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 Fragata "Colombia" 
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Capitán de Fragata
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Nuevo mensaje Fragata "Colombia"
Prestó servicio a la marina grancolombiana y luego a la ecuatoriana, sin combatir jamás:

“Colombia”. Fragata. Similar a la “Cundinamarca”(algunas fuentes las consideran gemelas). Armamento de 60(Bel-CAG; AvM lo detalla: 30 piezas de a 32 libras y 30 piezas de a 42 libras)-62(JH; EcI señala una artillería inicial de 62 cañones grandes, incluyendo 30 de a 42 libras y 32 de a 32 libras)-64(PTC-Ec-AJC)-74(indudable error en la página oficial de las fuerzas armadas del Ecuador) cañones. Eslora de 118 pies y 6 pulgadas, manga de 42 pies y 2 pulgadas, puntal de 30 pies y 2 pulgadas(EcI); eslora de 177 pies; manga de 46 pies y puntal de 20 pies(AvM). Casco de roble vivo aforrado en cobre de 36 onzas (Ec menciona erróneamente un supuesto forro de bronce). Bel transcribe la siguiente descripción de esta fragata “buque de primera marcha, de superior andar a la bolina y con mar bonancible. Con viento regular, con un rizo en las gavias y los juanetes afuera, se la consideraba sin rival; y, por último, poseía todas las cualidades necesarias para una pronta maniobra, ex cepción de la –virada en popa-, dilatada algo, por su gran eslora. Los botes principales de la “Colombia” estaban bien armados en guerra, cada uno de ellos con un cañón de bronce de a cuatro, y la correspondiente tripulación con las armas necesarias”. "Asociado con Isaac Webb and Company, Henry Eckford diseñó y construyó cuatro fragatas de 64 cañones y 2000 tons cada una para Brasil, Colombia, Peru y Chile (en realidad, Brasil y Colombia tuvieron dos y los restantes ninguna). Las cuatro fueron terminadas en el increíblemente corto plazo de 18 meses. Todas tenían cuadernas de “live-oak” (Quercus virginiana, encina de California) y dos fueron construidas en New York, las restantes en Baltimore y Philadelphia" (AvM, extraido de Phillis Dekay Whellock, "Henry Eckford (1775-1832) an American Shipbuilder", en “American Neptune” 7/1947, páginas 177-195, las aclaraciones sobre la madera utilizada pertenecen al autor de esta lista). JH afirma, fundado en David Bushnell, "The Making of Modern Colombia", Berkley, 1993, página 59, que su adquisición – probablemente cuando fue ordenada junto a la otra fragata similar - ocurrió en 1824. Construida en 1825 por Henry Eckford en Nueva York, Estados Unidos, donde habría sido comprada. Llegó a Colombia en 1825 (tal vez el 22 de septiembre). AJC señala que esta fragata fue alistada en Baltimore por Jorge De Kay, quien luego la llevó hasta Cartagena de Indias. “Abanderada con el tricolor mirandino en Puerto Cabello”, se la comisionó “a Cartagena, ya bautizada con el nombre de “Colombia” para integrar junto con la fragata “Cundinamarca” el núcleo de las fuerzas navales que harían frente a las similares españolas que se aprestaban en Cuba para la reconquista de los países recién emancipados”(Bel). CAG señala en 1825/1826 (sin dar los nombres) que “los barcos comprados, y muy caros, se están pudriendo en los puertos por falta de gente para mantenerlos. El ejemplo mejor lo dan las fragatas de sesenta cañones compradas en Nueva York, que estaban en Cartagena apenas con la tripulación necesaria para la limpieza diaria. Indudablemente esto resultaba dañino para tan hermosos barcos, cuyo destino, de seguir aquí, era la pudrición” (se trata sin dudas de esta fragata y su gemela, únicas naves grancolombianas de esas características). IIIS señala que esta era una de las naves en que se embarcaban los alumnos de la Escuela Náutica de Cartagena alrededor de 1825/1826. Desarmada el 7 de diciembre de 1826(AvM), siguió así durante 1827(AvM); JH señala que esta fragata y su casi gemela eran mencionadas como naves en servicio por el ministro de marina en febrero de 1827 (ver la fuente en la aclaración adicional 9º). Desde marzo de 1828 hubo negociaciones con México (y tal vez otros países) para vender esta nave y/o la “Cundinamarca”, a las que se puso fin oficialmente en agosto de 1829 (sobre este hecho puede consultarse