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 Combate Naval de Actium, 2 / VIII ó IX del año 31 a. C. 
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Combate Naval de Actium 2 de septiembre del 31 a.C.



Este es quizás el combate naval más importante de la antigüedad, en el se disputaron el dominio del mundo Mediterráneo, los herederos de Julio César, Octaviano o Cayo Julio César Octaviano, posteriormente conocido por Augusto y Marco Antonio, los cuales estaban en guerra desde el otoño del año anterior.



Marco Antonio, acompañado de la reina lagira Cleopatra, había concentrado al grueso de sus fuerzas de mar y tierra, en el golfo de Ambracio, con la decisión de tomar, de una vez la ofensiva y llegar a Roma, para proclamarse César.



Pero Octaviano, estaba decidido a impedírselo a toda costa, por lo que después de reunir un poderoso ejército y una potentísima escuadra, en el puerto de Brindisium (hoy Brindisi) y sus cercanías, en un alarde de valor y ante la mirada de su enemigo, cruzó el mar Adriático en la primavera del año 31 a.C.



La extraordinaria fuerza de Marco Antonio, que estaba fondeada en el golfo, con grandes condiciones estratégicas, por tener acceso únicamente por el estrecho canal, que facilitaba su defensa, no efectuó ninguna acción para impedir que Octaviano, cruzase con total tranquilidad el canal, lo que le permitía hacerse con el control de él, su escuadra estaba al mando del incomparable Marco Agrippa, que era su mejor e intimo amigo, y que ya se había hecho célebre por los triunfos logrados frente a Sexto Pompeyo.



Esta inactividad fue la que permitió a Octaviano, además de cruzar el Adriático, poner sus fuerzas a muy corta distancia de las de Marco Antonio, y sobre la faja de tierra que estrecha la entrada del golfo desde la parte más septentrional y enfrente del santuario de Apolo, llamado Aktion, cuyo nombre lo latinizaron los romanos como Actium, o sea Accio, que es la que le dá el nombre al combate naval.

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Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño. Marco Tulio Cicerón.


Hay criterios cerrados, de ásperas molleras, con los cuales es inútil argumentar. Miguel de Cervantes Saavedra.


Cuando soplan vientos de cambio, unos construyen muros, otros, molinos.

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13 Ene 2007 18:54
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Pero las preocupaciones de Marco Antonio, comenzaron en la primavera, ya que las fuerzas enemigas llevaban un tiempo realizando unos rápidos y precisos movimientos y que como ya le había vencido en unos combates parciales anteriores, se encontraba, con que había sido abandonado por varios de sus generales y también por varios Reyes y jefes asiáticos, que con anterioridad le habían prestado su apoyo.



Viéndose en ésta situación, prefirió esperar y dejar pasar el tiempo, con la esperanza de que sus enemigos abandonaran la empresa, pero fue transcurriendo la primavera y comenzó el verano, entonces las cosas comenzaron a ponerse peor para él.



Ya que la escuadra de Agippa, iba interceptando todos los convoyes que desde Egipto se le enviaban, lo que fue produciendo una falta de alimentación adecuada y comenzaron las enfermedades entre sus filas, que fueron mermando a sus fuerzas y la capacidad combativa de éstas.



Llegado a la conclusión, de que no podía aguantar mucho más tiempo, pues ya era insostenible la situación, decidió presentar batalla, he ir a buscar al enemigo.



Pero P. Canidio Craso, que era el general con el que más confiaba, le propuso el levantar el campo, dejando a la escuadra a su suerte, pero salvando al ejército y con él, intentar repetir la maniobra de César, haciendo que el enemigo le persiguiese hasta llegar a las llanuras de Macedonia.



Pero Marco Antonio, no tenía más oídos que para su amada Cleopatra, quien, pensando que con esta maniobra se le intentaba dejar abandonada a su suerte frente a un enemigo cruel, por lo que utilizando todas sus capacidades de seducción le convenció, de que presentase combate en la mar, les venciese y regresarían juntos a su tierra lagira.

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13 Ene 2007 18:56
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La gran escuadra de Marco Antonio, estaba compuesta por un gran núcleo de galeras romanas, a la que se habían sumado otro gran número proporcionadas por los pueblos marítimos de Oriente próximo.



