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 La Batalla de Lepanto vista por un hispanista francés 
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Capitán de Navío
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Nuevo mensaje La Batalla de Lepanto vista por un hispanista francés
Motivación:

He tenido la oportunidad de conocer infinidad de crónicas –malas, regulares, buenas y excelentes- sobre la Batalla de Lepanto desde todos sus ángulos (naval, político, económico, religioso, geoestratégico…). Aún me quedan muchos más por descubrir. Los que más me han llamado la atención son los que dejan firmemente marcada la impronta nacional (o mejor dicho nacionalista) del autor, cuando éste no se reprime en manifestarla: desde la versión de la actual Armada de la República de Turquía hasta las crónicas españolas contemporáneas a la Batalla; o las italianas de diferentes épocas y no digamos la mayoría de las inglesas que apenas cambiaron con el paso de los tiempos, en su parquedad o menosprecio, y también, por alusiones geográficas, la de la actual república de Grecia.

Sin embargo hace unas semanas descubrí una, que no por modesta –desde el punto de vista histórico-, dejaba por eso, de ser curiosa desde el ángulo de los sentimientos nacionales y aún, de los de tipo social. Se trataba de la de un francés, de oficio hispanista –el amor por lo español se le supone- que describía con cierta admiración colectiva por lo español lo acaecido en Lepanto y sus consecuencia, al mismo que tiempo que denotaba cierto desdén hacia otros colectivos nacionales o personajes concretos. Por su extraordinaria singularidad más que por su interés trascendente, reproduzco aquí mi resumen personal de la misma.


Introducción:

En sucesivas ediciones, sin apenas modificación, el hispanista francés Jean Descola, de la Academia Francesa de la Historia, publicó una de sus obras más famosas sobre la historia de nuestro país: [b]“Les grandes heures d’Espagne” [/b](“Las grandes horas de España”), por la editorial “Librairie Académique Perrin”.

La obra que se extiende desde el hombre de Altamira hasta las batallas de la última Guerra Civil y utiliza como método expositivo uno o varios momentos concretos de la historia que él novela aunque con todo el rigor histórico. No obstante en los retazos novelados se intercalan opiniones y sentimientos personales del autor respecto a lo que describe. Además, la palabra momento tiene un sentido literal pues la técnica narrativa se basa en escoger una(s) hora(s) concreta de un(os) día(s) preciso(s) y describir cronológicamente el instante o la sucesión de los mismos como si el autor fuera un periodista moderno, testigo ocular, de cada uno de los episodios escogidos.

Cada uno de los episodios (las horas) representa un estado de ánimo o un logro (o en su defecto, fracaso) colectivo del pueblo español. Este es el motivo por el que cada capítulo lleva como subtítulo un calificativo a la hora en cuestión.

El capítulo correspondiente a la Batalla de Lepanto se titula con un interrogante: "¿Una ocasión perdida?" Y se subtitula “La hora de la prudencia”.

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Capitán de Mar y Tierra de la Carabela San Lesmes R. O. del 31 de diciembre del año 2008
“La ignorancia es la madre del odio. El odio trastorna, nútrese del falso. El demonio es el padre de la mentira. La mentira se ceba de la ignorancia”.


19 Oct 2008 15:27
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Nuevo mensaje Re: La Batalla de Lepanto vista por un hispanista francés
Antecedentes de la Batalla

Descola describe la historia de la república de Venecia y de su relación político-comercial con el imperio turco otomano desde el siglo XV. El régimen de monopolio mercante marítimo por el Mediterráneo oriental controlado por los herederos, por conquista, del antiguo imperio bizantino es de la flota veneciana, incluso después de 1489, tras el control de facto veneciano sobre Chipre. Los venecianos son presentados por desde entonces por Descola como los grandes beneficiarios de la transformación del poderío turco en potencia naval, al menos hasta los tiempos del sultán Solimán, el Magnífico (1520-1566) quien ratifica y e incluso amplía algunos aspectos en el trato de favor a los mercaderes de Venecia.

Selim II (1566-1574) rompe los tratados de sus predecesores, incluidos los de Solimán, su padre, y a lo más que llega este sultán es, en consideración a los viejos acuerdos, consentir que Venecia abandone por las buenas Chipre y sus respectivas rutas y puertos comerciales. A lo que la Serenísima república responde contraatacando diplomáticamente para evitar ese abandono ni por las buenas ni por las malas, lo que significaría el colapso de su economía y de su entidad política. La acometida diplomática irrita a Selim II que en julio de 1570 se deja de contemplaciones y envía una escuadra turca que ocupa toda la costa chipriota.

