La Vanguardia, 27 de enero de 1887.

<<El caza torpedero español Destructor, que llegó anteayer (día 25) a Vigo procedente de Falmouth, recorrió la distancia entre ese puerto y el cabo Finisterre, con mar gruesa y tiempo duro, en 24 horas. Distando unas 560 millas de uno a otro punto, resulta que el Destructor ha alcanzado una velocidad de más de 23 millas por hora, lo cual le coloca en primera línea entre los buques rápidos.

Mucho celebramos que, contra la opinión del ingeniero inglés que auguraba fatales resultados si se verificaba semejante travesía con la indicada velocidad, hayan salido vencedores nuestros marinos y la casa constructora, que aseguraban que se llevaría felizmente a término. Como así ha sucedido no obstante el mal estado del mar>>.

El 25 de enero el buque zarpa con destino a Cádiz, el semáforo de Finisterre informa que el buque acaba de pasar por aquellas aguas con rumbo a la capital gaditana.

El 31 de enero de 1887, La Vanguardia nos vuelve a deleitar con una interesantísima descripción del buque, en la que figuran algunos datos que hasta ahora desconocía:

<<El Destructor, caza torpederos de hélices gemelas, ha sido construido en once meses. Mide 55,82 metros de eslora, 9 de manga y 4,40 de puntal al medio; desplazamiento, 382’335 toneladas; fuerza de máquina, 3.800 caballos indicados; andar superior cuando desarrolla esa fuerza, 22 millas marinas.

Su casco de de planchas de acero, barras de ángulo y remaches de acero, dividido en 22 compartimientos estancos y dotado de las correspondientes cámaras; sus máquinas son dos, sistema Compound, de tres cilindros que mueven dos hélices generales, sus calderas son cuatro del tipo de locomotora de acero, y están protegidas de los proyectiles pequeños por medio de las carboneras; éstas que son estancas y dotadas de puertas también estancas, tienen cabida para 94 toneladas, con las que el buque podrá navegar 3.700 millas a una velocidad de 10 a 11 por hora; tiene dos timones compensados, telégrafo, un potente proyector de luz eléctrica, aparatos de comprimir aire, depósitos de agua dulce y aljibes de 1.800 galones de cabida para alimentar las calderas.

Su armamento consistirá, pues aún no lo tiene montado (esto es nuevo), en un cañón Hontoria de nueve centímetros, cuatro de tiro rápido de seis libras, dos ametralladoras Nordenfelt, de cinco cañones cada una (no sería de esta manera) y tres tubos lanzatorpedos colocados en las extremidades del buque>>.

El Destructor arriba a Cádiz el 2 de febrero de 1887, quedando fondeado en Puntales hasta nueva orden (La Época 02-02-1887). La salida de Vigo es descrita por La Vanguardia (05-02-1887) de esta manera:

<<A los cinco minutos de ponerse en movimiento, remontaba ya el faro de la Guía, siguiendo con una marcha de 20 millas hasta el estrecho de Rande, en donde viró con rapidez pasmosa y en un circulo tan reducido, que volvió a seguir navegando por la estela que dejo a la ida. Después recorrió en 23 minutos las nueve millas que median entre el puerto y las islas Cíes, llamando la atención que a pesar de tanta velocidad, ni se notara apenas trepidación, ni más ruido que el de los ventiladores. Tal revolución producen en las aguas las hélices y el tajamar, que a las playas de Ríos y Teis llegaban las mismas olas que causa un temporal (quizás un poco exagerado esto último), a pesar de hallarse la bahía completamente apacible>>.

El 12 de febrero La Vanguardia informa, sin concretar, que se están efectuando en Cádiz, pequeñas reparaciones en el Destructor, me atrevo a sugerir que debía tratarse de trabajos de mantenimiento.

El 25 de febrero D. Fernando Villaamil se presenta en la Corte donde mantiene una entrevista con el ministro de Marina. Los principales periódicos especulan con la posibilidad de que el marino español se haya negado a asumir el mando del buque mientras no se derogue una real orden, redactada recientemente en el ministerio de Marina, referente al andar del buque. Nada se dice de lo dispuesto en la misma.

El 28 de marzo se informa que, se ha dispuesto que el Destructor figure en las listas de la Armada como crucero-torpedero, y quede clasificado como buque de tercera clase (La Vanguardia 28-03-1887).

La Época, 8 de marzo de 1887.

<<Ha llegado a Cádiz una gran caja que contiene un modelo perfecto en miniatura del nuevo caza torpedero Destructor, construido bajo la dirección, y por encargo del constructor Mr. Thomson, cuyo acabado modelo es un regalo para S.M. la Reina Regente.

Esta construido de maderas preciosas barnizadas, y descansa sobre una gran talla de madera que imita el mar.

Es una lástima que se le haya quebrado el palo mayor en la travesía, y por esta causa les ha sido enviado a los Sres. Haynes para que se arregle en sus talleres>>.

Sería interesante saber si este modelo del Destructor se ha conservado, y si está expuesto en el Museo Naval de Madrid.

La Época, 9 de abril de 1887.

<<El teniente de navío D. Fernando Villaamil, comandante del caza torpedero Destructor, ha tenido la honra de ser recibido en audiencia privada por S.M. la Reina. La augusta señora se ha informado con gran interés de las condiciones de dicho buque y del notable viaje verificado desde Inglaterra, haciendo justos elogios del mérito y pericia de aquel modesto y brillante oficial de la Armada>>.

Otro “delirante” artículo dedicado al Destructor:

La Época, 15 de abril de 1887.

<<CRÓNICA NAVAL. ¡DESTRUCTOR FOR EVER! (Plato náutico del día, con salsa inglesa). A bordo, en Barcelona 12 de abril de 1887 años.

La última vez que entramos en Cádiz fue la primera que vi el extraño buque. Desde el puente del Legazpi, en donde tienen VV. su casa, mirábamos todos, anteojo en ristre, el barco más andarín del globo terrestre, el Bargossi del Océano. Visto desde fuera, el Destructor es un yacht inofensivo, de forma irreprochable y humildes apariencias: el observador sufre un verdadero desencanto; con sus tres pequeños palos y sus dos chimeneas elípticas, el Destructor sólo llama la atención por la finura de las líneas y la esbeltez del casco.

La proa es muy afilada, para tajar las olas como un cuchillo; y no sé si será capricho, pero viendo al Destructor reconócese desde luego al barco que vino de Inglaterra a España en veinticuatro horas justas y cabales. El Destructor, fondeado tranquilamente, no puede estarse quieto; su apostura, la graciosa inclinación de su arrufo delatan su afición a la marcha vertiginosa, las anclas apenas consiguen retenerlo, y aunque las chimeneas no arrojen maldiciones ni se sienta el latido del vapor en los hornos, ello es que el Destructor apenas logra contenerse y parece que anda, que anda….

El Destructor no puede ocultar su impaciencia; es un buque-relámpago, y la inmovilidad le subleva; cualquiera que jamás lo haya visto, al echar una rápida ojeada exclamará convencido: ¡El Destructor! Porque los caballos de carreras se reconocen en seguida, y el Destructor es también un buque de carrera que, en puerto, ruge por devorar millas y burlarse de esos otros barcos panzudos que por ahí andan renqueando, con reuma en sus hélices y gota incurable en sus calderas…

Hay un dato en el Destructor que da idea aproximada del estudio que representa: el de la salud, el del problema sanitario. ¿Recuerdan los que sean lectores del Journal d’Hygiene, de París, un artículo de Mr. De Pietra Santa, en el cual, traduciendo fielmente otro de este indigno corresponsal español, se pedían al Estado laboratorios climatológicos, en los cuales hiciéranse artificialmente climas fríos o cálidos, a gusto del experimentador? Pues bien: el Destructor es un laboratorio de estos. Allí, encendidos los hornos, se produce un ardiente clima del Ecuador, una temperatura mortífera, y, sin embargo, el Sr. Villaamil ha conseguido que el Destructor sea una vivienda higiénica. En el Destructor se ha resuelto un estudio original: el de la vida en el fuego. En dos periódicos españoles y oficiales de marina he suscitado la palpitante cuestión de mortalidad en los torpederos; mientras se despeja la incógnita, hoy por hoy, a fe de corresponsal y Galeno, admiro en el Destructor al buque de la nueva higiene naval, al verdadero tipo normal de entre tantos otros barcos patológicos…

Tan escaso es el espacio reservado a la vida en estos buques; tan efímera es allí la existencia humana, que los hombres resultan como despreciables microbios en un gran cuerpo viviente; aquello no es una nave con sus tripulantes: es un organismo con triquinas.

Termino, y termino a toda prisa. Es hora de variar de asunto; en tanto VV. piensa en el Destructor, yo escucho los preparativos de marcha. Vamos a Tánger, según se dice. Llevamos a bordo los regalos de S.M. la Reina para el Sultán de Marruecos, y con este motivo les prometo una crónica africana, con sus puntas y ribetes diplomáticos, que no habrá más que pedir… FGD>>.

El 22 de junio el Destructor zarpa de Cádiz poniendo rumbo a Cartagena. En este puerto, el 1 de julio, comenzó nuestro buque pruebas de marcha lenta, tirando sobre blancos fijos, resultando satisfactorio el éxito de las experiencias.

El 8 de julio sale del dique de Cartagena tras haber limpiado sus fondos.

El 16 de julio (sigue fondeado en Cartagena) el Destructor es visitado por S.A. el Duque de Edimburgo (comandante de una escuadra inglesa que visita Cartagena y que iza su insignia en el acorazado Alexandre) que es acompañado por varios jefes y oficiales de la escuadra. El buque realizó varias maniobras en su presencia. El 18, el ilustre huésped volvió a embarcar en el buque navegando en él a toda máquina y presenciando también el lanzamiento de torpedos. Con respecto a esta última visita el periódico La Época, con fecha 21 de julio de 1887, publicaba lo siguiente:

<<Cartagena 18.- El Destructor ha sido visitado detenidamente por el Almirante (S.A. el Duque de Edimburgo) y los demás jefes de la escuadra inglesa. A este fín salió del puerto hoy a las diez de la mañana. Su comandante, el Sr. Villaamil, rogó al Duque de Edimburgo que pasase con él y con su Estado Mayor a bordo del Destructor, fondeado junto al buque insignia.

