ellos les guste.”

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CAPÍTULO IV
PREPARATIVOS EN LAS FILIPINAS (1). Cavite, Bahía de Manila. 27 de Febrero de 1898. (mapa isla Luzón al final del Capítulo)

Eran las siete de la mañana, la fonda del Casino de oficiales del Arsenal de Cavite en Cañacao no había abierto todavía.

Decidieron entre los tres dirigirse primero a echar un vistazo al varadero; en la seguridad de que una vez embarcaran en el cañonero, su comandante les obsequiaría con un desayuno acorde con la merecida fama de hospitalidad de la Marina.

Aún tardaron un rato en llegar a su destino, con lo que les dio tiempo a mojarse con el agua que en forma de calabobos llevaba cayendo desde que la luz del día empezara despuntar. La época de lluvias se había adelantado uno poco, se notaba en el aumento de la temperatura que a esa hora era de más 25 grados y en las primeras precipitaciones.

Las noticias de la voladura del “Maine” y de la consiguiente escalada de tensión entre España y los Estados Unidos, llegaban vía cable con regularidad a Filipinas; novedades que por otra parte, coincidían de pleno con lo previsto en el Protocolo Santiago.

Consecuente con lo anterior, el Capitán General don Fernando Primo de Rivera y el Contralmirante Montojo decidieron pedir a sus hombres de confianza un informe de la situación defensiva del área de Manila ante un posible ataque americano contra la capital.

Eso incluía la inspección de las baterías emplazadas en las islas situadas a la entrada de la bahía y del estado general de la flota del apostadero, parte de la cual se encontraba todavía en las nuevas instalaciones navales de Subic en tareas de mantenimiento y/o reparación.

“Desde luego mi comandante yo no entiendo mucho, pero estos torpederos que están motando aquí parecen de desecho de tienta”.

El comentario procedía de un jovencísimo Teniente Coronel en uniforme rayadillo de fresco dril y con sombrero chambergo de fieltro gris. Era el ayudante y sobrino del Capitán General refiriéndose al ensamblaje que se estaba practicando en el varadero Cañacao a dos embarcaciones, las cuales tenían aún los últimos remaches frescos. La mencionada instalación era la única de las industrias del astillero del Arsenal que no había sido trasladada a Olongapo todavía.

“Mira Miguel es lo que hay. El “Acevedo” y el “Ordoñez” no son gran cosa, pero sí mejor que nada. En un descuido del enemigo les puede costar un disgusto.” respondió el CN Leopoldo Boado, Jefe del Estado Mayor de Montojo.

“Además el que hay en Corregidor es bastante mejor, ya lo verás”

Lucas Pena se dirigió al Teniente Coronel Miguel Primo de Rivera con bastante confianza. El militar era un hombre agradable al trato que gustaba de la buena vida, con lo cual habían hecho amistad en la residencia de oficiales de la Fuerza Santiago de Manila.

Un Contramaestre del Arsenal interrumpió la conversación, dirigiéndose al CN Boado.

“A las órdenes de usía mi Comandante. Cuando quieran tienen a su disposición el bote que les conducirá al “Arayat” ”.

El “Arayat” era un pequeño cañonero de unas 200 toneladas y 34 metros de eslora. Pertenecía a una clase de 13 embarcaciones con un desplazamiento variable de unas 200 toneladas que prestaban un gran servicio contra los insurrectos y piratas en diferentes puntos del archipiélago. Su escaso calado le había permitido acercarse hasta muy cerca del varadero, resaltando la blanca silueta de su obra muerta sobre la tranquila superficie de la ensenada.

Subieron a bordo del cañonero donde les esperaba a pie de cubierta su Comandante -el joven Teniente de Navío don Manuel García-, quien como bien habían supuesto les había preparado un estupendo desayuno sobre una mesa dispuesta en la toldilla a resguardo de la lluvia por una lona de hule. Discretamente y con la disculpa rellenar el cuaderno de bitácora, García pidió permiso para retirarse, no si antes dejarlos en manos de un hábil repostero filipino y quedando a sus órdenes para cualquier cosa que pudieran necesitar, incluido su propio camarote. La travesía hasta Corregidor duraría unas cuatro horas.

Despuntaron Punta Sangley abriéndose casi una milla al Norte, tomaron entonces rumbo de WNW por las calmadas aguas hacia las islas de las bocas de la bahía.

Lucas Pena se había despojado de su capacete dejando al descubierto su negro pelo engominado que hacía juego con el fino bigotito, dando imagen el conjunto de su persona de galán latino. Sacó una pitillera de la sahariana caqui y se dispuso a disfrutar de un cigarro acompañando el negro café.

Lucas “Supongo que cuando descargue los torpedos fijos, el “Buenos Aires” - acababan de dejar a unas 300 yardas por el costado de estribor a ese buque- volverá a España para servir como transporte de tropas o crucero auxiliar en caso de guerra”.

CN Boado “El Almirante Montojo ha pedido a Madrid que se quede aquí para armarlo como crucero auxiliar o buque de apoyo. Soldados no van a mandar más por el momento desde España y a nosotros nos hacen falta mercantes armados.”

Primo de Rivera “¿Con que cañones?

El CN Boado disculpándose se quitó la levita corta azul, quedándose en chaleco y mangas de camisa.

CN Boado “Con cuatro Hontorias 120 mm que teníamos en parque y otros tanto de tiro rápido que precisamente traía este mismo trasatlántico desde España, conjuntamente con armas ligeras. En principio los íbamos a instalar en el “Isla de Mindanao”, pero estando el “Buenos Aires” aquí, es mucho mejor buque para eso.”

Miguel Primo de Rivera “A propósito de los torpedos fijos ¿cuantos hay fondeados o se van a fondear?”

CN Boado “Los planes establecen sobre 165 en la bahía, tenemos cinco más en Subic y el Capitán General quiere que mandemos quince a Guam.”

Lucas “¿Cuántos ha traído el “Buenos Aires”?”

Boado “Setenta y cinco, vienen preparados para transformarse todos a eléctricos con una pequeña intervención . El resto viene de camino”

Adentrándose en la bahía y ya sobre las nueve de la mañana se cruzaron con el vapor “León XIII” que se dirigía a Cavite proveniente de España.

Lucas “Miguel por ahí dicen que el Gobierno quiere cesar a tu tío y sustituirlo por don Basilio Agustín. Te digo esto por que también se oye que aprovecharan al “León XIII” para su repatriación”.

Miguel “Pues no va a ser por el momento, aunque no negaré que el Capitán General tiene importantes enemigos en Madrid. Don Segismundo Moret desde que es Ministro de Ultramar quiere dirigir también al Ejército colonial, mi tío lo ha mandado a esparragar y claro le ha cogido algo de manía. Pero tanto el General Correa, como la Junta de Guerra de los Polavieja, Martínez Campos, López Domínguez o Azcárraga, le han parado los pies.
>>El melancólico Agustín seguirá de Gobernador Civil y si alguien sustituyera a mi tío sería el Segundo Cabo General Jaúdenes.

Boado “El “León XIII” posiblemente también se quede con nosotros. Cambiando de tema, os diré que don Patricio ha ordenado a otros buques mercantes -como al “Isla de Luzón” y el “Isla de Mindanao”- hacer acopio de carbón con sucesivos viajes en Hong-Kong, Singapur o Australia y traerlo a Cavite.”

Lucas “¿Es cierto que los cruceros camuflados que han llegado de la península, vienen ya preparados para quemar carbones menos compactos que los del tipo Cardiff?”

Boado “Sí, tanto los buques de aquí como todos los de las escuadras de instrucción o reserva tienen ese apaño, aunque se debe emplear con moderación; ya que a medio plazo o utilizado abusivamente, estropea las máquinas de quemar y origina una constante pérdida de potencia.”

Miguel Primo “¡Oye Lucas! estas muy preguntón con los demás, pero tú no cuentas nada. Tienes que informarnos de lo que ha pasado ante ayer con el cónsul americano de Manila.”

Lucas “Esta bien, pero no se vayan de la lengua. No lo digo por usted mi Comandante, sino por mi amigo Miguel que tiene demasiadas amigas en Manila.”

Miguel Primo sonrió pícaramente. Era varón según dicen de buen ver y de posibles, tenía sentido del humor y fama de valiente acreditada por la laureada que llevaba en el pecho, no era de extrañar por tanto su más que supuesto éxito con las damas.

>>De Mr. Oscar F. Williams -que así se llama el cónsul- sabíamos que venía buscando información militar de Manila desde hace tiempo, como por otra parte entra dentro de lo lógico. En base a eso ideamos una operación con uno de nuestros enlaces de la Oficina en Filipinas -sólo diré de él que es el primer asiático con estrellas de oficial de la Guardia Civil en su manga, aunque presta servicio de incógnito-.
>> Así de esta manera, decidimos matar dos pájaros de un tiro vendiéndole unos planos parciales de nuestro despliegue -por supuesto falsos y referentes sobre todo a las defensas- para después cogerlo con las manos en la masa en una de esas entregas y poder expulsarlo, ahora que una sustitución del mismo sería inútil para los americanos por tardía.
>> Más adelante tenemos previsto otros movimientos para rematar el fraude. Como ven hemos conseguido pasar información falsa al enemigo, ya que las primeras entregas fueron enviadas a Hong-Kong en su momento, y nos libramos al tiempo de un molesto espía.”

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(continuación Capitulo IV)

Embarcadero norte de la Isla de Corregidor. 12:30 horas del 27 de febrero de 1898.

Los tres pasajeros del “Arayat” fueron transportados a tierra en uno de sus dos botes. Allí fondeado muy cerca de la costa se encontraba el otro torpedero del que habían hablado en Cavite.

Miguel Primo “Hombre eso ya es otra cosa, parece hasta un barco y todo.”

Lucas “Es el “Halcón”, desplaza 120 toneladas y dicen que puede superar los 25 nudos. Los de Cavite son poco más de la mitad de ese tamaño y apenas alcanzan los 20.”

En tierra les esperaba un Teniente de Navío 1ª con porte aristocrático; era el Comandante Naval de la Isla don Augusto Miranda Godoy, conocido por su inteligencia y dotes organizativas.

Miranda les invitó a almorzar de forma ligera y a continuación fueron todos juntos a visitar los asentamientos artilleros. De alguna forma, Augusto Miranda se consideraba infrautilizado empleado tan sólo como Comandante Naval de Corregidor y por eso don Patricio Montojo le había encargado la coordinación defensiva de las bocas de entrada a la Bahía de Manila -en cuanto a lo que en responsabilidad de la Armada concernía-.

De hecho, Miranda explicó por el camino a sus huéspedes como había colaborado con el Coronel de Artillería de Armada Garcés y con el Teniente Benavente en la elección de los emplazamientos y disposición de la artillera.

El trabajo lo habían empezado allá por el mes de Agosto, cuando trajeron a las islas 1 más de mil quinientos trabajadores filipinos y chinos -todos presidiarios y ahora incomunicados en prisiones cercanas a Manila-, quienes construyeron caminos y explanaron los asentamientos en la creencia que hacían carreteras y cimientos para barracones de soldados. Más tarde, llegaron los ingenieros españoles que cementaron y dispusieron casamatas, barbetas, fuertes y polvorines -a la rocosa, quebrada y diminuta Isla del Fraile, casi habían tenido que volarla con dinamita-. Para finalizar los artilleros estaban instalando las piezas.

Los cañones los habían desembarcado gracias a una grúa flotante de segunda mano comprada en Hong-Kong. Había otras dos machinas, la mayor se trasladó a Olongapo y la menor estaba todavía en Cañacao.

Para el transporte de las pesadas piezas se emplearon diferentes medios. Disponían de una pequeña locomóvil caminera Aveling-Porter de ocho caballos, algunas mulas y siempre de fuerza humana en abundancia que arrimará el hombro. Para el traslado por mar utilizaban barcazas unidas mediante una cubierta de trocos formando una balsa, siendo empujadas por un remolcador.

La comitiva de inspección fue discurriendo por los diferentes asentamientos. El trabajo ni con mucho estaba finalizado, en particular tenían graves problemas con el secado del cemento elástico y con los emplazamientos del Fraile; sin embargo, la discusión la centraron los dos marinos contra don Miguel acerca de quién había contribuido más a la defensa del la bahía, el Ejército o la Armada, admitiendo al final el de tierra que la Marina había hecho lo que había podido al contrario de ellos.

