.

Navío de 70-74 cañones botado en el astillero de La Habana en 1768. En 1769, desde el puerto de La Habana realizó varias patrullas de protección del tráfico marítimo.



A primeros de abril de 1775 escoltó un convoy de Cádiz a Cartagena. En junio de 1775 participa en la expedición a Argel al mando del capitán de navío don Manuel de Bedoya, arbolando la insignia del jefe de escuadra don Antonio de Arce, en la escuadra del teniente general don Pedro González Castejón (ver navío Velasco). Había zarpado con la división de Cádiz el 7 de mayo con la división de Antonio de Arce para concentrarse en Cartagena, con una tripulación de 418 hombres y 132 infantes de Marina.



En 1776 pertenece a la escuadra del teniente general don Miguel José Gastón de Iriarte que se encuentra en cruceros por las islas Canarias (ver navío Velasco) al mando del capitán de navío don Alonso de Rivas.



Entre junio y septiembre de 1779, al mando del capitán de navío don Alonso de Rivas, participa en la primera campaña del Canal de la Mancha con la escuadra del teniente general don Luis de Córdoba, regresando a Cádiz a finales de año.



El 28 de abril de 1780 zarpa de Cádiz con la escuadra de don José Solano Bote con destino a La Habana (ver navío San Luis) para reforzar la presencia naval española en el Caribe. El 10 de abril de 1781 zarpa de La Habana formando porte de la escuadra española y francesa al mando de Solano para apoyar a Gálvez en la ocupación de Pensacola. El 5 de marzo de 1782 zarpa de La Habana con la escuadra y convoy al mando de Solano rumbo a Guarico (ver navío San Juan Nepomuceno). Regresó a Cádiz al acabar la guerra.



En 1783 realizó varias campañas al mando del capitán de navío don Francisco Delgado. Quemado por accidente en el arsenal de La Carraca en 1784.






.

.

Un hecho muy curioso y que me llamó la atención, sacado del diario de Francisco de Saavedra. Estaba este navío escoltando un convoy de Veracruz a La Habana en septiembre de 1781, cuando por una tormenta se separó de los compañeros de escolta y los mercantes. Apareció en medio de un convoy británico de unas veinte velas con escolta de varios buques de guerra. Una fragata mercante británica se acercó al costado del navío español y al reconocer que era enemigo no tuvo más remedio que arriar la bandera y rendirse. La mar estaba muy gruesa y no se pudo botar ningún bote, o no se atrevieron, para que algún oficial y marineros pasaran a la fragata a marinarla. El comandante del Paula ordenó entonces al comandante británico que siguiera a su navío. Llegada la noche, la fragata aprovechó la oscuridad para escapar. Los británicos podrán ser muchas cosas, pero no tontos.

Saludos.


.