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 La Hermandad de las Marismas. 
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Coincidiendo con la estancia de Pero Niño en la Corte y el nacimiento del heredero del trono de Castilla, el futuro Juan II, en marzo de 1405, llegaron ante el rey castellano embajadores del rey de Francia, Carlos VI, solicitando ayuda de naves y “gente de armas” para proseguir la guerra contra Enrique IV de Inglaterra. Concedida la ayuda, mando Enrique III que se armasen galeras en Sevilla, pero como su puesta a punto se demoraba, mandó entonces que se armasen tres galeras en Santander, cuyo mando otorgó a Pero Niño. Mando también que se armasen naos en todos los puertos de la Hermandad, que puso bajo las órdenes del vizcaíno Martín Ruiz de Avendaño, y que se concentrasen todas ellas en Santoña. Ambos capitanes recibieron instrucciones de operar juntos y apoyarse.

Llegó Pero Niño a Santander y encontró las tres galeras preparadas; nos lo cuenta El Victorial: <<falló las galeras armadas, é con buenos mareantes é remeros, los mejores que pudieron ser ávidos. E mandó venir gente de la tierra, é escogió los mejores ballesteros, é buenos
omes que él pudo aver, segund el fecho donde iba, é pagó bien toda su gente. E fizo patrones de sus galeras: la una dio á Fernando Niño, su primo; é la otra dio á Gonzalo Gutiérrez de la Calleja, un buen caballero de aquella tierra: ca Pero Niño era grand señor natural de aquella tierra, de la Casa de la Vega, de parte de su madre.>> Se refiere este pasaje a que Pero Niño pertenecía a una de las familias más poderosas e influyentes de la tierra de Cantabria por parte de su madre, Inés Lasso de la Vega, pariente y descendiente de los Garcilaso o Garcilasso de la Vega, cuyo solar se asentaba en una torre en la vega del río Besaya: Torrelavega.

Partieron finalmente las tres galeras de Santander hacia Santoña para reunirse con la flota de naos de Martín Ruiz de Avendaño, pero como aun no habían llegado todas las que se armaron, Pero Niño tomó la decisión de proseguir por su cuenta, acordando con el otro capitán castellano reunirse en el puerto de La Rochelle. Prosiguieron entonces las galeras costeando el litoral cantábrico hasta el puerto de Pasajes, donde aguardaron hasta que soplasen vientos favorables que les permitiesen navegar con rumbo norte. Llegados éstos, zarparon las tres galeras hacia su destino francés, arribando en abril de1405 tras cinco días de dura navegación por el constante cambio de la dirección del viento.


06 Jul 2008 18:00
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Recibido Pero Niño en La Rochelle por el Condestable de Francia, Charles de Lebret, se dispuso a aguardar la llegada de la escuadra de naos de Castilla para iniciar una campaña contra las costas inglesas. Tras varios días sin tener noticias de esta escuadra y después de tener un consejo con los principales caballeros franceses, se decidió remontar el río Gironda y llegar ante la ciudad de Burdeos, en manos inglesas, para apresar a cuantas naves enemigas encontrasen en su camino.

Zarparon las galeras castellanas de La Rochelle haciendo escalas en la villa de Royan (en la desembocadura del Gironda) y en el puesto fortificado de Talamon (Talmont-sur-Gironde) donde algunos caballeros franceses embarcaron en las galeras, así como se unieron a la expedición dos chalupas ligeras con arqueros y ballesteros franceses. Para no ser detectados por los ingleses, partieron de Talamon durante la noche ayudados por la subida de la marea.

Al amanecer divisan Burdeos, desembarcando en la ribera para saquear en incendiar cuanto pudiesen, tomando ganado y capturando prisioneros. Llegando cerca de la ciudad son descubiertos por las naves que allí hay fondeadas, haciéndose todas a la vela tratando de huir. Al mismo tiempo, numerosas chalupas y bateles con gente de armas salen de entre las naves lanzando saetas y truenos sobre la flotilla combinada. Como las naves enemigas estaban demasiado cerca de la ciudad, se hacía muy peligroso el asalto a las mismas, pues estaban cubiertas por los defensores de sus murallas y torres. Pero habiendo descubierto unos palacetes o casas nobles a las afueras de Burdeos, ordena Pero Niño que unos cuantos hombres desembarquen para prenderles fuego. Entonces sale de la ciudad mucha gente de armas a pie y a caballo para defenderlos, más no pueden llegar a tiempo y los aliados vuelven a embarcar. Seguidamente, la flotilla desembarca en la ribera opuesta y el capitán castellano vuelve a ordenar saquear e incendiar todo lo que encontrasen a su paso.


06 Jul 2008 23:56
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El capitán castellano quisiera estar unos cuantos días más por el río Gironda atacando posesiones enemigas, pero la llegada de noticias sobre la aproximación de una flota inglesa hace decidir a los aliados abandonar la zona y salir a mar abierto, por lo que esa misma noche emprenden el regreso a Talamon. Habiendo bogado durante toda la noche con el viento en contra, al amanecer, divisando ya la desembocadura del Gironda, el viento se torna más fuerte, al tiempo que sorprende a las galeras castellanas la subida de la marea. Tras dos horas de esfuerzo “contra viento y marea”, en la que una de las galeras llega a quedar de través, la flotilla alcanza la desembocadura y pone rumbo a La Rochelle.

Estando en esta ciudad, arribó un caballero francés llamado Charles de Savoisy que traía dos galeras de su propiedad construidas en Marsella y el cual conocía las hazañas y reputación de Pero Niño, así como éste conocía la del francés. Ambos capitanes acordaron entonces operar juntos y hostigar las costas de Inglaterra, por lo que Pero Niño sugirió navegar directos hacia el cabo de Uxente (isla de Ouessant) y entrar en el Canal de la Mancha, a lo que el capitán francés y sus patrones aconsejaron que sería más seguro ir costeando hasta allí. Como por entonces Pero Niño había recibido noticias de la presencia de la flota de naos de Castilla en el puerto de Brest, accedió a la petición de los franceses. El capitán francés había nombrado al castellano comandante de la flotilla combinada, por lo que le pidió que colocase en su galera el fanal de capitana.

Zarparon de La Rochelle los aliados y costeando el litoral por Olona (Sables d´Olonne), Lairon (desembocadura del Loira) y la villa de Garranca (Guérande) pasaron entre Bellaisla (Belle-Ile) y la costa bretona hasta arribar a Brest. En este puerto hallaron la flota de Martín Ruiz de Avendaño, la cual se componía de 40 naos, entre mercantes y de guerra, pues había aprovechado la expedición hacia el norte para escoltar a sueldo a unas naos mercantes que se dirigían a Bretaña, motivo por el que no se reunió con Pero Niño en La Rochelle como habían acordado. Al comunicar el capitán castellano y el francés sus intenciones a Ruiz de Avendaño, éste mostró su rechazo, pues prefería seguir sacando ganancia de la escolta a los mercantes, por lo que Pero Niño se lo recriminó enérgicamente.


08 Jul 2008 00:51
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Llegada la noche después de la reunión con Ruiz de Avendaño, a primera hora, Pero Niño y Charles de Savoisy zarparon de Brest con las cinco galeras. Navegaron con buen tiempo al noroeste hasta la tarde, cuando se encontraron con un fuerte viento en contra. El capitán castellano, al observar que el patrón de su galera se encontraba muy preocupado le preguntó el motivo, a lo que el segundo respondió que con el mal tiempo y el viento en contra que soplaba sería muy difícil llegar a Inglaterra, por lo que aconsejaba regresar. Pero Niño llamó entonces a consejo al resto de patrones y pilotos de la flotilla para conocer su opinión y finalmente acordaron seguir intentando llegar a las costas de Inglaterra mientras hubiese alguna posibilidad, pero con el propósito de regresar a Francia si la travesía se hacía imposible.