Primo de Rivera argüía en su descargo, el poco dinero que les había entregado el Presidente Rizal -del que no se diera a Aguinaldo- y el cambio de actitud de Madrid en lo referente al material con la llegada de los liberales. Por su parte, la Armada descargaba sus pocas culpas en el continúo aumento de los gastos de la Marina en la conservación y mejora de sus buques, así como en la compra reiterada de cañones ligeros de tiro rápido, además de ametralladoras, torpedos fijos, carbón etc…

Lucas no dio ni quitó razones, sólo escuchó. Al día siguiente visitaron las islas del Fraile y el Caballo. Tras ello, elaboró un informe durante la travesía a Subic que después resumiría para enviar por cable. Gracias a Dios la mar estaba como un plato para poder escribir y no marearse en exceso.

Informe que emite el Agente, E2/F1/MI1, Lince. En relación con Las Defensas de La Bahía de Manila. Cañonero “Arayat” 28 de Febrero de 1898. SECRETO.

El Ejército aporta o aportará a la defensa de la Bahía Manila (y Guam) el siguiente material artillero:
-4 cañones de 240 mm modelo 1881; 6 cañones Ordoñez de 150 mm mod. 1883 y 9 Obuses de avancarga de 210mm.
-Han traído de España dos viejos cañones Elorza de 240 mm y 4 OHS de 210 mod. 1870 con destino a Guam. Al parecer se iban a instalar en las Chafarinas, ahora desarmadas.
-Del material esperado de Trubia no ha llegado más que dos obuses de 240mm. Nuevas son también las dos baterías de Nordenfelt 57 mm (en versión de campaña, pero que se utilizaran con seguridad para defensa de costa llegado el momento).
-Se han comprado igualmente una grúa 40 toneladas así como un par locomóviles camineras
.
Construidas fortificaciones, casamatas y barbetas. Los gastos de esto último, como los del transporte fueron asumidos la mayor parte por presupuesto de Guerra y de Ultramar.

Merece la pena citar que el Ejército dispone en la Capital del 6ª Regimiento de artillería de montaña con 16 piezas, de las cuales 8 son Krupp de 75 mm de tiro rápido y las otras Plasencia de 80 mm.

Existen otras 8 piezas de montaña Plasencia de 80 mm y 16 cañones de campaña -sistema Kupp de 80 y 90 mm- distribuidos por los distintos destacamentos del archipiélago, así como antiguos Whitworth de avancarga de 4 ½ cm.

Lo último en llegar -recibido con gran agrado por inesperado- ha sido material y personal para un Regimiento de Sitio con 5 baterías y una columna de municionamiento. Unos 700 hombres con las siguientes piezas: 4 cañones Verdes Montenegro 150 mm, 4 cañones Plasencia120mm, 4 obuses Mata 150 mm, 4 Obuses Plasencia 210 mm y 4 morteros Mata de 150 mm. Aunque los obuses Plasencia grandes han venido montados en cureña con ruedas, traían también afustes de chapa tipo Seraing.

La Marina por su parte ha contribuido o contribuirá a la defensa de Manila -buques aparte- con piezas de artillería, torpedos fijos, torpedos móviles instalados en plataformas y ametralladoras navales de 11 mm desembarcadas de sus cañoneras del servicio de guarda costas.

Siguiendo parcialmente los consejos del Contralmirante Montojo, el Almirantazgo anuló la compra del trasnochado vapor de ruedas que tomaría de nombre “General Valdés”, liberando de su coste más de 15.000 libras. Por el contrario, no se vendió el transporte “General Álava” por considerarlo útil y apto, así como su reventa un mal negocio. En base a parte del primer dinero, se han adquirido por un millón de reales 2 8 caponeras Nordenfelt de 57 mm
.
La Armada ha dispuesto gran cantidad de piezas de artillería provenientes de los almacenes de sus arsenales o de buques en desuso para la defensa costera. Dado que la Capitanía General ha impuesto montar sus Ordoñez en Manila, el Mando del Apostadero ha obrado en consecuencia emplazando sus piezas en Cavite y bocas de la bahía. Se ha elegido el lugar concreto para cada una de ellas en función de su velocidad inicial, alcance y peso del proyectil 3 ; dándole prioridad a la baterías por orden decreciente de calidad a Boca Grande, Cavite y Boca Chica.

Piezas de artillería de la Armada emplazadas en costa:
-2 Hontoria 200 mm mod. 1879; 8 Hontoria 160 mm mod. 1879 (procedentes del Aragón y 2 del parque); 6 cañones Krupp de 150 mm (del Castilla y de 2 del parque); 9 Armstrong de 150 mm (3 del cañonero “Velasco” mod. 1881, 4 del “Navarra” y 2 del parque mod.1883)
-4 Hontoria nº2 transformados de 160mm. (Posiblemente serán destinados a Guam).
-La Marina dispone a bordo de sus buques de unos 12 cañones Hontoria de 70 mm de desembarco, todos transformados a Sarmiento de carga simultánea. Además, debemos tener en cuenta que piezas de 90 mm y calibres menores, así como gran número ametralladoras que están montadas en naves de escaso valor militar para el combate con otros buques directamente, llegado el momento se desembarcarán y reforzarán el dispositivo terrestre.

En otro sentido, al desmontar parte los tubos lanza torpedos y máquinas de aire comprimido de cruceros y cañoneros -al menos diez-, ocho de ellos se han dispuesto sobre plataformas estratégicamente situados en lo largo y ancho de la bahía. Las cabezas de combate de torpedos fijos sobrantes (unos 20) se instalaras unidos a boyas y conectados con cables a tierra a modo de torpedos fijos.

En su mayor parte los gastos de transporte y emplazamientos han corrido a cargo de los presupuestos de Marina y Ultramar. Destacar que excepto parte de los Krupp que se emplazado tras sus reductos blindados del Castilla, el resto de la piezas de costa se han protegidos con rudimentarias casamatas o cañoneras; ya que lo bajo de sus montajes navales no permitía sencillas barbetas, ni el tiempo que se disponía dar demasiada solidez y consistencia a lo que se ha construido.




1 Se incluyen las isla más pequeñas del Fraile y del Caballo, que situadas al Sureste y Este de Corregidor, conformaban con ella la llamada Boca Grande de la Bahía de Manila.
2 El resto en comprar piezas de 42 mm Nordenfelt o Sarmiento y ametralladoras para buques auxiliares.
3 - Ordóñez 240 mm mod. 1881: vel. 420 m/seg, alc. 6.000 m, peso proy. 144 kg. Se dijo que al modernizarle el marco y aumentar la carga de proyección su alcance aumentaba a 7.500 m y su velocidad a 470, pero es dudoso que la mejora fuera tan grande.
-Ordóñez 150 mm mod. 1885: vel. 520, al. 10.000, p.p 50 kg.
-Hontoria 200 mm mod. 1879: vel. 607, alc. 8.300, p.p. 83 kg.
-Hontoria 160 mm mod.1879 nº 1: vel. 497, alc 6.340,p.p. 50 kg
-Armstrong 150 mm mod. 1883: vel. 630, alc. 7.951, p.p 45 kg
-Armstrong 150 mm mod. 1881: vel. 587, alc... 6.626, p.p. 36.29 kg
-Krupp 150 mm: vel. 610, alc. 7.164, p.p. 39kg
-Los obuses de 240 mm y los de 210 avancarga tenían un alcance respectivamente de 9.000 y 5.000 metros; el peso del proyectil era de 140 kg para el primero y de 80 para el segundo.
Observaciones: Los más baratos eran los Ordoñez de 152 mm fabricados de hiero con tubo interior de acero, al igual que los Hontoria de 1879; tambien los Ordoñez eran los que menos duraban. Los Krupp y Armstrong eran de acero. Los alcances de los cañones de la marina estaban relativizados por sus montajes navales situados muy cerca del suelo, bien fuera de pivote central tipo Vavasseur para los Armstrong del 83 o navales de reducto para el resto (con un marco muy parecido a los terrestres de tipo bajo). Las baterías emplazadas en cotas altas (Islas Corregidor, Caballo o en las Puntas Mariveles y Lasasi) aumentaran sus distancias de tiro efectivo.

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(continua Capítulo IV)

El despliegue final aproximado será el que sigue:

MANILA y CAVITE
-Baterías de Fuerza Santiago a Luneta (Paseo de María Cristina)
2 cañones de 240 modelo 1881, 2 cañones Ordoñez de 150 mm, 3 OHS 210 mm avancarga.
-Batería intermedia (distribuida entre La Luneta y San Gregorio)
2 cañones de 240 mm modelo 1881, 4 cañones Ordoñez de 150 mm, 3 OHS avancarga 210 mm.
Se contará como refuerzo de 8 cañones Pallister de avancarga de 160. En la escollera se montaran alguna de las piezas de sitio. Al menos habrá en la zona una batería de Nordenfelt de 57 mm de campaña.
-Baterías Punta Sangley
3 cañones Krupp 150mm; 3 Hontoria 160 mm mod. 1879 nº 1; 4 obuses Plasencia de sitio.
De reserva, 3 Piezas avancarga 160 mm. Se contará con un algunos cañones de 7 y 9 cm desembarcados de las cañoneras, así como ametralladoras de 25 mm y cañones Nordenfelt del Ejército.

BOCAS GRANDE DE LA BAHÍA
-Baterías Isla Corregidor. (Apuntando hacia la Boca Grande)
2 Hontoria 200 mm, 3 Armstrong 150 mm mod. 1883
- Baterías Isla Caballo
3 Krupp 150 mm; 2 obuses Ordóñez 240 mm.
-Baterías Isla del Fraile
3 Armstrong 150 mm mod.1883 (El emplazamiento de estas piezas ha sido asunto más enojoso que construir un arco de iglesia, teniendo que volar las rocas de media isla -tan pequeña como escarpada- con dinamita para poder realizar el asentamiento con el cemento elástico. Y menos mal que los montajes de estos modelos son de pivote central tipo Vavasseur que no es demasiado voluminoso.)

BOCA CHICA DE LA BAHÍA
-Baterías Isla Corregidor (apuntando a la Boca Chica)
3 Hontoria 160 mm mod. 1879 nº 1; 3 Armstrong avancarga 203 mm
-Baterías fuerte Miraveles a Punta Lasasi (Península del Batán)
3 Armstrong 150 mm mod. 1881; 2 Hontoria 160 mm mod. 1879 nº 1; 3 OHS 210 mm avancarga; 3 cañones 180 mm avancarga, 3 cañones 160 mm Pallister avancarga.

Entre Boca Grande y Boca chica se repartirán 8 Nordenfelt de 57 mm, 6 piezas de desembarco Hontoria y alguna ametralladora de las cañoneras u otros buques desarmados.
- 5 cañones de 160 mm avancarga se destinaran a Guam

La ubicación de las piezas menores de tierra o embarcadas se decidirá poco antes de que sea necesario su uso
.
A todo anterior habrá que sumarle unos 167 torpedos fijos -75 aún no han llegado- y 8 plataformas con torpedos automóviles. De los primeros la mayor parte se colocaran en forma de barrera desde la desembocadura del Pasig a Punta Sangley, abriéndose de la costa entre dos y cuatro millas. Los americanos deben pensar que están a superior distancia para así tener mayor probabilidad de tropezar con alguno de ellos.

Se ha realizado un esfuerzo que he de calificar de ingente en el acopio de cuantos elementos de apoyo se necesiten para la observación, puntería y comunicaciones. El sistema telemétrico -aunque en parte esta dotado tan sólo con teodolitos de la compañía de telégrafos- es de los más completos que he visto. Hay estaciones telemétricas en todas las baterías, las cuales también se aprovechan como observatorios para los torpedos fijos. Mención aparte merecen los ocho proyectores Magín -los mejores del mercado- adquiridos por 250.000 pesetas, los cuales sin duda permitirán ver por la noche casi como si estuviésemos con luz del día. Los ingenieros se han volcado con los enlaces telegráficos y telefónicos entre la costa e islas, sin haberse olvidado de los heliógrafos y las siempre competentes palomas mensajeras. Para la electricidad existen generadores de vapor y acumuladores.

Referente al personal, aclarar que de los 550 1 marineros pertenecientes a buques del apostadero y de los 300 2 venidos como refuerzo de la península -en principio destinados todos a reforzar los 1.500 3 de los dos batallones del Regimiento de Artillería de Plaza de Manila-, habrá que descontar unos 200 que se embarcarán en un crucero auxiliar y algún transporte armado. Las tripulaciones de los transportes “Manila” y “Cebú” 4 una vez trasladen fuerzas y material a Guam quedarán allí para servir las piezas que se emplacen. En total, para las baterías de costa, entre Ejército y Armada, dispondremos de cerca de 2.000 hombres -sin contar los que defienden el Arsenal propiamente dicho-, los cuales pienso pueden resultar suficientes.