La visita duro más de dos horas, a pesar del calor insoportable que se sentía. S.A. y los demás marinos ingleses examinaron muy atentamente los diversos departamentos del buque, fijándose sobre todo en la estructura de su casco, que constituye un gran adelanto de la arquitectura naval, y que a primera vista parece difícil, por su misma esbeltez, que tenga resistencia para llevar las poderosas máquinas y los siete cañones que monta el Destructor.

El Duque de Edimburgo manifestó deseos de ver andar a toda velocidad al Destructor, y el Sr. Villaamil satisfizo inmediatamente sus deseos: durante la excursión, que duró más de hora y media, se lanzaron varios torpedos.

S.A. salió muy satisfecho y dirigió lisonjeras frases al Sr. Villaamil acerca de su buque, cuyas excelentes condiciones no han sido reconocidas en España como debieran. La opinión bien autorizada de los marinos ingleses coloca al Destructor entre los mejores buques pertenecientes a este tipo de construcción naval>>.

El 20 de julio el buque zarpa de Cartagena poniendo rumbo a Cádiz. Desde el puerto gaditano zarpa con destino al Ferrol el día 22, arribando a este último el día 27, donde sería visitado por numeroso público, y desde allí pone rumbo a San Sebastián, donde nos lo encontramos fondeado el 12 de agosto.

Este último día, el 12, en el periódico La Correspondencia de España se nos da una descripción muy interesante de nuestro buque, dice así:

<<San Sebastián 12.- Al abrigo del islote de Santa Clara se halla fondeado el crucero-torpedero Destructor. Esta es la novedad más importante que en la actualidad ofrece San Sebastián.

El buque, aunque con marcha moderada ha hecho el viaje de Ferrol a este puerto en pocas horas, demostrando en él, como en las 3.000 millas que lleva recorridas, sin la menor avería, sus excelentes condiciones marineras.

Por aquí constituyen casi exclusivamente la colonia veraniega madrileños, aragoneses y navarros. El deseo que todos revelan de conocer el buque de más andar de la armada española, demuestra que la opinión pública se va pronunciando en el sentido de reconocer que cuanto se refiere a la marina de guerra afecta grandemente a los más caros intereses de la patria.

Respeté las horas de descanso, necesarias a la dotación, después de un largo viaje largo y de una mala noche, a las cuatro de la tarde me embarqué en una lancha acompañado del distinguido teniente de navío y ex diputado conservador Sr. Angosto que, como yo, deseaba abrazar al comandante del Destructor D. Fernando Villaamil, que por su inteligencia y amor a la marina merece que se le haya confiado el mando del buque que con más orgullo puede pasear por los mares el pabellón de España.

A bordo fuimos recibidos con esa exquisita amabilidad que distingue a nuestros marinos.

El Destructor fue botado al agua el 29 de julio de 1886, cinco meses después de puesta la quilla.

Sus dimensiones son 38’74 metros de eslora (puede que la medida sea otra, no se aprecia bien), 7’63 (0 53) de manga y 2’22 de puntal. Su calado en completo armamento es de dos metros.

Sobre la cubierta del castillo, y a proa de la torre de combate, monta en cureña un cañón de 9 centímetros González Hontoria, dos cañones revólveres Hotchkiss por la cara de popa y cuatro de tiro rápido Nordenfelt de 57 milímetros. Lleva además tres tubos lanzatorpedos que con el anterior armamento, hacen de este barco un excelente buque de combate.

Sus dos máquinas, de triple expansión desarrollan 3.800 caballos de fuerza indicada. Gran parte del material es de acero galvanizado. Los ventiladores son de cuello de cigüeña (¿?).

La luz eléctrica es producida por una máquina Tower, esférica, de (¿?) milímetros de diámetro, conectada directamente a un dinamo Compound.

El Destructor tarda en perder la arrancada para avante cinco minutos a toda máquina y en buenas condiciones. En este intervalo avanza siete décimas de milla.

Para la velocidad de 22’5 millas, el ángulo de timón más favorable es de 20 grados. El viento se hace muy sensible por efecto de la arrancada. La mar no lo atormenta mucho y solo disminuye su andar cuando es gruesa.

Al cerrar el timón a la banda aumenta bastante la trepidación. En los demás casos es muy poco sensible. Por esto dijo en Cartagena el duque de Edimburgo que el Destructor tiene la velocidad y comodidad de un ferrocarril.

En sus carboneras puede llevar 106 toneladas métricas; el consumo máximo por caldera y hora es de 1.000 kilógramos de carbón y 146 el mínimo con la velocidad de 10 a 11 millas.

Las dos hélices funcionan independientemente.

El buque tiene tres aljibes que forman parte del casco y dos sobre el guarda-calor.

Terminada la visita, nos sentamos en la cubierta del castillo para respirar el aire fresco del mar y contemplar el hermoso panorama que ofrecían a nuestra vista la ciudad, sus pintorescos alrededores y la inmensidad del Océano.

Allí fuimos obsequiados con rico Jerez y se hicieron fervientes votos por la prosperidad y engrandecimiento de la marina de guerra española>>.

El 15 de agosto, en presencia de S.M. la Reina, el buque realiza pruebas de lanzamiento de torpedos y diferentes ensayos con su artillería. Ese mismo día S.M., acompañada del presidente del Consejo y del ministro de Marina visita detenidamente el Destructor.

El 22 de agosto S.M. la Reina, acompañada de los Sres. Sagasta y Rodríguez Arias (ministro de Marina), la Duquesa de Medina de las Torres y los generales del Cuarto Militar embarca en el Destructor. El buque pone rumbo, junto con el vapor Ferrolano (en el que viaja la Princesa de Asturias), a Lequeitio, siendo saludados por el crucero Castilla con veintiún cañonazos.

Nuestro buque recorrería los puertos de Orio, Zarauz, Guetaria, Zumaya, Deva y Motrico. El Destructor, cuyas calderas trabajaron a plena presión, desarrollando las máquinas una fuerza de 3.800 caballos, recorrió en poco más de dos horas cerca de 50 millas. El buque regresó a San Sebastián ya entrada la noche.

El 25 de agosto, por la mañana, S.M. la Reina, acompañada de su hijo, y de la nodriza de éste, embarca nuevamente en el Destructor. ¿Adivinan ustedes el motivo de este viaje?. El periódico La Época (con fecha 26 de agosto) nos desvela el asunto:

<<San Sebastián 25.- Esta mañana se embarco S.M. la reina, acompañada de su augusto hijo y de la nodriza de éste, en el caza torpedero Destructor. El objeto del pequeño paseo marítimo ha sido ver si la nodriza de S.M. el rey se mareaba o no. En vista de que no, la expedición a Bilbao se verificará por la ría en el Destructor>>.

Ese mismo día, por la tarde, el Destructor realizo ante los representantes de la prensa (a bordo del buque) varias pruebas de marcha y tiro. En la marcha el buque obtuvo un andar de 16 millas, y en las prácticas de tiro se hizo fuego sobre blancos preparados de antemano y se lanzaron seis torpedos. S. M. la Reina, el presidente del Consejo, Sr. Sagasta y el ministro de Marina, Sr. Rodríguez Arias, presenciaron las maniobras desde el puente del crucero Castilla. El corresponsal del periódico La Época nos narra de esta manera su experiencia a bordo del buque (publicado por el periódico el 28 de agosto):

<<La expedición del Destructor (De nuestro corresponsal). 26 de agosto. Nunca olvidaremos los que tuvimos ayer el honor de formar parte de la expedición del Destructor las gratas horas que pasamos a bordo de dicho hermoso buque de guerra, a cuyo comandante y oficiales debo tributar las más expresivas gracias por las finas atenciones guardadas con los que representamos a la prensa.

La oficialidad de marina nos vengó ayer de ciertas …… (¿?) de nuestro Ayuntamiento.

A las tres de la tarde nos hallábamos reunidos en el muelle los invitados para tomar parte en la expedición a bordo del Destructor.

Entre ellos vi al teniente general Conde de las Quemadas, al médico de S.M., Riedel, al jefe de la brigada de San Sebastián, Sr. Salinas, al capitán de navío Sr. Basterreche, a los ayudantes del capitán general de las Vascongadas, Sres. Pazos y Loma; Sres. Navarro Rodrigo (hijo), teniente de navío, Sr. Vega Seoane, Arnao, Lorente, médico de la Armada, Solar, y los representantes de la prensa regional y de la madrileña.

Con solícita galantería fuimos recibidos en el muelle los invitados.

A los pocos minutos entraba en la bahía el Destructor, que había estado en alta mar poniendo los blancos, y enviadas las canoas a tierra fuimos embarcándonos.

Un tiempo sereno y una mar bellísima favorecieron la expedición. A bordo fuimos recibidos con la mayor cortesía por el comandante Sr. Villaamil y sus dignos oficiales Sres. Celis, Romero y Olmedo.

En unos cuantos minutos nos encontramos como por encanto junto al crucero Castilla, al cual dimos una vuelta en redondo con tal rapidez que todos los de la fragata y expedicionarios prorrumpieron en vítores.

Después de dirigirnos con una velocidad increíble hasta cerca del Bidasoa, detrás del monte Jaizquibel, entre Pasajes y Fuenterrabía, el Destructor dio otra vuelta soberbia marchando con tal rapidez que el viento silbaba en nuestros oídos de una manera terrible.

Parecía el barco una gigantesca gaviota, volando por entre las olas.

A las cuatro menos cuarto empezaron los disparos al blanco.

El hermoso cañón Hontoria, situado a proa, hizo el primer disparo, admirable y justamente elogiado por lo certero de la puntería.

Desgraciadamente, un artillero resultó ligeramente herido en la mano.

Poco después empezó un cañoneo general, haciéndose disparos a distancias sorprendentes con el Hontoria, los dos cañones Nordenfelt de tiro rápido y las dos ametralladoras Hotchkiss. Era un espectáculo terriblemente magnífico.

A las cuatro y media se disparó el primer torpedo por la popa, y aquella terrible máquina, cual si fuera un tiburón, se lanzó con tal rapidez contra el blanco, que, según cálculo hecho, pasó por debajo de él y fue a dar un salto al otro lado. Un aplauso unánime resonó en los aires.

Así sucesivamente, fueron haciéndose otros varios admirables disparos de cañón, ametralladoras y torpedos, continuando tan grandioso simulacro de combate.

En medio de aquella atmósfera de pólvora, espeso humo y atronadores estampidos, el Sr. Villaamil quiso que el último disparo de honor de la primera tanda de fuegos de artillería fuera en obsequio de la prensa, e invitado a ello en representación del periodismo español, como delegado del decano, La Época, su corresponsal disparó el cañonazo, dando la granada a una distancia extraordinaria.

