Desgraciadamente no conocemos sus nombres ni las de sus embarcaciones pero el hecho merece ser contado.

Mediados de 1740. El gobernador de Cumana, Gregorio Espinosa de los Monteros, decide reforzar las fuerzas sutiles presentes en su gobernación. Con ello, manda aparejar una balandra y dos canoas con milicia local para combatir el contrabando y las incursiones inglesas.

Agosto de 1741, inmediaciones del puerto de Chaganato.

La balandra y las dos canoas corsarias permanecian ocultas en las cercanias del puerto. La fragata holandesa, aprovechandose de la debilidad española, contrabandeaba con alegre impunidad en dicho puerto.

Estacionada en una fuerte posición lucia una descarada bandera holandesa. Botes iban y venian llevando a naturales de pais para comercial con el holandes. Era imposible el acercamiento directo, la fragata los enviaria al fondo del puerto antes siquiera de estar a tiro de los cañones propios.

Pero el capitan español idea una treta. Tres hombres se desplazan en un bote, como uno mas, hasta la fragata holandesa. Se hacen pasar por comerciantes, dicen disponer de una balandra llena de cacao y la avaricia hace su juego.

Con los falconetes recubiertos por telas y lienzos la balandra corsaria se abarloa y transborda una cantidad de cacao. Los holandeses estan encantados y preparan la cubierta para el pesado. Todo es alegria y bajan la guardia.

Y en el momento en que se disponen a la primera pesada, el corsario descubre su artilleria y hombra armados con fusiles y esmeriles apuntan a los sorprendidos holandeses.

El capitan holandes, Pedro Juan Miguens, rinde la nave inmediatamente y los españoles se apropian de la fragata y su carga sin disparar un tiro.

'

Gracias, una más de las miles que a buen seguro están por ahí escondidas.

Un saludo.

.