Como conclusión: he de decir que la defensa de Manila con no ser ni mucho menos invulnerable a una flota moderna de potencia media, sí ha mejorado apreciablemente en el último año, dependiendo gran parte de su posible éxito de la desinformación del enemigo que supuestamente la atacará. Sus Puntos débiles, sin tener en cuenta la flota propia, son: la escasez bocas de fuego grandes y que las piezas de las islas no pueden apuntar en su mayoría hacia el interior de la bahía, con lo cual una vez sobrepasadas quedan indefensas. La información filtrada a los americanos debe ser tendente a decir lo contrario.

No quiero terminar sin reflejar el sentimiento de los mandos locales, quienes critican lo poco metódico de los envíos de las piezas de artillería y el desperdicio del millón de pesetas remetidos a la fabrica de Trubia, teniéndose que conformarse con lo que llega, añadiéndole para más gravedad la falta de auténticos buques de combate. Dicen que peor sólo se hubiera hecho a propósito con ánimo de perder Las Filipinas.”

Fin Capítulo IV




1 300 “Castilla”, 90 “Marqués del Duero”, 80 “Argos”, 90 cañoneros varios. Personal para las baterías de Punta Sangley sería del mismo Arsenal
2 150 “Aragón”, 150 “Navarra”.
3 De esos 150 irían a Guam.
2 75 “Manila”, 70 Cebú


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CAPÍTULO V
INTRIGAS YANQUIS EN MADRID. Cuatro Caminos, Madrid. 1 de Marzo de 1898.

No entendía el motivo por el cual Sims le había citado en una parte tan humilde de la ciudad. La zona de Cuatro Caminos del barrio de Tetuán de las Victorias quedaba fuera del ensanche madrileño y le faltaban infraestructuras.

Si bien era cierto que en todo Madrid se notaba ya la falta de mantenimiento en edificios y calzadas como consecuencia de la economía de guerra, en un lugar donde no se disponía de equipamientos con anterioridad a la contienda -tales como suelos adoquinados, alcantarillado o alumbrado público-, la situación aún era peor si cabe: basuras por las calzadas, desconchones en las fachadas, charcos con barro por todas partes, peligro de ser abordado en la oscuridad o el no estar preparado para esquivar un “agua vaaa…” con humanas inmundicias.

Preguntó en la calle a unos parroquianos, de no muy buena presencia y reunidos en corro, donde se encontraba el domicilio un tal Oscar Mena. Tuvo que dar todo un real a una mujer -a la cual llamarle señora hubiera sido un insulto al resto de su género- para que ésta ordenara a un chiquillo lleno de mocos y calzado con unos trapos atados por cuerdas, le llevase hasta un edificio de cuatro plantas y lamentable aspecto. “Pegunte en tecero, seño” dijo el crío con dificultad.

Subió por unas quejumbrosas escaleras torcidas hechas en madera podrida y de mala calidad, las cuales parecían quebrarse a cada paso. La situación era muy incomoda, olía a porquería añeja mezclada con humedad y como tampoco entraba luz del exterior apenas se veía nada. El aprensivo yanqui hubo que empezar a encender fósforos uno tras otro para superar la sensación de agobio que le estaba invadiendo. En uno de los intervalos de tiempo que las cerillas permanecieron apagadas y se vio obligado a caminar en penumbras, pisó algo vivo que sublevó; resultando ser un famélico gato devorando una rata despeluchada en el rellano, la queja del minino casi le supuso un paro cardiaco. Una vez en el tercer piso, advirtió que tras la brasa de un cigarro se podía esconder una figura humana aferrada a una botella. Sickles procedió a interrogar el sospechoso bulto sentado en los peldaños, respondiendo éste en alcohólico balbuceo que la tercera a la derecha.

Golpeó la puerta indicada con su bastón estoque, una voz de mujer pidió paciencia. Cuando le abrieron y aprovechando la claridad que entraba por las pequeñas ventanas del apartamento, pudo adivinar del otro lado del quicio un cuerpo femenino de generosas y proporcionadas formas, quien con el pelo revuelto mostraba sin recato alguno un amplio escote.

“Buenas tardes soy Mr George Sickles. Mr Sims me ha citado en esta dirección”

Dolores sonrió coqueta, invitándole a pasar a una estancia que no era otra cosa que cocina y sala de estar al mismo tiempo. Le ofreció para sentarse una destartalada silla con el asiento de mimbre, después anduvo contoneándose hasta que alcanzó a deslizar una cortina estampada en flores y llena de remiendos, la cual colgando del techo hacia las veces puerta con otra habitación.

“Willy un paisano tuyo te espera” La voz de la hembra -porque eso es lo que era aquella mujer- tenía un calido acento francés.

No pasó ni un minuto cuando detrás de la tela salió un sudoroso Willians Sims con un mechón de pelo alborotado sobre la frente y cerrándose los botones de su bragueta.

“Hola George, espero que no te haya costado mucho encontrar este antro.” La conversación debió producirse a partir de ese momento en Inglés.

Sickles “La verdad es que sí y espero una explicación.”

Sims sentándose sobre el borde de una mesa se sirvió un buen whisky escocés de una botella que él mismo había traído -Sickles rechazó el probarlo-; a continuación, sacó un purito habano y encendiéndolo con una astilla de las brasas de la estufa, aspiro con sumo placer.

Sims “Desde que tú, el agregado naval y ese nuevo agente de campo -Ward o como diablos se llame- habéis llegado a Madrid me habéis puesto las cosas un poco difíciles.
>>Mira amigo, he tenido -como tu bien sabes- que entregar mis credenciales diplomáticas; pero sin embargo, debo seguir desarrollando operaciones de gran dificultad en España, este sitio es tan sólo una tapadera en la que me habéis obligado a vivir cuando estoy aquí.
>>Estamos en la casa de Oscar Mena, un marino español de ideología anarquista que han destinado recientemente a la División de Operaciones en Canarias. Ella -agarro a Dolores por la cintura- es su esposa”. Dándole un cariñoso manotazo en las posaderas le mandó a buscar algo para comer, la mujer sonrió pícaramente acariciándose su trasero y saliendo poco después de la casa.

>>Oscar Mena es un ingenuo idealista, su mujer lo conoció muy joven y quedó deslumbrada por el romanticismo de su futuro marido. Una vez alcanzada la madurez está aburrida de él y prefiere divertirse con cosas materiales.” Sims señalo la mesa, donde había restos de varias viandas de calidad.
>> Sólo vivimos de esta manera en Madrid para disimular, cuando salimos de aquí vamos a todo lujo.
>>Mena le trajo a esta choza de un barrio obrero para compartir las miserias de las clases oprimidas y fundamentalmente porque dona parte de su modesto sueldo a la causa. Yo a cambio le hago regalos, doy dinero, paseo por Paris y satisfago en lo que no puede su impotente esposo.”

George Sickles pensó que debía ser verdad todo lo que le decía, ya que había como una especie de empalagoso olor a almizcle que embriagaba el ambiente de sexo por todas partes.

Sims remangándose los puños de su blanca camisa echó unos leños a la cercana estufa, después prosiguió.
>>Bien amigo, las cosas se están poniendo feas con España, así que quiero que Dolores conozca a quién acudir en la Embajada en caso de necesidad cuando yo este fuera. Espero que no intentes hincarle el diente o algo más como a Belén Luna.”

Sickles “¡Que tonterías dices hombre! Lo que no entiendo es que si no está el marido para que queremos a Dolores ¿O es qué acaso le va a seguir mandado información desde Canarias a través de ella?”

Sims “Eso no. Lo cierto es que lo han cambiado de destino porque el Almirantazgo cree que alguien de su sección les estaba traicionando, aunque no sabían con seguridad quién, ya que en otro caso lo hubieran fusilado. Me imagino que él no será el principal sospechoso o no lo pondrían en el destino que le han dado. En ese sentido yo ya he tomado mis medidas para contactar con Mena a través de un colaborador que tengo en el Departamento Marítimo de Cádiz.
>>A lo que íbamos, antes de que le cambiaran de destino a Mena le advirtieron de lo que iba a ocurrir sus amigos de los círculos cubanos masones e independentistas de Madrid; en concreto un joven estudiante de medicina representante de la Junta de Nueva York llamado Basilio Montalvo, a quien ya te presentaré. El cubano le dijo a Mena que ellos tenían otro infiltrado en asuntos de marina, pero que se negaba a despachar directamente con ningún norteamericano; simplemente nos odia y detesta aún más a las autoridades de este país. En consecuencia he llegado al acuerdo con el cornudo de Oscar Mena para que el nuevo colaborador pase las informaciones a Lola. Quiero que ella tenga algún contacto en la Embajada a quien reportarse si yo no estoy y en su caso que le ayude a salir de España cuando la situación se haga insostenible; otras consideraciones aparte, le he tomado bastante afecto.
>>Date cuenta que no podemos utilizar un cubano como intermediario, sería demasiado llamativo.”

Sickles “Aunque no es asunto mío, me intriga como puedes dejar a Belén por Dolores; siendo esta muy hermosa no lo niego, tiene mucha más clase la primera.”

Sims “No la dejo, quiero a las dos. Lo que pasa es que Belén es la sofisticación personificada y Dolores una tigresa en celo que me llena dentro de la cama.”

Sickles pensaba que Sims era un cabrón sin escrúpulos, pero su avaricia le iba a salir cara.

Sickles “Antes de marcharme, debo entregarte este sobre que ha enviado la ONI en valija para ti, no se de lo que trata.”

George Sickles abandonó lo más rápido que pudo aquellas nauseabundas callejuelas y se dirigió paseando por el ventoso Madrid hacia el Teatro Real, se conformaría con escuchar una de las no muy buenas interpretaciones de ópera que se daban en Capital de España. A decir verdad, la proverbial gana de divertirse de la que tenían fama los españoles y que su padre le había contado se habían disipado. Los pasados carnavales apenas sí se habían celebrado, él estaba comenzando a aburrirse sobre manera.

Había un pensamiento que le turbaba, porque si le parecía mal traicionar a un compañero, él estaba disfrutando con ello. Eso no podía ser moralmente justificable.

El Capitán Barlett -segundo del ONI- le había comunicado que los informes de Sims estaban empezando a ser demasiado molestos por alarmistas, en cuanto al supuesto potencial naval de España. Esto hacia retraerse a algunos -incluido el mismo Presidente- a la hora de decirse a ir a la guerra. Añadía Barlett que ya se lo habían advertido a Sims; pero que este recalcitrante, dijo que no falsearía los datos de los informes y que si lo cesaban recurriría a la prensa o al mismo Presidente, así que no tenían más solución que quitárselo del medio.

El sobre que le entregó a Sims en casa de Lola tenía que ver con todo esto. Le encomendaban una supuesta misión en el imperio marroquí, consistente en ofrecerle al joven Sultán Ad al Aziz ayuda para liberar las ciudades cautivas de Ceuta y Melilla. Para ello, el joven monarca debía atacar con sus askaris a esas poblaciones, al mismo tiempo que los EEUU y España se declararan la guerra.

La operación era sólo una maniobra de distracción para esconder las verdaderas intenciones. Estas no eran otras que negociar directamente con los caídes de las cabilas rifeñas, para que estas se sublevaran atacando a las fuerzas españoles en sus plazas de soberanía. A cambio, el Presidente de los EEUU les ofrecía crear una república independiente del Sultanato. Un agente desconocido del MDI portaba un documento por el cual el Subsecretario de Estado Day se comprometía con la ayuda. El Cónsul General en Tánger Frank Partridge ya había establecido los primeros contactos.

Los americanos preferían actuar así porque consideraban que el gran visir Ahmed Ben Mousa, quién era en realidad el amo de Marruecos, no daría un paso sin la anuencia de Francia y París no consentiría la injerencia yanqui en asuntos marroquíes. El tener a España controlando la parte norte de Marruecos era un seguro que evitaba que otra gran potencia se estableciera allí -como Alemania pretendía por ejemplo-. De ninguna manera admitirían los gabachos que los yanquis plantaran una pica en el Rif, abriéndose una oportunidad de influencia en esa área. Los franceses preferían como potencia en el Norte de Marruecos a su vecina, la débil España, a la que más o menos podían controlar y manejar.

En consecuencia, para los norteamericanos era mejor prescindir del Gobierno oficial y dirigirse a los jefes tribales, quienes no reconocían del Sultán más que su autoridad religiosa como descendiente del profeta. En realidad, ni tan siquiera eran de la misma raza, unos árabes y los otros beréberes.

Una cosa que tenía desorientado a Sickles, era el ¿por qué? desde la voladura del Maine, la ONI se plegaba tanto a las indicaciones del a MDI del Ejército, pero eso no le incumbía.