Pero el viento se tornó en tormenta y, al anochecer, toda la flotilla se encontraba desperdigada sin contacto visual unas galeras con otras. La de Pero Niño pasó casi toda la noche a la orza (proa al viento) hasta que quedaron de través, soportando entonces la galera los embates de grandes olas <<que la querían facer pedazos>>. Al amanecer divisaron a lo lejos una de las galeras, pero no aparecía tierra por ninguna parte, por lo que iniciaron el regreso a Francia. A medio día pudieron divisar algún campanario de iglesia francés, ya que la costa de la zona donde fueron a parar era muy llana y baja. A media tarde calmó el viento y ya pudieron largar velas hasta que al fin llegaron a una isla que llamaban Barbarac (Abrevack, actual Wrac´h, frente a Landéda), en donde fondearon. Al anochecer llegó una de las galeras francesas, la que habían divisado por la mañana. Durante las dos semanas siguientes fueron llegando una a una el resto de las galeras de la flotilla después de haber estado buscando a la galera de Pero Niño por varios puertos de Bretaña.


09 Jul 2008 23:37
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Después de haber reparado los desperfectos de las naves, avituallarse y descansar las tripulaciones, la flotilla combinada esperó a tener buen tiempo y volvió a partir con rumbo a las costas de Inglaterra, a donde llegó tras un día y una noche de navegación. Tras recorrer parte de una costa deshabitada recalaron en una bahía (Carbis) donde se encontraban muchas naves de pesca, por lo que abordaron algunas de ellas para obtener información del lugar donde se encontraban. Por éstos, los aliados supieron que se encontraban en las costas del ducado de Cornualles.

En la bahía se encontraba una ría (Hayle) por la que, una vez comenzada la subida de la marea, la flotilla remontó hasta situarse frente a una población decercada (sin muralla) que llamaban Chita (Lelant) y que podría <<aver fasta trescientos vecinos>> (casas). Pero Niño ordena desembarcar a toda la gente y les forma en orden de batalla, poniendo una primera línea pavesada (con escudos altos), una segunda de ballesteros y el resto detrás, trabándose seguidamente combate con los habitantes del lugar hasta que logran ponerlos en fuga. Entonces, el capitán castellano ordena que los galeotes entren en la población escoltados por los ballesteros para saquearla, mientras que el resto permanece en formación por si se presentan refuerzos enemigos. Una vez reunido el botín, el capitán ordena que se prenda fuego a toda la población, reembarcando toda la gente seguidamente, habiendo transcurrido tres horas desde que comenzase la acción.

La flotilla captura dos naves que estaban fondeadas allí mismo y, como empezaba a bajar la marea, zarpa hacia la desembocadura, siendo hostigada por numerosos enemigos apostados en la ribera opuesta. Esa misma noche Pero Niño dota de tripulación a las dos naves capturadas y las envía al puerto francés de Araflor (Harfleur / Honfleur, en la desembocadura del Sena).


12 Jul 2008 20:46
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Los dos capitanes acordaron ir costeando el litoral adentrándose cada vez más en el Canal de La Mancha y recalaron primeramente frente a la playa de una villa llamada Falmua (Falmouth) en donde detectaron la presencia de numerosa gente de armas y arqueros que acudían de otras partes para defender la costa de la incursión franco-castellana. Aquí tuvo Pero Niño sus primeras desavenencias con Charles de Savoisy, pues mientras que el castellano quería desembarcar y enfrentarse al enemigo aduciendo la escasez de agua potable en la flotilla, el francés se oponía por considerarse en inferioridad numérica.

Partió entonces la flotilla con rumbo este hasta llegar hasta una bahía donde se encontraba una villa llamada Plamua (Plymouth). A esta bahía desembocaban dos rías, y una de ellas tenía un puente de barcas en cuya cercanía fondeaban varias naves enemigas, por lo que las galeras aliadas remontan dicha ría con la intención de capturar o incendiar cuantas naves pudiesen. Pero desde la villa les lanzan tal cantidad de truenos que no tienen más remedio que virar en redondo y abandonar el lugar.

Sigue la flotilla con rumbo este hasta doblar la punta Start y entrar en el golfo de Casquete (bahía de Lyme), bordeándolo completamente hasta recalar en una isla que llamaban Porlan (Portland). Esta isla tenía acantilados en todo su perímetro menos en la parte que daba a Inglaterra, en la que existía un largo arenal o tómbolo (Chesil Beach) que la comunicaba con tierra firme pero que quedaba cubierto por las aguas cuando subía la marea. Había en esta isla una población de <<fasta doscientos vecinos>>.

La flotilla rodea la isla y fondea en la bahía que hay en el lado norte, al lado del arenal. El capitán castellano ordena que algunos de sus hombres con la bandera se internen en la isla y tomen todo el ganado que puedan. El capitán francés hace otro tanto mientras que los dos juntos, con el resto de sus hombres, se apostan en el arenal para proteger el reembarque de los asaltantes, pues ya se estaban concentrando los enemigos en la tierra firme esperando a que bajase la marea y poder pasar a la isla. Los pocos y mal armados habitantes de ésta, después de una corta resistencia a la invasión, huyen y se refugian en unas cuevas situadas en el extremo opuesto de la isla, de difícil acceso. Cuando suenan las trompetas llamando a retirada al destacamento asaltante, los franceses integrantes de éste empiezan a quemar las casas, a lo que se oponen los castellanos por las órdenes recibidas de su capitán Pero Niño, argumentando que los habitantes de la isla son pobres.

Cuando el destacamento asaltante, de regreso a las galeras, llega a las alturas de la isla, observa que fuerzas inglesas ya han atravesado el arenal con la bajamar y han trabado combate con el resto de la expedición. Como en la zona donde se encuentra éste el arenal tiene unos doscientos metros de anchura, no pueden evitar que algunos enemigos se internen en la isla para defender a sus habitantes. Al comprobar la situación, los franceses del destacamento se unen a sus compañeros mientras que los castellanos se ordenan en formación y arremeten contra los enemigos haciéndolos retroceder hasta donde se libra la batalla principal. Reunidas todas las fuerzas castellanas y su bandera, Pero Niño las forma como de costumbre en tres líneas para socorrer a sus aliados franceses que están siendo superados por un número cada vez mayor de enemigos, logrando contener a estos últimos hasta que, por la nueva subida de la marea, los ingleses no tienen más remedio que ir retrocediendo a tierra firme para no quedar aislados, librándose entonces la batalla a base de descargas de flechas y saetas entre los contendientes hasta que llega la noche, cuando los aliados reembarcan en las galeras para curar a los heridos y descansar.


13 Jul 2008 21:31
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Zarpó nuevamente la flotilla combinada con rumbo este costeando el litoral y haciendo incursiones en tierra para abastecerse de leña, agua y alimentos, tomando el ganado que veían y saqueando pequeños poblados y granjas. Por una de estas incursiones se enteró Pero Niño que la villa de Pola (Poole) se hallaba cerca, y él sabía que ésta era la base del famoso corsario inglés Arripay (Harry Paye), el cual había realizado numerosos ataques en las costas de Francia y Castilla, por lo que toma la decisión de dirigirse a esa población con la intención de capturar al molesto corsario inglés.

Al alba de un día de finales de septiembre de 1405 la flotilla combinada se presenta delante de la villa de Poole, en la bahía del mismo nombre. Después de estudiar la situación, Charles de Savoisy desaconseja el desembarco argumentando la existencia de bajíos en la rada interior del puerto, lo que dificultaría la aproximación de las galeras a la costa para fondear y permitir un desembarco y posterior reembarque rápido y seguro, además de haber detectado la presencia de numerosa <<gente de armas é de frecheros>>. Pero Niño le propone entonces efectuar el desembarco en los cópanos (chalupas o botes), pero aun así el francés se niega rotundamente a que sus hombres pongan pie a tierra. El capitán castellano, decidido a arrasar la base del audaz corsario y osado enemigo de su rey Enrique III, ordena armarse a parte de sus hombres y los envía a tierra.