la aclaración adicional 2º dentro de la sección de México). Ante los nubarrones en la situación con Perú y España, el 7 de agosto de 1828, en carta desde Bogotá al general Mariano Montilla, el Libertador interroga al receptor: “También deseo saber a vuelta de correo si podemos mandar una de esas grandes fragatas a Puerto Cabello para que allí la pongan en estado de salir al mar contra los españoles o contra los peruanos. Diga Vd. el dinero que pueda costar esto para mandarlo, aunque sea vendiendo la casaca, pues importa mucho que esa fragata esté en estado de guerra.” En una nueva carta al mismo general, fechada el 21 de agosto de 1828, Bolívar insiste en la cuestión: “Vd. debe tomar mucho interés en que la fragata que debe equiparse en ese puerto salga al mar cuanto antes. Indíqueme Vd. desde ahora cuál puede ser su comandante y sus oficiales, pero que no la vayan a llevar; y cuánto necesitará para alistarla para un crucero de seis meses por lo menos. Se me ha asegurado que con 40.000 pesos sobrará.” El 7 de octubre de 1828, en una nueva carta desde Bogotá para el general Montilla, el Libertador afirma: “He determinado enviar una de esas grandes fragatas al mar del Sur. Para ello Vd. la enviará sin pérdida de tiempo a Puerto Cabello, donde aumentará sus provisiones y su tripulación, pues supongo que, en cuanto a víveres y repuestos, pueda ir bien provista hasta ahí. Procure que ella lleve de allí algunos marineros hábiles, que serán extranjeros e irán pagados y algunos otros que deban formarse tales en la navegación o que convenga destinar a ella. Chitty la irá mandando hasta Puerto Cabello; si él quisiere continuar lo escribirá Vd. al general Páez de mi parte. El general Páez ha de dar instrucciones al que venga mandando el buque al salir de Puerto Cabello; y yo le encargo, si Beluche está allí, le prefiera por su grado etc. Vaya o no Chitty de ahí mandando el buque, procure Vd. poner a bordo subalternos de confianza para impedir toda intención o suceso siniestro. Encargo a Vd. la mayor diligencia en la salida del buque y que recomiende al comandante la mayor presteza. Si faltaren a Vd. enteramente otros medios para equipar el buque, puede Vd. hacer uso de los fondos que existan destinados al pago de la deuda interior, y si éstos no alcanzaren aún, a los destinados a la exterior: bien que sentiré mucho lo último, porque ahora más que nunca nos importa hacernos respetar. (…) En el buque de que hablo arriba remita Vd. igualmente alguna tropa para su defensa. Al presente estoy aumentando la que había en ese departamento. Ya dije a Vd. antes que marchaba ahí el batallón Faya con más de 500 plazas; y también irán cosa de 100 artilleros; mas con respecto a éstos, deseo que si llegan a tiempo sean remitidos a Puerto Cabello en la misma fragata. Si llegaren tarde, Vd. los incorporará en esa guarnición.” El 19 de noviembre de 1828, en carta a Páez, señala que “el general Montilla se lo habrá comunicado (la sublevación de la “Pichincha”) por la "Colombia", que está al salir para Puerto Cabello y cuyo pronto alistamiento al regresar de abajo le recomiendo encarecidamente, no sea que los peruanos se luzcan con nosotros en el mar, ya que por tierra no son tan poderosos. También es menester que Vd. la haga acompañar con algún bergantín o corbeta más para que podamos estar seguros de todo chasco.” En carta al general Montilla del día siguiente, Bolívar afirma haber ordenado a Páez enviar la “Colombia” con un bergantín o corbeta y que el capitán de la fragata será Chitty. En carta al general Pedro Briceño del 15 de diciembre (la fragata zarpó en realidad dos días antes) de ese año, Bolívar se refiere a los “aprestos de la fragata y de otro buque menor para que monten el Cabo de Hornos y vaya al Pacífico”. En la misma fecha, en misiva al general en jefe José Antonio Páez, el Libertador reclamaba “el envío de las tropas que le he pedido; que no economice sacrificios; que antes de habilitar la escuadrilla, se hagan los gastos indispensables a mover dichos cuerpos; y que si después de todo esto se encuentre Vd. con fondos disponibles, me envíe al Sur la fragata y el bergantín de que se habla oficialmente. He mandado que Boguner sea