Desde 1359 corría el rumor en el reino de Valencia que Castilla marchaba con un gran ejército a las tierras valencianas. No solo por mar sino por tierra. Pedro el ceremonioso, fortifico la costa y las ciudades situadas en la zona de Alicante y en el sur del reino. Además de disponer de un buen numero de informadores que le tuvieran al tanto de los movimientos de las tropas de Castilla, así como de su armada. Y era esa armada la que más le tenía que preocupar. La flota que se estaba armando en Sevilla, era el orgullo de Castilla. Bueno la verdad no solo de Castilla, sino de cualquier potencia naval que se preciase. Mostraba el poderío militar del reino. Treinta y una galeras, dos galeotas, cuatro leños y ochenta Naos. Expertos marinos como los almirantes Gidio Boccanegra, Garci Jofre Tenorio,, hijo del almirante Alfonso Jofre, Fernán Sánchez de Tovar, futuro almirante de Castilla, Juan Fernández de Tovar, su hermano , micer Ambrosio Boca negra, hijo de Egidio y otros muchos mas.

Si miramos bien, la presencia de genoveses como los Boccanegra, aunque relegados a simples capitanes, no era casual. Hermano del primer Duque de Genova, Simçon, Egidio estuvo al servicio de Alfonso XI de castilla como almirante. Participo en la batalla de río Salado que fue el 30 de octubre de 1340. Que permitió a los castellanos recuperar un gran parte de territorios andaluces que se hallaban en manos de benimerines. Desde entonces sirvió con diferentes suertes junto a las naves castellanas, ya que a los genoveses les interesaba que quedara libre el estrecho de Gibraltar. Para salvaguardar el comercio marítimo entre el atlántico y el mediterráneo. Lo curio de este hombre es que no participo en los conflictos civiles castellanos. Pero si lo hizo cuando se amplio la guerra contra Aragón. Cuyo principal desencadenante según unos autores fue la ofensa del almirante aragonés Frances de Perellos, al capturar en Sanlcar de Barrameda dos navíos cargados de aceite en presencia del Rey de Castilla en 1356. Sin dudar de esta afirmación, puede que la ayuda en dinero, material y hombres a su hermano Enrique de Trastámara, fuese mas lo que provoco la guerra entre ambos. Más que el accidente de las dos naves. Pero también es posible que este hecho colmara la paciencia de Pedro I y decidiera llevar la guerra a tierras de la corona de Aragón. Sino se cumplían sus exigencias.

Las condiciones del Pedro I pasaban por la entrega de Francesc de Perellos a la justicia castellana por la osadía de haber llegado al estrecho persiguiendo dos barcos aliados de Castilla y apresándolos. La expulsión del infante don Fernando, al conde de trastámara y a todos los castellanos traidores enemigos del Rey don Pedro. El pago de quinientos florines de oro como reparaciones de guerra y la entrega de plazas y castillos de Orihuela, Alicante, Guardamar, Elche, Crevillent y los del calle de Elda. Que en un tiempo no muy lejano, habían sido castellanas. Siendo recuperadas por Jaime I de Aragón en su campaña por el reino de Murcia haya por el siglo XIII.

Tales condiciones del Rey de Castilla para que no se produjera el conflicto. No eran ni mínimamente aceptables. Y no era por la entrega de uno de sus principales capitanes. Sino por querer desprenderle de sus territorios mas meridionales que le daban a la corona aragonesa., unos buenos beneficios. Además de distanciar la frontera con Castilla lejos de algunas ciudades importantes valencianas. Obteniendo de esta manera una cierta calma para que las relaciones comerciales aumentaran sin descanso.

Pedro IV estaba dispuesto a prender a Perellos y, si en justicia (una vez oída la acusación del Rey de Castilla y las alegaciones de la defensa) resulta culpable y reo de muerte, lo entregara para que sea ejecutado en Castilla. Las expulsiones de su territorio de don Enrique, don Tello y numerosos magnates mas que militan en las filas de Trastámara. Pero no entregara al infante don Fernando y ninguna villa. Don Fernando es su hermano y no hay ninguna razón para desterrarlo de Aragón.

