En internet puede hallarse la biografía de un oficial de marina venezolano, Felipe Estéves, publicada por su viuda, con abundante documentación y testimonios de protagonistas, en base a los cuales realiza una descripción de dos combates menores pero interesantes (al menos para mí): el primero fue victoria de los independentistas venezolanos y el segundo una aplastante derrota (por ende, victoria de los realistas). Las diversas fuentes que conozco coinciden en lo sustancial (en la propia obra de la viuda y en otras que tratan el tema hay información sobre los calibres de algunas de las piezas independentistas y la escasa munición disponible. Pero no encontré dato alguno acerca de los nombres de los barcos involucrados (una goleta habría cambiado al menos una vez de bandera por su captura), ni sobre el destino final de las naves que sobrevivieron al combate de Sorondo.
Aquí va la descripción:
"1812. — El 1º de enero se le concedió el despacho de Alférez de Navio (a Felipe Estéves) y a los pocos días salió de Cumaná con dos lanchas y catorce embarcaciones menores, conduciendo al Coronel Juan Bautista Arismendi y cuatrocientos soldados de la isla de Margarita, para cooperar a la rendición de Guayana, en cuya expedición y el día 26 de febrero, tratando de impedir las fuerzas españolas su entrada por el caño Macareo, sostuvo un combate por el término de cuatro horas, cuyo resultado fue ponerse en fuga los enemigos al acto de abordárseles por no tener ya casi pertrechos con que combatirlos, dejando expedito el paso y aumentando la fuerza naval de la República con una goleta de cuatro cañones que se les tomó en la persecución. Es de notarse aquí que en aquella ocasión no sólo dio Esteves grandes pruebas de valor y actividad, sino que acreditó también de una manera espléndida el buen resultado de su infatigable esmero por la instrucción y disciplina de la marinería que habia estado á su cargo; pues siendo la primera vez que los individuos de aquella manejaban buques de guerra y entraban en acción, no dieron un solo movimiento desconcertado que pudiese indicar al enemigo ser novicios en aquel empleo. Reparadas las averías de los buques, que fueron consiguientes a aquel suceso, y en virtud de órdenes recibidas del Coronel Villapol, a cuyas disposiciones debía sujetarse, marchó a situarse en Sorondo, cerca de la antigua Guayana y allí se puso en comunicación con aquel Jefe que debía, atacando por agua y tierra al mismo tiempo, tomar la plaza principal de aquella provincia. Pero transcurridos veintitrés dias sin que se adoptase medida alguna sobre las operaciones necesarias al efecto, tuvo el enemigo tiempo de reforzar con nuevos y superiores buques su armada y de atacar inesperadamente á la nuestra que, casi desprovista de pertrechos, pudo apenas aspirar a la defensa. Este combate fue sostenido con denuedo por nuestras fuerzas durante dos días consecutivos, pero el 25 y 26 de marzo siguientes tuvo este Jefe que las comandaba, que ceder por falta de elementos con que contrarrestar a sus contrarios; y esto en términos, que en los expresados dias 25 y 26 sostuvo el fuego, usando en lugar de metralla, de piedras ensacadas, y agotado este recurso, de las mismas balas de los enemigos que hacía recoger, ya en tierra, ya entre el agua; y finalmente, de los cáncamos, guardacabos y pies de cabra de los mismos cañones, no queriendo dispensarles la más pequeña ventaja hasta no concluir con todo aquello de que pudiese echar mano para combatirlos. Su conducta en aquellas circunstancias fué indudablemente heroica, pues certifican varios Jefes: "que llevado hasta la desesperación de no tener ya elemento alguno de que valerse, quiso, antes de ceder el puesto, evitar que el enemigo se aprovechase de los restos de su escuadra y con este fin la destruyó completamente, ya a fuerza de hacha, ya incendiándola y aun dando fuego a la Santa-Bárbara del buque que montaba él mismo. (…) Después de aquel inesperado revés, unido con las tripulaciones de los buques incendiados á las tropas del Coronel Villapol, marchó de Sorondo á Barrancas de San Rafael y de allí á Uracoa, a donde se retiró la División hasta nuevas disposiciones del Gobierno: de Uracoa se dirigió á Cumaná a ponerse á las inmediatas órdenes de aquél ..."
Saludos
Rioplatense

Estimados y estimadas:
El buque insignia de Esteves habría sido la lancha de guerra "Caracas" (una de las dos naves que participaron en estos combates que pude identificar, gracias a "Nuestros Próceres Navales" del venezolano Francisco A. Vargas: la otra era la lancha "Barinas").
La artillería insurgente incluía, entre otras, piezas de a 12, 18 y 24, que para el 28 de febrero habían consumido "más de la mitad (de las municiones), y alguno hasta dos tercios". Villapol, el militar de tierra al mando de la expedición, dejó constancia de que las "lanchas sólo recibieron setenta tiros cada una, cuando lo menos a que debían haberse regulado son doscientos".
Tras sus reclamos, el 1º de abril de 1812 recibió desde Cumaná los siguientes pertrechos: “Doce balas de a 24, ocho de a 18. dieciséis cartuchos de a 24, veinte idem de a 18” (modernicé la ortografía).
Saludos
Rioplatense