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1774 ― 1775 Asedio de Melilla

Se produjo porque el Sultán de marruecos, Mohamad ben Addalá quien por carta del 19 de septiembre de 1774, dirigida al Rey de España le conmina a ser entregadas todas las plazas de soberanía española situadas en su territorio, dando un plazo de cuatro meses para serle devueltas.


El Rey don Carlos III no vio bien recibida tal exigencia, por lo que ordenó a su embajador en Argel hiciera de intermediario, pero Mohamad no se avenía a razones, de hecho el 9 de diciembre siguiente puso sitio a Melilla, si bien su artillería estaba fuera de su propio alcance, demostrando así que no quería guerra, pero sí la tierra, siendo una argucia, por la noche ocuparon unas alturas y situaron la artillería de forma que al amanecer del 10 comenzó el bombardeo de la plaza.


Como siempre las defensas no eran suficiente por falta de guarnición y artillería para soportar un asedio, a pesar de ello pudieron enviar un buque en aviso a Málaga para notificar el ataque, por lo que rápidamente desde el mismo puerto comenzó a cargarse en buques pequeños todo tipo de provisiones de boca y guerra, zarpando los primeros el mismo día de la llegada del aviso, ya que el problema principal era que se debía descargar en la playa y llevar a brazo todo tipo de cosas, aparte de no estar protegida de fuegos enemigos, agravando considerablemente la situación.
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Informado el Rey, ordenó al capitán de navío don Francisco Hidalgo de Cisneros, zarpara para dar protección a la ayuda que ya se estaba enviando, por lo que se hicieron a la mar dos navíos, cuatro fragatas y nueve jabeques, transportando un ejército de tres mil quinientos hombres, cantidad que se juzgo suficiente por los informes. Lo peor era que menos el trozo de playa donde se podía desembarcar, el resto era roca y la temporada de la mala mar en el Estrecho dificultaba mucho poderse acercar lo suficiente, pero Cisneros supo manejar sus fuerzas, pues no solo bombardeaba las baterías enemigas, sino que impidió que un refuerzo salido del Peñón pudiera llegar a manos de los moros. Los peñistas siempre en apoyo de los enemigos de España, dejando bien claro quién era en el fondo el provocador del enfrentamiento constante, de paso debilitaban más a España sin ellos perder nada.


Los días que la mar lo permitía los buques menores, se acercaban tanto a la costa y playa que llegaron a desmontar la artillería enemiga, siendo aplaudidos por los que en la fortaleza estaban sitiados, pues era un auténtico espectáculo verlos abrir fuego tan cerca de la rocas, al mismo tiempo que informados por estos, pudieron deshacer el trabajo de zapa que estaban haciendo los enemigos para intentar atacar desde el mismo interior de la plaza, esto le hizo pensar al Sultán, si no podía romper los muros, ni penetrar en la plaza, lo único que conseguiría era perder más hombres, por esta razón a mediados marzo de 1775 comenzó a levantar el asedio y a los pocos días ya no quedaba nadie a la vista. Por ello las fuerzas navales regresaron a Cartagena dejando una escuadrilla de buques, por si volvían a dar sitio a la plaza poder llevar el aviso inmediatamente.



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Pues como hoy.

Mismos lugares, mismo peñón, mismos piratas y análogo sultán, ahora no hay artillería pero si subsaharianos.

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Pues más bien si, algo parecido a lo de hoy.


Sólo que estas acciones que fueron varias, cuando los españoles ya se cansaban y de verdad iban a por ellos, les capturaban la artillería y ésta invariablemente era de procedencia británica.


Habría que comprobar hoy si también están en el tema.
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SUPLEMENTO A LA GAZETA DE MADRID DEL MARTES 17 DE ENERO DE 1774