Al no estar la villa protegida con muralla, el destacamento castellano no tiene ninguna dificultad en entrar en ella y empezar a ponerla fuego, pero cuando gran parte de la misma se hallaba ardiendo, una fuerza enemiga superior en número acude al lugar y traba combate con los asaltantes, por lo que éstos no tienen más remedio que ir replegándose ordenadamente hacia el lugar de reembarque. Pero Niño, al darse cuenta de la situación tan comprometida de sus hombres, envía a su primo Fernando Niño con otro destacamento y la bandera con las instrucciones de rechazar el contraataque enemigo y terminar de quemar la villa sin perder nada de tiempo en conseguir botín. Desembarcado este segundo contingente y socorriendo al primero, consiguen el primer objetivo y vuelven a la villa para terminar el trabajo, quedando la bandera a las afueras, bien custodiada.


16 Jul 2008 23:31
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Al cabo de poco más de una hora toda la villa ya se halla ardiendo menos un vistoso gran edificio en el que se han parapetado los restos de la fuerza enemiga que trató de rechazar el ataque castellano. Estos últimos no dudan en asaltar el improvisado baluarte hasta que consiguen forzar un paso al interior del mismo, huyendo entonces los defensores ingleses por la parte posterior. Una vez dentro, los castellanos comprueban que el edificio se trata de un almacén naval, en donde encuentran todo tipo de equipamiento y repuestos para armar naves en guerra, desde armas individuales y lombardas hasta jarcias y velas. Cargando con todo el material que pueden, ponen fuego al edificio e inician el regreso a las galeras, siendo hostigados en todo momento por los restos de los defensores de la villa.

Llegado el destacamento castellano a la zona de reembarque e iniciado el mismo, se presenta un contingente enemigo compuesto de jinetes, infantes y arqueros, poniendo pie a tierra los primeros y formando todos juntos en orden de batalla. Esta fuerza viene provista con puertas de las casas de la villa de Poole, a las que han sujetado tablones o maderos a modo de soporte para mantener a éstas casi verticales. El motivo de la utilización de estos improvisados parapetos se debe al temor de los ingleses ante la eficacia de los ballesteros castellanos.

El contingente inglés, que ha formado sus filas en una posición elevada con respecto a los castellanos, inicia el combate con descargas de flechas mientras que los infantes avanzan y sitúan sus parapetos portátiles a tiro de ballesta castellana… <<é pusieronse tan á cerca, que bien veria el ome el que era bermejo ó negro dellos>>. Mientras se suceden las descargas de los arqueros ingleses, sus infantes hostigan a los castellanos con armas arrojadizas haciendo salidas desde los parapetos. Sus intenciones son que los ballesteros castellanos agoten sus provisiones de saetas para llegar al cuerpo a cuerpo. Transcurrido un tiempo, muchos de los castellanos se hallan heridos, y los que visten algún tipo de cota se encuentran erizados de flechas.

Desde su galera, Pero Niño, al darse cuenta que el reembarque de sus hombres es imposible dada la situación, desembarca con el resto de tripulantes que quedan con él. El capitán francés Charles de Savoisy, al observar el movimiento del castellano, se prepara al fin con sus hombres para acudir en socorro de su aliado. Una vez llegado a tierra Pero Niño, la hueste castellana recobra los ánimos y el capitán se reúne con su alférez portaestandarte, Gutierre Díez de Games, para darle unas instrucciones muy precisas: Cuando suenen las trompetas deberá avanzar con la bandera sin vacilar ni dudar un momento hacia la formación enemiga. Dicho esto, Pero Niño se pone al frente de su tropa y, a una señal suya, comienzan a sonar las trompetas. Entonces, cuando el alférez inicia el avance hacia la formación enemiga, el capitán castellano, al grito de ¡SANTIAGO!, ¡SANTIAGO!... arrastra a su tropa al asalto de las posiciones inglesas trabándose un combate cuerpo a cuerpo. Tras dura lucha, los castellanos ponen en fuga a los peones enemigos, aunque los caballeros ingleses siguen peleando mientras retroceden. Por entonces, el capitán francés ya está en tierra con sus hombres para asegurar la victoria. Tan rotunda fue ésta que, finalizada la lucha, Pero Niño decide comer en el campo de batalla invitando a los caballeros franceses. El capitán de estos, Charles de Savoisy, aprovecha el momento para pedir disculpas al capitán castellano por su tardanza en sumarse a la lucha, a lo que Pero Niño le escusa diciéndole que en otra ocasión ya lo hará mejor. Durante la batalla perdió la vida un hermano del corsario Arripay luchando valientemente.


18 Jul 2008 00:16
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Terminada la comida, los dos capitanes aliados mandan llamar a consejo a todos los mareantes (patrones, pilotos y cómitres) de la flotilla para conocer su opinión sobre lo siguiente que debe hacer la expedición. Los marinos les aconsejan entonces regresar a invernar a Francia, aduciendo los múltiples desperfectos que tienen las galeras y que ya se encuentran en la estación de otoño, época en la que se producen frecuentes tormentas en el Canal y las incomodidades que sufre la marinería por la adversa climatología. Quedando todos de acuerdo en regresar a Francia, Pero Niño impone antes su deseo de contemplar la capital del enemigo: Londres.

Zarpó entonces la flotilla combinada con rumbo a la capital, pero los marinos franceses, deseosos de regresar a su patria, no queriendo correr más riesgos y conocedores de la ignorancia geográfica de los castellanos en esas costas, dirigen a la expedición por el Estrecho de Solent y remontan un canal (Southampton Water) hasta las proximidades del puerto de Antuna (Southampton), haciendo creer a los castellanos que se trata de un suburbio de Londres y que el canal y el río Itchen forman el río Artamisa (Támesis). Allí hallan fondeada una carraca genovesa a la que abordan, descubriendo que ésta se encuentra desierta y vacía de carga. Como la nave tampoco disponía de velamen, no se la podían llevar, por lo que Pero Niño ordena que la prendan fuego. En eso, llegó un bote con tripulantes genoveses de la carraca, los cuales explicaron al capitán castellano que ellos habían sido abordados y capturados teniendo un salvoconducto del rey de Inglaterra, a quien apelaron para solicitar su devolución y que les fue concedida. Rogaron entonces a Pero Niño, recordándole la amistad y servicio de los genoveses al rey de Castilla, que les dejase su nave, a lo que éste accedió.

Una vez que Pero Niño cree cumplido su deseo de observar Londres, la flotilla da media vuelta y, descendiendo el Canal de Southampton, vuelve a salir al Estrecho de Solent para dirigirse a la cercana isla de Duy (Wight). Fondeadas las galeras en algún lugar de la costa de dicha isla, el capitán castellano ordena desembarcar <<omes escudados>> y ballesteros para reconocer el terreno y las posibilidades de la isla. Pero un numeroso contingente de arqueros salen a su encuentro y les obligan a replegarse hacia la zona de reembarque. Al darse cuenta de la situación desde las galeras, más tripulantes saltan a tierra para socorrer a sus compañeros, pero la llegada continua de más enemigos no deja otra opción que reembarcar y zarpar.


19 Jul 2008 00:51
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Antes de volver a Francia se decidió poner rumbo hacia las islas inglesas del Canal de la Mancha, frente a las costas de Bretaña, así es que la flotilla combinada atravesó el Canal de Blancharte (Blanchart, entre la isla de Alderney y el Cabo La Hague) para dirigirse a las islas mayores y más habitadas. Estas son las de Granasey (Guernsey) y Jarrasuy o Jarsey (Jersey), ambas con abundancia de ganado, por lo que los aliados hicieron allí carnaje sin dañar las propiedades o vidas de sus habitantes… <<é non ficieron otro mal, por quanto es gente pobre, é non facen mal a ninguna gente, nin usan de armas.>> Abastecida la flotilla aliada, ésta puso rumbo al puerto de Araflor (Harfleur) en la costa del ducado de Normandía.