Según Plutarco, ésta estaba compuesta por unos quinientos vasos, pero esta cifra para los historiadores les parece algo exagerada.



Marco Antonio, quiso construir unos grandes vasos de guerra, como los empleados por Agripa, quien ya había demostrado la valía de ellos en sus combates contra Sexto Pompeyo.



Por ello, su escuadra estaba compuesta por una verdaderas fortalezas flotantes, con grandes castillos de madera, desde donde se podía mover un variado material de guerra pesado y protegidos por formaciones de arqueros orientales, que entre todos lograrían hacer llover proyectiles de todos los tamaños existentes, sobre sus enemigos.



Además, estos grandes vasos, eran prácticamente invulnerables a los golpes con el espolón, ya que tenían a todo lo largo de la línea de flotación, un fuerte refuerzo de gruesos maderos, que a su vez estaban reforzados con abrazaderas de hierro.



Pero desde entonces la historia se repite, Marco Antonio tenía una gran confianza en sus poderosísimas polirremes, pero pronto se dio cuenta y le entró una gran decepción, al percatarse de que carecía de las necesarias tripulaciones para hacerlas navegar con el total de ellas al completo de sus necesidades.



Reaccionó intentando conseguir hombres para dotarlas, recurriendo al reclutamiento forzoso, aunque prometiéndoles la libertad si se ganaba el combate, pero aún consiguiendo esto, no disponía de tiempo para su adiestramiento, pues la coordinación de los remeros era vital, para el manejo de los grandes vasos construidos y si esto no se conseguí, el conseguir la victoria se complicaba bastante.

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13 Ene 2007 18:57
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Por lo que tomó una decisión, que fue la prenderle fuego a todos aquellos vasos, que eran más viejos y más pequeños, por lo que se redujo el número a ciento setenta, pero todos ellos de gran tonelaje y aprovechando a las tripulaciones, que pasaron a reforzar a los que quedaron, pero aún así estaba falto de completarlas al total.



Por el contrario la escuadra de Octaviano, estaba compuesta por pequeñas galeras, de las que disponía de unas cuatrocientas, que al igual que antes, muchos historiadores las consideran excesivas y se le dá un número de aproximadamente doscientas sesenta, que eran muy rápidas, construidas según el modelo de las liburnas, que eran una raza de marineros de la costa dálmata y que tenían un gran parecido con las galeras <<zencile>> venecianas, que llevaban remos ligeros, con un solo bogante por banco, lo que las hacía muy maniobrables, en comparación con los grandes vasos romanos y estaban tripuladas en su mayor parte por marinos dálmatas, buenos conocedores del arte de navegar.



Hacía finales del mes de agosto, Marco Antonio dio la orden de zarpar, por lo que las grandes moles se pusieron en movimiento muy lentamente, posicionándose a la bocana de salida del canal, formando una línea compacta que a su vez cerraba la entrada al golfo.



La escuadra fue partida en divisiones: estando el ala derecha al mando de Marco Antonio, con L. Gelio Publicola; el ala izquierda al mando de C. Sosio; el centro a las órdenes de M. Octavio y M. Insteio y formando una segunda línea en el centro a retaguardia, se posiciono la escuadra egipcia, compuesta de unas sesenta galeras, estando presente en su magnifica galera real Cleopatra.



Marco Antonio, había ordenado reforzar a sus grandes vasos con veinte mil legionarios y dos mil arqueros orientales escogidos.



La escuadra de Octavio, al mando de Agrippa, que estaba al mando del ala izquierda; en el ala derecha estaba al mando M. Lurio y en el centro, L. Arruncio era su responsable.

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13 Ene 2007 18:59
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Pero durante cuatro días consecutivos, sopló un viento del SO, lo que impedía realizar la maniobra que había previsto Marco Antonio, además de que le costó muchísimo el poder mantener a sus grandes vasos, ordenados para presentar combate en su línea cerrada, por ser los vientos casi de través y que los grandes castillos de sus buques hacían de vela, por lo que los desplazaba sin remedio.



Al amanecer del día dos de septiembre, el viento casi calmó por completo, lo que aprovecho para formar la línea compacta ya preestablecida.



Pero Agrippa ordenó un avance de su escuadra, formando un imperfecto semicírculo, ordenando pararse a una distancia prudencial de la enemiga, para no estar al alcance de sus máquinas de guerra y se mantuvo en esa posición, permaneciendo a la expectativa.