destinado en Cartagena, que Chitty mande la fragata y que Beluche mande en jefe la expedición. Por útil que sea Beluche en Puerto Cabello, lo considero más necesario a la cabeza de la expedición.” El 13 de diciembre de 1828 salió de Cartagena para Puerto Cabello, según señalaba Bolívar al general José Antonio Páez en carta del 6 de enero de 1829. El Libertador agregaba que en Puerto Cabello “debe ser socorrida de todo lo necesario para un viaje de seis meses; y debe salir en convoy de una corbeta o bergantín de guerra perfectamente equipado. Dicha expedición debe salir al mando de Beluche, hacer escala en Río Janeiro, refrescar allí víveres, aguada, etc, tomar noticias del estado del Perú y luego montar el cabo y dirigirse a Guayaquil. Es indispensable que Vd. tome mucho interés en el apresto y remisión de esta flotilla al Pacifico con la prontitud que exigen las circunstancias, porque el ejército de Colombia es nada teniendo descubiertas sus costas meridionales. También debe Vd. tener presente, y advertirlo así a Beluche y Chitty, que la escuadra del Perú, tan pronto como sepa que la escuadrilla de Colombia se dirige al Pacifico, es probable que salga a esperar a ésta última a la altura de Chiloé, pues que ningún buque de guerra monta el Cabo sin haber desmontado su artillería; lo cual da una superioridad a la escuadra que se halle en expectación.” El 17 de enero de 1829, en carta al general en jefe Rafael Urdaneta, señalaba para mejorar la moral de las tripulaciones que “Los del Sur no necesitan sino los buques que ya deben estar marchando o que marcharán sin riesgo; porque la "Prueba" no podrá combatir más. Pues es muy vieja y está perdida. Dígalo así a Puerto Cabello para que se animen y vuelen.” Días después, el 22 de enero, en misiva a Páez, le decía que “Depende de Vd. y absolutamente de Vd. esta operación, que consiste en el pronto y buen despacho de la fragata convoyada de una corbeta o de un bergantín de guerra que vayan perfectamente tripuladas y con la competente guarnición, porque si Guise ha sobrevivido al combate de Guayaquil, él hará reparar su escuadra muy pronto y volará a esperar la nuestra. Es intrépido y valiente y tiene sed de venganza. Que vengan, pues, mi querido general los buques en actitud de batirse y pronto, pronto.” Esta fragata seguía en Puerto Cabello en febrero de 1829, a la espera de ser habilitada para viajar al Pacífico junto a la fragata “Cundinamarca”, la corbeta “Urica” y la goleta “Independencia”, aunque los españoles(PTC) no descartaban que junto a ellas intentara atacar a la fragata “Iberia” que se esperaba en La Habana proveniente de la península ibérica o que pasaran a Estados Unidos para habilitar, dadas las carencias de marinería y materiales. Desde la Provincia de Guayaquil, Bolívar continuaba reclamando con insistencia (y en algún momento un asomo de desesperación) la pronta salida de las naves al Pacífico. A continuación se transcribirá una selección de sus misivas en este sentido. La dirigida al general A. J. de Sucre el 12 de marzo de 1829: “Las dos grandes fragatas y dos corbetas deben montar el cabo en todo abril o mayo. (...) El apresto de los buques de guerra ha costado un sentido.”; la enviada al general Pedro Briceño Méndez el 20 de marzo de 1829: “Mucha falta hacen los buques de guerra. Yo deseo que estén ya muy lejos de las costas de Venezuela.”; la remitida al general José Antonio Páez, el 1° de junio de 1829: “siempre quedamos expuestos a la continua invasión de los peruanos con el resto de su marina (…). Así es que cada vez ansiamos más por la llegada de nuestra escuadra para terminar esta guerra. Con sólo las fragatas podremos ya dominar el Pacífico, pues habiendo perdido el Perú la fragata "Prueba", por el incendio del 18, no tiene más marina fuerte, con que resistirnos. Que vengan, mi general, que vengan las fragatas. Hoy envío orden al ministro de marina para que se les dé órdenes directas para que se vengan de cualquier modo, y se avisen a Vd. A los enemigos les quedan bergantines y goleras. De resto todo va perfectamente. (...) Necesitamos de la marina para poder hacer la paz con el Perú, que tiene todavía seis buques de guerra, y nosotros ninguno, porque