Habiendo llegado a esta villa, las tripulaciones fueron alojadas temporalmente mientras se reparaban los desperfectos en las galeras. En esos días arribó allí la flota de naos de Castilla comandada por Martín Ruiz de Avendaño, a quien Pero Niño volvió a recriminar su comportamiento y asegurándole que informaría de ello al rey castellano. Finalmente, los dos capitanes se despidieron enemistados.

Acordaron Pero Niño y Charles de Savoisy volver a incursionar a las costas de Inglaterra, así es que tras haber reparado las galeras aprovisionaron éstas con todo lo necesario. Esta vez tres balleneres franceses se sumaron a la expedición. Zarpó entonces la flotilla de ocho naves para hacer noche en el Cabo de Caux (Cabo Antifer, al lado de Etretat), largando velas <<al quarto del alva>> y poniendo rumbo a Inglaterra. Pero ya en el Canal de la Mancha se desató una tormenta que dañó el aparejo de alguna de las naves, por lo que se tomó la decisión de retornar a Harfleur.

Aguardó la flotilla aliada muchos días en este puerto por si se presentaba alguna flota inglesa, ya que era habitual que éstos hiciesen incursiones en esa zona, pero al no hacer acto de presencia y debido a las incomodidades que pasaban las tripulaciones en la villa por el frío y la humedad se acordó remontar el curso del Sena e ir a invernar a la ciudad de Ruán. En esta ciudad tenía el rey de Francia unas atarazanas en donde se hallaban fondeadas galeras y tafurcas, que son unas galeras para el transporte de caballos. Desde aquí se viajaba hasta París, río arriba, en barcas y charrúas (especie de falúas o chalupas destinadas a remolcar a otras embarcaciones más grandes).


20 Jul 2008 23:17
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A cincuenta kilómetros al este de Ruán había una población llamada Xirafontayna (Sérifontaine), en donde vivía ya retirado el anciano caballero Renaud de Trie, antiguo almirante de Francia, chambelán y consejero real de Carlos VI. Este caballero era conocedor de las hazañas de Pero Niño, por lo que envió a rogar a éste que fuese a visitarle, a lo que el capitán castellano accedió, pasando allí tres días en su compañía.

Partió Pero Niño de allí hacia París con el propósito de reclamar los sueldos de sus tripulaciones y los gastos de las galeras. Como el rey Carlos VI tenía ataques de locura temporales que le incapacitaban para el gobierno, el capitán castellano se presentó ante el Consejo Real, a cuyos miembros reprochó la tardanza en el pago, ya que no le quedaba más dinero del que le dio el rey de Castilla y tuvo que pedir prestado a mercaderes para el aprovisionamiento de sus galeras. Además, acusó al Consejo Real de no mantener los pactos suscritos por su rey aprovechándose de su enfermedad mental, pues de estar éste sano no habría existido ningún problema. Tanto se enojó Pero Niño que amenazó con pelear con todo aquel que le dijese lo contrario. Nadie del Consejo Real quiso llevarle la contraria y todas sus demandas y haberes quedaron satisfechos. Después de aquella disputa, tanto el duque de Borgoña como el duque de Orleans le aseguraron todo su apoyo en el futuro. Tanto dio que hablar Pero Niño en la Corte francesa que se ordenaron justas para saber cómo era realmente tan audaz caballero castellano. En estos torneos, que no eran como en España de uno contra uno, sino de varios contra varios, Pero Niño derrotó a todos sus adversarios, incluso a dos al mismo tiempo.

Pasadas las justas, partió Pero Niño hacia Ruán para reunirse con sus tripulaciones y pagarlas los sueldos atrasados. Durante esos días recibió una carta firmada por seis caballeros vasallos del duque de Orleans rogándole que aceptase ser miembro de la Orden de la dame blanche a l´écu vert (la dama blanca del escudo verde) en sustitución del caballero Guillaume du Castel, muerto durante una incursión en el ducado de Cornualles. Esta orden casi novelesca, cómo al estilo de “la Tabla Redonda” o de nuestro don Quijote de la Mancha, se componía de trece caballeros y fue fundada por el mariscal Boucicaut, conde de Beaufort, en 1399 para defender a las damas de las injusticias. Los seis caballeros firmantes de la invitación junto con el difunto Guillaume du Castel debían batirse en París con otros siete caballeros vasallos del duque de Borgoña. Pero Niño acepto encantado la invitación y se reunió con sus compañeros en la capital, pero finalmente el rey de Francia logró reconciliar las disputas y rencillas de los dos duques enfrentados.


22 Jul 2008 01:23
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Al acercarse la fecha en que la expedición castellana habría de partir otra vez a incursionar en las costas de Inglaterra, en la primavera de 1406 Pero Niño se presentó de nuevo ante el Consejo Real de Francia demandando el dinero estipulado para aprovisionar sus galeras y poder pagar los sueldos de sus tripulaciones, recibiendo esta vez menos de lo que él esperaba. Partió entonces de la capital de Francia y se reunió con sus tripulaciones en Ruán, a las que pagó cómo mejor pudo. Hecho esto, zarparon las galeras castellanas al alba corriente abajo por el Sena con destino a Harfleur, pero nada más partir se produjo un eclipse de sol que atemorizó a las supersticiosas tripulaciones, pidiéndole a Pero Niño que cancelase la expedición porque no era buena señal para hacer guerra. El capitán tuvo que explicarles que se trataba de un eclipse de sol y en que consistía tal fenómeno, tranquilizando así a sus hombres. Pero Niño aguardó hasta que finalizó el eclipse, continuando entonces las galeras la navegación.

Al arribar a Harfleur los castellanos encontraron al capitán Charles de Savoisy aprovisionando y preparando sus galeras para partir en unión de los primeros en otra nueva expedición. A los pocos días llegaron tres balleneres franceses armados solicitados por Pero Niño para reforzar la flotilla combinada.

A mediados de junio de 1406 zarpó la flotilla franco-castellana de los capitanes Pero Niño y Charles de Savoisy. En el Cabo de La Heva (Cabo de La Hève, en Sainte-Adresse) tuvieron consejo los dos capitanes con sus mareantes, acordando internarse en el Canal de la Mancha para buscar naves inglesas. Costando Normandía pasaron por el Cabo de Caux (Cabo Antifer, al lado de Etretat) y, ya en la región de Picardía, entraron en La Fosa de Cayo (Fosse-à-Cayeux, en Cayeux-sur-Mer) para arribar al puerto de Le Crotoy a reponer vituallas. Aquí se enteraron de que en toda la costa de Cornualles estaban alerta por su expedición del año anterior, por lo que los dos capitanes acordaron dirigirse a Veralnorte (la costa inglesa del Mar del Norte) esperando que sus habitantes estuviesen desprevenidos.

Zarpó pues la flotilla combinada y, siguiendo a lo largo de la costa de Picardía, pasaron por Sulamer (Etaples), Bolonia (Boulogne-sur-Mer) y Cabo San Gaittier (Sangatte). Pasando entre Calés (Calais) y Dobla (Dover) se encontraron con una gran tormenta hasta pasar por La Torre de la Mira (Les Escardines, al lado de Gravelines) que es donde empieza el condado de Flandes. Aquí viraron poniendo rumbo norte hasta llegar a las costas de Inglaterra, en el condado de Suffolk, frente a una villa que llamaban Oriola (Harwich, en la desembocadura del estuario de Orwell).


24 Jul 2008 22:11
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Al divisar esta villa la flotilla franco-castellana detuvo su marcha para no ser detectada por sus habitantes, manteniendo esa posición hasta la llegada de la noche. Ya oscurecido, se hizo un consejo en la galera de Pero Niño para discutir el plan de ataque. La villa, situada en una península y rodeada por mar en sus tres cuartas partes, se comunicaba con el resto del condado a través de un puente, punto clave en el plan de ataque de los aliados, ya que los habitantes de la villa podrían recibir refuerzos por este puente, por lo que el capitán castellano hizo especial énfasis en la captura y guarda de este punto, que sería el objetivo de más trabajo y peligro durante toda la acción. Así pues, Pero Niño demandó dirigir el destacamento encargado de ese objetivo, pensando alguno de sus hombres que el capitán castellano quería armarse caballero en esa acción, dado el peligro y el esfuerzo que conllevaría. Acordando desembarcar al alba del día siguiente, las tripulaciones prepararon sus armas y equipos para la jornada que les esperaba.