Aquel mismo verano, se acentúan contra naves y puertos de la Corona española los ataques de piratas y corsarios berberiscos, a la sazón aliados de los turcos. En esas circunstancias y a propósito del pensamiento de Felipe II, el hispanista Descola dice “las condiciones están reunidas para una alianza militar entre los dos Estados (España y Venecia) pero falta a esta comunidad de intereses un cauce espiritual. El papa Pío V lo proporcionará. Esta expedición comercial y militar contra los turcos se convertirá en Cruzada contra el Islam”.

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19 Oct 2008 15:29
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Nuevo mensaje Re: La Batalla de Lepanto vista por un hispanista francés
Preparativos de la Santa Liga

Descola considera que “la Santa Liga es simplemente una alianza de guerra contra los turcos y contra sus aliados, los moros de Argel, Túnez y Trípoli. Es también un acuerdo sobre el uso de las respectivas armadas y el reparto de gastos”.

En este contexto, explica Descola, se acuerda que la Santa Liga sea dirigida por tres jefes (un veneciano, un español y un representante del papa) pero Don Juan de Austria será el generalísimo o Dux Generalis.

Para Descola, don Juan de Austria es un personaje admirable antes incluso del inicio de la Batalla. Le presenta revistando a la flota española en el puerto de Barcelona y hace coincidir ese momento con el de recepción de la carta del rey, su hermanastro, Felipe II prohibiéndole usar el título de Alteza. El hispanista francés destaca el sentido de dignidad y de profundo sentir religioso del vástago ilegítimo del emperador Carlos V de Alemania y anterior monarca de España, sobre todo cuando este hijo extramatrimonial de una lavandera flamenca, contesta al rey diciendo: “Dios me hizo hermano de Vuestra Majestad” para finalmente acatar que sólo empleará el autorizado título de Su Excelencia.

A partir de aquí la referencia al resto de jefes y oficiales de la Santa Liga es en el mejor de los casos es poco apreciada cuando no, decididamente negativa. El genovés Andrea Doria será el peor parado; a los españoles Requesens y Álvaro de Bazán –a quien en los sucesivo denominará Santa Cruz- es el de meros comparsas y a los venecianos: Sebastiano Vernier, Agostino Barbarigo y Marco Antonio Colonna, junto al representante de los Estados Pontificios: Alejandro Farnesio, será de menor consideración en cuanto a estrategia y valor, que la de los propios almirantes turcos. Para Descola, el héroe y el genio indiscutible es don Juan de Austria. Lo describe al amanecer del 16 de septiembre de 1571 revestido de armadura, crucifijo en mano, Toisón de Oro al cuello y engolado, ordenando aparejar la flota.

Pasa a describir con días y hasta con horas, como si de una bitácora de a bordo se tratase, los movimientos de la flota en busca del “inencontrable turco”: primero por las costas de Chipre arrasadas y luego por las de Albania donde al anochecer del 30 de septiembre son avistadas por primera vez naves otomanas en las inmediaciones de Gomenitza, donde comienza la persecución de los cristianos. A partir de aquí Descola describe como, por si aproximación física fuese más fácil contarlas, las naves y características de las mismas, sus dotaciones, remeros y movimientos. En la madrugada del 6 al 7 de octubre la descripción se pormenoriza hora a hora.

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19 Oct 2008 15:33
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Nuevo mensaje Re: La Batalla de Lepanto vista por un hispanista francés
La Batalla

A media mañana del 7 de octubre cesa la persecución. Ambas armadas están en formación frente al Cabo de Cefalonia, cerca de la ciudad de reminiscencias náuticas y mitológicas de Lepanto, tan del gusto renacentista.

A las 11.45, dice Descola, “don Juan de Austria manda izar el pendón carmesí al mismo tiempo los turcos izan sus enseñas con la media luna”, que es la misma forma en la que disponen su frente: a la derecha, la escuadra de Scirocco, pachá de Alejandría; a la izquierda, Uluk Alí Bey, de Argel; y en el centro Pertev y el gran visir, Ali Pachá, en la nave “Sultana”.

A esa hora exacta: quince minutos antes del mediodía, la proximidad es tan grande, que los dos jefes: Ali Pachá y don Juan de Austria “se divisan mutuamente con semblante de tranquila valentía”.