A las cinco menos diez se sirvió un lunch, verdaderamente espléndido, haciendo los honores a la prensa todos los señores oficiales de marina que iban en el Destructor, presididos por el capitán de navío Sr. Basterreche.

De pronto, estando nosotros de nuevo frente a Pasajes, sentimos los disparos que hacía el crucero Castilla en honor de S.M. la Reina Regente, que subía entonces a bordo de dicha fragata. Eran las cinco y media. En pocos minutos llegamos cerca del Castilla y Ferrolano.

A poco, y hallándonos al costado del Castilla, empezaron los brindis en medio del general entusiasmo. Los Sres. Salar y Flórez pronunciaron elocuentes frases, y luego tocóle el turno al modesto corresponsal de La Época, que en nombre del periódico y en el suyo propio, brindó por la Reina, por el renacimiento de la marina española, entre cuyos héroes figuran precisamente los guipuzcoanos Juan Sebastián del Cano, el primero que dio la vuelta al mundo, Echaide, el descubridor de Filipinas; Legazpi su conquistador; Lezo y Churruca; Oquendo, el invencible almirante; Barcáiztegui etc., y citó algunos datos históricos alusivos al acto, en especial a la estatua que va a elevarse a Oquendo, en ésta y a la proyectada en Zumárraga al gran Miguel López de Legazpi, concluyendo con un saludo a Villaamil, a la oficialidad del Destructor y a la armada, y dando un viva a España y a la Reina, que fue contestado estrepitosamente por los expedicionarios del caza torpedero, y por los de las lanchas fondeadas a su alrededor.

En el mismo instante S.M. la Reina Regente que estaba en el castillo de proa del Castilla, contestó con el pañuelo a los atronadores vivas; el Destructor empezó a tirar los cañonazos reglamentarios y los vítores se sucedieron por algunos minutos.

Restablecida la calma, el Sr. Villaamil, el inteligente marino, contestó al anterior brindis, citando también a Oquendo, al Marqués de la Ensenada y al de Molins, regeneradores de esa flota, elogió a la prensa toda por ser patriota ante todo, y terminó saludando a la Reina, a España, a la marina y a la ciudad de San Sebastián.

Resonaron nuevos vivas, y la Reina regente dio con clara voz las gracias, saludando a su vez a la prensa y al Destructor.

El espectáculo era hermoso en aquellos instantes, la marinería del Castilla, subida en los foques; las tripulaciones del Ferrolano y Destructor formadas; los vivas de los tripulantes de las lanchas allí reunidas, y de los expedicionarios del vapor María Milagros; los cañonazos y el humo de la pólvora, formaban un conjunto majestuoso en extremo. El castillo de la Motta estaba cuajado de curiosos.

El Destructor hizo varias maniobras delante del Castilla, muy aplaudidas por todos; se dispararon los dos últimos torpedos a las cinco y cincuenta minutos y a las seis y cuarto, siendo muy vitoreado el Destructor, y a eso de las seis y media el acorazado hizo las salvas de ordenanza, y la banda de cornetas entonó la Marcha Real saludando a la Reina, que descendía del Castilla para regresar en la escampavía Guipuzcoana a San Sebastián, a la cual siguió el Destructor, iluminando con su luz eléctrica la ruta de la falúa Real.

En la Concha dimos la vuelta alrededor del torpedero Ariete, llegado la misma tarde de Pasajes, y fondeamos acto seguido. Nos reunimos los invitados al pie de la toldilla, y D. Julio Vargas, redactor corresponsal de El Liberal, en nombre de todos nosotros, dio las gracias al comandante y oficiales del Destructor por las atenciones que nos habían dispensado, terminando con un ¡Viva la mariana! Que fue repetido calurosamente.

A las siete y media desembarcábamos en el muelle, muy satisfechos de expedición tan característica y agradable.

El simpático joven D. José Ibarra sacó a bordo del Destructor un ….(¿?) de los expedicionarios y otras varias vistas del Castilla y del Ferrolano, cuando la visita de S.M. la Reina Regente a bordo del crucero.

Los disparos hechos fueron:

Siete con el Hontoria de proa, 41 con los cañones de tiro rápido Nordenfelt y 17 tandas con las ametralladoras Hotchkiss.

Cuatro torpedos desde proa y dos desde popa>>.


También el 25 de agosto, se publica una resolución de Marina disponiendo que sea destinado al caza torpedero Destructor, el alférez de navío, Sr. D. Antonio Romero.

Nuestro buque permanece en aguas San Sebastián realizando maniobras junto con el Ariete, sirviendo como buque real para varias excursiones de S.M. la Reina, participando en diversos actos lúdicos y siendo visitado por multitud de personas, hasta el día 10 de septiembre. Este día, a las dos de la tarde, zarpó el Destructor del puerto de San Sebastián poniendo rumbo a Bilbao. A bordo viajan S.M. la Reina, su hijo, varios ministros, ayudantes del cuarto militar etc. Detrás del Destructor, y dándole escolta navega el torpedero Ariete.

El Destructor permaneció en aguas de Bilbao hasta el 20 de septiembre, fecha en la que puso rumbo nuevamente a San Sebastián acompañado esta vez del vapor Ferrolano y del cañonero Tajo. El 21 es nuevamente visitado por S.M. la Reina para quien, sin duda ninguna, se ha convertido en su buque favorito.

El 26 de septiembre el buque pone rumbo al Ferrol, donde fondea el 27. En aguas gallegas permanece el buque sin que se publiquen noticias importantes sobre él hasta el 31 de octubre, fecha en la que el periódico La Época se hace eco de una información publicada en un diario del Ferrol, en la que se asegura que al quedar en seco el buque se descubrió que el timón estaba roto, y que así venia desde Cádiz. Se añade que la avería debe ser tan insignificante que no ha impedido al buque la realización de esos viajes.

El 10 de noviembre La Época publica lo siguiente:

<<Dice un periódico (La Correspondencia de España) que la avería que sufrió el timón del caza torpedero Destructor en su viaje por las costas del Norte (ya no fue en su travesía desde Cádiz al Ferrol) se reduce a que una pequeñísima parte de su pala tiene ligera curvidad, que en nada afecta, ni remotamente, al gobierno ni a la seguridad del buque, como lo han demostrado las maniobras que ha efectuado en las distintas ocasiones en que fue honrado con la presencia de S.M., maniobras que, no obstante la pericia reconocida de su comandante, hubieran sido imposibles en las condiciones en que se suponía encontrarse dicho buque>>.

El periódico del Ferrol al que aludía arriba era El Correo Gallego, quien responde a La Correspondencia de España en estos términos:

<<Fuimos los primeros en dar la noticia, que es de todo punto exacta. Ayer hemos visto en el taller de calderería del Arsenal el timón del mencionado buque, y lamentamos que no nos acompañara un redactor de La Correspondencia (de España), para que pudiere calcular la magnitud de las dos planchas: la que le falta al Destructor y la que se tiró el colega noticiero>>.

La Vanguardia, con fecha 2 de noviembre de 1887, concreta el asunto un poco más:

<<Al entrar en el dique el caza torpedero Destructor, dice El Correo Gallego, de Ferrol, que choco con la proa, y está se torció, saltando un remache, siendo lo más grave que se descubrió, una vez en saco, que el timón estaba roto, que la avería era gorda, y que así llegó desde Cádiz y así anduvo por el Norte paseando a la familia real. Afortunadamente, dice, no ocurrió un siniestro, que habría sido fácil, dada la rotura de tan importante pieza>>.

El 17 de noviembre La Vanguardia informa que se ha dispuesto que el Destructor sea desarmado. No he podido encontrar nada más que confirme este extremo.

Madrid, 6 de diciembre de 1887, en el Senado:

• Pregunta del Sr. Calderón y Herce al ministro de Marina por las averías sufridas por el caza torpedero Destructor y el crucero Reina Regente.

• Respuesta del ministro de Marina: las averías sufridas por el cazatorpedero Destructor y por el crucero Reina Regente son insignificantes.

Sea como fuere es la primera vez que se dan noticias de problemas importantes en el Destructor. Desde entonces y a lo largo de su dilatada vida marinera, las averías a bordo del buque serian una constante.

Finaliza de esta manera el año1887 para nuestro Destructor, que no saldría del dique de la Campana hasta finales de marzo del año siguiente. Muy insignificante no debía ser la “cosa”.

Próximo capítulo: años 1888 – 1889.

Desde el LAGO ESPAÑOL.

Un saludo.

PD.- Si la tripulación considera conveniente expresar su punto de vista, añadir comentarios o algún otro dato, adjuntar fotografías….., adelante, sin problemas. Pasara algún tiempo entre capítulo y capítulo, pero tratare, en la medida de mis posibilidades, que sea el menor posible.

Capítulo II. Años 1888-1889.


El 19 de marzo de 1888 el diario La Época informa sobre unas próximas maniobras navales en aguas de Cartagena. Tienen orden de reunirse en aquel puerto los torpederos asignados a los Departamentos de Cádiz y del Ferrol, que junto con los asignados al Departamento de Cartagena realizaran ejercicios combinados con los buques de la Escuadra de Instrucción y con el Destructor.

Los buques asignados a las maniobras son los siguientes: Numancia, insignia; cruceros Castilla y Navarra; fragata escuela Gerona; torpederos Ariete, Rayo, Azor, Halcón, Acevedo, Ordoñez, Barceló, Habana, Orión, Retamosa, Rigel y Ejército, además, lógicamente del Destructor. No se informa del “bando” asignado al Destructor.

El 1 de abril se informa que nuestro buque ha salido del dique de la Campana con el timón reparado, y que en breve saldrá para Cartagena para tomar parte en las anunciadas de la Escuadra (La Época, 01-03-1888).

El 5 de abril el Destructor pone rumbo a Cartagena, le acompañan los torpederos Orión, Azor, Halcón, Ariete y Habana. La escuadrilla pasa por el cabo Finisterre a la una de la tarde. Poco después, y frente a Vigo, el torpedero Habana sufre una explosión en sus calderas con el trágico balance de cuatro muertos en su dotación. El 7 de abril telegrafían desde Corcubión participando han fondeado en aquel puerto el Destructor, llevando a remolque al Habana.

Madrid, 9 de abril de 1888, en el Senado.

• El general Beránger pide al ministro de Marina detalles acerca del siniestro ocurrido al torpedero Habana.