Durante toda aquella noche sopló viento del sur, pero al amanecer, éste se hizo tan fuerte que empujaba a la flotilla hacia la costa haciendo imposible todo intento de desembarco, por lo que tuvieron que despegarse de la tierra con mucho esfuerzo y adentrarse en alta mar. Después de todo un día de dura navegación <<a la orza>> la flotilla aliada arribó finalmente al puerto flamenco de La Esclusa (Sluys, a quince kilómetros al noreste de Brujas).

Los habitantes de esta villa flamenca se alegraron mucho con la llegada de la flotilla franco-castellana, pues tenían noticias de un posible ataque de la flota inglesa. Pero Niño aprovechó para viajar a la ciudad de Brujas, pues en ella residían numerosos comerciantes de Castilla, a los cuales compró ropas y armas, regresando seguidamente al fondeadero de la flotilla aliada. En esos días arribaron allí cuatro naves portuguesas, las cuales quisieron ser abordadas por Charles de Savoisy, ya que eran aliados del enemigo inglés. El capitán francés pidió ayuda a Pero Niño para esta empresa pero los portugueses rogaron la protección del capitán castellano, por lo que éste intercedió y solicitó al francés que dejase marchar a los portugueses aduciendo las treguas que había vigentes entre Castilla y Portugal. Finalmente Charles de Savoisy accedió contra su voluntad.


26 Jul 2008 18:17
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Volvió a zarpar la flotilla aliada de La Esclusa poniendo rumbo oeste. Al pasar a la altura de Calais quiso Pero Niño penetrar en la rada interior del puerto para abordar y capturar todas las naves que pudiesen, pero cómo estaba bajando la marea y desde la villa les hacían disparos de lombarda continuaron rumbo suroeste hasta doblar el cabo Grines (Gris-Nez) y, poniendo rumbo sur, arribar a un puerto que llamaban Nuleta (Ambleteuse). En esta villa había una guarnición de soldados al mando de un capitán castellano: Ochoa Barba.

Al alba del día siguiente la flotilla franco-castellana se hace de nuevo a la mar con la intención de arribar a las costas inglesas. Durante la travesía con rumbo norte, en un momento en que no soplaba viento, divisan una flota al pairo compuesta por <<urcas, é naves gruesas, é balleneres todos de armada>> y descubren que se trata de ingleses. Pero Niño manda izar la señal de acudir a consejo a su galera a los principales hidalgos y mareantes de la flotilla. El capitán castellano es partidario de atacar, pero el francés le objeta que los enemigos disponen de naves gruesas, de mayor número de ellas, que se encuentran lejos de la costa francesa y que en cuanto vuelva a soplar el viento los ingleses les pondrán en serias dificultades. Pero Niño le responde entonces que mientras dure la calma <<fagamos lo que debemos>>, que si se retirasen en ese momento los ingleses se envalentonarían y harían mucho más daño en las costas de Francia y Castilla, que tal vez esa fuese la única oportunidad que tendrían de destruir una flota enemiga y que si él había venido a Francia era con un propósito: Hacer la guerra a los ingleses.

Después de haber oído las razones de Pero Niño el capitán francés accede a secundar el ataque y todos vuelven a sus respectivas naves para prepararse. Pero Niño ordena a sus galeras repartir raciones de vino entre la tripulación <<por cruxía>> para animarles y darles fuerzas. Mientras tanto, los ingleses guindan velas y ordenan su flota en tres filas: La vanguardia, compuesta por los balleneres grandes; el centro, por los balleneres pequeños (sólo a remos) y en la retaguardia, <<dos naves grandes, é una coca de Alemania>>.

Comenzado el ataque a la vanguardia inglesa los franco-castellanos les arrojan saetas, dardos, truenos y piedras, además de los viratones untados de alquitrán para quemarles las velas. Cómo los balleneres ingleses de la primera fila están todos juntos, Pero Niño ordena lanzarles un brulote, un cópano cargado de alquitrán ardiendo que es empujado desde la galera del capitán castellano por medio de una pértiga o antena mientras que los ingleses intentan alejarlo con la punta de sus lanzas. En esto, el viento vuelve a soplar por la popa de los ingleses y toda su flota se pone en movimiento, pero ello no es advertido en la galera de Pero Niño que está empeñada en empujar el brulote. Al darse cuenta el resto de la flotilla aliada, las dos galeras francesas viran en redondo poniendo la popa al enemigo y las otras dos galeras castellanas advierten a su capitán de que las naves gruesas enemigas se dirigen derechas a él y le aconsejan que abandone la batalla. Pero Niño no comparte su temor y les reprocha que utilicen la excusa del viento para no combatir diciéndoles: <<El que oviere miedo eche á fuir, que desta vez, ó ellos levarán á nos á Inglaterra, ó nos á ellos para Francia, ó morirá quien Dios quisiere.>> Pero los marineros de la galera de Pero Niño, al ver que las otras dos galeras castellanas viran y abandonan el combate, deciden también romper el contacto y poner popa al enemigo. El capitán castellano, al darse cuenta de la maniobra, recrimina la acción a sus marineros por no tener su consentimiento, a lo que éstos se justifican haciéndole ver que las otras galeras han abandonado la lucha y que todas las naves inglesas se dirigen hacia ellos con buen viento. Entonces Pero Niño ya se da cuenta de la verdadera situación en la que se encuentran y se rinde ante lo inevitable diciéndoles: <<Fágase lo que de Dios está ordenado; é pues que así es, é que la ventura es canviada, vosotros faced lo que entendedes que cumple.>>


28 Jul 2008 00:44
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Cómo el resto de las galeras franco-castellanas ya han guindado velas y navegan con viento a favor intentando ganar distancias con la flota enemiga, las naves gruesas inglesas se dirigen directamente hacia la galera de Pero Niño para embestirla y abordarla, mientras que ésta pugna por zafarse del acoso de dos balleneres ingleses que intentan detener su marcha estorbándolo hasta la llegada de las más grandes.

Hasta ese momento, los tres balleneres franceses, que son muy marineros a la vela, han estado “lidiando” con sus homólogos ingleses manteniendo las distancias y evitando el abordaje por la superioridad numérica enemiga. El que iba en cabeza de ellos, al darse cuenta de la situación tan comprometida de la galera del capitán castellano, ejecuta una hábil e inteligente maniobra: Aproa al viento y pone la vela <<á la relinga>> esperando así detenido con la intención de atraer al mayor número posible de balleneres enemigos que intentarán embestirlo y abordarlo. Al observar esta escena desde la galera de Pero Niño, los castellanos piensan que el ballener francés ha debido sufrir la rotura de algún aparejo, instándole el capitán castellano a que se acerque a ellos cómo pueda para socorrerlos. En ese momento, cuando ya varios balleneres ingleses se dirigen directos al francés, éste vuelve a coger el viento de popa y logra pasar entre la formación inglesa para terminar embistiendo por la amura a uno de los balleneres enemigos que acosan a la galera castellana. El impacto provoca la rotura del bauprés y los estays del inglés, zafándose rápidamente el ballener francés por no tener tiempo de realizar un abordaje al estar rodeado de naves enemigas. Ninguna de éstas se atreve en solitario a acercarse al francés, lo que provoca que éste logre encontrar en hueco por el que deslizarse fuera de la flota inglesa y poner distancias con ésta.

