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Biografía de don Perochio Morán.
Célebre capitán de mar.
Nació en el reino de Nápoles.
Se le conocía en España con el sobrenombre de “Perucho”.
Participó en la defensa del fuerte de los Gelves, yendo a las órdenes de Álvaro de Sande.
Después estuvo al servicio del almirante don García de Toledo.
Poco después a las de don Juan de Austria, hasta que fue rendida la Goleta.
Al llevar a cabo la expedición de 1589, al mando de don Juan de Águila, en el auxilio que les presto el rey Felipe II a los católicos franceses de Bretaña, se quedó Morán en el puerto de Blavet, lugar donde desembarcaron las tropas españolas, siendo su fuerza naval de dos galeazas, tres galeras y otros vasos pequeños.
Después de una dura navegación, por los malos tiempos, se toparon con siete naves inglesas, que ante la presencia de las españolas, viraron y se alejaron.
La nave capitana se batió, con el fuerte de Belle Isle, por querer que sus fuegos fueran más efectivos, se acercó en demasía, por lo que varó, pero al poco tiempo con la subida de la marea se le pudo poner a flote.
Al estar la plaza de Blavet fortificada por los hugonotes, se trasladó a Saint Nazaire y allí desembarcó a la infantería, que iba al mando de don Juan del Águila, que así pudo ponerse en contacto con el duque de Mercoeur y unir sus fuerzas.
Su marinería tomó parte muy activa, en la construcción de unos fuertes, cuya obra fue dirigida por el ingeniero español Cristóbal de Rojas, en la plaza de Blavet, para así hacer frente al que tenían en su poder los hugonotes.
Por el año de 1591, regresó Morán a España con sus galeazas, pero estos buques eran poco apropiados para nuestras costas, por su gran calado, por lo que por orden del almirante don Pedro Brochero, fueron cambiadas por cuatro galeras.
Nada más se sabe de él.
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Bibliografía:
Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.
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Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño. Marco Tulio Cicerón.
Hay criterios cerrados, de ásperas molleras, con los cuales es inútil argumentar. Miguel de Cervantes Saavedra.
Cuando soplan vientos de cambio, unos construyen muros, otros, molinos.
Sorpresa y Concentración.