• Respuesta del ministro de Marina: desgraciadamente, por haberse fundido el horno, estalló una caldera, causando dos muertos en la tripulación, y que esto ha ocurrido durante las maniobras que se mandó practicasen los torpederos para probarlos, y que el temporal ha influido en esa desgracia. Que el Ariete y el Destructor sólo sufrieron ligeras rozaduras al aproximarse al Habana para prestarle auxilio.

Dos consideraciones a este trágico suceso: el ministro de Marina asegura que el accidente se produce durante unas maniobras frente a Vigo (muchas fuentes consultadas aseguran lo mismo); por otro lado, La Época nos asegura que el día 5 lo que los buques hacían era desplazarse a Cartagena. Bien pudiera ser un poco de las dos cosas, esto es, que en el transcurso del viaje al Mediterráneo, los buques aprovecharan para realizar ejercicios. La otra consideración viene a cuento del número de muertos en el Habana, la mayoría de las fuentes consultadas hablan de cuatro muertos, sin embargo el ministro informa que son dos las bajas entre la dotación de él Habana.

La Correspondencia de España, con fecha 10 de abril de 1888, nos aclara un poco más lo ocurrido y nos lo complica otro poco:

<<La versión oficial del desgraciado accidente ocurrido al torpedero Habana en aguas de Galicia, es como sigue:

En cumplimiento de reales ordenes anteriores y con fin de tomar parte en las experiencias y ejercicios que deben verificarse en las aguas de Cartagena, salieron de Ferrol con buen tiempo, según manifestación del capitán general, en la mañana del 5 del actual, el caza torpedero Destructor y los torpederos Ariete, Rayo, Azor, Halcón y Habana.

A las seis de la tarde avisó el semáforo de Finisterre que el Habana había tenido grave avería en su caldera, y que, custodiado por otro, se dirigía a la ría de Corcubión.

Sucesivamente fueron recibiéndose telegramas explicando lo ocurrido, que ha sido lo siguiente:

Reventó la caldera del Habana, matando a cuatro hombres que fueron: el segundo maquinista, D. José Manso; el tercero, D. Bernardo Montero y los fogoneros Pedro Martínez y Antonio Aneiros Fernández. Resultaron además heridos el fogonero Ángel Fernández y el marinero Cesáreo Urlopin.

Al ocurrir el siniestro acudieron en auxilio del Habana el Destructor y el Ariete y le condujeron a remolque a Corcubión (realmente, el remolque se lo dio el Destructor). Los demás buques entraron de arribada en Vigo, sin novedad, por mal tiempo.

A Vigo se dirigirán también el Destructor y el Ariete.

En dicho puerto repararán algunas pequeñas averías ocasionadas al abordar y dar remolque al Habana, y no saldrán mientras no tengan tiempo seguro para su travesía.

El Habana será conducido a Ferrol a remolque del vapor Ferrolano>>.

¿Por qué digo arriba que esta información “nos complica un poco más” el asunto? El 5 de abril, como hemos visto, zarpan de Ferrol el Destructor y los torpederos Orión, Azor, Halcón, Ariete y Habana, sin embargo, el artículo de La Correspondencia de España que acabamos de leer habla de los torpederos Ariete, Rayo, Azor, Halcón y Habana, por tanto, uno de los torpederos sobra, o bien el Orión, o bien el Rayo.

El 10 de abril el Destructor y el Ariete fondean en Vigo.

El 14 de mayo el periódico El Correo Militar nos da unos interesantísimos detalles del papel que protagonizo el Destructor en el salvamento del torpedero Habana:

<<El temor de que Ud. Interpretase como alarde de pericia marinera lo acaecido con motivo del siniestro del Habana, me impuso silencio y no quise darle cuenta de las condiciones marineras que se pusieron de relieve en este tan debatido buque.

Era la mar gruesa y arbolada, como es propio de las inmediaciones del cabo Finisterre, cuando el viento es frescachón y duro como llegó a ser, para tener la arribada en la ensenada del mismo Finisterre 25 vapores que no pudieron romper para el Norte.

Vuelvo a repetir que la mar al Sur del cabo Finisterre es sumamente tormentosa por lo mucho que arbola, debido tal vez a la configuración de la costa y a las corrientes que originan las grandes rías.

Pues bien, en esas circunstancias maniobró este buque (el Destructor) durante diez y seis horas, atravesándose a la mar repetidas veces y, lo que es peor, teniendo que ciar a toda fuerza contra la mar y viento a fin de conseguir remolcar la especie de ataud que constituía el torpedero Habana, sin gente con fuerzas para tomar el cable y sin medios para hacerlo firme a bordo.

Creo que el Destructor, es el único buque que pudo haber salvado al otro, pues ninguno otro español tiene condiciones para acercarse tanto y repetidas veces a un punzón atravesado en la mar.

Seis horas se tardaron en darle el remolque y la Providencia quiso que no nos alcanzase la noche sin haberlo conseguido, pues si no hubiera habido que echarlo a pique recobrando la gente como se pudiese, porque los bajos estaban a sotavento y el Habana, con su redonda no conseguía arribar más de ocho cuartas.

El Destructor llegó a dar 84 grados de amplitud en los balances, 43 a estribor y 44 a babor marcado por el clinómetro y en esta disposición se maniobraba y cambiaban las máquinas de marcha con toda regularidad. Una de las veces arriaron el remolque en el torpedero y se metió entre las hélices de este buque, por lo que se vió comprometidísimo, abarloados algún tiempo ambos buques, dándose golpes como encarnizados enemigos, resultando el Destructor con dos agujeros en el costado hechos por la carlinga del pescante del torpedero Habana, que a manera de proyectil chocó con su costado dos veces, metiéndose a bordo y agujereando la plancha pero sin agrietarla ni perder material alguno; es decir, que el acero éste resiste hasta el límite de deformación.

En una palabra, amigo mío, lo digno de mención en éste caso es el buque en sí; el buque como marinero, sin que en la dotación haya hecho alguno digno de ser felicitado, a no ser la abnegación que todos mostraron para trabajar con ahínco y serenidad, creyendo que los sobrevivientes del torpedero Habana merecen todo elogio, en especial su comandante>>.

Merece la pena leer el artículo entero. Se trata de una carta de un “testigo presencial” dirigida al periódico, y entre líneas uno adivina que es obra del comandante del Destructor, D. Fernando Villaamil.

Con fecha 25 de abril el periódico La Dinastía informa que, se ha dado orden para que no se interrumpan las maniobras navales anunciadas para este mes, que parecían aplazadas por la inestabilidad del barómetro, el periódico añade que en las maniobras participaran las fragatas Numancia y Gerona, los cruceros Navarra y Castilla, los torpederos Ariete, Rayo, Azor, Halcón, Acevedo, Ordoñez, Barceló, Orión, Retamosa, Rigel, Ejército y el caza torpedero Destructor. Todos los buques estarán al mando del comandante de la Escuadra de Instrucción Sr. Maymó, y las maniobras estarán dirigidas por el director de la Escuela de Torpedos de Cartagena, capitán de navío D. Segismundo Bermejo. El sitio donde tendrán lugar los ejercicios navales será entre cabo Tiñoso y cabo de Palos.

A comienzos de mayo torpederos de las divisiones del Ferrol y de Cádiz comienzan a reunirse en Cartagena, junto con los de este departamento, con el objeto de comenzar las maniobras navales acordadas por el ministerio de Marina. Finalmente son ocho los torpederos que van a participara en los ejercicios, los Azor, Halcón, Ariete, Rayo, Ordoñez, Retamosa y Barceló, además del Destructor (este último, junto con los cruceros Isla de Cuba e Isla de Luzón arriban a Cartagena el 6 de mayo). Los buques de la Escuadra de Instrucción no participaran en los ejercicios, pues comienzan a reunirse en Barcelona con motivo de la Exposición Universal, otro tanto ocurrirá con el Destructor que finalmente recibe órdenes de desplazarse a la ciudad condal. A este respecto, El Correo Militar, con fecha 7 de junio, nos dice lo siguiente:

<<Causas que desconocemos han sido origen de que las referidas experiencias sufran un deplorable retraso, pues en vez de dar principio el día 10 de abril, como estaba resuelto, lo han verificado en la segunda quincena del corriente. Por esta causa y por haber tenido que salir precipitadamente para Barcelona el caza torpedero Destructor no ha podido tomar parte en ellas, privándose la mencionada escuadrilla, con este motivo, de su principal factor, que tan brillante papel hubiese representado dadas sus excepcionales condiciones evolutivas y de marcha>>.


La Exposición Universal de Barcelona

D. Agustín R. Rodríguez González, en su libro Política Naval de la Restauración (1875-1898), escribe lo siguiente:

<<….., el entonces modernísimo buque fue motivo de orgullo y de prestigio para la Armada, que no dejó pasar la ocasión de mostrarlo en diversos acontecimientos de la época, como la Exposición Universal de Barcelona, en 1888>>.

Lamentablemente, y todo hay que decirlo y denunciarlo, entre 1888 y la dolorosísima derrota de 1898, los diferentes gobiernos de España estuvieron más por la labor de que nuestros buques fueran vistos y mostraran pabellón, que destinar los recursos adecuados para lo que de verdad hubieran tenido que hacer, esto es, ejercitarse para la guerra.

La noche del 14 de mayo de 1888 el Destructor sale de Cartagena poniendo rumbo a Barcelona, ciudad en la que fondea (junto al Club de Regatas) en la amanecida del 15.

El 19 de mayo de 1888, en Barcelona, S.M. la Reina ofrece un almuerzo a bordo de la Numancia a los Duques de Edimburgo, previamente las reales personas han visitado, por deferencia de nuestra Reina, el Destructor. Finalizado el almuerzo en la Numancia, la Reina y sus invitados volvieron a embarcarse en el buque dando un largo paseo a bordo del mismo.

El 25 de mayo, con permiso del ministro de Marina, varios representantes de la prensa española suben a bordo del buque para a continuación realizar una pequeña travesía. Al día siguiente serán un grupo de diputados y senadores los que embarquen en el Destructor.

El 3 de junio el Destructor zarpa de Barcelona con destino a Badalona. S.M. la Reina, como viene siendo habitual, utiliza nuestro buque para su visita a la ciudad catalana. El Destructor regresa a Barcelona ese mismo día.

La tarde del 5 de junio, el Destructor abandona Barcelona poniendo rumbo a Valencia, ciudad en la que fondea al día siguiente, viene a bordo el ministro de Marina y ha sido escoltado hasta la capital del Turia por los cruceros Isla de Cuba e Isla de Luzón.

