Don Angel Riva Suardiaz

Cruz Laureada de San Fernando concedida por Orden de 15 de enero de 1947 (D. O. núm. 16, de 21 de enero de 1947) por los Méritos contraídos el 21 de agosto de 1936 en su actuación en la defensa del Cuartel de Simancas

MERITOS:
El Teniente de Navío D. Angel Riva Suardíaz, que al iniciarse el Movimiento Nacional se encontraba en situación de supernumerario en Gijón, se presentó voluntariamente al Coronel del Regimiento de Infantería Simancas núm. 40, Comandante Militar de aquella plaza, el 19 de julio de 1936, tan pronto como oyó en la calle rumores de que las turbas asaltarían el edificio en que se hallaba dicho Cuerpo, del cual fue nombrado Oficial. Durante los treinta y tres días que duró el asedio, ocupó los puestos de mayor peligro, contribuyendo notablemente a organizar la defensa y mantener elevada la moral de la tropa con su ejemplar conducta, y tanto por su labor infatigable como por su valor a toda prueba, recibió en varias ocasiones las felicitaciones de la Superioridad. El 20 de agosto fue designado para el mando de los dos únicos cañones de 75 milímetros que existían en el cuartel. Ante un fuerte ataque enemigo desencadenado al día siguiente, con tres cañones de 75, cuatro de 105 y ocho de 155, sostuvo eficazmente el fuego de sus dos piezas, consiguiendo no entrara en acción uno de los cañones de 105, que el adversario había situado en excelente posición, a unos doscientos metros. Dos horas después, una explosión inutilizó uno de los cañones propios, al mismo tiempo que dejaba fuera de combate a todos sus sirvientes. Ante la presencia de la aviación enemiga, que no sólo comenzó a bombardear el edificio, sino también a arrojar líquidos inflamables, el mando de la defensa ordenó el toque de retirada al refugio, más antes de cumplir esta orden y con objeto de evitar la destrucción de la única pieza utilizable, el Teniente de Navío Riva Suardíaz la retiró al pasillo interior del primer piso y luego a la planta baja, así como las municiones. Hacia las nueve horas de ese mismo día se produjo un violento incendio en la armadura del tejado, cayendo encendidas las tejas y haciéndose irrespirable la atmósfera en los pisos, que fueron evacuados a medida que el incendio avanzaba. En tan críticas circunstancias, el Teniente de Navío Riva Suardíaz, con tres voluntarios, volvió a subir el cañón disponible al primer piso, ya evacuado, y aprovechando los escombros para resguardarse del fuego logró, yendo a rastras, llevarlo a su anterior asentamiento. Pronto el cañón de 105 enemigo quedó reducido al silencio. Cuando los escasos supervivientes comprendieron que la rendición del cuartel era irremediable, el Teniente de Navío Riva Suardíaz, decidió inutilizar su cañón; para ello volvió a retirarlo al pasillo, con los tres voluntarios que le acompañaban, destruyendo el cierre. Agotadas las municiones e inutilizadas las dos piezas, fue a dar cuenta de ello al Jefe de la defensa, que le felicitó de nuevo por su heroica actuación, y al regresar por el patio exterior del Cuartel, que estaba completamente batido, cayó herido por la explosión de una granada enemiga.


Saludos
Abd

Bibliografía y Fuentes:
Galería Militar Contemporánea – Servicio Histórico Militar 1970

Complementando.

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Un saludo.