Relación de servicios del D. José Sevila, Capitán de su pingue, nombrado Nuestra Señora del Rosario, alias el Postillón de Alicante

Antes de empezar, para los que no sepan lo que es un pingue:

Se llama pingue a una embarcación latina muy usada en el Mediterráneo, particularmente en las costas de Italia.

Su aparejo es parecido al jabeque del que se diferencia en ser más alterosa, más llena de proa y de mayor calado, en no gastar aletas y tener muy estrecha la popa. Usa de vela y remo y tiene al extremo de popa un palito de mesaría, además de los dos principales en que van las entenas.

Esta es la relación de los servicios prestados por el Capitán Graduado de Mar y Tierra -también aparece como Capitán de Mar y Guerra- Don José Sevila a Su Majestad el rey de España. Se trata de uno de tantos españoles que sirvieron a su patria en el mar y de los que la historia no nos ha dejado noticia y que solo gracias a la impagable labor de los Archivos es posible rescatar para el general conocimiento. Lo que voy a escribir es lo que pone su hoja de servicios.

En el año de 1732, cuando se acometió la empresa de recuperar la plaza de Orán, su pingue fue uno de los elegidos para formar parte de dicha expedición, siendo nombrado Cabo de algunas embarcaciones de transporte, con las que acudió junto con su nave a cuantos puntos le fueron encomendados, realizando labores de transporte de víveres, de tropas, de documentación y correos, tanto de Orán a Alicante como viceversa. Tras ser recuperada la plaza continuó con esas tareas, a las que añadir el transporte de tropas a Italia y el de géneros para la subsistencia de estas, demostrando no solo un auténtico deseo de servir al Rey y distinguirse con ello, si no poniendo en ello mucho interés y celo para llevarlo a cabo en perfecto orden.

Así mismo, en un certificado fechado el 5 de septiembre de 1734, se hace constar que nuestro hombre sirvió durante toda la expedición a los reinos de Nápoles y Sicilia, donde entre otras cosas se le mandó que fuese con su lancha y varios marineros para emplearse en la construcción del fuerte que se levantó en el mar para batir a la plaza de Gaeta, quedando en dicho punto hasta que se consiguió la rendición de esa plaza, haciendose constar la satisfacción que mostraron los ingenieros por el buen hacer de D. José y su capacidad de mando, aceptando incluso los ingenieros sus apreciaciones para la construcción del fuerte y elogiando su acción durante los casos más complicados y peligrosos durante la conducción de lo necesario para la construcción del fuerte, por lo cual, al volver a Nápoles, le nombró el Intendente Comandante de diferentes embarcaciones latinas cargadas tanto de tropas como de pertrechos para su conducción a los sitios puestos a Palermo y Trápana, en Sicilia, demostrando durante la conducción de los convois su pericia náutica, su valor y el celo que en ello ponía, de manera que al volver a Nápoles, se le nombró Comandante al mando de los 17 navíos que estaban prontos a partir para España con prisioneros enemigos alemanes para dejarlos en los puertos de Barcelona y Alicante.

Tras estos hecho, le fue encomendado el transporte de vagabundos y desertores desde el castillo de Alicante a la plaza de Liorna y el de presidiarios a la de Orán, demostrando su capacidad para el control de las situaciones complicadas y de peligro que este tipo de individuos plantean en dichos traslados. Otros servicios prestado por D. José fueron el traslado de pólvora desde Cartagena a Orán en agosto de 1738, el transporte de correos en 1739.