Por medio del Cardenal, Pedro VI da la respuesta a Pedro I y le solicita una tregua un año, para poder negociar mejor la paz.

Pedro I no esta conforme, y enojado, no concede treguas. Es lógico, tiene al ejercito pagado y ha in vertido mucho tiempo y sobre todo dinero en preparar la armada. Si firma una tregua puede detener sus planes.

Pedro VI prepara una ofensiva por Calatayud y el campo alavés. Los aragoneses entran es tierras de castilla muy rápido y bien. Conquistando los castillos de Haro y Escobar. Marchando hasta Medinaceli sin encontrar resistencia.

Mientras Pedro I esta en Sevilla preparando su escuadra. Quiere que su ofensiva sea por mar. El aragonés imagina un ataque por mar a Barcelona y quiere estar allí. Antes de que ocurra. Así que antes de partir hacia Cataluña, prepara un plan de abastecimiento para todas sus fortalezas. Distribuyendo las fuerzas por todas las oposiciones.

Pedro I lanza un ataque combinado por tierra y por mar contra el reino de Murcia y Valencia. Si bien los aragonés, realizan una ofensiva por el campo de Soria e infringiéndoles unas buenas derrotas. Sobre todo la de Arabiana que los inquieta un poco a los castellanos. Pero Pedro sigue su ofensiva sobre el reino de Valencia. Dejando los hombres de Pedro I esperándoles en Aragón y Teruel.


Pedro I tenía una alianza con la ciudad portuguesa de Ëvora desde 1358 en virtud que se comprometía a prestarle 10 galeras y galeote por el periodo de tres meses. AL llegar Ariosto, sin esperar la ayuda portuguesa Pedro I zarpa, iniciando la campaña con el ataque a la población de Guardamar el día 17. La villa fue conquistada pero no su fortaleza, donde se refugio la guarnición al mando del aragonés Bernat de Cruilles. Al tiempo que combatían al castillo, se levanto un gran vendaval, de un poder tan fuerte, que estrello contra la costa 16 de las 18 galeras que llevaba el Rey, refugiándose las dos restantes, una castellana y otra genovesa en Cartagena. El Rey después de incendiar Guardamar, emprendió la retirada. o. En castigo por su débil oposición a las tropas castellanas, Pedro el Ceremonioso le suprimió al municipio su condición de Villa Real y su autonomía, pasando a ser desde aquel momento una aldea de Orihuela.

Un año mas tarde a finales de abril de 1359, la flota Castellana partió rumbo al golfo de Levante. Haciendo parada en Algeciras y Gibraltar, que eran dos puntos de reunión. En Cartagena, ordeno que unas galeras importunasen y perturbaran la navegación por el golfo de Valencia. Abasteció la flota y puso rumbo a Guardamar. Había que vengarse de la afrenta del año anterior. El 4 de junio desembarco sus tropas conquistando sus villas y fortalezas en pocos días. Dejando una pequeña guarnición partió hacia el norte. Y bordeando la costa anclo en los Alfanques, en la desembocadura del Ebro. Donde se reunieron con las naves portuguesas al mando del Almirante Pessanha. Si bien aquí el Cardenal legado Gido de Bolonia enviado por el Papa Inocencio VI para convencerlo de la necesidad de que llegaran a un acuerdo Pedro IV y él, siendo inútiles todos sus esfuerzos.

El 9 de junio la flota castellana avisto las playas de Barcelona, donde se encontraban doce galeras aragonesas que se acogieron a la protección de la ciudad, y esa misma tarde Pedro I ordeno el ataque. Pero las defensas de la ciudad eran resistentes y contraatacaban desde las proas de los buques amarrados a puerto. Incluso llegaron a destruir parte de la nao capitana donde iba el Rey. Obligando a retirar sus naves a una distancia más prudente. AL día siguiente Pedro I ordeno la retira para Tortosa para un reagrupamiento. El ataque a Barcelona constituyo en si un fracaso en lo militar. Pero fue un alarde que hizo la marina castellana al llevar a cabo sin enormes perdidas una operación semejante, a enorme distancia de sus bases, fue toda una demostración de madurez y destreza militar.

