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Desde antes de entrar España en la guerra ya se discutían planes diversos para la invasión de Gran bretaña. Francia se mostró partidaria de concentrar la potencia naval en un punto para lo cual se ordenó al conde de Broglie estudiar el asunto. Otros planes llegaron también de España a través del conde de Aranda, embajador español en París, en los cuales se incluía sublevar Irlanda y conseguir su independencia, planes que se incrementaron a partir de abril de 1779, cuando finalizaron las negociaciones secretas de paz. Los planes de Aranda eran demasiado optimistas, en ocasiones absurdos, pretendiendo una invasión con escasas fuerzas terrestres y el apoyo de una escuadra de setenta navíos, pensando que el número daría la supremacía en el mar, olvidándose de la estrategia y la táctica más aconsejables.



En varias conversaciones entre el conde de Aranda y Montbarrey se decide que el mando de la escuadra combinada lo ostente el teniente general conde d’Orvilliers. La unión de las escuadras se efectuaría en las islas Sisargas, costa gallega, y los navíos de las dos naciones de entremezclarían, dando su aprobación a todo el 17 de mayo el ministro de Marina español, marqués González de Castejón. No cabe duda que la situación era muy seria para los intereses de Gran Bretaña que sólo podía armar unos cuarenta navíos para la defensa de las aguas del Canal frente a los casi setenta que los aliados iban a poner en juego. La situación llegó a ser tan grave que en el sur de Inglaterra comenzó a cundir el pánico, no sólo por el peligro de invasión (1), sino por que se esperaba la llegada de grandes convoyes con toda clase de géneros y su captura sería muy perjudicial para la economía británica. También procedieron a una leva para reunir a otros diez mil marineros, pero sólo se consiguieron 6.574, mientras el número de tropas disponibles era de 32.000 hombres y un número similar de milicianos. La amenaza de invasión fue tomada muy seriamente por el pueblo británico y los seguros de las flotas que se esperaban bajaron su valor un cuarenta por ciento (2).



Los planes franceses y españoles de invasión de las islas británicas consistían en el desembarco de dos cuerpos de 20.000 hombres cada uno al mando del mariscal conde de Vaux, estacionados en Cherburgo y Brest. Bajo la cobertura de las escuadras aliadas francesa y española serían transportados en 400 transportes, desembarcarían en la isla de Wight y ocuparían la ciudad y el arsenal de Portsmouth. Los aliados pensaban con ello en que la guerra fuera corta, e incluso Aranda había planeado ocupar Londres, pues cayendo la capital caerían todos los arsenales británicos, el rey y el gobierno, llegando después a un entendimiento, como decía Aranda “conquistar dentro de Inglaterra a Menorca y Gibraltar con los cañones de las plumas”. Pero había muchas discrepancias entre los aliados. Los españoles creían que lo mejor era recoger a las tropas en las costas francesas e iniciar la invasión lo antes posible, mientras que para los aliados franceses se debía neutralizar antes del desembarco a la escuadra británica, derrotándola o encerrándola en sus puertos (3). Este sería uno de los factores que no se pueden olvidar a la hora de buscar causas del posterior fracaso, causando además no pocas discrepancias entre las cortes de París y Madrid.



Los británicos conocían la existencia del plan antes de la entrada de España en la guerra y pusieron sus escuadras en movimiento. Una de ellas se encargaría de patrullar en las Dunas y en las islas del Canal con la misión de vigilar la costa francesa e impedir la concentración de los transportes destinados a la invasión. La escuadra principal al mando del almirante Charles Hardy zarpó de Spithead el 16 de junio y se posicionó frente a la base naval de Brest, a unas 35 millas al sudoeste de las islas Scilly, para impedir que zarpara la escuadra francesa. Contaba esta escuadra con unos 27 navíos, 7 fragatas y 20 buques menores (4). Sabiendo que la escuadra francesa había zarpado ya de Brest, se posicionó a unas 35 millas al sudoeste de las islas Scilly para interceptar al enemigo.