A primeros de mayo de 1741, hallándose los regimientos de Infantería de Asturias y de Murcia de guarnición en la plaza de Málaga, fue destinado para, con cuarenta soldados y dos Sargentos de dichos regimientos, convoyar la saetía Nuestra Señora del Rosario con víveres para la plaza de Ceuta, ocurriendo que como a unas cuatro leguas a la mar, frente al castillo de Fuengirola, avistaron un pingue y una saetía de corsarios moros, argelinos probablemente, y que a pesar de ser inferiores en fuerza, no dudo ni un momento en ofrecer combate con su pingue y sus cincuenta tripulantes, armado tan solo con catorce cañones y pedreros, arrojándose sin temor en medio del peligro, manifestando singular valor, conducta y aplicación militar, consiguiendo salvar el peligro saliendo airoso del encuentro. Posteriormente fue designada para el transporte de agua y materiales para las obras de los presidios desde Málaga.

Regresando a primeros de noviembre de 1741 de la Torre de Estasi con su pingue y ya a la altura de la Torre de la Horadada, aparecieron dos jabeques argelinos, uno por la parte de fuera y otro por su popa, comenzando a acosarlo con nutrido fuego y que hubieran conseguido abordarlo y apresarlo de no haber vacilado en el ataque el jabeque que acosaba por popa por estar muerta la mayor parte de su tripualación por el fuego ordenado hacer por D. José a la vaez que los que conseguían salvarse se lanzaban al mar para ser recogidos por dos lanchas que botó el otro jabeque, consiguiendo salvarse de ser capturados debido al gran daño que el pingue español había recibido, dañando a casi todos los marineros con la lluvia de frascos de pólvora que les lanzó el moro, que incluso mataron a uno de los miembros de la comitiva de D. José y saliendo este mismo herido, lo que no impidió que ante el inminente abordaje argelino

El 30 de abril de 1742 sale del puerto de Málaga para cargar madera a la altura del río Guadiaro para conducirla a los arsenales de La Carraca y cuando iba ya cargado y a la altura de Gibraltar le salen un paquebote, una fragata y una balandra de corsarios ingleses, viniéndole a bordo el paquebote -era el más ligero de los tres- batiéndole, pero D. José ordenó arribarle para pasar al abordaje a la vez que ordenaba que los cañones de su barco empezaran a escupir fuego sin descanso, consiguiendo dañar de consideración al paquebote , el cual hubo de huir en dirección este a remo y vela y aunque lo persiguió hasta la noche no tuvo la suerte de darle caza, lógico si tenemos en cuenta que iba cargado con maderas y viendo que, además se le echaban encima la balandra y la fragata comprendió que ante tan superior fuerza decidió acogerse al abrigo de la fortaleza de Fuengirola con el palo de trinquete estropeado por un disparo enemigo del calibre de a ocho, el palo mayor lastimado y con destrozos en las jarcias y velamen, además de estar atravesado el costado y dañadas parte de las cubiertas, todo lo cual constó en la declaración que posteriormente hicieron el Contramaestre y otros marineros, los que hicieron singular aprecio del valor demostrado por el Capitán Sevila, conocimiento del arte del mar y su acertada conducta

A primeros de mayo de 1741, hallándose los regimientos de Infantería de Asturias y de Murcia de guarnición en la plaza de Málaga, fue destinado para, con cuarenta soldados y dos Sargentos de dichos regimientos, convoyar la saetía Nuestra Señora del Rosario con víveres para la plaza de Ceuta, ocurriendo que como a unas cuatro leguas a la mar, frente al castillo de Fuengirola, avistaron un pingue y una saetía de corsarios moros, argelinos probablemente, y que a pesar de ser inferiores en fuerza, no dudo ni un momento en ofrecer combate con su pingue y sus cincuenta tripulantes, armado tan solo con catorce cañones y pedreros, arrojándose sin temor en medio del peligro, manifestando singular valor, conducta y aplicación militar, consiguiendo salvar el peligro saliendo airoso del encuentro. Posteriormente fue designada para el transporte de agua y materiales para las obras de los presidios desde Málaga.

Procedente de la Península, el 21 de junio de 1741 llega a La Habana cargado de provisiones, enviadas en prevención de que debido a la guerra con Inglaterra escaseasen en aquella isla, tras lo cual regresó a su origen.

