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Biografía de don Antonio Juan Luís de la Cerda y de Toledo


Capitán general del Mar Océano.


Virrey y Capitán General de Valencia.


Caballero de la Real Orden del Toisón de Oro.


Grande España. Otorgada a su padre.


VII Duque de Medinaceli.


VI Marqués de Cogolludo.


II Marqués de la Laguna de Camero-Viejo.


VII Conde del Puerto de Santa María.


Señor de las Villas de Deza y Enciso


Caballero de la Orden de Alcántara y Comendador de la Moraleja.


Gentilhombre de Cámara de S.M. Don Felipe IV y don Carlos II.

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Vino al mundo en la Villa de Madrid el día veinticinco de octubre del año de 1607, siendo su padre don Juan Luis Francisco de la Cerda y Aragón, VI duque de Medinaceli y su segunda esposa doña Antonia de Toledo, Dama de la reina Margarita de Austria.


Fue duque con tan solo cuarenta y cuatro días de vida, pues su padre falleció el día ocho de diciembre del mismo año de 1607. Recibiendo una esmerada educación, como correspondía a su título y posición, así como a sus variadas responsabilidades. De ello se encargó personalmente su madre ayudada por profesores en diferentes materias, pero incluyendo en especial el manejo de la espada y la equitación, junto a las matemáticas, la astronomía, latín y letras, por lo que no se crío como lo que era, sino más bien para mejorar a los que le precedieron.


No en balde, con treinta y seis años por Real Cédula del día diecinueve de marzo del año de 1643, se le otorga el título de: « Capitán general del Mar Océano, costas de Andalucía y gente de á pie y de á caballo de las ciudades y villas de ella »


Y por otra Real Cédula fechada en Zaragoza, se le otorga el título de: « Capitán general del mar Océano y de todas las Armadas de navíos de alto bordo »
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Dejó el mando por ser llamado a la Corte, para ocupar el puesto de Consejero de Estado y Guerra, en la Corte del rey don Felipe IV, continuando al fallecer éste y ser ratificado por don Carlos II.

Unos años después, se le nombró por Real Cédula, Virrey y capitán general del reino de Valencia, en el que permaneció unos años, ya anciano y cansado pidió al monarca le exonerara de sus cargos para regresar a su casa en el Puerto de Santa María, donde le sobrevino el óbito el día siete de marzo del año de 1671.


No se le conocen mando de escuadra ni actuaciones en la mar dignas de mención. Pero en opinión de sus contemporáneos era una gran persona, con excelentes dotes de mando por su gran preparación humanística, siendo un experto en literatura, fue un gran mecenas sin mirar la escala social.


Se distinguió en la Corte, por favorecer en especial a don Francisco de Quevedo y Villegas.




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