En todo caso solucionaría dos problemas al tiempo, eliminando a un agente que estorbaba y al amante de la mujer que codiciaba. Belén le había confesado que no se iría con él mientras Sims estuviese tras ella, pudiendo entrar y salir de Madrid libremente. Le tenía demasiado miedo y además le debía muchísimo dinero. Sickles pondría sobre aviso a las autoridades españolas del intento de Sims en Marruecos a través de alguien ajeno -en apariencia- a los asuntos de Estado y dejaría el campo libre para actuar en el Rif al MDI, mientras los españoles concentraban los esfuerzos en evitar las gestiones del primero con el Sultán.

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CAPÍTULO VI
COSAS DE ESPÍAS. El Cubil, carretera de La Coruña, Madrid. 5 de Marzo de 1898.

Don José Canalejas y Alejandro una vez llegados al puerto de Santander tomaron de manera inmediata un tren para Madrid, el tiempo apremiaba. Ya en la capital cada uno se fue por su lado.

Osborne se alegró de que Belén estuviese en el despacho de Galindo, no la veía desde el encuentro en el Palacio de Invierno, hace más de un año de eso. Con su jefe había estado después, a propósito de lo de Betances en París el pasado Septiembre.

Alejandro entregó a don Francisco los papeles de Weyler y le transmitió lo que el General quería que hiciese con ellos.

Alejandro “Me imagino que no tardando mucho debo ir a Londres pero antes debo contarle algo.
>>Ayer por la noche nada más llegar, contacté con Basilio Montalvo. El me dijo quién era mi contacto para pasar información a los yanquis. ¿Adivinen? nada más ni nada menos que Dolores Leclrec, la esposa de Oscar Mena. Me entrevistaré con ella en su casa hoy por la tarde, quiero conocerla. Antes desearía saber si debo pasarle alguna información y si Sims anda por aquí, no me gustaría encontrarme con él en situación tan comprometida.”

Belén “Que prisas tienes querido por ver esa mujerzuela, no dejas pasar una oportunidad, allá tú y tus gustos.
>>Te diré que Williams salé hoy al mediodía hacia Cádiz de incógnito, o lo que es lo mismo disfrazado como casi siempre.
>>Lo primero, lo conozco por que me lo ha dicho George Sickles. Como saben el Secretario de la Embajada bebe los vientos por mí, yo me hago de rogar diciéndole que me gusta mucho, pero que no puedo irme con él porque estoy con Sims: al que supuestamente temo y debo mucho dinero.

Belén quiso aclarar que Sims le daba bastante dinero pero que no consideraba que le debiera cosa alguna. En cuanto al temor, Belén Luna no tenía miedo ni a nada ni a nadie. El apuesto y fanfarrón Sims con ella en la intimidad era como un borrego en el matadero.

Después prosiguió con su relato:
>>Pues bien, hoy George Sickles se reunió conmigo en la chocolatería San Ginés, contándome que se había dado cuenta cuan ruin y mezquino era Sims. Que tenía una novia además de servidora por el barrio de Tetuán y que para colmo era un traidor a los EEUU, conspirando para que su pacífico país y el nuestro entrasen en guerra. En concreto, había averiguado que se trasladaba a Marruecos para llegar a un acuerdo con el Sultán en contra de España.
>>Que estaba muy preocupado porque no tenía pruebas y no sabía a quien acudir en su embajada, además si se lo decía a las autoridades españolas los suyos podían considerarlo un traidor.
>>Después simuló quedarse pensativo y me dijo que se le había ocurrido algo, pero que era mejor olvidarlo. Yo insistí en que me lo contara, al final cedió haciendo ver su ficticio pesar de acceder a ello y me dijo: “¿no conocías tú a una autoridad a quién podría interesarle esa información?” -Yo ya hace tiempo le había dejado caer como si tal cosa que tenía un familiar con responsabilidades en la seguridad del Estado-. Para picarme más añadió: “podría ser que lo expulsaran y no lo dejasen entrar más, lo perderíamos de vista para siempre. Por el dinero no te preocupes yo tengo más que él y soy de mejor familia. Incluso a mi padre le llamaban los EEUU el Rey de España, porque había flirteado con una de vuestras reinas cuando estuvo de Embajador.”
>>Como a actriz no me gana el embustero de Sickles, me hice la asustada. Después le dije que por su amor cualquier cosa; y por último, le confirmé que tenía un tío llamado don Francisco Galindo que trabajaba en alguna cosa que tenía que ver con la seguridad de España y aquí estoy.”

Galindo “Los dos sois un par de granujas de consideración. Vuestra forma de actuar es efectiva pero carece de toda ética. Me imagino que el culpable soy yo que os he enseñado.
>>No se que pretende ese hijo de puta de Sickles con semejante maquinación. Nada bueno para España y supongo que no será sólo por celos, habrá que ser prudentes. No obstante, no podemos consentir que Sims llegue a un acuerdo con el Sultán de Marruecos, además a la altura del conflicto que estamos es hora que abandone España sin que nadie pueda recuperar sus contactos.”

Alejandro “No estoy de acuerdo jefe, debemos hacer lo contrario de lo que Sickles desea y a Sims quitarlo del medio más tarde.
>>Los informes del Teniente Sobral sobre el Secretario de la Embajada norteamericana en Madrid, decían que era un hombre del Subsecretario Day y por lo tanto de Roosevelt; es decir del grupo de los halcones del gobierno, de los que quieren a toda costa una guerra contra España.
>>Sims aunque tambien es afín Roosevelt, ante todo es un profesional, un militar que trabaja para su país honorablemente. A lo mejor esta fastidiando a los más radicales y quieren sacárselo del medio, sin despertar sospechas.
>>Aunque Belén es una mujer deliciosa y muchos hombres matarían por ella, no quiere decir que Sickles vaya a traicionar a su país por eso. Puede ser que este disfrutando con poner a Sims a los pies de los caballos, pero de ahí a que nos quiera beneficiar a nosotros va un mundo.
>> ¿Que es lo peor que nos puede pasar respecto a Marruecos?

Galindo “Que nos ataque en el momento que entremos en guerra con los EEUU.”

Alejandro “Yo creo que debiéramos ponernos en la tesitura que eso es precisamente lo que va a pasar, pero con la fortuna de habernos enterado antes de que ocurra.
>>Dejemos a Sims llevar a cabo su propósito de entrevistarse con quién sea, ya que es precisamente lo que no quieren los jingoistas y después tomemos las medidas oportunas para abortar lo que pretendan.”

Galindo “Eso es ingenioso pero muy peligroso a la vez, pensaré en ello.”

Alejandro “Todo el proceso en que estamos metidos es muy arriesgado. ¿Qué es la vida sin peligro? ¡Yo a lo peor me tengo que casar próximamente!”

Belén “¿A que incauta has dejado preñada rufián?”

Alejandro “Cuando vuelva de Londres les confirmaré si me corto la coleta como hombre libre.”

Galindo “Lo de tu boda no me lo creo aunque te vea en el altar.
>>Me niego aceptar sin más, que cuando esta tarde veas a esa estupenda señora que es Dolores Leclrec te resistas a sus encantos mientras le pasas los informes falsos de despliegues de fuerzas que te daré en unos minutos.”

Alejandro “A nadie le amarga un dulce y reconozco que no dejaré pasar la oportunidad si se presenta. Otra cosa es lo de la boda, posiblemente deba cumplir como un caballero”

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CAPÍTULO VII
UN TRAIDOR RESENTIDO. El Puerto de Santa María, Cádiz. 8 de Marzo de 1898.

A Pedro Guijarro cada día le gustaba menos ver la envejecida figura de aquél marino licenciado en su negocio. El antiguo oficial permanecía horas sentado en una silla de madera y mimbre, apoyando sus pies sobre el arenoso suelo de la terracita de su modesta posada, llamada la del “Cojo del Callao”. El tabernero era una persona agradecida, pero la mala fama y modos de su antiguo superior le tenían harto, además no pagaba las consumiciones y le faltaba al respeto a su mujer.

Allí donde los brillantes destellos del Guadalete se confunden con el agua brava Atlántico, entre el muelle pesquero y la Playa de La Puntilla, José Luís de Carazo i Rovira miraba los blancos borreguillos de la mar con la añoranza de su juventud, según él mal gastados en la Marina de Guerra.

Carazo y Guijarro se conocían de la “Blanca”, cuando lo de la campaña del Pacífico coincidieron en el bombardeo de Valparaíso y la batalla del Callao. No eran amigos, Pedro era entonces un simple Grumete, don José guardia marina de segunda clase. Lo cierto es que cuando la metralla de los Armstrong de la Torre de la Merced le arrancó de cuajo la pierna izquierda a Guijarro, fue Carazo quien le ayudó a llegar a enfermería; aunque dijeron más tarde que lo hiciera para desaparecer de la cubierta donde se combatía peligrosamente,¡qué más daba lo que pensaran los demás!. Si no hubiera sido por su auxilio, al “Cojo” lo hubiesen enterrado en la fosa común de la isla de San Lorenzo con los demás, incluido los ocho de su fragata. Por aquello, le juró gratitud de por vida y él cumplía su palabra.

Pedro Guijarro no pudo seguir la carrera militar a causa de las heridas de guerra. Por los años sesenta y pico del ochocientos soñaba con ser Condestable y volver al Puerto de Santa María presumiendo de aventuras dentro de un bonito uniforme. Reconocía que hasta cierto punto tuviera suerte con la vida, la siempre ingrata España le había asignado una subvención a cuenta de su pata de álamo y pudo hacerse con el establecimiento que regentaba. La posada del “Cojo del Callao” era de humilde apariencia, pero reconocida por la calidad de sus pescados y mariscos, amenizados en las noches estrelladas por guitarras y cantes. El negocio daba no pocas ganancias a costa de la burguesía esnob y la aristocracia modernista.

Lo de José de Carazo fue cosa diferente. Al poco de regresar del Pacífico empezó a sufrir fuertes migrañas, él siempre lo achacó al escorbuto del cual cayó enfermo en la travesía de vuelta a España. Fuera cierto o no, se enganchó al láudano primero y después directamente a la morfina para aliviar los dolores.

De Teniente ya tenía fama de drogadicto entre sus superiores y compañeros, quienes por considerarlo mal de guerra hicieron la vista gorda, a pesar de que el sujeto en cuestión no despertará grandes simpatías. La tolerancia dio a su fin cuando se descubrió que por ese y otros vicios más ocultos si cabe, estaba desviando dinero del Arsenal para fines particulares. La Armada abrió una investigación; pero sorprendentemente, ya que no era persona de posibles, antes de que fuera sumariado se ofreció reponer lo que faltaba a cambio de no ser procesado. Se llegó a un acuerdo de conveniencia, debiendo abandonar el servicio activo para evitar el escándalo de un tribunal.

Dadas las circunstancias, entendía José de Carazo que España le había obligado a ser un traidor. La vida le había tratado siempre mal.

Cuando niño en la pequeña villa marinera de Bermeo, donde su padre ejerció de Ayudante Marina, no fue aceptado más que como extraño a pesar de sus esfuerzos por hacerse el simpático.

Su tardío ingreso en la Escuela Naval no había sido fácil, él no quería ser marino militar y servir al Rey, la decisión la tomó su progenitor. No alcanzaba a comprender -el entonces poco más que adolescente José- la causa por la cual a sus compañeros se les erizaba el vello de la nuca y la piel de los brazos se ponía como de gallina, cuando la enseña bicolor ondeaba al viento y sonaba el himno de una Nación de la cual sus religiosos maestros de escuela y profesores de bachiller negaban su existencia como tal. Al menos le gustaba la mar, ésta había sido su única compañera desde que su familia hubo de trasladarse a Barcelona en su juventud y no pudo integrarse en la sociedad catalana, al tenerla ésta por un charnego -incluso hasta cuando hablaba en su lengua-.

Las mujeres lo habían rechazado casi siempre. Él creía que fundamentalmente por tener la cara picada de viruelas y por su voz atiplada de origen nasal, bien fuera posible que desconociera el repulsivo hedor producido por la halitosis procedente de su boca. También por eso necesitaba bastantes reales para mantener relaciones carnales, existía duda razonable si era con mujeres u hombres, acaso los dos al tiempo.

Ahora, él se cobraba tributo a su padre, a la Marina, a las mujeres, a vascos, catalanes, al resto de España y del mundo. Resultaba que desde que se había hecho con la concesión de parte de los suministros al Arsenal y sus buques -gracias a lo generoso que resultaban sus comisiones a los encargados de contratarlas-, muchos de sus antiguos compañeros de armas que le rehuían en público buscaban su favor en privado.