Regresando a primeros de noviembre de 1741 de la Torre de Estasi recaló con su pingue en Alicante para transportar pólvora, balas y y cuerda de mecha para llevar a Orán , sucedió que a la altura de la Torre de la Horadada aparecieron dos jabeques argelinos, uno por la parte de fuera y otro por su popa, comenzando a acosarlo con nutrido fuego y que hubieran conseguido abordarlo y apresarlo de no haber vacilado en el ataque el jabeque que acosaba por popa por estar muerta la mayor parte de su tripualación por el fuego ordenado hacer por D. José a la vaez que los que conseguían salvarse se lanzaban al mar para ser recogidos por dos lanchas que botó el otro jabeque, consiguiendo salvarse de ser capturados debido al gran daño que el pingue español había recibido, dañando a casi todos los marineros con la lluvia de frascos de pólvora que les lanzó el moro, que incluso mataron a uno de los miembros de la comitiva de D. José y saliendo este mismo herido, lo que no impidió que ante el abordaje argelino y cuando ya subían por la proa les obligó a arrojarse al mar a base de cuchilladas inferidas por los cristianos que estaban hábiles a la vez que los nuestros les lanzaban también frascos de pólvora y ordenando enarbolar D. José la bandera española obligó al argelino a fuerza de cañón a poner proa a sus guaridas norteafricanas, evitando con esta valerosa acción de sus hombres y suya que los moros causaran estragos en las costas españolas y el apresamiento y cautiverio de muchos cristianos. Desde luego ni que decir tiene que en esta función echó mano de la pólvora y balas que transportaba, de lo cual hubo de dar explicaciones que más adelante se referirán.

El 30 de abril de 1742 sale del puerto de Málaga para cargar madera a la altura del río Guadiaro para conducirla a los arsenales de La Carraca y cuando iba ya cargado y a la altura de Gibraltar le salen un paquebote, una fragata y una balandra de corsarios ingleses, viniéndole a bordo el paquebote -era el más ligero de los tres- batiéndole, pero D. José ordenó arribarle para pasar al abordaje a la vez que ordenaba que los cañones de su barco empezaran a escupir fuego sin descanso, consiguiendo dañar de consideración al paquebote , el cual hubo de huir en dirección este a remo y vela y aunque lo persiguió hasta la noche no tuvo la suerte de darle caza, lógico si tenemos en cuenta que iba cargado con maderas y viendo que, además, se le echaban encima la balandra y la fragata, comprendió que ante una superior fuerza decbía acogerse al abrigo de la fortaleza más próxima, en este caso la de Fuengirola, navegando con el palo de trinquete estropeado por un disparo enemigo del calibre de a ocho, el palo mayor lastimado y con destrozos en las jarcias y velamen, además de estar atravesado el costado y dañadas parte de las cubiertas, todo lo cual constó en la declaración que posteriormente hicieron el Contramaestre y otros marineros, los que hicieron singular aprecio del valor demostrado por el Capitán Sevila, conocimiento del arte del mar y su acertada conducta militar.

Por una certificación dada por D. Carlos Valenciano, Secretario de Su Magestad y otros cargos en el Consejo de Indias de 23 de noviembre de 1744, sabemos que D. José salió con su pingue el el seis de mayo de 1743 con destino al puerto y plaza de Veracruz, en la Nueva España, cargado con frutas y seiscientos sesenta quintales y medio de azogue, de cuenta de la Real Hacienda, que descargó en dicho puerto, tras lo cual regresó a Cádiz el 20 de junio de 1744, para volver a partir de nuevo cargado con mil quintales y medio de azogues para dicho puerto español en América el 13 de octubre, teniendo buena travesía y haciendo la entrega en tiempo oportuno.

En los años siguientes hasta 1748 realiza la ruta entre Cádiz y los puertos de Veracruz y San Juan de Ulúa. Las siguientes noticias que tenemos de el nos lo sitúan en 1748 como residente en Madrid.