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La escuadra francesa de Orvilliers, compuesta por 28 navíos, 2 fragatas y 10 buques menores, (5) se encontraba anclada en Brest en espera de la española. Los franceses descubrieron las intenciones del enemigo de bloquearles en los puertos y Orvilliers tuvo que tomar una decisión difícil al decidir partir del puerto francés antes de que llegaran los navíos británicos. Era más que evidente la incapacidad francesa de enfrentarse en solitario a la escuadra británica y la única opción que les quedaba era zarpar precipitadamente antes de que llegaran los enemigos y se vieran bloqueados u obligados a enfrentarse en solitario a un combate naval (6). Esta partida precipitada conllevó algunos problemas graves para esa escuadra, puesto que al hacerse a la mar el 4 de junio de 1779 (7) les faltaban por embarcar unos cuatro mil hombres para completar las dotaciones, además de agua, víveres y pertrechos (8). Puso rumbo a las islas Sisargas y allí quedó esperando desde el 11 de junio a que llegara desde Cádiz la escuadra española.



El 23 de junio de 1779, justo un día después de la declaración oficial de guerra, zarpa de Cádiz la escuadra española al mando del teniente general don Luis de Córdoba, compuesta por treinta y un navíos, siete fragatas, dos urcas, una saetía, una tartana y dos brulotes (9). Integrada en esta escuadra estaba la del mando del teniente general don Miguel Gastón de Iriarte, formada por doce navíos, dos fragatas, las dos urcas y los brulotes. Después de remontar lentamente la costa portuguesa a causa de los vientos contrarios se une a la escuadra francesa en las islas Sisargas el 23 de julio. Anteriormente habían zarpado de El Ferrol los buques de la escuadra española al mando del teniente general don Antonio de Arce que izaba su insignia en el navío San Vicente, compuesta por ocho navíos y dos fragatas (10), los cuales se habían unido a la francesa el 2 de julio. El segundo comandante de esta escuadra de El Ferrol era el jefe de escuadra don José Solano Bote



Al día siguiente de la reunión de las escuadras, el general Córdoba destacó a las islas Azores a cuatro navíos al mando de don Antonio de Ulloa, mientras que se envió al navío San Lorenzo a incorporarse a la división de Mendizábal para el bloqueo de las costas cercanas a Lisboa.



La escuadra combinada queda al mando del francés conde d’Orvilliers y al poco empezaron a surgir los problemas entre los aliados. Los buques franceses estaban en alta mar desde hacía cincuenta y un días, bien aprovechados en hacer ejercicios de adiestramiento de las dotaciones, pero hicieron un consumo inútil de agua y víveres, comenzando a desarrollarse epidemias como el escorbuto en hombres que estaban mal acomodados en unos buques mal aseados y cuidados. Otro problema surgido fue en la organización y distribución de los buques (11) decidiéndose que la escuadra de Gastón y Arce se intercalasen con los franceses, mientras los de Córdoba quedarían como escuadra de observación, siendo el problema más grave la falta de códigos de señales de navegación y combate, que todavía no se habían impreso en el buque insignia francés, el Bretagne. La labor de don José de Mazarredo, mayor general de la escuadra de Gastón (12), fue extraordinaria, escribiendo instrucciones sobre señales, maniobras, formas de combate, reconocimientos, etc. Además de todos estos inconvenientes, tuvieron que esperar a seis navíos franceses que se encontraban en La Coruña y Ferrol a donde había recalado para dejar a los enfermos y embarcar agua y víveres, por lo que no fue hasta el 30 de julio cuando la escuadra combinada inició su marcha hacia el Canal.



Mientras tanto, los británicos seguían incorporando nuevas unidades a su escuadra, aunque con muchas dificultades por falta de tripulaciones. La escuadra de Hardy, ante el retraso de la llegada de la enemiga, decide regresar a Torbay. Vuelve a zarpar el 11 de julio, quedando en la costa británica con unos 37 navíos.


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El 7 de agosto llegaron los aliados a la altura de la isla de Quessant y el 14 de agosto llegan al cabo Lizard, avistando la costa del enemigo. Pusieron rumbo oeste y comenzaron a navegar en orden de combate. La escuadra de Córdoba, que lo hacía con independencia del resto de la escuadra, se colocó a barlovento con la intención de cortar la retirada del enemigo y cogerlo entre dos fuegos, en caso de ser descubierto. Según el orden de marcha, la escuadra combinada se divide en una escuadra ligera, vanguardia, centro, retaguardia y escuadra de observación con las siguientes unidades (13):



Escuadra ligera: cinco navíos, Saint-Michel (F), España (E), Couronne (F), Miño (E) y Triton (F), ocho fragatas, Junon (F), Chantil (F), Gentille (F), Gloire (F), Bellonce (F) Santa Rosa (E), Nuestra Sra. del Carmen (E), Santa Leocadia (E), dos corbetas, dos lugres y un cúter, al mando del teniente general Latouche-Treville.