La arriesgada acción del ballener francés logra dar un respiro a la galera de Pero Niño que consigue así evitar el cerco al que los ingleses querían someterla, prosiguiendo su rumbo hacia la costa francesa al tiempo que sigue combatiendo a distancia con los balleneres enemigos que la persiguen. Pero llegando ya cerca de la costa, el viento amaina y el resto de las naves de la flotilla aliada vira en redondo para volver a reunirse con la galera de Pero Niño que ha conseguido finalmente despegarse de sus perseguidores ingleses. Reunida nuevamente la totalidad de la flotilla franco-castellana, Pero Niño ordena esperar en esa posición a la flota enemiga para combatirla. Al observar que ésta no se acerca, el capitán castellano ordena que la hagan señales retándola a pelear, pero debido al flojo viento y al temor de los ingleses a meter sus naves gruesas en aguas poco profundas hace que éstos renuncien al combate. Pero Niño se lamenta entonces de su mala suerte, diciendo que si el viento hubiese tardado una hora más en hacer acto de presencia habría logrado capturar a toda la flota inglesa, la cual, por lo visto, había sido armada por el rey Enrique IV de Inglaterra para trasladar a su hija Felipa de Lancaster desde King´s Lynn, en el condado de Norfolk, a desposarse con Erik de Pomerania, rey de Suecia, Noruega y Dinamarca.


28 Jul 2008 20:16
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Retirada la flota inglesa de la costa para proseguir su viaje, la flotilla franco-castellana arribó al puerto flamenco de Gravelingas (Gravelines o Gravelingen, en la frontera con Francia) para curar a sus heridos y descansar. Había en esta villa un contingente de soldados castellanos de guarnición a sueldo del rey de Francia.

Una vez repuestas las tripulaciones, volvió a zarpar la flotilla hacia el Paso de Calais para virar hacia el sur al doblar el cabo Gris-Nez y, bordeando la costa de Picardía, entrar en el puerto de Le Crotoy para reponer agua y vizcocho. En esta villa tomaron nuevamente la decisión de volver a incursionar en las costas de Inglaterra, pero el temporal que se desató esos días con un viento muy fuerte en contra, y tras varios intentos fallidos por zarpar, hicieron que la flotilla quedase inmovilizada allí durante todo un mes. Por lo menos, la presencia en ese puerto de la flotilla aliada consiguió que no se avistase ni detectase ningún rastro de escuadra inglesa alguna en la zona, pues todos los años incursionaban en aquella región. Pero la inmovilidad forzada que padecen, unido a la falta de presas, botín o rehenes desde hace mucho tiempo, causan que Charles de Savoisy, que estaba al corso y a ganancias con Pero Niño, se quede sin dinero para pagar a sus tripulaciones contratadas, con lo que sus hombres empiezan a despedirse de él. Esta situación provoca que el capitán francés ya no pueda acompañar al castellano, el cual si puede seguir contando con los tres balleneres franceses cuyas tripulaciones al completo van a ganancias con sus patrones.

Amainado el temporal, las galeras castellanas y los balleneres franceses zarpan con rumbo suroeste para pasar por La Fosa de Cayo (Fosse-à-Cayeux, en Cayeux-sur-Mer) e ir bordeando la costa de Normandía. Al amanecer de un día, a la altura del Cabo de Caux (Cabo Antifer, al lado de Etretat), divisan a seis balleneres grandes navegando a vela con buen viento que vienen de la dirección de Harfleur. Pensando que se trata de naves inglesas, la flotilla aliada se pega a la costa esperando que calme el viento para lanzarse al ataque contando con la ventaja de los remos. Pero Niño, con la opinión en contra de sus mareantes, ordena que la flotilla se acerque lo más posible a los balleneres avistados con la intención de asegurarse el reconocimiento de su nacionalidad. Estos últimos, al observar que la flotilla aliada se dirige hacia ellos, arrían velas, izan bandera de Francia y lanzan una salva a modo de saludo al reconocer a las galeras castellanas. Pero Niño ordena entonces devolver el saludo con otra salva.

Reunidas las dos flotillas, los balleneres resultan ser normandos dedicados al corso y capitaneados por los hermanos Guillaume y Jacques Bouxières. Éstos solicitan al capitán castellano poder unirse a su flotilla quedando bajo sus órdenes, a lo que Pero Niño accede de buen grado. Acuerdan entonces dirigirse a las costas de Bretaña en busca de naves inglesas, por lo que la nueva flotilla reforzada pone rumbo hacia esa región.


30 Jul 2008 21:44
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Estando ya recorriendo las costas del ducado de Bretaña, al alba de un día divisan una flota de unas ciento veinte velas, dirigiéndose la flotilla aliada hacia ellas al pensar que se trata de ingleses, aprovechando que hay poco viento y la mar está en calma. Pero al llegar a su altura descubren que se trata de naves francesas que van a cargar sal al puerto bretón de La Bahía (Batz-sur-Mer, a veinte kilómetros al oeste de Saint-Nazaire). Después de la decepción Pero Niño convoca consejo en su galera con los patrones de las otras naves y con los maestres de los balleneres normandos, los hermanos Bouxières, para conocer su opinión sobre lo más conveniente de hacer entonces. Quedando todos de acuerdo en atacar las costas inglesas, los maestres normandos plantean al capitán castellano desembarcar en la isla anglo-normanda de Jarrasuy (Jersey) reclutando los hombres necesarios para enfrentarse a una oposición estimada entre unos tres mil y cuatro mil hombres. Para ello le aconsejan que envíe cartas a los nobles bretones de la comarca solicitándoles que se unan a la empresa, contando con la gran fama que ya ha alcanzado el capitán castellano en toda la costa atlántica francesa para ganarse la adhesión de éstos, utilizando además a la flota de naves salineras para transportar al ejército expedicionario.

Estando de acuerdo, Pero Niño solicita a los patrones de las naves salineras que se unan a su empresa porque es en servicio del rey de Francia, a lo que éstos le responden que por él harían lo que no harían por ningún otro caballero de toda Francia. Conseguido el apoyo de las naves francesas, en los días siguientes van llegando <<caballeros é omes de armas é frecheros>>. Entre los primeros, están el caballero Hector de Pontbriand y Pierre de Tournemine, señor de La Hunaudaye. El capitán castellano demanda ayuda a los nobles bretones explicándoles que él desearía atacar las costas inglesas pero, por encontrarse ya en la estación de otoño, han decidido hacerlo en la cercana isla anglo-normanda. Además, les hace saber que las naos de Castilla no le quieren prestar ayuda y que sólo cuenta con una pequeña flotilla de tres galeras y nueve balleneres. Los caballeros responden a Pero Niño que son conocedores de sus grandes hazañas, que le agradecen el haber decidido emprender esa expedición y que se ponen a sus órdenes para acometer esa empresa y cuantas otras quisiese realizar.


03 Ago 2008 21:08
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Dos días más tarde, al alba del 7 de octubre de 1406, zarpa el ejército expedicionario compuesto por unos mil doscientos hombres, arribando a la bahía de Saint Aubin (al sur de la isla) al atardecer del mismo día. Esa misma tarde tiene lugar la primera escaramuza con los isleños cuando entre cuarenta a cincuenta hombres de la expedición desembarcan sin permiso para recoger marisco. Los primeros, apercibidos de la llegada de la flota franco-castellana, atacan a los incursores matando y capturando a algunos de ellos mientras el resto logra ponerse a salvo volviendo a las naves. Esto provoca que los isleños se envalentonen y subestimen la fuerza y calidad del ejército aliado. Enterado Pero Niño del suceso, manda llamar a su presencia a los caballeros y patrones de la flota para recriminarles lo sucedido, pidiéndoles así mismo que eviten en adelante que se vuelvan a repetir hechos semejantes, pues de lo contrario no tendría más remedio que castigar a los infractores. Dicho esto, ordena que pregonen entre la flota que nadie desembarque o salga de su nave y que ninguna de éstas se separe de la flota sin su permiso so pena de muerte. Así mismo, que nadie trabe combate por su cuenta y que no retrocedan en la batalla hasta que no tocasen las trompetas y se moviese la bandera del capitán castellano.