Una vez reagrupada la flota, zarpó nuevamente rumbo a Ibiza. Allí dispuso que las tropas desembarcaran y pusieran sitio a la ciudad. Mientras tanto, Pedro IV había zarpado de Barcelona el 23 de junio con 50 galeras rumbo a Mallorca, donde arribó el 3 de julio, para socorrer Ibiza. Enterado de la cercanía de los aragoneses, Pedro I ordenó levantar el asedio y reembarcar las tropas. Como dirección decidió poner rumbo a la costa peninsular, dirigió la flota a Calpe, porque la vía más sencilla para dirigirse a la costa saliendo desde Ibiza es la línea entre Ibiza y Denia. En concreto, en perfil que ofrecía el Peñón de Ifach y el gran numero de radas y ensenadas entre el Peñón y Denia, le permitía poder planificar una estrategia de sorpresa con la que sorprender a la flota aragonesa. De esta forma, en los alrededores del Peñón, Pedro I encontró un buen lugar donde esperar a la flota aragonesa para entrar en batalla y dirimir, de una vez por todas, quien tenía la supremacía en el mar.

A su llegada a Ibiza, y viendo que la flota castellana acababa de salir, Pedro IV encargó su persecución a Bernardo de Cabrera, que con 40 galeras ancló en Denia. Pedro I, creyendo que muy pronto los aragoneses iban a presentar batalla, reunió consejo con sus oficiales para tomar una decisión, recomendándole el Almirante Bocanegra desembarcar y cederle el mando de las operaciones navales. En vista de que la armada enemiga no se decidía a ofrecer batalla, la flota castellana ejecuta un hecho fundamental. Para atraer a los barcos aragoneses, deciden atacar la villa de Ifac, destruir sus defensas y a sus pobladores, en la idea de que, a la vista del fuego, la flota aragonesa abandonase Denia y fuera a socorrer a los habitantes de la villa de Ifach.
De esta forma, los todavía poderosos restos de esa flota de 130 barcos que salió de Sevilla en meses anteriores, descargó sobre Ifach una enorme lluvia de proyectiles que destruyen parte de la muralla, así como deterioran gravemente el resto de los edificios públicos, viviendas e incluso la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles que había mandado edificar Margarita de Llùria, hija de Roger, el que fue Almirante de Aragón, y señor y fundador de Ifac desde 1297 hasta su muerte en 1305.

El año 1365 supuso un punto de inflexión entre el conflicto, que tenían los dos Pedros. Pedro. Pedro el ceremoniosos, por la corona de Aragón y Pedro I de Castilla. Conocido por sus amigos como el Justiciero y sus enemigos el Cruel. Un conflicto que a lo tonto a lo tonto llevaba sangrando a las dos coronas más de 20 años. El retroceso iniciado por los castellanos a principios de otoño de ese año., y sobre todo la llegada de Bertrand de Guesclin y sus compañías principios de 1366. Pusieron fin en rigor, a la estricta guerra de los dos Pedros y dieron un nuevo giro a los enfrentamientos que, a partir de entonces debe de entenderse en el contexto de una guerra civil castellana. Cosa que siempre había sido. Más que una guerra entre varios reinos. Y por si fuera poco entraríamos en ese momento en la guerra de los cien años que asolaban Europa.

A pesar del levantamiento del cerco castellano a la ciudad de Valencia a finales de abril de 1364 y de la contraofensiva catalanoaragonesa durante todo el verano siguiente. El año acabo con la superioridad naval de Castilla en las costas orientales de la península.





BIBLIOGRAFIA

-La contraofensiva aragonesa en la guerra de los dos Pedros. Autor A. Gutiérrez Velasco
-EL orgullo de Castilla: la destrucción de IFAC (I) Año del señor 1359
-El asalto frustrado a Barcelona: La destrucción d IFAC (II) Año del Señor 1359
- IFACH a la vista. La destrucción (III) Año 1359
-Un episodio de la guerra de los dos Pedros. Autor Manuel Sánchez Martínez