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Alambique de agua potable 1790

Entre los meses de julio-septiembre el capitán de navío don Tomás Geraldino y Geraldino, fue el primero en dar el paso para solucionar el gran problema de la falta de agua potable en los buques; inventó una cocina de hierro con ventilador y alambique consiguiendo que el agua de mar fuera aceptada por el cuerpo humano.

Por Real orden del 8 de enero de 1790, se dispuso que éste mecanismo fuera instalado en todos los buques de la Real Armada, aunque no fue todo lo eficaz que se hubiera deseado, pero en parte sí paliaba el gran problema.



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El problema del agua potable extraída del mar no era por falta de conocer el uso y propiedades del alambique, sino de la falta de combustible necesario para hacer hervir esta. La leña ocupaba espacio.

Hasta en los destructores de la Segunda Guerra Mundial , si era preciso mantener las cuatro calderas encendidas, había restricciones de agua.

¿No consta en la historia naval algún sencillo e ingenioso utensilio para desalar agua aprovechando el calor del sol, aunque fuera lógicamente con una producción reducida? Por ejemplo por condensación sobre un cristal.

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Hemos de tener en cuenta la gran aglomeración humana por centímetro cúbico que había en esos barcos de vela, hasta llegar al cliper, que como proyecto mercante, era el menos poblado.

Hablamos fácilmente de 700 almas en un navío de 60 metros eslora y 3000 Tm desplazamiento.

El rendimiento de la condensación solar no pasa de 300 cc día por persona y con mucho espacio que no había, bajo un sol de justicia, siendo optimistas.

Otra cosa es que en aquellos navíos se embarcase más ron y vino que agua, literalmente.