Bien, ya vimos cómo en el año de 1741 tuvo un encuentro bélico con dos jabeques argelinos del que salió airoso, pero debido a que transportaba pólvora, balas y mecha propiedad del Estado, se realizó una investigación para realizar un informe acerca del asunto. El informe es el que sigue:

Alicante, a 3 de enero año de 1745

Información por parte de D, José Sevila, Capitán de Mar, en justificación del combate que tuvo por el mes de noviembre de 1741, hallándose frente de la torre de la Horadada.

Nicolás Bosch, apoderado de D. José Sevila, Capitán de Mar y Guerra, de cuyo poder consta en autos ante el presente Escribano, como más haya lugar Digo: conviene a los derechos de mi parte justificar los extremos siguientes=

Lo primero, que es cierto, que viniendo dicho D. José de Estasi en su pingue nombrado el Postillón y Águila de Alicante, pretendieron abordarle en la Foradada dos jabeques argelinos, uno por la parte de fuera y otro por la popa haciendo ambos continuo fuego, que sucedió en uno de los días del mes de noviembre 1741 a las nueve de la mañana.

Lo segundo, que también lo es, que sin duda hubieran conseguido abordar dicho pingue a no encontrarse medroso el jabeque de popa respecto de que el pingue ya le tenía muerta la mayor parte de gente de su tripulación.

Lo tercero, que igualmente lo es, hubiera superado sin la menor dificultad y puesto Sevila bajo su dominio dicho jabeque si no se le hubieran quemado casi todos los marineros y muerto uno de su comitiva

Lo cuarto, que en la propia conformidad es cierto y lo ¿pudieron? decir la gente del pingue, con la animosidad incomparable que se portó el citado D. José en la expresada función, pues cuando subieron los argelinos por la proa les obligó a precipitarse y que se arrojasen al mar por las continuas cuchilladas y frascos de fuego que les enviara, plantando en tan peligroso trance y enarbolando la bandera española, compiliendo a los contrarios que a fuerza de cañón levantasen la argelina.

Lo quinto y último, que del mismo modo lo es, que no habiendo salido victorioso el nombrado Sevila de dicho combate con que quitó la mayor fuerza a los referidos jabeques, hubieran sin duda [los argelinos] causado notable estrago y apresado mucha gente cristiana de estas costas.

Por tanto, y para demostrar en toda forma la verdad propuesta en los capítulos notados=

Suplica a V. M. mande admitirme información que en nombre de mi parte estoy pronto a dar ante el presente Escribano u otro aprobado a quien se cometa, y practicada se me entregue original para usar de ella cómo y cuando convenga a mi parte. Pido justicia, juro, imploro ¿?



Auto/ Esta parte de la información que ofrece por ante el presente Escribano u otro cualquiera aprobado a quien se cometa, y fecho se le entregue original como suplica lo trasladó el Sr. D. Plácido de Leyva, Ministro de Marina en la Corte de este Reino de Valencia, con acuerdo del Sr. D. Antonio Colomina, Abogado y Regidor de esta ciudad de Alicante, su asesor, y lo firmaron en ella a nueve de enero de mil setecientos cuarenta y cinco





Notificación/ En Alicante, en dicho día, mes y año, yo, el Escribano, notifiqué el auto que antecede a Nicolás Bosch en el nombre que interviene en su persona. Foy fe=

Para justificar su actuación y proceder durante el lance, así como el uso que de la pólvora, balas y mechas de la Real Hacienda hubo de hacer, presentó el testimonio de tres marineros. Así mismo, presentó todas las certificaciones que a lo largo de su carrera le habían ido siendo entregadas, en las que se justificaba su buena conducta, y mas particularmente en todo lo referido al tema del uso de materiales que transportaba ese día de noviembre del año de 1741.