Pensaba Agrippa, que la espera de los varios días del temporal, además del continuo forcejeo contra el viento, habría producido un cansancio y quizás un cierto desánimo y nerviosismo entre las dotaciones y sobre todo en sus generales, que pudiera hacerle cometer algún error o efectuar alguna maniobra, que le facilitase a él penetrar en tan formidable muralla, con sus ligeros vasos.



Y no se equivocó, ya sobre el medio día, se levantó una ligera brisa, que aprovecho C Sosio para avanzar el ala derecha de la escuadra de Marco Antonio.



Lurio ordenó retroceder a su ala, para intentar atraer al largo, al ala izquierda enemiga, acción que lograba hacer extender en demasía a la formidable línea enemiga; mientras que Agrippa, imitaba la misma maniobra con su ala izquierda, lo que hizo atraer sobre él al ala derecha de Marco Antonio, que era en la que él estaba y como general de ella a Gelio.

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13 Ene 2007 19:00
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Esta maniobra, produjo lo que iba buscando Agrippa, pues separó a las alas del centro, rompiendo la fenomenal formación de línea, que tanto le había costado mantener a Marco Antonio y su generales, lo que aprovecho el centro al mando de L. Arruncio, para precipitarse sobre el centro enemigo, dando así comienzo el combate.



La realización de las maniobras que precedieron al encuentro, eran de vital importancia para la escuadra y los planes de Agrippa, pues al disponer de unas tripulaciones muy bien adiestradas y unos vasos ágiles y rápidos, le iba a permitir poner su táctica en ejercicio, ésta consistía en que tres o cuatro de sus vasos, pudieran atacar a una de las fortalezas flotantes de Marco Antonio, lo que al deshacer la línea le permitía ponerla en práctica, además de intentar no sin grave riesgo, el romper los largos remos de sus oponentes, con sus muy bien afiladas proas, pues éstos eran tan pesados que no daba tiempo a que fueran retirados.



Se combatió de esta forma por espacio de dos largas horas, en este tiempo, las vivas y nutridas descargas, tanto de las máquinas de guerra como de los rápidos y ágiles arqueros orientales, no tuvieron ningún efecto sobre las rápidas galeras octavianas, pero en cambio éstos si consiguieron ir dejando inmóviles a los pesados vasos de Marco Antonio, por lo que sin remos, eran incapaces de lograr realizar ninguna maniobra, que les evitara el ser atacados libremente, por sus enemigos.



Pero ocurrió un hecho, que terminó por decidir el combate, las sesenta galeras egipcias, que estaban situadas en una segunda línea en el centro de Marco Antonio, realizaron una maniobra que dejó atónitos a todos lo que se pudieron apercibir de ello, se dirigieron con rumbo a aguas libres, logrando pasar a retaguardia de las octavianas y en vez de atacar, se dieron a la fuga con toda la fuerza que les era posible a remo; acción que Marco Antonio advirtió desde su nave, por lo que abandonó su puesto, trasbordando a una nave más ligera y ordenó dar alcance a las galeras egipcias y se supone que a su amada.

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Pero Agrippa, también se apercibió de lo sucedido, pero basado en su experiencia, ésta le dictaba que no debía dejar pasar la posibilidad de acabar con el grueso de la escuadra de Marco Antonio, hasta conseguir el propósito para el que estaba allí, que no era otro que buscar el final de la guerra con el aniquilamiento de la escuadra enemiga.



Por lo que se limito a enviar a cuatro o cinco vasos, en persecución del general enemigo, quien habría sido capturado, de no ser porque de las galeras egipcias de retaguardia, se dieron la vuelta varias de ellas y ante la superioridad de las enemigas, las octavianas dejaron de seguirle, lo que le permitió llegar a la espectacular galera real egipcia y reunirse con Cleopatra.



A pesar de la huida de su jefe, el combate prosiguió encarnizado, ya que el abandono de Marco Antonio, no era conocido por la mayoría de sus hombres y aunque a algunos les llegó la noticia, éstos no dieron crédito a lo que se les contaba.



Viendo ya el combate perdido, algunos de los capitanes de los vasos, dieron la orden de arrojar por la borda las pesadas máquinas de guerra y todo aquello que impidiera, el aprovechar al máximo los pocos remos que les quedaban indemnes y dirigirse al SE.