Vanguardia: Quince navíos al mando del teniente general conde de Guichen. Citoyen (F), San Miguel (E), Auguste (F), Protée (F), San Pablo (E), Eveillé (F), Arrogante (E), Ville de Paris (F), Glorieux (F), Serio (E), Indien (F), San Pedro Apóstol (E), San José (E), Palmier (F) y Victoire (F).



Centro: Quince navíos al mando al mando del teniente general Louis Guillouet, conde d’Orvilliers. Zodiaque (F), Guerrero (E), San Vicente (E), Scipion (F), Bien Aimé (F), Actif (F), San Carlos (E), Bretagne (F), Neptune (F), Vencedor (E), Destín (F), San Joaquín (E), Santa Isabel (E), Bourgogne (F) y Solitaire (F).



Retaguardia: Quince navíos al mando del teniente general D. Miguel Gastón de Iriarte. Hercule (F), Septentrión (E), Saint-Esprit (F), Intrépide (F), Ángel de la Guarda (E), Bizarre (F), Conquérant (F), Rayo (E), San Dámaso (E), Actionnaire (F), Alexander (F), San Luis (E), Caton (F), Plutón (F) y Brillante (E).



Escuadra de observación: Dieciséis navíos y dos fragatas españolas al mando del teniente general D. Luis de Córdoba. Santísima Trinidad, Oriente, Monarca, San Nicolás, Astuto, San Rafael, Princesa, San Francisco de Asís, San Eugenio, San Francisco de Paula, Galicia, San Pascual, Atlante, Velasco, San Isidro y San Isidoro, fragata Santa Gertrudis.


Ante la superioridad de la escuadra combinada, parte de la escuadra británica, unos dieciséis navíos, se refugiaron en el puerto de Plymouth. El 16 de agosto, los navíos aliados tienen que fondear cerca de Plymouth para que la calma en los vientos no permitiera a las corrientes arrojarlos del canal. La mañana del 17 de agosto varias fragatas francesas, Junon, Gentille, Gloire y Bellonce, sorprenden en la bahía de Cawsand al navío de 64 cañones Ardent (14) que había zarpado el 14 de agosto de Portsmouth en compañía del Marlborought con órdenes de unirse a la escuadra de Hardy. Apoyadas por el navío español Princesa, y después de un breve intercambio de disparos, las fragatas rinden al navío (15) Ardent, consiguiendo escapar el Marlborought, con la suerte de encontrarse en su huida con el navío de 50 cañones Isis y dos fragatas, consiguiendo los cuatro buques refugiarse en puerto


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Permaneció cuatro días la escuadra combinada frente a las costas de Plymouth durante los cuales comenzaron a azotar fuertes vientos del Este que empujaban a la escuadra fuera del Canal. Dos rayos cayeron el 19 de agosto sobre el Santísima Trinidad, navío insignia de Córdoba, ocasionándole dieciséis heridos. Otro rayo cayó en el palo mayor del francés Protée que le causó un muerto y diez heridos. Pero se contaban ya por miles los muertos y moribundos entre los aliados por el escorbuto y otros males. Habían surgido serias diferencias de criterios entre los mandos aliados. Orvilliers era de la opinión de que se debía destruir a la escuadra británica antes de iniciar el desembarco, mientras que Córdoba pensaba que era el momento de escoltar a los transportes e iniciar el desembarco, interceptando después a la escuadra enemiga. Prevaleció la primera opción.



Llegó una fragata francesa con órdenes de que la escuadra debía trasladarse a la costa de Cornwalles, construir una cabeza de puente en Falmouth, fácil de defender y que sirviera de base de operaciones del año siguiente. Orvillers contestó que esas operaciones eran imposibles de llevar a cabo dado el lamentable estado de la escuadra. Cinco días después, el 25 de agosto, hubo un consejo de generales a bordo del navío insignia francés, en la que se acordó cruzar por las Sorlingas en espera de la escuadra británica hasta el 8 de septiembre, fecha en que regresarían a Brest, salvo que llegaran nuevas órdenes acompañadas de víveres, provisiones y tripulaciones de refresco.