EL Rei nuestro Señor recibe freqüentes avİsos de la Plaza de Melilla, y siempre nuevas seguridades de la pericia, vigilancia y actividad con que el Comandante General D.Juiıan Sherlock, asistido del notorio ardimiento y animo infatigable de toda la Guarnición, prosigue en la defensa de aquella debil Plaza; y aunque desde que se tubieron los primeros indicios del rompimiento entre esta Corona y los Estados de Marruecos se dieron eficaces disposiciones para que no careciesen los Presidios de cosa alguna necesaria, y para mantenerlos en el mejor estado de defensa; con todo, como es indispensable surtirlos succesİvamente de viveres y de quanto conduzca a su conservacion, se les han enviado repetidos socorros, y en especial a la Plaza de Melilla, acometida ya por las armas del Rei de Marruecos. Lo riguroso de la estacion y lo bravo de aquella Costa dificultan se acerquen a ella embarcaciones grandes; pero no por estos impedimentos ha dexado de insistirse en dirigir reiteradamente de nuestros Puertos varios buques de todos portes, escoltados del Navıo S. Genaro, y de Fragatas y Xaveques de guerra, con abundante provision de viveres y municiones, y con refuerzos de Tropa, de que al fin se ha conseguido desembarcar mucha parte, despues de haberlo intentado en vano hasta quatro
veces.

Este logro se ha debido a La direccion y acertada coııducta de los Comandantes de Marina, como al teson de los Patrones y tripulaciones respectivas, que han sabido acreditar su intrepido denuedo, pues a vista de no ser dable a ios Vage1es mayores aproximarse a la Plaza, se emprehendio con sumo riesgo, y se efectuo con feliz exito socorrer por ultimo aquel Presidio, conduciendo en barcos y lanchas considerable porcion de vıveres, de pertrechos y de gente.

Sin omitir otras varias providencias y oportunas precauciones, se han destinado dos Navios de linea, con 6 Fragatas Y 9 Xaveques, para que crucen sobre las costas y entre Cabos, con el fin de convoyar a los Navios del Comercİo de Indias, de impedir transporten los Moros por el Estrecho de Gibraltar artilleria gruesa contra los Presidios , y de que se mantengan en las inmediaciones de estos mismos para protegerlos y auxiliarlos en caso urgente, abrigando los continuos socorros que se prosigue en enviarles, y en especial los dirigidos a Melilla, adonde se sostendra con vigor y hasta el ultimo trance, en quanto las circunstancias de esta Plaza lo permitan, el decoro de las armas del Rei.

Para completa inteligencia de lo ocurrido, asi en la Plaza , como en­ el Campo Moro , se dara aqui el siguiente resumen de los avisos que sobre el particular se han recibido.

En 6 de Diciembre de 1774 aviso D.Juan Sherlock, que a las dos de la mañana de aquel mismo dia habia sabido que el Rey de Marruecos se hallaba acampado a cinco leguas de la Plaza de Melilla con un numeroso Exercito de Caballeria, al que debia seguir el resto con la ınfanteria y tren de artilleria. En 10 del mİsmo mes notició que el dia 8 por la noche se puso eı Exercito en movimiento y que se hallaba a quatro leguas de la Plaza: Que el 9, a las diez de La mañana , se empezo ya a descubrir ,y a la una y media formo su campamento a la vista de ella, y baxo el tiro de cañon; y que segun el terreno que ocupaba y numero de tiendas que se veian, reconocıo ser un campo volante como de unos cinco mil hombres entre Infanteria y Caballeria , los que con el vivo fuego que les hizo la artlleria de la Plaza se vieron obligados a retiratse por dos veces, alejandose con peredida considerable: Que aquel mismo dia empezaron los enemigos a disparar granadas reales desde el ataque de S. Lorenzo ,y succesivamente del de Santiago, arrojando, bombas de a 12 pulgadas que causaron algun estrago en las casas, haciendo fuego al mismo tiempo con su antiguo canon ,colocado en el expresado sitio de Santiago adonde observó conducian como unos ocho cañones para formar en el una bateria: Que en el resto del dia entraron en el campo volante ¿8000? hombres, y que despues de establecidos en el pasaron a la ligera a apostarse en el sitio llamado de la Rambla , resguardado de la Puntilla y Ataque Seco, denotando ser su intencion empezar los ataques por estas alturas y dirigirlos al Fuerte grande de la Victoria. Al tiempo de partir el correo con estas noticias, se presento el Alcayde de aquel Campo, acompañado de un Baxa, de parte del Rey su amo, a intimar se rindiese la Plaza por abandono o capitulacion: a que respondio el Comandante , por medio del Gobernador ,que uno y otro estaban muy distantes de pensar en entregarla en manera alguna, y si resueltos a defenderla hasta el ultimo extremo, lo qual seria quando no quedase Español alguno con vida, mediante cuya respuesta se retiraron.