El 12 de junio el periódico El Imparcial publica el Proyecto de Ley que fija las Fuerzas Navales para el ejercicio 1889-1900, según el mismo, el Destructor estará armado tres meses.

El 19 de junio el Destructor fondea en Vigo.

La Vanguardia, con fecha 10 de julio de 1888, nos dice que el Destructor ha entrado en el dique del Ferrol para limpiar sus fondos y reparar y recorrer las máquinas y calderas. La Época, con fecha 1 de agosto dice que, en virtud de orden telegráfica, el crucero torpedero Destructor reparará en el dique, con toda urgencia, los desperfectos que en él se han observado; añade el periódico que, por tal motivo no se limpiaran los fondos del crucero Reina Regente hasta tanto no queden terminadas las reparaciones del Destructor, y que este ha entrado ya en el dique de la Campana, información esta última que contradice a La Vanguardia, pues el diario catalán asegura que el buque entro en el dique el 10 de julio.

El 7 de agosto de 1888 La Correspondencia de España nos informa que reunido, el día anterior, el Consejo de ministros estudia un expediente, presentado por el ministro de Marina Sr. Rodríguez Arias, referente a la necesidad de reparaciones en las calderas del Destructor, a cuyo efecto pasa a Ferrol. Este mismo periódico, con fecha 15 de agosto publica el siguiente suelto:

<<Es muy posible que a pesar de todo cuanto se venía anunciando respecto a la salida del Destructor, este buque no haga por ahora su viaje a San Sebastián, permaneciendo en el Arsenal del Ferrol para reparar aquí los desperfectos que se observan en dicho crucero-torpedero>>.

El 27 de agosto fondea en el Ferrol la fragata Gerona, que transporta proyectiles de artillería para el crucero Reina Regente y para el Destructor.

La Correspondencia de España, el 17 de noviembre, informa que el piloto mayor de Bilbao, D. Antonio Oriozolo ha sido agraciado con la cruz de primera clase del Mérito Naval, por servicios prestados en el Destructor durante la travesía de San Sebastián al abra conduciendo a SS.MM. en septiembre de 1887.

Desde el 19 de junio de 1888, fecha en la que el Destructor fondea en Vigo, hasta el 1 de agosto de 1889, fecha en la que fondea en San Sebastián (como abajo veremos) no he podido encontrar (en seis fuentes diferentes) ni un solo movimiento del buque, por lo que todo indica que nuestro barco permaneció en aguas gallegas (en el Ferrol concretamente) más de un año inactivo.

Con fecha 9 de junio de 1889 el periódico La Época se hace eco de la última reunión celebrada por el Consejo de gobierno de la Marina. Se nos dice que en el mismo, se ha resuelto dejar para la próxima reunión el examen de la gracia que ha de concederse al comandante del torpedero Destructor, Sr. Fernando Villaamil, por los heroicos servicios prestados el año anterior a la tripulación del torpedero Habana en aguas de Mugardos. El periódico añade que, la recompensa que se trata de dar al Sr. Villaamil por su comportamiento es la Cruz Laureada de San Fernando. Con fecha 12 de junio, El Correo Militar informa que, en la reunión celebrada ayer tarde por el Consejo de gobierno de la Marina quedó acordada por completo la concesión de la Cruz Roja de Segunda clase del Mérito Militar al comandante del Destructor, por los servicios prestados el año anterior a los tripulantes del Habana.

La Correspondencia de España, con fecha 13 de junio de 1889, informa que se han dado órdenes al departamento del Ferrol para el armamento del caza torpedero Destructor.

Según el Proyecto de Ley que fija las Fuerzas navales para el ejercicio 1889-1900, y que pública La Vanguardia en fecha 15 de junio de 1889, el Destructor estará armado tres meses.

El 21 de julio perece ahogado (en él Ferrol) un marinero del Destructor al zozobrar el bote, en el que iba junto con otro compañero, casi al costado del buque. El 23 la prensa informa que el buque se está alistando para ir a San Sebastián.

El 1 de agosto de 1889 el Destructor llega a San Sebastián fondeando en la Concha. El buque viene procedente de Santander, donde arribó por efecto de un duro temporal. Nuestro barco se dedicara los próximos meses a hacer pequeños ejercicios navales en compañía de otros buques de la Armada, y a servir de transporte, en sus diferentes viajes, de S.M. la Reina.

• 6 de agosto.- S.M. la Reina visita el Destructor, bajando hasta la máquina y los compartimientos recientemente restaurados. S.M. dio un paseo a bordo de uno de los botes del buque por fuera de la Concha hasta doblar la punta del monte Urgull.

• 20 de agosto.- El Destructor es visitado por S.M. el Rey D. Francisco de Asís.

• 31 de agosto.- El buque es visitado por el presidente del Consejo, Sr. Sagasta.

• 1 de septiembre.- Desde la cubierta del Destructor, S.M. la Reina presencia una regata marítima.

• 3 de septiembre.- El Destructor da escolta al crucero Cristóbal Colón, a bordo del cual viaja S.M. la Reina con objeto de presenciar unas maniobras y ejercicios de tiro, al mando del ministro de Marina.

• 12 de septiembre.- S.M., acompañada por el Sr. Sagasta y por el ministro de Marina, viajan hasta Deva a bordo de nuestro buque, donde embarcaría a bordo el general Antequera; desde Deva ponen rumbo a Lequeitio, regresando a San Sebastián ese mismo día. En el viaje de vuelta se informa que el Destructor efectuó tres lanzamientos de torpedos (sin carga) que fueron inmediatamente recogidos.

• 15 de septiembre.- S.M. la Reina, acompañada del príncipe heredero de la corona de Portugal, del presidente del Consejo Sr. Sagasta y del ministro de Marina, realiza una visita al crucero Cristóbal Colón, para posteriormente embarcar en el Destructor y poner rumbo a Fuenterrabía, Pasajes, Zumaya y Orio regresando a San Sebastián por la tarde. Durante el viaje nuestro buque fue escoltado a larga distancia por el crucero Cristóbal Colón. La noche de este mismo día viene a empañar la placida estancia del Destructor en aquellas aguas, dos marineros del barco, que llegaron con un bote hasta una escala del muelle llevando a bordo al cabo cartero, perecen ahogados.

• 16 de septiembre.- S.M. la Reina recibe al comandante del buque, D. Fernando Villaamil, quien informa a la soberana sobre el trágico suceso. Los gastos del entierro de los dos marinos españoles, D. Manuel Fernández y D. Manuel López, naturales de la Coruña y Muros respectivamente, son sufragados por S.M. Por la tarde, el cortejo fúnebre de dirigió al cementerio, lo formaban los dos ataúdes llevados a hombros por marinos del Destructor, y sobre ellos sendas coronas de flores y rosas enviadas por S.M., detrás marchaba la oficialidad del buque con D. Fernando Villaamil a la cabeza, dos capellanes y algunos oficiales del ejército. El Marqués de Sotomayor formaba parte del duelo y cerraban el cortejo los marinos del Destructor, del crucero Cristóbal Colón, del cañonero Tajo y detrás el coche del ministro de Marina.

• 17 de septiembre.- A las once de mañana, se celebró una misa a bordo del Destructor por el eterno descanso de los dos marinos fallecidos. Se levantó un altar en la popa del buque con la bandera de combate del buque como dosel, y enterada S.M. la Reina del acto, se embarco, junto con sus hijas en el buque. Además de S.M., asistieron al acto la condesa de Sastago, el ministro de Marina, generales del cuarto militar, jefes, oficiales, soldados y marineros del Cristóbal Colón y Tajo francos de servicio, algunos oficiales de la escolta Real y la dotación entera del buque.

• 7 de octubre.- El Destructor pone rumbo a Bilbao, viaja a bordo el ministro de Marina.

El 15 de octubre el Destructor pone rumbo al Ferrol desde Bilbao. Llega al puerto gallego ese mismo día, habiendo hecho la travesía en 20 horas.

El Correo Militar, con fecha 20 de noviembre de 1899, informa que el capitán de fragata, D. Fernando Villaamil ha sido nombrado segundo comandante del crucero Reina Regente (ignoro la fecha en que D. Fernando fue ascendido), y que el teniente de navío de primera clase D. Joaquín Barriere ha sido nombrado nuevo comandante del Destructor.

El Correo Militar, 17 de diciembre de 1889.

<<Cuando Rodríguez Arias (ministro de Marina) tuvo conocimiento del salvamento del torpedero Habana, llevado a cabo por el comandante del Destructor, D. Fernando Villaamil, calificó el hecho de heroico y mando formar juicio contradictorio a fin de que se concediese al Sr. Villaamil la Cruz Laureada de San Fernando. Formado el expediente se acreditó que, en efecto, el hecho era heroico, según el parecer del fiscal y de todos los funcionarios que entendieron en el juicio; pero el Tribunal Supremo de Guerra y Marina resolvió que no podía concederse la Cruz Laureada, no porque no estuviese solemnemente acreditado que el Sr. Villaamil no se había hecho acreedor a la honrosa distinción, sino porque el expediente se inicio fuera del término que marca la ley.

Es verdaderamente sensible que una cuestión de mero formalismo prive al valiente marino de la noble recompensa que tiene tan merecida>>.

Con esta información y con nuestro buque fondeado en el Ferrol, finaliza el año 1889, tercero de su vida marinera.


Próximo capítulo: años 1890-1891.


Desde el LAGO ESPAÑOL.

Un saludo.

Capítulo III. Años 1890-1891


Desde mediados de octubre del año anterior, concretamente, desde el día 15, y hasta mediados-finales de julio de este nuevo año 1890, el Destructor ha permanecido en el Arsenal del Ferrol desarmado. A partir de entonces el Destructor volverá a lo que ya se ha convertido casi en una rutina, esto es, servir como buque de recreo a la familia Real española en aguas de San Sebastián. Este nuevo año también será testigo de la primera gran avería del buque, a finales de agosto. Al año siguiente nuestro buque realizará, en compañía de otros buques de la Escuadra un viaje que le llevara desde Barcelona a Italia, Grecia, Rodas, Jaffa (Israel), Alejandría y Malta, para finalizar en Cartagena.

El 17 de marzo de 1890 una noticia aparecida en el periódico La Vanguardia, referente a la concentración de buques de la Escuadra en el Ferrol, nos indica la presencia del Destructor en el puerto gallego. Este mismo periódico, el 10 de julio, informa que el Destructor se encuentra anclado en la dársena del Parque y preparándose para ser armado; pasará a San Sebastián al servicio de S.M.

