1747 Costa de Virginia y Maryland

27 de julio .... un carguero se acerca a la costa de Norteamerica tras su viajes desde Escocia. Los vigias dan la alerta, un buque se acerca veloz y el temor cunde en cubierta.

A medida que se acerca, el barco luce bandera española y un grito recorre el buque de popa a proa ...

"DON PEDRO, DON PEDRO"

El panico se apodera del barco pero no todos estan asustados. Algunos pasajeros, entre ellos Alexander Stewart, muestran su alegria ante el atacante. El mercante lleva diversos exiliados forzosos escoceses que ven en el corsario español su liberación.

Desafortunadamente para los escoceses otro mas mantiene la cabeza fria. El capitan del mercante ordena desviarse hacia la entrada del rio. Una maniobra peligrosa sin un piloto pero mas aceptable para el calado del mercante que para la de una mas pesada fragata.

El buque español se ve obligado a dejar escapar al mercante frustrando a nuestros amigos escoceses.

Alexander Stewart cumplira exilio en las colonias volviendo posteriormente a Edimburgo donde sera recibido con los brazos abiertos.

Pd. / No esta claro que el atacante fuera Garaycoechea, pues el 20 de julio llegaba a la Habana y es un intervalo breve, aunque no extraño para él, para una nueva campaña pero los ingleses así lo creyeron. ¿Paranoia?

STEWART, ALEXANDER (m. 1795), de Invernahyle, jacobita, era el octavo hijo de Duncan Stewart, séptimo de Invernahyle, de una hija de Campbell de Barcaldine. Salió con su clan, los Stewart de Appin, tanto en 1715 como en 1745. En la mañana de Prestonpans participó en una brillante carga en la que asaltaron y capturaron una batería de cuatro piezas de campo. En Invernahyle se enfrentó en combate singular al coronel Whitefoord de Ballochmyle, a quien perdonó la vida cuando estuvo en sus manos, a condición de que se rindiera. En Culloden Stewart fue herido, pero logró escapar. El coronel Whitefoord intentó obtener el indulto del duque de Cumberland y, al serle denegado, pidió que al menos se le concediera protección para su casa, esposa, hijos y propiedades. Esto también fue denegado, pero Whitefoord pidió entonces que se le permitiera renunciar a su cargo, y finalmente se le concedió. No obstante, se buscó a Stewart, pero no fue posible encontrarlo, y posteriormente fue indultado en virtud de la ley de indemnización.

Stewart era cliente del padre de Sir Walter Scott, y su invitado frecuente en Edimburgo cuando Scott era un niño. Se encontraba en Edimburgo en 1779, cuando Paul Jones amenazó con atacar la ciudad; era «la única persona», dice Lockhart, «que parecía haber conservado la calma y la cordura» en aquel momento de alarma, y se ofreció a los magistrados para reunir a tantos montañeses como pudieran cortar el paso a cualquier parte de la tripulación del pirata que se aventurara por las estrechas callejuelas de la vieja ciudad (Lockhart, Life of Scott, ed. 1845, p. 39). Fue de este viejo guerrero de las tierras altas de donde Sir Walter recibió sus primeras lecciones de narración. Sus 'cuentos', cuenta Sir Walter, 'fueron el deleite absoluto de mi infancia. Creo que nunca hubo un hombre que uniera el ardor de un soldado y el de un cuentista -un hombre de «hablar», como lo llaman en gaélico- en un grado tan excelente, y era tan aficionado a contar como yo a aprender; me convertí en un valiente jacobita a la edad de diez años' (Cartas familiares, i. 67). A petición de Stewart, Scott le visitó en 1786 o 1787, cuando conoció por primera vez las tierras altas. Stewart murió en 1795. De su esposa Katherine, hija de Robert Stewart, noveno de Appin, tuvo quince hijos, de los cuales Dugald le sucedió.

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En las diferentes historias de estos menesterosos de la mar, siempre hay problemas de encajar lo leído por lo sabido, pero es muy propio de ellos liar la madeja, para evitar que los no puestos se líen incluso entre ellos, pero así está su historia y así les va, llegando al punto que entre un historiador y otro hay la pequeña diferencia de un año, seguramente por la confusión al escribirlo o que el señor impresor haya considerado no era la correcta.

Aun hoy tenemos el consabido error de celebrar la fecha de fallecimiento, de los dos más ilustres escritores de ambos países, haciéndola coincidir el mismo día, o sea el 25 de Abril, la cual es cierta, pero con la diferencia de 10 días, porque España ya estaba en el calendario Gregoriano o actual, mientras ellos en el anterior o Juliano, por lo que realmente Cervantes murió diez días antes, al ser quitados para dejar la fecha correcta.

Pequeños "errores" de la historia, pero admitidos por todos los sabios de gobernantes desde entonces a hoy.

Pequeñas "cosas" de la Historia entre ambos países.

Saludos.
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