Cuando se inicie la batalla no habrá tregua, “durará cinco horas y hasta el final el resultado permanecerá incierto (…) Se producirán jugadas simbólicas de la partida. Hasta el fin la Reale, cristiana y la Sultana, otomana serán abordadas y abandonadas por el enemigo varias veces”

“Hubo un instante en el que llegó a creerse que los turcos ganarían. Fue cuando Uluk Ali, colándose por una brecha abierta en la división Doria se precipitó sobre las galeras de la Orden de Malta. Entonces hizo estrangular a treinta caballeros y se apropió de la bandera negra de la Orden. Pero la división de reserva de Santa Cruz intervendrá a tiempo para restablecer la situación”.


Especial dramatismo y un halo caballeresco denota el hispanista francés cuando afirma: “Alí Pachá muere por disparo de arcabuz cuando don Juan de Austria iba batirse personalmente con él. Un marino español le corta la cabeza y se la ofrece en la punta de una pica y así se muestra a todos los combatientes”.

Luego afirma “en los dos bandos el furor se acerca al paroxismo: no se están combatiendo se están destripando mutuamente”

“(…) La potencia ofensiva y defensiva de los cristianos y la superioridad de su armamento contrastan con la de los musulmanes, que sin embargando efectúan mucho mejores maniobras navales”.


Hacia las cinco de la tarde, cuando el sol comenzaba a declinar la Santa Liga había perdido 8000 hombres en combate y hasta 15 naves pero habían capturado 130 naves a los turcos, 90 navíos otomanos habían sido hundidos y 6 más incendiados, lo que causó entre los musulmanes más de 25.000 muertos y 5.000 prisioneros, además de 12.000 galeotes liberados (en su inmensa mayoría prisioneros cristianos)

Tan pronto como llegó al continente la estrepitosa derrota de la Armada turca “era natural que la Cristiandad entera haya exultado con el anuncio de la victoria de Lepanto. Ya se veía a la Armada de la Santa Liga en Constantinopla para empezar, y después, por qué no, en Jerusalén”

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19 Oct 2008 15:36
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Nuevo mensaje Re: La Batalla de Lepanto vista por un hispanista francés
Consecuencias del triunfo de Lepanto

Para Venecia:
En cuanto a beneficios queda provisionalmente liberada de los turcos, que amenazaban ya peligrosamente sus fronteras y exponía sus posesiones a sangre y fuego.

Respecto a pérdidas, desde el punto de vista militar son considerables; además de haber sido golpeada duramente en su prestigio económico y financiero; lo anterior provoca un presentimiento general, interior y exterior, de su declive político y todo ello la empuja a una inexorable enemistad con sus antiguos aliados turcos para siempre. Sin embargo, recuerda Descola, que la Serenísima Repúblcia firmará por separado una paz con Selim II en 1572 asumiendo la pérdida de Chipre.

Para España:
Es la verdadera ganadora porque queda liberada durante mucho tiempo del peligro de la potencia islámica del momento; al mismo tiempo disminuyen hasta casi desaparecer los ataques de corsarios berberiscos de las costas norteafricanas.

Respecto a pérdidas, desde el punto de vista militar las únicas significativas, según Descola, son las del austero (o tacaño rey) Felipe II que sufragó algunas dotaciones mercenarias extranjeras en ciertas naves y que a juicio de este hispanista no fueron, precisamente, los soldados a sueldo los que demostraron más arrojo en el combate sino por el contrario, los auténticos españoles y cita como ejemplo el caso de don Miguel de Cervantes.

También se refiere Descola a la aparente derrota moral o diplomática que supuso el que Venecia negociara una paz por separado con el Imperio Otomano pero, en opinión del hispanista francés, esta paz equivalía “a la ruptura del pacto de la Santa Liga y en lugar de irritar a España, sirvió mejor a sus designios. España, es decir Felipe II, cuya política personal en Lepanto estaba tan impregnada de intenciones secretas que parecía, a menudo ir en contra del interés nacional. Así mientras el genovés Doria (responsable del ala derecha de la flota) abandona su posición y se pone en retirada, permitiendo así a Uluk reforzar el frente y romper el dispositivo cristiano, hay allí no sólo malicia sino rechazo a aceptar el combate”. A este respecto Descola afirma que “el rey de España le dio secretamente a Doria la orden, a escondidas de don Juan de Austria. Felipe II aunque desee la victoria sobre los turcos, no la ansiaba demasiado resplandeciente. Quería salvar Venecia del peligro otomano, pero comprendiendo que la república no fuese demasiado fuerte, pues aspiraba ya a incorporarla, de grado o por fuerza, a sus posesiones en Italia, de facto colonias españolas en esa época”.