La Dinastía, con fecha 15 de julio de 1890, informa que en el Consejo de ministros celebrado el 14 se ha acordado que para el Santo de S.M. la Reina, se encuentre en San Sebastián la Escuadra de Instrucción, compuesta de los buques Reina Regente, Reina Cristina, Navarra, Isla de Luzón, caza torpedero Destructor y cañonero Tajo.

El 31 de julio S.M. la Reina, acompañada del ministro de Estado, visita detenidamente el Destructor (desconozco la fecha exacta de la llegada del Destructor a San Sebastián, aunque todo parece indicar que lo hace entre el 20 y el 25 de julio).

El 6 de agosto de 1890 el Destructor se encuentra fondeado en San Sebastián. El 8 pone rumbo a Zarauz, a bordo viaja S.M. y sus hijos, regresando por la noche a San Sebastián e iluminando con sus reflectores el camino que recorría S.M., que había decidido hacerlo por tierra. El 10 el buque es visitado por el ministro de Fomento y su familia.

El sábado 30 de agosto el Destructor sufre su primera gran avería. El buque salió de San Sebastián, poniendo rumbo a Bilbao, con un andar de 20 millas y con fuerte viento del NO; pero la fuerte mar obligo a su comandante, D. Joaquín Barriere a moderar la marcha. La navegación hasta dar vista al cabo Machichaco fue buena, si bien la mar era cada vez más gruesa, cerrándose el horizonte con fuertes chubascos. Llevaba el Destructor navegando unas dos horas, cuando al querer separarse de la vecindad de la costa, para evitar tanto balanceo como venía sufriendo, notó su comandante que el timón no funcionaba debidamente. Reconocido aquél, pudo apreciarse la avería que había sufrido: la rotura ocasionó que el barco quedase sin gobierno, teniendo que mantenerse en la mar con la máquina, navegando solamente con sus dos hélices y las velas.

Así anduvo el Destructor un par de horas hasta ponerse a la vista del abra de Bilbao, dando muestras su comandante, oficiales y su tripulación, así como el ministro de Marina, general Beránger, que viajaba a bordo (nuestro ministro acudía a la botadura del crucero Infanta María Teresa, la cual no pudo presenciar), de una serenidad y una gran pericia. Al llegar al abra el buque, a costa de muchos esfuerzos, el mar se puso imponente y los fuertes chubascos le impedían hacer señales en demanda de auxilio al semáforo y a los buques de la Escuadra. Una clara permitió que fuese visto por el vigía y que éste notase sus señales y diese conocimiento al puerto, de donde salieron dos remolcadores después de algún tiempo, durante el cual la situación del barco empeoro hasta correr verdadero peligro, dado lo furioso en que se encontraba la mar y encontrándose el buque sin gobierno. Uno a popa y otro a proa, hicieron grandes esfuerzos los dos remolcadores porque entrara en barco en la ría de Bilbao; pero efecto de la mucha rompiente y encontrase la barra cerrada, el Destructor perdió uno de los remolques, estando a punto de varar.

Durante esta difícil situación, el comandante del buque, el ministro de Marina y el práctico mayor de Bilbao, Sr. Osorio, acuerdan marchar a Castro-Urdiales, por considerarse imposible la entrada del buque en Bilbao. Los dos remolcadores condujeron al buque al puerto citado, donde quedó fondeado a las siete de la tarde.

La prensa informa que las averías del Destructor son, por desgracia, mayores de lo que un principio se creyó, pues no solo alcanzan al timón, sino también a una parte del casco. Se comenta también que la avería será reparada en Bilbao, y que costará unas 135.000 pesetas.

El 31 de agosto, a las cinco de la tarde, el Destructor llega a Bilbao conduciendo al ministro de Marina, viene a remolque de los vapores San Nicolás y Cantabria. La Vanguardia informa que los remolcadores piden 12.000 duros por haber salvado, cuando la tempestad, al buque, el cual ha padecido grandes averías que se repararan en los astilleros de Bilbao, concretamente en los de los Sres. Rivas Palmers, donde se están construyendo los cruceros de la clase Vizcaya (esto último lo señala La Correspondencia de España, 01-09-1890).

Desde casi el mismo momento en que se tienen noticias del incidente protagonizado por nuestro buque, la prensa nacional, conservadora y liberal, la regional y la local, se enzarzan en una despiadada guerra de informaciones, editoriales y comentarios sobre las averías sufridas por el Destructor. Afirmaciones y desmentidos se cruzan a diario entre los diferentes medios escritos. De esta “guerra” traigo a estas páginas solo una pequeña parte (sería casi infinito el tratar de agregar a este trabajo todas las informaciones).

El Imparcial, 1 de septiembre de 1890.

<<Nota triste.- Lo fue el incidente del Destructor. Presentóse a medio día en el abra la Escuadra compuesta de los cruceros Reina Cristina, Reina Regente e Isla de Luzón y el caza torpedero Destructor.

Estaba gruesa la mar, y los dos primeros buques tomaron la vuelta de afuera; el Isla de Luzón, de menor calado, entró en la ría, atracando en el Desierto. Pero el Destructor, a bordo del cual venía el ministro de Marina, sufrió una avería grave en el timón, imposibilitándole para gobernar. Salieron dos remolcadores en su auxilio y fue conducido a Castro Urdiales, donde ha debido desembarcar el ministro, que no acudió por esta razón al acto de la botadura>>.

<<Bilbao 31.- Ha causado penosa impresión ver entrar esta tarde a las dos al Destructor remolcado por el vapor San Nicolás>>.

El Imparcial, 2 de septiembre de 1890.

<<El Destructor Destruido.- Este epígrafe no nos pertenece; es el que usa La Libertad, periódico ministerial “di cámera”, para dar cuenta de las desdichas y malandanzas del “buque-ministro”.

Las personas que marcharon a Bilbao –según telegrafían, como es natural, a La Correspondencia- hacen grandes elogios de la serenidad y pericia del Sr. Beránger, con ocasión de la rotura del timón.

¡Y todavía no ha sido propuesto para la gran Cruz de San Fernando!

A El Día le dicen que las averías sufridas por el Destructor, son de bastante consideración. El desperfecto alcanzó al timón y a parte del casco.

Se necesitaría cambiar alguna plancha por donde entró agua en abundancia. En el barco iban tres invitados que sufrieron gran mareo y no pequeña mojadura.

La obra de reparación se hará en Bilbao y -¡viva el rumbo!- el Ayuntamiento de Castro Urdiales, según aseguran los periódicos de anoche, se ha ofrecido a costear los gastos que se ocasionen, y que deben subir a 12.000 duros.

Se conoce que el presupuesto municipal de Castro Urdiales está muy desahogado, y los vecinos de aquella población pueden darse el tono de gastarse un buen puñado de billetes de a cuatro mil, en beneficio de un barco dedicado especialmente a expediciones de recreo>>.

El 6 de septiembre el Destructor fondea en Olabeaga. El buque entra en el dique el día 10 para reparar los desperfectos del timón y sustituir con otras las planchas deterioradas. El 17 sale del dique.

El Imparcial, 17 de septiembre de 1890.

<<La averías del Destructor. Bilbao 16.- La averías del Destructor continúan siendo objeto de numerosos comentarios.

El Porvenir Vascongado dice: “Con referencia a noticias de Bermeo podemos decir que la causa de las averías del Destructor fue que, al cruzar este buque frente a dicho puerto, tocó en uno de los bajos de la isla de Izaro”>>.

La Correspondencia de España, 19 de septiembre de 1890.

<< Un telegrama de Bilbao recomienda que esté prevenido el público contra las afirmaciones que una parte de aquella prensa local hace sobre las averías ocurridas al Destructor.

Estas se han exagerado grandemente, como se exageró la suma reclamada por remolcarse el barco.

Las averías del Destructor no parece probable que las recibiera por tocar en un bajo; más lógico parece creer que sufrieran sus delgadas planchas el empuje de las olas, y no pudieran resistirlo en una mar gruesa y tempestuosa>>.

El Imparcial, 20 de septiembre de 1890.

<<Más sobre el Destructor. Bilbao 19.- El comandante del Destructor ha remitido un comunicado a El Porvenir y a El Diario de Bilbao, dando cuenta del viaje que hizo el buque el 30 de agosto.

Dice que el buque salió de San Sebastián con un andar de 17 a 18 millas, que se moderó hasta 12 al llegar al cabo Machichaco por causa de la fuerte mar que había.

En cabo Villano se observó una avería en el timón, consistente en flojedad en el cabo de alambre que une los dos sectores.

Entonces tratóse de guarnir el timón de proa, lo que no pudo conseguirse a causa de la mucha mar.

Describe después las maniobras dentro del Abra, y termina diciendo que el Sr. Beránger no se mareó ni abandono el buque en Castro Urdiales>>.

El 25 de septiembre fondea en el Ferrol el Destructor. En el Arsenal reparará las averías sufridas (La Vanguardia 26-09-1890). Esta última noticia nos lleva a pensar que las reparaciones efectuadas en Bilbao fueron provisionales, y encaminadas a que nuestro buque pudiese llegar sin apuros al Ferrol.

Fondeado en el Ferrol, el Destructor ya no se moverá de allí hasta finales de abril del siguiente año.

El 28 de abril de 1991 la Escuadra de Instrucción, al mando del contralmirante D. Eduardo Butler y Anguita, y formada por el acorazado Pelayo y los cruceros Reina Regente e Isla de Luzón, fondea en Barcelona, posteriormente queda agregado a la escuadra el caza torpedero Destructor, que viene de Cádiz, donde ha fondeado ese mismo día.

El 3 de mayo el Destructor fondea en Barcelona.