La escuadra británica de Hardy, que se había mantenido cerca de las islas Scilly, aprovecha los vientos que habían expulsado a los aliados del Canal, para entrar en el mismo antes que la escuadra combinada. Se le habían agotado las provisiones viéndose obligado a regresar a puerto, pero en vez de dirigirse a Plymouth fue a la bahía de Santa Elena, encontrándose el 31 de agosto con la escuadra hispano-francesa, que había vuelto a entrar en el Canal pues los vientos habían cambiado y soplaban del oeste (16). Orvilliers ordenó caza general, comenzando la persecución de una escuadra enemiga en desorden con el único resultado de algunos disparos con navíos de la retaguardia británica y el consiguiente alargamiento de las líneas, que los aliados no supieron evitar. A las doce de la noche se avistó por la retaguardia aliada a un convoy. Creyendo que se trataba de naves británicas se suspendió la persecución de la escuadra de Hardy. El convoy resultó ser holandés, aliados de franceses y españoles, desaprovechando así la oportunidad de apresar a algunos de los navíos británicos más retrasados. La escuadra británica ancló en Spithead el 3 de septiembre.



La escuadra combinada se mantuvo por unos días ante la base británica, pero la epidemia era ya imparable y puso rumbo a Quessant, justo antes de recibir la orden de regresar a Brest. Fondeó la escuadra el 11 de septiembre y dos días más tarde comenzaron a entrar en el puerto para desembarcar a unos ocho mil enfermos, habiendo dejado otros tantos muertos en aguas del Canal. Pocos días después de haber llegado a puerto los aliados, entraron en el Canal y llegaron a su destino 414 naves mercantes británicas de tres convoyes diferentes y procedentes de ambas Indias.



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Desmoralizado y muy criticado por la desgraciada campaña, el 20 de septiembre dimitió el general Orvilliers, que había perdido a su propio hijo en aguas del Canal, siendo sustituido por el almirante Louis-Charles, conde Duchaffault de Besné. En un consejo de generales constituido el 20 de octubre se determinó disolver la escuadra. En las actas del consejo, escritas en ambos idiomas por Mazarredo, se determinaron las causas del fracaso. A pesar de lo que comúnmente era aceptado como cierto, la Armada Real española no era inferior a la francesa, en aspectos como navegación, astronomía, maniobra, meteorología e higiene. Sólo en este último campo los franceses, aun siendo inferiores en número, tuvieron doce mil bajas entre muertos y enfermos, por sólo tres mil los españoles, sin olvidar que los navíos españoles estuvieron veinte días menos en el mar. Sorprendió mucho a los oficiales franceses que los españoles tomaran precauciones con buen tiempo o que en un temporal dejaran de tomar precauciones en la navegación y acertaban siempre en sus predicciones, siendo la única razón que los marinos franceses carecían de barómetros marinos (17).



Los españoles sacaron buenas enseñanzas de esta campaña, sobre todo en que había que resolver la poca velocidad de los navíos españoles con respecto a los británicos, que les superaban ampliamente en velocidad por llevar sus fondos forrados con planchas de cobre. En general hubo un buen espíritu de colaboración, aunque varios autores franceses han reprochado a los marinos españoles el fracaso de la campaña del Canal, sobre todo por el retraso en la salida de la escuadra de Cádiz, pero no se puede olvidar que Córdoba zarpó al día siguiente de la declaración de guerra (18). Otra cuestión fueron los vientos contrarios en la costa portuguesa que retrasaron esa unión. Otro reproche francés fue la falta de combatividad de los marinos españoles, además de ser unos incompetentes, atrasados medio siglo en conocimientos (19). Cierto es que don Luis de Córdoba tenía setenta y tres años cuando mandó la escuadra española en el Canal, pero no podemos decir lo mismo de otros marinos españoles, y menos de don José de Mazarredo, uno de los marinos españoles con más conocimientos en la Armada. La principal causa del fracaso de la campaña fue no tener un objetivo claramente definido, sin olvidar los vientos contrarios y borrascas que se encontraron. Se equivocaba Aranda cuando pensaba que el mayor número de navíos daría la superioridad y la victoria. El propio Mazarredo era de otra opinión; una escuadra con sólo veinticinco navíos y diez fragatas veleras, todos forrados de cobre, son suficientes para hostigar al enemigo. Si se le añaden navíos pesados y poco veleros, sólo servirán de estorbo y no se conseguirá la supremacía en el mar.