Con fecha de 21 escribio Sherlock que hasta aquel dia habian seguido los enemigos su empeño en bombardear la Plaza, aunque con menos acierto que al principio, y en batirla tambien con su artilleria, que por ser de corto calibre no ocasİonaba daño considerable: Que como en esta ocasion observaron los enemigos que varias embarcaciones se dirigieron a la Plaza, establecieron con parte de aquella artilleria una bateria detras de la Puntilla, con la mira de alejarlas y de dificultar el desembarco de los socorros que intentaron introducir; pero que se procuro contrarrestar su empeño arruinandoles la bateria que habian levantado a la parte del mar debaxo del Fuerte antiguo de S. Lorenzo, y que volvian a restablecer con bastante trabajo por el vivo y continuo fuego que se les hacia; y que sin embargo pudieron en aquel mismo dia baxar a ella algunos de los morteros que tenıan en el cıtado parage: Que como la falta que el enemigo padecia de artilleria de batir podia ponerle en la precision de intentar un asalto , bien fuera general, o principiandole solo por los Fuertes exterİores , quedaba con la mayor vigilancia para precaver un golpe arrebatado: Que con esta precision le habia sido forzoso fatigar la guarnicion hasta el extremo, teniendola todas las noches sobre las armas sin el menor descanso, lo que esta habia sufrido con singular constancia hasta aquel dia, no obstante el desconsuelo que habia experimentado de haber llegado repetidas veces a vista de la Plaza los socorros, que por la contrariedad de los tiempos se volvian a España sin poder desembarcar la Tropa y efectos que se enviaban para su refuerzo y alivio; y finalizaba diciendo que hasta aquella hora habian arrojado los enemigos mas de 700 bombas , sin otra desgracia que la de tres desterrados muertos y doce heridos.

Con fecha de 30 aviso el Capitan General de la Costa que habiendose serenado el tiempo en la mañana del 27 y empezado a correr viento de tierra, logro la satisfaccion de que se hiciesen a la vela para Melilla en aquella misma noche y la mañana siguiente diez y ocho embarcaciones cargadas de Tropa, viveres y efectos, convoyadas por quatro Xabeques del Rey en dos divisiones, y que segun seguian los vientos favorables debia esperarse que en la tarde del 29 hubiesen podido llegar a su destino, y tambien el Navio de guerra S. Genaro, que al mismo fin conducia otro convoy desde Cadiz, y paso a la vista de Malaga.

En carta de 3 del presente mes de Enero dice el mismo Capitan General que por algunas embarcaciones que han regresado de Melilla , y no pudieron mantenerse sobre aquella Costa por la intempestiva y rigurosa variacion del viento, habia sabido que en la noche del 30 del mes anterior lograron introducir en aquella Plaza al Ingeniero Director Don Juan Caballero Y 700 hombres de Infanteria y Artilleros con algunos efectos de boca y guerra; pero que habiendose mejorado el tiempo se habian hecho nuevamente a la vela en aquella madrugada, convoyadas de las Fragatas y Xabeques del Rey, con los equipages, efectos y Tropa que no pudieron desembarcar en aquella noche, llevando orden de presentarse delante de Melilla, para entregar alli de lo mismo que conducian a los demas Presidios todo quanto aquel Comandante les pidiera, y de seguir despues con el resto a sus respectivos destinos.

Se han tenido igualmente noticias de que el Rey de Marruecos se ha visto en la precision de llamar a su hijo el Principe Muley Arcid, que se halla en Mogador , para que venga al Campo de Melilla a mandar la artilleria, por tener desconfianza de los Renegados que la servian con acierto, a causa de haber sorprehendido a quatro de ellos que se pasaban fugitivos del Campo a la Plaza, a quienes en castigo hizo al punto cortar pies y manos: Que igualmente ha mandado venga de Rebat a un Cuerpo de Minadores para contraminar la Plaza y algunos lngenieros para dirigir estos trabajos; y que tambien ha dado ,so pena de la vida, al otro Principe hijo suyo destinado con 17000 hombres a poner el sitio de Alhucemas, orden de que vaya a reforzar el Campo de Melilla.

Continuara...