los que teníamos se los entregaron en Guayaquil. En este mes podemos tomar dicha ciudad, pero quedaremos bloqueados, porque la marina es de piratas obstinados en hacernos la guerra para pillarnos las costas, y, por consiguiente, no tendremos la paz si no vienen nuestras fragatas, ni podemos atacar al Perú por tierra porque el país está enteramente desolado y hay desiertos inmensos donde no hay agua para beber ni leña para cocinar ni animales que matar. Los buques de guerra nos sirven para salvar todos estos inconvenientes y cuantos tenemos en este país.”; el 2 de junio de 1829, en carta al general Mariano Montilla: “cuento con ocupar la plaza (de Guayaquil) en todo este mes; y aun conseguir la paz si acaban de llegar nuestras fragatas, porque entonces dominaríamos el Pacifico y se le acabaría al Perú toda proporción de incomodarnos.”; el mismo día. Al general Daniel Florencio O’Leary: “si no vienen las fragatas siquiera, no podremos dominar el Pacífico y, por supuesto, tampoco hacer la paz.”; también el 2 de junio, al general Pedro Briceño Méndez: “Si nuestras fragatas hubieran llegado, ya seriamos dueños de Guayaquil, pues ya no hay quien pueda resistirles; pero no llegando estos buques y, aunque tomemos la plaza, siempre quedan los peruanos en actitud de molestarnos con el resto de su miserable marina. Sin embargo, cuento con terminar estos negocios en todo este mes, porque no creo que dilaten más nuestras fragatas que se hacen cada vez más deseables.” El 8 de junio de 1829, en carta al general en jefe Rafael Urdaneta, el Libertador señala haber recibido “una carta del general Páez en que me dice que los buques no podían salir en abril, y lo peor era que los marinos decían que no podían pasar el Cabo antes de octubre, por consiguiente, ordene Vd. a Páez y al comandante Beluche que inmediatamente que reciban las nuevas órdenes de Vd. marchen al mar y traten de remontar los buques todos reunidos y se dirijan sobre Río Janeiro. En este tránsito no dejarán de gastar 50 o 60 días. En Río Janeiro se informarán de todo, todo, todo, sobre el modo de pasar el Cabo y la estación. Después saldrán de Río Janeiro a principios de octubre y no gastarán menos de 30 días para pasar el Cabo, de manera que a fines de noviembre o a principios de diciembre podrán estar en nuestras costas del Sur. No necesitamos más que de las dos fragatas, y si no es posible que vengan las dos, que venga una con una corbeta, o un bergantín, pero si pueden venir todos los cuatro es mejor, porque los peruanos tienen muchos y arman todos los días muchos buques. Este retardo nos va a perjudicar infinitamente, tendremos que sufrir seis meses más de campaña en el maldito clima de Guayaquil, y cuando venga el invierno nos volveremos a encontrar en el mismo estado en que estamos ahora. Quiero decir, ¿que quién sabe si por este retardo de los buques nos vuelve a coger el invierno sin haber ocupado a Guayaquil? Es verdad que no lo sé, y lo que sé es bien triste. Los peruanos harán fuego constantemente contra nosotros y nosotros sin un cañón. Destruirán la ciudad, y tal vez nuestro ejército a fuerza de combates y por el mal clima.” El 20 de junio de 1829, con menos pesimismo, decía Bolívar en la adición a una misiva al general José Antonio Páez: “Por mis anteriores ya sabrá Vd. cuán urgidos hemos estado por la escuadra, ahora le repito que a pesar de lo favorablemente que van nuestros asuntos, no por eso nos deja de hacer una inmensa falta dicha escuadra, para concluir sólidamente la paz con este maldito Perú, que nos molestará mientras no dominemos el Pacífico. Así le insto de nuevo, mi querido general, que haga salir cuanto antes dicha escuadra, por lo menos las fragatas.” El 6 de julio, el Libertador le decía al general Páez : “He tenido en este correo la muy grata de Vd. fecha en 5 de mayo. Por ella quedo enterado que para entonces había dificultades para la salida de la escuadra, pero que se trabajaba con tesón. Así yo me consuelo con la esperanza de que ya estará en marcha a estos mares” (vana esperanza). Desde Guayaquil, nuevamente en misiva al general Páez, Bolívar afirmaba el 26 de agosto de 1829 que “Nos tiene Vd., pues, esperando aquellos señores (los representates peruanos) para tratar, y la escuadra para que los peruanos cumplan lo que se trate, y para regresarme enteramente seguro de todos estos negocios. Adición en 27 de agosto.