Para el papado:
Descola afirma que hasta el papa Pío V estaba más contento que Felipe II por el rotundo éxito de don Juan de Austria, a quien compara en la lectura del Evangelio de aquel día, con San Juan Bautista, el precursor de Jesucristo.

El gran vencedor, más incluso que el sólo reino de España, fue el Occidente cristiano en su conjunto, afirma Descola, “el Imperio Otomano recibió en aguas del Mar Jónico un frenazo decisivo. Sin Lepanto, Europa entera estaba a su merced. Italia se exponía a la suerte de Grecia y peude que Occidente entero repitiera el destino del Imperio Romano en el siglo V. Pero la Batalla de Lepanto fue ante todo una victoria psicológica porque un mito acababa de destruirse: los turcos no eran invencibles”.

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19 Oct 2008 15:40
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Nuevo mensaje Re: La Batalla de Lepanto vista por un hispanista francés
El bueno, el feo y el malo

Para Descola el bueno de esta historia es sin lugar a dudas, don Juan de Austria que a pesar de su extraordinario éxito asumió la victoria con manifiesta humildad pública. Y recuerda el autor francés que en la procesión de acción de gracias por el triunfo de Lepanto, don Juan, en lugar de lucir uniforme y galardones militares, desfiló con hábito de monje.

El feo es inevitablemente, Selim II que entre todas las alternativas posibles respecto a Venencia y a la Cristiandad empleó desde el principio hasta el final las menos decorosas sin valorar las consecuencias y que, como resultado, vivió los acontecimientos, incluida la derrota, con arrebatos de soberbia. “Han tocado las barbas del sultán pero no han llegado a cortárselas”, afirmó fanfarronamente tras conocer el desastre para su flota.

El malo, para el hispanista francés, es una y otra vez Felipe II, que tal como lo describe Descola tras la victoria de Lepanto aparece más malvado que nunca, dice de él que envió a Lepanto menos soldados españoles que mercenarios italianos y alemanes mejor pagados que sus propias tropas nacionales que sin embargo demostraron mucha más valentía: “Felipe II se sintió padecer una derrota económica de la que se resarció con expulsiones de moriscos y judeoconversos dudosos a quienes incautó sus bienes, al tiempo que prevenía eventuales apoyos a invasiones islámicos por parte de estos grupos sociales”

“El monarca español se sentía ahora libre por la retaguardia del Mediterráneo lo que le permitía enfrentarse a las otras potencias navales del momento: Inglaterra y Holanda”, dice Descola con lo que denota que España perdió la oportunidad acrecentada por la paz de Venecia con Selim II, de seguir avanzando por el Mediterráneo, lo que en cualquier caso hubiese sido muy costoso económicamente.

Sin embargo, lo que importa al hispanista francés es dejar bien claro que Felipe II podía ser un gobernante prudente pero de ninguna manera un hombre bueno. Y en esa técnica narrativa suya de condensar los acontecimientos históricos en una hora concreta del día presenta a Felipe II en su capilla de El Escorial en la tarde del 31 de octubre de 1571, rezando las vísperas de la Festividad de Todos los Santos con un profundo sentido de devota piedad. En ese preciso momento es interrumpido por el Embajador de Venecia que viene, absolutamente alborozado política y personalmente, a transmitirle las felicitaciones de su Gobierno por el triunfo de Lepanto y por la exitosa comandancia de don Juan de Austria. Felipe II responde inexpresivamente y con frialdad que los éxitos en las batallas corresponden a la voluntad de Dios y vuelve a sus rezos.

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19 Oct 2008 15:41
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Nuevo mensaje Re: La Batalla de Lepanto vista por un hispanista francés
Conclusión personal

Parece que esa última escena del capítulo sobre Lepanto, en la que se describe el desdén personal del rey es un resumen de lo que piensa Descola sobre la ocasión perdida de España respecto al Mediterráneo. Creo que el pensamiento de Descola es que Felipe II, si hubiese admirado a su hermanastro tanto como el resto de la cristiandad se habría planteado la política naval española de los años venideros de forma muy distinta.

A mi juicio, así piensa Descola: Felipe II no quiere compartir con nadie su éxito ni con el papa, ni mucho menos con Venecia, ni tampoco con su propio hermano ni tan siquiera con sus súbditos, los españoles. ¿Tendrá esto algo que ver con la situación que viven en esos años las relaciones entre España y Francia, y en concreto entre el monarca francés y el sultán turco?