Mientras la escuadra de Córdoba permanecía en Brest, la Corte francesa insistía en la invasión, mientras los navíos franceses eran reparados en el arsenal, según comunica Aranda desde el puerto de Brest (20). Floridablanca insiste en que la escuadra española, ociosa en Brest, debe partir lo antes posible para unirse al bloqueo de Gibraltar, siendo sus navíos necesarios para que esta plaza cayera durante el invierno. Mucho más necesarios desde que la Corte española se entera en el mes de octubre que los británicos están preparando un gran convoy de socorro de Gibraltar.


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Notas



(1).- Se hundieron buques mercantes a la entrada de Plymouth.

(2).- Gaceta de Madrid del 23 de julio de 1779.

(3).- Antonio Ferrer del Río, “Historia del reinado del reinado de Carlos III en España”, tomo III, página 286.

(4).-

Navío Victory * 100 Almirante Sir Charles Hardy
Capitán Richard Kempenfelt
“ Royal George * 100 Contralmirante John Lockhart Ross
Capitán John Colpoys
“ Britannia * 100 Vicealmirante George Darby
“ Duke * 90
“ Union * 90
“ London * 90
“ Formidable **** 90
“ Namur * 90
“ Prince George * 98 Contralmirante Robert Digby
“ Queen * 90
“ Foudroyant * 80
“ Resolution *** 74
“ Invincible * 74
“ Alfred * 74
“ Culloden *** 74
“ Ramillies * 74
“ Alexander * 74
“ Marlborought ***** 74
“ Defence * 74
“ Thunderer 74
“ Cumberland * 74
“ Couragueux * 74
“ Triumph * 74
“ Terrible **** 74
“ Monarch * 74 Capitán Adam Duncan
“ Berwick * 74
“ Bienfaisant * 74
“ Hector 74
“ Centurion 74
“ Egmont * 74
“ Canada ** 74
“ Valiant 74
“ Bedford * 74
“ Intrepid ** 64
“ America * 64
“ Prudent **** 64
“ Robust * 64
“ Edgar * 64
“ Torbay ** 74





* Zarparon el 16 de junio.
** Se unieron a la escuadra el 28 de junio.
*** Se unieron el 4 de julio.
**** Se unen el 6 de julio, pero el Terrible se separa de la escuadra, junto con el Berwick, al ser desarbolados por un temporal.
***** Se une el 14 de agosto.
Ya al final de la campaña se incorporaron a la escuadra los navíos Buffalo, de 64, Isis y Júpiter, de 50 cañones.



(5).-

Navío Bretagne 104 Teniente general conde d’Orvilliers
Capitán Duplessis-Parscau
“ Ville de París 100 “ “ conde de Guichen
Capitán Huon de Kermadec
“ Couronne 80 “ “ Latouche-Treville
“ Auguste 80 Capitán vizconde de Rochechouart
“ Neptune 80 Capitán Hector
“ Hercule 74 Brigadier conde de Amblimont
“ Citoyen 74 Capitán Nieuil
“ Glorieux 74 Capitán de Beausset
“ Palmier 74 Capitán de Chevalier de Réals
“ Victoire 74 Capitán D’Albert Saint-Hippolyte
“ Zodiaque 74 Capitán De La Porte-Vezins
“ Scipion 74 Capitán Cherisey
“ Bien Aimé 74 Capitán Daubenton
“ Destín 74 Capitán d’Espinouse
“ Intrépide 74 Capitán Beaussier
“ Conquérant 74 Capitán Chevalier de Monteil
“ Pluton 74 Capitán Destouches
“ Protée 64 Capitán de Cacqueray
“ Eveillé 64 Capitán Balleroi
“ Indien 64 Capitán De La Grandiére
“ Solitaire 64 Capitán Monteclerc
“ Bizarre 64 Capitán De Saint-Riveul
“ Actionnaire 64 Capitán Larchantel
“ Tritón 64 Capitán De La Clocheterie
“ Catón 64 Capitán Seillans
“ Saint-Michel 60 Capitán Chevalier de La Biochaye
“ Bourgogne 74 Capitán Marin
“ Alexander 74 Capitán Tremigon
“ Saint Esprit Capitán Chevalier de Ternay
Fragata Gentille Mengaud de La Haye
“ Concorde
“ Gloire Bavre
“ Bellone Le Gonidec
“ Junon Capitán Bernard de Marigny