Su empresa se había creado con un capital de extraño origen, del mismo que le había ayudado a pagar su deuda con la Armada. Teóricamente el dinero procedía de una herencia de un tío de América y en realidad en ese continente venía el vil metal que manejaba, aunque resultaba que Williams Sims no era su pariente.

Carazo “Good morning, sir”
“Buenos días mister Carazo, ¿Qué información tiene usted para mí?”

Williams Sims hizo entrada en la terraza, sentándose a su misma mesa.

José de Carazo se limpio la comisura de los labios -manchados estos con la grasa de la tortilla de camarones que estaba almorzando-, utilizando para ello la servilleta que pendía del cuello de su camisa, después tomó un sorbo de fresca cerveza de barril y contestó.

Carazo “Mucha y buena, además un regalo.”

Guijarro acercó a la mesa otra jarra de cerveza fría para Sims, acompañada de una tapa de tiesa mojama con unas almendras saladas bañadas en aceite de oliva. El americano había estado allí muchas más veces con Carazo, Mr Sims era en extremo generoso y cordial, por eso Guijarro lo trataba con amabilidad y discreción.

>>En la Carraca la actividad es frenética. Ayer tarde procedentes de unas maniobras de tiro entraron el acorazado “Pelayo” y el crucero “Princesa de Asturias”; fondeados estaban ya en los caños los cruceros “ María Teresa”, “Oquendo” y “Colón”, en todos ellos no paran de introducir munición nueva y pertrechos. En el dique de Matagorda limpiando bajos se encuentra el “Vizcaya”.
>>Los destructores “Furor”, “Terror” y “Plutón” y los torpederos “Ariete”,”Rayo” y “Azor” se están alistando a toda prisa para salir hacía al Atlántico; parece ser que serán acompañados por uno o dos cruceros auxiliares y un buque carbonero.
>>En relación con lo último, los cruceros “Carlos V” y “Cardenal Cisneros”, en unión del acorazado guarda costas “Vitoria”, navegan a la altura de Lisboa por si algunos de vuestros barcos que están en el Estuario del Tajo efectuase algún movimiento en falso contra los torpederos.”

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(continuación Capítulo VII)

Sims “¿Sabes algo de los otros Arsenales y de los buques en construcción?”

Carazo “En El Ferrol, la “Numancia” está en el dique de la Campana dándose unos últimos retoques a su obra viva y a la nueva artillería.
>>Ya hablando de Cartagena, el “Cataluña” realiza al parecer sin novedad las pruebas de mar antes de su entrega definitiva. Al “Lepanto” lo han metido en el dique flotante nada más llegado de las Antillas para una carena y el “Alfonso XIII” anda listo para el combate. Se han concentrado también a las órdenes del Contralmirante Cámara los cañoneros-torpederos “María de Molina” y “Álvaro de Bazán”.
>>Referente a los encargos, se ha ordenado dar prioridad absoluta a la finalización del segundo “Reina Regente”. Para ello se han desplazado trabajadores del Nervión hasta Galicia.
>>En el Havre, un remolcador y el trasatlántico “Montevideo” esperan preparados por si se declarará la guerra y debieran traer a España precipitadamente al “Río de la Plata” antes de ser finalizado, a los efectos de no quedar internado. El “Extremadura” aquí en Cádiz va un poco más retrasado.
>>A parte de lo que te he dicho, existe una fuerte polémica con el astillero de procedencia en relación a los tres nuevos destructores. Los ingleses se están retrasando demasiado en su entrega y no parece casualidad.
>> Para finalizar y también en Gran Bretaña se está intentado materializar una opción de compra que existe sobre dos cruceros brasileños, buscándose desesperadamente más buques por toda Europa, tanto de guerra como mercantes para armarlos de auxiliares. En España ya se está haciendo con “Alfonso XIII” y el “Reina Cristina” de la compañía Trasatlántica.”

Sims “¿Cuál es tu parecer sobre que los buques estén listos en el plazo de dos o tres meses?”

Carazo “La Armada ha estado diligente esta vez, posiblemente todo lo que tengamos a flote esté preparado para combatir de aquí en poco tiempo. Personalmente creo que no es fruto de la casualidad, sino que lo llevaban preparando así desde hace tiempo.”

Sims se quedó pensativo; el que la Marina española tuviera planeado estar a pleno rendimiento en una fecha determinada, implicaba dar una intencionalidad al desarrollo de los acontecimientos que se estaban sucediendo de difícil valoración. ¿Se creerían los españoles que estaban en condiciones de afrontar una guerra? La pregunta sin respuesta le produjo desasosiego.

Sims “¿Qué me puedes decir de su organización, despliegue y mandos?”

Carazo “La Escuadra de Instrucción -vosotros la llamarías de operaciones o combate-, como habrás podido adivinar se esta concentrando en Cádiz. A ella se sumarán todos los buques acorazados disponibles, es decir: el “Pelayo” y los siete cruceros acorazados, les acompañaran los destroyers y los torpederos de primera. Como auxiliares tendrán dos o tres trasatlánticos, carboneros, transportes y algún aviso.
>>Su Jefe es el recién ascendido a Contralmirante don Pascual Cervera. Es un veterano y competente marino con una hoja de servicios intachable. En su contra decir que es de carácter pesimista y algo dubitativo, pero eso puede ser superado con la ayuda de los magníficos comandantes que están bajo su mando. Casi con toda seguridad la Escuadra de Instrucción se dividirá en dos divisiones navales al mando de los Capitanes de Navío de 1ª don José Paredes y don Juan de la Matta respectivamente. EL Jefe del Estado Mayor es don Jaume Ferragut; Cervera quería nombrar al CN Bustamante, pero éste prefiere seguir comandando el “Princesa de Asturias”.
>>Se formará una segunda escuadra llamada de Reserva. Estará formada por los cruceros protegidos que estén operativos, dos o tres cañoneros torpederos y varios cruceros auxiliares, más algún carbonero y un aviso. A su mando otro marino de postín, el Contralmirante Manuel de la Cámara, le conozco de la campaña del Pacífico. Más decidido que Cervera, pero a mi juicio con un poco menos experiencia en combate. Su Jefe de Estado Mayor será el Capitán de Navío don Emilio Heideger.”

Sims “¿Donde se desplegará en concreto La Escuadra de Reserva?. Quiero saber si irá a Filipinas.”

Carazo “No que yo sepa, por el momento todas las fuerzas se quedarán en el Atlántico.
>>El Almirantazgo piensa que vuestra flota en Asia y costa Oeste de los EEUU no es muy potente, claro que hay una gran polémica con eso. Los mandos de Filipinas se consideran abandonados a su suerte; y debe ser así, por las constantes quejas que se realizan en el Congreso de los Diputados o en la prensa hacia la Armada y el Gobierno con respeto a su política militar en el archipiélago.”

Sims “¿Algo más?”

Carazo “Sí, habrá un tercera flotilla de defensa costera. La formarán los acorazados guarda costas “Numancia” y “Vitoria” reforzados por algún cañonero torpedero y las fuerzas sutiles de los departamentos marítimos. Te lo digo, porque aunque no esta preparada para grandes travesías oceánicas, si pretendéis atacar la Península tan sólo con cruceros protegidos y cañoneros grandes, cuando el resto de la flota este implicada en otras operaciones principales, vais aviados. Esos buques os pueden dar una amarga sorpresa.”

Sims “¿Qué me dices del entrenamiento, armamento y combustible?”

Carazo “El adiestramiento es el mejor que ha tenido la escuadra desde hace muchos años, se han hecho constantes ejercicios de tiro y practicas de navegación; sé de buena tinta que en los primeros han estado utilizando los nuevos telémetros Bustamante en coordinación con las tablas y alzas de forma habitual. En otro sentido, te diré que los cuadros de mando en los buques son prácticamente fijos desde hace dos años y se han suspendido los licenciamientos de la marinería veterana desde principios de Enero. Las dotaciones están al completo de mandos y las tripulaciones por encima del 90% de la plantilla.
>>En lo referente al armamento, salvo ciertas dificultades con las piezas principales del “Colón”, se ha perfeccionado hasta el punto de no dar prácticamente problemas, ni tan siquiera los cierres de los Hontoria. En su contra, que casi todo lo que había en existencias se ha puesto en los barcos o en la costa y tendrán problema para sustituciones rápidas; aunque se debe tener en cuenta que la nueva sociedad CMA ha aumentado su potencial de producción de manera ostensible -por fin les han instalado el segundo horno-, además de ser capaz de fabricar las piezas de artillería íntegramente. La munición de dotación es nueva y de buena calidad, lo negativo que sólo tienen un par de módulos almacenados, distribuidos por la península y ultramar.
>>En cuanto al carbón, te diré que hay órdenes de compra del tipo Cardiff por todo el mundo a pesar del precio disparatado. Una gran cantidad de buques mercantes están haciendo descargas de mineral en arsenales y puertos civiles. En caso de necesidad utilizaremos el del coto del Musel de Asturias, se ha logrado adaptar con éxito parcial los quemadores a carbones menos compactos”.

Sims “Sabes algo de la artillería que se está enviando a ultramar.”

Carazo “No demasiado, pero te puedo decir que de Cádiz ha salido un Ordóñez de 305 mm para Santiago de Cuba. También parece ser -esto te lo digo con reservas- que en Ceuta han desmontado un Krupp de 305 y otro de 260 1 . Lo que no sé es en donde los van a montar, se lleva todo con el máximo secretismo; aunque seguro que los asentamientos están ya construidos y quizás hasta los montajes en sus emplazamientos, con los cañones en sí se lo están pensando.”

Sims “Bueno gracias por tú información. Ahora debo ausentarme unos días, así que por favor estate muy atento a lo que pueda enviarte mi hombre desde Canarias y si tuvieras alguna novedad importante se la pasas al Cónsul norteamericano de Cádiz. Para eso le entregas primero esta insignia a modo de contraseña. Si viniera alguien distinto en mi nombre o diciendo ser agente americano no te fíes, las cosas andan muy revueltas.
>>Por si no nos volvemos a ver antes de que todo reviente, debes saber que ese caso el Cónsul se trasladará a Lisboa y seguiremos trabajando desde allí, aunque tú en principio permanecerás en España.”

Sims no quería pasarle todas sus cartas a Sickles ni al nuevo agente. El americano le extendió la mano portando un sobre, en su interior había 3.000 libras esterlinas -a como estaba el cambio, más de tres veces el sueldo de un año del Almirante Chacón-.

Carazo lo metió con estudiada parsimonia dentro de su chaqueta “Lo prometido es deuda, ahora tu regalo.”

José tiró al suelo lo que le quedaba de la baboseada pava del purito que había fumado, a continuación apuro un buen trago de cerveza, limpiándose el amarillo bigote lleno de espuma con la manga de su levita. A su respaldo, del alfeizar de una ventana enrejada y decorada con baldosines blanquiazules, tomó un cilindro de cuero negro entregándoselo a Sims.

Sims “¿Qué es esto?”

Carazo “Cartas Marinas españolas de Cuba y Puerto Rico.”

Sims “Muchas gracias, ya tenemos las vuestras y las inglesas que son bastante mejores.”

Carazo “Para navegaciones cercanas a la costa en posesiones españoles son normalmente mejores las nuestras amigo, pero no estas en concreto.”

Sims “Aclárate de una vez.”

Carazo “Tengo un viejo colega destinado en el Real Observatorio de San Fernando. Esta institución ha colaborado con la Dirección de Hidrografía, en concreto a la Comisión de las Antillas, confeccionado una serie de cartas apócrifas de navegación costera. Os han pasado algunas de ellas mezcladas con otras buenas, en los sucesivos pedidos efectuados por vosotros a través de vías ilegales distintas a las oficiales; por lo que ni tan siquiera podéis protestar, ya que no las tenéis realmente. Si no las quieres me las quedo, pero difícilmente podréis distinguir las falsas de las verdaderas sin lo que hay aquí dentro, con el peligro a la navegación que eso podría conllevar.”

Sims “No me gustan las cosas gratis, me suenan a gato encerrado.”
Carazo “¡Joder! si te sirve de consuelo me las puedes pagar, yo ya he dado un buen pellizco por ellas. Si al que me las ha vendido lo descubre su Director –CN Viniegra-, lo manda fusilar sin consejo de guerra.
>>Quiero que sepas que aunque el dinero lo necesito y me importa mucho, yo tengo mis cuentas pendientes con la Armada y con este maldito país.”

Sims “¿Sólo existen cartas falsas de las Antillas?”