Todo le salió a pedir de boca, resolviendo favorablemente el caso. A continuación pongo la declaración de uno de los testigos, la del marinero José Portes.

En la ciudad de Alicante, en los referidos día, mes y año para esta información, de presentación del dicho Nicolás Bosch en el enunciado nombre, yo, el Escribano, usando de mi comisión, recibí el juramento por Dios y a una cruz, en forma de derecho, de José Portes, de ejercicio marinero, vecino de esta ciudad, el cual lo hizo, y bajo su cargo ofreció decir verdad, y preguntado al tenor de los capítulos del enunciado pedimento, respondió lo siguiente____________________________

Al primer capítulo dijo es cierto que viniendo D. José Sevila de la Torre del Estasi en su pingue nombrado el Postillón y Águila de Alicante en uno de los días de noviembre de 1741, siendo como las nueve de la mañana y hallándose frente de la torre de la Horadada, pretendieron abordarle dos jabeques argelinos, uno por la parte de afuera y otro por la popa, haciendo ambos continuo fuego, lo que dice saber el testigo porque en la ocasión se encontraba en la orilla del mar de la dicha torre de la Horadada, de donde estaban muy poco distantes las dichas embarcaciones y reparó muy bien en lo que lleva expresado.

Al segundo, dijo es también cierto que sin duda hubieran conseguido abordar dicho pingue a no encontrarse temeroso el jabeque de popa, respecto de que el pingue ya le tenía muerta la mayor parte de gente de su tripulación, lo que sabe el testigo porque en la ocasión advirtió que sobre cubierta del jabeque habían muchos moros muertos y otros que caían al mar, los cuales procuraban recoger los demás moros en dos lanchas, y responde.

Al tercero dijo es igualmente cierto que el nominado Sevila hubiera superado sin la menor dificultad y puesto bajo su dominio el dicho jabeque si no se le hubieran quemado casi todos los marineros y muértosele uno de su comitiva, y esto lo sabe porque también lo vio respecto de que fenecida la pelea pasó con otros al bordo del pingue y encontró quemados a muchos de sus marineros y al dicho Capitán, y a uno de su comitiva muerto, y responde

Al cuarto dijo es verdad que en la ocasión oyó expresar a la gente del pingue que el referido D. José Sevila en la función se había portado con valor incomparable, pues cuando los argelinos subían por la proa les obligó a precipitarse y que se arrojaran al mar, por las continuas cuchilladas y frascos de fuego con que les ofendía, plantando en tan peligroso lance y enarbolando su bandera española, compiliendo a los contrarios a fuerza de cañón a que levantaran la argelina, lo que igualmente vio el testigo desde la orilla del mar, y responde

Al quinto y último capítulo, dijo y tiene por cierto que a no haber salido victorioso Sevila del referido combate con que quitó la mayor fuerza a los jabeques, hubieran estos, sin duda, causado notable estrago y apresado mucha gente cristiana de estas costas, porque en la ocasión navegaban por ellas muchas embarcaciones menores de cristianos, todo lo cual fue y es público y notorio y la verdad en cargo de su juramento y de edad de cincuenta y dos años poco mas o menos. No firmó porque dijo no saber, de que doy fe.=====

Ante mi D. José Izquierdo

Los otros dos testigos, llamados Bautista Portes, de alrededor de 50 años, y José Bosch, de sobre cincuenta y seis años, también eran marineros y naturales de Alicante.

¿Alguien sabe donde se halla situada la Torre del Estasi?

FUENTES:

1- Archivo General de Indias, Contratación, 2505
2- Archivo Histórico Nacional, Consejos, 13092, Exp. 2
3- Conflictos Coloniales: La Guerra de los Nueve Años 1739 - 1748, pag. 211. Cerdá Crespo, Jorge
4- Archivo General de Indias, Indiferente,150, N. 42
5- https://nave-gacion.blogspot.com.es/p/cl ... arcos.html