SIGUE

Despues de estos avisos han llegado tres cartas de D. Juan Sherlock,con fechas de 28 de Diciembre y de primero y cinco de este mes, que confirrman las ultimas noticias recibidas de Malaga en la parte de la dificultad que hasta entonces habian ocasionado los vientos contrarios para el desembarco de los viveres y municiones que se remitian a Melilla, como lo acredita la perdida de Xabeque Ibicenco que dio al traves en las playas fronterizas, por el empeño de su Patron, en no hacerse a la vela hasta acabar de alijar toda su carga; pero tuvo la tripulacion la fortuna de recogerse a La Plaza , y esta la de hechar a pique a cañonazos el buque, con el fin de que los Moros na se aprovecharan de el ni de los pocos efectos que quedaban a su bordo. Sabese tambien que los enemigos aumentan diariamente sus esfuerzos para el ataque, y que advirtiendo en la guarnicion una constante resistencia, que no imaginaron, intentan cortar nuestras minas, y formar hornillos para volar los Fuertes de la Victoria y del Rosario; pero que por nuestra parte se ha puesto especial cuidado con inutlizar sus ideas, haciendo de antemano cortaduras y pozos para dexar ilesas nuestras obras abanzadas, que tambien pretenden sean voladas, ya por su parte , o ya por la nuestra, a fin de establecer alli con mas seguridad sus baterias, y atacar el Fuerte de la Victoria, para cuyo efecto esperaban les viniese por mar artilleria gruesa; y que el Rey de Marruecos prosigue sus oraciones con obstinacion, siendo su animo rendir la Plaza, o reducirla a cenizas, ofreciendo a sus vasallos que habia de quedar por suya antes de quarenta dias. Con esta mira ha aumentado la bateria, de morteros hasta el numero de 25, y ha arrojado a la Plaza 20427 bombas de grueso calibre, con la felicidad por nuestra parte de haber sido muy corto el estrago que han causado en la guarnicion, pues solo ha padecido esta la, desgracia de 11 hombres muertos y de 165 heridos, la mayor parte de ellos levemente; y aunque se conoce el empeño del enemigo en la viveza con que cada dia aproxima sus ataques, se ha observado continua los trabajos sin tino ni direccion desde que se le volô oportunamente un hornillo en un terreno ventajoso al abrigo de la colina que domina nuestros Fuertes y detras de la Puntilla y Ataque Seco, donde podia obrar con libertad sin temor del menor contrarresto; y se ha entendido que al avistar el Rey de Marruecos nuestras embarcaciones que le impedian recibir por mar artilleria gruesa, se indigno extremadamente, manifestando entre otras violentas demostraciones su enojo con repelarse la barba: en cuyas circunstancias se proponia (despues de haber consumido quantas bombas tiene en sus almacenes) levantar el campo si no conseguia rendir la Plaza con un asalto general que, intentaba dar por ultimo recurso, cuyo medio abrazaban con mas gusto sus vasallos, no tanto por hacer a su amo tan importante servicio, quanto por libertarse ellos mismos de las grandes
hambres y miserias que padecen, siendo muy considerable la perdida de caballos por la total escasez de paja y cebada que experimentan.

Con este aviso han preparado D. Juan Sherlock y el Gobernador de la Plaza todas las maquinas y fuegos que ofrece el arte de la guerra, para escarmentar al enemigo y frustrar sus designios, siendo al mismo tiempo nada comun la fuerza con que espera este lance toda la guarnicion, de cuya constancia hace, aquel General los mas singulares elogios: añadiendo que en los 26 dias que lleva de fatiga, sin intermision de descanso, no habia observado el menor desmayo en individuo alguno; y que si el habia mostrado sastisfacion en la llegada de los socorros de Tropa que se le habian enviado, mas habia sido por poder hacer mayor resistencia, y porque lograse alivio la guarnicion, que por desconfiar ni un punto de su firmeza y sufrimiento.