El 12 de mayo, a las tres de la tarde, zarpa la Escuadra de Barcelona. El 14 al mediodía la Escuadra recala en el puerto de la Spezzia. El 19 de mayo la Escuadra Española abandona este puerto y pone rumbo al de Nápoles. El día 20, por la noche, los buques españoles fondean en Nápoles y el 26, la oficialidad de la Escuadra es recibida por la reina Margarita. El 29 abandonan Nápoles poniendo rumbo al Pireo, pasando por el estrecho de Messina. El 2 de junio la Escuadra fondea en el Pireo, el ministro plenipotenciario de España, así como el comandante de la Escuadra, son recibidos por la familia real Helena. El día 4, el rey Jorge de Grecia visita el Pelayo, y la noche del 5 se da un baile en honor de los soberanos Griegos a bordo del mismo, los reyes permanecen en el acorazado hasta las dos de la madrugada. El 7, la Escuadra de Instrucción pone rumbo a Rodas y desde este puerto mediterráneo se dirigen al de Jaffa (Israel). En Tierra Santa los jefes, oficiales y guardiamarinas libres de servicio visitarían Jerusalén. Nuestros marinos entraron en el Santo Sepulcro después de haberse cantado un solemne Te Deum y de oír una fervorosa plática del prior de los franciscanos, mientras el órgano tocaba la Marcha Real de España. Terminada esta visita oyeron misa en la capilla del Calvario. Por la tarde nuestros hombres visitaron Belén, donde pernoctarían, confesando y comulgando al día siguiente en la iglesia del Portal de Belén. Finalizada su estancia en Tierra Santa, la Escuadra de Instrucción pone rumbo a Alejandría, donde fondean y hacen carbón los buques el 17 de junio. El sábado 20 la Escuadra recala en Malta y el 26 pone rumbo a Cartagena.

El 19 de julio el Destructor zarpa de Cartagena poniendo rumbo al Ferrol. El 6 de de agosto zarpa de este último puerto, llevando a bordo al ministro de Marina, general Beránger, y pone rumbo a Bilbao, donde fondea a las once de la mañana del día 7. Ese mismo día pone rumbo a San Sebastián. El 10 de agosto la oficialidad de los buques Pelayo, Alfonso XII y Destructor se desplaza hasta Ayete donde sería recibida por S.M. la Reina.

El 11 de agosto el periódico La Época desmiente una noticia publicada por su “rival” El Imparcial, en el sentido de que el Destructor ha sufrido averías. En realidad, El Imparcial se hace eco de una información publicada por el periódico El Día, que dice así:

<<”Ayer salió de Bilbao el Sr. Beránger a bordo del Destructor, también remolcado, llegando a San Sebastián tres horas después de lo anunciado, porque en el camino sufrió una varía la hélice del buque.

Ahora comprendemos que el Sr. Beránger, temeroso de su “jefatura”, hiciera el viaje en ferrocarril hasta una playa inmediata al puerto de Gijón, donde se embarcó para hacer su entrada como correspondía al ministro de Marina.

Y menos mal si todo se reduce a la mala sombra del Sr. Beránger, pues sería cuestión de que procurara no embarcarse en los buques de la Armada; peor sería que fuera por deficiencias de éstos; pues si tratándose de viajes de recreo ocurren tan frecuentes averías a barcos tan modernos como el Destructor, asusta pensar lo que podría ocurrir el día que necesitáramos emplearlos en algo más serio”.

A la tercera vez que se embarque S.E. en el Destructor, tendrá que cambiar de nombre.

Se llamará el Destruido>>.

Los dos últimos párrafos sí que son de El Imparcial. Está visto que en los asuntos de la Marina, la prensa “tira a matar”. En todo caso, revisados otros periódicos, no parece que exista tal avería, y en el caso de que hubiera existido sería casi insignificante.

El 15 de agosto el Destructor pone rumbo a Santander con el ministro de Marina a bordo del mismo. Producto de una mar picadísima, el buque se ve obligado a dar la vuelta y refugiarse en Castro-Urdiales. El 16 fondea en la capital cántabra.

Con fecha 25 de agosto, el periódico La Época nos informa que el Destructor, tras permanecer cinco días fondeado en Avilés (en la dársena de San Juan), ha zarpado de aquel puerto el día 24 de agosto (desconozco cuando llegó). El 25 de agosto fondea en Villagarcía. Con fecha 22 de septiembre, el periódico El Imparcial publica que en los últimos días, el Destructor ha hecho ejercicios de tiro de cañón y lanzamiento de torpedos en la Ría de Arosa.

El 19 de octubre el buque fondea en el Ferrol, y el 28 de ese mismo mes se informa que el Destructor ha quedado en situación especial de desarme en la dársena de aquel Departamento, dando por concluido, de esta manera, su sexto año de vida operativa.


Próximo capítulo: años 1892-1893.

Desde el LAGO ESPAÑOL.

Un saludo.

Capítulo IV. Años 1892-1893


La Correspondencia de España, con fecha 9 de febrero de 1892, informa a sus lectores que en breve se procederá al estudio completo de modificaciones en las calderas del Destructor.

En marzo de 1892 se pública el proyecto de fuerzas navales para el ejercicio 1892-93. En el mismo se señala que el Destructor estará armado tres meses, y nueve en situación especial económica.

Y esto es todo lo que tenemos del Destructor en el año 1892. Tras consultar siete fuentes diferentes: La Época, El Imparcial, La Correspondencia de España, El Correo Militar, La Dinastía, El Siglo Futuro y La Vanguardia, me ha sido imposible encontrar ni un solo movimiento del buque, lo que me lleva a suponer que nuestro barco no se mueve del Ferrol y de sus aledaños en el transcurso de este año. Es sintomático, además, el hecho de que el Destructor no participara en los actos conmemorativos del IV Centenario del Descubrimiento de América celebrados en septiembre en Génova (Pelayo, Reina Regente, Alfonso XII, Vitoria y Temerario), ni los celebrados en octubre en aguas de Huelva. Desconozco las causas de este enorme parón en la vida marinera de nuestro buque, parón que como veremos más adelante se prolongaría hasta agosto del año siguiente.

Una noticia acerca de la visita de SS.MM. los Infantes de España, D. Antonio y Dña. Eulalia a la Coruña (en el vapor Reina Cristina), y publicada por La Época el 22 de abril de 1893, nos sitúa al Destructor en el puerto de esta ciudad gallega el día 21. A las nueve de la mañana entraba el Reina Cristina en el puerto de la Coruña, detrás venía el Destructor, conduciendo al capitán general del Departamento, que salió del Ferrol cuando el vigía avistó al vapor. El castillo de San Antón saludo con las salvas de ordenanza, siendo estas contestadas por nuestro buque. El Destructor pone rumbo al Ferrol ese mismo día a las cuatro de la tarde.

Con fecha 23 de agosto el periódico El Imparcial informa que el crucero Reina Mercedes, fondeado en Cartagena, ha recibido órdenes de incorporarse a la Escuadra. Lo propio harán el Destructor (desconozco la fecha exacta de la llegada del buque a Cartagena) y los torpederos de Cartagena y Cádiz. Informa asimismo que, durante el mes de septiembre harán maniobras sobre Portman y Escombreras, simulando en este punto un desembarco para atacar Cartagena. Las maniobras seguirán sobre Cartagena y Santa Pola, haciéndose toda clase de ejercicios de fuego y marinería y durarán hasta los últimos días de septiembre. En octubre la Escuadra recorrerá los principales puertos del Mediterráneo, disolviéndose luego en donde ordene el Gobierno para carenar y limpiar los buques y estar en situación económica, pero dispuestos para salir a la mar.

La Época, 3 de septiembre de 1893.

<<Maniobras Navales.- En breve se enviarán al jefe de la Escuadra de Instrucción de Cartagena las ordenes relativas a las próximas maniobras navales.

Compondrán aquélla el acorazado Pelayo, los cruceros Reina Regente, Alfonso XII, Reina Mercedes e Isla de Luzón, el caza torpedero Destructor, los torpederos Habana, Barceló y cuatro de Cartagena, que se habilitaran en seguida. Las maniobras se verificarán este mes entre los cabos de Gata y San Antonio, con limitación hacia el sur.

La instrucción se dividirá en períodos de seis u ocho días.

Constituirán el primer ejercicio para divisiones:

1º.- Maniobras de táctica.
2º.- Ejercicios de combate entre dos divisiones.
3º.- Armamento de embarcaciones menores y ataque a fuertes de la costa.

Las maniobras terminarán con un desembarco general y una revista>>.

El Imparcial, con fecha 7 de septiembre, es bastante más detallista con respecto al objeto de las maniobras programadas:

<<Maniobras de la Escuadra de Instrucción en el Mediterráneo.- Se conocen ya noticias más completas sobre las maniobras que va a efectuar en el Mediterráneo la Escuadra de Instrucción, de la que será buque insignia el acorazado Pelayo.

Según noticias de La Época, abastecidos los buques de la Escuadra de lo necesario para emprender las operaciones, como si fueran efectivas de guerra, fijará el comandante general la distribución, los movimientos y las combinaciones de las fuerzas que han de estar a su mando, preparándolas del modo más conveniente para el desarrollo de las ideas tácticas, militares y marineras que constituyan el plan de estos ejercicios.

El mar de maniobras será el comprendido entre los meridianos de los Cabos de Gata y San Antonio, con la limitación hacia el Sur que juzgue oportuna el general de la Escuadra, a cuyo arbitrio quedan muchos detalles. Los períodos de instrucción durarán seis u ocho días.

En el primero determinará cada buque el diámetro táctico; la duración del giro a diferentes ángulos de timón y con las varias combinaciones de movimientos de las hélices; el tiempo invertido en cambios de timón y de marcha; la duración de su salida, después de parar y ciar; los coeficientes de marcha y giro y demás elementos de este género, de imprescindible conocimiento para asegurar el acierto en el manejo de los buques.

Constituirán el segundo período maniobras de táctica, órdenes de navegación, marcha y evoluciones, ejercicios de señales de día y noche, comprobando los ensayos con el proyecto de Código Perea, servicio de exploración y reconocimiento, ya fondeados, ya en movimiento, y distribución de torpederos en una fuerza naval como auxiliares de los buques de combate.

En el tercer período se harán ejercicios y maniobras de combate simulándolo entre dos divisiones independientes y enemigas con ataque y sorpresa por torpederos en puertos y en la mar, servicio de vigilancia y precauciones contra esta agresión, respetándose en ello las iniciativas de los ejecutores dentro de las instrucciones que al efecto dicte el comandante general, y disparo de dos torpedos por buque.

En el cuarto período se procederá al armamento de embarcaciones menores, al ataque simulado a fortificaciones de la costa, y a desembarcar en aquellos parajes que se consideren más apropiados.

Las operaciones terminarán con un desembarco general en el sitio que oportunamente se designe, y la revista que en tierra pasará a todas las fuerzas de desembarco el comandante general de la Escuadra>>.