Carazo “Hasta donde yo alcanzo, así es”

(Fin del Capítulo)




1 En Ceuta entre otras piezas había cuatro Krupp de 305 mm y tres de 260 mm.

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CAPÍTULO VIII

THE ASIATIC SQUADROM. “USS Olympia”, Hong-Kong. 10 de marzo de 1898.

Lo positivo de esa época del año era la temperatura, el termómetro marcaba unos suaves 72 Fº. Eso sí, la humedad en mitad del puerto de Hong-Kong -donde la escuadra yanqui de Asia estaba fondeada- resultaba muy molesta.

La sala de oficiales del mejor crucero protegido de la Navy era sencilla, casi espartana. En el medio se asentaba una gran mesa de madera dividida en módulos que estaba rodeada de sillas y atravesada por columnas, las cuales descendían desde el techo de acero al suelo de madera. Completaban el decorado varios aparadores, librerías y como única frivolidad un humilde piano de estudio.

El sexagenario Comodoro George Dewey utilizaba aquella cámara a modo de sala de operaciones en las horas que los otros oficiales no la usaban como comedor. En la mesa se desplegada una carta inglesa del Mar de la China Meridional con el trazo marcado a lápiz de la derrota desde Hong-Kong a Manila, subdividida ésta a su vez en cuatro tramos que se correspondían con días de navegación; justo al lado, dos portulanos de las Bahías de Manila y Subic respectivamente. Se unían al revoltijo un motón de papeles con datos y los consabidos cartabones, bisectores graduados, reglas, compases etc…

El Comandante en Jefe de la escuadra norteamericana en Asia dobló el telegrama y se quedó pensativo. T.Roosevelt le instaba a atacar Manila nada más se declarase la guerra con España, cosa que el Subsecretario consideraba inminente. Dewey tenía serias dudas de la viabilidad de la propuesta, sus fuerzas por el momento eran muy exiguas. No obstante él debía el puesto a Teddy, quién había recibido bastantes críticas personales por lo poco ortodoxo de su nombramiento. Sabía para sus adentros que no tenía derecho a defraudarle.

El cable de Washington, no decía mucho:

“Inminente ruptura hostilidades con España. Pendientes: dictamen Comisión, visto bueno Presidente, declaración Congreso. Informes: Manila débilmente protegida, flota española antigua y desfasada. No se esperan refuerzos desde España. Necesitamos pronta victoria. Confiamos usted T. Roosevelt Jr.”

Si bien que todo un todo Subsecretario diese por supuesto un dictamen de la Comisión culpabilizando a los españoles de lo del “Maine”, antes de que aquella se pronunciara oficialmente, resultaba inapropiado, también era posiblemente sincero. El resto de los actos serían una sucesión automática de acontecimientos, los cuales a pesar de las prisas de su jefe tardarían algo más de un mes en materializarse.

Él sólo disponía por el momento de tres cruceros protegidos: “Olympia”, “Boston” y “Raleigh” y dos cañoneros, “Concord” y “Petrel”. De los tres primeros, sólo el buque insignia tenía unas características destacables y esto siempre que no se enfrentara a un crucero acorazado español del tipo “Vizcaya”; los otros dos, se estaban quedando anticuados a todos los efectos. Esperaba recibir algún refuerzo más, como el crucero protegido “Baltimore” -que se encontraba en ese momento en Hawai, a la espera de transvasar munición procedente de los EEUU y llevársela a la flota-, el pequeño aviso del departamento del Tesoro de nombre “McCulloch” y por último, había encargado la compra de un par de buques mercantes en Hong-Kong como apoyo logístico a su escuadra. Definitivamente descartaba la participación directa del vapor de ruedas y casco de madera “Monocacy”, a éste lo dedicaría a contratar la compra carbón de contrabando y otros pertrechos en lugares poco llamativos de China, una vez los países civilizados declararan su neutralidad oficialmente en el conflicto.

Dewey se dirigió a su jefe de Estado Mayor, Capitán de Fragata Lamberton.

“Benjamin teniendo en cuenta los refuerzos que esperamos ¿realmente que posibilidades crees que tenemos de éxito si atacamos Manila?”

Lamberton tenía más aspecto de un marino de los años 60 -con aquél enorme bigote que se juntaba con las patillas y que parecía querer compensar su falta de cabello en la cabeza- que de uno de finales de siglo, como sí aparentaban el Capitán del “Olympia” Charles Gridley o el mismo Dewey -ambos de pelo corto canoso y discretos bigotes bien arreglados-.

“Señor depende de lo que tengan ellos en Manila, que en todo caso debe ser poco y malo para que nosotros salgamos victoriosos del envite.
>>Yo preferiría concentrar toda la flota del Pacífico, esperando a los buques que se están alistando. En un corto periodo de tiempo, podríamos contar con los cruceros protegidos “Charleston” y “Philadelphia”, los monitores “Monterey” y “Monadnock”, más algún cañonero. Ya no quiero insistir en la necesidad del acorazado “Oregon”, la decisión de enviarlo en esa peligrosa travesía hasta la costa Este parece tomada.”

Dewey “Thomas por favor, haz un breve resumen de lo que sabemos de los españoles en Manila.”

Thomas Brumby era el ayudante personal de Dewey y su más leal colaborador.

Brumby “Señor tenemos dos tipos de informes, los provenientes de la ONI desde Washington y los que ha traído el Cónsul Williams cuando lo expulsaron de Manila, además hay algunos apuntes sueltos de los rebeldes filipinos.
>>En general vienen a decir que los españoles disponen tan sólo de dos buques de tamaño importante, los cruceros “Reina Cristina” y “Castilla”, el primero sin blindaje y el segundo de casco de madera. Ni tan siquiera estamos seguros si están alistados en la Armada actualmente o por el contrario el “Cristina” se ha vendido a una compañía tabacalera y el “Castilla” dado de baja definitiva. Tienen tambien cinco grandes cañoneros; a uno de ellos, el “Ulloa”, lo habrán visto zarpar ante ayer rumbo Filipinas, una vez efectuadas labores de mantenimiento en un astillero de colonia. El resto son pequeñas cañoneras y transportes armados. Hasta aquí lo referente a su Armada.
>>La situación de la artillería de costa no es mejor. Sus cañones principales son cuatro piezas de 240 mm de la década de los 70 y unos cuantos obuses de avancarga. En Subic están intentando instalar cuatro piezas de 150 mm -las mejores que poseen-, pero tienen enormes dificultades para hacerlo. Puede ser que tengan otro par del mismo tipo en el Arsenal de Cavite. Las bocas de la bahía se están artillando con cañones de desecho de sus barcos, las restantes piezas harían un buen papel en un museo. Si nos referimos a los torpedos fijos, el número ronda entre 15 y 20, dudo que sean de buena calidad, ya que están intentando comprar material para activarlas a distancia en Hong-Kong: cables, nitroglicerina, detonadores etc…. sin mucho éxito por cierto.”

Gridley “O sea que son pan comido. ¿Supongo que recibirán refuerzos Europa?”

Dewey “No por lo que dice en su telegrama el Subsecretario. Parece ser que nuestros enemigos prefieran concentrar todas sus fuerzas navales en el Atlántico y dar las Filipinas como perdidas.
>> Usted que piensa de todo esto hijo, ese es su trabajo.”

El joven oficial de inteligencia -Teniente Upham- había permanecido callado discretamente.


Upham “Señor puede ser que todo sea como ustedes dicen, pero a mi me parece una trampa. Yo poseo otras informaciones más antiguas procedentes de la misma España, en las cuales se decía que su Gobierno se preparaba para enviar un gran número de cañones y torpedos a la Bahía de Manila, así como acondicionar algunos buques de transporte como cruceros auxiliares.
>>Como sabe Señor, cuando voy a tierra de paisano trato entablar conversación con las tripulaciones de los buques procedentes de Manila. Lo que manifiestan los marineros es que hay una gran actividad en Cavite, Subic y las Islas de la entrada.
>>Estoy tratando de contactar con un chino que hace abundantes negocios en Manila, a cambio de dinero nos podrá dar más pistas. Me han dicho que quiere entrevistarse conmigo.”

Dewey “Me parece bien, aunque lo del chino que se hace el encontradizo puede ser un engaño.
>> Miren ustedes, estoy seguro que España tratará de evitar una guerra con nosotros. Somos muy superiores, así que exagerará sus capacidades para ver si logran intimidarnos y nos llevan a la mesa de negociación. Sin embargo, no puede disimular su congoja, no hay más que leer los ejemplares de periódicos españoles que vía Manila o Singapur 1 caen en nuestras manos. Existe un gran debate en España, tanto en su parlamento como en la prensa, por el abandono militar en que se encuentran sus fuerzas en Extremo Oriente.”

Dewey tomó un ejemplar de un periódico en español, algo pasado de fecha, titulado el “Imparcial”.

>>Si alguno de ustedes sabe un poco de castellano prueben a leerlo, verán palpable el pesimismo reinante. ¿No se iban a tirar piedras encima de su tejado a cosa hecha?”

1 Puerto de escala entre las líneas marítimas de España a Filipinas


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CAPÍTULO IX

JUEGO A LA INGLESA. Jardines de Kensington, Londres. 12 de Marzo de 1898.

Alejandro reconoció interiormente que se había precipitado al quedar con James Moore al aire libre en el Albert Memorial, siempre olvidaba que el tiempo de Londres era peor que el de Madrid; sin embargo, era demasiado tarde para cambiar de sitio, su cita acababa de llegar.

J.Moore. “Welcome Alex, parece que hayas envejecido diez años desde la última vez que nos vimos. Me han dicho que te has convertido en un viajero impenitente y eso no te esta sentando nada bien ¿Mucha tensión quizás?
>> Por cierto, la próxima vez déjame escoger a mí el lugar, este es demasiado frío en la época del año que nos encontramos. Si el otro te saliera demasiado caro para tus posibilidades, yo lo pagaría encantado. Date cuenta que soy de sangre noble y no estoy acostumbrado como tú a ser maltratado.”

Alejandro “Yo también me alegro de verte James. Ya entenderás porque estamos aquí.”

Hechos los saludos se pusieron a caminar por los jardines seguidos a distancia por el carruaje de Moore. Alejandro se encendió un purito cubano y ofreció otro a su interlocutor, quien lo aceptó.

>>James la partida está muy avanzada, hay que empezar a poner las cartas boca arriba. Necesito que los portugueses sepan de alguna manera que estáis en tratos con los alemanes para repartiros sus colonias y así se arrimen a nosotros.

James “Ya sabes que tienes que darme algo a cambio.”

Alejandro “Por el momento debe ser suficiente la paralización del artillado del campo de Gibraltar, la tolerancia española a la construcción del puerto de ese mismo enclave y el levantamiento de la verja en zona de nadie. Además vuestra Reina ya debe haber recibido una lastimosa carta de la nuestra, suplicándole ayuda y comprometiéndose a casar a su hijo el Rey con una princesa de la hereje Albion.”

James “Todo lo que nos ofrecéis -menos la boda- podíamos cogerlo por la fuerza sin pedirlo y el problema del matrimonio concertado es encontrar una ingenua de la Casa Windsor que acepte irse a España, aunque sea como Reina.
>>En todo caso, las muestras de buena voluntad por vuestra parte han dispuesto a mi gobierno a prestaros la ayuda enmascarada como habíamos pactado, siempre a cambio de cosas más tangibles por su puesto.”

Alejandro “No se como se dice buitre en inglés, pero eso es lo que eres.
>>Esta bien, ahí va: habrá un gran atentado en Londres en un acto público con la presencia de importantes autoridades.”

James “Si me puedes concretar esa información, yo tengo en el coche un documento supuestamente elaborado por los colaboradores de Lord Barflour y con suficientes signos de identidad real, en el que se propone al Imperio Alemán conversaciones para el reparto de las colonias portuguesas en base a la deuda contraída por esa nación con ambos países. El convenio secreto tiene alguna vinculación con el resultado de la supuesta futura guerra hispano-yanqui, por el tema de las compensaciones territoriales; por lo tanto, se firmaría en Septiembre que es la fecha tope que las potencias encabezadas por nosotros concederán a los contendientes para dirimir sus diferencias.”

Alejandro “Antes de continuar, ¿entiendo que está decido que no vais a permitir que la guerra, en caso de haberla, se alargue demasiado?”

James. “Que va haber guerra es un hecho cierto. La comisión de investigación americana sobre el “Maine” es un fraude, si se hubiese querido descubrir la verdad se habría solicitado un arbitraje por terceras partes.
>>En cuanto a la duración, presionaremos para que esta no se dilate más allá del verano, lo cual tendría consecuencias negativas para el comercio. Si eso es bueno o malo para vosotros, el tiempo lo dirá.
>>Por favor Alejandro vamos a lo del atentado.”

