
Defendiendo un convoy en la costa de Málaga. 4/I/1806.
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Defendiendo un convoy en la costa de Málaga. 4 de enero de 1806.
Por lo que vemos, las cañoneras no sólo eran capaces de atacar convoyes enemigos, sino de defender los propios; ejemplos de lo uno y lo otro se tuvieron en aquel mismo año de 1806, de nuevo bajo el mando de Mourelle.
El 4 de enero, por ejemplo, su escuadrilla volvió apresar una fragata mercante enemiga frente a Punta Europa, rechazando una fuerza de socorro compuesta por una fragata, un bergantín y dos cañoneras enemigas.
Pero ésta ya una hazaña que por lo repetida parecía tener menos valor; lo que resultó novedoso fue el combate siguiente: el 8 de julio de aquel año, Mourelle aparejó de Málaga con un convoy de veintisiete pequeños mercantes costeros con destino a Cádiz y una importante carga compuesta de 3.000 quintales de pólvora, 2.500 planchas de cobre para forrar la obra viva de buques, balas y betunes.
La escolta se reducía a cinco cañoneras, un místico y su falúa insignia.
El lento avance del convoy le hizo fondear el 10 frente a Estepona y el 12 frente a la desembocadura del Guadiaro, divisando entonces a diez buques enemigos, entre los que se hallaban un navío, una fragata y un bergantín, que no pudieron acercarse por lo escaso del viento, y algunas cañoneras y corsarios enemigos.
El ataque de las unidades menores enemigas fue rechazado sin pérdidas, pero, sabiéndose en gravísimo peligro, Mourelle buscó un fondeadero protegido, entre las baterías de la Tunara y la del castillo de Santa Bárbara.
Allí le atacó a cañonazos el día siguiente la fuerza enemiga, reforzada hasta contar con un navío, una fragata, una corbeta, dos bergantines, cuatro cañoneras, doce corsarios y doce botes armados, siendo rechazados.
Sin embargo, el enemigo permanecía al acecho, y había que buscar alguna salida, pues las cañoneras y las baterías no podrían mantenerlos a raya indefinidamente, y más si recibía nuevos refuerzos o ideaba otra forma de ataque.
Hubo que recurrir a la pericia marinera y aquella noche, aprovechando una densa niebla, jugándose el todo por el todo, el convoy pasó por entre sus bloqueadores sin ser descubierto por éstos, llegando después a Cádiz con toda felicidad.
¡Y tal hazaña se consiguió al año siguiente de Trafalgar, cuando el enemigo ya se enseñoreaba de los mares prácticamente sin oposición!.
Citar:
REVISTA GENERAL DE MARINA. Agustín Ramón Rodríguez González. Artículos varios.
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Hay criterios cerrados, de ásperas molleras, con los cuales es inútil argumentar. Miguel de Cervantes Saavedra.
Cuando soplan vientos de cambio, unos construyen muros, otros, molinos.
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