Pero la mayoría de los grandes vasos, estaban imposibilitados de maniobrar, por la falta absoluta de remos, por lo que no les quedó otro remedio, que luchar a la desesperada hasta sucumbir.



Pero eran tan grandes e invulnerables, que Agrippa y Octavio, se veían impotentes de poder abordarlos, por las diferencias tan notables entre los respectivos buques, por lo que decidieron pegarles fuego, aunque así renunciaban a conseguir un gran botín, que sólo por el valor de las grandes naves, no dejaba de ser importante, así ordenaron que se trajeran del campamento, antorchas de resina y pez, más recipientes y materiales, así como carbón encendido.

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13 Ene 2007 19:02
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Con todo esto, comenzaron a lanzar sobre las imponentes moles, toda clase de artilugios de fuego, tanto a mano, como con las máquinas de guerra, que pronto comenzaron a dar sus resultados, pues los incendios comenzaron y las tripulaciones no podían dominarlos.



En éstas, los esfuerzos era supremos por atajar los incendios, ya que estaban movidos por la desesperación, alcanzada por tantos motivos adversos, llegaron incluso a lanzar los grandes arpones y ganchos, maniobra que realizaban las máquinas de guerra, con la intención de lograr enganchar a las ligeras galeras y atraerlas sobre ellas, para que el fuego se le propalara, pero la rapidez y agilidad de sus enemigas hacían baldíos los intentos.



En muchas de ellas y dado que no se podía dominar el fuego, muchos hombres trataron de salvarse llevados por la desesperación arrojándose al agua, donde morían ahogados o eran muertos a golpes, propinados con los remos de sus enemigos.



La resistencia fue decreciendo poco a poco y llegó a su fin sobre las 16:00 horas, cuando los restos de la escuadra de Marco Antonio, ya sin fuerzas ni nada que arrojar a sus enemigos, lo que les llevó a los que aún se mantenían a flote a ir rindiéndose y así poco a poco se puso fin a la tremenda carnicería.



Como siempre en los datos de bajas hay para todos los gustos, pues Orosio dá unas de doce mil muertos y seis mil heridos, en las filas de los vencidos, que a decir de otros historiadores y analistas son muy bajas, dadas las condiciones del combate y la lucha a la desesperada de las fuerzas de Marco Antonio.



El propio Augusto en sus memorias, haciendo referencia a este combate habla de cinco mil muertos, quizás llevado porque contra quienes se enfrentó no dejaban de ser romanos y aún bajó más las cifras, dando a entender que la mortandad sufrida por los legionarios no era tanta como se decía.

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13 Ene 2007 19:03
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Después de la derrota en el mar, el ejército de Marco Antonio, que estaba al mando de P. Canidio Craso y fortificado en su campamento, al principio hizo caso omiso de las intimidaciones de Octavio, pero viendo transcurrir el tiempo y al no tener noticias de su jefe, sin saber a que atenerse, pactó con su hasta entonces enemigo, por lo que bajo palabra de conservar vidas y bienes, dio la orden de pasarse a sus filas.



Con está decisión, Cayo Julio César Octaviano, volvía a reunir a la Roma Imperial, por lo que se quedaba como dueño y señor del mundo Mediterráneo y con él, se vislumbraba una nueva era de la Historia de Roma.



Así terminó un combate naval y terrestre, que puso punto final a una de las naves ya de indiscutida fama en el mundo, por haberse utilizado durante casi setecientos años y demostrado su valía en multitud de combates, que no era otra que la trirreme, que fue vencida por una nave más pequeña y con mejor evolución de maniobra, al ser más pequeña y fácil de manejar, que con los años se convertiría en la Galera de una sola fila de remos, que a su vez se impondría en la mar, durante más de mil años. Pero esto ya es otra Historia, que si el tiempo lo permite, ya se tratará en profundidad.






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Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. por Ángel Dotor.

Más aportaciones de otros varios libros, que por ser pequeñas aportaciones no relaciono, ya que sería más larga la lista, que la lectura del combate en sí.

Compilada por Antonio Luis Martínez Guanter.



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13 Ene 2007 19:04
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Traducción al español por Huan Manwë para phpbb-es.com