En el transcurso de la Guerra del Asiento, un buque inglés llega a la playa de Tarajalejo, en la isla de Fuerteventura, y avanzan hacia Tuineje, atacando las poblaciones que encuentran a su paso y haciendo prisioneros.

El gobernador de la isla, José Sánchez Umpiérrez, reúne a la población, básicamente de labradores y jornaleros, y con los cinco únicos mosquetes que hay en la isla y una recua de cuarenta camellos se lanza sobre los ingleses.

Cogidos por sorpresa, pues venía a saquear y no a ser apaleados, fueron vencidos.

El saldo del combate es de treinta ingleses muertos y veinte heridos, y de cinco muertos, y dieciséis heridos españoles (21 de octubre de 1740).

El 29 de octubre del mismo año de 1740, llega a la misma playa otro barco británico.

Tras desembarcar, los cincuenta y cinco británicos se dirigen de nuevo a Tuineje.

Los majoreros les tienden una emboscada: les atacan por delante y por detrás, y los matan a todos.

Así se las gastaban los canarios, hartos del pillaje al que se veían sometidas sus costas.