Juan Alsina Torrente, en su obra “Una guerra romántica 1778-1783”, menciona en la página 143 que zarparon de Brest el 3 de junio treinta navíos franceses: Bretagne, Ville de París, Couronne, Auguste, Saint Esprit, Glorieux, Palmier, Victoire, Zodiaque, Scipion, Bien Aimé, Actif, Neptune, Destin, Borgogne, Hercule, Intrépide, Conquerant, Pluton, Bizarre, Actionnaire, Alexandre, Caton, Tritón Protée, Eveillé, Indien, Solitaire y Saint Michel.



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(6). John Andrews, “History of the war with America, France, Spain and Holland”, Tomo III, página 332.

(7).- John Campbell, “Lives of the British Admirals”, tomo V, páginas 458 a 466. Según Mahan, zarparon de Brest el 4 de junio.

(8).- Esta decisión de zarpar de forma precipitada tendría graves consecuencias para el resultado final de la campaña. Alfred Thayer Mahan, “The influence the sea power upon history, 1660-1783”, Capítulo XI.

(9).- Cesáreo Fernández Duro, “Armada española, desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón”, tomo VII, página 231. Relación de los bajeles que componían la escuadra mandada por el teniente general D. Luis de Córdoba, surta en la bahía de Cádiz en junio de 1779.

Navío Santísima Trinidad 120 Teniente general D. Luis de Córdoba
Capitán de navío D. Fernando Daoiz
“ Monarca 70 Jefe de escuadra D. Adrián Caudrón
Capitán de navío D. Pedro Trujillo
“ Rayo 80 Jefe de escuadra D. Miguel Gastón
Capitán de navío D. Manuel Guiral
“ San Rafael 80 Brigadier D. Juan de Postigo
“ San Pascual 70 “ D. Ignacio Ponce de León
“ Santa Isabel 70 “ D. Antonio Losada
“ San José 70 “ D. Antonio Osorno
“ Real Fénix 80 Teniente general D. Antonio de Ulloa
Capitán de navío D. Félix de Tejada
“ San Nicolás 80 Capitán de navío D. Buenaventura Moreno
“ San Francisco de Paula 70 “ “ D. Alonso de Rivas
“ San Pablo 70 “ “ D. Carlos de la Villa
“ San Julián 70 “ “ D. Marqués de Medina
“ San Francisco de Asís 70 “ “ D. José Domás
“ Gallardo 70 “ “ D. Alberto Olaondo
“ Vencedor 70 Brigadier D. Fco. Hidalgo de Cisneros
“ San Dámaso 70 Capitán de navío D. Francisco de Borja
“ San Lorenzo 70 “ “ D. Ignacio Mendizábal
“ Ángel de la Guarda 70 “ “ D. Antonio Bacaro
“ San Miguel 70 “ “ D. Juan Moreno
“ San Pedro 70 “ “ D. José Deanes
“ Oriente 70 “ “ D. Domingo Perler
“ Atlante 70 “ “ D. Antonio Casamara
“ Diligente 70 “ “ D. Antonio Albornoz
“ Princesa 70 “ “ D. Manuel de León
“ Serio 70 “ “ D. Francisco Morales
“ Galicia 70 “ “ D. Juan Clavijero
“ San Isidoro 68 “ “ D. Diego Quiroga
“ San Leandro 68 “ “ D. Ignacio Duque
“ Velasco 70 “ “ D. Santiago Muñoz
“ San Eugenio 80 “ “ D. Antonio Domontes
“ San Isidro 70 “ “ D. Justo Salafranca
Fragata Nuestra Sra. del Rosario Capitán de fragata D. Baltasar de Sesma
“ Nuestra Sra. del Carmen “ “ D. Tomás Vallecilla
“ Esmeralda “ “ D. José Castejón
“ Santa Bárbara “ “ D. Estanislao Velasco
“ Santa Cecilia “ “ D. Francisco Idiaquez
“ Santa Rosa “ “ D. Luis Barona
“ Santa Margarita “ “ D. Gerardo Lenech
Urca Presentación 40 Teniente de navío D. Diego Guiral
“ Santa Rita 40 Capitán de fragata D. Antonio Basurto
Saetía San Agustín 12 Teniente de navío D. Gonzalo Vallejo
Tartana Nuestra Sra. de los Dolores “ “ D. Gabriel Sorondo
Brulote Rosita 12 “ “ D. Manuel Emparán
“ San Juan Nepomuceno 2 “ “ D. Antonio Pareja


Esta escuadra que nos facilita Fernández Duro varía en composición con la que realmente participó en la campaña del Canal de la Mancha. Otros buques se incorporaron y varios son destinados a otras comisiones.


