
1742 Pedro de Balparda, cuando suerte y habilidad se unen
Finales de junio de 1742, Canal de la Mancha
El corsario español
El Santo Cristo del Portal dirigido por Pedro de Balparda surca el canal muy feliz. En apenas una semana se ha topado con tres mercantes ingleses a los que ha capturado y enviado hacia la cercana Dunkerke. Ahora en el horizonte aparece una balandra que puede ser su cuarta victima. La balandra como es habitual navega sin ninguna enseña visible asi que para no asustarla en demasia Balparda hace un disparo de aviso y alza una insignia inglesa, acercandose.
El Santo Cristo del Portal es un modesto corsario, una vasca de 60 toneladas y 60 hombres cuyo unico armamento son cuatro cañoncetes de 1 libra.
Lo que no sabe Balparda es que el buque al que se acerca no es un mercante, se trata de la balandra corsaria
Grampus de 160 toneladas y con 6 cañones de 3 libras y 10 de 1/2 libra al mando de Alexander Gordon. Una nave que ya se ha cobrado su ración de corsarios españoles. Por si fuera poco navega en consorte con el
Port Galley del capitan Friend que esta en sus cercanias.
Al experto Gordon no le engaña el burdo truco de usar pabellon ingles asi que ordena seguir navegando sin mostrar el pabellon ni hacer ningún gesto sospechoso mientras su tripulación se apresta para el combate.
Sin embargo, Balparda y su primer teniente Vermer tampoco son unos novatos y la actitud "no-sospechosa" de Gordon se les antoja MUY SOSPECHOSA. Si es un mercante porque no se identifica con la insignia? ¿Si han sido descubiertos porque no huye? ¿Pero ... porque tampoco hace ademan de detenerse?
Balparda se la juega. Se coloca en posición y hace un disparo con bala contra el
Grampus a la vez que muestra la enseña española. El
Grampus por su parte vira y dispara sin subir el pabellón ingles.
Ahora Balparda se da cuenta de su error, hay que salir de la trampa. Pero el diablo esta para ayudar a los suyos que diria el ingles. Balparda concentra el fuego de sus cañoncetes sobre la arboladura inglesa pero una de las rugientes balas cae sobre un objetivo mejor. Se trata de un cajon en la popa que contiene sacos de polvora precargada para los cañones. Se produce una explosión y un tripulante que se encontraba justo a su lado es pulverizado en la explosión, su cuerpo se eleva en jirones y cae ensangrentado en mitad de la cubierta. Se trata del capitan Gordon.
Explosión, humo, fuego y la perdida del comandante siembra el desconcierto en el
Grampus que devuelve el fuego lenta y desorganizadamente, aprovechandose Balparda convierte la arboladura del Grampus en un monton de jirones dejandolo sin maniobra.
Mientras el
Grampus, vira como un animal malherido Balparda se prepara para huir pero antes de que pueda hacerlo se le echa encima el
Port Galley, que ha escuchado el combate y ha acudido en ayuda del
Grampus.
De nuevo Balparda se centra en la arboladura del ingles pero tambien el
Port Galley daña las velas del
Santo Cristo.
Pero Balparda tiene suerte de nuevo porque el único deseo del
Port Galley es proteger al desamparado
Grampus y permite a Balparda alejarse.
Balparda volvera a Dunkerke para reparar los daños pero el 1 de julio gastara su último trozo de suerte y capturara otro mercante antes de entrar en el puerto.
Citar:
Bibliografia:
Gazeta de Madrid
Gentlemans Magazine (y diversos otros periodicos ingleses)