En la bahía en la que está fondeada la flota aliada existe un islote (Saint Helier) en el que se halla un pequeño cenobio de monjes compuesto por una pequeña iglesia y otras dependencias a modo de viviendas y almacenes. Junto a él, también existe un pequeño islote donde se halla levantada una ermita. Durante la bajamar ambos islotes se unen y son accesibles desde tierra a través de un brazo de arena o tómbolo. Pero Niño ordena desembarcar en el islote mayor a todo el ejército armado y equipado mediante planchas desde las naves. Esa noche los caballeros solicitan al capitán castellano instrucciones para la jornada siguiente, rogándole que les dirija en la batalla, y aunque éste opina que entre ellos hay caballeros franceses de mucha valía, experimentados y valerosos, accede finalmente ante la insistencia de estos últimos, aun reconociendo que será una dura tarea por no disponer de una cabalgadura.

Así pues, Pero Niño imparte sus instrucciones a los caballeros y maestres de la flota, aleccionándoles de cómo deben quedar las naves guarnecidas, el orden de batalla del ejército y de que tengan cuidado en el caso de aparente victoria propia, pues los hombres pueden salir en persecución de los vencidos y caer en una emboscada preparada al efecto. Hecho esto, ordena que las naves sean ancladas en mitad de la bahía, lo suficientemente alejadas para evitar que nadie pueda reembarcar sin permiso. Así mismo, ordena que tres chalupas guarnecidas con ballesteros se aposten cerca de tierra con la misión de asaetear a quien huyese de la batalla e intentase ponerse a salvo. Finalmente, aconseja a sus hombres cenar y descansar un poco para estar completamente armados y preparados dos horas antes del amanecer, disponiendo un retén de guardia para vigilar el brazo de arena en la bajamar y evitar un ataque sorpresivo de los ingleses.


04 Ago 2008 01:43
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El islote de Saint Helier en la actualidad con Elizabeth Castle (construído en 1590)...

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El más pequeño islote de Saint Helier con la ermita medieval...


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04 Ago 2008 20:07
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Al alba del día siguiente, durante la bajamar y estando los hombres preparados, suenan las trompetas y todo el ejército aliado cruza el tómbolo de arena pasando a la isla de Jersey al oeste de la aldea de pescadores de Saint Helier. Pero Niño distribuye a los hombres en batallas o batallones con el siguiente esquema: Sendos batallones para ambas alas compuestos por una primera línea de sesenta hombres de armas con pavesada, una segunda de ballesteros, seguida ésta por una formación de arqueros y, protegiendo el flanco exterior, un contingente de pillartes (infantería ligera armada con lanzas cortas o jabalinas llamadas dardos). Así mismo, un batallón más grande para el centro compuesto por el resto de hombres de armas y caballeros castellanos, normandos y bretones.

El capitán castellano recorre las tres formaciones franco-castellanas dando ánimos y las últimas instrucciones, empezando por las dos alas que están unos cuarenta pasos adelantadas del centro, ocupando finalmente su posición en la formación central.

El primer envite con los ingleses se produce cuando el ala derecha de su ejército, compuesto en total por unos mil quinientos hombres de a pie y unos doscientos a caballo provenientes desde el flanco izquierdo aliado, intenta envolver el ala izquierda franco-castellano con la intención de caer por su retaguardia, pero son rechazados y obligados a volver a sus posiciones iniciales. Rehechas la filas enemigas, todo su ejército se pone en movimiento y, al llegar casi a distancia de tiro de arco, el capitán castellano ordena tocar las trompetas poniéndose a su vez todo el ejército aliado en movimiento a paso lento, maniobrando hacia la izquierda para encarar al ejército inglés y deteniéndose finalmente guardando la formación. Instantes después, la vanguardia y alas enemigas acometen simultáneamente a las formaciones franco-castellanas, pero al hacerlo de forma desordenada sin guardar ninguna formación son finalmente rechazados y obligados a retirarse.

Al contemplar la huida de los contingentes de vanguardia ingleses, los ballesteros, pillartes y pavesados franco-castellanos salen en persecución de los huidos pero, instantes más tarde, la retaguardia inglesa constituida por el grueso de las fuerzas enemigas y formada ordenadamente rebasa a perseguidores y perseguidos, arremetiendo contra la formación central aliada en donde se encuentra Pero Niño y la mayor parte de los caballeros. Después del choque inicial entre ambas fuerzas enemigas en el que se emplean las lanzas de armas o largas las dos formaciones se rompen, mezclándose entonces los combatientes para echar mano de hachas y espadas. La lucha se torna así en un feroz combate cuerpo a cuerpo en el que algunos contendientes llegan a rodar por el suelo abrazados con la daga en la mano.


06 Ago 2008 00:37
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Los ingleses se defienden tan bravamente que la batalla no se termina de decantar por ninguno de los dos adversarios, amenazando con concluir en un exterminio generalizado por ambas partes. Pero Niño, al darse cuenta de la situación, localiza la posición de la bandera enemiga, la cruz de San Jorge, y hace llamar al caballero Hector de Pontbriand con algunos de sus hombres, además de a los normandos, que siempre estaban cerca del castellano. Éste les comunica entonces que, de no capturar la bandera inglesa, éstos no se rendirían nunca, por lo que Pero Niño, el caballero bretón y unos cincuenta hombres de armas abandonan la batalla y, rodeándola, caen sobre el destacamento que custodia la bandera enemiga. Se produce entonces una intensa lucha en donde se hallan presentes fuertes caballeros ingleses, pero al poco logran matar al capitán del destacamento y consiguen capturar su bandera.

Los restos del ejército inglés, al darse cuenta de la captura de su bandera, huyen en desbandada en todas direcciones liberándose de los cascos, cotas o partes de armadura para ir más ligeros, mientras que los castellanos y franceses, al estar tan cansados y heridos, renuncian a perseguirlos. El lugar de la batalla, que se ha desarrollado en la larga playa que hay entre Saint Helier y Saint Aubin, queda sembrado de los caídos, armas y equipos.

Pero ya los galeotes, pillartes y ballesteros se han desparramado por el interior de la isla saqueando y quemando a su antojo a pesar de la orden en contra dictada por Pero Niño la víspera, con la indicación de volver a formar filas en caso de victoria para no caer en ninguna emboscada o sufrir un contraataque enemigo inesperado. Así, el capitán castellano rehace las formaciones lo mejor que puede con los hombres que aun permanecen en el campo de batalla y él, con casi cincuenta caballeros, parten con caballos capturados al enemigo para tratar de reunir y traer de vuelta a la playa a los saqueadores. Tras dos largas horas de intensa búsqueda regresan los caballeros con los escapados a la formación aliada, ordenando entonces Pero Niño que los galeotes regresen a las naves y el resto del ejército vuelva a resguardarse en el islote de Saint Helier, al cual le espera comida preparada por el destacamento que había quedado guarneciendo dicho islote.


06 Ago 2008 23:51
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Después de haber cenado los caballeros, el capitán castellano manda traer a su presencia a algunos de los prisioneros para interrogarlos, preguntándoles el número de habitantes de la isla, de castillos y fortalezas, quien y cuantos guarnecen éstas, si tienen noticias de la flota de guerra de Inglaterra y de cuantas de sus naves son armadas. Éstos le responden que, en la isla, pueden habitar entre cuatro mil y cinco mil personas, que existen cinco castillos muy bien guarnecidos, que la defensa de la isla está a cargo de un caballero inglés enviado por su rey, que la mayor parte de los habitantes de la isla y los supervivientes del ejército inglés se habrán refugiado en la mayor villa que existe en la isla, la cual cuenta con un foso, terraplén de tierra y empalizada de madera y que la flota inglesa, compuesta por unas doscientas velas, se halla inmovilizada en Plymouth por la ausencia de vientos favorables.

En realidad, en la época en que suceden estos hechos, octubre de 1406, en la isla de Jersey sólo existían dos castillos: Grosnez, situado en el cabo del mismo nombre, en el extremo noroccidental de la isla; y Mont Orgueil, en el actual pueblo de Gorey, en la bahía de Grouville, al este de la isla. La villa con la empalizada de madera y actualmente desaparecida se hallaba cerca del actual pueblo de Trinity, al norte de la isla, y era un antiguo poblado galo-romano.