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(10).- Los navíos de D. Antonio de Arce eran los siguientes: San Vicente y San Luis, de 80 cañones, Arrogante, Brillante, Guerrero y San Joaquín, de 70, Septentrión, de 64 y España, de 60 cañones.

(11).- Orvilliers fue quien hizo la propuesta, siendo aceptada por la corte española. Cesáreo Fernández Duro, “Armada española”, tomo VII, página 234.

(12).- Fue designado mayor general de la escuadra de Gastón estando en alta mar, transbordando al Rayo, navío insignia de Gastón, el 28 de junio.

(13).- Odet Julien Leboucher, Émile Leboucher, “Histoire de la guerre de l’indépendance des États-Unis”, Tomo I, páginas 128 a 131.

(14).- En servicio en la Royal Navy desde el 13 de de agosto de 1764, el día de su captura estaba tripulado por 532 hombres y al mando del capitán Philip Boteler, que tenía órdenes de unirse a la escuadra de Hardy desde el puerto de Portmouth, teniendo la desgracia de confundir la flota enemiga con la británica, Edward Cust, “Annals of the Wars of the Eighteenth century”, Volumen II 1760-1783, página 232. Se puso en servicio en la Marina francesa con el mismo nombre. William Laird Clowes, “The Royal Navy”, Tomo IV, página 29.

(15).- Las fragatas francesas estaban al mando de los siguientes comandantes: Bernard de Marigny, en el Junon, Menguad de La Haye, en la Gentille, Le Godinec en la Bellone y el comandante Brave en la Gloire. Léon Guérin, “Histoire marítime de France”, Tomo V, página 54.

(16).- El almirante británico Hardy, ante la superioridad del enemigo, esquivó el combate, pero fue una estrategia muy acertada. Ganó tiempo para que sus compatriotas continuaran los aprestos para la defensa ante la posible invasión, mientras la escuadra combinada consumía sus víveres innecesariamente en busca de una escuadra huidiza, y mientras pasaban los días y se acerca el tiempo de los temporales, la idea de una invasión se iba languideciendo.

(17).- Mazarredo mostró a los marinos franceses los barómetros con que estaban dotados los navíos españoles. Cesáreo Fernández Duro, “Armada española…”, tomo VII, página 245.

(18).- “…el retraso excesivo de la escuadra española a la cita de La Coruña, donde le esperaba la escuadra de Orvilliers, hizo abortar este proyecto”. Maurice de Brossard, “Historia marítima del mundo”, página 420. El autor Léon Guérin nos dice que el comandante Arce tenía repugnancia a subordinar su escuadra a las órdenes de un francés, siendo ésta la verdadera razón de su tardanza en unirse a Orvilliers, lo que creo un error, siendo Arce el que unió a la escuadra francesa el 2 de julio, pero la verdadera espera fue de otras tres semanas de la escuadra de Córdoba. Arce pudo haber zarpado antes pero hubiera cometido los mismos errores que Orvilliers, consumir víveres sin ninguna necesidad (Fernández Duro, “Armada española”, Tomo V, página 54).

(19).- Maurice de Brossard. “…desde principios de junio los navíos franceses tenían muchos enfermos y los navíos españoles eran poco combativos,…”.
Léon Guérin, “Histoire marítime de France”, tomo V, página 505.
De la misma opinión es el autor Alfred T. Mahan en “El poder naval en la historia”, página 443, 2007, Ministerio de Defensa.

(20).- El conde de Aranda se encontraba en Brest desde finales de octubre de 1779 para acelerar la salida de la escuadra española y asegurarse si era posible que la escuadra francesa estuviera lista para un nuevo intento de desembarco. Antonio Ferrer del Río, “Historia del reinado de Carlos III en España”, tomo III, página 292.