El 17 de septiembre, a las ocho de la mañana, el acorazado Pelayo (en el puerto de Cartagena) hacia señales a los torpederos y al Destructor de “levar y ponerse en movimiento”; minutos después se ordenaba lo mismo al resto de la Escuadra: Reina Regente, Reina Mercedes, Alfonso XII e Isla de Luzón, los cuales simultáneamente abandonaron el fondeadero; pero el Reina Mercedes, no pudiendo dar atrás con su máquina y necesitando hacer cabeza, dio fondo a una de sus anclas izando la señal de “avería en la maquina, desarreglo en las expansiones”.

Dos horas tardó en remediar su avería, haciéndose en seguida a la mar y siguiéndole el Pelayo; ambos fueron a reunirse con los otros que se encontraban en la boca del puerto esperándoles. La insignia hizo señal de “línea de fila, orden natural”, y cada buque maniobró para tomar su puesto.

El 18 de septiembre la Escuadra fondea en Santa Pola, la componen los siguientes buques: Pelayo (insignia del contralmirante D. Zoilo Sánchez Ocaña), Reina Regente, Reina Mercedes, Alfonso XII, Isla de Cuba, Destructor, Habana y Barceló (varios periódicos señalan esta lista añadiendo: “y otros”. Desconozco que buques son estos “otros”). En la travesía hallaron una fuerte marejada, de la que se defendieron muy bien los torpederos. La Escuadra formó en dos columnas durante la navegación desde Cartagena, haciendo diversos ejercicios.

El 26 de septiembre el periódico La Época nos informa de cómo se van desarrollando las maniobras:

<<Las Maniobras de la Escuadra de Instrucción.- Continúa nuestra Escuadra practicando maniobras, teniendo como base de las operaciones Santa Pola.

Compónese de dos divisiones, formando la primera el acorazado Pelayo, cruceros Alfonso XII, Isla de Cuba y los torpederos Barceló y Rigel, y la segunda los cruceros Reina Regente, Reina Mercedes, el cazatorpederos Destructor y los torpederos Habana y Ariete, con un personal de 2.500 hombres, 100 cañones, 40 de tiro rápido y 10 de desembarco, y 24.000 toneladas de desplazamiento. La manda el contralmirante Sr. Sánchez Ocaña.

En esta semana han practicado los buques el primer período de las maniobras, el cual consiste en la determinación de velocidad, giro y diámetro táctico, datos importantes, no sólo para evolucionar con rapidez, aprovechando el mayor gobierno de los barcos, sino también para atacar con el espolón y utilizar con ventaja la artillería y los torpedos.

Por la noche se han dedicado a practicar ejercicios de señales, zafarranchos de combate e incendio, descubiertas y rondas para la vigilancia de la Escuadra. Todos los buques, dotados de los adelantos hasta hoy conocidos, pueden presentar unas 30 embarcaciones menores artilladas con cañones Hochkiss y Hontoria y ametralladoras Nordenfelt, todo lo cual es indispensable para batir y proteger el desembarco en una costa enemiga.

Respecto a la marcha, la de todos los buques es superior a las 15 millas, y el de mayor velocidad, el Destructor alcanza las 23.

La división de torpederos salió el viernes de Santa Pola evolucionando y navegando en línea de fila, orden natural, distancia un cable, con una velocidad de 14 millas, hacia Alicante, a la vista de cuyo puerto se hicieron las señales de activar los fuegos, prepararse para salir, levar, apique y ponerse en movimiento.

En Alicante la oficialidad de la Escuadra ha sido objeto de grandes atenciones>>.

La Campaña de Melilla.

La Época, 5 de octubre de 1893.

<<La Escuadra de Instrucción.- En la ensenada de Escombreras (Cartagena) se han verificado interesantes ejercicios de ataque y sorpresa de dos torpederos a la Escuadra, hallándose ésta fondeada.

Comenzaron al anochecer.

Los torpederos, apoyados por el Destructor, trataron de sorprender a los buques. Estos se hallaban en zafarrancho de combate, con luces eléctricas, botes de ronda y todas las debidas precauciones militares.

A pesar de la constancia y de la habilidad desplegadas por los torpederos, fueron siempre vistos y rechazados con fusilería, ametralladoras y cañones de tiro rápido.

Solamente en dos ocasiones hicieron los torpederos la señal convenida de lanzar torpedos.

Los ejercicios se suspendieron a las nueve de la noche, por la claridad de la luna, que hacía imposible toda sorpresa>>.

El 8 de octubre, el periódico La Época se hace eco de la sugerencia de un colega, en el sentido de enviar al Destructor a las aguas de Melilla, pues marchando a razón de 23 millas por hora, recorrería en menos de cinco la distancia entre la plaza y Málaga y traería los necesarios informes en tanto se compone el cable.

El 9 de octubre la Escuadra zarpa de Alicante con rumbo sur. Gravísimos incidentes en Melilla, obligan al gobierno a enviar a la costa africana a nuestros barcos. Forman la Escuadra el Pelayo, los cruceros Reina Regente, Alfonso XII, Reina Mercedes, Isla de Cuba y el caza torpedero Destructor. Ese mismo día la Escuadra fondea en Cartagena, donde se proveerá de combustible, agua y todo lo necesario. Los torpederos que han tomado parte en las maniobras navales se quedaran en Cartagena.

La Correspondencia de España, 11 de octubre de 1893.

<<Los torpederos que han tomado parte en las maniobras navales se quedarán en Cartagena. Los buques Pelayo, Regente, Alfonso XII, Mercedes, Cuba y Destructor son los que van a la costa africana, recalando sobre las islas Chafarinas y arranchando la costa rifeña a la menor distancia hasta llegar a Melilla.

Delante de dicha plaza aguantarán o fondearan los barcos para comunicar con el gobernador militar de la misma y prestar allí el servicio que sea necesario.

El crucero Conde de Venadito sostendrá la comunicación entre Melilla y la Escuadra, mientras esta se halle en aguas del estrecho.

La Escuadra se hará presente en Alhucemas y Gomera, llegando hasta la altura de Ceuta desde donde se dirigirá a la bahía de Algeciras, permaneciendo en este último punto a la expectativa de nuevas órdenes.

Cualquier agresión que se haga a los buques desde la costa africana, será severamente castigada hasta lograr la eficacia de la represión>>.

El 11 de octubre fondean en Almería los cruceros Reina Mercedes e Isla de Cuba, acompañados por el Destructor, en este puerto se repostaran de carbón y víveres. El 13 de octubre, los tres buques zarpan de Almería poniendo rumbo a Algeciras. El 14, el Destructor fondea en Melilla, donde su comandante bajó a tierra y conferencio con el general Margallo. El 24 de octubre, El Imparcial señala que nuestro barco ha sufrido ligeras averías que está reparando en Gibraltar.

El día 28 de octubre, el periódico La Época informa que se está censurando duramente al ministro de Marina por su ineptitud y falta de previsión, pues debió apostar antes en las aguas de Melilla al caza torpedero Destructor, cuya marcha podrá establecer rápidas comunicaciones con la Península siempre que se interrumpa el cable.

El Siglo Futuro, 6 de noviembre de 1893.

<<Para evitar en adelante la carencia de agua en Melilla y su campo, el general Pasquín está dispuesto a que los buques de la Escuadra dediquen sus excelentes destiladores Normandy a preparar el agua para la guarnición y los habitantes de la plaza.

Como el Pelayo puede producir diariamente 72.000 litros, otros tantos el Reina Regente, el Alfonso XII y el Reina Cristina; 50.000 el Venadito, el Luzón e Isla de Cuba; 24.000 la Gerona, el Destructor y cada uno de los torpederos, resulta que, en total, se pueden facilitar diariamente a la plaza más de 800.000 litros de agua igual a la que beben las dotaciones de nuestros buques>>.

<<En vista de las circunstancias que presentan las operaciones de Melilla, el señor ministro de Marina ha dispuesto –según dice un periódico de la noche- formar una escuadrilla para las operaciones de Melilla, que se compondrá de los buques Conde de Venadito, Isla de Cuba, Isla de Luzón, Marqués de la Ensenada, Marqués de Molins y Destructor, que irán mandados por el inteligente y bravo comandante del Venadito, Sr. Díaz Moreu.

Es acertada la formación de esta escuadrilla, pues siendo sus buques de poco calado, les será fácil recorrer toda la costa y hacer fuego al enemigo con poca exposición y gran acierto>>.

El 26 de noviembre, el comandante de Marina de Cádiz informa que ha llegado el Destructor a las tres y quince minutos, procedente de Algeciras, de cuyo puerto salió a las ocho y treinta de la mañana. El 27 el buque es visitado por el general Gobernador de la plaza Sr. Fernández Rodas y por el capitán del puerto; ambos son recibidos por el comandante del buque, Sr. Fernández Flores, y por el segundo, Sr. Montero Ríos. El 28 el buque abandona Cádiz (desconozco el destino).

Con esta última noticia es como nos enteramos del nuevo mando del Destructor. Desconozco en qué fecha se produjo el relevo del Sr. Joaquín Barriere.

El 5 de diciembre el Destructor y el cañonero Toledo zarpan de Algeciras, fondeando en Cádiz ese mismo día. El 6 de diciembre nuestro buque pasa al Arsenal. Con esta última fecha señalada S.M. la Reina firmo el Real Decreto por el que se cambia la denominación de la “Escuadra de Instrucción” por la de “Escuadra de Operaciones de la costa africana”.

La Época, el 7 de diciembre, informa que el Destructor que se hallaba fondeado en la bahía de Cádiz, ha pasado al Arsenal de la Carraca, y dice textualmente: “donde le serán cambiadas las calderas”, sin señalar cuál es la fuente. Esta noticia es corroborada por El Imparcial en la misma fecha, pero sin señalar tampoco ninguna fuente solvente, el periódico se limita a señalar: “según se dice, le cambiaran las calderas”.

Con respecto a la última noticia, es de suponer que lo de “cambiar las calderas” se trata de un error, que como mucho sería hacerlas un recorrido. El mismo periódico, con fecha 10 de diciembre, informa que este mismo día se ha constituido en aguas de Melilla la Escuadra de Operaciones que ha de cruzar en aquéllas al mando del Sr. Díaz Moreu, comandante del crucero Conde de Venadito, compuesta de este buque, del de igual clase Isla de Cuba, del caza torpedero Destructor y de los cañoneros Cuervo y Temerario.

Con esta discretísima (por decir alguna cosa) participación en la Campaña de Melilla finaliza el Destructor su séptimo año de vida marinera.


Próximo capítulo: años 1894-1895.

Desde el LAGO ESPAÑOL.

Un saludo.