Conocida toda la información que los aliados requerían, los caballeros celebran seguidamente consejo para decidir cual es el siguiente paso que han de dar. Mientras que la mayoría de ellos son partidarios de tomar la villa protegida para saquearla posteriormente junto al resto de la isla y después terminar poniendo fuego a todo, Pero Niño se inclina por tomar la villa para después someter al resto de la isla sin destruir ninguna propiedad, exigiendo así vasallaje a todos sus habitantes. Pero los bretones le replican que para conseguir ese objetivo antes tendrían que tomar los castillos existentes en la isla, pero que debido al escaso número de efectivos disponibles en la expedición franco-castellana esa empresa sería imposible. Finalmente, acuerdan presentarse a la mañana siguiente frente a la villa para saber si los isleños opondrán resistencia y, a resultas de lo que hagan éstos, volver a celebrar otro consejo allí.


11 Ago 2008 23:10
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Al alba del día siguiente tocan las trompetas y todo el ejército aliado, precedido de la bandera del capitán de Castilla, abandona el islote de Saint Helier y cruza el arenal hacia tierra firme. Todos los caballeros franco-castellanos ya van montados a caballo, conseguidos éstos de los despojos de la batalla y posterior saqueo del día anterior. Pero Niño ordena que algunos hombres vayan poniendo fuego a las granjas y cosechas que se van encontrando a su paso hacia la villa principal de la isla.

Avanzando por el camino hacia dicha villa sale al encuentro del ejército expedicionario un isleño con ropa de haraote (heraldo) <<preguntando por el capitán de España>>, pues los habitantes de la isla están informados de la composición, fuerza y caudillaje del ejército franco-castellano gracias a los prisioneros capturados la tarde misma de la llegada de la flota aliada. Llevado a presencia de Pero Niño, el isleño le ruega clemencia para las vidas y haciendas de los habitantes de la isla, argumentando que ya les ha vencido en batalla y que son <<christianos católicos>>. El capitán castellano le responde entonces que regrese con quien le ha enviado con la demanda de que vuelvan a enviar a su presencia a cuatro o cinco de los principales vecinos de la villa para parlamentar con él, garantizándoles su seguridad y el retorno a la villa.

Transcurrido un tiempo vuelven cinco de los principales hombres de la villa, siendo puestos en presencia de Pero Niño. Éste les dice que está al corriente de las quejas y ruegos de los habitantes de la isla, pero que todos ellos son enemigos de Castilla por razón de que son vasallos del rey de Inglaterra y que cuando alguna flota inglesa va a incursionar a las costas de Castilla se abastece de víveres y tripulantes en esas islas. Por estas razones el capitán castellano les conmina a rendirle homenaje y convertirse en sus vasallos en nombre del rey de Castilla, so pena de ser pasados <<á fierro é á fuego>>. Los delegados le responden entonces que, si bien es cierto que esas islas pertenecieron a Bretaña y ellos mismos se consideran bretones, hace mucho tiempo que perdieron su independencia (primero, siendo invadidos y anexionados al ducado de Normandía en el año 933 por Roberto I y posteriormente pasando a ser vasallos de la Corona de Inglaterra al ganar el trono de este reino Guillermo el conquistador en el año 1066), y que si sirven al rey de Inglaterra es por fuerza, ya que los castillos que hay en las islas están en manos inglesas, por lo que no pueden librarse de su sometimiento si no es con ayuda externa. Por ello, emplazan a Pero Niño a que conquiste los castillos de la isla, poniéndose ellos a sus órdenes. El capitán castellano les responde que así lo hará y que, mientras tanto, se le entregue la villa, a lo que los delegados le contestan que tienen que regresar entonces para consultarlo con el resto de sus convecinos y que volverán con la respuesta.


16 Ago 2008 23:29
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Mientras esperan el regreso de los delegados Pero Niño ordena que el ejército aliado no continúe el avance y permanezca apostado en lo alto de una pendiente a la vista de la villa, distante ya tan sólo una <<media legua>> (2.786 mts.).

Regresados los delegados, éstos vuelven a repetir al capitán castellano las súplicas de los isleños y le transmiten su decisión: Que todo cuanto poseen, familia y hacienda, lo tienen dentro de la villa, que por privilegio de muy antiguo ni franceses ni ingleses entraron nunca y que por ley tienen acordado de no entregársela nunca ni a amigos ni a enemigos, que antes morirían todos sus habitantes que entregarla. Por estas razones emplazan a Pero Niño a que les demande <<oro, plata, paños ó otras cosas>> y que ya no les haga más mal. Así mismo, que no se acerque más a la villa con su ejército, pues aunque saben que los franco-castellanos tomarían finalmente la villa, advierten al capitán castellano que ellos matarían a muchos de los aliados a pesar de saber que morirán todos los <<omes é mugeres é criaturas>> de la villa, pero que todas esas muertes le pesarán en su conciencia y que nunca será perdonado por Dios.

Oídas las razones y decisión final de los vecinos de la villa Pero Niño convoca consejo con los demás caballeros de la expedición para tomar una determinación. Todos convienen en que los habitantes de la villa tienen buenas razones y justas demandas, por lo que es razonable que se les conceda lo que piden. Coinciden también en que no tienen ni el tiempo ni los medios de someter a toda la isla, además de estar situados en ese momento en un lugar comprometido, pues se encuentran alejados de las naves y con dos fortalezas enemigas a ambos flancos del ejército aliado, las cuales podrían realizar un contraataque coordinado y cortarles la retirada hacia la costa donde fondea la flota.

Tomada la decisión, el capitán castellano exige a los habitantes de la villa el pago de diez mil coronas de oro para repartir entre el ejército aliado y un tributo anual para él durante un plazo de diez años de doce lanzas de armas, doce hachas y doce arcos con sus flechas.

Entregado parte del pago en coronas de oro, los vecinos de la villa dejan en poder de Pero Niño a cuatro de los hombres más ricos de la isla en calidad de rehenes cómo garantía del pago del resto de la cuantía del dinero. Hecho esto, el capitán castellano ordena tocar las trompetas y el ejército aliado emprende el regreso hacia la costa donde se encuentra fondeada la flota.


17 Ago 2008 17:14
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Llegado el ejército a la bahía de Saint Aubin Pero Niño ordena que todos los hombres reembarquen. Durante la marcha del ejército aliado tierra adentro los marineros de las naves salineras bretonas han embarcado todos los caballos, yeguas y ganado diverso que han podido coger, así cómo enseres de todas clases que han hallado en las casas saqueadas. El capitán castellano les da licencia para partir con su botín y solicita a los caballeros bretones y normandos que le acompañen al puerto de Brest, pues allí podrán vender los caballos capturados en la isla por cinco o seis blancas de Francia, que equivalen a unos diez maravedís castellanos.

Habiendo partido de la isla de Jersey y arribado a Brest la población de esta última villa recibe a la expedición con júbilo por su victoria en la batalla y el éxito del botín obtenido en la isla. Pero Niño organiza banquetes en honor de los caballeros bretones y normandos para celebrar el éxito de la expedición. Al mismo tiempo, mercaderes de Bretaña acuden al capitán castellano y éste canjea a sus rehenes isleños por el resto de la cantidad de coronas de oro que aun faltan de pagar por los habitantes de la isla. Con la totalidad de las diez mil coronas de oro en su poder Pero Niño las reparte entre los bretones, normandos y castellanos de la expedición, despidiéndose entonces los franceses del capitán castellano para partir de Brest.

Al arribar a este puerto bretón, un mensaje del rey castellano aguardaba a Pero Niño ordenándole que regresase a Castilla, por lo que éste envía un mensajero a París para despedirse del rey y de los duques de Francia. Hecho esto, las tres galeras castellanas zarpan para retornar a Castilla.


17 Ago 2008 22:47
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Traducción al español por Huan Manwë para phpbb-es.com