Osborne dirigió su mirada a la gran cúpula del Albert Hall.

Alejandro “Allí será, el día cuatro de mayo Lord Salisbury dará un discurso sobre las naciones con vitalidad y las moribundas en la convención anual de la conservadora “Primrose League”. Una bomba incendiaria de gran potencia estallará debajo del estrado llevándose por delante al Premier, a los que estén en sus cercanías y a cuantos más miembros de la Liga mejor.”

James “Muy interesante, el Hall tiene aforo para unas ocho mil personas. ¿Cómo lo sabéis? y ¿cómo lo harán?.”

Alejandro “Lo sabemos porque lo hemos planeado nosotros. Los detalles te los dará nuestro agente infiltrado, éste se presentará a ti como “Garduña” y te entregará un anillo con esta clave alfa numérica -Osborne le dio un papel a Moore-. Aunque es peligroso, lo mejor es esperar hasta el mismo día del atentado, Garduña os servirá entonces en bandeja de plata a toda la cúpula e infraestructura de los fenianos en Londres y parte de los que han participado desde Irlanda. Ni que decir tiene que aunque nuestro hombre es un profesional y acepta el riesgo, te responsabilizo a ti personalmente de su integridad física.”

James “Todo correcto Alejandro, hay acuerdo.
>>Si tienes algo más para mi te podría contar otros dos pequeños secreto, ya sabes que me caes bien.”

Alejandro “En realidad sí tengo algo. Eres mi casi cuñado”

James “¿Qué me quieres decir?”

Alejandro “Martha me visitó en Nueva York y…”

James “Mi padre nunca consentirá que su única hija se case con alguien sin título y español encima”

Alejandro “Bueno, para mi desgracia tengo algo de sangre inglesa y me temo que tu religioso padre no sólo consentirá, sino que pedirá de rodillas que me case con su joven hija embarazada.
>> Que tú hermana se case con un plebeyo o con un noble dependerá en parte de los resultados del trabajo que yo haga para mi Patria en este conflicto. Así que si no quieres hacer pasar a tu familia la vergüenza de emparentarse con alguien sin título dame alguna cosa más.”

James no salía de su asombro. Aunque le gustaba aquél tipo, sino fuera porque tenía todas la de perder, lo mataría en ese mismo momento. Con ello, ahorraría un disgusto sin precedentes a su padre en particular y a la familia en general.

James “No he visto a nadie con menos desvergüenza y descaro que tú, te diré las otras dos informaciones.
>>Tú gobierno, la Marina o la Comisión Naval española de Londres se ha movido con extrema torpeza al no ejercer la acción de compra sobre los cruceros “Amazonas” y “Abreu”.”

Alejandro “Tengo entendido que había que comprar los dos forzosamente a un precio exorbitante y que sólo uno -el “Amazonas”- estaría preparado en un plazo breve. Así que no nos importa que los brasileños se vean obligados a pagarlos.”

James “Me despierta ternura tu inocencia. Los brasileños no piensan pagar ese precio en ningún momento, ellos sólo hacen de intermediarios para los yanquis. El próximo día 16 se firmará la venta de esos buques a los americanos, no tenéis nada que hacer.”

James dijo lo último casi con placer a modo de venganza por lo de su hermana.

Alejandro “No debo permitir que el “Amazonas” llegué a los EEUU.”

James “¿Cómo evitarlo? No podéis actuar contra él mientras esté en aguas inglesas, querido cuñado”

Alejandro “Eso lo entiendo. Tienes que facilitarme fechas, horarios y posibles derrotas en su travesía de Europa a América.”

James “Está bien, te daré lo que pueda.
>>La segunda es que los yanquis os han mojado la oreja de nuevo con lo del horno Siemens, haciendo retrasar deliberadamente su entrega hasta ahora. También es cierto que desde que asesinaron al señor Cánovas, vuestro Gobierno va de puntillas, parece que no quiere molestar a los americanos y no insiste ni protesta mucho.”

Alejandro “La verdad es que las noticias me las podías haber dado antes, cuando había alguna solución.”

James “Francamente espero que te sirvan de algo.
>> Más nos vale a todos que su Católica Majestad te nombre marquesito de lo que sea con Grandeza de España.
>> Por cierto, cuando le dirás a mi padre lo del matrimonio con Martha; lo digo para estar lejos, al fin y al cabo yo os presente.”

Alejandro “Mañana a las cinco de la tarde, haciendo coincidir el horario taurino con el del té. A propósito, ¿quieres ser mi padrino de bodas?”

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CAPÍTULO X

EL CRUCERO PROTEGIDO “EMPERADOR CARLOS V”. Océano Atlántico, a unas 3 millas de la costa de Portugal. 13 de Marzo de 1898.

La decorada proa del soberbio buque dio un fuerte machetazo sobre las verdes olas de la fachada atlántica de la península ibérica, su estructura metálica de 115 metros de eslora se estremeció. Las 9.250 toneladas del “Carlos V” se desplazaban a cinco nudos de velocidad unas diez millas al norte de Cabo Espichel con rumbo de referencia a Cascais.

El Capitán de Navío Jiménez Franco se había introducido en el no muy grande puente de gobierno del crucero para otear personalmente el horizonte con sus potentes binoculares de metal y cuero negro fabricados en Alemania.

Ayer, había recibido mensaje a través del cañonero-torpedero “Marqués de la Victoria”, el cual formaba parte de su agrupación naval y servía de enlace con en el puerto de Lisboa. El foco del cañonero transmitió en Morse el contenido de un cable cifrado del Almirantazgo, en el que se confirmaba la salida de la escuadrilla torpedera de Vilaamil 1 hacia Cabo Verde desde Cádiz.

A esas mismas horas de aquella brumosa mañana, la flotilla americana que se encontraba fondeada en el Mar de Paja -muy cerca de la capital lusa-, debía tener perfecto conocimiento de las mismas noticias. Los americanos habían amenazado con considerar declarada la guerra si los destroyers y torpederos del CN Vilaamil partían desde España hacia el Caribe. Los servicios inteligencia españoles tenían informaciones por las cuales conocían que las órdenes de la escuadra americana en Europa, pasaban por atacar a los pequeños buques sin declaración previa en caso que se cumplieran los pronósticos.

Lo que había sucedido es que las tornas habían cambiado y los barcos que realmente corrían peligro de ser hundidos el 13 de Marzo de 1898 eran los de la Navy. Un crucero protegido de 4.000 toneladas -el “San Francisco”- y tres cañoneros comprendidos entre las 800 y 1300 -“Bancroft”, “Machias” y “Helena”-, eran los reducidos poderes del tío Sam en la península ibérica.

La Armada desplazó para la ocasión al Crucero Protegido de 9.250 toneladas “Carlos V”, al crucero acorazado de 7.524 “Cardenal Cisneros” y al acorazado guardacostas de 7.250 “Vitoria”. Cada buque español por separado era más potente que la escuadrilla americana al completo y además éstos no podían escapar; tan sólo el “Vitoria”, con los 14 nudos que le proporcionaba la nueva maquinaria era más lento que el “San Francisco”.

Pensaba el Capitán de Navío don José María Jiménez Franco que las ocasiones las pintaban calvas y que mejor oportunidad para echar a pique dos o tres buques norteamericanos no la iban a tener. Lo que ocurría es que tenía órdenes de atacar sólo en caso de que los americanos se dirigieran de forma ostensible hacia Cabo Verde, cosa que el comandante americano no pensaba hacer ante la abrumadora superioridad española.

Mejor reservarse para otra ocasión y por el momento regresar a América al efecto de reunirse con el resto de la Escuadra del Atlántico, la cual se estaba alistando en Key West y Hampton Roads.

España igualmente debía esperar, estos buques americanos eran caza menor. El primer golpe de nuestra escuadra debía ser contundente y dirigido a pieza principal, a no ser que el mismo pudiera pasar inadvertido una temporada.

Jiménez Franco se vio resignado a seguir durante tres días y tres noches -en una incomoda mar que de marejada arreció a fuerte marejada- a las cuatro naves yanquis, hasta que una vez sobrepasadas las Azores prosiguieron de manera ostensible con rumbo W de 270 º hacia el nuevo continente, excepción hecha del “San Francisco” que se desvió a Londres.

1 El CN Vilaamil había renunciado a su acta de diputado, prefiriendo enrolarse en la Armada por sí se declaraba la guerra.


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CAPITULO XI
UN DICTAMEN PARA UNA GUERRA. Despacho del Secretario de Marina, Edificio Ejecutivo de Oficinas. Washington 17 de Marzo de 1898.

El Capitán Williams T. Sampson de 58 años peinaba canas sobre la cabeza y sostenía plateada barba en su cara. De aspecto pulcro y espigado, era de ese tipo de personas con cierto aire distinguido. Profesionalmente tenía fama de cumplidor, competente y eficiente; destacaban sus conocimientos en artillería y era un buen profesor de física y química.

Poseía la suficiente inteligencia e intuición para saber que cuando entrará en la habitación 278 se estaría jugando su carrera militar.

Antes de entrar, salió del mismo despacho el Subsecretario Marina, quien le saludo fríamente. La voz del ayudante personal del Secretario le indicó que pasase. Al traspasar la puerta pudo contemplar como tras la mesa llena de papeles, el Secretario de Marina John Long le estaba esperando ansiosamente.

Long “Buenos días Capitán, por favor tome asiento. ¿Quiere un café o té?”

Sampson saludó militarmente llevándose marcialmente -pero sin exageraciones- la mano a la cabeza descubierta. El abogado de Maine le miró con cierta envidia; a pesar de ser tan sólo dos años mayor, el marino parecía en mucha mejor forma. Ciertamente que el impoluto uniforme azul marino hecho a medida ayudaba mucho.

Sampson “Buenos días Señor. Un té me entonaría el cuerpo, gracias.”

John Long hizo venir a su ayudante y le pidió un par de infusiones, leche y azúcar.

Long “Lamento haberle hecho venir tan temprano, pero el asunto es de suma importancia. Según mi Subsecretario en unos días se concluirá el dictamen de la Comisión ¿Es cierto?”

Sampson “Sí señor, en dos o tres días tendremos redactadas las conclusiones. Pienso que para el día 21 podíamos entregarlas oficialmente.”

Long “Eso está bien. Antes de entrar en materia y hablando de T. Roosevelt, ¿sabe que anda algo molesto con usted?”

Sampson “Me lo imaginaba y lo lamento. Pero es que ha venido intentado entrometerse demasiado en las deliberaciones de la Comisión desde que estas empezaron en el “Mangrove” 1 , pasando después por Florida y cuando hemos llegado a Washington ha seguido igual. Para eso ya tenía al Capitán Porter que es miembro de la misma y su hombre de confianza. Si me permite el atrevimiento, creo que el señor Subsecretario se atribuye competencias que no le corresponde.”

Long “No es necesario que se disculpe Capitán, tiene toda la razón, no debe preocuparse por tal extremo.
>> Como sabrá toda organización superior necesita gente joven e impulsiva que tome decisiones arriesgadas, las cuales muchas de las veces no deben ser conocidas en profundidad ni por sus jefes, al menos en la teoría. Esas decisiones arriesgadas son en ocasiones imprescindibles, pero también pueden ser peligrosamente erradas; lo que ocurre, es que sólo sabemos que no son correctas a tenor del resultado. Pues bien, las personas con las más altas responsabilidades de dirección no pueden estar sujetos a continuas equivocaciones, así que es mejor que los errores los cometan otros que por su posición sean más fácilmente sustituibles y que además por edad se les perdone su falta experiencia; pudiendo de esa forma rehacer sus vidas y profesiones más adelante mejor que una persona mayor a la que le queda menos tiempo.
>>Quiero decir que aunque a veces parezca que algunos Subsecretarios hacen lo que les da la gana, normalmente están dirigidos, aun sin que ellos mismos lo sepan.
>>De todas formas, el tiempo de los juegos ha pasado y ahora debemos tratar las cosas entre personas adultas, por eso se le nombró a usted presidente de la Comisión del “Maine”.”

Un asistente en uniforme de camarero irrumpió en el despacho sirviéndoles el té que habían pedido.