SUPLEMENTO A LA GAZETA DE MADRID DEL MARTES 24 DE ENERO DE 1774

EL Capitan de Navio de la Real Armada D. Francisco Hidalgo Cisneros, Comandante de la Esquadra surta en la Ensenada de Melilla, y destinada a dar auxılio a aquella Plaza, escribe al Excmo. Sr. Fr. D. Julian de Arriaga en carta de 8 de este mes de Enero la siguiente:

Desde el dia 4 continuan los tiempos favorables, de que me he aprovechado para ayudar con todas las lanchas y botes a la descarga del Convoi, que esta ya al finalizarse, habiendo anticipado la de 8 cañones de bronce, dos de ellos del calibre de a 24 , dos de a 18, y los restantes de a 16, que hice poner en tierra, apenas llegaron, valiendome de pipas trincadas a los costados de las lanchas, y de otros ardides, para que pudiesen las mismas lanchas resıstir en peso y atracarse mas al desembarcadero principal, adonde era forzoso arrimarlas por el vivo fuego que los Enemigos dirigen con mayor esfuerzo a aquel parage. Desahogado, en parte, del primer cuidado del Convoi, y asegurado del tiempo, pase ayer tarde a la Plaza a conferir con el Comandante General de ella sobre el plan de operaciones en que esta Esquadra pueda auxiliarla.

Tratamos de situar cerca de la playa al Este de Melilla las dos Fragatas, a fin de que cogİendo entre dos fuegos la bateria de algunos cañones., y otra de morteros que los moros tienen alli, procurasemos, desalojarlos, y continuando en barrer el Campo de modo que se cruzasen los fuegos, y quedasen en medio dichas francas baterias, se practicase por nosotros un desembarco
para clavarles los cañones: pero con lo ocurrio el justo rezelo de ser mui facil que las bombas que se cruzan de varias baterıas pudiesen incendiar las Fragatas, perjudicando, tal vez, a la misma Plaza, con aliento de los Enemigos, a quienes el temor que han concebido de nuestra Esquadra movio a disponer mudase su tienda el Rei de Maruecos desde la division del Este, adonde la tenia, a la del Sudueste: resolvimos mediante estas reflexiones, unidas al poco cuidado que causan a la Plaza las baterias, que mientras persista el buen tiempo se acerque alternativamente cada dia uno de nuestros buques a la parte del Norte de Melilla, flanqueando, acoderado sobre anclotes a medio tiro de cañon, un barranco y la Puntilla que esta sobre el Picacho, para desalojar de este puesto a los Enemigos, y batir una mina que estan trabajando, dirigida al fuerte S. Miguel. Se dan las mas activas providencias para estorbar la continuacíon de aquella obra, y mañana pienso ponerlas en execucion. Finalmente decidimos formar un plan de señales para acudir con prontitud a las urgencias que puedan ocurrir. La Plaza subsiste intacta; y segun noticias de los Confidentes y lo que observamos, se ha disminuido el exercito enemigo; bien que ultimanente le ha llegado un refuerzo, creyendose como cosa cierta que la falta de vlveres le ha precisado reducir el alimento diario de cada hombre, a una corta racion de pan de cebada.

Continuara..

Por su parte el Mariscal de Campo, D. Juan Sherlock, Comandante General de la Plaza, escribe al Excmo Sr. Conde de Ricla con fecha de 9 en los terminos que tambien se copiaran aqui:

Los Enemigos han seguido su bombardeo con el mismo empeño, y usando ultimamente bombas de a 15 pulgadas. Nunca he desistido un punto de la constante resolucion de frustrar sus ideas :y como fuesen incesantes sus trabajos para avanzar los subterraneos y los ataques, causandome algun mayor cuidado estos que aquellos, por haber ya de antemano adelantado quanto el arte dicta, era grande mi ansia de burlar a los moros: con cuyo objeto aprovechandome de la ocasion de mantenerse anclada en esta rada la Escuadra­ del mando de D. Francisco Hidalgo Cisneros, dispuse que al amanecer de este dıa se hallase la Fragata Santa Lucia, que navega este Oficial, en disposicion de flanquear las trincheras que tenian formadas entre el sitio de la Puntilla, y el fuerte de la Victoria (las mas de Las quales estaban construidas de tablones, sacos de atocha, ramas y tierra, bien elevadas) con la mira de incendiarselas, aprovechandome
del terror que el fuego que hiciese la Fragata causaria a los Infieles, y al mismo tiempo introducir algunas bombas por unas claraboyas, con que desahogaban un ramal de mina
dirigida al Fuerte del Rosario. Para logro de este intento dispuse todo de tal forma, que sin perder ni un hombre en la accion, con solo doce desterrados que mandaba el Cabo de
Voluntarios Alonso Martın, se consigo ,a pesar de bastante oposicion, introducir tres bombas en las expresadas claraboyas de su mina, matando antes a los que las custodiaban, e incendiar de modo sus trincheras (desalojandolos de ellas con suma rapidez) que no han podido los Moros apagar el fuego, no, obstante las vivas diligencias que para ello han practicado, en el termino de mas de 12 horas que ha que arden ,en cuyo empeño solo han conseguido un escarmiento de su barbarie, mediante el oportuno fuego de nuestro cañon a metralla y de nuestra fusileria, que hemos llegado a conprehender les ha muerto mucha gente. Como yo he asistido personalmente a todo ello, puedo asegurar a V.E. que he tenido un dia de satisfaccion imponderable, no tanto por el terror que ha causado a los Moros una accion que ciertamente no esperaban, quanto por el gusto y desembarazo con que he visto obrar a toda esta guarnicion, despreciando el incesante fuego, asi de bombas como de artillería y fusileria que hicieron los Enemigos por espacio de mas de quatro horas. Yo espero que este hecho, intercediendo el benevolo influxo de V.E., merezca la aprobacion de S. M., aunque no incluya en si otra venta a que la que se me ha proporcionado de mostrar mis deseos de que triunfen sus Reales armas.