Sin llegar a ser tan mal pensado, parece más bien que este pensamiento de Descola hacia Felipe II, parece indicar el viejo refrán de que más vale pájaro en mano. De la lectura de este capítulo que vuelvo a recordar, subtitulado "La hora de la prudencia" se puede colegir que, a juicio de su autor, a España le pudo ir mejor con un calculado riesgo en ese momento preciso tras la Batalla de Lepanto pero Felipe II prefirió aplicar la prudencia, la austeridad y el reforzamiento de la figura de la Corona, representada por él mismo.

Sea como fuere, en este octubre de 2008 –que se cumplen 437 años de la Batalla de Lepanto- la Italia de aquel entonces es hoy, un Estado unitario y soberano; los Estados Pontificios han quedado reducidos a un testimonial ente nacional, la Ciudad del Vaticano, con poderes básicamente espirituales sobre los católicos; el poderoso Imperio Otomano, de corte califal, dejó de existir hace más de ochenta años y hoy sus dominios son Estados independientes y la heredera directa de la metrópoli imperial, es paradójicamente una república laica: Turquía. Chipre parcialmente y Grecia totalmente se liberaron de los turcos hace siglos. Y por si fuera poco los ilustres enemigos de vanguardia: Reino Unido y los Países Bajos son junto con España miembros de una Alianza Militar, la OTAN en la que participan además las marinas de Italia, Grecia, Turquía y hasta Chipre solicita su ingreso desde hace años, además de las armadas de otras potencias políticas no mencionadas en este capítulo pero que ya lo eran en la época: Francia y Portugal. Todos los contendientes activos o pasivos del escenario geoestratégico de aquella época forman hoy día una alianza militar estratégica en de las que sus flotas forman parte.


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Bibliografía:

Jean Descola.
“Les grandes herures d’Espagne” (pags. 165 a176). Ed. Librairie Académique Perrin.

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19 Oct 2008 15:49
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Nuevo mensaje Re: La Batalla de Lepanto vista por un hispanista francés
Interesante y entretenido resumen Cch y oportuno, dado que el día 7 no está tan lejos.

Cada uno arrima el ascua a su sardina y lo digo por los venecianos cuyos banqueros financiaron los intentos de buscar por el oeste las especias que tan difíciles se les volvieron por el este a causa de los turcos.

un saludo

Antonio

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Insignia en el crucero: Cristóbal Colón R. O. del 16 de septiembre de 2008
"Si vis pacem, para bellum"


19 Oct 2008 16:28
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Nuevo mensaje Re: La Batalla de Lepanto vista por un hispanista francés
Buenas.
Siempre es mejor un hispanista del sur de Francia, que puede sentir mas lo que represento el peligro moro, que un hispanista de los paises donde el sol brilla por su ausencia.

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Nuevo mensaje Re: La Batalla de Lepanto vista por un hispanista francés
'

Hoy he subido este combate (por fin) a la Web.


Por si alguien lo quiere visitar: https://www.todoavante.es/index.php?titl ... anto_7_/_X


Un cordial saludo.
.

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Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño. Marco Tulio Cicerón.


Hay criterios cerrados, de ásperas molleras, con los cuales es inútil argumentar. Miguel de Cervantes Saavedra.


Cuando soplan vientos de cambio, unos construyen muros, otros, molinos.

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15 Oct 2014 19:11
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Nuevo mensaje Re: La Batalla de Lepanto vista por un hispanista francés
Enhorabuena por su trabajo, Cch. Me ha gustado mucho y se nota que usted no es de los de la LOGSE, sino de los de antes, de los que estudiaron como Dios manda, para ilustración y solaz de estos sus lectores.

Saludos

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Comandante a flote división de California. Insignia en el navío: Serio R. O. del 17 de octubre de 2016.
"Los Oficiales de Igueriben mueren, pero no se rinden." "Aun quedan doce cargas de cañón, que empezaremos a disparar para rechazar el asalto. Contadlas y al duodécimo disparo fuego sobre nosotros, pues moros y españoles estaremos envueltos en la posición"Julio Benítez y Benítez. Comandante de Infantería

http://soldadomalagueno.blogspot.com.es/


16 Oct 2014 09:05
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Nuevo mensaje Re: La Batalla de Lepanto vista por un hispanista francés
Completísimo. V-B-1

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3º Secretario General del Foro.
Insignia en el acorazado: ARA-Moreno R. O. del 19 de Abril de 2010.

Yo soy el navío; el cielo mi referencia; el viento mi circunstancia; el timón mi voluntad.


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Traducción al español por Huan Manwë para phpbb-es.com