Sampson “Le agradezco su explicación y valoro la confianza puesta en mi al hacerme la confidencia”

Long “Tanto el Presidente como yo mismo, tenemos toda la confianza depositada en usted. No se le escapará que la comisión del “Maine” trasciende lo puramente técnico y a lo peor nos obliga a ir a la guerra contra España. Ahora bien, todo debe hacerse de una forma ordenada; si hubiésemos puesto la responsabilidad en las manos de los chicos del Subsecretario, a estas horas estaríamos ya a tiros sin preparación alguna y perdiendo las formas de una potencia sajona civilizada, lo cual es negativo para una nación que quiere presentar internacionalmente su candidatura a gran potencia.
>>El Presidente todavía cree en la paz, aunque los españoles se lo han puesto muy difícil y depende de lo que determine su dictamen. Por eso quiero saber algunas cosas antes de que lo presente formalmente y sin pretender decirle de manera alguna como tiene que redactar el memorándum, desearía comentarle algunos matices en los que puede su grupo de trabajo no haya caído.
>>Así que si no le molesta, voy a formularle algunas preguntas.”

Sampson “Adelante, estoy a su entera disposición.”

Long “¿Han podido determinar sin ningún género de dudas que la explosión fue interna y/o que se debió a una negligencia de alguien en concreto de la tripulación?”

Sampson “Ha habido explosiones internas desde luego, lo cual no quiere decir que sean el desencadenante inicial de la catástrofe, sino la consecuencia de una gran explosión inicial. En cuanto a lo segundo, no podemos demostrar la negligencia concreta de nadie como causa directa, aunque hay muchos indicios de fallos en la organización.
>>Por ejemplo: el Capitán Sigsbee dice que a esas horas estaba escribiendo una carta a su esposa en el camarote; sin embargo, los rumores apuntan a que él y gran parte de sus oficiales estaban distribuidos en diferentes lugares de La Habana participando en varias fiestas.
>>Resulta significativo que el Comandante del “Maine” pasará de deshacerse en elogios al trato dado por las autoridades locales a su tripulación -tanto antes como después de la explosión-, a prácticamente asegurar que la misma era un atentado; esto último, desde el preciso momento en que el Capitan Porter le insinuase que de no ser culpa de los españoles, otra opción sería que hubiera alguna responsabilidad personal por su parte.”

Long “Bien, pero de todas formas no cree usted que no pudiendo determinar fehacientemente la responsabilidad concreta de alguien de la tripulación y existiendo la mínima posibilidad que la negligencia propia no sea el origen de la tragedia, sería mejor dejar a la Navy al margen de las causa de la catástrofe.
>>Quiero decir que al no estar seguros de la propia culpabilidad, para que sembrar la duda diciendo que puede serlo”

Sampson “Visto así, no le falta razón.”

Long “Segunda pregunta: ¿Han podido concluir sin ningún género de dudas que no ha habido ninguna explosión externa?”
Sampson “No, es más creemos que habido una a la altura de la cuaderna 18. En ese punto el casco está abombado hacia adentro en forma de V; ahora bien, posiblemente habría otras causas que podrían crear el mismo efecto. Existe otro factor que nos hace dudar a la hora de asegurar rotundamente que habido una explosión externa, es la ausencia de peces muertos en la bahía.”

Long “Con respecto a los peces, eso se debe con seguridad a que no los había vivos antes de la explosión tampoco.
>> Lo que interesa es que si no se puede demostrar que el detonante es una explosión interna, ni negar la posibilidad de un ataque externo mediante una mina, esa última debe ser la causa; porque si no, siempre quedaría la duda de que eso fue precisamente lo que ocurrió y que no hemos tomado ninguna medida para castigar a los culpables.
>> ¿Pueden demostrar que la mina, que en este caso que damos como cierta, la han puesto los rebeldes cubanos?”

Sampson “Imposible de demostrar, eso es más una investigación policial que técnica.”

Long “Con lo cual no mentiría si concluyo lo que sigue: la explosión del “Maine” ha sido posiblemente producto de una mina submarina que a su vez puede haber hecho detonar algunos polvorines internos del buque. No habiendo culpable concreto, han de ser los españoles -bien por acción directa o por omisión-, al no haber dado la debida protección al “Maine”.
>>Usted en el dictamen vale con achaque la causa a la mina y diga que no encuentra persona o personas responsables directos por negligencia en la tripulación.”

Sampson “Usted no mentiría, pero eso es tanto como pasarme la responsabilidad de declarar la guerra a España.”

Long “No le he dicho que ponga ninguna falsedad y la responsabilidad es algo que se premia. Si usted demuestra tenerla en el grado que se le supone, será el hombre ideal para sustituir al enfermizo Almirante Sicard al mando de la flota del Atlántico.”

Sampson “Señor, yo sólo soy Capitán de Navío y hay unos cuantos Comodoros esperando por el puesto”

Long “Que importa eso, si el Secretario de Marina y el mismo Presidente confían en usted. ¿No pretenderá que nombremos a una vedette como Schley? quién casi creó un conflicto internacional con Chile por una tontería y que además está a las ordenes de Teddy Roosevelt.”

1 Buque en que se reunieron en La Habana

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25 Jul 2010 11:16
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CAPÍTULO XII
COMIENZAN LAS OPERACIONES. Crucero protegido “Carlos V”, Isla San Miguel, archipiélago de las Azores. 18 de Marzo 1898.

Tras vigilar a la agrupación naval americana, los buques españoles habían hecho escala en las Azores esperando instrucciones.

El joven Alférez entregó al CN Jiménez Franco el cable -después de cifrarlo-que había recogido hace apenas 45 minutos en la oficina de telegráfica de Punta Delgada. Preguntó al comandante si ordenaba alguna cosa más y pedió permiso para retirarse .

La cámara del comandante de crucero protegido de 1ª clase “Carlos V" era todo un lujo. Los mamparos estaban cubiertos por paneles de maderas nobles, presididos por un relieve del Monarca que había dado el nombre al buque y flanqueado a su vez por dos retratos: uno de la Regente y el otro del adolescente Alfonso XIII de uniforme marino. Sobre el suelo había una gruesa alfombra con motivos florales y en el centro una soberbia mesa rodeada por sillones tapizados en terciopelo color burdeos haciendo juego con cortinas y paños de las paredes. Una gran C atravesada por una V y adornada por una corona imperial marcaba en oro muchos de los enseres de la estancia.

El “Carlos V” era un crucero protegido muy especial. El casco subdivido en 128 compartimentos estancos tenía más 115 metros de eslora, la cubierta protectriz era de espesor de hasta 162 mm y aunque no llegaba a ser un crucero acorazado, sí tenía una protección vertical de 62 mm de acero endurecido Siemens-Martin sobre los 50 metros que abarcaban sus baterías medias. Esa misma artillería estaba dotada de 8 Hontoria de 140 mm y 4 García Lomas de 100mm, todos tiro rápido; las piezas principales eran dos Hontorias de 280 mm, protegidos en torretas de hasta 267 mm de grosor en acero. Además poseía 12 piezas menores de tiro rápido, dos de desembarco de 7 cm, dos ametralladoras de 11 mm y seis tubos lanzatorpedos. Lo tripulaban casi 600 hombres.

El CN don José María Jiménez Franco terminó de leer el telegrama y se lo cedió al comandante del crucero acorazado “Cardenal Cisneros” -el CN don Emilio Fiol le acompañaba en aquél instante a bordo del “Carlos V”-.

CN Jiménez “Emilio cuando acabes con él, se lo pasas a Salvador.”

El CN Salvador Rapallo era el comandante del acorazado guardacostas “Vitoria”. El CN Fiol asintió con la cabeza mientras se concentraba en el telegrama.

“Madrid 19 Marzo 1898.
CN Jiménez. Descífrese por cable de marina C D 4393. Recibo presente procederá zarpar cruceros “Carlos V” “Cardenal Cisneros” destino Waterford, Irlanda. Objeto protección destroyers “Osado” “Audaz” “Proserpina” travesía Ferrol. Amenaza crucero “Amazonas” Londres, adquirido EEUU. Crucero “USS San Francisco” en Londres objeto trasbordar parte tripulación primero. Posibilidad regresen dos enemigos juntos América. Acorazado “Vitoria” destino Cádiz. Envíe “Marqués de la Victoria” recoger instrucciones personales Cardiff vía Agente E1/GB1/MI4, Águila. El Jefe EM Butler.”

CN Fiol “Estos son los nuevos caza-torpederos que vienen del astillero Clydebank en Escocia, por fin los han entregado a la Armada ¡ya era hora!
>> Parece que los americanos han comprado el crucero “Amazonas” y el Almirantazgo piensa que puede atacar con el “San Francisco” a los destroyer en la travesía a España. Recuerda las instrucciones que tenían esa escuadrilla de cabrones en Lisboa y que hemos acompañado hasta aquí.”

CN Jiménez Franco “De acuerdo, me parece suficiente escolta si sólo tenemos que defenderlos de un ataque.”

CN Rapallo. “Hombre los destroyers se pueden dispersar por el estado de la mar y necesitar más de un buque para protegerlos.

CN Jiménez “¿No sé por qué siempre estamos a la defensiva y no atacamos cuando podemos obtener superioridad?”

CN Fiol “Quizás porque no se ha declarado la guerra todavía. No obstante, vete tú a saber las instrucciones que nos da ese Águila en Irlanda. No adelantemos acontecimientos.”

CN Jiménez “Bien, zarpamos en un par de horas, llenaremos las carboneras en Irlanda. Por favor Emilio repasa todo, si nos hace falta algo lo compras sobre la marcha, no pierdas tiempo en regateos.”

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25 Jul 2010 11:25
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CAPÍTULO XIII
EL GOLDEN GATE. San Francisco, los Estados Unidos. 19 de Marzo de 1898.

El Capitán de 55 años Charles Edgar Clark se apoyó orgullosamente en el candelero de la cubierta superior al puente de gobierno del “USS Oregon”. Desde allí podía contemplar a sus pies la poderosa artillería de proa con sus dos enormes cañones de 330 mm asomando por su caparazón. Las piezas de grueso calibre del acorazado se situaban amenazantes sobre la línea de crujía en sendas torres cilíndricas de gran tamaño, una a proa y otra a popa.

El desafiante titán estaba atravesando la Puerta de Oro de San Francisco para abrirse paso al Pacífico y desde ahí emprender una épica travesía de más de 14.000 millas hasta la costa Este de los EEUU.

El Buró de Navegación había considerado necesario reforzar la Flota del Atlántico con este auténtico mastodonte color gris de más de 10.000 toneladas, construido en el mejor acero. Cuando llegará a su destino se reuniría con sus otros dos gemelos, “Indiana” y “Massachussets”, y el más moderno “Iowa”. Los cuatro acorazados con los cruceros acorazados “New York” y “Brooklyn”, apoyados por el acorazado de segunda “Texas”, eran la espina dorsal de la escuadra norteamericana en 1898.

Antes de despedirse, el Capitán Clark le había dicho a su señora -puede ser que sólo para no preocuparla- que con los 4 cañones de 330 mm, los 8 de 203 y los 4 de 150, su buque se bastaba solo para reducir a chatarra la flota de cruceros españoles al completo, ya que el blindaje Harvey de hasta 18” le hacía invulnerable a la artillería enemiga.

En efecto, el “Oregon” y sus gemelos eran unos buenos barcos de guerra, superiores de tú a tú a cualquier buque de combate portador de la enseña rojo y gualda. No obstante, tenían sus limitaciones: la velocidad no llegaba a los 16 nudos, autonomía media y su francobordo demasiado bajo para hacer fuego en mares duras, es más su artillería principal era tan pensada que a duras penas podía apuntar los cañones de las dos torretas por el mismo costado simultáneamente; en resumen, no eran naves muy marineras. Por supuesto que tampoco eran invulnerables a ciertas distancias -tan siquiera en el lugar del casco de mayor de espesor en sus corazas- a los cañones de grueso calibre español y en muchas partes de su estructura resultaban accesibles hasta para las piezas de calibre medio.

El buque del Capitán Clark comenzaba su navegación con la tripulación reducida en unos 100 hombres para ahorrar en agua potable y víveres, con lo que el total disponía de unos 400 marineros. La travesía era un secreto a voces, ya que la Secretaría de Estado había establecido contacto con varios países en cuyos puertos haría escala, siendo así su mayor pesadilla el ser atacado por un torpedero español desde su estación naval de Montevideo.

La amenaza que parecía ridícula, podía convertirse en realidad si la vigilancia se relajaba por el cansancio acumulado en un viaje tan largo con pocos marineros; sobre todo en horas de poca luz y si permitían acercarse al rápido cañonero de 570 toneladas a menos de 1000 metros.

Estaba previsto que al “Oregon” se le uniera un pequeño cañonero de 1000 toneladas de nombre “Marieta”; bastante lento, pero armado con abundantes piezas ligeras de tiro rápido que podían ser muy efectivas en caso que la pequeña embarcación de guerra española quisiera hacer honor a su nombre, el “Temerario”.

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Traducción al español por Huan Manwë para phpbb-es.com