Me parece ser de mi obligacion decir a V. E. el grande anhelo que ha manifestado de la gloria de ellas, en el socorro de esta Plaza, el expresado Comandante D. Francisco Hidalgo Cisneros, por que ademas de lo que ha executado con tanto acierto y escarmiento del Enemigo, contribuye en
el dia con indecible zelo a todo lo conducente al servicio de nuestro Soberano


No se ha limitado solo D. Juan Sherlock a recomendar el esmero de este Oficial, pues repitiendo en sus varias cartas los justos elogios de la guarnicion, distingue con expresiones honorificas la vigilancia y oportunas providencias del Coronel D. Joseph Carrion, Gobernador de la Plaza , y la capacidad y tino del Ingeniero Director D. Juan Caballero.



GAZETA DE MADRID Nº 6 DEL 7 DE FEBRERO DE 1775

Avisa el Comandante General de Melilla que los enemigos continuaban el bombardeo, duplicando esfuerzos para adelantar sus contraminas, cuyo trabajo procuraban frustrarles nuestros nıinadores baxo la acertada direccion del Ingeniero D. Juan Caballero; que se habia entendido
que el Rei de Marruecos se hallaba mui disgustado por la perdida de un Turco habil que mandaba su artilleria, el qual parece fue muerto de un cañonazo disparado de la Plaza a tiempo que tomaba dimensiones para situar mejor las bateriaş ;que el propio tiro mato a un
Levantisco mui inteligente y estimado de aquel Soberano; que noticioso S. M .. Marroquı de que el Peñon y Alhucemas se conceptuan, mas que Plazas formales, unas meras Atalayas colocadas en dos escollos del mar, y capaces de corta guarnlcion, estaba determinado a no diferir acometerlas, principiando por Alhucemas, en las cercanias de cuyo Presidio se habian divisado ya Moros de a pie y de a caballo en ademan de guerra; que meditaba confiar la empresa a alguno de sus hijos, a pesar de que el Principe Mulei Ali se habia retirado a Mezquinez con uno de sus hermanos,disciplientes ambos por la larga defensa de Melilla, cuya rendicion juzgaron al principio de mas facil y pronto logro; que habia sido considerable el estrago que en el Campo Moro hizo el fuego de nuestras Embarcaciones de guerra; y, en suma, que la intrepidez
con que el dia 9 de Enero les quemaron los muestros las trincheras, habia arredrado notablemente a los infieles, quienes de esta feliz y arrojada accion argüian la serenidad y animo resuelto en que permanecian los sitiados

En carta de 19 de Enero escribe el Comandante de la Esquadra D. Francisco Hiidalgo Cisneros, se hallaba con la satisfaccion de haber acabado de introducir en la Plaza el resto de los socorros destinados a ella, faltando ya solo dos, o tres lanchadas de pertrechos para concluir
la descarga de mas de 30 buques que hasta entonces habian llegado, y quedando la Plaza completamente provista de tropa, armas, municiones de todas clases, vıveres y demas aprestos de guerra.

Continuara