-Ya no necesitamos más que una fragata porque los peruanos deben devolvernos los buques menores al hacer la paz, de lo que no hay duda; que venga, pues, la más grande solamente, pero bien equipada y pronto.” El 4 de septiembre, en carta al general Rafael Urdaneta, el Libertador señalaba haber recibido “la carta que Vd. me incluye del general Clemente. Hasta este buen hombre nos trata de dilatar la venida de las fragatas con sus observaciones; pero siquiera es un consuelo lo que asegura Soublette y Vd. me indica. Haga, por Dios, que venga la fragata que he pedido últimamente, pero volando si es posible, para que esto pueda quedar asegurado.” En la misma fecha, en misiva a José A. de Alamo, el Libertador insistía: “Yo sigo (...) aguardando al comisionado del Perú para los tratados y las fragatas para asegurarlos, porque estos peruanos no cumplirán si no tienen miedo. Afortunadamente, con una buena fragata solamente tendremos lo bastante para tenerlos en un zapato, y poder regresamos dejando esto asegurado. Hagan, pues, que venga siquiera ese buque pronto.” Al día siguiente, en carta al general Páez, Bolívar afirmaba: “esperamos con ansia la fragata que últimamente hemos pedido y que ¡ojalá llegase a tiempo de los tratados! porque nos seria bien importante presentar a los peruanos un argumento tan poderoso como sería para ellos éste y en estas circunstancias, y para mí de un inmenso consuelo, pues con este buque y las fuerzas útiles (podría ser un error por sutiles) que se nos devolverán al hacer la paz, dejarla esto enteramente seguro.” DicEc afirma que su capitán en 1829 era Tomás Carlos Wright Montgomery, irlandés veterano de la Royal Navy, pero eso no coincide con lo señalado en Bel y PCCo. El 25 de agosto de 1829, en medio de estos reclamos epistolares, la fragata “Colombia” y la corbeta “Urica” zarparon finalmente de Puerto Cabello rumbo a Guayaquil. La “Colombia” era buque insignia del General de Brigada de la Armada Nacional (equivalente a un actual Contraalmirante) Renato Beluche. Dado su buen andar, pronto se separó de su consorte, dobló sin contratiempos el Cabo de Hornos(Bel; IIIS señala que murieron 10 marineros en dicho cruce) y llegó al Puerto de la Puná en el Golfo de Guayaquil el 1º de febrero de 1830 (otra fuente fecha su llegada a Guayaquil el día 4 y IIIS el 8), tras el final de la guerra con el Perú. Tras su llegada a Guayaquil, Beluche dejó el mando de la nave al capitán de navío inglés Leonardo Stagg, ascendido el 1º de abril de 1830 (antes era capitán de fragata) junto a otros oficiales de esta fragata, cuya nómina figura en IIIS. Al disolverse la Gran Colombia, esta fragata pasó a integrar la Armada de Ecuador. En 1831 continuaba navegando por las costas ecuatorianas. Entre 1829 y 1832 sirvió en esta fragata el natural de Philadelphia Mateo P. Game, primero como teniente de fragata y luego teniente de navío, para ser en 1832 el segundo comandante de la nave. En la sesión nocturna del Congreso ecuatoriano del 9 de noviembre de 1832 se dio “la autorización del Congreso para enajenar la fragata “Colombia”, por el peligro que pueda ella correr en el río de Guayaquil y por evitar los grandes gastos que causa, sobre lo que cree la Comisión (de Guerra y Marina) que se debe conceder al Gobierno la autorización de estilo: con prevención de que para evitar en mucha parte el gasto, debe desarmarse y asegurarse a la orilla del río a cargo de Capitán de Fragata o Primer Teniente que tendrá a sus órdenes tres oficiales subalternos, cuarenta marineros, sus correspondientes Oficiales de Mar y la Compañía de Infantería de Marina, debiendo el Contador del Arsenal pasar revista diaria en este buque para el abono de las raciones correspondientes”. Fue finalmente desguazada y rematada en fragmentos en 1835. Bel-CAG-EcI-Ec-DicEc-AJC-IIIS-AvM-EEMC-PCCo-Ot

Luego aclararé las fuentes. Saludos Gerardo


03 Abr 2007 15:06
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Traducción al español por Huan Manwë para phpbb-es.com